1) Argentina: Esta es la revolución de las hijas
2) México: Al menos 7 mujeres transgénero han sido asesinadas en el último mes
3) Panamá: Movimiento feminista exigió justicia para victimas de feminicidios
4) Perú: El impacto de las industrias extractivas en las mujeres
5) Uruguay: Los juguetes no tienen género
6) Poeta uruguaya será recordada por su activismo en el movimiento del 68
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 14 /No. 568 – Lunes 13 de agosto de 2018 / Producción: Beatriz Alonso y Belén Itza / Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” Rosa Luxemburgo
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1) ARGENTINA: ESTA ES LA REVOLUCIÓN DE LAS HIJAS
El debate sobre el aborto legal en Argentina marcó una ruptura generacional y de género con el poder político.
Las jóvenes que durante los últimos meses se adueñaron de las calles argentinas para luchar por el aborto legal, seguro y gratuito brillan. Literalmente. Tienen glitter en los párpados, los pómulos, los labios, las uñas y el pelo. Se pintan entre ellas y se animan a salpicar la brillantina en las caras de otras mujeres, quizá un poco mayores, que a veces aceptan. Llevan los pañuelos verdes enroscados en las asas de sus mochilas y se sienten abrazadas cuando las identifican en el subte, el liceo, el supermercado o la verdulería de la esquina. Imponen hashtags en las redes sociales y difunden sus historias en hilos de Twitter. La mayoría no tiene más de 25 años. Son las herederas de un movimiento feminista que encontró raíces comunes tres décadas atrás y que hoy tiene cara de piba.
Una de las principales exigencias que hicieron a sus representantes políticos –ellas y también sus compañeras más grandes– fue que a la hora de legislar sobre el aborto no lo hicieran para ellos mismos, sino para el futuro. “Esta es la revolución de las hijas. Y a ellas les tienen que dar el derecho a disfrutar sin morirse, sin tener miedo, sin tener menos derechos que sus novios, amigos y hermanos”, exhortó la periodista argentina especializada en género Luciana Peker cuando le tocó hablar en el Congreso, semanas antes de la votación en la Cámara de Diputados.
La mayoría de los diputados lo entendió. Pero el miércoles pasado el Senado argentino decidió darle la espalda a ese pedido y rechazó el proyecto de ley para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo. La decisión fue tomada por 24 hombres y 14 mujeres, todos integrantes de una cámara en la que el promedio de edad es de 57 años, según un análisis del diario El Litoral.
El resultado fue recibido con tristeza, rabia y decepción. Sin embargo, a medida que pasaron las horas, la rabia se transformó en optimismo. La derrota parlamentaria tenía como contracara el triunfo popular. El aborto sigue siendo clandestino, pero las miles de mujeres que forman la marea verde saben ahora que no están solas. Saben, también, que su lucha marcó un antes y un después en el movimiento de mujeres organizadas. Que generó una ola que invadió calles, salones de clase, oficinas, casas, camas. Que rompió con el tabú y conectó a las generaciones. Las pibas están seguras de que tarde o temprano el aborto será ley. Es el inicio de una nueva era y las protagonistas son las hijas.
Una brecha generacional
El concepto de “revolución de las hijas” nació en la redacción del suplemento “Las 12”, del diario argentino Página 12, y hace referencia a lo que Peker también llamó, en más de una ocasión, la “primavera juvenil” que se respira en Argentina.
En un artículo publicado el día después de que el proyecto de aborto legal recibió la media sanción en Diputados, la periodista afirmó que “las grandes protagonistas políticas de la marea verde son adolescentes”. Las generaciones anteriores fundaron la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito; impulsaron los Encuentros de Mujeres y redactaron decenas de propuestas legislativas. Pero para Peker son sus hijas “políticas, singulares, colectivas y familiares” las que “cambiaron la historia”. Porque tomaron todo lo que existía y lo sacaron a la calle. Lo pusieron arriba de la mesa en las cenas familiares. Lo llevaron en sus cuellos, muñecas y mochilas en forma de pañuelo, elemento que ahora significa empoderamiento y complicidad.
