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ARGENTINA: EN LA RADIO FALTAN MUJERES – comcosur mujer 660 – 28.09.2020

COMCOSUR MUJER / AÑO 26 /No. 660 /lunes 28.09.2020 – Hoy:

1) Argentina: En la radio faltan mujeres: poca presencia femenina en el medio que cumplió 100 años
2) Ecuador: El gobierno endurece las crisis, las mujeres sostienen la vida
3) Estados Unidos: Migrantes detenidas son esterilizadas contra su voluntad
4) México: Antigrita: los rostros de las tomas feministas
5) México: Colectivos nacionales e internacionales se solidarizan con mujeres zapatistas en Chiapas
6) Uruguay: “Que no hay mujeres con proyectos musicales es una mentira”
7) Uruguay: En defensa de las ex presas políticas denunciantes de abusos sexuales
8) Uruguay: Una nueva Marcha de la Diversidad llenó las calles de colores

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COMCOSUR MUJER /Fundado por Yessie Macchi / AÑO 26 / No. 660 – Lunes 28 de setiembre de 2020 / Producción: Beatriz Alonso, Belén Itza y Cecilia Duffau /Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” Rosa Luxemburgo
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1) ARGENTINA: EN LA RADIO FALTAN MUJERES: POCA PRESENCIA FEMENINA EN EL MEDIO QUE CUMPLIÓ 100 AÑOS

El 27 de agosto pasado la radio argentina cumplió 100 años y sigue siendo abrumadora la falta de mujeres cis, lesbianas, trans y travestis en el medio. El informe 2020 de «Nos Quemaron por Brujas» analiza la distribución de roles según género en los programas más escuchados de la Ciudad.

La falta de paridad de género en los medios de comunicación tiene un seguimiento desde hace años por colectivos de comunicadores y distintos organismos nacionales e internacionales. En la Argentina lo realizan la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG), Periodistas Argentinas y la Red de Periodistas Feministas (creada en 2018 en apoyo a la ley IVE), entre otras organizaciones. Actualmente hay tres proyectos de ley presentados que buscan la paridad.

Queremos enfocarnos en lo que sucede en el medio radial. El 27 de agosto pasado se cumplieron 100 años de la radio argentina y si hacemos un recorrido desde aquella primera emisión en 1920 hasta nuestros días nos encontramos con una abrumadora falta de voces de mujeres cis, lesbianas, trans y travestis en determinados roles.

AGENCIA PACO URONDO dialogó al respecto con Julia Mengolini, abogada, periodista y fundadora de Futurock (radio online), que en junio pasado participó del Segundo encuentro hacia una ley de representación justa en los medios de comunicación, convocado por la diputada nacional Mónica Macha y el medio feminista LatFem. Julia fue contundente en su opinión: “Si nos ponemos a mirar el panorama completo y a hacer números, creo que realmente es una vergüenza lo que sigue pasando con las mujeres en la radio porque no refleja el avance que hicimos en la vida real, en la esfera pública. Las mujeres vamos ocupando otros espacios en los lugares de toma de decisión, en la política, seguimos viviendo en un patriarcado pero estamos avanzando a paso firme. Creo que en la radio seguimos teniendo un lugar sumamente secundario, sigue habiendo pocas mujeres conduciendo programas, ni hablar de las pocas mujeres que hay como directoras de radios y que todavía las mujeres seguimos siendo las que leemos el mensaje y contamos cómo está el clima, una especie de objeto decorativo que le hace la segunda al señor inteligente”.

Por su parte, la periodista y locutora Luisa Valmaggia, conductora de Abrir el juego y Clave china en Radio Cooperativa, manifestó a APU: “Las mujeres hemos ido ganando espacios en las radios no tanto como conductoras, que las hay pero son las menos, porque todavía existe el prejuicio de que las opiniones de las mujeres valen menos que las opiniones de los hombres, eso es algo que todavía hay que seguir luchándolo”. Y concluyó: “Las mujeres tenemos que pelear el salario o el caché que nos van a pagar porque siempre se les paga más a los hombres, siempre intentan ponernos al lado de un hombre como complemento, y es parte de los prejuicios que se replican en otras áreas de la sociedad y en otras profesiones. Hay ahí un largo camino todavía por andar, y lo están haciendo bien las colegas jóvenes que llegan”.

Informe “Faltamos en la radio 2020”

La productora de contenidos feministas Nos Quemaron por Brujas (NQPB) comenzó siendo un programa radial que propició contenidos “con una mirada feminista que erradique el sexismo, los estereotipos y la revictimización para desnaturalizar los discursos misóginos y LGBTINBodiantes”. Entre 2012 y 2016, salió al aire por FM Fribuay, emisora comunitaria de La Matanza, al oeste del conurbano bonaerense; luego pasó a Radio Presente, situada en el ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio Olimpo en el barrio de Floresta, CABA. En 2017, la Dirección General de la Mujer les otorgó el premio Lola Mora en el rubro Radio con perspectiva de género. Sus integrantes son: Ángela Ciorciari, Celeste Farbman, Jesica Farias, Laura Mangialavori y Raquel Pazo.

En 2017 NQPB hizo un primer relevamiento sobre paridad de género en el medio radial. En agosto de este año publicó el informe “Faltamos en la radio 2020” donde actualiza y analiza la participación de las mujeres cis, lesbianas, trans y travestis, y la distribución de roles según género en los programas radiales de AM y FM matutinos de mayor audiencia de la Ciudad de Buenos Aires. Los roles analizados fueron: conducción y co-conducción; locución; móvil; producción; coordinación de aire; operación; humor y las columnas de política, economía, deportes, cultura y espectáculos, y de temas policiales y judiciales. Del documento se desprenden los siguientes datos más destacados:

Conducción: el 78 por ciento de las personas que conducen son varones. Hubo un aumento de su participación comparado con el informe de 2017, que era del 69%. Esto impacta en las participaciones de mujeres que se reduce al 22% -y que en 2017 ascendía al 31%-.

Locución: el 90% de las personas que se desempeñan en esa labor son mujeres.

Humor: si bien la mayoría de quienes lo hacen son varones (80%), podemos revistar que hay presencia de mujeres cis (10%) y de mujeres trans (10%).

