1) A 25 años de la desaparición de la URSS
2) Ahí vienen los rusos
3) La guerra y la paz en Estados Unidos
4) Libia: Un puzzle sangriento.
5) La inseguridad alimentaria es un agente de conflictos violentos
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COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 803 / Miércoles 14 de diciembre de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader
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1) A 25 años de la desaparición de la URSS
Víctor Arrogante (Rebelión)
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue fundada en 1922 como un Estado federal marxista-leninista, tras la Revolución de 1917. Con la muerte de Lenin, Stalin consiguió el poder y dirigió el país durante 31 años con una industria a gran escala, una economía centralizada y una extrema represión política. Tras 69 años de existencia, en 1991, bajo la presidencia de Mijaíl Gorbachov, las políticas de Glásnost (transparencia social y política) y Perestroika (reestructuración económica), diseñadas para modernizar el país, fueron parte de la causa de la desaparición, dando paso al «oso ruso».
La muerte de Lenin en enero de 1924, desencadenó una dura lucha por el poder entre Trotski y Stalin, ganando éste la lucha por el control del aparato del partido. Iósif Stalin construyó la gran dictadura del siglo XX hasta su muerte en 1953. Su sucesor Nikita Jruschov, presentó al pleno del XX congreso del Partido Comunista en 1956, un informe con los errores políticos y los crímenes cometidos por el stalinismo, dando paso a una campaña nacional de desestalinización.
La Perestroika produjo una gran descentralización de la economía, que comenzó a privatizarse, bajo el control de los gobiernos regionales. La participación política permitió el multipartidismo, el nacionalismo, cuestiones contrarias al régimen comunista. «Son propiedad del Estado, es decir, patrimonio de todo el pueblo, la tierra, el subsuelo, las aguas, los bosques, las fábricas, las minas, el transporte ferroviario, acuático y aéreo, los bancos, los medios de comunicación y las grandes empresas agropecuarias organizadas por el Estado, así como las empresas de servicios municipales y el fondo fundamental de viviendas en las ciudades y localidades industriales». (Artículo 6, Constitución soviética 1936). Las políticas de Gorbachov no siguieron el rumbo esperado y en 1991 la Unión Soviética se disolvió ante la secesión de sus repúblicas, convertidas en estados independientes.
El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia (Borís Yeltsin, Leonid Kravchuk y Stanislav Shushkiévich), en la reserva natural de Belavézhskaya Pushcha, se firmó el acta de defunción de la URSS, que quedó disuelta de facto el 26 de diciembre. El día anterior Mijaíl Gorbachov había dimitido y traspasado sus poderes a Borís Yeltsin, presidente de la Federación Rusa. El Soviet de las Repúblicas del Soviet Supremo de la URSS firmó su propia disolución, naciendo en su lugar la Comunidad de Estados Independientes (CEI), organización supranacional configurada por 10 de las 15 ex repúblicas soviéticas.«Ni un país, ni una alianza militar ni una zona de libre comercio, sino un signo de interrogación» (Stephen Kotkin).
La URSS se desplomó y sin control. Había fracasado el experimento comunista. El capitalismo de Estado se encargó de estrangular la libertad del pueblo. La guerra fría había desangrado a la URSS, al gastar grandes cantidades de recursos en armamento y tecnología improductiva y mantener gran cantidad de hombres en armas. La corrupción, una lacra atribuida al capitalismo, se desarrolló en la enorme burocracia del Estado y en las repúblicas que lo conformaban. Los planes de desarrollo y producción también fracasaron. Habían sido mal enfocados, gestionados y los objetivos nunca se lograron.
El fracaso del comunismo en la URSS, no desvirtúa la crítica al sistema antagónico. La URSS, con todos sus errores, consiguió grandes logros. Fu el primer país en el mundo capaz de garantizar a todos sus ciudadanos, una vivienda, un trabajo, una educación y una sanidad universal y de calidad; una jubilación adecuada al tipo de trabajo realizado, vacaciones pagadas, derecho a baja remunerada con el 100% del salario y la igualdad salarial entre mujeres y hombres.
La enorme burocracia, el exceso de normas y reglamentos en las empresas y la carencia de medios modernos de gestión, fueron algunas de las causas de la caída de la URSS. Las cuotas de producción se fijaban en términos cuantitativos, lo que dio lugar a una producción de baja calidad. Como los salarios, bonos y promociones, dependían de que se alcanzaran los objetivos fijados por los planes del sistema central de planificación, se inducía a falsear los resultados. Con todo, por la falta de libertades y democracia, y por la presión occidental.