La revolución de las hijas llegó también al Congreso, especialmente durante la votación en Diputados. “Quiero que mis hijas, si se tienen que hacer un aborto, puedan hacerlo en un lugar sano y seguro, igual que sus hijas”, argumentó el diputado Agustín Rossi, del Frente para la Victoria, a la hora defender su voto afirmativo. Algo similar expuso su compañero de partido Daniel Filmus, unas horas antes de votar: “Siempre que voto una ley, lo pienso para que todos los argentinos tengan un futuro digno como el que quiero para mis hijas”. La palabra “hijas” se repitió otras veces y no siempre en el sentido de lo que pretenden sus padres para ellas. Algunos legisladores reconocieron que decidieron cambiar de postura y posicionarse a favor del aborto legal después de debatirlo con sus hijas. Ese intercambio generacional en las casas fue clave y lo seguirá siendo.
Peker sostiene que este “boom de la participación adolescente marca una ruptura generacional y le mete el dedo en la llaga a la crisis de la política tradicional y conservadora”. Esto se debe a que, mientras que en Argentina hay que tener al menos 25 años para poder ser legislador, la mayoría de las jóvenes que lideran las movilizaciones tiene menos de esa edad. “Tienen voz, pero no voto”, resume Peker. Esa tensión marcó el debate en Diputados y, especialmente, llevó a que el proyecto se cayera en el Senado.
“La tensión entre la vieja política y la nueva política se reflejó, de manera tajante, entre el Congreso, con sus puertas adentro, sin los votos seguros y con las idas y vueltas para conseguir las manos levantadas por el aborto seguro, legal y gratuito”, ilustra Peker, y “el ruido que entraba por las ventanas del recinto, la gente que tomaba sopa o guisos entre guantes, las carpas donde abrazarse y cubrir con gorros el aire frío de la piel en el calor de la multitud”.
La voz de las pibas
Dos días antes de que el Senado rechazara la iniciativa para legalizar el aborto, Revista Anfibia y Cosecha Roja organizaron la actividad “La revolución de las hijas” para analizar esta “primavera juvenil” desde las voces de sus propias protagonistas. Una especie de previa de lo que, a pesar de su resultado, fue un día histórico. Peker ofició de moderadora. A su lado, y luciendo los pañuelos verdes en sus cuellos, contaron sus experiencias las líderes estudiantiles Catalina Distéfano, Juana Garay y Sofía Zibecchi.
Antes de ceder el micrófono a las adolescentes, Peker aclaró que la “revolución de las hijas” no es un proceso ni “azaroso”, ni “anecdótico”. Explicó: “Hablamos de cómo estas chicas dan la batalla dentro de sus casas. Es la rebelión contra la violencia paternal hacia las hijas, que muchas veces erosionó la autoestima de mujeres y adolescentes”. A su entender, que el debate se haya instalado en las casas “ha cambiado la opinión pública” y “también el voto de diputadas y diputados”. “Para mí en eso hay una ruptura de género y una ruptura generacional”, consideró. Después, lanzó un dato contundente: la suma de las edades de las tres oradoras de esa tarde no alcanzaba la edad promedio de los senadores.
“Hay que entender que esto implica una crisis de la política tradicional, que tiene que tener además un costo. Entre quienes votan no sólo no hay la suficiente representación de género, sino que además hay una brecha generacional”, agregó Peker.
Zibecchi fue la encargada de romper el hielo. Tiene 18 años y es la presidenta del centro de estudiantes del colegio Federico García Lorca. Desde ese rol, comenzó su exposición destacando el papel que tuvo la batalla feminista no sólo en las casas, sino también en los centros educativos. “Lo generacional está muy ligado a nuestro territorio, que son las escuelas. Tiene que ver con esos espacios de militancia que nos son tan propios, como las asambleas, los centros de estudiantes, las calles, los espacios de discusión, y cómo trasladamos eso al mundo más adulto y heteronormativo que nos espera desde el otro lado y claramente nos da batalla”, aseguró.