Deporte y operación técnica: en cada caso, en un 100 por ciento en manos de varones.

Columnas: con respecto al 2017, en política hay mayor participación femenina: el 67% son mujeres (contra el 14% de hace tres años), pero podemos evidenciar esta columna en sólo 3 de 14 programas. En tanto que 9 en materia económica, mientras en el primer informe había nula participación femenina, ahora observamos que aumentó hasta alcanzar el 20%. Cultura y espectáculos tiene una mayor prevalencia femenina, alcanzando el 70%, mientras que en 2017 este número era inferior: 43%

Coordinación de aire y producción: la mayoría es masculina, 67% de varones en el primer caso, 68% en el segundo.

La paridad se logra únicamente en el ámbito de la calle: los móviles quedan con 50 por ciento de presencia femenina y 50, masculina.

Conclusiones y sugerencias

“Así como en otros campos, también en la radio existen brechas basadas en el género que se expresan en los roles que cada persona ocupa. También observamos que dicha distribución de los roles según género trae consigo desigualdades en los salarios, en la representación gremial y en las trayectorias profesionales; además de ser contraria a los valores nodales de la vida democrática como el derecho a la comunicación y la libertad de expresión, ya que los afecta sensiblemente”, se expresa al final del informe de NQPB, entre las conclusiones.

Y acercan recomendaciones como la aplicación de la Ley Micaela, de formación en género, a todas las personas que se desempeñen en los medios de comunicación. También proponen diseñar organismos internos de consulta especializada en temáticas de género; fomentar la incorporación de la agenda de género en los temas habituales de los programas y que la consulta a especialistas no esté restringida sólo a varones cis (especialmente en temas “duros” como política y/o economía); trabajar con especial atención la artísitica de la radio, incorporando un lenguaje no binario ni sexista, así como también la musicalización de los programas.

Por último, que el cupo sea un piso y no un techo: es fundamental la inmediata aprobación de una normativa que garantice la representación justa en los medios de comunicación, incluida la radio.

Agencia Paco Urondo / COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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2) ECUADOR: EL GOBIERNO ENDURECE LAS CRISIS, LAS MUJERES SOSTIENEN LA VIDA

Crisis económica y pandemia, dos frases que por sí solas evocan dificultad y que juntas hacen una tragedia: despidos, cierres de negocios, pérdida de empleos, hambre, migración, enfermedad y muertes. En Ecuador la crisis económica generada por las políticas de ajuste del gobierno de Lenín Moreno y endurecidas por la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 están radicalizando las desigualdades sociales, económicas y de género.

En Ecuador casi la mitad de las mujeres (48%) realizan trabajos informales, lo que les impide tener un salario estable y contar con ahorros para momentos de crisis: 10.644 mujeres fueron despedidas por la causal de “fuerza mayor” en menos de seis meses; la reducción del presupuesto, con el argumento del “Estado obeso”, es mayor en áreas sociales donde las mujeres son beneficiarias, en comparación con otras áreas como defensa y seguridad.

Frente a esto son las mismas mujeres, en su mayoría, las que realizan el trabajo indispensable para sostener la vida, algo que durante la pandemia ha cobrado visibilidad: los trabajos de cuidado. Esto ratifica algo que la economía feminista ya lo había dicho: hay una relación intrínseca entre el trabajo de cuidado y la reproducción social, por lo que este trabajo debe estar en el centro de una economía alternativa.

¿Cómo están enfrentando las mujeres populares la crisis económica y sanitaria, y cuál es su propuesta de organización comunitaria y economía feminista? Juana, Lida, Luz, Mariana, Andrea, parte de la organización feminista “Mujeres de Frente”, cuentan cómo el trabajo de las mujeres es el que sostiene la vida en medio de dos crisis.

Sin trabajo: Una realidad que afecta más a las mujeres

Juana Cuenca era trabajadora remunerada del hogar, pero cuando inició la emergencia sanitaria a causa de la COVID-19 fue despedida del lugar donde trabajó, a medio tiempo, durante tres años. Sus empleadores no le pagaron la liquidación, por lo que una amiga le ayudó a verificar en el sistema del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) para exigir su pago, pero confirmaron que jamás estuvo afiliada, a pesar de que cada mes le disminuían veinte dólares de su sueldo de 200 dólares, diciéndole que era para el seguro. Juana es indígena, madre soltera y vive en un pequeño cuarto en una casa antigua en el sur de Quito con su hijo Alfonso y su hija Josselyn, de 14 y 17 años. Los dos dependen de ella y su sustento, además de sus cuidados para seguir estudiando. Alfonso, el hijo menor, se retrasó en las asignaturas y se quedó a supletorios, porque no pudo conectarse a las clases virtuales, pues en la casa solo poseen un teléfono celular y a veces no tienen para realizar recargas y contratar un plan de datos.

329.706 personas perdieron sus empleos entre marzo y julio de 2020 durante la emergencia sanitaria en Ecuador, de estas 115.066 son mujeres y 214.640 son hombres, según datos del Ministerio del Trabajo. Sin embargo, esta cifra solo corresponde a las personas que estaban registradas en el Sistema Único de Trabajo (SUT). Juana no estaba registrada, al igual que muchas mujeres que realizan trabajo informal, por lo que el número de personas que han perdido su trabajo es mayor.

Algo que también ha aumentado son las denuncias por despidos intempestivos. Según el Ministerio de Trabajo se han registrado 17.370 denuncias por despidos intempestivos, de las cuales 7.810 denuncias corresponden a mujeres, en apenas ocho meses (del 1 de enero al 12 de agosto de 2020), a diferencia del 2019, cuando se registraron 453 denuncias en todo el año. Esto quiere decir que mientras en 2019 se registraron un promedio mensual aproximado de 38 denuncias por despido intempestivo, en 2020 se registraron un promedio mensual aproximado de 2.171 denuncias. En 2020 los meses que presentan mayor número denuncias por despido intempestivo son abril (4.452), mayo (5.519), junio (4.138) y julio (1.459).