La Revolución rusa fue la primera que ganó el proletariado. La Revolución francesa, dejó intacta la propiedad privada capitalista de los medios de producción como sistema económico imperante. En cambio, la Revolución soviética, fue la prueba tangible que necesitaban los parias de la tierra para estar seguros de que el sueño de Marx no era irreal. La Gran Revolución Socialista de Octubre abrió para la Humanidad una nueva era, la del socialismo científico a la práctica humana del socialismo.
La Revolución de Octubre fue desde su primer momento un referente del movimiento obrero internacional e internacionalista y de las organizaciones socialistas que no claudicaron al belicismo y las ansias de conquista de los poderosos. El criterio para valorar los hechos históricos, debería ser por la bondad o maldad de su esencia. Y la esencia de la Revolución Socialista fue mejorar la suerte de los parias de la tierra.
Responsabilizar del fin de la URSS exclusivamente a Mijaíl Gorbachov, por su acción u omisión, sería simplificar la cuestión, El colapso de las llamadas democracias populares en Europa oriental acabó golpeando a la propia URSS; los dirigentes de la perestroika, alteraron el equilibrio político económico y social existente, sin tener alternativas consolidadas.
El parlamento surgido en 1989 en la URSS, enmendó la Constitución, que establecía el papel dirigente del Partido Comunista. La consecuencia fue el desmoronamiento de la columna vertebral del Estado. Ese mismo parlamento y ese mismo año eligió a Mijail Gorbachov como presidente de la URSS, que significó el principio del fin, porque le privó de la legitimidad que hubiera tenido si hubiera sido elegido por sufragio universal. El entierro del artículo 6 es la medida más trascendental adoptada en los cinco años de perestroika, ya que el papel dirigente del PCUS era la piedra de toque para definir el socialismo real. Una vez aceptada la pluralidad de partidos y el juego democrático, todo se ponía en cuestión, incluso si la URSS debería seguir siendo o no socialista.
Un intento de golpe de estado por parte de los comunistas radicales, fue impedido por los sectores reformistas, que exigieron la disolución del PCUS. Impotente y abandonado por casi todos, el día 25 de diciembre de 1991, Gorbachov renunció a la presidencia de un Estado ya desintegrado. Entregó el maletín nuclear a Boris Yeltsin y ordenó arriar la bandera roja de la torre del Kremlin.
MIÉRCOLES 14 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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2) Ahí vienen los rusos
David Brooks (La Jornada)
Que la CIA y los políticos estadunidenses condenen la intromisión o intervención de otro poder en la política interna de un país, tiene un poco de humor negro, al menos para los que tienen memoria de las intromisiones estadunidenses en diversas regiones del planeta. La primera operación estadunidense de intervención electoral fue en 1948, en Italia, cuando la CIA apoyó a los demócratacristianos contra una coalición de izquierda.
Los principales líderes políticos, medios y analistas, acusan que los rusos intentaron intervenir en el proceso electoral de Estados Unidos con la intención de minar la democracia. La dirigencia de ambos partidos en el Congreso, la campaña de Hillary Clinton e integrantes del Colegio Electoral han solicitado ser informados y realizar más investigaciones sobre lo que consideran un grave atentado contra el país por el régimen de Vladimir Putin.
El problema es que no se ha presentado ninguna evidencia de tales acusaciones. Por ahora, lo único con que se cuenta es que oficiales anónimos dicen que la llamada “comunidad de inteligencia” ha concluido que los rusos intervinieron en la elección, aunque aparentemente no hay consenso entre la CIA y el FBI sobre esto.
Todo ha sido a través de filtraciones de fuentes anónimas de la CIA al Washington Post y el New York Times, asegurando que el gobierno ruso está detrás de un atentado contra la democracia estadunidense y, más allá de eso, que la CIA concluyó en una “evaluación secreta” que Rusia interfirió no sólo para minar el sistema electoral, sino específicamente para ayudar a Donald Trump a ganar la elección.
Hoy, Mitch McConnell, dirigente de la mayoría republicana en el Senado, y su contraparte Paul Ryan, presidente de la cámara baja, afirmaron que apoyan una investigación legislativa además de la que ordenó el presidente Barack Obama, esto después de que varios de sus colegas de ambos partidos exigieron indagaciones.
Ambos condenaron cualquier ataque cibernético contra Estados Unidos pero evitaron detallar qué tipo de investigación realizarán. Sin embargo, otros de sus colegas, como el influyente senador republicano John McCain aseguraron que “no hay duda” sobre el hackeo de servicios de inteligencia rusos, algo que llamó “otra forma de guerra” y se comprometió a realizar una investigación plena del asunto.
Aparentemente los líderes republicanos decidieron romper con la posición de Donald Trump, quien ha reiterado que los rusos no están detrás de este complot, afirmó el domingo que esas acusaciones son “ridículas” y “no creo para nada” que eso haya sucedido, argumentando que “no tienen idea si es Rusia o China o alguien, podría ser alguien sentado en una cama en algún lugar, digo, no tienen ni idea”.
