1) Se fue Fidel
2) Standing Rock: La mayor movilización indígena en más de un siglo
3) Disidentes y denunciantes bajo presión en Australia
4) El triángulo China-Vietnam-EEUU tras la elección de Donald Trump
5) Turquía-Unión Europea, juego de tahúres
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COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 801 / Miércoles 30 de Noviembre de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader
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1) Se fue Fidel
Paco Ignacio Taibo II (La Jornada)
Abandono La Habana pocas horas después de que se ha hecho pública la noticia de la muerte de Fidel Castro. Con los cubanos que converso encuentro una mezcla conocida, la he visto en Buenos Aires, cuando centenares de argentinos desfilaron ante el cadáver de Kirchner, o en la televisión venezolana a la muerte de Hugo Chávez. La muerte del caudillo produce una sensación de desconcierto a la que seguirá una extraña nostalgia. En el avión hacia México fracaso en ordenar mis breves recuerdos personales y fracaso aún más tratando de hacer un balance político; son demasiadas cosas, el personaje ocupó durante demasiados años el centro del escenario y no con apariciones menores. Gracias a él, la pequeña isla de Cuba fue el centro del planeta muchas veces.
Son muchos Fideles, muchos momentos. ¿Cuál de ellos? ¿Todos?
El comandante poco menos que genial de la ofensiva final a medidos del 58, cuando diseña el cerco sobre Santiago y la ofensiva del Che en Las Villas, el tipo que con una docena de hombres en la Sierra Maestra declaró derrotada la dictadura. El gran estratega de la guerra de guerrillas, el sorprendente político que arma el frente único contra Batista y lo aísla hasta derrotarlo. El joven abogado, un encantador de serpientes, que es capaz de convencer a todos, amigos y enemigos, de que va en serio y que seduce al Che. El heredero de Julio Antonio Mella y Tony Guiteras que en pleno periodo de la guerra fría y la coexistencia pacífica es capaz de mantener durante años el apoyo a las guerras de liberación en América Latina.
¿Cuál de esos primeros? O me quedo con mi propio enfado burlón cuando lo veo en televisión anunciando que iba a dejar de fumar y arrojando el puro al suelo.
No puedo evitar fascinarme ante el Fidel encabronado con Jrushchov, tratando de que la crisis de los cohetes no deje a Cuba en medio de un conflicto que puede volverse nuclear, mientras en las calles se grita Nikita, mariquita, lo que se da no se quita.
Recuerdo cómo discutía el par de veces que estuvimos conversando. Fidel entonces medía 1.91 y traía gorrita de visera, yo no llego al 1.68 y el comandante me echaba el cuerpo encima hacia adelante para apoyar sus argumentos y era un discutidor potente, escuchaba pero no cedía. Hablábamos de la apertura que había en esos momentos en la prensa cubana y cómo debería ampliarse, yo sostenía la teoría del queso gruyere, donde por secretismo, o por censura autoprotectora, dejes un agujero, tus enemigos lo llenarán. Fidel defendía la teoría de un proceso, que podía ser rápido. El debate se quedaría en el aire porque la crisis soviética dejaría a la isla sin papel. Y caería sobre los cubanos el terrible periodo especial. Y algún día me gustaría ver la dimensión del fenómeno y cómo Fidel trató de enfrentarlo.
Pero me gustarían tantas cosas. ¿Saber qué opinaba sobre mi biografía del Che, porque cuando un periodista francés a la salida de la Feria del Libro de La Habana se lo preguntó, el comandante le dio como se dice en México el avión y le dijo que lo que sí había leído eran mis novelas policiacas, aunque yo sabía que ya se lo había leído. Y me gustaría explorar al personaje, el Fidel derrotado tras el fracaso de la zafra de los 10 millones que nunca fueron y la trampa del monocultivo.
