1) El trabajo que estructura al capital desestructura a la sociedad – 2) Puerto Rico, una colonia en quiebra – 3) Honduras: huelga de hambre contra la corrupción y la impunidad – 4) El éxodo de refugiados sirios no para y ya son cuatro millones – COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 15 / Nº 727 / Lunes 13 de Julio de 2015 / REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) El trabajo que estructura al capital desestructura a la sociedad
Entrevista a Ricardo Antunes, profesor de Sociología del Trabajo
Ricardo Machado
Instituto Humaanitas Unisinos (IHU), Sao Leopoldo
¿Por qué se impuso el proyecto de la tercerización? “Porque el PT, en el Ejecutivo Federal, nunca se consustanció con un gobierno de los trabajadores y de las trabajadoras”, afirma el sociólogo.Ricardo Antunes argumenta que hay un movimiento en el Congreso que se aprovecha de la crisis política actual para fomentar proyectos que beneficien al capital en contra del trabajo.Al realizar tal análisis, en tanto, el investigador reitera que todo este proceso es resultado de una cierta negligencia de los gobierno de Lula y de Dilma. “El PT fue, desde el inicio, un gobierno –este fue el trazo característico del PT y de Lula en el poder — de la conciliación nacional”.
— ¿Qué significa la aprobación del PL 4330 para el mundo del trabajo en Brasil?
RA — El PL 4330 es el más virulento y fuerte ataque del empresariado a los derechos del trabajo conseguidos a lo largo de un siglo y medio de luchas, desde mediados del siglo XIX, cuando la clase trabajadora brasileña –asalariada y urbana, todavía incipiente — hizo sus primeras huelgas intentando obtener derechos que tenían que ver con la regulación del trabajo. La primera huelga de que se tiene noticias, de 1858 (intento recordar aquí de memoria), era ya una lucha por el derecho al trabajo regulado que comenzó a ser una plataforma imperiosa de la lucha trabajadora.
Cuando nosotros tuvimos la Consolidación de las Leyes del Trabajo – CLT, normalmente citada por la historia oficial como una concesión del gobierno varguista, se condensaron luchas importantes del proletariado brasileño desde los primeros años del siglo XX. La huelga general de 1917 es un momento singular de estas luchas. Yo pude estudiar los años 1930 a 1935, analizando todas las principales huelgas que se sucedieron y fueron noticia para la prensa de la época. Estas huelgas reivindicaban mejores salarios, descanso semanal, salario mínimo, salarios iguales para hombres y mujeres, luchas que después de casi una década y media – Vargas comienza sus decretos en 1931 —, o sea, solamente en 1943, resultaron en todas las leyes promulgadas en los primeros 12 años del gobierno varguista, consolidadas en la CLT.
La CLT tiene un carácter bifronte. En su lado claramente positivo, que refiere a la regulación del trabajo, ella tiene una contribución decisiva, pues fue una respuesta a las reivindicaciones presentes en las huelgas de la época: tratar de modo ecuánime el conjunto de la acción social protectora del trabajo de modo que haya, al menos, un nivel mínimo de derechos garantizados. Pero es bueno recordar que la CLT excluía a los trabajadores del campo, lo que era un compromiso de Vargas con el sector de donde él era originario, pero los trabajadores urbanos comenzaron a tener derechos. La CLT se transformó en aquello en lo que vengo llamando la atención hace algún tiempo: en una verdadera “constitución del trabajo en Brasil”.
Los trabajadores ven en la CLT el propio código protector de los derechos del trabajo. En el capítulo sindical, entretanto, la CLT fue claramente restrictiva, al instaurar el sindicalismo de estado en Brasil, con fuerte injerencia estatal.
El aspecto más nefasto perverso del PL 4330 es que él claramente acaba con los derechos del trabajo en la medida en que, en su Artículo 4º, permite “el desarrollo de actividades —afines, inherentes o accesorias a las actividades económicas de la empresa”. El PL 4330 es la tercerización global del trabajo. Entonces, cuando sus defensores dicen que la ley de la tercerización va a garantizar el trabajo es, naturalmente, un discurso falaz. Este proyecto nació para reducir salarios, reducir derechos, aumentar la rotatividad, despedir más fácilmente a la clase trabajadora. Estos son sus verdaderos y nefastos fundamentos. Esa cosa de que las empresas se especializan es, en gran medida, ideología pura. Si la tercerización realmente cualificase la fuerza de trabajo, ¿qué explicaría el hecho de que los accidentes de trabajo ocurren con más intensidad en las actividades tercerizadas?
El primer punto es que la aprobación de este proyecto significa lo siguiente: rumbo a la tercerización global. Segundo punto, se recorta la CLT como código del trabajo en Brasil. Tercer punto, guardadas las diferencias del tiempo histórico, este proyecto de ley equivale a una regresión a la esclavitud del trabajo en Brasil, a una especie de esclavitud moderna típica de nuestro tiempo, donde la burla a nuestros derechos, la depresión salarial, la disminución de todo lo que fue conquistado, el aumento del trabajo y, hasta incluso, la disminución o no representación sindical comienzan a ser impuestos. Cuando se dice que los sindicatos van a representar a los trabajadores tercerizados de determinada empresa es evidente que esto es mentiroso, porque lo que lleva a la corrosión del salario del trabajador tercerizado es, más allá de los ítems que ya señalé, la rotatividad en los puestos de trabajo y su inestabilidad, que dificulta enormemente su organización en sindicatos. El trabajador no sabe cuánto tiempo quedará en una empresa, no sabe cuánto tiempo la empresa durará, no sabe cuánto tiempo el contrato con la contratante va a perdurar. Hay mucha inestabilidad. Y quien gana es siempre el capital.
