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ALEMANIA: DESALOJO EN “LIEBIG 34” – comcosur al día 2272 – 21.10.2020

COMCOSUR AL DÍA /AÑO 26 /Nº 2272 /miércoles 21.10.2020 Hoy:

1) Alemania: Desalojo en “Liebig 34” /Valentín De Negri
2) Cono Sur: Comercio exterior y después /José Antonio Rocca
3) Uruguay: MSP suspendió ensayo clínico con hidroxicloroquina para coronavirus luego de que la Comisión Nacional de Ética en Investigación presentara renuncia
4) Gracias a la pandemia, más ricos que antes /Sergio Ferrari
5) Martin Hilbert: «La verdadera fuente de poder de las redes ha sido llevarnos a nuestro narcisismo, enojo, ansiedad, envidia, credulidad y, por cierto, a nuestra lujuria» /Daniel Hopenhayn
6) Presencia mundial del armamentismo israelí /Luis E. Sabini Fernández
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2272 / miércoles 21.10.2020
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1) ALEMANIA: DESALOJO EN “LIEBIG 34”

Por Valentín De Negri desde Berlín

En la superficie esta historia podría ser una entre otras, no espectacular para la vida en una cuidad cada vez más neo-liberal. Un inversor deja expulsar 40 personas de una casa, porque una casa vacía vale más que una casa habitada. ¿Es eso un argumento válido para explicar que 4000 policías de toda Alemania, con equipamiento militar y unidades anti-terroristas vengan a asegurar el derecho a la propiedad? ¿Cómo explicar que un barrio sea declarado por 3 días en una zona restringida, cercándolo con puestos de control policial y permitiendo el acceso únicamente a personas que comprueben su residencia allí? Más aún, ¿cómo justificar que el despliegue policial costara a la sociedad alemana varias veces el valor de la casa en cuestión?

La casa

La casa con el número 34 en la calle Liebig fue ocupada, como tantas otras, a principio de los años 90. El muro recién había caído y las casas en el este de la ciudad permanecían en propiedad del estado. Los copiosos intentos del gobierno de la ciudad por parar las ocupaciones sin ofrecer una alternativa, dieron lugar al histórico enfrentamiento conocido como “La batalla en la Mainzerstrasse”. Tal fue la resistencia que prestó el movimiento social que la ciudad comenzó un proceso de legalización de las casas ocupadas. Entre las habitantes y el gobierno berlinés se firmaría un contrato que aseguraría un derecho de residencia permanente.

La particularidad de la “Liebig 34” es que fuera el primer y único proyecto de casa anarcha-queerfeminista de Berlín. Convirtiéndose así en refugio para personas que luchan contra discriminación, especialmente para mujeres ilegalizadas (sin permiso de residencia) y mujeres trans. Convirtiéndose así también, en hogar para nuevas visiones políticas y espacio para la creación de nuevos modos de vida. Al tiempo que, en conjunto con otras casas ocupadas en el mismo barrio, conformaba un centro de resistencia contra la especulación inmobiliaria y la gentrificación extrema que la ciudad padece desde los 90.

Por todo esto y más, la “Liebig 34” fue siempre odiada por la derecha y consecuentemente atacada por sus medios. Tildando a la misma y a sus habitantes de ser “un nido de terrorismo”, al tiempo que se decían ofendidos por la manera de vivir y el discurso queer-feminista que allí se defendían. Así la casa se convirtió en el “enemigo favorito” de la ultraderecha y de la policía, y como tal fue escena de numerosos operativos policiales antes de su desalojo.

Tras la reunificación, el gobierno de la ciudad restituyó las casas que habían sido colectivizadas a sus antiguos propietarios. Estos nuevos “antiguos” propietarios también heredaban la ocupación, pero la ciudad nunca se sintió en la obligación política de negociar nuevos acuerdos. De esta manera el destino de las casas ocupadas, se determinó muchas veces mediante procesos judiciales basados particularmente en contratos que 20 años atrás habían sido firmados de apuro para resolver un conflicto que se percibía como político.

En el caso particular de la “Liebig 34”, la casa es comprada por un inversor que en el 2018 se niega a renovar el contrato a sus inquilinas. Comenzando así, un proceso legal contra ellas. Parte de la contextualización es que el barrio en el que está situada la casa en los últimos años pasó por un fuerte proceso de gentrificación y mucha de la población que vivía allí desde el tiempo de la RDA, se vio obligada a abandonar sus viviendas debido al aumento de los precios.

El actual gobierno está constituido por los mismos partidos que firmaron el acuerdo de legalización en los 90, sin hacerse cargo de su responsabilidad histórica frente a los hechos. Se lavó las manos y en ningún momento asistió seriamente para encontrar una solución política al conflicto. Peor aún, el ala derechista de los socialdemócratas participó de la campaña mediática contra sus habitantes, abogando por la destrucción de este símbolo de izquierda radical. Resulta llamativo que en medio de una pandemia global y bajo las estrictas medidas de aislamiento que se proponen en muchos lugares, el gobierno alemán permita que 40 personas pierdan su hogar. Lo cual muestra las fallas de un gobierno supuestamente de izquierda, que en tiempos de coronavirus no decretó siquiera una moratoria general para los desalojos.

Más allá del caso concreto, este desalojo y la manera con la que fue impuesta se vio, no solo como un ataque a este proyecto en particular sino como un ataque a la escena de izquierda radical en la ciudad. Con la prensa de derecha atrás, que hace muchos años trata de instigar el odio contra las personas que viven ahí, se trabajó por crear una imagen de un barrio aterrorizado por una minoría extremista.

Pero ¿por qué fue necesario tanto esfuerzo si las habitantes eran tan odiadas? La lucha por viviendas accesibles y contra la especulación inmobiliaria trasciende la izquierda radical y es el tema más polarizante del momento. El actual gobierno de Berlín había sido electo con la promesa de mejorar la situación de la vivienda, pero no pudo parar la dinámica que generó la inversión especulativa de los últimos años. Mientras tanto crecen en la población berlinesa las demandas por soluciones drásticas. Una propuesta de referéndum para estatizar una gran parte de propiedad inmobiliaria consiguió las firmas necesarias en tiempo récord, al tiempo que las encuestas muestran que más de 50 % de les berlineses se pronunciaron positivamente.

En este clima, la protección al derecho de propiedad de un inversor privado, no fue fácil de comunicar para el poder estatal. A lo que se suma, que el mismo es famoso por su especulación, por la falta de mantenimiento en sus edificios y por las peleas con les inquilines. Lo que derivó en un sentimiento de simpatía y solidaridad del barrio para con la comunidad Liebig, durante todo el operativo policial.

El Operativo

Así fue que dos días antes de que se venciera la fecha del desalojo, las calles alrededor de la casa fueron declaradas “zona roja” por la policía, prohibiendo todo tipo de manifestaciones en el área. Para poder acceder a esta zona une tenía que pasar por un control policial, quedando a su vez prohibidas las reuniones de más de 3 personas. Al mismo tiempo en todo el barrio se desplegó una estructura policial, asignando equipos armados en las esquinas, así como también se asignó custodias policiales en el resto de la ciudad pertenecientes al mismo inversor y a otros actores que se benefician de la gentrificación en la ciudad.