Y mucho me gustaría meterme en la historia interior de la decisión de lanzar a la pequeña isla con todo en la defensa de Angola, en lo que probablemente sea la saga político militar más compleja que se ha producido en el siglo XX, desde el desembarco de Díaz Argüelles y un puñado de hombres (en agosto de 1975) hasta la batalla de Cuito Cuanavale a fines de 1987 y principios de 88, tantos años más tarde. El haber parado la ofensiva de los blindados sudafricanos y logrado la independencia de Namibia y como efecto de rebote el final del apartheiden Sudáfrica.
Y no me molesta la longitud de sus discursos, como el de la Segunda Declaración de La Habana, respondiendo a la gangsteril expulsión de Cuba de la OEA, del que nadie me ha podido precisar cuánto duró, pero admiro esa lección de heterodoxia política, que se plantea como parte de un gigantesco trabajo político de educación de multitudes.
Y me quedan las ganas de averiguar más sobre el misterioso número 1 de cuya vida privada se sabe tan poco, que se desconoce dónde duerme, que aparece, desaparece y reaparece por la isla. ¿Y podría ser diferente? Porque hay documentados más de 200 intentos de atentado contra él en esos años, desde la combinación entre la CIA y la mafia para hacerle envenenar sus puros, hasta hacerle llegar un helado de Copelia con arsénico, hasta atiborrar de ántrax las aletas con las que de vez en cuando hizo pesca submarina.
Fidel se ha ido y yo, como un cubano más, voy pasando de esa primera sensación de desconcierto a una suave nostalgia por ese personaje que marcó a tantos de nosotros en ese siglo XX que se aleja a velocidades inesperadas.
MIÉRCOLES 30 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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2) Standing Rock: La mayor movilización indígena en más de un siglo
Silvia Arana (Alai)
Standing Rock, en el estado de Dakota del Norte, forma parte de la Reservación Sioux, como se llama comúnmente a los pueblos originarios dakota, lakota y otras tribus de las praderas. El río Missouri, fuente de agua potable de unos 17 millones de personas, atraviesa el territorio, que está bajo jurisdicción de las autoridades indígenas de la Reservación Sioux de Standing Rock según los tratados firmados con el gobierno de EE.UU.
En violación de los tratados y en contra de la voluntad de los sioux, la corporación petrolera Energy Transfer Partners está construyendo un oleoducto que destruiría el sitio sagrado y cementerio indígena de Standing Rock y cuyo tramo subterráneo pasaría por debajo del lecho del río Missouri. El proyecto es una inversión de 3.800 millones de dólares, financiado por Goldman Sachs, Bank of America, HSBC, UBS, Wells Fargo y otros grandes bancos. Tiene una extensión de 1880 km, va desde los yacimientos de petróleo de Bakken en Dakota del Norte, pasando por Dakota del Sur, Iowa hasta llegar a Illinois.
Desde la primavera de 2016, se han congregado en Standing Rock miles de personas, muchas de ellas de diversas naciones indígenas, para protestar por la construcción del oleoducto que destruiría sitios sagrados y contaminaría el agua. Se autodenominan “protectores del agua”. Se estima que se producen unos 300 derrames de petróleo por año en los oleoductos del país[1], y por tanto los defensores del agua no creen en las promesas de la empresa, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y de las autoridades de que «este oleoducto es seguro».
La mayor movilización indígena en más de cien años
“Standing Rock es la mayor congregación indígena que ha ocurrido en el transcurso de mi vida; día a día se fueron agregando nuevas banderas de las diferentes tribus… A partir de la sexta semana, dejó de ser un campamento para transformarse en una comunidad… Tomamos una postura contra el oleoducto, no sabíamos que tendríamos este inmenso apoyo… Esta tierra es un sitio sagrado del pueblo lakota; además el oleoducto contaminará el agua del río Missouri… El Cuerpo de Ingenieros del Ejército no hizo una consulta apropiada con las tribus. El oleoducto Dakota Access Pipeline tiene trechos subterráneos en el lecho del río Missouri. Los oleoductos tienen un historial de derrames, han contaminado el suelo, el aire, y las napas subterráneas… Si se construye destruirá no solo el río en esta área, sino río abajo también. Las tribus asumen su responsabilidad como protectores. Hay que cuidar de la tierra, el agua, el aire… Un día en nuestra caminata diaria hacia el sitio sagrado, las abuelas y madres les dijeron a los excavadores que no iban a permitir que destruyeran un sitio sagrado. En respuesta, los custodios de seguridad privada lanzaron los perros contra la gente. Varios protectores del agua fueron al hospital por las heridas… Después de los perros, traerán las armas…».