Un ejemplo de nuestros días, es la crisis de Petrobras, cuya corrupción no fue creada por los trabajadores, pero deriva de una simbiosis nefasta entre el gran empresariado y algunos sectores de la alta burocracia estatal que aceptaron ser corrompidos. O sea, los trabajadores están fuera de eso, sin embargo el resultado es la dimisión en torno de 200 mil trabajadores y trabajadoras tercerizados, que estaban en empresas tercerizadas que prestaban contratos para trabajar en los canteros de las obras de Petrobras. Esto sucede porque no está en vigencia el régimen de la CLT, lo que significa decir que existen algunos impedimentos del empleador para despedir trabajadores, como garantías, pagar derechos, justificar la dimisiones. Al tercerizado, incluso que la legislación le diga que va a contemplar esto, en la práctica ella no lo va hacer. Lo va a burlar como lo viene burlando desde hace décadas.
La constitución dice que el salario mínimo debería garantizar la dignidad del trabajador y de la trabajadora, con alimentación, educación, vestimenta, placer, pero ¿alguien imagina que con el salario mínimo de hoy (menos de R$ 800) sea posible tener una supervivencia que garantice mantener una vida digna? Por cierto que no. Si la constitución es burlada cotidianamente, qué no decir de este proyecto que estamos en vía de ver consustanciado contra la clase trabajadora.
— ¿Qué modelo de trabajo emerge de este escenario?
RA – El modelo es el de la ley de la selva del mercado. Hay 12 millones de tercerizados, que viven hoy en una situación en que frecuentemente no conocemos los nombres de estos trabajadores en empresas, principalmente porque los tercerizados están en la base – trabajadores de limpieza, trabajadores en los hoteles, los trabajadores que hacen comidas en los restaurantes. El modelo que se quiere implementar es el de la “esclavitud moderna”, abarcando a la población económicamente activa de Brasil, que tiene hoy alrededor de 100 millones de trabajadores aptos y en disponibilidad para el trabajo, de los cuales unos 40 millones ya podrían ser convertidos en nuevo tercerizados, en nuevos esclavos modernos.
— ¿Cuál es el contexto político y social que hace emerger una legislación tan retrógrada?
RA — Un contexto, primero, de crisis profunda del gobierno de Dilma. Una candidata que fue electa en una disputa difícil, diciendo que no haría ajustes fiscales ni implementaría las medidas defendidas por Aécio Neves o Marina Silva (si recordamos también dos debates del primer turno). Ella planteó que ni aunque la “vaca tosa” tocaría los derechos de los trabajadores, y su primera medida fue el ajuste fiscal, que afectó al seguro de desempleo, el abono salarial. No hubo ninguna medida, por ejemplo, de tasación de las fortunas, de tributación más dura y efectiva contra los bancos. Estas medidas sintetizadas en el plan Dilma —Levy, en su nefasto ajuste fiscal, trajeron un nuevo desgaste al gobierno, adicionado al desgaste anterior, causado por la corrupción en Petrobras.
La sumatoria de los dos, uno retroalimentando al otro, y considerando, inclusive, la prisión del secretario de finanzas del Partido de los Trabajadores, lo que adiciona más combustible a la cuestión de la corrupción, lleva a un tercer punto sensible: el gobierno de Dilma fue electo en base a un mismo pacto y alianza, en lo mínimo esdrújula, capaz de colocar a dios y al diablo en la misma mesa, en donde el PMDB tiene el papel de dar el respaldo mayoritario para consolidar una mayoría parlamentaria, bajo la conducción de un gobierno ultra moderado del PT y de sus aliados. Este pacto fue hecho desde el gobierno de Lula y vale también para el gobierno de Dilma y él está corroído por la base, hoy, con la rebelión del PMDB.
Este cuadro de crisis profunda que mencioné se acentúa por la crisis mundial, ampliada por la disminución significativa del precio de la commodities, siendo que el modelo de expansión del mercado interno, que dio impulso y fuerza al gobierno de Lula, también se agotó, porque los asalariados lo desafiaron. En base a todos estos elementos aquí tan sólo indicados, este modelo del PT se desmoronó, falló completamente. En este momento, el PMDB, percibiendo un relativo vacío de poder coronado por los equívocos políticos del núcleo político de conducción del gobierno de Dilma – y ojo que con un núcleo político de esos casi no es preciso tener enemigo externo — hizo con que el parlamento brasileño (Cámara y Senado) transformase a la presidente, que de conductora se transformó en dependiente del parlamento.
Esto se desencadenó a partir de dos momentos: primero, la tentativa del PT de tener una candidatura propia contra la candidatura a la presidencia de la Cámara de Eduardo Cunha; segundo, cuando la operación Lava Jato indicaba entre potenciales partícipes del esquema de la Lava Jato los nombres de Renan Calheiros, presidente del senado, el de Eduardo Cunha, presidente de la Cámara. Estas fueron las dos gotas que hicieron rebalsar el vaso. El PMDB de cierto modo rompió, de hecho, su pacto con el gobierno, con Dilma, y comenzó a tomar aquellas medidas que dejaron al gobierno de Dilma con una pollera justa enorme. Fue corroída en pocos días su base parlamentaria y no parece que será fácil recomponerla. Las dificultades para la aprobación del ajuste fiscal, la brutal reducción de la mayoría de edad penal y ahora la aprobación del PL 4330 son pruebas de hasta dónde el parlamento brasileño –actualmente la más odiada institución por parte de la población — es capaz de llegar.
Es en ese contexto que ahora tenemos esta medida nefasta, a la cual el empresariado brasileño muestra toda su desfachatez de clase, con gran apoyo mediático, grandes canales de televisión que practican la tercerización global dando completa connivencia. Es aterrador que los debates en la televisión sólo tengan un lado, el que argumenta ser favorable a la tercerización, hecho por “sociólogos de las organizaciones” que ganan rentables sobre salarios de las empresas para la cuales realizan sus consultorías.