Para la joven, la revolución es “innegociable” y parte de la base de que el feminismo es “un movimiento diverso y transversal”. Es “a partir de ahí”, en su opinión, que “las mujeres, las pibas, las adolescentes” pueden entenderse “como actrices políticas”. Puso como ejemplo el paradigmático pañuelo verde: “Para nosotras no significa solamente aborto legal, ni siquiera se limita a la educación sexual integral y los anticonceptivos. Tiene que ver con la capacidad de decidir, de gozar y de sentir”. Es, en definitiva, la lucha por “poder establecernos como personas de derecho y revolucionar los espacios que los hombres heterosexuales vienen ocupando desde hace tantos años”.
En su turno, Garay –presidenta del centro de estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires– contó cómo sintió la brecha generacional cuando le tocó hablar en el Congreso ante los senadores. “Me chocó bastante, entre otras cosas, ver la irresponsabilidad con la que se paraban delante de los expositores, que habíamos estado preparando ese discurso quizá durante cuatro días y estábamos temblando […] Para mí fue un honor y estuve muy contenta de estar ahí, pero del otro lado no sentía que ellos estuvieran ni orgullosos de ese debate, ni en busca de aprender, escuchar o cambiar su postura”.
Garay, de 17 años, también denunció “chicanas” de los senadores, que intentaban “constantemente” cambiar el eje del tema. “Hablaban sobre cuánto había invertido cada gobierno en salud y en repartir preservativos, cuando la discusión iba por otro lado. Parecía un ninguneo. Era como que, sin decirlo, nos estuvieran diciendo: ‘Lo único que me importa es lo que estoy discutiendo yo y la política que pasa por mi cabeza’”. No se daban cuenta, agregó Garay, “de que esta ley es para nosotras, porque ustedes o están menopáusicas o son hombres”.
La líder estudiantil no quiso terminar su intervención sin recordar que hablar de “revolución de las hijas” implica entender que hubo “madres”. “Nosotras aprendimos un montón de generaciones anteriores. Esta es la lucha que llevaron ustedes y que está dando sus frutos ahora. Agradezco todo ese laburo porque nos dejó las cosas un poco más fáciles a nosotras como para no tener que ocuparnos tanto de redactar un proyecto de ley y directamente ocupar las calles y llenarlas de glitter”, reconoció.
Distéfano, vocera del centro de estudiantes de la Escuela Técnica Fernando Fader, cree que la diferencia de edades se nota desde el momento en el que para “toda la juventud” se cae de maduro que la ley de aborto se tiene que aprobar. El problema es que quienes legislan no tienen en cuenta que “las mujeres somos personas deseantes”. Y aseguró que “lo que quieren cortar es la libertad de las mujeres”, porque “el aborto es una cuestión de decisión, y esa decisión implica libertad”.
La charla de la semana pasada puso arriba de la mesa otras cuestiones, más allá de la ruptura generacional que marcó el debate de los últimos meses. Para empezar, los abortos existen y se practican en la clandestinidad, con todo lo que eso implica. “Tengo más abortos realizados que años vividos”, contaba Zibecchi, en referencia a todas las veces que acompañó a una amiga o conocida a abortar. “La clandestinidad no es cómoda, no es fácil y no es segura”, agregó. Y dio números: cada año, alrededor de 40 mujeres se mueren en Argentina como consecuencia de abortos clandestinos. “Son 40 proyectos de vida, 40 familias, 40 no familias, 40 trabajos. Eran personas que tenían una identidad, una autonomía, y en el camino de esa autonomía perdieron su vida. Me parece que todos los intentos de desviar el debate mediático hacia el ‘cierren las piernas’ confirman lo que una dice todo el tiempo: que están acá para quitarnos el derecho al goce, al deseo, y para echarnos la culpa”.
