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BOLIVIA: EL ODIO AL INDIO – comcosur al día 2234 -20.11.2019

COMCOSUR AL DÍA / AÑO 20 / Nº 2234 / miércoles 20.11.2019 – Hoy:

1) Bolivia: El odio al indio /Álvaro García Linera
2) Suiza – Bolivia: Más de 70 personalidades políticas contra el Golpe de Estado /Sergio Ferrari
3) El laberinto español: ¿Podrá gobernar la izquierda? /Carlos Iaquinandi Castro
4) Los oportunistas… /Kintto Lucas
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COMCOSUR AL DÍA / AÑO 20 / Nº 2234 / miércoles 20.11.2019

1) BOLIVIA: EL ODIO AL INDIO

Por Álvaro García Linera /Página 12 /17.11.2019

Como una espesa niebla nocturna, el odio recorre vorazmente los barrios de las clases medias urbanas tradicionales de Bolivia. Sus ojos rebalsan de ira. No gritan, escupen; no reclaman, imponen. Sus cánticos no son de esperanza ni de hermandad, son de desprecio y discriminación contra los indios. Se montan en sus motos, se suben a sus camionetas, se agrupan en sus fraternidades carnavaleras y universidades privadas y salen a la caza de indios alzados que se atrevieron a quitarles el poder.

En el caso de Santa Cruz organizan hordas motorizadas 4×4 con garrote en mano a escarmentar a los indios, a quienes llaman «collas», que viven en los barrios marginales y en los mercados. Cantan consignas de que «hay que matar collas”, y si en el camino se les cruza alguna mujer de pollera la golpean, amenazan y conminan a irse de su territorio. En Cochabamba organizan convoyes para imponer su supremacía racial en la zona sur, donde viven las clases menesterosas, y cargan -como si fuera un destacamento de caballería- sobre miles de mujeres campesinas indefensas que marchan pidiendo paz. Llevan en la mano bates de béisbol, cadenas, granadas de gas; algunos exhiben armas de fuego. La mujer es su víctima preferida; agarran a una alcaldesa de una población campesina, la humillan, la arrastran por la calle, le pegan, la orinan cuando cae al suelo, le cortan el cabello, la amenazan con lincharla, y cuando se dan cuenta de que son filmadas deciden echarle pintura roja simbolizando lo que harán con su sangre.

En La Paz sospechan de sus empleadas y no hablan cuando ellas traen la comida a la mesa. En el fondo les temen, pero también las desprecian. Más tarde salen a las calles a gritar, insultan a Evo y, con él, a todos estos indios que osaron construir democracia intercultural con igualdad. Cuando son muchos, arrastran la Wiphala, la bandera indígena, la escupen, la pisan la cortan, la queman. Es una rabia visceral que se descarga sobre este símbolo de los indios al que quisieran extinguir de la tierra junto con todos los que se reconocen en él.

El odio racial es el lenguaje político de esta clase media tradicional. De nada sirven sus títulos académicos, viajes y fe porque, al final, todo se diluye ante el abolengo. En el fondo, la estirpe imaginada es más fuerte y parece adherida al lenguaje espontáneo de la piel que odia, de los gestos viscerales y de su moral corrompida.

Todo explotó el domingo 20, cuando Evo Morales ganó las elecciones con más de 10 puntos de distancia sobre el segundo, pero ya no con la inmensa ventaja de antes ni el 51% de los votos. Fue la señal que estaban esperando las fuerzas regresivas agazapadas: desde el timorato candidato opositor liberal, las fuerzas políticas ultraconservadoras, la OEA y la inefable clase media tradicional. Evo había ganado nuevamente pero ya no tenía el 60% del electorado; estaba más débil y había que ir sobre él. El perdedor no reconoció su derrota. La OEA habló de «elecciones limpias» pero de una victoria menguada y pidió segunda vuelta, aconsejando ir en contra de la Constitución, que establece que si un candidato tiene más del 40% de los votos y más de 10% de votos sobre el segundo es el candidato electo. Y la clase media se lanzó a la cacería de los indios. En la noche del lunes 21 se quemaron 5 de los 9 órganos electorales, incluidas papeletas de sufragio. La ciudad de Santa Cruz decretó un paro cívico que articuló a los habitantes de las zonas centrales de la ciudad, ramificándose el paro a las zonas residenciales de La Paz y Cochabamba. Y entonces se desató el terror.