Ante la imposibilidad de reaccionar con una manifestación en frente a la casa, la consigna de la izquierda fue boicotear con acciones descentralizadas. A principios de la semana un incendio de cables dejó sin funcionar una gran parte del tren cuidad de Berlín. La noche antes del desalojo se construyeron barricadas en diferentes calles y se encendieron autos y contenedores de basura en la proximidad de la «Liebig 34». Cercano al momento en que el ejecutor judicial iba a la casa para disponer del desalojo, cada vez más personas se acercaron al barrio con el fin de bloquear el proceso. A las 6 de la mañana un grupo de activistas bloqueaba una de las avenidas centrales del barrio y durante la mañana se repitieron las manifestaciones espontáneas, las construcciones de barricadas y los enfrentamientos con la policía. Esta no solo actuó brutalmente contra cualquier grupo que identificaban como enemigo, además atacaron retiradamente las 3 manifestaciones permitidas que estaban al borde de la “zona roja”. El despliegue policial traspasó todos los límites imaginados, al destinar al techo de la Liebig un comando policial especial anti-terrorismo, con francotiradores. A pesar de todo ello, a las 7 de la mañana ya eran más de 1000 personas que resistían en el barrio. Solo con el uso de la violencia extrema la policía logra tomar parcialmente el control sobre los sucesos.

La resistencia de la comuna fue fuerte, incluyó el tapiado de las puertas y ventanas del primer piso del edificio, aplazó el trabajo de la policía varias horas, hasta que ésta finalmente pudo entrar a ejecutar los desalojos persona por persona. Las mujeres no ofrecieron resistencia, y fueron escoltadas por la policía por una escalera de bomberos, desde las ventanas del segundo piso del edificio, cada une fue recibida por les vecines con aplausos, gritos y cacerolazos de solidaridad.

Consecuencias

Aunque el desalojo de la casa no pudo ser frenada, la intención de la policía de generar una hegemonía violenta sobre el barrio fracasó. Esto fue más visible aún la noche del mismo día durante la manifestación que se hizo en respuesta al desalojo. A pesar de una lluvia tormentosa más de 3000 personas se juntaron en el centro de la ciudad, camufladas y vestidas de negro. Los centenares de policías armados no pudieron parar la marcha y ésta paso por uno de los barrios más ostentosos de la ciudad, destruyendo locales de inmobiliarias en el camino. Pese a la guerra de propaganda que se hizo contra las habitantes de la casa, la solidaridad con ellas sigue intacta y no se logró desmoralizar la escena de izquierda radical, por el contrario, la respuesta contra el operativo policial generó nuevas esperanzas para las luchas que se aproximan. Las casas en peligro de desalojo y las comunidades que ya fueron desalojadas se organizan en la inter-barrial y continuaran sus luchas.

Para un público exterior los sucesos anteriormente detallados dan un pantallazo de la política de seguridad neoliberal del estado alemán y de la aplicación de tácticas anti-insurgentes en pos de la criminalización de la escena de izquierda radical. Por medio de la vigilancia masiva se trata de identificar una minoría “insurgente”. Contra esta se lanza un fuerte operativo policial con el intento de generar control territorial absoluto, acompañado por una campaña mediática que trata de generar divisiones en el movimiento social y desanimar la lucha de la población. Se suspende el estado de derecho y la violencia es aplicada indiscriminadamente contra cualquiera que parezca une simpatizante. Más allá de perseguir un objetivo concreto estas tácticas apuntan al efecto psicológico que generan en la población, en especial en aquellas personas que son calificadas como “enemigas”.

Valentín De Negri, Berlín C
OMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2272 / miércoles 21.10.2020
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2) CONO SUR: COMERCIO EXTERIOR Y DESPUÉS

José Antonio Rocca /Segunda quincena octubre 2020

Los países del cono sur de América latina vivieron durante el primer semestre del 2020, una fuerte retracción de su comercio exterior, tanto en lo relativo a sus exportaciones como las importaciones.

El descenso no afectó en la misma medida a los productos primos. En el conjunto de la región las ventas de soja y carnes tendieron a crecer, acentuando el carácter primario de la estructura productiva y comercial de los países del área.

Soja y praderas.

Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay presentan entre sus factores comunes, el rol de las cadenas asentadas en monocultivos de soja y sus derivados en forma de granos, harinas, aceites, semillas en los primeros lugares del ranking de productos exportados.

Minerales, carnes, o eventualmente otros cereales o autopartes vendidas en la región, o como en el caso de Paraguay la energía hidroeléctrica complementan los menús respectivos.

Más allá de particularidades es notoria la importancia de cadenas de producción primarias que abastecen demanda de China, Europa o Estados Unidos y utilizan tecnologías, maquinarias, productos químicos importados del norte.

Virus y agronegocios.

Durante el primer semestre de 2020, en un marco de disminución del comercio mundial, diferentes productos evolucionaron de manera dispar, especialmente a posteriori de la difusión del Covid 19 por el planeta

Mientras combustibles, vehículos, bolsos de mano, actividades vinculadas al turismo, sufrieron descensos radicales, vestimentas, calzados, entre otros rubros industriales, lo hicieron en rangos intermedios, mientras que productos farmacéuticos, químicos, telecomunicaciones crecieron sus ventas (1)

A nivel global el comercio de alimentos y cereales, se redujo en entornos muy menores. En particular en el Mercosur se acentuó en primera instancia el impulso a agronegocios, fomentando mayor destrucción de naturaleza y vida en Mato Grosso y Amazonia para extender cultivos.

En el período enero junio, las exportaciones de soja desde Brasil incrementaron 35% y también lo hicieron las cárnicas pese a que las ventas globales cayeron 7.1%. En Argentina cayeron las exportaciones 11% (2), aunque aumentaron las de producción primaria. En Paraguay el descenso de las ventas externas rondó el 20% y los granos de soja redujeron solamente un 2% mientras que en Uruguay a setiembre la reducción llega al 16% y la soja acompaña la tendencia.

Pese al crecimiento primario en el caso de Brasil y Argentina o a su descenso relativamente menor en Paraguay y Uruguay no han evitado la recesión.

Después vemos.

En estos escenarios el gobierno oriental insiste e incluso acentúa el camino de apertura irrestricta y la prioridad a los monocultivos, exportadores, en manos de grandes corporaciones transnacionales como supuestos motores del crecimiento, mientras la reducción de salarios reales privados y públicos reduce la demanda local.

Los “malla oro” que según la visión multicolor dinamizarán la actividad del “pelotón” serían, las cadenas de la soja, el eucaliptus, actividades muy vulnerables al clima, la demanda externa con efectos nefastos sobre la naturaleza y la vida. A esto se agregan escenarios mundiales plagados de incógnitas (3).

Jugar las fichas a acentuar la dependencia, gestando más o mayores enclaves primarios, solamente agravará las consecuencias de caminos que han demostrado hasta el cansancio sus amargos frutos para el pueblo.

Gotitas de economía

El índice de volumen físico de la industria en Uruguay retrocedió 9.9% en el mes de agosto en relación al mismo mes de 2019. El promedio anual cayó 6.8%. El índice de horas trabajadas disminuyó 16.9% durante agosto.