La otra problemática que dejaron instalada es la falta de políticas públicas en materia de educación sexual. Garay contó que ese “vacío” impulsó a las jóvenes a “autogestionarse”. De hecho, la adolescente consideró que negar ese derecho fue “contraproducente” para los “antiderechos”, porque “una vez que vos te autogestionás y decidís acceder a la información por tus propios medios, no tenés límites y te adelantás de nivel”. Eso sintió la joven cuando expuso ante los senadores: “Estamos en el nivel 27 y ellos están en el 1. Es muy difícil y hay que tener mucha paciencia para tratar de darles el tiempo para recorrer un espacio que nosotras recorrimos en cinco minutos porque la situación nos llevó a eso. Vivir como mujeres en el mundo nos hizo tener que madurar y encontrar cierta sensibilidad que no encuentro en los senadores ni en los que dicen defender las dos vidas”.
Esa sensibilidad hacia las demás mujeres, agregó, es una de las cosas que les dio la marea feminista. “Nos sentimos, nos sensibilizamos, nos compadecemos y nos abrazamos de manera sorora porque nos pasan cosas cuando nos cuentan algo. Lo sentimos en la sangre”, describió, emocionada. Peker lo resumió todo unos minutos después: “Lo que se debate en el Congreso es la política de la sensibilidad versus la política congelada. Las jóvenes versus la Edad Media”.
La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 568– 13.08.2018
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2) MÉXICO: AL MENOS 7 MUJERES TRANSGÉNERO HAN SIDO ASESINADAS EN EL ÚLTIMO MES
Del 25 de junio al 25 de julio han sido asesinadas en México 7 mujeres transgénero. Los datos fueron dados a conocer por organizaciones civiles que defienden los derechos humanos de las personas LGBT luego de que se presenciara en el país una ola de violencia registrada en contra de mujeres transgénero.
De acuerdo con información del Centro de Apoyo a Identidades Trans, una asociación civil que defiende los derechos de las personas trans, el número de asesinatos en contra de mujeres transgénero en el último mes es una de las cifras más altas de agresiones que se han registrado en los últimos cinco años en contra de la población transgénero.
Rocío Suárez, presidenta del Centro de Apoyo a las Identidades Trans señaló que los crímenes en contra de las personas de la población LGBT tienen en común el uso de la violencia y la tortura; asimismo, señaló que en la mayoría de los casos impera la impunidad y la falta de castigo a los responsables.
La activista indicó que en muchos de estos asesinatos s envía un mensaje de odio basado en el un castigo social hacia quienes son considerados o consideradas disidentes del género y la sexualidad, mensaje que es enviado por medio de la violencia, la tortura y la exhibición de los cuerpos.
Las mujeres asesinadas son Alexa, de 47 años de edad; Chanel, de 44 años; Alexa, de 21 años; Linda, de 30 años, y Alaska, de 25 años. En la mayoría de los casos, los cuerpos de las mujeres fueron encontrados con signos de tortura.
Desastre.mx / COMCOSUR MUJER Nº 568– 13.08.2018
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3) PANAMÁ: MOVIMIENTO FEMINISTA EXIGIÓ JUSTICIA PARA VICTIMAS DE FEMINICIDIOS
El pasado sábado 4 de agosto, diversas organizaciones feministas realizaron concentraciones simultáneas en la Ciudad de Panamá y en la Provincia de Chiriquí.
Entre carteles y consignas, exigieron justicia para las víctimas de feminicidios en el país.
Fueron colocados 20 pares de zapatos rojos en los al rededores de la Plaza de Concordia en la Ciudad de Panamá, como símbolo de los 20 feminicidios registrados hasta la fecha.
La instalación artística Zapatos Rojos fue instalada por primera vez en Ciudad Juarez, en México, ha sido replicada en varios países de Lationamérica y ahora en Panamá, como una forma de protesta a los casos de violencia y feminicidio perpetrados contra la mujer. Expresión artística de la autoría de Elina Chauvet.