Bandas paramilitares comenzaron a asediar instituciones, quemar sedes sindicales, a incendiar los domicilios de candidatos y líderes políticos del partido de gobierno. Hasta el propio domicilio privado del presidente fue saqueado; en otros lugares las familias, incluidos los hijos, fueron secuestrados y amenazados de ser flagelados y quemados si su padre ministro o dirigente sindical no renunciaba a su cargo. Se había desatado una dilatada noche de cuchillos largos, y el fascismo asomaba las orejas.

Cuando las fuerzas populares movilizadas para resistir este golpe civil comenzaron a retomar el control territorial de las ciudades con la presencia de obreros, trabajadores mineros, campesinos, indígenas y pobladores urbanos -y el balance de la correlación de fuerzas se estaba inclinando hacia el lado de las fuerzas populares- vino el motín policial.

Los policías habían mostrado durante semanas una gran indolencia e ineptitud para proteger a la gente humilde cuando era golpeada y perseguida por bandas fascistoides. Pero a partir del viernes, con el desconocimiento del mando civil, muchos de ellos mostraron una extraordinaria habilidad para agredir, detener, torturar y matar a manifestantes populares. Claro, antes había que contener a los hijos de la clase media y, supuestamente, no tenían capacidad; sin embargo ahora, que se trataba de reprimir a indios revoltosos, el despliegue, la prepotencia y la saña represiva fueron monumentales. Lo mismo sucedió con las Fuerzas Armadas. Durante toda nuestra gestión de gobierno nunca permitimos que salieran a reprimir las manifestaciones civiles, ni siquiera durante el primer golpe de Estado cívico del 2008. Y ahora, en plena convulsión y sin que nosotros les preguntáramos nada, plantearon que no tenían elementos antidisturbios, que apenas tenían 8 balas por integrante y que para que se hagan presentes en la calle de manera disuasiva se requería un decreto presidencial. No obstante, no dudaron en pedir/imponer al presidente Evo su renuncia rompiendo el orden constitucional. Hicieron lo posible para intentar secuestrarlo cuando se dirigía y estaba en el Chapare; y cuando se consumó el golpe salieron a las calles a disparar miles de balas, a militarizar las ciudades, asesinar a campesinos. Y todo ello sin ningún decreto presidencial. Para proteger al indio se requería decreto. Para reprimir y matar indios sólo bastaba obedecer lo que el odio racial y clasista ordenaba. Y en sólo 5 días ya hay más de 18 muertos, 120 heridos de bala. Por supuesto, todos ellos indígenas.

La pregunta que todos debemos responder es ¿cómo es que esta clase media tradicional pudo incubar tanto odio y resentimiento hacia el pueblo, llevándola a abrazar un fascismo racializado y centrado en el indio como enemigo?¿Cómo hizo para irradiar sus frustraciones de clase a la policía y a las FF. AA. y ser la base social de esta fascistización, de esta regresión estatal y degeneración moral?

Ha sido el rechazo a la igualdad, es decir, el rechazo a los fundamentos mismos de una democracia sustancial.

Los últimos 14 años de gobierno de los movimientos sociales han tenido como principal característica el proceso de igualación social, la reducción abrupta de la extrema pobreza (de 38 al 15%), la ampliación de derechos para todos (acceso universal a la salud, a educación y a protección social), la indianización del Estado (más del 50% de los funcionarios de la administración pública tienen una identidad indígena, nueva narrativa nacional en torno al tronco indígena), la reducción de las desigualdades económicas (caída de 130 a 45 la diferencia de ingresos entre los más ricos y los más pobres); es decir, la sistemática democratización de la riqueza, del acceso a los bienes públicos, a las oportunidades y al poder estatal. La economía ha crecido de 9.000 millones de dólares a 42.000, ampliándose el mercado y el ahorro interno, lo que ha permitido a mucha gente tener su casa propia y mejorar su actividad laboral.

Pero esto dio lugar a que en una década el porcentaje de personas de la llamada “clase media», medida en ingresos, haya pasado del 35% al 60%, la mayor parte proveniente de sectores populares, indígenas. Se trata de un proceso de democratización de los bienes sociales mediante la construcción de igualdad material pero que, inevitablemente, ha llevado a una rápida devaluación de los capitales económicos, educativos y políticos poseídos por las clases medias tradicionales. Si antes un apellido notable o el monopolio de los saberes legítimos o el conjunto de vínculos parentales propios de las clases medias tradicionales les permitía acceder a puestos en la administración pública, obtener créditos, licitaciones de obras o becas, hoy la cantidad de personas que pugnan por el mismo puesto u oportunidad no sólo se ha duplicado -reduciendo a la mitad las posibilidades de acceder a esos bienes- sino que, además, los “arribistas”, la nueva clase media de origen popular indígena, tiene un conjunto de nuevos capitales (idioma indígena, vínculos sindicales) de mayor valor y reconocimiento estatal para pugnar por los bienes públicos disponibles.