Esto decía en octubre pasado Dennis Banks (79 años), histórico líder indígena y co-fundador de American Indian Movement (Movimiento Indígena de América del Norte).[2]
Tal como lo predijo Dennis Banks la represión contra la comunidad de protectores del agua fue creciendo en las semanas siguientes hasta alcanzar su pico el domingo 20 de noviembre. En temperaturas gélidas de cinco grados bajo cero la policía reprimió a los manifestantes lanzando chorros de agua y provocando cientos de casos de hipotermia. También usaron gases lacrimógenos, gas pimienta y balas de goma que lesionaron a unos trescientos manifestantes. El caso más grave fue el de Sophia Wilansky (21 años) que fue herida por una granada que le impactó en el brazo y le destrozó el hueso y los tejidos.
En estos momentos se prepara para la tercera cirugía, y deberá sobrellevar otras adicionales en el esfuerzo por salvarle el brazo que fue prácticamente separado del cuerpo por la granada. Esta joven de Nueva York, que como numerosas otras personas acudieron a Standing Rock para solidarizarse con los pueblos originarios fue víctima de abuso de fuerza cuando ejercía el derecho a la protesta, garantizado por la primera enmienda a la Constitución. Un derecho que está siendo sistemáticamente violado por la policía de Morton (Dakota del Norte) y la Guardia Nacional.
Linda Black Elk, integrante del cuerpo médico de Standing Rock, que presenció la represión del domingo pasado, afirmó: «La policía ha incrementado el nivel de violencia contra los protectores del agua. Yo he visto las diferentes armas usadas en contra nuestro: gas lacrimógeno, balas de goma, granadas. Parece que están poniendo a prueba sus armas contra nosotros en una creciente militarización de la represión». Agregó: «Sentimos una gran decepción con el presidente Obama. Estuvo aquí, hizo promesas y no cumplió ninguna de ellas.»
Esta conducta gubernamental contra los derechos de los pueblos originarios no es sorprendente, sino coherente con la conducta histórica del gobierno de EE.UU., que ha cometido y/o permitido abusos en tierras indígenas desde el inicio de la colonización. Ejemplos de los abusos contra los pueblos lakota y dakota son la apropiación de terrenos en Black Hills (Montañas Negras) de Dakota del Sur después del descubrimiento de oro en la década de 1870, y la construcción de embalses en el río Missouri que causó inundaciones en poblados, en zonas forestales y en granjas en Dakota del Norte y del Sur durante la década de 1950.
Mni Wiconi: El agua es vida
El jueves 24 de noviembre medios alternativos como Unicorn Riot e Indigenous Rising Media transmitieron en vivo desde Standing Rock. Es el día en que en EE.UU. se celebra Thanksgiving (Acción de gracias). Según la historia oficial los indígenas salvaron a los peregrinos de la muerte ofrendándoles comida (versión tildada de falsa por historiadores como Roxanne Dunbar-Ortiz, quien dice que los indígenas jamás recibieron con los brazos abiertos a sus opresores).
Como un recordatorio irónico de la fecha, los protectores del agua pusieron mesas con comida. A pocos metros de ellos, varias decenas de policías cortaban la ruta, de uno y otro lado, a modo de cerco. Hay carteles con la frase: “No alimenten a los peregrinos” (Don’t Feed the Pilgrims). La consigna del día es: “No peregrinos, no oleoductos, no prisiones, no problemas”.