Todo esto lleva al empresariado con el deleite de quien percibe el momento de instigar el “golpe parlamentario” nuevamente. Un breve paréntesis: el congreso también da “golpes” dentro de la formalidad institucional (cuando Joao Goulart, en la crisis de 1964, fue aconsejado para salir del Palacio del Planalto en Brasilia, pues corría el riesgo hasta de quedar prisionero de los militares golpistas, y optó por ir a Río Grande do Sul, donde tendría algún respaldo, el congreso brasileño decretó la vacancia del cargo – lo que fue una mentira, porque Goulart no había abandonado el cargo de la presidencia).
Entonces, volviendo al argumento anterior, existe la posibilidad de un nuevo “golpe”, ahora contra la totalidad de la clase trabajadora. Tanto que la primera aprobación, dos semanas atrás, del proyecto nefasto del señor Mabel, fue obtenido a hierro, a la fuerza, como se dice en el lenguaje popular. Y ahora está siendo rediscutido, inclusive, por quien lo apoyó. Este es un proyecto que precisa ser leído con cuidado y debatido, es inaceptable que él sea votado de un día para otro sin discusión. La Cámara fue, como pudimos ver por la televisión, cerrada a los representantes de los trabajadores y abierta para los representantes del patronato. Se trata de un desequilibrio evidente, no hubo siquiera un equilibrio formal. Nosotros estamos en la era del desequilibrio, con las fuerzas del capital imponiendo “garganta abajo” y teniendo a la Cámara como un gendarme de sus intereses.
Esta crisis social y política, sobre la cual presenté diversas dimensiones, es lo que llevó a este verdadero “golpe parlamentario”, aunque él no sea ilegal. Golpe en el sentido que expliqué anteriormente, una situación de crisis política que crea una mayoría que permite “dar la cuchillada”. Un golpe legitimado jurídicamente; no hubo ninguna ruptura de la legitimidad en la cámara, pero hubo el impedimento de un debate público en una cuestión tan vital como ésta. Es importante repetir: el parlamento brasileño, hoy, es la institución más odiada por la población, tiene un nivel de reprobación estruendoso.
— En los gobiernos de Lula y Dilma la tercerización pasó de 4 millones a 12,7 millones de trabajadores. A pesar de la bancada del PT haber votado en contra del PL 4330 ¿Qué significa eso, qué contradicciones quedan en evidencia?
RA — Quedan en evidencia muchas contradicciones, voy a intentar tratar algunas de las más importantes. Primero, es evidente que el PT, en ningún momento, desde que tomó posesión en 2003, hasta ahora, abril de 2015, tomó medidas que permitiesen caracterizarlo como un gobierno de izquierda o un gobierno que defienda los intereses de la clase trabajadora. El PT fue desde el inicio un gobierno – este fue el trazo característico del PT y de Lula en el gobierno — de la conciliación nacional. El empresariado ganó (y gana) mucho dinero y Lula ganó la confianza del empresariado. Lula se cansó de decir que “nunca los banqueros ganaron tanto dinero aquí en Brasil como en su gobierno”. ¡Y él tiene razón! Pero lo mismo se podría decir del agro —negocio, cuya evaluación de Lula es la de que los dueños del agro —negocio “son los verdaderos héroes de Brasil”, frase escandalosa que da la dimensión de la degradación a que llegó el exlíder obrero cuando estuvo en la presidencia de la República. Y más, en los gobierno del PT no se realizó la revisión de ninguna privatización; el primer gobierno de Lula amplió el superávit primario, liberó los transgénicos, privatizó la jubilación pública. Al final del primer gobierno se intentó pasar un legislación laboral y sindical que era destructiva y que, por suerte, en aquel momento no prosperó.
En relación al gobierno del PT, por lo tanto, el primer mito que es preciso desmontar es de que se trata de un gobierno de izquierda. Él ni siquiera intentó ser un gobierno de izquierda, fue un gobierno de coalición y conciliación entre los sectores de las grandes fracciones de la burguesía financiera, contemplando también a los sectores industriales, del agro —negocio, la burguesía de los servicios, bancos – todos tuvieron una “fuerza” muy significativa en los gobiernos del PT.
Entonces ¿por qué se amplió la tercerización? Por un doble movimiento. Primero, hay brechas en la legislación brasileña que permiten la tercerización, y cuando el empresariado brasileño tiene una brecha legal, él la implementa, sea a hierro caliente o a sangre fría.
Está en el Supremo Tribunal Federal – STF, después de haber sido discutido por el Tribunal Superior del Trabajo – TST, a solicitud de una empresa cuestionando la división entre actividades —fin y actividades —medio, o sea, la tercerización viene siendo implementada por el empresariado prácticamente en todos los sectores, empresas privadas y públicas, de manera creciente.
Pero la cuestión que se plantea es la siguiente: es preciso decir con todas la letras que la tercerización, sea de las actividades —medio, sea de las actividades —fin, es nefasta para la clase trabajadora, ella le quita dignidad el trabajo todavía más. La clase trabajadora ya es humillada por la condición de asalariamiento, de la súper explotación del trabajo, de las burlas salariales. La tercerización es todo eso y más tal como dijimos anteriormente. Es preciso que el movimiento sindical tenga más coraje; muchos sectores del movimiento sindical aceptaron la tercerización y se ve hasta hoy que existen algunas centrales sindicales que no tienen compromiso con la clase trabajadora, que están defendiendo la tercerización, que tienen una concepción patronal.
Sería muy importante que los sindicatos comprometidos con la clase trabajadora definiesen un precepto: la prohibición del trabajo tercerizado también en los sindicatos sería un primer ejemplo. Si el sindicato de trabajadores terceriza el trabajo, se hace difícil para él convencer al empresariado de que la tercerización es nefasta; los sindicatos deben lanzar una campaña por el fin del trabajo tercerizado.