Escuchar audio del informe de Lilian Ruiz de Radio Temblor: www.aler.org/node/4180
Aler / COMCOSUR MUJER Nº 568– 13.08.2018
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4) PERÚ: EL IMPACTO DE LAS INDUSTRIAS EXTRACTIVAS EN LAS MUJERES
El impacto de las industrias extractivas es agresivo a nivel económico, social, ambiental y cultural en las zonas de influencia directa e indirecta donde se desarrollan estas actividades. Los conflictos han dejado muertes, heridos, criminalización de la protesta, hostigamiento, violencia física y sexual hacia las mujeres. Aunque no hay registros oficiales sobre la violencia de género en conflictos sociales, de acuerdo al libro Mujeres y conflictos ecoterritoriales de Rocío Silva Santisteban: desde el 2003 hasta noviembre de 2017, 102 mujeres fueron criminalizadas, y el 10% del total de muertes en conflictos corresponde a mujeres.
El Perú lleva más de dos décadas sosteniendo su economía en base a la actividad minera, detrás de esta economía basada en la exportación de materias primas hay muchas historias: perdidas de vida, personas que se han quedado con alguna discapacidad a causa de los conflictos, defensores ambientales denunciados y estigmatizados por parte de los representante del Estado, los medios de comunicación, las empresas mineras y las fuerzas del orden; mujeres violentadas y agredidas sexualmente (…). La intolerancia hacia los defensores ambientales ha llegado al punto de que hasta un presidente de la República les calificó de “perros del hortelano”.
Además diversas acciones han desnudado el desprecio de los miembros de la Policía Nacional hacia los manifestantes en pleno conflicto. Una mujer le pregunta a un policía en el conflicto Conga (Cajamarca): “¿por qué nos tratan así?”, el policía responde: “porque son perros concha tu mare”. En Juliaca (Puno) los gritos de otro miembro de la policía en una manifestación grita a todo pulmón: “mata a esa chola, la de la huaraca, mátala, mátala”.
Criminalización de la protesta: 102 mujeres han sido procesadas en el Perú
El caso más llamativo en el Perú de agresiones sexuales contra defensoras ambientales se ha dado en el conflicto Majaz. Es el primer caso donde la empresa minera británica Rio Blanco Copper S.A., tuvo que indemnizar a 32 campesinos que fueron torturados el año 2005 dentro de su sede, ubicado en la sierra de Piura. La demanda fue presentada por la Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz (Fedepaz) ante las Altas Cortes Británicas contra Monterrico Metals Plc, debido a que participaron en los hechos funcionarios y trabajadores de la minera y de la empresa de seguridad Forza, que prestaba servicios a la mina. “En este caso, dos mujeres fueron violentadas sexualmente, incluso se les despojó de su ropa interior que luego fue colgada en unos palos como si fueran unas banderas, como si se tratase de un trofeo que habían recaudado estos individuos después de haber violentado sexualmente a las mujeres”, señala Rocío Silva Santisteban.
Entre los años 2011 y 2012, cinco personas fueron asesinadas y 154 personas resultaron heridas alrededor del proyecto Conga de la minera Yanacocha, la mina de oro más grande de Latinoamérica, ubicado en Cajamarca, según los registros de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, todas estas muertes y agresiones fueron por parte de la policía y las fuerzas armadas. Adelaida Amelia Tabaco, es una de las víctimas del conflicto en Celendín, su marido Paulino Leonterio regresó de Lima un 2 de julio de 2012, al día siguiente fue a visitar a su hermana, cuando retornaba a su casa al pasar por una calle cercana a la Plaza de Armas, un impacto de bala le causó la muerte. Adelaida hasta el día de hoy no ha encontrado justicia tras la muerte de Paulino, desde hace seis años ella tuvo que asumir la crianza y educación de sus dos hijos.