Muchos de los despidos en 2020 utilizaron el argumento de “fuerza mayor”. Según datos proporcionados por el Ministerio de Trabajo a Wambra Medio Digital Comunitario desde el 16 de marzo hasta el 12 de agosto de 2020 se registra la desvinculación laboral de 23.319 personas por la causal de “fuerza mayor”, de las cuales 10.644 son de mujeres.

El aumento de desvinculaciones laborales por la causal de “fuerza mayor” coindice con la aprobación de la Ley Orgánica de Apoyo Humanitario enviada por el presidente Lenín Moreno, aprobada por la Asamblea Nacional y publicada en el registro oficial el 22 junio del 2020. En una de las Disposiciones Interpretativas de esta ley se expone que: “se permite la interpretación del numeral 6 del artículo 169 del Código del Trabajo, en el siguiente sentido: En estos casos, la imposibilidad de realizar el trabajo por caso fortuito o fuerza mayor estará ligada al cese total y definitivo de la actividad económica del empleador, sea persona natural o jurídica. Esto quiere decir, que habrá imposibilidad cuando el trabajo no se pueda llevar a cabo tanto por los medios físicos habituales como por medios alternativos que permitan su ejecución, ni aún por medios telemáticos”.

El entonces ministro de Trabajo, Luis Poveda, en su comparecencia ante la Asamblea Nacional el 12 de junio de 2020 reconoció que se ha constatado un “abuso” en el uso de la causal “fuerza mayor” para despido de trabajadoras y trabajadores.

Si bien los datos muestran que durante la emergencia sanitaria, más hombres han perdido su trabajo formal, para mujeres que, como Juana, son cabeza de hogar y están solas a cargo de sus hijos, perder el trabajo tiene un efecto mucho más alto porque muchas mujeres están a cargo del cuidado de hijos u otras personas. Algo que agrava la situación de empobrecimiento que ya viven, en su mayoría las mujeres.

Por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres en la región, hay 113 mujeres viviendo en hogares pobres, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2017. Esto evidencia la falta de autonomía económica de las mujeres, que al no tener ingresos estables tienden a condiciones de empobrecimiento, algo que se agudiza en hogares en donde hay niños y niñas. Cuando las desigualdades económicas se agrandan, afectan a las mujeres, y especialmente a aquellas de sectores populares que son las que sostienen la vida en las ciudades que se consideran centros productivos, como lo explica la economista feminista Paola Larco.

En esto coincide la economista feminista Gabriela Montalvo y explica que la economía feminista critica la supuesta “neutralidad” de los efectos de una crisis: “esos efectos no son iguales en los hombres que las mujeres, en unas clases o en otras, en unos barrios que en otros. La economía feminista apuesta a una crítica a una supuesta neutralidad” Si a esto se le suma la pandemia, las mujeres se encuentran en trabajos de primera línea, pero a la vez los menos valorizados “En la economía se ve que la mayoría de personas de trabajos de primera línea son mujeres, están en la salud, que es un campo ocupado dos terceras partes por mujeres; la cadena de alimentación está feminizado en sus etapas más débiles; las cajeras de supermercados; el sector de la educación básica está feminizado”.

Derechos de las mujeres sin presupuesto

La emergencia sanitaria profundizó la crisis económica que desde años anteriores ya se proyectaba por parte del gobierno. Como dice Gabriela Montalvo, economista feminista, el gobierno de Lenín Moreno en vez de proteger las unidades productivas múltiples, las redujo “eso ha sido absolutamente intencional, no ha habido la ausencia de política, sino que esa ha sido la política: dejar morir”.

Si bien el gobierno justificó esta reducción para evitar el “Estado obseso”, los números muestran que el presupuesto se redujo en áreas sociales, mientras que áreas militares y de seguridad el presupuesto aumentó, no fue tocado o tuvo mínimas reducciones.
La reducción del presupuesto del Estado afecta de forma específica a las mujeres, al afectarse e incluso eliminarse programas, políticas y acciones enfocadas en las mujeres, la niñez y la adolescencia, y las personas adultas mayores.

La reducción del presupuesto afecta también a la garantía de derechos de las mujeres y las niñas. Cada día en Ecuador catorce niñas, menores de 15 años, quedan embarazadas producto de violencia sexual, mientras que 158 adolescentes, de entre 15 a 19 años, se embarazan, según datos de la División de Comunicaciones y Alianzas Estratégicas del UNFPA. Siendo Ecuador el segundo país en la región con la mayor tasa de crecimiento de embarazo en niñas. Ante esta problemática, Ecuador ha sido llamado la atención por organismos internacionales de Derechos Humanos e incluso en agosto de 2020 fue sancionado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por no haber garantizado la vida, educación y salud integral de Paola Guzmán Albarracín, niña abusada sexualmente por el vicerrector del colegio donde estudiaba.

En junio del 2018 se aprobó la Política Intersectorial de Prevención del Embarazo en Niñas y Adolescentes, que debía durar nueve años (2018 – 2025) y requería un trabajo conjunto entre los ministerios de Salud, Educación, Justicia, Inclusión Social y la Secretaría Técnica Plan Toda Una Vida. Sin embargo, el presupuesto destinado a la ejecución de la política intersectorial solo fue entregado al Ministerio de Salud, que en 2019 recibió 11.666.585 millones de dólares, mientras que para el 2020 ese proyecto no apareció en la proforma.

Algo similar ocurre con la prevención de violencia de género. En 2019 se publicó la Encuesta Nacional Sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género (ENVIGMU) realizada por el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC) en la que se determinó que en Ecuador 65 de cada 100 mujeres han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida y que 32 de cada 100 mujeres la sufrieron en los últimos 12 meses previos a la encuesta. En 2018 se aprobó la Ley de Prevención y Erradicación de la Violencia Contra la Mujer donde se designa al Ministerio de Justicia, hoy Secretaría de Derechos Humanos, como la institución encargada de la implementación de la ley. Esta Secretaría en 2019 recibió 657.646,57 para el “Proyecto para la Prevención de Violencia de Género y Fortalecimiento de los Servicios de Atención a Víctimas” y en 2020 recibió 876.862,09.