Las estaciones de nafta de la empresa de filiación brasilera Petrobras pasaron a manos de la española Disa. Las negociaciones se venían realizando desde 2019. De los 88 expendios en Uruguay, 32 eran directamente propiedad de Petrobras y el resto era explotado por concesionarios.

La deuda pública oriental contabilizada por el BCU, hacia julio de 2020, rondaba los 39.000 millones de dólares. Creció casi 2000 millones durante el segundo semestre. Mientras cae el producto. Solamente por intereses en 2021, se pagaría el equivalente al 11% del gasto público, según datos oficiales.

Según datos de Uruguay 21, las exportaciones desde el país entre enero y septiembre de 2020, descendieron, en valor, un 16% respecto al año precedente.

El comercio exterior de bienes de China descendió 3.2% en el primer semestre de 2020, según datos de Xinhua, aunque en julio incrementó 6.5%.

En julio de 2020 las exportaciones desde Estados Unidos aumentaron 8.1% y las importaciones 10.9%. Incrementando el déficit comercial del año según datos de Telesur.

Notas:
(1) Un mayor detalle y gráficos referentes se puede ver en Eduardo Camin. Una recuperación incierta del Comercio Mundial publicado en el Centro latinoamericano de Estudios estratégicos. 8 de octubre de 2020.
(2) 5% en precio y 6% en volumen.
(3) Tabién en este aspecto recomendamos el artículo citado en la primera nota al pie.

José Antonio Rocca / La economía de a pie
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3) URUGUAY: MSP SUSPENDIÓ ENSAYO CLÍNICO CON HIDROXICLOROQUINA PARA CORONAVIRUS LUEGO DE QUE LA COMISIÓN NACIONAL DE ÉTICA EN INVESTIGACIÓN PRESENTARA RENUNCIA

Los integrantes del cuerpo revieron su decisión luego de reunirse con Salinas.

La Diaria /7 de octubre de 2020

Los diez integrantes activos de la Comisión Nacional de Ética en Investigación (CNEI) habían presentado renuncia a sus puestos honorarios a principios de setiembre, luego de que la Dirección General de la Salud (Digesa) del Ministerio de Salud Pública (MSP) autorizara, sin consultar a este cuerpo, un estudio sobre ensayos clínicos para la prevención de la covid-19, mediante la “profilaxis preexposición de emtricitabina/tenofovir disoproxilo e hidroxicloroquina en personal sanitario”.

En una carta fechada el 5 de setiembre y dirigida a Miguel Asqueta, director general de la Salud, los integrantes de la CNEI impugnaron una resolución de la Digesa del 26 de junio en la que autorizó al “Grupo de Estudio Uruguayo en VIH” la realización de un estudio titulado “Ensayo Clínico para la Prevención de la Infección por Coronavirus (EPICOS). Prevención de enfermedad por SARS-CoV-2 (covid-19) mediante la profilaxis preexposición de Emtricitabina/Tenofovir Disoproxilo e Hidroxicloroquina en personal sanitario: ensayo clínico aleatorizado, controlado con placebo”.

“Se ha obviado flagrantemente el asesoramiento y la opinión de esta Comisión, además de la de los Comités de Ética en Investigación y direcciones de las instituciones intervinientes, dando la espalda a lo recorrido en nuestro país en materia de protección de los sujetos de investigación desde el año 1996”, argumentaron los integrantes de la CNEI.

La gran molestia tenía que ver con la forma en que procedió el MSP, que no consultó a la CNEI acerca del tratamiento del Protocolo de Ensayo Clínico, “ni tampoco siquiera avisar que se iba a proceder de esa forma tan irregular”, explicaron en la carta. Según se desprende de la misiva, el estudio contaba con el aval del Comité de Ética del Hospital Central de las Fuerzas Armadas, pero no contaba con la aprobación de los comités de ética de investigación acreditados de otros dos centros de salud en los que iba a desarrollarse: la Asociación Española y el Hospital Español.

Los integrantes de la CNEI cuestionaron, también, que al momento de aprobar la resolución de la Digesa, recién se estuviera tramitando el aval de las direcciones técnicas de los centros de salud involucrados, algo que debía haber sucedido antes. Según la carta, la investigación abarca también a Cosem y al Círculo Católico, pero esas instituciones no tienen comités de ética en investigación acreditados.

En la resolución de la Digesa se sostenía “que no se pudo contar con el informe favorable previo de la Comisión Nacional de Ética en Investigación”, y que por ello, y en el contexto de emergencia sanitaria, la Digesa estuvo “de acuerdo con autorizar el inicio del proyecto enviando inmediatamente el proyecto a estudio de la referida Comisión”. Los integrantes de la comisión criticaron esta decisión: “La redacción es muy desafortunada pues hace aparecer a la CNEI en falta, cuando jamás se enteró de que ese proyecto estaba siendo considerado en el ámbito del MSP, por otra vía. La CNEI toma conocimiento de este expediente y su resolución meses después de que la Digesa se pronunciara al respecto. Es absurdo pretender que la CNEI evalúe un proyecto ya autorizado a iniciar su ejecución por las autoridades ministeriales”, dice la carta, que pregunta si alguien “evaluó el proyecto del punto de vista metodológico y técnico”.

Se evaluará “como corresponde”

En diálogo con la diaria, Delia Sánchez, integrante de la CNEI en representación de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, informó que el proyecto de investigación “fue suspendido por el ministro en cuanto se enteró de lo que pasaba” y que Salinas les transmitió su interés de que continuaran en sus cargos. Sánchez afirmó que ahora el proyecto “va a ser evaluado como corresponde: va a pasar por los comités de ética de investigación de las instituciones donde se hace, las direcciones de las instituciones y la Comisión Nacional, que es el procedimiento de todos los ensayos clínicos”. Consultada acerca del procedimiento que se había hecho, respondió: “No sabemos qué pasó, pero había sido aprobado sólo con la revisión de uno de los comités de ética de una de las instituciones donde se va a hacer, y faltaban los demás y la comisión”. Asqueta no participó en esa reunión.

En la tarde de este miércoles, el MSP dio a conocer un escueto comunicado tras la reunión, en el que confirmó que el 29 de setiembre se suspendió el proyecto de investigación y “se acordó continuar trabajando mancomunadamente en las condiciones previstas por la normativa vigente, manteniendo los lazos de colaboración, respeto mutuo e independencia que les ha caracterizado hasta el presente [a los integrantes del CNEI]”.

Recuadro:

Qué es la Comisión Nacional de Ética en Investigación

Es una comisión multidisciplinaria que funciona en la órbita de la Digesa; está conformada por tres representantes del MSP, dos de la Universidad de la República, dos de los comités de Ética de Investigación acreditados y un representante de la comunidad cuyos nombres son sugeridos por las instituciones y deben ser aprobados por el Poder Ejecutivo; duran cuatro años en sus funciones. Todos ellos tienen independencia técnica.

Tal como lo define el Decreto 158/2019, entre los cometidos de la CNEI está “el examen de los aspectos éticos de la investigación con seres humanos”, estimular la creación de comités de ética de la investigación institucionales y dictaminar el punto de vista ético sobre los protocolos de investigación que involucren: estudios multicéntricos que requieran un dictamen único; poblaciones vulnerables; aspectos de bioseguridad; y “ensayos clínicos con nuevos medicamentos, nuevas indicaciones, vacunas, test diagnósticos, equipamientos, dispositivos y procedimientos invasivos”.