Cae una nieve ligera en la pradera desértica, la gente con sus abrigos gruesos, la cabeza cubierta con gorros o capuchas se mantiene en movimiento, algunos empiezan a entonar los poderosos cantos tradicionales lakota, y el grito “Mni Wiconi” (¡El agua es vida!)
Finalizó otra jornada en la larga batalla por Standing Rock, la mayor congregación de pueblos indígenas en más de un siglo, desde la Batalla de Little Bighorn -o Greasy Grass – que tuvo lugar en 1876. Fue una gran victoria de la alianza de tribus de las praderas -lakotas, cheyenes y arapahos- que derrotó al Séptimo Regimiento al mando del general Custer. Se dice que una visión del jefe lakota Sitting Bull fue la inspiración de los guerreros; un sueño en el que los soldados del ejército de EE.UU. caían del cielo. Fue la última victoria de los indígenas de las praderas. Hoy la comunidad de Standing Rock protagoniza una movilización histórica que por su capacidad de convocatoria, diversidad, continuidad y espíritu de lucha está plasmando una nueva y gran victoria.
Nota: Hace algunas horas, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. envió una orden de desalojo -a cumplirse el 5 de diciembre- a las autoridades de la Reservación Sioux. El jefe sioux Dave Archambault, al igual que otros representantes de la comunidad, respondieron que no se moverán.
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[1] More Than 300 A Year… Common Dreams: www.commondreams.org/news/2014/11/17/more-300-year-new-analysis-shows-devastating-impact-pipeline-spills
[2] Entrevista realizada por Abby Martin, Empire Files, TeleSur. Traducida del inglés por Silvia Arana: youtu.be/KqanmctAoLs
MIÉRCOLES 30 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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3) Disidentes y denunciantes bajo presión en Australia
Stephen de Tarczynski (IPS)
El vínculo de la australiana Samantha Castro con la organización mediática sin fines de lucro Wikileaks le provocó problemas con la Policía Federal Australiana. La activista asegura que la han seguido, que su coche fue registrado y que las autoridades la filmaron y fotografiaron, junto a sus hijos, en manifestaciones de protesta. Castro cree que la policía también intervino su cuenta de correo electrónico y su computadora, además de borrar los contactos de su teléfono.
“Invierten todo este tiempo y esfuerzo para perturbarme psicológicamente con la esperanza de que deje de hacer lo que estoy haciendo”, afirma Castro, una coordinadora de operaciones de la organización Amigos de la Tierra que en 2010 cofundó la Alianza de Ciudadanos Australianos de Wikileaks, actualmente conocida como Alianza de Denunciantes, Activistas y Ciudadanos (WACA, en inglés).
Wikileaks difunde documentos y archivos oficiales y censurados relacionados con la guerra, el espionaje y la corrupción. Aunque ganó varios premios a la libertad de los medios de comunicación, también provocó la ira de distintos gobiernos, incluido el de Australia. Castro explica que trabajar con el fundador de Wikileaks, el australiano Julian Assange – que permanece refugiado desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, con el fin de evitar su extradición a Estados Unidos – llamó la atención de las autoridades sobre ella.
La activista cree que fue su vínculo con la organización de Assange lo que provocó el allanamiento de su casa en 2014, algo que atribuye a la policía. “La razón de eso fue la información y el conocimiento (que tenía) cuando estaba con Wikileaks”, señaló Castro a IPS, que no denunció el incidente a la policía.
Aunque no faltaba nada de la casa, sus llaves estaban alineadas en la mesa de la cocina junto a un teléfono que había sido abierto. Castro tomó el hecho como un indicio de que estaba siendo vigilada. “Lo supe de inmediato. Fue un símbolo muy claro que querían que supiera que lo sabían”, según Castro, y añadió que pasó “mucho tiempo” buscando micrófonos en su casa.