Hoy reiteró que es casi imposible detectar el origen de un hackeo. Más aún, dijo que la CIA carece de credibilidad. Hoy su campaña comentó a reporteros que todo este asunto parece tener el objetivo de “deslegitimar el triunfo del presidente electo Trump”.
La campaña presidencial de la demócrata Hillary Clinton exigió hoy la desclasificación de toda la información oficial de inteligencia sobre la intromisión de Rusia. “Sabemos que la CIA ha determinado que la interferencia de Rusia en nuestras elecciones tenía el propósito de elegir a Donald Trump. Esto debería de angustiar a todo estadunidense. Nunca antes en la historia de la república hemos visto tal esfuerzo para minar el fundamento de nuestra democracia”, escribió John Podesta, presidente de la campaña, en una declaración.
Por otro lado, 10 ‘electores’, de los 538 integrantes del Colegio Electoral, enviaron hoy un comunicado exigiendo que se les brinde un briefing sobre la inteligencia en torno a la mano rusa en la elección estadunidense y sobre la existencia de indagaciones de vínculos entre Trump, o sus socios, con el gobierno ruso, y los resultados de éstas, antes de emitir sus votos el 19 de diciembre, acto en que se corona oficialmente el ganador de la elección presidencial.
Durante meses, la campaña de Clinton ha acusado al régimen ruso de intervenir en la elección estadunidense para sembrar dudas sobre su integridad y dañar la campaña demócrata para favorecer a Trump. Ha insistido en que Putin estaba detrás de los hackeos de los correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata (DNC) y de la cuenta de Podesta, entregando este material a Wikileaks para su difusión al pública.
El gobierno de Obama formalmente acusó a Rusia de promover problemas en el proceso electoral a través de sus hackeos a principios de octubre.
La filtración de los correos del DNC justo antes de la Convención Demócrata en julio sacudieron la campaña y obligaron la renuncia de la presidenta del órgano máximo del partido al revelarse que había conspirado con la campaña de Clinton para descarrilar la campaña del precandidato Bernie Sanders (algo que Sanders había denunciado durante meses pero que se comprobó con los correos).
Los correos de la cuenta de Podesta —más allá de cientos que son de su vida privada— revelan los debates y preocupaciones normales de una campaña con algunos chismes sobre conflictos entre algunos asesores y la familia Clinton, pero nada devastador.
Sin embargo, el ex director en funciones de la CIA, Mike Morell, declaró el domingo que “es un ataque sobre nuestra propia democracia, un ataque sobre quien somos como pueblo…. Un gobierno extranjero metiéndose en nuestras elecciones es, creo, una amenaza existencial a nuestra forma de vida…. es el equivalente político de un 11-S”, dijo a The Cipher Brief.
El periodista Glenn Greenwald, quien reportó y publicó los documentos filtrados por Edward Snowden, escribió en The Intercept que lo reportado por el Post y el Times está basado “exclusivamente en afirmaciones no verificadas de oficiales anónimos” que están difundiendo información sobre lo que supuestamente concluyó la CIA sobre evidencia que permanece completamente secreta, o sea, “no hay evidencia para estas aseveraciones… y menos pruebas”. Por lo tanto, advierte contra cualquier conclusión hasta contar con la evidencia, y no sólo el intercambio de filtraciones de fuentes anónimas.
Con todo esto, Rusia vuelve a su papel de los mejores tiempos de la guerra fría como amenaza mortal contra la democracia en el mundo, con todo y la consigna de “ahí vienen los rusos, ahí vienen los rusos” (título, por cierto, de una gran película antiguerra fría de 1966)
Además, que la CIA y los políticos estadunidenses condenen la intromisión o intervención de otro poder en la política interna de un país, es un poco de humor negro, al menos para los que tienen memoria de las intromisiones estadunidenses en diversas regiones del planeta. La historia de este tipo de intervenciones de Washington, y la CIA en particular, está ampliamente documentada, incluso en investigaciones del Congreso.
La primera operación de intervención electoral fue en 1948 en Italia cuando la CIA apoyó a los demócratacristianos contra una coalición de izquierda.
Vale solo recordar algunos de los casos más prominentes, como el de Salvador Allende en Chile —no solo del golpe de Estado del 11-S de 1973, sino en la contienda electoral de 1964, donde la CIA invirtió más de 4 millones en proyectos encubiertos para prevenir su elección, algo que repitió sin éxito en 1970— así como el derrocamiento de Mohammed Mossadegh de Irán en 1953, Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954, Patrice Lumumba del Congo en 1961, y por supuesto, la lista larga de intentos contra Cuba, así como las denuncias más recientes por Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre decenas de casos más en varias regiones del mundo.