La Diaria
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2272 / miércoles 21.10.2020
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4) GRACIAS A LA PANDEMIA, MÁS RICOS QUE ANTES

Los únicos “ganadores”
Revelador informe de la Unión de Bancos Suizos (UBS)

Sergio Ferrari, desde Suiza

Mientras la crisis actual aumenta aceleradamente los niveles de pobreza y de indigencia en todo el planeta, un selecto grupo de multimillonarios ve crecer sus riquezas de una manera impresionante.

Son las 2.000 personas más ricas del planeta. Exactamente, 2.189 multimillonarios (31 más que en 2017), quienes a fines de julio de este año ya contaban con una fortuna total de 10.2 billones (10.200 mil millones) de dólares estadounidenses. Cifra equivalente a lo que poseen 4.600 millones de personas en el mundo entero.

COVID 19, negocio apetitoso

Una parte de esta élite, especialmente aquellos activos en los sectores tecnológico, sanitario e industrial, aprovecha oportunistamente los beneficios adicionales generados durante la crisis. Los 37 multimillonarios que residen en la pequeña Suiza ejemplifican esta tendencia de enriquecimiento acelerado: entre abril y julio aumentaron su patrimonio en un 29% para alcanzar, entre todos, los 123.500 millones de francos suizos (unos 135.000 millones de dólares).

Estas cifras siderales, que escapan a la imaginación del ciudadano medio, han visto la luz a principios de octubre a través de un informe elaborado conjuntamente por el banco helvético UBS (Unión de Bancos Suizos), el más grande del mundo en cuanto a gestión de fortunas, y la firma británica PricewaterhouseCoopers, una de las cuatro más importantes en el sector de consejo financiero y contable.

Se trata del séptimo estudio promovido por el UBS sobre la riqueza de los super ricos. El de 2020 analiza las fortunas de 2.000 multimillonarios en 43 mercados diferentes, lo que significa, prácticamente, todas las grandes fortunas del mundo. Es decir, el 98% de la población minoritaria super rica a nivel internacional.

Los empresarios del sector de la salud vieron cómo su patrimonio fue aumentando hasta un 50% en estos últimos meses gracias a sus apuestas a los nuevos tratamientos, las innovaciones de diagnóstico y, en especial, la investigación sobre el COVID-19. Siguen siendo, sin embargo, los de la tecnología, los que concentran la mayor fortuna, con 1.8 billón de dólares.

Según France24, Elon Musk, director general de Tesla y SpaceX, también se benefició económicamente de la pandemia. “Mientras criticaba el distanciamiento social en Twitter, cuadruplicó su fortuna, la que creció de 76 a 103 mil millones de dólares”, señala la cadena francesa.

Las empresas tecnológicas fueron las que más se privilegiaron en los últimos meses, según el informe de la Unión de Bancos Suizos. Aunque el mismo no cita nombres, la televisora gala asegura que Jeff Bezos (Amazon), Mark Zuckerberg (Facebook), Jack Ma (Alibaba) y Steve Ballmer (ex-CEO de Microsoft) se encuentran entre los grandes ganadores en esta coyuntura. Según el informe conjunto de UBS y PwC, las nuevas ganancias provienen prácticamente en su totalidad de transacciones financieras. Los potentados del sector tecnológico se han beneficiado gracias a los profundos cambios que la crisis sanitaria y el confinamiento “han provocado en los hábitos de consumo y trabajo. El éxito de las aplicaciones de videoconferencia, como Zoom, y las plataformas de compras en línea, como Amazon, han convencido a los inversores a apostar por cualquier cosa que brille tecnológicamente”, explica la cadena francesa.

En abril del año en curso, la revista Forbes incluyó a siete latinoamericanos en la lista de los que poseen más de mil millones de dólares. Entre esos siete, el mexicano Carlos Slim, el más rico del continente, con 49 mil millones de dólares de patrimonio; Joseph Safra, de Brasil; Iris Fontbona, de Chile; Luis Carlos Sarmiento, de Colombia; Carlos Rodríguez, de Perú, y Juan Carlos Escotet, de Venezuela. El séptimo en la lista de potentados de la región es el empresario petrolero argentino Alejandro Bulgheroni, con una fortuna de 2.8 mil millones de dólares.

Caras de una misma moneda

Riqueza y pobreza, multimillonarios e indigentes, actúan en una misma probeta planetaria y se entrelazan a través de vasos comunicantes. La brecha entre los más ricos del mundo y el resto de la sociedad planetaria sigue siendo abismal. Como lo señala en su informe de enero pasado la ONG Oxfam, la riqueza de – en ese momento- los 2.153 multimillonarios era mayor que todo lo que poseen los 4.600 millones de habitantes del planeta, es decir, aproximadamente, el 60% de la población total.

Para explicar pedagógicamente esta relación de desigualdad creciente, la organización calcula que los 22 hombres más ricos del mundo poseen más riquezas que todas las mujeres del continente africano. El 1% más rico de la Tierra concentra más del doble de la riqueza que 6.900 millones de personas. Para ilustrarlo, la confederación internacional Oxfam, la cual reúne a una veintena de ONG en 90 países, explica que si “cada persona se sentara sobre el dinero que posee, apilado en billetes de 100 dólares, la mayor parte se sentaría en el suelo. Una persona de clase media de un país rico lo haría como en una silla. Los dos individuos más ricos del mundo estarían sentados en el espacio”. (oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/620928/bp-time-to-care-inequality-200120-es.pdf).

La crisis agudiza la desigualdad

Los estudios más recientes de instituciones internacionales, desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hasta la Conferencia Económica para América Latina (CEPAL), anticipan el marco calamitoso de la situación internacional y regional pospandémica. El Banco Mundial, por su parte, en un estudio de inicios de octubre, concluye que, debido a la actual crisis, entre 88 millones y 115 millones de personas contarán en 2020 con menos de 1.90 dólar por día, cifras que las llevarán a una extrema pobreza. Debido a la actual recesión económica, estimada en un 5.2% para el año 2020, estas podrían convertirse en 150 millones en el 2021.

“La paradoja es que esta crisis no afecta a todos por igual”, afirma la ONG Oxfam en su informe ¿Quién paga la cuenta?. “Desde el principio de los confinamientos” han aparecido 8 nuevos milmillonarios (o billonarios) en América Latina, es decir, uno nuevo cada dos semanas. En otras palabras: la fortuna de los 73 milmillonarios de América Latina aumentó en 48.200 millones de dólares desde el comienzo de la pandemia hasta fines de julio. Paradójico, advierte la Oxfam, si se estima que 52 millones de personas se convertirán en pobres y 18 millones perderán sus empleos este año en el continente. Para comprenderlo mejor, este aumento de la riqueza de la élite privilegiada equivale al 38 % del total de los paquetes de estímulo que el conjunto de gobiernos nacionales ha activado, y a nueve veces la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) con préstamos de urgencia hasta el momento en el continente latinoamericano.

¿Quién paga la factura?

Un desbarranco planetario de esta dimensión es difícil a conceptualizar y pone en cuestión las políticas de Estados y las recomendaciones monetaristas y fiscales emanadas de las organizaciones internacionales para paliar la crisis.