¿Por qué pasó el proyecto de la tercerización? Porque el PT, en el Ejecutivo Federal, nunca se consustanció con un gobierno de los trabajadores y de las trabajadoras. En segundo lugar, porque la presión del empresariado es lenta, gradual, segura y, por fin, letal. Ahora estamos en el momento letal, ahora ellos quieren dar la estocada final. Imponer una legislación que permitirá, por ejemplo, que los aviones brasileños sean piloteados por pilotos tercerizados, sólo para dar un ejemplo chocante.
Decir que los precarios son una clase nueva en Brasil que no tiene que ver con la clase trabajadora es un equívoco profundo, porque nosotros siempre tuvimos la clase trabajadora precarizada en Brasil.
— ¿En qué medida las transformaciones en el mundo del trabajo son subsidiarias también del achicamiento de los colectivos de masas, como los sindicatos, por ejemplo?
RA — Ese achicamiento es decisivo. Primero, la tercerización rota de trabajo como si fuese una rueda de camión en el asfalto. Entonces ¿cómo se organiza una clase trabajadora cuya tasa de rotatividad es altísima? ¿Cómo se organizan trabajadores que luchan desesperadamente por un empleo? Porque peor que el empleo salvaje, todavía más nefasto, es el desempleo. La tercerización, si ese PL nefasto fuese aprobado, se tornará un fenómeno exponencialmente todavía más amplio, pues si nosotros tenemos tercerización de actividades de limpieza, restaurantes, transportes, hace décadas – ya que eran actividades marginales en el pasado —, pasaremos a enfrentar la tercerización total. Es eso lo que es imperioso impedir.
Actualmente vemos al sector público corroído por tercerizaciones que, además, es preciso decir, no reducen costos, más con mucha frecuencia aumentan los gastos y crean polos potenciales de corrupción en la empresa pública. Todo eso crea núcleos privados de intereses al lado de los funcionarios públicos y los corrompen para poder sacar una ventaja recíproca en esta tercerización del sector estatal.
En el sector privado, las consecuencias de la tercerización son conocidas hace más tiempo. Todo este cuadro contribuye a que estos segmentos de trabajadores y trabajadoras tercerizados tengan una gran dificultad de organización sindical.
Hay declaraciones de trabajadoras no tercerizadas que dicen que cuando ellas comienzan a conversar entre sí, crean momentos de sociabilidad y coágulos de solidaridad. No obstante, en las empresas tercerizadas, opera la “ley de la selva”, pues temiendo embriones de organización interna de los trabajadores y para evitar huelgas de tercerizados, los trabajadores y trabajadoras son transferidos, separándolos en empresas diferentes para evitar la formación de un núcleo primero de solidaridad.
Las empresas tercerizadas dificultan la propia organización de los trabajadores en el lugar de trabajo, porque la rotatividad no para, cualquier trabajador puede salir de un espacio hacia otro, de una empresa a otra, etc. Todo eso consigue fracturar todavía más a la clase trabajadora entre los que tienen sindicato y entre los que no tienen sindicato. Esto consigue, es evidente, enflaquecer la solidaridad, la organización y la representación unitaria de los trabajadores y trabajadoras.
— En contrapartida ¿en qué medida el enflaquecimiento político de categorías del siglo XX, como los sindicatos, son una especie de efecto colateral del mismo contexto social que hace emerger movimientos característicos del siglo XXI, como el de multitud?
RA — Multitud, para mí, no tiene el estatuto de un concepto. Antonio Negri crea el concepto de multitud para mostrar, según él, o para intentar demostrar que las clases no dan más cuenta de la realidad, y hoy tendríamos un movimiento, un polo más disforme, diferenciado, heterogéneo, que él define como multitud. Multitud para mí es una descripción, no un concepto.
No es casualidad que también en Europa ganó cuerpo, a partir de los trabajos, por ejemplo, de Guy Standing y varios otros, la idea del precariado. Pero la idea del precariado, según estos autores europeos, estaría relacionada a una nueva clase peligrosa que no es más ni parte de la clase trabajadora (diferente de aquellos, son varios aquí que utilizan el concepto de precariado para caracterizar el nivel acentuado de precarización de los estratos más rebajados del proletariado brasileño, por ejemplo).
Por lo tanto, una cosa es defender la tesis del proletariado como una clase diferenciada y otra es concebir, como yo hago, al precariado como la punta más explotada y precarizada de la clase trabajadora. El concepto de multitud, para substituir el concepto de clase, así como el concepto de precariado para una nueva clase que no sea trabajadora, son absolutamente insuficientes, eurocéntricos y no resuelven el problema. Y estas formulaciones aparecen detalladas en mis libros más recientes.
Además, en las próximas semanas debo lanzar la edición de los 20 años del libro ¿Adiós al trabajo?, y aún tengo la felicidad de que mi libro Los sentidos del trabajo se haya publicado en varios países, el último fue en la India. En ellos intento comprender a la clase trabajadora hoy, a la que denominé como la “clase —que —vive —del trabajo”.
Se trata de la clase que presenta una nueva morfología del trabajo donde están presentes el operario industrial, el operario agrícola, los trabajadores de servicios, pero también los trabajadores de la agro —industria, los trabajadores de los servicios industriales, de tal modo que ahí entran los metalúrgicos, los bancarios, trabajadores del cultivo de caña, de la producción y corte de aves y cerdos para exportación, del call —center (que son más de 1,6 millones en Brasil – con alto componente de feminización de la fuerza de trabajo), de la industria hotelera, del comercio, de los hipermercados. Por ejemplo, el “wallmartismo” comenzó a ser una expresión usada para definir este nuevo joven proletariado ultra —explotado que trabaja en el sector de servicios (hipermercados). Nuestro desafío es comprender el sentido abarcativo, contemporáneo, heterogéneo y diferenciado que compone la clase trabajadora hoy.