MIÉRCOLES 14 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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3) La guerra y la paz en Estados Unidos
Gerardo Honty (Alai)
En mayo de este año la empresa Energy Transfer Partners inició la construcción del oleoducto Dakota Access Pipeline que debe unir los campos petroleros de Bakken, en Dakota del Norte, con las refinerías de Illinois. El ducto, de casi 2.000 kilómetros de extensión, transportará medio millón de barriles diarios y su tendido tendrá un costo de USD 3.000 millones. Si bien los cuatro estados por donde debe pasar el ducto (Dakota del Norte, Dakota del Sur, Iowa e Illinois) habían aprobado las obras, aún faltaba la autorización del Cuerpo de Ingenieros del Ejército para el cruce de la tubería por debajo de los ríos Mississipi y Missouri.
Standing Rock
En el límite entre los estados de Dakota del Norte y del Sur, sobre el río Missouri se encuentra la reserva Sioux (pueblos Lakota y Dakota) de Standing Rock. Esta reserva, de 9.000 km2 de extensión y 8.000 habitantes, es una de las mayores de Estados Unidos y es parte de la Gran Reserva Sioux definida en 1851 por el tratado de Fort Laramie. Algunos años después de la firma del tratado en las montañas de Black Hill (Colinas Negras), sagradas para los Sioux, fue descubierta una importante veta de oro y el Congreso de Estados Unidos modificó unilateralmente y sin consentimiento indio los límites del tratado para apropiarse de Black Hills. Esto dio origen en 1876 a una de las mayores guerras entre el ejército y los nativos americanos en la historia de Estados Unidos y tuvo su epicentro en la famosa batalla de Little Bighorn donde Toro Sentado derrotó y dio muerte al general George Custer. Pero finalmente los Sioux fueron vencidos por el poderío del ejército y en 1889 la Gran Reserva Sioux fue dividida en seis reservas menores entre las que se encuentra Standing Rock.
Como en una batalla definitiva, o como manera de avasallar últimamente el corazón sagrado de las montañas indias, el Congreso de Estados Unidos aprobó la construcción en las laderas de las Black Hills de las famosas esculturas con los rostros de los cuatro presidentes de EEUU: George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt, finalizadas en 1941.
La población de Standing Rock manifestó desde el principio su oposición a que el oleoducto pasara por sus tierras y por debajo del lago Oahe, en el río Missouri argumentando que destruirían sus sitios sagrados, contaminarían el agua y destruirían su ambiente. Según los líderes indígenas el tendido proyectado pasa a menos de un kilómetro de la frontera de su territorio y, por lo tanto, la tribu defiende lo que entiende es su interés soberano sobre la protección del agua, sus recursos culturales y su patrimonio. Además, a lo largo de la ruta del oleoducto existen sitios de importancia religiosa y cultural, incluyendo sitios de entierro de sus antepasados. El oleoducto cruzaría las tierras tradicionales y ancestrales de la tribu, que formaron parte del tratado de Fort Laramie poniendo en peligro muchos lugares sagrados. Los indígenas argumentan que la ley federal y los tratados internacionales obligan a la consulta y su consentimiento previo, obligaciones que no se han cumplido.
La resistencia
Unos meses atrás, se estableció el campamento Oceti Sakowin Camp para sostener la protesta. Cientos de personas fueron llegando, provenientes de diferentes tribus y pueblos el país, hasta transformase en la mayor concentración Sioux en Estados Unidos desde la batalla de Litle Bighorn. Oceti Sakowin (Och-et-eeshak-oh-win) es el nombre lakota del Consejo de los Siete Fuegos, la histórica unión de varios clanes tribales para dar origen al pueblo Sioux. A fines de noviembre unas 7.000 personas acampaban cerca de la zona donde la policía mantenía bloqueado el puente de Backwater, cerca de Cannon Ball.
Los activistas de la protesta fueron reprimidos en varias ocasiones por la policía y la seguridad privada de la empresa utilizando gas lacrimógeno, balas de goma, granadas y perros. A pesar del intenso frío, llegando a fines de noviembre, el campamento seguía creciendo y personas de distintas partes del mundo llegaban para apoyar a los manifestantes. El 25 de noviembre, la Corporación de Ingenieros del Ejército envió una carta al presidente Sioux de Standing Rock, declarando que planeaba cerrar la propiedad federal al norte de Cannonball River el 5 de diciembre, incluyendo el campamento Oceti Sakowin. Cualquiera que acampara más allá de esa fecha sería considerado intruso y sujeto a procesamiento.