“Las mujeres no solo son denunciadas y perseguidas, sino también son estigmatizadas con una suerte de campañas mediáticas, se le ataca por el liderazgo que tienen, además por su condición de mujer, se les cuestiona permanentemente moralmente”, comenta la abogada Mirtha Vásquez, quien estuvo a cargo de la defensa de luchadores ambientales en Cajamarca. Añade que en los últimos años se ha incrementado en un 30% las denuncias contra las mujeres lideresas.
A raíz de los conflictos sociales han surgido liderazgos y una participación activa de las mujeres
Emperatriz Bolaños, lideresa ambiental en Celendín, recientemente ha sufrido una detención arbitraria en el distrito de Sorocucho por parte de la Policía. Bolaños participa activamente en manifestaciones contra la explotación del proyecto Conga, en ese contexto ha sufrido una serie de amenazas y difamación. “Mataron a mis perros a las 11 de la noche, la policía constata de que mis perros estaban muriendo, después de 10 días dejaron una bolsa con una bala dentro con un frase que decía: “la bala cuesta un sol, ya matamos a tus perros, ahora siguen tus hijos y tú”, denuncia.
Otra luchadora social que ha criticado abiertamente el proyecto Conga es Sara Guerra, ella perdió su trabajo como coordinadora del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) en el año 2012, desde entonces le ha sido difícil conseguir trabajo. “En cada uno de nosotros nace esas ganas de defender su territorio por la importancia que tiene eso para ti. Si nosotros permitimos que este territorio sea dañado: no vamos a poder sembrar ni cosechar, no vamos a poder tener agua de calidad, además, seriamos desplazados ¿sin territorio que podemos hacer? si nosotros perdemos las lagunas, desaparecerán también los ríos, para mi esa es la gran importancia de defender y preservar la vida, la mía y de mis generaciones”.
Uno de los casos más expuestos a nivel público es el de Máxima Acuña de Chaupe, quien fue absuelta por la Sala Penal de Apelaciones de Cajamarca de los cargos de usurpación interpuesta por Yanacocha, la mina pretendió expropiarle sus tierras donde se encuentra la laguna Azul. Su defensa férrea le hizo merecedora de uno de los galardones más importantes a nivel ambiental, el premio Goldman Environmental Prize 2016. Sin embargo este hecho no es un caso aislado en cuanto a expropiación o pérdidas de tierras en zonas mineras.
En abril de este año, 40 miembros de la PNP y funcionarios de la empresa suiza Glencore -una de las minas más grandes de cobre a nivel mundial- se presentaron con maquinarias en la comunidad de Alto Huarca en Espinar, Cusco, Rocío Coaquera, María Coaquira y Eufrosina Umasi fueron insultadas, golpeadas, jaloneadas por defender su territorio de los miembros de la policía y de la seguridad de la mina. “El problema es que estamos prácticamente financiando estos abusos, la policía está trabajando para las empresas mineras, y estamos hablando de cuerpos de elite de la Policía Nacional que han sido entrenados de una manera especial y esos cuerpos de elite son los que están trabajando de protectores y defensores de las empresas mineras”, remarca Silva Santisteban. Así, la policía en vez de dar seguridad a las poblaciones termina siendo uno de los agresores más recurrentes en los conflictos sociales.
El impacto de las actividades extractivas se dan en mujeres andinas y amazónicas No hay información oficial sobre violencia de género
La agresión más común hacía las mujeres en los conflictos sociales ha sido la violencia física y sexual, además de otros tipos de violencia que se dan en ese contexto, como el machismo, el racismo, la estigmatización, descalificación y hostilización, sin embargo, no hay cifras ni estadísticas oficiales de parte del Estado. Para Jessenia Casani, socióloga de Demus, los casos que se han podido recoger, las situaciones de violencias que se han podido conocer han sido básicamente desde la voz de las mujeres defensoras. “El Estado peruano es responsable de proveer, de dotar de esta información, de investigar, de tener una estadística de lo que implica esta violencia de género en conflictos eco territoriales para que podamos tener políticas, servicios, programas adecuados para atender, proteger y hacer justicia a estas mujeres”, dice.