Según explica Rocío Rosero de la Coalición Nacional de Mujeres el presupuesto asignado no alcanza para toda la ejecución que requiere una problemática como la violencia de género: “El Consejo Nacional para la Igualdad de Género no tiene recursos y la Subsecretaría de Erradicación de la Violencia de Género se quedó con lo mínimo para casas y centros de acogida, sin capacidad de hacer las cinco nuevas casas que estaban previstas”.

El presupuesto general del Ministerio de Justicia en 2019 fue de 117.445.650,57; después de la fusión con la Secretaría de Derechos Humanos, en 2020, recibió apenas 11.400.024,93. A pesar de tener mayores competencias, la reducción fue de 106.045.625,64 dólares.

El ejecutivo y el Ministerio de Finanzas justificaron la reducción de presupuesto por la situación económica que atravesaba el país, sin embargo, no disminuyeron el presupuesto en otras carteras de Estado como es el caso del Ministerio de Defensa y el Ministerio de Gobierno que en 2020 recibieron más recursos que en 2019.

El Ministerio de Defensa en 2019 recibió 87.768.618,50, mientras que en 2020, aumentó su presupuesto a 119.601.253,27. El Ministerio de Gobierno en 2019 recibió 22.938.977,68 mientras que en 2020 aumentó a 29.457.928,55. El Ministerio de Economía destinó en 2020 además 408.000,31 dólares para condecoraciones y aunque se redujo el presupuesto con respecto al 2019 (549.883,64) este rubro no se suprimió.

Impedidas de trabajar

Mariana Collaguazo es vendedora autónoma y antes de la pandemia vendía en las calles dulces y papel sanitario. Como Mariana, en Quito cerca de 10.000 personas trabajaban en el comercio informal según el censo de la Agencia de Comercio del Municipio de Quito, realizado en el 2017. Las cifras no se encuentran desagregadas por género, pero según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), de 2018, cerca de la mitad de las mujeres trabajan en el sector informal: 48,3% de las mujeres, 44,8% de los hombres; de la misma forma, hay más mujeres en el desempleo que varones: 4,9% de mujeres, frente al 3,4% de hombres. De las personas que cuentan con un empleo adecuado apenas el 31,7% son mujeres, mientras que el 47,0% son hombres.

La mayoría de mujeres que trabajan en el sector informal lo hacen por las dificultades de acceder a un empleo adecuado y muchas veces la razón de esta restricción es la maternidad. Ese fue el caso de Luz, que migró a Ecuador, desde Venezuela, hace tres años junto a tres niños de 12, 10 y 8 años y su pareja. Luz quiso dedicarse a la manicura, como lo hacía en su país, pero luego de conseguir varios trabajos en ese medio y recibir una remuneración excesivamente baja, consiguió trabajo en un restaurante de comida rápida en donde trabajaba12 horas al día y ganaba 300 dólares mensuales. En noviembre de 2019 Luz supo que estaba embarazada y cuando les informó a sus empleadores, la despidieron: “dijeron que era peligroso porque tenía que cargar papas y que no me podían tener más”. Le dijeron que le darían 300 dólares por el tiempo de trabajo, pero solo le dieron 100 dólares. Luz empezó a trabajar en el comercio informal, junto a su pareja, vendiendo bebidas energizantes, limones, dulces, empanadas, arepas, para sostener su hogar y garantizar acceso a salud para el bebé que venía en camino.

Los trabajos informales, muchas veces son trabajos que se realizan en condiciones de vulnerabilidad y riesgo. Ese es el caso del trabajo de reciclaje, una actividad realizada en gran parte por mujeres.

Lida es recicladora o gestora ambiental, como les denomina el Municipio de Quito a las personas que se dedican a recolectar y clasificar el material reciclable en los Centros de Educación y Gestión Ambiental (CEGAM) administrados por la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (EMGIRS-EP), sin embargo no son funcionarias contratadas por la Municipalidad. Lida tiene cuatro hijos, y durante la pandemia tuvo que adaptarse a las nuevas condiciones para poder trabajar a través de internet y conseguir botellas, plásticos, cartones tetrapack y demás elementos que puedan ser reciclados. Pero Lidia tiene miedo de contagiarse y ponerse en riesgo a sí misma y a su familia, por lo que dejó de reciclar como lo hacía antes. “Yo desde que empezó la pandemia no he salido, no me he arriesgado, pero hay compañeras que sí lo hacen. Salen a minar la basura y corren el riesgo de contagiarse”. Lida cuenta que intenta salir solo dos veces a la semana para hacer un solo recorrido “cuando es poco material lo llevo en transporte público y cuando es bastante le llamo a un reciclador que tiene un camión para que él recoja el material y me pague”. Esa ha sido su forma de sobrevivir, “porque esto no es vivir” explica.

Juana, Mariana, Luz y Lida son parte de Mujeres de Frente, una organización feminista que trabaja en Quito con mujeres populares. Andrea Aguirre, parte de la organización cuenta que, de las 70 mujeres del colectivo, el 90% vive en condiciones de precarización, con una economía que les permite subsistir al día. Muchas de ellas se dedican al comercio autónomo, y viven de lo que generan a diario, como cuenta Andrea Aguirre: “las mujeres se adaptan a la economía, incluso hasta al clima. Venden helados si el día es caluroso, venden alimentos si la zona lo permite e incluso en la pandemia han empezado a vender insumos como mascarillas para prevenir los contagios”.

Cuando empezó la pandemia el trabajo autónomo de las mujeres sufrió una baja, por la restricción de movilidad y el acceso a su lugar de trabajo diario: las calles, los buses, el espacio público. Esto para cualquier persona significa una disminución de su sustento, pero para las mujeres, esto tiene una especificidad.

Las mujeres tienen mayores dificultades de acudir al mercado laboral porque están obligadas a permanecer a cargo de las tareas domésticas y de cuidado, esto refleja una crisis de los cuidados, como lo explica la economista feminista Justina Lee: “La crisis de los cuidados tampoco es indiferente a las desigualdades, afecta incisivamente a aquellas personas que se encuentran en peores condiciones económicas y posa su carga mayoritariamente sobre los cuerpos de las mujeres”. Como explica Gabriela Montalvo, en países como Ecuador esto “se intensifica, porque debes responder e intervenir a través del gasto público, tienes la intensificación de medidas de ajuste y estas medidas a las mujeres de cualquier clase, y mucho más a mujeres que están en situación de extrema pobreza”.