El concepto eurocéntrico de multitud o el concepto eurocéntrico de precariado, como él es concebido por los autores europeos, ambos no dan cuenta de esta realidad. Decir que el precariado es una clase nueva de Brasil que no tiene que ver con la clase trabajadora es un equívoco profundo, porque nosotros siempre tuvimos la clase trabajadora precarizada en Brasil. Basta decir que la clase trabajadora, antes de ser clase trabajadora asalariada, era clase trabajadora esclavizada, era trabajo esclavo lo que teníamos en Brasil. De este modo, se complejizó el concepto de clase, él se amplía, es preciso pensar la dimensión de clase, género, generación, etnia. Pero no rechazarlo, como aparece en el concepto de multitud.
Es preciso también, pensar dimensiones de clase que refieren respecto a opciones sexuales, la cuestión étnica, etc. La clase trabajadora brasileña, así como parte de la clase obrera norteamericana y en varios países de Centroamérica, es una clase trabajadora de origen africana, negra. El socialismo latino —americano –si algún día hubiera socialismo en América Latina, y nosotros los socialistas luchamos por eso — tendrá que tener una cara negra, africana, con su cultura, con sus valores. El proyecto político tendrá que tener una cara indígena, es impensable el socialismo latinoamericano sin pensar en las comunidades indígenas, en el trabajo comunal indígena, de la preservación –que nadie lo hace como el indio — del agua, de la naturaleza, de los bienes, de la fauna, de la flora.
Vamos a pensar en el trabajo inmigrante que hoy es decisivo. Los trabajadores inmigrantes que están en Italia, en Inglaterra, en España, en Portugal, en Alemania, en Suecia, en Argentina, en Brasil, son parte de la clase trabajadora de esos países y el polo más ultra explotado de la clase trabajadora global. Por todo esto, aquí solamente indicado, yo no puedo estar a favor de tesis que en el fondo quieren deconstruir a la clase trabajadora, como quisieran también deconstruir el trabajo. Intentaron deconstruir el trabajo y erraron. Intentaron deconstruir a la clase trabajadora y también erraron. Intentarán deconstruir las luchas sociales del trabajo, una vez más errarán.
Por cierto que no comparto una visión tradicional y vulgar del marxismo que opina que sólo es trabajador el operario de mameluco. Los profesores de la enseñanza pública primaria y secundaria que vive hoy una intensa “explotación” del trabajo –“explotación” en el sentido más que económico del término, con salario indignos en función de los reajuste fiscales que logran que la hora/aula del profesor de la educación pública valga el precio de un ananá – está sufriendo un proceso de proletarización de una profesión que tenía un atributo especial.
¿Cuál era el atributo especial del profesor? Aquella actividad laboriosa que tiene en el ejercicio del intelecto su polo central, lo que incluso Marx llamó, con una lucidez que caracteriza siempre su reflexión, como el espacio de los trabajos inmateriales, del intelecto. Los profesores en las escuelas públicas de Brasil, en América Latina y en otras parte del mundo (en Portugal, hace algunos años, hubo una importantísima huelga de los profesores de las escuelas públicas) están percibiendo que su trabajo intelectual está siendo corroído y llevado hacia el desperdicio junto con sus condiciones de trabajo cada vez más precarizadas.
Tenemos que comprender ese conjunto, esa dimensión compuesta y heterogénea que compone nuestra clase trabajadora que es ampliada, con hombres y mujeres que viven de la venta de su fuerza de trabajo en cambio de un salario. En un sentido muy amplio, la clase trabajadora no viene disminuyendo a escala global, sino aumentando. Para esto, es preciso no ser eurocéntrico, y hay que mirar a la India, a China, a los países asiáticos, a América Latina, para no decir el equívoco teórico, analítico y conceptual que el trabajo no tiene más relevancia.
— ¿Frente a este complejo escenario, cuáles son los desafíos para el mundo del trabajo en silgo XXI?
RA — Rescatar los sentidos del trabajo, lo que nos obliga a desestructurar el capital. Esta es, también, la principal conclusión de mi libro Los sentidos del trabajo. El trabajo que estructura al capital desestructura a la humanidad. Por ejemplo, el trabajo tercerizado estructura al capital, crea más valor, más riqueza privada y desestructura a la humanidad.
En contraposición, el trabajo que estructura a la humanidad, los trabajos de bienes socialmente útiles, sean ellos materiales o inmateriales, esto es, aquellos que necesitamos para nuestra sobrevivencia, nuestros alimentos, ropas, pinturas, esculturas, libros, obras de arte (en un sentido amplio), este trabajo que estructura a la humanidad tiene que desestructurar al capital. Este es un imperativo decisivo del siglo XXI.
El imperativo hoy es hacer que la vida en el trabajo sea dotada de sentido para que la vida fuera del trabajo sea también dotada de sentido. Quien se depaupera, quien se destroza de 8 a 16 horas en el trabajo (con su régimen de “metas”, productividad, etc.) llega a casa exhausto ¿Y que hace este trabajador cuando llega a casa? Abre el computador y mantiene el celular encendido para estar siempre “conectado” con el trabajo. Es una sociedad que lucha por un trabajo que ya no existe más y se agota en la búsqueda prometeica de un trabajo que desapareció. Nosotros podríamos trabajar hoy, algunas horas por día, algunos días de la semana y tener una vida fuera del trabajo dotada de sentido, pero eso es incompatible con lo que Robert Kurz llamó como “sociedad productora de mercancías”, con lo que István Mèszáros denomina como “sistema de metabolismo social del capital”, ambos inspirados en Marx.
Así, el imperativo del siglo XXI es: ¿cuál es el nuevo modo de vida que queremos construir? ¿Cuáles son nuestras cuestiones vitales hoy? El trabajo es una cuestión vital. La preservación ambiental es una cuestión vital, no es un tema del futuro, estamos frente a una sociedad con energía fósil, con producción destructiva, que procura eliminar en vez de preservar. ¿Quién podría imaginar hace dos o tres décadas, salvo los especialistas y estudiosos, que en Brasil habría un año sin agua, especialmente en el Sudeste más rico? Sabemos que el universo hoy no tiene agua para la humanidad, es una cuestión universal. Sabemos que el oxígeno va a desaparecer en la medida en que, de las quemadas a los plantíos de ganado, de la destrucción del campo a la urbanización rural, de la favelización de las ciudades a la industrialización destructiva, todo se torna cada vez más intenso. Todo esto coloca como imperativo crucial ¿cuál es el modo de vida que nosotros queremos para el siglo XXI? Responder a esta cuestión pasa por responder qué trabajo nosotros necesitamos para el siglo XXI.