Aunque la policía no realiza comentarios sobre sus operaciones en curso, se requiere una orden judicial para vigilar a una persona. IPS entiende que también se necesita la aprobación de un juez para entrar a una vivienda y colocar de manera encubierta un dispositivo de escucha. “He sentido la ira del estado de vigilancia desde que fundamos WACA”, afirmó Castro.
No solo los activistas de organizaciones no gubernamentales como WACA se sienten presionados. Existe la sensación de que se está achicando el espacio para que la sociedad civil en general exprese su discrepancia o denuncie abusos. Aquellos que lo hacen se arriesgan al vilipendio público, a la pérdida económica y a la cárcel.
En su visita a Australia en octubre, el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas, Michel Forst, expresó su sorpresa ante la situación. “Me asombró observar la creciente evidencia de una serie de medidas acumulativas que han generado simultáneamente una enorme presión sobre la sociedad civil australiana”, declaró entonces.
Entre las cuestiones a las que se refirió Forst destacan el retiro de fondos a organizaciones ambientales e indígenas y las leyes contra las protestas y a favor del secreto, “particularmente en las áreas de la inmigración y seguridad nacional”. En 2015, el fiscal general George Brandis calificó a los ambientalistas que recurren a las acciones legales para promover su causa de “activistas verdes radicales” que “se involucran en demandas para detener importantes proyectos económicos”.
El estado de Tasmania, según Forst, “priorizó los intereses empresariales y gubernamentales sobre los derechos democráticos de los individuos a protestar pacíficamente”. Del mismo modo, una ley aprobada en marzo en el estado de Nueva Gales del Sur implica que los manifestantes corren el riesgo de pasar hasta siete años en la cárcel por interferir con actividades mineras.
Hace poco más de un año se aprobaron leyes de retención de datos, supuestamente por razones de seguridad nacional, que obligan a las empresas proveedoras de servicios a mantener los metadatos de las actividades de telecomunicaciones realizadas por los australianos durante dos años. Veintiún organismos estatales pueden acceder a los datos y solicitar una orden de información periodística para identificar la fuente confidencial de un reportero.
Paul Murphy, director general de la Alianza de Medios, Artes y Entretenimiento, un sindicato de periodistas, dice que la ética de la profesión requiere que los periodistas protejan la identidad de sus fuentes. “Los periodistas deben trabajar de manera más inteligente para asegurar que la gente valiente pueda contar sus historias con confianza y el periodismo de interés público pueda seguir desempeñando su papel vital en una democracia sana y funcional”, argumentó.
Tampoco se salvaron aquellos en cargos superiores.
La profesora Gillian Triggs, presidenta de la independiente Comisión de Derechos Humanos de Australia, recibió críticas de varios ministros del gobierno desde la publicación en 2015 de su informe sobre la salud mental y física de los niños detenidos. El entonces primer ministro Tony Abbott declaró que el informe tenía motivos políticos y que la comisión “debería estar avergonzada de sí misma”, mientras que el ministro de Inmigración, Peter Dutton, dijo que gran parte del contenido era “obsoleto o cuestionable”.
En octubre, otro ministro instó a Triggs a “mantenerse fuera de la política y a apegarse a los derechos humanos”, mientras que el primer ministro Malcolm Turnbull confirmó el 16 de noviembre que el contrato de Triggs no se renovará cuando termine a mediados de 2017.
A pesar de todo, Triggs se defendió, un hecho que el profesor y activista Brian Martin considera que puede inspirar a otros “que quieran resistir”. Pero también tiene una contraparte. “Se podría decir que los ataques manifiestos, como aquél contra… Triggs, son una advertencia a los demás para que tengan más cuidado”, observó Martin. En 2015 también se aplicó la polémica Ley de la Fuerza Fronteriza, una norma que Forst describe como “sofocante”.
En junio se le canceló el contrato a un psicólogo con gran experiencia en los centros de procesamiento de inmigración extraterritoriales de isla Manus, en Papúa Nueva Guinea, y Nauru, después de que hablara sobre las atroces condiciones en los campamentos destinados a los solicitantes de asilo.