Sostener la vida: trabajo de cuidado

Preparar el desayuno, alistar a los niños, alimentar a las mascotas, lavar la ropa, barrer el piso, tender las camas, hacer las compras, preparar el almuerzo, ayudar en las tareas escolares y preparar la merienda, son algunas actividades de cuidado que, en su gran mayoría realizan mujeres y que muchas veces no son consideradas como trabajo, pese a que ocupa gran parte de su tiempo y de su vida, y que es un trabajo indispensable para la economía, pero como explica la economista feminista Gabriela Montalvo, estas actividades están desvalorizadas.

“Sin cuidado no hay vida”, dice Paola Larco, economista feminista, para quien el sistema y la vida se sostienen gracias al trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres y que han sido olvidadas por el sistema económico. Para Paola, esto sucede porque son las mujeres quienes “han resuelto el tema de los cuidados de forma gratuita y el sistema se ha aprovechado de esto porque es algo que no ha sido considerado ni valorizado como trabajo”. Un tema es el valor que se le da al trabajo de cuidado a la economía, otro es el tiempo.

Paola explica que las horas que destinan las mujeres al trabajo de cuidado en comparación con las que destinan los hombres es mayor. Según la Encuesta de Trabajo no Remunerado de los Hogares, realizada en marzo de 2019, por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, en Ecuador, de cada 100 horas las mujeres destinan 88 horas de trabajo a las labores del hogar, mientras que los hombres destinan 12 horas. El aporte anual de las mujeres ecuatorianas a la economía del hogar equivale al 76% (15.131 millones de dólares) mientras que los hombres aportan solo con el 24% (4.749 millones).

Mariana, Lida, Juana y Luz y muchas otras mujeres se los sectores populares, además de trabajar en el sector informal para recibir un sustento económico, se les suma el trabajo de cuidado, ya que gran parte son madres solteras y tienen hijos e hijas, a quienes no solo deben alimentar, sino que ahora, con la cuarentena y la suspensión de clases presenciales, también deben acompañar en la educación.

Lida tiene cuatro hijos que están estudiando, pero durante la pandemia esto se ha dificultado, ya que solo hay una computadora en casa “Hace poco la organización (Mujeres de Frente) nos dio una tablet, no tiene mucha memoria, pero nos ha ayudado muchísimo”. Con la computadora y la tablet, sus hijos se turnan para recibir clases: los dos mayores en la Universidad Central y los dos menores en la secundaria.

En el caso de Mariana durante los primeros meses de pandemia su hija que tuvo un quebranto en su salud y requirió hospitalización. Con temor al contagio, Mariana y su hija fueron a un médico particular, pero con gran dificultad pues no tenían dinero “hoy mi hija está mejor, pero no pudimos comprar una receta de 80 dólares que le envió el médico” por lo que tuvieron que dejar el tratamiento a medias. Mariana es madre de siete hijos, pero ahora solo vive con tres de ellos y tres de sus nietas.

La disminución de presupuesto en áreas sociales, donde las mujeres son las principales beneficiarias, se agudizó con la pandemia y esto se visibiliza en la disminución e incluso escasez de servicios esenciales de salud sexual y reproductiva.

Luz tuvo complicaciones en acceder a atención oportuna durante su embarazo y parto en el sistema de salud público ya que estaba colapsado a consecuencia de los contagios de COVID-19. Para Luz, ir a un hospital privado no era una opción, por la falta de recursos. Luz parió a su hijo en la maternidad Isidro Ayora de Quito, luego de que en la casa de salud en la que controlaban su embarazo le negaron atención incluso cuando ya se le había roto la fuente. Con un bebé de tres meses en brazos Luz recuerda que apenas llegó a la maternidad fue sometida a un examen médico que determinó que el corazón de su bebé estaba perdiendo los latidos, porque su parto ya se había pasado. La sometieron a una cesárea de emergencia. Desde el nacimiento de su bebé, Luz no ha salido de su casa para evitar contagios. Ahora divide su tiempo entre las actividades de cuidado, el acompañamiento a sus hijos en tareas educativas, hoy a través del WhatsApp.

Para la economista feminista Paola Larco, la aplicación de medidas económicas sin perspectiva de género y de clase son el reflejo de un gobierno que “no tiene ni la voluntad política ni las ganas de otorgar derechos que son para todas y todos o no son para nadie”. Paola explica que ante esto y en medio de una crisis sanitaria que profundiza las desigualdades a las comunidades y organizaciones sociales no les queda otra que organizarse.

Economía, organización y trabajo feminista

Mujeres de Frente es una organización compuesta por “mujeres diversas y desiguales”, manifiesta Andrea Aguirre, quien explica que en esas diferencias han encontrado una forma de articulación que les permite sobrevivir juntas, especialmente durante la crisis económica y la emergencia sanitaria. En la organización existen mujeres trabajadoras del hogar, comerciantes autónomas, trabajadoras sexuales, recicladoras, migrantes, excarceladas, amas de casa y docentes, todas cabezas de hogar. Para estas mujeres la pandemia significó un bloqueo de su economía basada en trabajos autónomos, informales, o de cuidado, pues las obligó a afrontar la crisis sin ahorros, con deudas y sin trabajo.

Andrea dice que la mayoría de las mujeres de la organización y sus familias se desenvuelven en entornos similares: viven del día a día, por lo que en la pandemia al no poder pagar el arriendo y no tener para alimentarse tuvieron que hacinarse en un mismo espacio y buscar formas de sostenerse juntas. Así se agrandaron las familias y la necesidad de fortalecer la red de acompañamiento en la pandemia se hizo evidente.