* Ricardo Antunes es profesor titular de Sociología del Trabajo en el Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas (IFCH) de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), Brasil.
LUNES 13 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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2) Puerto Rico, una colonia en quiebra
Richard Canan (TeleSur)
Estados Unidos ha querido comprar con dádivas la fidelidad de los puertorriqueños, tanto para mantener el estatus quo de Estado Libre Asociado o en el pretendido intento de convertir a Puerto Rico en su estado número 51. Sin embargo la realidad es otra, la grave situación económica y social ha ocasionado que más de la mitad de los puertorriqueños vivan fuera de su país.
Puerto Rico es una Colonia de los Estados Unidos. Sin embargo, desde 1952 la jerga oficial asigna a Puerto Rico el estatus de Estado Libre Asociado. Es decir, es un “territorio no incorporado” al país norteamericano con un autogobierno limitado (se le permitió la redacción de una constitución para el manejo de sus asuntos internos), pero que está sujeta y subordinada de rodillas a los poderes del Congreso estadounidense mediante la aplicación de la “Cláusula Territorial”.
Esto significa que su soberanía la ejerce el Congreso de los Estados Unidos, el cual decide todo lo relacionado a su moneda (el dólar), su sistema financiero, la defensa, las relaciones exteriores, la inmigración y el comercio (no puede hacer tratados comerciales con ningún país, no puede recibir en sus puertos barcos con banderas diferentes a las de Estados Unidos y tampoco controla ni decide sobre sus importaciones). Puerto Rico está atada de manos y pies en el patio trasero del imperio norteamericano.
Como parte del extraño estatus legal de este Estado Libre Asociado, el Jefe de Estado de los puertorriqueños es el mismísimo Barack Obama, aunque con el pequeño detalle de que los residentes de Puerto Rico no pueden votar en ninguna elección presidencial norteamericana, a menos que tengan una residencia legal en Estados Unidos.
El Gobierno Federal de Estados Unidos “aporta” a Puerto Rico más de 20 mil millones de dólares anuales, lo que no ha repercutido en los altos índices de desempleo, pobreza y criminalidad. Por el contrario, casi el 40 por ciento de la población se ve forzada a recibir algún tipo de ayuda gubernamental, como el Plan de Asistencia Nutricional (cupones para alimentos), el Programa de la Sección 8 (vales para el alquiler de viviendas), el Medicaid (subsidio para el pago de los gastos médicos de personas con bajos recursos), el Programa da Subsidio de Energía para Hogares de Bajos Ingresos y hasta subsidios para la telefonía celular y la televisión por cable.
Estados Unidos ha querido comprar con dádivas la fidelidad de los puertorriqueños, tanto para mantener el estatus quo de Estado Libre Asociado o en el pretendido intento de convertir a Puerto Rico en su estado número 51. Sin embargo la realidad es otra, la grave situación económica y social ha ocasionado que más de la mitad de los puertorriqueños vivan fuera de su país. Es decir, en Puerto Rico viven 3.725.789 ciudadanos (Censo 2010), pero en territorio norteamericano viven 4.623.716 puertorriqueños. Todo un éxodo masivo que no refleja ni el supuesto paraíso, ni los beneficios que implica ser una colonia norteamericana y estar bajo la tutela del imperio más poderoso y rico de la tierra.
Es importante destacar que desde la guerra hispano-estadounidense de 1898, Estados Unidos tomó por asalto el territorio puertorriqueño, sin embargo en esos 117 años los gringos no han podido suprimir la cultura caribeña, el idioma español y la idiosincrasia latinoamericana que corre vibrante por las venas de todos los puertorriqueños.
La quiebra del Estado Libre Asociado
Pese a todos los supuestos beneficios de ser una colonia norteamericana, el Estado Libre Asociado acaba de ser noticia por las sorprendentes declaraciones de su gobernador Alejandro García Padilla, quien señaló que la deuda de la isla es “impagable”. Soltando, sin rubor alguno, que las finanzas públicas del Estado Libre Asociado del imperio norteamericano están al mero borde del default, en la quiebra financiera, la bancarrota total. Ésta lamentable noticia coincidió en la prensa mundial con la vorágine provocada por la rapiña y el bloqueo financiero que la llamada Troika Europea (Comisión Europea, Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) pretende imponer contra el pueblo griego. El capital financiero no tiene misericordia con los pueblos del mundo.
El anuncio de Puerto Rico revela una grave crisis fiscal, con una deuda que supera los 73 mil millones de dólares, causando una enorme falta de liquidez, tras “ocho años de crecimiento económico negativo”.
Los sesudos analistas financieros corearon a los cuatro vientos los versos sagrados del ABC neoliberal: Puerto Rico debe reestructurar su deuda pública, disminuyendo la nómina estatal, reduciendo los subsidios y gastos en electricidad y transporte e inclusive recomendaron que se debe aprovechar para privatizar una que otra empresa pública. Todos recomiendan “diferir pagos mientras renegocia con sus acreedores” pero nadie espera (ni tienen la más mínima esperanza) de que el Gobierno Federal les vaya a echar una mano con un plan de “rescate” financiero que le permita la inyección de liquidez para tomar algo de oxígeno en medio de la crisis.