Las disposiciones de la ley en materia de confidencialidad prevén una pena de prisión de dos años para todo aquél funcionario de inmigración y protección fronteriza que divulgue “información protegida”, obtenida en el transcurso de su empleo.
Traducido por Álvaro Queiruga
MIÉRCOLES 30 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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4) El triángulo China-Vietnam-EEUU tras la elección de Donald Trump
Xulio Ríos (Rebelión)
La presidencia de Barack Obama resultó en un fortalecimiento significativo de las relaciones entre Hanoi y Washington y una ambivalencia de escasa proyección entre Beijing y Washington. El principal símbolo de una transformación impensable hace poco tiempo de esta ecuación fue el levantamiento del embargo sobre la exportación de armas a Vietnam. La razón de dicho cambio es evidente por más que se intente disimular: contener a China y su expansión regional. Con Beijing, quizá el principal logro fue el acuerdo climático, ahora en entredicho.
Las tensiones entre China y Vietnam no son nuevas. Hoy día, la pugna marítimo-territorial y sus implicaciones energéticas y estratégicas ensombrece un entendimiento que a priori se plantearía fácil a la vista de la relativa identidad de proyectos y sistemas que lideran los respectivos gobiernos. Lo cierto es que en los últimos tiempos se han multiplicado los esfuerzos por atemperar y evitar los conflictos. La última crisis, en 2014, ofreció un balance desolador (con numerosas fábricas y explotaciones chinas saqueadas e incendiadas) tras conocerse un plan del gigante asiático para instalar una plataforma petrolera en aguas disputadas.
China y Vietnam completaron recientemente una nueva misión de patrulla conjunta por una zona pesquera común del golfo de Beibu, iniciativa en marcha desde 2006, coincidiendo con la visita de Zhang Dejiang, el número tres chino, a Hanoi. El intercambio de visitas al máximo nivel es moneda común y ambas partes confían en que ese diálogo pueda dar resultados no solo superficiales. No es fácil.
Tras el giro de Filipinas con el nuevo gobierno de Duterte y la victoria de Donald Trump en EEUU, el escenario sugiere un nuevo enfoque en la región. De confirmarse las proclamas del magnate estadounidense, nos hallaríamos ante el fin del Pivot to Asia que lideró la ex secretaria de Estado Hillary Clinton. En dicho marco, Washington confiaba mucho en la capacidad para establecer una alianza con un Hanoi que no veía con malos ojos la presencia militar de su antiguo enemigo para mantener el equilibrio regional y hacer ver a China que la política de hechos consumados no es la mejor. Ahora se especula con la disposición de Trump a dejar que Asia se desvíe hacia una hipotética hegemonía china dejando en el aire los acuerdos de defensa mutua con sus aliados. Trump podría priorizar el entendimiento estratégico con Beijing sobre otras colaboraciones bilaterales.
Beijing y Hanoi comparten unas relaciones económicas y comerciales importantes. También políticas. Pero la sombra estratégica que les separa es alargada. Esto explica, entre otros, la adhesión de Vietnam al TPP o Acuerdo Transpacífico, ahora también de incierto futuro tras las críticas dispensadas por Trump, que lo calificó de puro desastre. De confirmarse, se renunciaría así al intento de determinar las normas comerciales de la región adelantándose a Beijing y a su Asociación Económica Regional Amplia (RCEP, siglas en inglés), tal como pretendía Obama.
Ni Hanoi ni Beijing dejarán de prestar atención a los nuevos humos que emanen de la Casa Blanca. Quizá las cosas no cambien finalmente tanto como ahora se sugiere. No obstante, a ambos compete un esfuerzo compartido y constructivo para definir un nuevo equilibrio en su relación que tenga en cuenta los respectivos intereses centrales. Al margen de las conveniencias de terceros.