Mujeres de Frente nació en el 2004 en la cárcel de mujeres del Inca, en Quito, “nació de la desigualdad” dice Andrea y explica que son una organización feminista, antisistema y antirracista. Antes de la pandemia desde La casa de las mujeres, ubicada en el Centro Histórico, brindaban talleres, asesoría legal a las mujeres y sostenía un comedor popular en donde también se cuidaba a los hijos e hijas de las mujeres de la organización mientras ellas trabajaban. Andrea explica que “la pandemia ha significado una forma de sobrevivencia y ha puesto en riesgo la vida de una inmensa parte de sectores trabajadores y populares; y sobre todo de aquellos que desarrollaban su vida en las calles” que según explica es la población “que se está contagiando masivamente”. Andrea dice que 4 de cada 10 compañeras de Mujeres de Frente ya tuvieron COVID-19, dos requirieron hospitalización y varios familiares han fallecido a causa del virus; y “no sorprende, pues la mayoría están obligadas a salir de casa para poder subsistir ya que sus trabajos no se pueden realizar virtualmente”.

Ante esto Mujeres de Frente, durante los primeros días del confinamiento realizó una campaña de solidaridad en redes sociales. Con lo que recaudaron armaron canastas alimenticias y mensualizaron los recursos económicos. Cada mujer de la organización recibió 20 dólares mensuales, que como dice Andrea “uno diría que con 20 dólares no se puede sobrevivir, pero hay gente que lo hace, hay familias que lo hacen y es parte de su capacidad de adaptación a las circunstancias”.

Luego de la aprobación de la Ley de Apoyo Humanitario, cuando se flexibilizaron las condiciones para las empresas y empleadores frente a los trabajadores y se empezaron a registrar despidos masivos, las donaciones escasearon, “la gente tenía miedo de perder su trabajo y empezó a resguardarse, a ahorrar para sí mismos” concluye Andrea, quien junto a otras compañeras de la organización lograron que ONG’s extranjeras financiaran talleres y becas económicas para que las integrantes de Mujeres de Frente se convirtieran en “Promotoras de Salud Comunitaria”, otras generaran información y otras confeccionaran insumos para prevenir contagios.

Luz, Juana, Mariana y Lida participaron en estas actividades y gracias a ello pudieron recibir una remuneración simbólica que les permitió, y aún les permite, subsistir en la precariedad. Ninguna de las cuatro ha retomado por completo sus actividades y las que lo han intentado no han logrado generar ni la mitad de recursos que generaban antes de la pandemia. Mariana, por ejemplo, instaló una tienda de verduras y legumbres en la puerta de su casa.

Todas ellas dicen que el tejido organizativo y de acompañamiento de Mujeres de Frente ha sido vital. Luz dice que no habría podido parir a su hijo en la maternidad de no ser por la ayuda de la organización que inmediatamente gestionó con un médico su ingreso y después le permitieron colaborar desde casa confeccionando mascarillas. Juana coincide y cree que, de no ser por sus compañeras, ella y sus dos hijos no habrían podido sostener ni siquiera su alimentación. Mariana opina lo mismo “de no ser por la organización, qué sería de nosotras”. Lida también habla con gratitud de la organización, pues de no ser por Mujeres de Frente, que paga la mitad de la planilla de internet, sus hijos “habrían perdido un año” al no poder acceder a educación virtual.

Mujeres de Frente le apuesta a un trabajo de organización, comunitario y de economía feminista que busca genera un sostenimiento colectivo y poner atención en otros ámbitos que para la economía capitalista son desechables: como el cuidado, la solidaridad, el trabajo colectivo. Gabriela Montalvo, explica que la economía feminista tiene una propuesta radical, “epistémica, un cambio del paradigma” y que, al igual que el feminismo no es tibia: “La propuesta es romper con ese sistema y entender que una economía no es la generación y acumulación de capitales sino que es sostener la vida y tiene que ver con relaciones con la naturaleza, con los entornos”.

Gabriela explica que si el Estado tuviera una mínima perspectiva de género, estaría garantizando “una red de cuidados” que se traduciría en la implementación de guarderías, acceso a educación y salud; y reconocería la potencia y efectividad de la organización comunitaria. “Algo que se pierde en el enfoque económico que manejamos, porque desvalorizamos, desaparecemos cualquier tipo de organización que no sea dirigida a la utilidad o la ganancia individual, y esto tiene que ver con desconocer otras formas de economía que van más allá de la productividad económica, dice Gabriela. Paola Larco coincide y explica que “hay que empezar a nombrar las experiencias de las comunidades y de las personas, pero no como experiencias sueltas, sino como lo que son: otros modelos de economía social y solidaria (…) hay que aprender del cooperativismo, de lo comunitario y entender que si no es por las personas el sistema nos mata”.

Wambra Medio digital comunitario / COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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3) ESTADOS UNIDOS: MIGRANTES DETENIDAS SON ESTERILIZADAS CONTRA SU VOLUNTAD

El documento también revela la insalubridad en los espacios de detención de migrantes, los riesgos de contagio de coronavirus
Una mujer estaba sedada, pero consciente. Escuchó que el ginecólogo que le aplicaba una histerectomía reconoció haberse equivocado. “Retiré el ovario incorrecto”, le dijo a su enfermera. Al médico no le importó su error y procedió a retirar el otro ovario, que presuntamente tenía un quiste.

La joven paciente salió del consultorio sin posibilidades de tener un hijo y tuvo que regresar a su país a compartir la noticia con su esposo.

Este es uno de los testimonios de decenas de mujeres migrantes que fueron sometidas a esa práctica bajo la custodia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, ICE por sus siglas en inglés, en un centro de detención de Irwin, Georgia.

A través de un informe de 27 páginas, la organización no gubernamental Project South, ubicada en Atlanta, Georgia, reveló las historias basadas en declaraciones de Dawn Wooten, una enfermera contratada por el centro, quien renunció a mediados de este año y ahora es una denunciante protegida. El documento también incluye testimonios de mujeres víctimas de la práctica.

En el apartado 4 “Falta de cuidados médicos”, inciso D), Wooten describe como “preocupante” el alto número de mujeres migrantes detenidas que recibieron una histerectomía, parcial o total, de un mismo médico ginecólogo, al grado de que ella se preguntó cómo los úteros de tantas mujeres podrían estar mal.

Wooten asegura que toda mujer que era enviada a ese doctor particular recibía una histerectomía, sin siquiera entender el porqué. Agrega que ese ginecólogo recibió el apodo de “el recolector de úteros”, por considerarlo un especialista en el procedimiento.