Llegan refuerzos
Ante esta amenaza, en los primeros días de diciembre un grupo de al menos 2.000 veteranos de guerra del Ejército de los Estados Unidos se hicieron presentes para formar un «escudo humano» de protección de los Sioux en lucha. Convocados por Wesley Clark Jr. (un ex Teniente de Caballería hijo del reconocido general retirado y ex candidato presidencial Wesley Clark) y Michael Wood Jr. (veterano de la Marina), los ex militares vestidos con sus uniformes, rangos y banderas militares, comenzaron a arribar al campamento. “Nos congregaremos como una milicia pacífica y desarmada en la Reserva Sioux Standing Rock” dijo Clark a los medios de prensa a su llegada al campamento.
Otro veterano, Jason Brocar, de 44 años, dijo al New York Times que se conmovió por las escenas televisadas entre la policía y los civiles y que eso estuviera sucediendo en los Estados Unidos. «Incluso en Irak, había algunas reglas que cumplir. Si esos chicos no tienen armas, simplemente no tiene sentido, esto no es un polígono de tiro».
Finalmente, en la tarde del 4 de diciembre, esta batalla llegó a su fin: el Cuerpo de Ingenieros del Ejército decidió no aprobar el actual trazado del oleoducto. La resolución argumenta que, después de extensas consultas, entiende que la mejor forma para proceder es “explorar rutas alternativas para el cruce del oleoducto” y elaborar un estudio de impacto ambiental más amplio. Seguramente no sea la batalla final. La amenaza de una rectificación de esta decisión una vez que Donald Trump asuma la presidencia, pende sobre la cabeza de los Sioux. Tampoco es evidente que un nuevo trazado vaya a minimizar las amenazas para los sitios y el agua de su población.
El perdón
Pero lo más significativo, o quizá la batalla tal vez más trascendental para el futuro fue lo que ocurrió el lunes 5 cuando los cientos de veteranos del ejército de los Estados Unidos pidieron perdón por las atrocidades cometidas contra el pueblo Sioux. «Hoy fui testigo de algo poderoso y profundo», dijo Jon Eagle, Oficial Tribal de la Reserva Sioux en Standing Rock. «Wes Clark Jr. y los veteranos reunidos se arrodillaron y colectivamente pidieron perdón por el genocidio y los crímenes de guerra cometidos por los militares de Estados Unidos contra naciones tribales en este país».
«Muchos de nosotros, yo particularmente,» comenzó diciendo Clark, «provengo de unidades que los han lastimado a lo largo de muchos años, tomamos sus tierras, firmamos tratados que luego rompimos, robamos minerales de sus montañas sagradas, insultamos con las caras de nuestros presidentes sus colinas sagradas y tratamos de eliminar su idioma… Nosotros no los respetamos, contaminamos su tierra y los hemos herido de muchas maneras». Luego se arrodilló ante el jefe Leksi Leonard (Crow Dog) y agregó: «Pero ahora venimos a decir que lo sentimos, que estamos a su servicio y le rogamos su perdón».
El jefe Leonard, en nombre de las tribus presentes, a su vez pidió perdón por cualquier daño que podría haber sido causado el 25 de junio de 1876, cuando la Gran Nación Sioux derrotó a la 7 ª caballería dando muerte a más de doscientos cincuenta soldados estadounidenses. «Hoy perdonamos y pedimos la paz mundial», dijo al finalizar su discurso.
La hora de los veteranos
Sin duda, más allá del gran apoyo logrado de miles de personas, la presencia de los veteranos fue un elemento clave en la resolución del conflicto. Iba a ser muy difícil para la policía arremeter contra ellos como lo habían hecho contra los miembros de la comunidad y los demás activistas en ocasiones anteriores. Pero además, estos veteranos han logrado un cierto reconocimiento y organización que les permite imaginar nuevas batallas alineadas con sus nuevos objetivos. Estos ex militares están planeando dirigirse a la ciudad de Flint en Michigan, donde la población está embarcada en una batalla contra el gobernador Rick Snyder por la contaminacion con plomo del agua potable.
«No sabemos cuándo vamos a estar allí, pero nos dirigiremos a Flint», dijo Wesley Clark Jr. quien ha logrado recolectar más de un millón de dólares para su causa a través de GoFundMe, un sitio de recaudación de fondos para campañas de interés público. Según ABC News, este sábado 10 de diciembre, los veteranos tendrán su primera asamblea para resolver la mejor manera de apoyar la lucha de los ciudadanos de Flint. Un inesperado y poderoso apoyo viene a recibir el activismo ambiental norteamericano. Apoyo que aparenta ser una consecuencia directa de la victoria electoral de Donald Trump, una victoria que parece haber sembrado un nuevo mapa de alianzas en el corazón de la ciudadanía norteamericana.
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– Gerardo Honty es analista de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)
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4) Libia: Un puzzle sangriento.