Punto clave del debate general -ya en marcha en muchos países-, es el del impuesto a las riquezas.

En su análisis de la situación latinoamericana, a fines de julio Oxfam lanzó propuestas concretas que van en la dirección de “aplicar en 2020 un impuesto al patrimonio neto de entre el 2% y el 3,5 % a quienes tengan más de un millón de dólares”. Con este impuesto, los gobiernos latinoamericanos podrían recaudar hasta 14.200 millones de dólares, los que se podrían invertirse en salud pública y protección social. En la segunda semana de octubre, portavoces del nada progresista Fondo Monetario Internacional anticiparon la necesidad de avanzar en una política impositiva particular. “El FMI llama a subir los impuestos a los más ricos y a las empresas rentables para pagar la factura de la crisis”, titulaba el cotidiano El País de España en su edición del pasado 14 de octubre.

Aunque no es algo nuevo, la realidad de fortunas multiplicadas y riquezas aceleradas astronómicamente en tiempos de pandemia agudiza la reflexión sobre la redistribución de los ingresos en cada nación. Esto implica reexaminar temas sensibles como los impuestos a las fortunas y a las ganancias, así como la necesidad de recuperar la transparencia activa y el coraje político para enfrentar la evasión fiscal y la fuga de capitales y también para definir una postura firme de parte de los Estados con respecto a la deuda externa.

Sergio Ferrari, Suiza
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2272 / miércoles 21.10.2020
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5) MARTIN HILBERT: «LA VERDADERA FUENTE DE PODER DE LAS REDES HA SIDO LLEVARNOS A NUESTRO NARCISISMO, ENOJO, ANSIEDAD, ENVIDIA, CREDULIDAD Y, POR CIERTO, A NUESTRA LUJURIA»

Daniel Hopenhayn /Especial para BBC Mundo /20 octubre 2020

«El crecimiento de la digitalización siempre fue exponencial, pero la pandemia lo aceleró con esteroides», asegura Martin Hilbert, investigador alemán de la Universidad de California-Davis y autor del primer estudio que calculó cuánta información hay en el mundo.

Reconocido por haber alertado sobre la intervención de Cambridge Analytica en la campaña de Donald Trump un año antes de que estallara el escándalo, Hilbert ha seguido de cerca los efectos digitales del coronavirus y sus conclusiones son poco optimistas: las personas no saben cómo lidiar con el poder de los algoritmos, los gobiernos no saben cómo usarlos en favor de la población y las empresas se resisten a adoptar pautas éticas efectivas.

Esto debiera preocupar especialmente a América Latina, «porque son líderes mundiales en el uso de redes sociales», advierte Hilbert, que vivió una década en Chile como funcionario de la ONU y hoy vive a 40 minutos de Silicon Valley.

En conversación con BBC Mundo compartió su opinión de que las nuevas tecnologías plantean desafíos de alcances tales que podrían exigir una evolución de la conciencia humana.

¿Qué novedades trajo la pandemia a nuestra relación con las redes digitales?

Tuvo dos efectos simultáneos: nos hizo más sensibles a las secuelas tóxicas de la digitalización, pero aceleró nuestra dependencia de ella.
Y también confirmó que el segundo efecto es más poderoso que el primero: ser conscientes de que esta adicción nos hace mal no produce ningún cambio en nuestras conductas.

¿Por qué crees que ocurre eso?

Hay que entender cómo funciona esta economía digital, donde el recurso escaso a explotar es la atención humana.
El negocio de los gigantes tecnológicos −Google, Apple, Facebook, Amazon− no es ofrecerte avisos comerciales: es modificar tus comportamientos para optimizar el rendimiento de esos avisos.

Y pueden hacerlo porque los algoritmos, al procesar millones de datos sobre tu comportamiento, aprenden a predecirlo, mucho mejor que tú mismo.
Pero para conocerte e influir sobre ti necesitan mantenerte conectado. Por lo tanto, las llamadas tecnologías persuasivas cumplen su misión cuando eres adicto y no puedes desviar tu atención de ellas.

Por lo que muestra el documental El dilema de las redes sociales, muchos en Silicon Valley se arrepienten de haber creado esas tecnologías.

Aquí en Silicon Valley el término de moda es human downgrading [degradación humana], que resume la siguiente idea: de tanto discutir cuándo la tecnología iba a sobrepasar nuestras capacidades, perdimos de vista que las máquinas se estaban enfocando en conocer nuestras debilidades.
Ganarle una partida al campeón de ajedrez era lo de menos. Su verdadera fuente de poder ha sido llevarnos a nuestro narcisismo, a nuestro enojo, ansiedad, envidia, credulidad y, por cierto, a nuestra lujuria.
Es decir, las tecnologías persuasivas apelan a mantenerte en la versión más débil de ti mismo para que gastes tu tiempo en las redes.

Algunos críticos han dicho que el documental es alarmista, o que carece de perspectiva histórica para entender que estos fenómenos no son tan nuevos.

Como todo documental, deja sin cubrir aspectos importantes, como el cruce entre la tecnología y las desigualdades. Pero no percibo un alarmismo exagerado.
Quienes critican estos discursos tienen una frase típica: «Estas cosas siempre existieron». Y es verdad. De hecho, Facebook hizo un estudio para mostrar que la red social influye menos en la polarización política que nuestro apego innato a los amigos de ideas afines.

Pero el mismo estudio mostró que los algoritmos de recomendación de Facebook duplican ese efecto, y ahí está el problema. Los huevos y la carne siempre subieron el colesterol, pero en las últimas décadas potenciamos ese efecto con una avalancha de helados y papas fritas. ¿Me explico?

Lo que pasa es que nos cuesta admitir el efecto en nosotros mismos.
Nos preocupa mucho ver a nuestros hijos pegados todo el día a un chupete digital, incapaces de concentrarse o asimilando expectativas poco realistas sobre sus cuerpos. Pero nosotros somos otra cosa, usamos las redes por divertirnos, nadie nos mete un chupete en la boca.

Pero es un hecho que la tecnología digital también nos presta servicios imprescindibles. La pandemia lo ha dejado bastante claro.

Sin duda, y eso no tiene vuelta atrás.
El crecimiento de la digitalización siempre fue exponencial. Hace 25 años no teníamos celulares y ya es imposible imaginarlo. Pero la pandemia lo aceleró con esteroides. Aunque también mostró sus limitaciones, ¿no?

Yo doy clases en línea hace años y conozco muy bien sus desventajas, pero ahora cada maestra de primaria descubrió que con niños de 7 años no funciona para nada.
También aceleró el debate sobre la privacidad, que antes era más teórico: ¿qué escucha Siri, qué escucha Alexa? Ya no hace falta ninguna Siri, todas las casas están conectadas y toda la familia está en la casa.

El otro día un papá inocente se puso los pantalones mientras mi hija de 6 años estaba en clases, y claro, había unas 30 familias viendo a un viejo medio desnudo atrás. O de pronto escuchas a una pareja peleándose en el otro cuarto. Aunque no quieras, ya te metes en la casa de otros todo el tiempo.