Al Tío Sam lo pintan con cara circunspecta, pero es un tozudo defensor del neoliberalismo. Así que el mensaje es claro para todas sus colonias, estados y ciudadanos: arréglenselas como puedan. Ya dejaron caer en la bancarrota a estados como Detroit y ciudades como San Bernardino en California o Central Falls en el estado de Rhode Island. Es claro que el capitalismo solo interviene para proteger su propia estructura financiera. Recordemos que en el año 2007 cuando se desató la crisis de la burbuja financiera (hipotecas subprime), el gobierno norteamericano prefirió rescatar y reflotar a los grandes bancos en vez de proteger a cientos de miles de hogares de las familias norteamericanas, cuyas hipotecas fueron finalmente ejecutadas. Con total desprecio la élite financiera de Wall Street llamó a estos créditos hipotecarios, los créditos tóxicos, burlándose de los sueños y esfuerzos de generaciones enteras. Así trata el capital imperial a su propio pueblo.
La lucha por la independencia
En medio de la crisis económica puertorriqueña, continúan los esfuerzos y sueños de los patriotas por lograr su independencia. Siempre recordamos que la Organización de las Naciones Unidas aprobó el 14 de diciembre de 1960 la Resolución 1514-XV, la cual señala que “la continuación del colonialismo impide el desarrollo de la cooperación económica internacional y entorpece el desarrollo social, cultural y económico de los pueblos dependientes”; igualmente, el Comité de Descolonización de la ONU ha aprobado diversas resoluciones donde exhorta a Estados Unidos a reconocer el derecho a la independencia y autodeterminación de Puerto Rico, y solicita además la liberación de todos los independentistas detenidos.
Debemos recordar una vez más la gallardía y el coraje del líder independentista Óscar López Rivera, el prisionero político más antiguo de Estados Unidos, el cual lleva 34 años detenido en cárceles norteamericanas, acusado de conspiración sediciosa y de pertenecer a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Veterano condecorado por sus acciones en la Guerra de Vietnam, López Rivera siempre se destacó como defensor de los derechos de los puertorriqueños y ha luchado toda su vida por la independencia de su pueblo.
Desde Puerto Rico y desde todos los rincones del planeta, dirigentes políticos, movimientos sociales, religiosos, culturales y de derechos humanos han pedido reiteradamente a Estados Unidos la liberación inmediata de Óscar López Rivera. El Sistema de Justicia norteamericano ha sido implacable e inclemente, sin embargo se espera que el “presidente de los puertorriqueños”, el premio Nobel de la Paz, Barack Obama, se digne a otorgarle a López Rivera un indulto presidencial.
Es un buen momento para que Obama pague parte de las deudas que tiene Estados Unidos con el pueblo puertorriqueño.
Libertad para Óscar López Rivera!!!
LUNES 13 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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3) Honduras: huelga de hambre contra la corrupción y la impunidad
(Alai)
De la huelga de hambre de los Tolupanes a la sumisión de la derecha indígena y afrodescendiente
OFRANEH
Desde el pasado 30 de Junio, 7 indígenas Tolupanes de la Tribu de Locomapa se sumaron a la huelga de hambre de los indignados, frente a la casa presidencial en Tegucigalpa, la que se viene dando como protesta ante la corrupción generalizada en el país, además de la exigencia para la creación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH).
La lucha de la tribu de Locomapa para frenar la minería y la destrucción de su bosque, ha dado lugar al asesinato de 5 Tolupanes en el transcurso de los últimos dos años. El pueblo Tolupan ha padecido de una creciente violencia a manos de políticos, militares y empresarios madereros, quienes han asesinado a casi un centenar de indígenas en las últimas décadas, con el propósito de apoderarse de sus territorios ancestrales.
La valentía y el amor a su territorio que han demostrado la Tribu de Locomapa, contrasta con el servilismo de muchas de la federaciones afiliadas a la CONPAH, demostrado de forma recurrente a partir del golpe de Estado del año 2009.
El cuestionamiento sobre la condición de indígenas Tolupanes que han formulado algunos supuestos dirigentes indígenas al servicio de la actual administración, bordea con la traición, probada con la reciente adhesión y apoyo al régimen corrupto que viene destruyendo a Honduras.
Al igual que la mayoría de los hondureños, los Tolupanes y restantes indignados, exigimos la presencia inmediata de una Comisión Internacional Contra la Impunidad, ya que la destrucción del sistema de justicia y el saqueo en Honduras es patético. La violencia estructural tiene al país de rodillas y la narrativa oficial no pasa de paños tibios y complicidad. La guerra no declarada que vivimos en Honduras, ha impregnado al país de un hedor de sangre y corrupción, donde la actual y pasada administración forman parte del problema más que de la solución.
Con la llegada de la Administración Lobo y la creación del denominado Ministerio de las Etnias, la mayoría de los supuestos indígenas radicados en las urbes, pasaron a ser empleados del estado, plegándose a todo un concierto de disparates promovidos por el partido de turno, en nombre de la subasta de Honduras, especialmente de nuestros territorios, donde se encuentras los remanentes de los denominados “recursos naturales” a los que nosotros llamamos bienes comunes.
La antorcha en que se ha convertido el pueblo hondureño, no es más que la esperanza de una patria inclusiva, donde todos los segmentos del país unidos lograremos erradicar las elites que han venido saqueando Honduras y robándonos la ilusión de una existencia con dignidad.
La sabiduría del pueblo Tolupan se manifiesta una vez más en la lucha emprendida por los hermanos en huelga de hambre, acompañantes de un grupo de jóvenes que han despegado de la apatía y conformismo, exigiendo justicia en un país donde más del 90% de los crímenes permanecen en la impunidad.
Todo parece indicar que el pueblo ha despertado y estamos seguros de poder superar la actual farsa de la supuesta democracia establecida por un grupúsculo de poder constituidos en una verdadera mafia, que tanto daño le han causado a Honduras y han sumido a este pueblo en un mar de violencia, inseguridad, hambre, miseria y desencanto.