Guadi Calvo (Línea Internacional)
Estado Islámico, al igual que en Raqqa, su capital en Siria y en Mosul la capital en Irak, el Daesh libio está dando los últimos estertores de resistencia en Sirte capital de Estado Islámico en Libia. Aunque de ningún modo, como en los dos primeros casos, esta situación indique la derrota de la organización del Califa Ibrahim. Y habrá que preparase tal cual lo practica EI en Irak, para los atentados contra lugares de alta concentración de civiles y que comenzaran a ser mucho más frecuentes, ya no solo en los territorios perdidos, sino en cualquier geografía en que las condiciones le sean propicias.
Sirte, desde junio de 2015, se convirtió en el epicentro de la actividad salafista en la patria del Coronel Gadaffi, donde llegaron después de haber sido expulsados de la ciudad de Derna, 600 km al este, próxima a la frontera con Egipto. Desde entonces diferentes fuerzas que componen el complejo entramado de organizaciones armadas en la Libia post Gadaffi, han intentado desplazar a los califados de Ibrahim, de la ciudad de Sirte, plaza comandada por el libio Usama Karama.
Desde mayo, un conjunto de fuerzas pro occidental, entre las que destaca las del Congreso Nacional General(GNA), que cuenta con uno de los tantos pretendidos embriones de ejército, que se han intentado generar desde 2011. Todos estos grupos armados han mantenido un cerco sobre el Daesh en Sirte, se han encontrado con una ferra resistencia, que en casi nueve meses no han podido vulnerar. Como prueba de ello el hospital central de Misrata, a unos 350 km de Sirte, se encuentra desbordado por la permanente llegada de sitiadores heridos en la dura batalla.
El número de bajas solo de los combatientes del GNA, sobrepasarían los mil, mientras que los heridos se estiman en más de 4 mil. Desde este último lunes 5, han corrido serios rumores que las fuerzas GNA, habrían tomado las últimas posiciones salafistas en el barrio de Giza en el corazón de Sirte, donde un puñado de fieles combatientes de Califa, seguían resistiendo, ya sin ninguna posibilidad de escapar. Aunque en este tiempo fueron varias las oportunidades en que se afirmó la toma de Sirte, en esta ocasión pareciera ser cierta.
Desde agosto, los sitiadores contaron con el apoyo de la aviación norteamericana que a solicitud de Fayez Serraj, el seudo Primer Ministro, impuesto la Unión Europea y los Estados Unidos, con el obvio beneplácito de Naciones Unidas, atacó posiciones del Daesh, sin nunca precisar el número de víctimas civiles. Es por lo menos curioso que en el caso de los bombardeos de la aviación Rusa en Siria, las ONG y los medios de información occidentales, cuentan con listados de víctimas civiles llamativamente precisos. De ser real la caída de Sirte el Primer Ministro Serraj, tendrá un trabajo homérico a la hora de rearmar Libia, si eso fuera de algún modo posible.
Tras el ataque e invasión de la OTAN y sus mercenarios a comienzo de 2011, y tras seis años de guerra, occidente ha sabido una vez más construir un estado fallido, del país con los más altos índices de calidad de vida del continente hasta esa fecha. Sin instituciones, sin economía, sin nada parecido a un sistema de salud o de educación, sin fuerzas armadas, y con una única producción el petróleo, monopolizado por empresas occidentales que están sacando excelentes dividendos como la Eni de Italia, la austríaca OMV, la francesa Total, la británica BP, la estadounidense ExxonMobil o la griega Hellenic Petroleum, entre otra veintena.
En Libia, hoy lo único que cuenta es el poder de fuego de cada una de las 1700 bandas que operan por la libre y son contratan por organizaciones de contrabandistas (cigarrillos y medicamentos, nafta y gas oil), tráfico de personas (más de 110 mil personas salieron de las costas Libias en lo que va del año, lo que produjo a Estado Islámico se embolsaran casi 90 millones de dólares, solo en ese rubro, mientras que la totalidad de lo “facturado” por las organizaciones de traficantes redondearían unos 300 millones de dólares) también se trafica armas y obviamente droga. Grupos de al-Qaeda y Estado Islámico, operan en todo el territorio libio y en todos los países limítrofes. Estas bandas salafistas han entrado y salido del Libia, cada vez que lo necesitaron sin ningún tipo de obstáculos, ya que los controles fronterizos han desaparecido desde el derrocamiento de Gadaffi en 2011.
Fayez Serraj además de cerca del millón de refugiados, en las proximidades de Misrata, que han llegado desde todos los rincones de África por las rutas transaharianas, en espera de poder embarcarse hacia el sur de Italia. Estas bandas mafiosas siguen generado verdaderas fortunas fletando refugiados hacia Europa o hasta donde las embarcaciones naufraguen, a dos mil dólares por plaza. Quien quiera rearmar este puzzle sangriento, en que se ha convertido Libia, tras el derrocamiento y martirio del Coronel Mohammad Gaddafi, tendrá que pugnar con las fuerzas internas que podrían pretender independizarse de Trípoli.