Se trata, por tanto, de un desplome de lo que era una característica de la sociedad colonial: la etnicidad como capital, es decir, del fundamento imaginado de la superioridad histórica de la clase media por sobre las clases subalternas porque aquí, en Bolivia, la clase social sólo es comprensible y se visibiliza bajo la forma de jerarquías raciales. El que los hijos de esta clase media hayan sido la fuerza de choque de la insurgencia reaccionaria es el grito violento de una nueva generación que ve cómo la herencia del apellido y la piel se desvanece ante la fuerza de la democratización de bienes.

Así, aunque enarbolen banderas de la democracia entendida como voto, en realidad se han sublevado contra la democracia entendida como igualación y distribución de riquezas. Por eso el desborde de odio, el derroche de violencia; porque la supremacía racial es algo que no se racionaliza, se vive como impulso primario del cuerpo, como tatuaje de la historia colonial en la piel. De ahí que el fascismo no sólo sea la expresión de una revolución fallida sino, paradójicamente también en sociedades postcoloniales, el éxito de una democratización material alcanzada.

Por ello no sorprende que mientras los indios recogen los cuerpos de alrededor de una veintena de muertos asesinados a bala, sus victimarios materiales y morales narran que lo han hecho para salvaguardar la democracia. Pero en realidad saben que lo que han hecho es proteger el privilegio de casta y apellido.

El odio racial solo puede destruir; no es un horizonte, no es más que una primitiva venganza de una clase histórica y moralmente decadente que demuestra que, detrás de cada mediocre liberal, se agazapa un consumado golpista.

Álvaro García Linera /Página 12 /Publicado en celag.org /Amarelle
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 20 / Nº 2234 / miércoles 20.11.2019
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2) SUIZA – BOLIVIA: MÁS DE 70 PERSONALIDADES POLÍTICAS CONTRA EL GOLPE DE ESTADO

“Que los militares vuelvan a los cuartes”.
Suiza debe suspender toda cooperación a los golpistas
Embajada suiza en Bolivia debe abrir sus puertas a exilados

Sergio Ferrari, desde Berna, Suiza

Autoridades y exautoridades municipales, cantonales y nacionales de Suiza publicaron el tercer miércoles de noviembre una declaración sobre la situación boliviana. Hablar de renuncia voluntaria (de Evo Morales) es una “ficción”. El término “que corresponde utilizar es el de Golpe de Estado”, enfatizan los firmantes.

Las violaciones de los derechos humanos, la militarización del espacio público, el anuncio de “cacerías” contra antiguos ministros – aparte de las declaraciones llenas de racismo y fanatismo religioso hechas por la autoproclamada presidenta Jeanine Añez- “nos hacen temer lo peor para los días que vienen” enfatizan los firmantes.

Encabeza la lista de los firmantes el sociólogo Jean Ziegler, ex diputado nacional y ex Relator Especial Contra el Hambre de las Naciones Unidas; el senador nacionales Carlo Sommaruga del Partido Socialista y su colega Verde Lisa Mazzone. También suscriben la declaración Denis de la Reussille, diputado nacional por el Partido Obrero y Popular (POP) y la recientemente electa diputada nacional Stefanie Prezioso, representante de la Alianza de Izquierda.

El ex diputado nacional Franco Cavalli, ex presidente de la Unión Internacional contra el Cáncer y personalidad de referencia del movimiento de solidaridad suizo con América Central y Cuba es otra de las personalidades que suscriben la declaración pública. La misma (drive.google.com/file/d/1LOfotFrm7CBSxRj7_VPbInxNEBH1JAy9/view), publicada en español, francés y alemán está abierta a nuevas adhesiones de otros referentes políticos que en los próximos días quieran sumarse, informaron los promotores de la iniciativa.

Las personalidades suizas se posicionan enfáticamente contra ciertas informaciones y análisis que insisten en la teoría de la renuncia voluntaria del presidente Evo Morales, su vicepresidente y los jefes de las cámaras de diputados y senadores. Ciertos medios de información, así como “ciertas cancillerías han producido narrativas que están en total contradicción con los hechos tal como nosotros los entendemos. Fue el resultado de la combinación de violencia y amenazas perpetradas por grupos violentos sobre autoridades electas…así como de la ausencia de protección policial a instituciones y autoridades públicas en todo el país”. La *sugerencia* de renuncia que el alto mando policial y militar hicieron al Jefe de Estado es un “claro abuso”, expresión de un Golpe de Estado, precisan.