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Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China
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5) Turquía-Unión Europea, juego de tahúres
Guadi Calvo (Rebelión)
Es por lo menos llamativa la opacidad de la Unión Europea (U.E.), frente a la certeza de que el presidente turco Recep Tayipp Erdogan sea capaz de cumplir con la amenaza de volver a permitir la salida de los miles de refugiados, en su mayoría, sirios, iraquíes y afganos, que en cumplimientos a los acuerdos migratorios entre Ankara y Bruselas (sede de la U.E.), vigentes desde el 20 de marzo pasado, Turquía se ha comprometido a retener en su territorio.
Claro, nadie hace nada por amor y mucho menos Erdogan, en retribución del gesto “humanitario” hacía Europa, Bruselas se comprometía con Ankara, fundamentalmente en tres puntos: El fin del pedido de visados, para los ciudadanos turcos que quisieran viajar a la U.E.; 6 mil millones de euros para sostener a los refugiados y otros 3 mil adicionales y la aceleración de los trámites para que de una vez Turquía pueda ingresar a la Unión Europea. Un anhelo turco, que se viene postergando y provoca las iras de Erdogan, más cuando países como Croacia, que comenzó al mismo tiempo que Turquía, 2005, sus trámites de adhesión a la U.E. es miembro pleno desde 2013.
La puesta en marcha de los acuerdos sobre los refugiados entre Ankara y la U.E. han logrado disminuir de manera notable el flujo de llegadas a Grecia de nuevos contingentes. Hace un año, se estaban produciendo alrededor de 2 mil arribos cada 24 horas, en lo que va de noviembre, solo en una oportunidad, han alcanzado las costas griegas doscientas personas en un día.
Para Europa, era esencial poner en marcha el pacto con Erdogan, el casi millón y medio de refugiados que llegaron a territorio europeo durante 2015, han provocado innumerables repercusiones entre los socios de la U.E. y fronteras adentro de cada país europeo, que con mayor o menor consecuencia cada una de las naciones del continente se vieron afectadas.
La cuestión de los refugiados ha sido fundamental para que el movimiento anti europeos británicos pudieran lograr el Brexit, de lo que todavía no se ha podido determinar en cuanto ha socavado la estructura de la U.E. Otra de las consecuencias más significativas ha sido, también, la perdida del liderazgo por parte de Alemania, y que su canciller Ángela Merkel, principal impulsora de las políticas de puertas abiertas a la inmigración, que no solo erosionaron su imagen en el continente, sino y fundamentalmente en Alemania, provocando un corrimiento del electorado hacia partidos de extrema derecha, en que los neo nazis de Alternativa para Alemania (AfD) se han llevado un muy buena tajada, impensada tan solo dos años atrás.
El avance de las posturas anti Unión Europea, nacionalistas, islamofobicas, separatistas y xenófobas, han estallado en casi todo los país. Sino que lo diga Francia, que se prepara para las elecciones presidenciales del próximo abril, las que sin duda se resolverán entre el candidato del conservador Partido de los Republicanos, encabezado por François Fillon, y el ultra derechista Frente Nacional de Marine le Pen, mientras que todo el espectro de la izquierda se ha diluido, llevándose también los resto mortales del Partido Socialista, tras el fracaso del actual presidente François Flanby Hollande.
Países como Austria, Bélgica, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Ucrania, hoy están gobernados por partidos con reminiscencias neo nazis, que de cumplirse las amenazas del presidente turco, las consecuencias para los refugiados, podrían ser terribles, ya que se negaran no solo a recibir las cuotas de refugiados impuestas por Bruselas, sino a tan siquiera permitirles transitar por sus territorios, los países Balcánicos y otros de Europa central, ya han levantado kilómetros de alambradas para cerrar el paso a las olas de desesperados, que podían estar llegando, de cumplir Erdogan, antes de fin de año, junto al durísimo invierno. Se espera además que las posturas más atrabiliarias sigan sumando voluntades a partir del triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos.
Moros en la costa.