Dado en la comunidad de Sambo Creek, a los nueve días del mes de julio del 2015
Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH)
LUNES 13 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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4) El éxodo de refugiados sirios no para y ya son cuatro millones
Kanya D’Almeida (IPS)
Hace apenas 10 meses, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció que la población de refugiados de Siria había llegado a los tres millones. Ahora esa cantidad ya superó los cuatro millones. “Esta es la mayor población de refugiados de un único conflicto en una generación”, declaró Antonio Guterres, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el jueves 9.
“Es una población que merece el apoyo del mundo pero en cambio vive en condiciones terribles y se hunde cada vez más en la pobreza extrema”, denunció. La guerra civil siria, que comenzó en marzo de 2011, no muestra indicios de aplacarse. Lo que comenzó como manifestaciones multitudinarias contra el presidente Basher al Assad, en el cargo desde el año 2000, involucra ahora a numerosos grupos armados, incluidos combatientes de la organización extremista Estado Islámico.
La guerra provocó la muerte a más de 250.000 personas y lesiones a 840.000, de las cuales muchas quedaron mutiladas de por vida, según el independiente Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Las agencias de la ONU se esfuerzan por conseguir los fondos necesarios para dar tratamiento médico, albergar y alimentar a los millones de personas que huyeron de la violencia, pero el éxodo no cesa.
Acnur informó el jueves 9 que Turquía alberga a 1,8 millones de sirios, más que cualquier otro país de la región. Más de 250.000 de esos refugiados viven en 23 campamentos mantenidos por el gobierno turco. En el resto de la región, 1,7 millones de refugiados se encuentran en Líbano, 629.000 en Jordania, 249.000 en Iraq y 132.000 en Egipto. Los centros sanitarios y la infraestructura de estos países están a punto del colapso debido a la cantidad de personas con hambre, enfermos y heridos que atienden.
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió que los hospitales jordanos están saturados por la cantidad de pacientes, que incluye a numerosos sirios heridos por las bombas de barril. En las últimas dos semanas 65 heridos de guerra se atendieron por esta causa en el hospital Al Ramtha, a unos cinco kilómetros de la frontera con Siria, donde MSF colabora con el Ministerio de Salud de Jordania para brindar atención de emergencia a los refugiados.
La organización humanitaria reclama el cese del uso de las bombas de barril, armas sumamente explosivas, de fabricación barata, producidas en el país a partir de tambores de aceite, cilindros de gas o tanques de agua que se llenan de explosivos y chatarra para aumentar la fragmentación y luego son arrojados desde helicópteros a gran altura.
Debido al amplio radio de impacto de estas bombas, las víctimas sufren heridas que son imposibles de tratar dentro de las fronteras de Siria, donde muchos centros sanitarios quedaron destruidos en los últimos cinco años. “Más de 70 por ciento de los heridos que recibimos sufren lesiones por explosión, y sus múltiples heridas nos cuentan sus historias”, expresó Renate Sinke, coordinadora de cirugía de emergencia de MSF en Al Ramtha, en un comunicado difundido el jueves.
“Una proporción importante de los pacientes que recibimos sufrieron heridas en la cabeza y otras numerosas lesiones que no pueden tratarse en el sur de Siria, ya que las tomografías computarizadas y otras opciones de tratamiento son limitadas”, explicó Muhammad Shoaib, coordinador médico de MSF en Jordania. Uno de los pacientes en el hospital Al Ramtha, Murad, el padre de un niño de 27 días herido en la cabeza por una bomba de barril, relató la situación de su familia, que refleja la experiencia de millones de civiles atrapados en el fuego cruzado.
“Una bomba de barril impactó en nuestra casa en Tafas… Vi a mi hijo pequeño. Estaba callado y parecía tener la cabeza herida. Lo llevé al hospital de campaña… trataron de ayudarlo, pero no pudieron, ya que el equipo adecuado no está disponible en Siria. Tenía que recibir tratamiento en Jordania”, contó Murad al personal de MSF. “Tardamos una hora y media desde el momento de la lesión hasta que llegamos a la frontera, y un poco más antes de llegar a Al Ramtha. Ahora, lo único que quiero es que mi bebé se mejore y volver a Siria”, expresó.
Estas familias constituyen el grueso de los refugiados sirios, la mayor cantidad registrada desde 1992, cuando 4,6 millones de afganos huyeron de su país, según Acnur. De hecho, el número de refugiados sirios podría ser superior, ya que no incluye a las 270.000 solicitudes de asilo presentadas por sirios en Europa. Más de 7,2 millones de personas se encuentran desplazadas en el interior de la propia Siria.
Lo peor, según los funcionarios, es la relación aparentemente inversa entre las necesidades de emergencia y los fondos humanitarios, ya que aquellas no paran de crecer, mientras que los segundos se reducen. Acnur y otros organismos habían solicitado 5.500 millones de dólares para las operaciones de socorro en 2015, pero hasta el momento solo recibieron la cuarta parte.
El Programa Mundial de Alimentos debe alimentar a seis millones de sirios en Siria y en la región circundante, pero tiene un déficit enorme y advirtió este mes que, salvo que reciba fondos de forma inmediata, medio millón de personas podrían morir de hambre. También existe la posibilidad muy real de que más de 1,7 millones de personas tengan que pasar los próximos meses de invierno boreal sin combustible ni refugio.
Una investigación conjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la organización humanitaria Save the Children halló que, a medida que la ayuda disminuye, 75 por ciento de las familias de refugiados encuestadas envían a sus hijos e hijas a ganarse la vida. Dada las elevadas tasas de pobreza, estos resultados no son inesperados. Se calcula que 86 por ciento de los refugiados fuera de los campamentos en Jordania, por ejemplo, viven por debajo del umbral de la pobreza, mientras que 55 por ciento de los refugiados en Líbano viven en refugios “de baja calidad”, según Acnur.
Mientras que los líderes mundiales dudan entre aplicar soluciones políticas o militares a la crisis, los sirios se enfrentan a una opción: ¿la muerte por las bombas de barril en casa o por inanición en el extranjero?
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga
LUNES 13 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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