Las personalidades políticas exigen que “la Confederación Helvética no contribuya con su silencio o su complicidad a la legitimación del Gobierno de la Señora Añez”. Y piden al Consejo Federal (ejecutivo colegiado) que se “suspenda toda cooperación económica o al desarrollo en tanto que el orden constitucional no haya sido reestablecido en el país y, sobre todo, en tanto que los derechos fundamentales del pueblo boliviano y sus elegidos no sean respetados”. Aclaran los firmantes que esa toma de posición no implica penalizar a las ONG suizas que apoyan directamente a las comunidades de base.

Los firmantes piden a la cancillería helvética (Departamento Federal de Asuntos Exteriores) que instruya al cuerpo diplomático en funciones para que reitere a las “autoridades de facto” que ejercen actualmente el poder en Bolivia, “el apego de nuestro país a los derechos humanos y a recibir , si fuese necesario, en nuestra embajada, o a través de procedimientos de asilo, las personas que fuesen objeto de persecuciones”.

“El ejército boliviano debe volver a sus cuarteles”, insisten las personalidades políticas suizas. Y debe convocarse a “nuevas elecciones, bajo el auspicio de la Asamblea Nacional boliviana cuyo mandato se extiende hasta el final de la legislatura en enero del 2020”, concluye el documento publicado el miércoles 20 de noviembre.

Sergio Ferrari /Journaliste RP/periodista RP
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 20 / Nº 2234 / miércoles 20.11.2019
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3) EL LABERINTO ESPAÑOL: ¿PODRÁ GOBERNAR LA IZQUIERDA?

Por Carlos Iaquinandi Castro /Redacción SERPAL, 18.11.2019

“El sistema ha organizado un casino
para que ganen siempre los mismos” José Luis Sampedro

Laberinto. Ese fue el término que empleó el propio presidente en funciones, Pedro Sánchez, para describir la complejidad de la situación española y las dificultades para sumar los diputados necesarios para alcanzar la investidura. Las segundas elecciones generales en un año en el estado español no han servido para clarificar la posibilidad de formar un gobierno estable. El partido socialista volvió a obtener la mayoría, (120 diputados) aunque perdió 3 escaños y unos 800.000 votos con relación a los comicios de abril. Uno de los cambios más relevantes, fue el hundimiento de Ciudadanos, un partido que se autodefine como de “centro liberal” pero que en realidad gobierna en comunidades y municipios en alianza con partidos derechistas. Tras las elecciones de abril, giró su política con la intención de encabezar el bloque derechista.

Eso lo convirtió en un partido de posiciones erráticas. La suma de errores le provocó una caída en picada en las elecciones de noviembre. Perdió dos millones y medio de votos y de las 57 bancas que tenía en el parlamento se quedaron solamente con diez. Tras esos resultados, renunció su líder y candidato presidencial Albert Rivera. Dijo que abandonaba la política. Ni siquiera intentó explicar las causas del derrumbe. Tras él se fueron otros miembros de la dirección. Veremos si el partido consigue sobrevivir a una derrota tan concluyente. Muchos de esos votos perdidos por Ciudadanos, migraron al Partido Popular que aumentó 23 diputados, pasando ahora a tener 89. El otro resultado relevante el pasado domingo 10, fue el espectacular avance de VOX, un partido de extrema derecha que aumentó casi un millón de votos y tendrá 52 escaños. Su posición contraria a los independentistas catalanes y el rechazo de la inmigración, influyeron en alcanzar ese incremento.

Ahora, más difícil que en abril

Por su parte Unidas Podemos tuvo una pérdida de medio millón de votos. El no haber llegado a un acuerdo los dos partidos de izquierda tras los comicios de abril, penalizó en votos – en apoyo popular – tanto a Podemos como al PSOE, pero de un modo más contundente al partido que lidera Pablo Iglesias que perdió siete escaños (de 33 pasó a 26). Es cierto que durante las negociaciones tras las elecciones de abril, se perdió una oportunidad, porque entonces parecía más accesible acceder a los apoyos necesarios para que Sánchez fuera investido. Y además se hubiera evitado el desgaste electoral. Pero la insistencia de Iglesias de entrar en el gobierno en coalición y la desconfianza de Sánchez, determinaron que finalmente el PSOE descartara la posibilidad de acuerdos. Antes de llegar a esta ruptura, se cruzaron acusaciones públicas y se reprocharon mutuamente la responsabilidad del fracaso. Sánchez quizás pensó entonces que en una nueva convocatoria saldría reforzado. No fue así, no solamente para el PSOE sino para su futuro aliado en la coalición.