Erdogan, ha echado en cara a Bruselas su falta de disposición a darle una verdadera solución al problema migratoria: Hace unos días declaró en su reciente visita a Pakistán, donde busca extender sus alianzas, que: “Europa se ha negado históricamente a tratar con honestidad las crisis.” En son de alianzas Ankara también está buscando llegar Rusia, China e incluso Irán, un archienemigo no solo en lo regional sino también en lo religioso, como para mostrarle a Europa que Turquía no va a quedar aislada.
Según las cifras oficiales, Turquía tiene en su territorio el mayor número de refugiados en todo el mundo, casi 3.5 millones, se estima que los no registrados podrían llegar a los 700 mil. Erdogan ha declarado en varias oportunidades, que si antes de fin de año, la U.E. no resuelve el problema del visado para los turcos, romperá el acuerdo liberándose de cualquier obligación.
Bruselas se ampara en el no cumplimiento de lo pactado, ya que Ankara se ha negado sistemáticamente en reformular su legislación antiterrorista vigente, que se ha extremado tras el ¿fallido? golpe de estado de julio pasado, por lo que la represión y las persecuciones se han incrementado de manera exponencial. La jefa de la diplomacia de la U.E. Federica Mogherini, declaró que los países miembros, siguen con preocupación las medidas represivas de Erdogan.
Tras el “golpe” el Sultán decretó el estado de emergencia, lanzándose a la persecución de opositores lo que ha producido 40 mil detenidos en las primeras horas, de los que permanecen en prisión 31 mil, ha suspendido o despedido a unos 130 mil empleados públicos, entre los que hay que contar 2386 jueces y fiscales, además de miles de militares, policías, profesores. Además se han detenido a 135 periodistas lo que convierte a Turquía en el país del mundo con más trabajadores de prensa encarcelados. Ha detenido a cerca de media docena de parlamentarios opositores, de manera absolutamente arbitraria, fuera de todas las normas constitucionales. Estableció severas restricciones a la libertad de prensa y ordenado el cierre de algunos medios y suspendido 56 mil pasaportes para evitar que sus propietarios puedan salir del país. Como frutilla de esta gran torta represiva el sultán Erdogan procura ahora establecer la pena de muerte.
Lo que ha hecho que la comunidad internacional, en especial la U.E. y Estados Unidos, de desgarren las vestiduras, como si ellos a los centenares de miles de muertos, que sus políticas imperiales han provocado, solo contando a partir del 2011, hubieran gozado de todas las garantías legales del caso. Nadie podría defenderlas las políticas llevadas a cabo por Erdogan, en ningún campo, y muchos menos en lo concerniente a los Derechos Humanos, pero que la U.E. y Washington, se arroguen algún derecho a la hora de juzgar y condenar, si no fuera tan trágico movería a risa.
El jueves 24 el Parlamento Europeo, decidió congelar las negociaciones para el ingreso de Turquía a la U.E., lo que sin duda aproxima a Erdogan, a abrir sus fronteras, generando un verdadero caos en primera instancia en Grecia, que ya tiene unos 60 mil y apenas puede mantener. El ingreso de solo algunos pocos miles de nuevos refugiados produciría un efecto domino que iría avanzando por el resto de Europa, y nadie podría adelantar en que terminaría esa nueva oleada.
Todas las fronteras europeas de hecho están cerradas, y solo generaría más controles y vigilancias produciendo chispazos en cada punto fronterizo. A Italia, la han abandonado a su surte con los miles de refugiados que intentan llegar desde Libia, y ha generado en estos últimos meses más de 5 mil nuevo ahogados.
Una reciente declaración del presidente de la compañía de transportes Metro, Galip Öztürk, uno de los empresarios más cercanos a Erdogan, ha puesto los pelos de punta a más de un funcionario en Bruselas: “En cuanto el jefe (Erdogan) lo ordené, estamos listos para llevar refugiados a la frontera en nuestros miles de autobuses”. Europa ha errado el cálculo respecto a Erdogan, y sabe que a la hora de jugar sucio puede jugar mejor que nadie, al fin y al cabo aprendió de ellos.
MIÉRCOLES 30 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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