Una de las mujeres citadas en el documento agrega que al conocer a tantas víctimas del procedimiento en un solo lugar, pensó que se trataba de un campo de concentración experimental. “Cómo si experimentaran con nuestros cuerpos”, añadió.

El documento también revela la insalubridad en los espacios de detención de migrantes, los riesgos de contagio de coronavirus en la creciente ola que afecta a Estados Unidos desde hace seis meses, la falta de pruebas de detección, y la obligación de que empleados diagnosticados como positivos se presenten a trabajar.

El documento enviado este lunes al Departamento de Seguridad Nacional, la Oficina Para los Derechos Civiles y las Libertades, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas en Atlanta, y el centro de detención del condado de Irwin, solicita una revisión de las quejas de manera inmediata, para que se atiendan, corrijan, y expliquen esas prácticas.

Vanguardia / COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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4) MÉXICO: ANTIGRITA: LOS ROSTROS DE LAS TOMAS FEMINISTAS

Madres de mujeres víctimas de violencia machista, madres de personas desaparecidas, colectivas, integrantes del bloque negro, raperas, cantantes y standuperas marcaron la jornada de la “Antigrita” en la renombrada “Ocupa Casa de Refugio Ni Una Menos México”, anterior sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el centro de la capital de México.

La “Antigrita” es una de las acciones de protesta de decenas de mujeres que mantienen tomado el edificio de la CNDH, desde el cuatro de septiembre, como un acto antagonista a la ceremonia oficial del “Grito de Independencia” que se realiza cada año el quince de septiembre en México.

A este acto de protesta, acudieron mujeres de distintas edades, principalmente jóvenes y de dversas colectivas, quienes dan continuidad a una serie de protestas feministas contra los distintos tipos de violencia que, pese a la pandemia por la COVID-19, no han parado en el país y en América Latina..

Esta ocupa tiene como antecedente la toma de una de las salas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que inició el dos de septiembre donde madres y familiares de personas desaparecidas reclamaron la inacción de las autoridades ante sus casos y demandas. Dos días después, el cuatro de septiembre, integrantes de distintos colectivos feministas y de mujeres hicieron la toma de todo el inmueble. A partir de ese momento demandado la resolución de casos sobre violencia feminicida, desaparición forzada, entre otros. Uno de los colectivos es el Frente Nacional Ni Una Menos, que tiene entre sus integrantes a Yesenia Zamudio, madre de María de Jesús Jaimes Zamudio, estudiante del Instituto Politéctino Nacional que en 2016 fue lanzada desde un tercer piso por un profesor que intentó abusarla, su muerte quiso ser pasada como suicidio, pero fue un feminicidio.

Las oficinas tomadas fueron convertidas en un refugio para mujeres víctimas de violencia. La toma ha motivado distintas reacciones. La titular de la CNDH, Rosario Piedra, hija de Rosario Ibarra de Piedra una reconocida activista, fundadora del Comité ¡Eureka! que aglutinó a familiares de personas desaparecidas en los años 70, ha respondido que la crisis que se está viviendo es por omisiones pasadas y que hay apertura al diálogo. Pero, las madres y familias reclaman que las autoridades no escuchan, ni atienden sus exigencias, y ese fue el mensaje que más reiteraron durante la “Antigrita”

Wambra Medio digital comunitario / COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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5) MÉXICO: COLECTIVOS NACIONALES E INTERNACIONALES SE SOLIDARIZAN CON MUJERES ZAPATISTAS EN CHIAPAS

Más de 200 mujeres activistas y colectivos y organizaciones de Chipas y el mundo enviaron una carta a las mujeres zapatistas para manifestar su apoyo y solidaridad frente a la «reactivación de la guerra» contra las comunidades autónomas y la Madre Tierra.

«Sabemos que están siendo atacadas por personas y grupos que alimentan al sistema patriarcalista para seguir violentándonos con fuego y despojándonos de nuestra tierra», señalaron en la misiva.

Las mujeres y colectivos aseguraron a las zapatistas “que no están solas» y que desde sus geografías continuarán con sus acciones para respaldar la lucha en Chiapas y hacer frente al sistema capitalista patriarcal.

A continuación la carta completa:

Les enviamos un saludo fuerte y cariñoso desde el Valle de Jobel.
Carta a nuestras compañeras zapatistas
A las mujeres zapatistas
A las mujeres que habitan diversos rincones del Mundo
A quienes asumen tener corazón de mujer

Septiembre del 2020

Quienes adherimos a esta Carta somos mujeres de Chiapas, México y el Mundo, convocadas desde la fuerza de la lucecita que nos entregaron mujeres zapatistas en el Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan en 2018, y también desde el mensaje, de esperanza y compromiso por defender la vida, que nos entregaron en el Segundo Encuentro Internacional Huellas del caminar de la comandanta Ramona del 2019.

En estos momentos de Guerra hacia nosotras y la Madre Tierra, estas lucecitas-fueguitos se han multiplicado junto con otras mujeres, y nos hemos ido encontrando en el camino y ahora somos parte de un corazón colectivo. Desde aquí intentamos alumbrar para que no nos sintamos solas, para que no tengamos miedo. Y aunque esta lucha por la vida parezca muy dura en esta descomposición que genera este sistema criminal, hemos decidido encender nuestras luchas por la vida, la verdad y la justicia que merece cada dolor de cada mujer en cada su mundo.

Compañeras, ahora, en este contexto de pandemia, nos ha llegado la información de la re-activación de la Guerra hacia sus cuerpos, familias, comunidades y pueblos zapatistas en diferentes zonas de la Selva y Altos de las montañas de Chiapas, México. Sabemos que están siendo atacadas por personas y grupos que alimentan al sistema patriarcalista para seguir violentándonos con fuego y despojándonos de nuestra tierra. Nos duele ver cómo prendieron fuego al Comedor «compañera Lucha» ubicado en el Centro de Comercio Nuevo Amanecer del Arco Iris. Por lo que representa como memoria viva para nuestro corazón de mujer.