Las herramientas digitales de vigilancia han sido otro problema difícil de tratar. Solíamos resistirnos a ellas, pero este año nos interesó mucho la aplicación de rastreo de Corea del Sur, por ejemplo, que era la más invasiva de todas.

Claro, la gente está casi enojada porque las apps de rastreo todavía no funcionan. Y el problema no es tecnológico, es político. Aquí se evidencian dos problemas serios.

Primero, la gente todavía no entiende bien lo que las grandes compañías hacen con sus datos. En marzo, cuando Apple y Google anunciaron su aplicación, todos dijeron «ay, no, ahora Apple y Google nos quieren coleccionar esos datos». ¡Apple y Google coleccionan esos datos siempre!
Y segundo, los gobiernos fueron incapaces de reaccionar a un desafío tecnológico de lo más sencillo.

Los privados les dijeron «nosotros ponemos los datos, ustedes desarrollen la app». Y los gobiernos en medio año no lograron coordinarse ni empujar un diálogo político, porque no tienen el lenguaje para esto, no pueden vender un mensaje.

En Estados Unidos ni siquiera lograron ponerse de acuerdo al interior de cada estado. Y hace poco más de un mes, Apple y Google dijeron «ya, son tan incapaces los gobiernos que vamos a tomar este asunto en nuestras manos».

Como la ley les impide instalar la app sin la venia estatal, van a integrar la función en el sistema operativo del teléfono y cada usuario verá si la habilita. Esto demuestra que la ventaja del sector privado en este tema es hoy insuperable.

Por lo menos en Occidente.

Exacto, esto sí funcionó en países asiáticos que habían aprendido del SARS −aunque la app de Corea del Sur, como decías, publica más datos de los necesarios− y en países autoritarios donde simplemente no hay discusión.

En China revisan hasta los datos de tu tarjeta de crédito para supervisar tu cuarentena. Para el gobierno, la emergencia lo justifica y punto. Pero los gobiernos occidentales no saben qué justificar porque ni siquiera saben plantear la discusión. Es preocupante.

Para ser justos, la disputa entre la privacidad y la seguridad nunca ha sido fácil de plantear en países democráticos.

Yo crecí en una Alemania dividida donde un Estado de vigilancia controlaba medio país, así que me preocupo mucho por mi privacidad. Pero más me preocupo por mi madre de 70 años que aún vive en Alemania, ¿no?
El verdadero problema, como advirtió Yuval Harari, es evitar que las medidas de emergencia se queden cuando vuelva la normalidad.
La pandemia también nos permitió constatar que las noticias falsas se multiplican aun cuando no haya intereses políticos detrás.

Sí, aquí el problema es la economía de la atención misma.

Al algoritmo no le importa hacia qué lado te llevan las noticias falsas, simplemente le sirven para atraparte porque cuadran mejor que la verdad con nuestros sesgos cognitivos. En particular, con dos de ellos.

¿Cuáles?

Uno es el sesgo de confirmación: si una información refuerza tu opinión, se ha verificado que es un 90% menos probable que la identifiques como falsa. Y aun si te dicen que era falsa, es un 70% más probable que un tiempo después la recuerdes como verdadera.

El otro es el sesgo de novedad.

Nosotros evolucionamos para prestar una atención desproporcionada a lo novedoso. Al que no lo hizo, se lo comió el tigre. Y la verdad no suele ser novedosa, ya la has escuchado antes.
Así las noticias falsas obtienen en las redes 20 veces más retuits que las verdaderas.
Y la ventaja de los algoritmos es que estas conductas son predecibles: somos irracionales, pero predeciblemente irracionales.

Entonces, si fueras un algoritmo programado para atraer clics, ¿qué harías para sobresalir en tu trabajo durante una pandemia? Priorizar mensajes alarmantes que culpen a minorías religiosas de propagar el virus, o al ejército gringo de llevarlo a Wuhan.

Te irá muy bien en las famosas «métricas neutrales», que supuestamente privilegian «lo que nos gusta» pero en realidad maximizan las ganancias a expensas de la polarización.

Y de nuestro bienestar emocional, según creen muchos psicólogos.

El año pasado, un estudio experimental concluyó que desactivar Facebook por un mes aumenta tu bienestar subjetivo tanto como ganar 30 mil dólares adicionales al año.
La explosión de las redes ha coincidido con aumentos medibles de la ansiedad, de la percepción de soledad, del suicidio adolescente, sobre todo de las chicas…
Comprendamos que estos algoritmos no afectan a todos por igual: buscan a los más débiles entre nosotros y les pegan bajo el cinturón.

Si una chica de 14 años busca un video en YouTube sobre cómo comer mejor, el algoritmo pronto le recomendará un video sobre anorexia, porque la experiencia le dice que captará su atención. Y si ella es débil, tomará ese camino.

Los usuarios de YouTube, que son dos mil millones, ven en promedio 40 minutos de videos al día, de los cuales los algoritmos recomiendan el 70%. Alrededor del 5% de las recomendaciones son teorías conspirativas absurdas: que la Tierra es plana, que las vacunas son peligrosas, etc.

Haciendo números, dos de cada siete personas en el mundo ven en promedio 1,5 minutos diarios de teorías conspirativas. ¡Es casi una religión global! No creo que tantos cristianos recen a diario.

Si ves ese tipo de videos, empiezas a dudar de todo. Y si la verdad de los hechos ya no cuenta, las reglas tampoco. Por eso crear confusión les interesa tanto a los líderes populistas o autoritarios.

También circulan teorías absurdas sobre la manipulación digital, o sobre las intenciones ocultas que tendría Mark Zuckerberg.
Claro, algunos creen que Zuckerberg estudia nuestra personalidad para irse a un sótano oscuro con el Joker y Darth Vader a planear cómo dominar el mundo.
Pero no funciona así. Ni siquiera hay muchos psicólogos en Silicon Valley.

Las tecnologías persuasivas encuentran nuestras debilidades por ensayo y error, con pruebas ciegas de A/B: ponen dos versiones de un mensaje y ven cuál produce más clics.
Así descubrieron que las publicaciones que expresan indignación obtienen el doble de likes y casi el triple de shares.
Este método ciego, de hecho, redescubrió estrategias que figuraban hace años en los manuales de diseño de casinos, pensados para hacerte adicto.
Otra emoción muy exitosa es el miedo, porque reaccionar al miedo de la tribu es también un aprendizaje evolutivo.
Cuando un búfalo siente el miedo de otro miembro de la manada, echa a correr sin saber por qué.

Y tú no revisaste en febrero tu pila de papel higiénico porque tuvieras noticias sobre la cadena de suministro, sino por el temor colectivo. Pues bien, #toiletpapergate y #toiletpapercrisis fueron las principales tendencias en Twitter a finales de febrero.

Para decir algo en su favor, algunas redes sociales filtraron muchas noticias falsas sobre la pandemia, en un esfuerzo inédito de su parte.
Sí. Amazon eliminó muchos productos que mentían sobre el virus y Facebook mostró advertencias en millones de publicaciones que hacían lo mismo.
Cuando las personas vieron esas etiquetas de advertencia, el 95% de las veces no hicieron clic en la noticia. ¿Pero cuánto sirve eso, si la gran mayoría sólo lee titulares? La gente no se molesta en leer el contenido del 70% de los links que retuitea.