No solo era el petróleo.
Las exigencias de los muchos centros de poder que tiene Libia harán prácticamente imposible el trabajo del seudo Primer Ministro Serraj, de convertir ese terreno desvastado en una nación. Los deseos de occidente chocaran con el mismo muro que han chocado en Afganistán y en Somalia.
Los analistas del Pentágono, quienes han diseñado este caos en Libia, parecen no haber entendido que la fórmula que les sirvió para horadar el poder de Gaddafi, la de enfrentar a las tribus, (cerca de 140, aunque son 30 la que han tenido peso político) entre si, que fueron la base de sustentación de Gaddafi durante sus cuarenta y dos años en el poder, ahora están enfrentadas irremediablemente, el complejo equilibrio tribal ha sido definitivamente roto, y ese fue si el único poder histórico y constante en Libia, por lo que atomizado no tiene posibilidades de estructurar el país como se conoció hasta el 2011. La reconstrucción del tejido de confianza entre las tribus, tardara décadas en regenerarse, y ni podrá hacerlo justamente un hombre como Fayez Serraj, colocado con fórceps por los extranjeros.
No es casual que la sublevación contra Gaddafi, se halla iniciado en Benghazi, capital de la provincia de Cirenaica, rival histórica de Trípoli. Benghazi, que ha declarado su autonomía, en agosto de 2013, cuenta con grupos armados propios y negocia por separado “su” petróleo con las empresas occidentales. Tobruk, donde rige un parlamento autónomo desde 2014, es la base de sustentación del controvertido general Khalifa Hafner, quien se auto postuló como el hombre fuerte de Libia, tras haber traicionado a Gaddafi. Cansado de que sus pedidos de apoyo nunca hayan sido escuchados por Washington, más allá de haberle prestado grandes servicios al Pentágono y la CIA, Hafner ha cambiado de estrategia y ha iniciado una serie de reuniones con altas autoridades rusas y chinas, buscando apoyo militar y financiero.
La sureña provincia de Fezzan, que desde septiembre de 2013 ha declarado su autonomía. Históricamente Fezzan, han manejado trafico de personas y el contrabando, actividad que diferentes tribus que se afincan en el territorio como los tuareg y los toubou siguen explotando. En 1953, en búsqueda de yacimientos petroleros en la provincia de Fezzan, se descubrieron grandes acuíferos, estimada cada cuenca entre los 4800 y 20000, kilómetros cúbicos lo que lo convierte en el tercer acuífero del mundo.
En 1984, el coronel Gaddafi, comenzó quizás su proyecto más ambicioso, el Gran Río Artificial, el proyecto de riego más grande del mundo, que proveería de agua a todo el país. Para ellos fueron cavados 1300 pozos algunos de hasta 500 metros de profundidad, para bombear agua de las reservas de agua subterráneas. Para después distribuirlos a casi siete millones de personas, llegando a Trípoli, Benghazi, Sirte y en otros puntos a través de una red de tuberías subterráneas de 4 mil kilómetros de extensión y que permitían abastecer de agua a más de 150 mil hectáreas para cultivo.
En julio de 2011, la OTAN, atacó el suministro de agua, cerca de la ciudad de Brega, e incluso destruyó la fábrica que producía las tuberías. Estos ataques dejaron sin agua al 70% de la población, que no solo la utilizaba de manera personal, sino también para el riego. Occidente ha hecho sin duda las cosas demasiado “bien” en Libia, como que para alguien alguna vez pueda volver a armar ese puzzle sangriento.
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5) La inseguridad alimentaria es un agente de conflictos violentos
Dominique Von Rohr (IPS)
Unas 2.000 millones de personas viven en países donde la violencia, los conflictos y la fragilidad de las instituciones son comunes; una inestabilidad política a menudo relacionada con la inseguridad alimentaria. La escalada de enfrentamientos en Siria, Yemen y Sudán del Sur deja a un número creciente de personas en situaciones imposibles.
“Los conflictos dejaron a unas 56 millones de personas a situación de crisis o de emergencia en materia de inseguridad alimentaria”, se lamentó Kimberly Flowers, directora de Global Food Security Project, en la Conferencia John McGovern, convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Pero desde la crisis por el precio de los alimentos de 2007-2008, cuando el número de personas con hambre aumentó a 1.000 millones de personas, que afectó a uno de cada seis habitantes del planeta, las autoridades comenzaron a prestar atención al problema a este problema.