Casani añade que, la Ley Nro. 30364 (Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar) y el Plan Nacional contra la Violencia de Género 2016-2021, son normativa y política pública que reconocen la violencia de género en conflictos ecoterritoriales, y que establecen además responsabilidad del Estado de generar información y data sobre esta violencia, para que a partir de ello se pueda actuar de una manera oportuna.
Colofon
Un tema que se observa cotidianamente en las zonas extractivas es el alto consumo de alcohol, se abren bares y prostíbulos para los trabajadores mineros y los trabajadores tercerizados que forman parte de la dinámica del movimiento minero. Las fiestas tradicionales de las zonas tienen el auspicio de las propias empresas mineras, donde las cajas de cervezas vienen en abundancia como parte de las relaciones públicas entre empresa y comunidades. Se trasgrede así las dinámicas comunales, se corrompe autoridades comunitarias y se exacerba la violencia de género que afecta a mujeres y niñas en esos escenarios de control, corrupción y autoritarismo. Los cuerpos son sometidos a diversas formas de violencia sexual, entre ellos la trata con fines de explotación sexual. Esta problemática tampoco figura en las estadísticas de violencia de género en zonas extractivas.
Defensoras no están solas / COMCOSUR MUJER Nº 568– 13.08.2018
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5) URUGUAY: LOS JUGUETES NO TIENEN GÉNERO
Ayer, en el Día del Niño (y de la niña…) se llevó a cabo una actividad que buscó contrarrestar la asociación tradicional de juguetes con géneros.
Con motivo del Día del Niño, Geduca organizó ayer, en la plaza Liber Seregni, una actividad lúdico-recreativa con el objetivo de “deconstruir estereotipos de una manera divertida” en relación con la definición de que algunos juguetes son para el género femenino y otros para el masculino. La idea era promover la reflexión a la hora de decidir qué regalar en el Día del Niño y “fomentar una infancia libre de estereotipos y roles de género que se van imponiendo con los juguetes, los colores o las maneras de jugar”, según decía la invitación de los organizadores.
La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 568– 13.08.2018
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6) POETA URUGUAYA SERÁ RECORDADA POR SU ACTIVISMO EN EL MOVIMIENTO DEL 68
En septiembre de 1968, durante la ocupación militar de Ciudad Universitaria, la protesta social y la expresión lírica llegaron a ser caminos paralelos para la poeta Alcira Soust Scaffo (Uruguay, 1924-1997). A fin de salvaguardar su vida se ocultó, aterrada, doce días en un baño del octavo piso de la Torre de Humanidades del campus universitario, desde donde observaba cómo estudiantes y profesores eran llevados a punta de bayoneta por elementos del ejército.
Para sobrevivir no tuvo más remedio que comer papel sanitario y tomar agua del lavabo. Después de esa experiencia extrema le dio escorbuto, perdió los dientes y le diagnosticaron sicosis delirante crónica.
La poeta uruguaya se distinguió por su activismo en la lucha de resistencia durante aquellos meses de 1968. Para recordar su paso por México hace 50 años, ahora es objeto de diferentes actividades culturales dentro del programa M68. Ciudadanías en Movimiento de la UNAM (culturaunam.mx/m68/).
Alcira Soust Scaffo fue profesora de educación básica en su país natal y llegó a México en 1952 con una beca del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL), para asistir al curso de formación de Especialistas en Educación Fundamental en Pátzcuaro, Michoacán.
Posteriormente ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde repartía en los pasillos sus poemas en hojas sueltas. Participó en la revuelta estudiantil de 1968 y se convirtió en figura central del movimiento infrarrealista, que fundaron en los años 60 Mario Santiago Papasquiaro y Roberto Bolaño. El escritor chileno la tomó como personaje de sus novelas Los detectives salvajes y Amuleto.
Se dice que minutos antes de que los militares sitiaran la UNAM, reprodujo por los altoparlantes de la radio comunitaria el disco de Voz Viva de León Felipe recitando sus poemas.