Y ese 5% que no fue disuadido por la advertencia ya son dos millones de personas.

Avaaz, una organización sin fines de lucro, informó que 104 afirmaciones falsas sobre el virus se vieron más de 117 millones de veces en Facebook durante marzo, y que la compañía tardó hasta 22 días en emitir las advertencias.

Y hablamos del contenido en inglés, en otros idiomas filtran muchísimo menos.
Esto debe preocupar a los latinoamericanos, porque son líderes mundiales en el uso de redes sociales: 3,5 horas diarias en promedio.
¿Eres partidario de que los Estados regulen con más fuerza el uso de estas tecnologías?

¡Por supuesto! Es verdad que las regulaciones eficientes suelen llegar cuando una industria ha alcanzado cierta escala, porque es difícil anticipar los riesgos.
Cuando apareció el automóvil, uno de los argumentos en su favor fue que haría las ciudades más saludables al reducir los excrementos de caballos.

Pero no podemos dejar las reglas de la sociedad en manos de unos pocos ingenieros. ¿Dónde se deben almacenar los datos? ¿Qué tipo de datos? ¿Con qué finalidad pueden usarse?

Tenemos que sacar estas preguntas nerds del garaje de los programadores, porque estamos quebrando varios acuerdos sociales con el poder de esta economía desregulada.
En un artículo reciente propones que, así como hemos modificado conductas para cuidarnos del virus, deberíamos adoptar medidas de «desinfección digital».
Claro. La gente sabe que ya es suficiente con ocho horas de trabajo frente a la pantalla. Pero entra en su dormitorio, se toma dos respiros y saca su celular igual, ya no puede evitarlo.

Y por mucho que Apple y Google agreguen funciones para ayudarte a monitorear tu consumo digital, sus tecnologías siguen diseñadas para la adicción.
Tú dices «no, sólo voy a chequear una notificación». Y 40 minutos después, dices «¡oh, qué me pasó!». Pasó que tu cerebro paleolítico no es rival para el aprendizaje automático de las supercomputadoras acerca de tu voluntad.

De ahí las preguntas más existenciales sobre qué es la voluntad humana en este contexto.

Ya lo decía Schopenhauer: «El humano puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere». Eso tampoco es nuevo.

Lo nuevo es que las mentes artificiales, al descubrir los sesgos de esa voluntad, han empezado a competir con ella por nuestra percepción consciente de la realidad.
Esto puede sonar loco, pero creo que estamos generando una nueva presión evolutiva sobre el Homo sapiens.

Porque si queremos coexistir con máquinas que procesan información mucho mejor que nosotros, la humanidad tendrá que producir un salto de conciencia. Es decir, evolucionar hacia formas de conciencia menos apegadas a procesos de información.

¿Y crees que podemos inducir una evolución de ese tipo?

No le pidas tanta iluminación a un académico, pero te cuento algo que me sorprendió mucho.

Hace poco analicé, con datos de Facebook, qué ha hecho la gente en su tiempo libre durante la pandemia en América Latina. Y la única actividad que se disparó respecto de épocas normales fue la meditación, tanto en interés de la gente como en descargas de apps.

Las mujeres, que siempre lideraron el uso de estas apps, duplicaron su uso. Y los hombres triplicaron el suyo, llegando al nivel que tenían las mujeres en 2019.
¿Y qué busca la meditación? Desconectarte hasta de tus pensamientos.

Y las tecnologías persuasivas funcionan como extensiones de nuestras mentes, de ese diálogo interior que no podemos parar.

Como cuando estás enojado y argumentas en tu cabeza con la otra persona y le dices todo lo malo que te ha hecho y todo lo que no sabe.

Estas tecnologías se conectan a ese diálogo interior, lo externalizan a través de las redes sociales y ahí te agarran.

Entonces, es interesante que sea la meditación, un posible antídoto para eso, lo que ha explotado. El 15% de los usuarios de Facebook en América Latina ya muestra interés en ella.

¿Sería contradictorio que busquen el antídoto en las mismas redes?

Es que no se trata de apagar internet. Tampoco es una opción si quieres ser parte de la evolución de esta sociedad.

En Silicon Valley, de hecho, también hay bastante interés en la meditación. Están experimentando con frecuencias sonoras, para encontrar aquellas cuyos efectos cerebrales ayudan a inducir el desapego y descansar de esta constante conexión.

¿Y sabes lo que descubren? Que ciertas frecuencias producen en tu cerebro el mismo efecto que una fogata.
Otra vez, aquí no hay nada nuevo, las tradiciones espirituales buscaban ese efecto hace miles de años para d
espejar tu cabeza.
Porque si miras dentro de ti, en tu cabeza no hay una sola opinión, hay un comité discutiendo. Y cuando la gente vuelve a intuir que necesita deshacerse de esas voces, es porque descubre que son las mismas que corren en Facebook.

Ahora, desapegarte de esas voces no es tan sencillo como descargar una app, son palabras mayores.
Pero antes, para intentarlo, tenías que renunciar a tu trabajo, a tu familia y partir a las montañas a buscar un maestro. La idea es que ahora puedas hacer tu fogata a las 7 de la tarde en tu departamento.

Crees que la salida, entonces, no será arrancar de la tecnología sino combatirla con más tecnología.

Y es así porque la tecnología es normativamente neutral: puede escalar los problemas o las soluciones, según el uso que le demos.
Ahora, yo hablo de este interés en la meditación como una señal positiva, pero no va a ser la pócima mágica.

Así como un bebé descubre los contornos de su cuerpo mordiéndose el dedo, nosotros estamos recién conociendo los contornos de nuestras mentes expandidas digitalmente.

Pero estoy convencido de que aprender a tomar distancia de estas tecnologías va a significar, en el largo plazo, aprender a tomar distancia de uno mismo.
Un ególatra sin internet, en ese sentido, no sería parte de la solución.

¿La idea de un chip en el cerebro es compatible con lo que estás planteando? ¿O son excluyentes?

Si ese chip te mantiene en el nivel neuronal que procesa información y la traduce en razonamientos y emociones, no serviría para eso.
La conciencia está en otro nivel neuronal, parece que se produce en un circuito que se llama DMN y que básicamente conecta todo el cerebro.
Y me imagino que con una interfaz neuronal también se la puede estimular, pero será como siempre en la tecnología: la primera aplicación va a ser para comercio y la segunda para pornografía.

Mientras tanto, ¿qué medidas de higiene podrías recomendar?

Lávese la mente a menudo durante al menos 20 segundos, especialmente después de un desplazamiento sin sentido en las redes sociales durante el cual estuvo expuesto a algoritmos especializados en bajar sus defensas.

Tápese la boca cuando esté a punto de difundir un contenido odioso o que ni siquiera ha leído. Y asuma la responsabilidad de ser un potencial vector de contagio en este problema colectivo.