Durante el gobierno del presidente Barack Obama, Estados Unidos invirtió 6.600 millones de dólares en “Alimentar el futuro”, un programa de desarrollo de largo plazo para reducir la pobreza y el hambre. La iniciativa procura enseñar a los agricultores de países en desarrollo nuevas técnicas agrícolas, formas de aumentar la productividad y mejorar la nutrición. Flowers subrayó que en ese país, el enfoque de la seguridad alimentaria no varía de un partido a otro. El Congreso legislativo aprobó la Ley de Seguridad Alimentaria Global en el verano boreal pasado, que garantiza que el hambre y la pobreza seguirán siendo una prioridad en materia de política exterior.
“La seguridad alimentaria es real y basada en la evidencia. El Congreso comprende la importancia de atender este asunto”, observó. La incertidumbre instalada tras la elección de Donald Trump en muchos terrenos, no cambiará el hecho de que la ley de Seguridad Alimentaria Global garantiza que las inversiones continuarán por dos años más. Por primera vez, los servicios de inteligencia estadounidenses reconocieron la relación entre inestabilidad política e inseguridad alimentaria, y estimaron que el riesgo que plantea a muchos países, aumentará en los próximos 10 años por las perturbaciones que la producción, el transporte y el mercado ocasionarán a la disponibilidad de alimentos a escala local.
“La inseguridad alimentaria es tanto causa como consecuencia de conflictos”, dijo Flowers en la conferencia, antes de considerarla un “imperativo para la seguridad nacional”. La falta de acceso a los alimentos puede servir como instrumento estratégico para la guerra. “Las poblaciones hambrientas tienen más probabilidades de expresar su frustración con las autoridades en problemas, perpetuando un ciclo de inestabilidad política y socavando el desarrollo económico a largo plazo”, explicó. Los autores de un informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), señalaron que la inseguridad alimentaria eleva el riesgo de quiebres democráticos, conflictos civiles, protestas, enfrentamientos y disputas comunitarias.
En Siria, el presidente Bashar al Assad y el Estado Islámico emplean los alimentos o su falta como tácticas de guerra, impidiendo la llegada de asistencia humanitaria a la población u ofreciendo alimentos a cambio de que se unan a sus filas. Además, la guerra devastó a la agricultura y le costó al país 35 años de desarrollo. La producción alcanzó un mínimo histórico, y los agricultores apenas si pueden quedarse en sus tierras, cuanto menos cultivarlas.
En Nigeria, la inseguridad alimentaria aumenta por la inestabilidad política y, en especial, afecta a las áreas donde opera Boko Haram. Sus acciones “impiden la producción de alimentos; colocaron minas en tierras cultivables, roban ganado y expulsan a la población civil, que deja tierras sin cultivar”, indicó Flowers. Eso hace que algunas zonas se queden sin su cosecha, y en las que quedan alimentos, los precios se disparan.
En Venezuela, la inseguridad alimentaria se relaciona con la mala gestión económica, pues “90 por ciento de los venezolanos se quejan de que los alimentos son demasiado caros”, apuntó Flowers. Otrora un país rico con un autoridades fuertes, la dependencia de Venezuela en los ingresos del petróleo dejó a la economía al borde del colapso tras la caída pronunciada de los precios de los combustibles fósiles. Además, la respuesta del gobierno a una población que cada vez tiene más hambre, fue autoritaria y represiva.
En Sudán del Sur, los conflictos entre el gobierno y los grupos de oposición tuvieron tal impacto en la economía que los precios de los alimentos se dispararon. La falta de alimentos y de asistencia alimentaria desempeñó un papel en la lucha contra la insurgencia. Alrededor de 95 por ciento de la población sursudanesa depende de la agricultura para vivir, “pero no hay infraestructura estatal de respaldo”, añadió Flowers.
“La peligrosa combinación de conflicto armado, infraestructura frágil y alza de precios de los alimentos básicos puede derivar en condiciones de hambruna”, observó. Los dos primeros de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, adoptados por la comunidad internacional en 2015, apuntan a erradicar la pobreza y el hambre, aunque queda la duda de si podrán lograrse en un contexto de inestabilidad política y de conflictos permanentes.
“Los ODS subestiman las dificultades de ayudar a más de 1.000 millones de personas a recuperar el camino sostenible del crecimiento económico y reconstruir un tejido social roto en un plazo de 15 años”, remarcó Flowers. Creer que es posible eliminar por completo el hambre y la pobreza dentro de los próximos 14 años no es realista. Pero el esfuerzo de poner en práctica los ODS tendrá un impacto sostenible en los países que necesitan ayuda.
Por ejemplo, en lo que respecta a la seguridad alimentaria, se pronostica que “el número de personas que la sufren disminuirá de forma significativa, 59 por ciento para 2026”, indicó. Flowers detalló que las variables más importantes para disminuir la inseguridad alimentaria son un gobierno fuerte y priorizar la agricultura en la agenda de desarrollo.
Traducido por Verónica Firme
MIÉRCOLES 14 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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