Hermanas del mundo, en lo que va del año 2020, vemos con rabia y dolor como nuestras hermanas zapatistas siguen siendo violentadas y atacadas por líderes armados que actúan con formas y modos aprendidos del paramilitarismo, grano podrido incrustado durante años en esta Guerra Integral de Desgaste en Chiapas, para educar y contaminar a personas que maltraten a los pueblos y envenenen la tierra, montañas, bosques y milpa, y así, acceder a poder y dinero. Y sentimos el dolor de nuestra Madre Tierra que cruelmente sigue siendo explotada y envenenada por todo este entramado capitalista-patriarcal-colonial por medio de sus Estados-narco-empresariales, sus megaproyectos de muerte, sus partidos políticos y sus programas mañosos.

Estamos con ustedes cuidando y caminando la esperanza y libertad que como mujeres merecemos y necesitamos para proteger y defender la Vida. Seguimos, como podemos, avivando nuestra lucecita y, desde nuestros corazones y geografías, se las destellamos hasta donde están, recordándoles que no están solas. Estamos convencidas de “Luchar para que nunca más una mujer en el mundo, del color que sea, del tamaño que sea, del origen que sea, se sienta sola o tenga miedo”. Por tanto, asumimos la responsabilidad de seguir; denunciando, difundiendo, defendiendo y reproduciendo la vida para que los niños y niñas que vengan puedan vivir con tranquilidad, libertad y justicia.

Queridas hermanas del mundo y compañeras zapatistas, desde un cariño solidario y comprometido, les decimos ahora nosotras: “que no están solas, que nos hacen falta, que las extrañamos, que no las olvidamos, que las necesitamos”.

Siguen firmas..

Desinformemonos / COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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6) URUGUAY: “QUE NO HAY MUJERES CON PROYECTOS MUSICALES ES UNA MENTIRA”

Leticia Ramos, integrante del colectivo Más Músicas Uruguay, analizó las pocas nominaciones que hay a mujeres en los Premios Graffiti y cuál es la brecha de género existente en la música uruguaya.

En entrevista con La Trama, Ramos contó los orígenes del colectivo, que se remontan al año 2017, y cuáles son sus principales ocupaciones. «La mujeres no estamos en las grillas, ni en las nominaciones, ni en los medios», señaló.
Ramos, cantante y compositora del dúo Las Hijas de Mandela, valoró que poco a poco estas situaciones se estén visibilizando. «Ese es el primer paso: poder darnos cuenta que estamos frente a un problema», manifestó.

Este año solo el 20% de las nominaciones de los Graffiti fueron para mujeres, pero esto, según Ramos, no se debe a que no haya músicas: «Que no hay mujeres músicas o con proyectos musicales, es una mentira. No es que no hay, sino que no tienen visibilidad y no llegan a los medios».

Entrevista completa: www.radiocamacua.uy/2020/09/que-no-hay-mujeres-con-proyectos-musicales-es-una-mentira/

COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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7) URUGUAY: EN DEFENSA DE LAS EX PRESAS POLÍTICAS DENUNCIANTES DE ABUSOS SEXUALES

Crysol, organización de ex presos y ex presas políticas de Uruguay envió una nota a la Suprema Corte de Justicia.

Se manifestó la sincera molestia por la penosa situación que una y otra vez padecen las ex presas políticas, que en el año 2011 denunciaron violencia y abusos sexuales durante la dictadura.

A pesar del tiempo transcurrido desde el inicio de la causa, las denunciantes son convocadas nuevamente a reiterar sus testimonios, de una manera ostensiblemente insidiosa, hurgando en detalles escabrosos y morbosos, por parte de los abogados defensores de los imputados.

Solicitaron a la Suprema Corte de Justicia que asuma y comparta su molestia y adopte las medidas pertinentes para que esta causa judicial avance con mayor celeridad y se proteja a quienes luego de más de 35 años en democracia siguen siendo hostigadas para que depongan sus denuncias.

Crysol / COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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8) URUGUAY: UNA NUEVA MARCHA DE LA DIVERSIDAD LLENÓ LAS CALLES DE COLORES

“El orgullo es luchar” fue la consigna de la movilización que tuvo esta vez un nuevo recorrido.

A 15 años de la primera vez, la Marcha por la Diversidad, una de las manifestaciones que más convocan en el país, tuvo ayer una nueva edición. Fue la primera desde que asumió la coalición que hoy está en el gobierno y esta vez cambió su recorrido. En lugar de marchar por 18 de Julio, esta vez se partió desde la Plaza Libertad, donde se instalaron stands de artesanías y otras propuestas de las organizaciones convocantes, hacia el Palacio Legislativo, y se cerró en la Plaza Primero de Mayo. Quienes no pudieron acompañar, siguieron la transmisión en vivo por las redes de la Coordinadora de la Marcha por la Diversidad.

Se llamó a “tomar las calles con baile y alegría” para “seguir luchando por los derechos obtenidos”. “Orgullo es luchar” fue la idea fuerza de la proclama y el eslogan de este año. También lo fue la reivindicación “Marchamos por nuestros derechos. Marchamos porque las leyes impulsadas por los movimientos sociales no son nada si no se aplican, si no se les asigna presupuesto, si se posponen, si se nos niega su ejercicio”.

Se denunció que el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) decidió “retirar el apoyo al trámite de cambio de nombre en el marco de la Ley Integral para Personas Trans”, lo cual impide que muchas personas accedan a tramitarlo, y se reclamó que se cumplan los cupos laborales y las becas estudiantiles planteadas por la ley.

Los convocantes también exigieron que se cumpla el “derecho a la salud” establecido en la misma ley. “Muchos prestadores privados de salud aún no cuentan con los equipos multidisciplinarios, no brindan las prestaciones obligatorias, y el Ministerio de Salud Pública todavía no creó el servicio nacional especializado en intervenciones quirúrgicas de alta complejidad para personas trans”, explicaron.

“Marchamos por aquellas que mataron, por las que fueron asesinadas por la violencia machista, por las que desaparecieron”, dijeron en un reclamo, siempre presente, contra la violencia de género y los femicidios. El énfasis estuvo puesto en la necesidad de que la Ley de Violencia hacia las Mujeres Basada en Género cuente con el presupuesto necesario.

La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 660 – 28/09/2020
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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COMCOSUR MUJER ES UNA PRODUCCIÓN DE COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
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