Alcira desplegó una red de afectos y relaciones con escritores como León Felipe, Juan José Arreola, José Revueltas y el mismo Roberto Bolaño. También fue ayudante del pintor Rufino Tamayo y muy cercana al director de orquesta Eduardo Mata. Maestra, poeta, artista y traductora de poesía del francés al español. “En sus tardes libres, se perdía entre los laberintos de la poesía que ella misma escribía”.
El sobrino nieto de la poeta uruguaya, el cineasta Agustín Fernández Gabard, realizador del documental Alcira y el campo de espigas, retrato intimista, construido a partir de fragmentos de sus amigos de México y Uruguay, así como de su familia, recuerda que su tía abuela, a la que llamaban cariñosamente Mima, les regalaba poemas y dibujos a él y a sus hermanos. “Siempre tuvo una parte misteriosa, lugares a los que nadie accedía”.
Alcira escribió hasta sus últimos días; su obra permanece guardada en los cajones de muchas casas de parientes y amigos. Ningún libro, hasta ahora, recoge la poesía de la autora uruguaya.
Elena Poniatowska rememora que el día del entierro de Rosario Castellanos, en 1974, se fijó en una mujer alta y con el pelo empapado que repartía bajo el aguacero poemas de Rosario. Era Alcira, quien en esa ocasión “se había tomado la molestia de escribir a máquina uno por uno y los tendía bajo la lluvia”.
Hermann Bellinghausen la describe como “la omnipresente Alcira Soust. Una mujer avejentada, que siempre se cubría la parte inferior del rostro con una mano, un libro o una cuartilla de versos suyos o copiados a mano o máquina y te la ofrecía a cambio de unos centavos, una galleta, un café. Entrecana, mal peinada. Sus ojos azules y hondos mirándote derecho y luego desviándose. Todos la protegían y la evitaban. Una refugiada permanente, aunque venía del Uruguay anterior a la dictadura. Decía ser nuestra mamá. Nadie la tomaba en serio”.
La chica bohemia Auxilio Lacouture, personaje de la novela corta Amuleto, es la mismísima poeta uruguaya: alta, delgada, entregada con gran pasión a la militancia política y la poesía. Penoso fue el desenlace de Alcira, su inestabilidad emocional la aisló.
Su historia está inconclusa, hay un vacío que llenar. De ahí la propuesta de la exposición Alcira Soust Scaffo. Escribir poesía ¿vivir dónde?, que abrirá al público del 11 de agosto al 11 de noviembre de 2018 en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) del Centro Cultural Universitario (CCU), con la idea de “recuperar parte de su archivo personal para enfatizar la relación entre su militancia política y poética a través de sus poemas-acción y poemas gráficos”, a decir de los curadores Amanda de la Garza y Antonio Santos.
Otra actividad es el monodrama musical Luciérnaga, ópera de cámara para cantante, actor y ensamble con música de Gabriela Ortiz y libreto de Silvia Peláez, que narra la experiencia de Alcira Soust cuando se escondió en la Torre de Humanidades. Obra comisionada para el festival Vértice. Experimentación y Vanguardia, se presentará en la Sala Miguel Covarrubias del CCU los días 10, 11 y 13 de octubre. La dirección musical es de José Areán y la dirección escénica de Mauricio García Lozano.
Auxilio! Au Secours es una intervención escénico-poética libremente inspirada en la figura de Alcira Soust. Creación franco-mexicana del Colectivo TeatroSinParedes y el Théâtre 2 L’Acte, se presentará en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) del 15 al 25 de noviembre.
El programa M68. Ciudadanías en Movimiento es un amplio calendario de más de cien actividades artísticas, culturales y académicas organizado por la UNAM para conmemorar el 50 aniversario del movimiento estudiantil de 1968. Toda la programación la encuentras en la página culturaunam.mx/m68/.
Este material se comparte con autorización de UNAM Global
Desinformemonos / COMCOSUR MUJER Nº 568– 13.08.2018
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de quien corresponde” Luis Pérez Aguirre
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