Daniel Hopenhayn / BBC Mundo
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2272 / miércoles 21.10.2020
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6) PRESENCIA MUNDIAL DEL ARMAMENTISMO ISRAELÍ

Luis E. Sabini Fernández
revistafuturos.noblogs.org/

Israel se ha caracterizado por un extraordinario desarrollo militar, de las técnicas y los armamentos. Y con una acentuada modernización, tecnologización de esa actividad.
No sabemos si por su condición de estado colonialista, empeñado en adueñarse de tierra ya ocupada por otra población, o por algún otro motivo más ideológico (no es que el colonialismo carezca, por cierto de ideología, pero puede haber otros impulsos militaristas no vinculables con la conquista directa, material, de territorio), lo cierto es que la industria de armamentos israelí llama poderosamente la atención en un presente por lo demás ya sobresaturado de armas. (1)

El sitio antimilitarista If Americans Knew ha elaborado un formidable relevamiento de armas israelíes y su uso en situaciones socialmente delicadas y penosas como es la presencia, en el mundo entero, de cada vez mayor cantidad de refugiados. Raciales, ambientales, religiosos, políticos. IAK lo presenta en un video, “Israel y la crisis mundial de refugiados”. (2)

El estudio observa que las tres cuartas partes de todas las migraciones más o menos forzadas provienen apenas de 6 países: Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar, Somalía, Palestina.

IAK nos informa que cuatro de ellos tienen un rasgo, siniestro, en común: que han sido bombardeados en menos de 48 horas con armas israelíes.
IAK presenta diversos testimonios, como el de un diplomático pakistaní explicando que tanto los talibanes en Afganistán como en Pakistán disponen de armas israelíes.
Por su parte, el periódico israelí Haaretz acusó a Israel de contrabandear armas a Somalía.

El informe sigue repasando diversas fuentes: que la revista estadounidense +972Magazine, se refirió el 28 mayo 2015 a la callada historia de las exportaciones militares a Sudán del Sur. «Desde su independencia, Israel le ha vendido permanentemente armas, entrenamiento militar, seguridad nacional y tecnologías de control.” ¿Algún problema? se pregunta IAK. Y responden: esas armas están siendo utilizadas para cometer crímenes de guerra y potencialmente de lesa humanidad.

IAK sigue su recorrida. Middle East Monitor titula: «Informe de la ONU: armas israelíes estimulan la guerra civil sudanesa.»

Y el New York Times complementa: 383 000 los muertos en la guerra de Sudán del Sur. Un estado, el sudanés, que cumplió el diseño del Plan Yinon (israelí, 1982) de ‘divide y dominarás’: Sudán fue partido en dos en 2011 con activa participación israelí.

Otro título de Haaretz: Israel vendió armas supertecnologizadas a Myanmar durante la campaña de limpieza étnica en ese país contra la etnia Rohingya.
IAK recoge otro testimonio del Middle East Monitor: «Amnesty [International]: Israel provee de armas a violadores de derechos humanos en Emiratos Árabes Unidos y en Myanmar».

El M E M, otra vez: «armas israelíes usadas en genocidio contra los musulmanes Rohingya.”

IAK nos recuerda que Israel ocupa el 7o. puesto entre los principales productores de armamento en el mundo. Pero su producto bruto interno figura en el mundo en el 32o. puesto.

IAK destaca no sólo el alcance, las dimensiones de las ventas de armas israelíes. También destacan el tipo de armamento, por ejemplo los atroces ‘proyectiles de fósforo blanco’, que hacen un daño irreversible penetrando en los cuerpos heridos, y que siguen haciendo daño, como una entidad viviente, luego del impacto (se trata de un fuego que no se apaga). La observación de IAK es clara: “no sólo venden las armas y los disparos, también producen el sufrimiento de las víctimas de semejantes armas.”

El informe nos dice que la mitad de los misiles israelíes tienen como destino la India. IAK nos recuerda que India a su vez ocupa militarmente Cachemira, territorio en disputa con Pakistán y que es, justamente, musulmana.

¿Somos inocentes y decimos que es casualidad o parece ser que Israel está empeñado en una guerra exterminadora contra los países islámicos?

IAK resume que Israel le ha vendido armas a países como Ruanda, Bosnia o Sri Lanka, justamente en los períodos en que en esos países ha habido guerras intestinas o directamente políticas genocidas.(3)

El ya citado periódico israelí Haaretz lo confirma al menos parcialmente: «Las armas israelíes tomaron parte en el genocidio ruandés».

Y dicho periódico es todavía citado con otra frase estremecedora: «Detrás del sombrío mundo de los vendedores de armas israelíes”.

IAK concluye que Israel es responsable o corresponsable del 81% de la peripecia de los refugiados de todo el mundo.

Un dato, ya muy ventilado: «EE.UU. finaliza un acuerdo para dar a Israel 38 mil millones de dólares en ayuda militar.» (NYT). Piénsese un segundo: EE.UU. entrega a Israel, cada día, 10 millones de dólares… durante 10 años, todos, todos los días (aparte de todas las ventajas impositivas, pérdida de aranceles y tantas otras medidas benéficas con que Israel cuenta dentro de EE.UU.)

IAK levanta la denuncia del periódico de investigación The Intercept, fundado por los periodistas Laura Poitras, Jeremy Scahill y Glenn Greenwald, este último estrecho colaborador de Julian Assange, que titula una de sus notas: “The Booming Business of War in Israel” (El floreciente negocio de la guerra en Israel).

Podríamos agregar el inaudito costo ambiental que tienen todos los desarrollos y aplicaciones militares, en los territorios y mares usados y, particularmente en los cuerpos de las víctimas.

La conclusión de IAK es terminante: “que Israel [es] una fuerza importante de desestabilización entre las naciones del planeta. Pero no oirá nada de ello en los medios de comunicación de EE.UU.”

Esta última observación la podemos hacer extensiva a mucho más que EE.UU.: Israel goza de tanta impunidad mediática como para que podamos afirmar que la inmensa mayoría de los datos presentados por IAK y recogidos en esta reseña, resultan desconocidos al gran público… de Europa, al de la devastada África, al del tan golpeado continente asiático, desconocido o casi en la tierra que dio nacimiento al formidable luchador contra la impunidad, Julian Assange, y que en las otras Américas, en la nativa, en la latina –entre nosotros, en suma− esto tampoco se oye. O que, apenas se oye.

Notas:
(1) La idea de overkill, de uso en análisis militares, procura estimar cuantas veces la humanidad entera puede ser acabada con los armamentos disponibles, y si las primeras, y preocupantes estimaciones llegaron a establecer que la acumulación de armas permitía matar a toda la humanidad una o varias veces, el poder de destrucción se ha agigantado tanto en las últimas décadas que hemos perdido toda relación o medida: el planeta está recontra cargado de armas de destrucción… y masiva.
(2) www.youtube.com/watch?v=fEKDlmf8xyo&feature=emb_title
Israel and the World Refugee Crisis. SPANISH SUBTITLES. IAK. 8 oct. 2020.
(3) En Ruanda, en 1995, se perpetró un genocidio considerado el mayor desde el fin de la 2ª.GM. Estimado en alrededor de un millón de seres humanos.

Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2272 / miércoles 21.10.2020
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“La izquierda no puede pensar sólo en ganar elecciones. Necesita tener como meta fundamental organizar al pueblo, y recuperar la hegemonía de las ideas de la clase obrera en la sociedad. Recuperar los valores humanistas y socialistas, y practicarlos, como la solidaridad, la defensa de la justicia social y la igualdad entre todos los seres humanos.”
Joao Pedro Stedile – MST (Brasil)
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