Acuerdo exprés

La sorpresa se produjo 48 horas después de los comicios, cuando tras una convocatoria urgente a la prensa, Pedro Sánchez del PSOE y Pablo Iglesias por Podemos anunciaron que habían llegado a un acuerdo de gobierno. Lo que no habían conseguido en varios meses, lo alcanzaron el tiempo récord. Y en este caso, tras un acuerdo programático ya conversado durante el verano europeo, se anunció que Podemos formaría parte del gobierno. Incluso con la posible designación de Pablo Iglesias como vicepresidente y tres ministerios para su partido, aunque esto solo son trascendidos. Los puntos principales del documento firmado públicamente, fueron –entre otros – creación de empleo, combatir la corrupción, derecho a una muerte digna -eutanasia-, defensa de la diversidad, mantenimiento del nivel de las pensiones, y justicia fiscal (que los que más ganan, más paguen). Y sobre uno de los temas más críticos que tiene España, la situación creada en Cataluña por los partidos independentistas, el acuerdo indica: impulsar la convivencia y buscar una solución política al conflicto. Hay que tener en cuenta que estos dos partidos, PSOE y Podemos son los únicos con posibilidades de gobernar que sostienen que la salida del conflicto debe ser a través del diálogo, siempre dentro de la constitución.

La coalición necesita apoyos

Lo que ocurre es que las suma de sus escaños (PSOE + Podemos) no es suficiente para lograr la investidura de Sánchez. Cuentan con el respaldo de algunos partidos menores, pero será decisiva la posición de los partidos catalanes, particularmente de Esquerra Republicana. Según se abstengan, voten a favor o en contra, decidirán si esa coalición podrá o no gobernar. El camino para alcanzar esa mayoría tiene muchos obstáculos: por un lado los independentistas exigen hablar sobre un posible referéndum legal y vinculante, y por otro, dentro mismo del PSOE, antiguos dirigentes como Felipe González o los llamados “barones”, (son presidentes de algunas comunidades que llevan años en el cargo) se oponen a cualquier acuerdo con los independentistas. También el ex presidente Aznar, que califica de “antisistema” la coalición “de los que quieren destruir España”. Propone una alianza “constitucionalista” de PP con el PSOE, pero sin Pedro Sánchez al frente. Estamos ante días de consultas y negociaciones, porque la intención de Sánchez es alcanzar un acuerdo rápido como el que hizo con Podemos. Quiere alejar la posibilidad de tener que convocar a unas terceras elecciones generales. Y evitar interferencias de los sectores económicos que temen que el futuro gobierno ponga en riesgo algunas de sus ventajas, entre ellos grandes empresas, corporaciones privadas que controlan servicios básicos como energía o comunicaciones, o los grandes bancos, o especuladores inmobiliarios como los llamados “fondos buitres”. A todos estos sectores representa la propuesta de Aznar.

¿Izquierda, “progresismo”?

Dudas: aunque el bloque se considere “de izquierda”, en realidad el PSOE es un partido que tiene más de un siglo de historia, y que actualmente pertenece al bloque de la socialdemocracia europea. Denominación de origen que tampoco define suficiente, porque esta corriente se ha desdibujado mucho en las últimas décadas, dejando en el camino algunos de sus principios fundacionales.

Históricamente cada vez más lejos de personajes y conductas como las del asesinado Olof Palme en Suecia en 1986. Por su parte, Unidas Podemos, tras un arranque espectacular en las europeas del 2014, y una entrada al Parlamento español con 69 diputados y más del 20% de los votos en el 2015, ha ido perdiendo apoyo electoral y su estructura interna se fue debilitando. También se deshicieron algunas de las plataformas que con criterio transversal se habían alcanzado en distintos territorios del estado. Varios de los que acompañaron a Iglesias en la fundación de Podemos, fueron dejando la dirección y alejándose del partido. La organización de base interna no llegó a desarrollarse y en definitiva se consolidó una estructura que a pesar de su apariencia participativa en realidad funciona a partir de un liderazgo que se convierte en dirección vertical, ejercido por Pablo Iglesias.

Se reiteran así los vicios políticos de la antigua Izquierda Unida, prácticamente absorbida ahora por Podemos. A pesar de estas circunstancias, la joven formación que nació con vocación de “tomar el cielo por asalto”, sigue representando un importante espacio político a la izquierda del PSOE. Y aunque con tropiezos, parece haber encontrado “piso” en su caída electoral. Esta posible experiencia de co-gobierno, pondrá a prueba su verdadera capacidad de gestión y su habilidad para pactar. Haciendo referencia a sus prisas verbales, un dirigente vasco le recordó a Iglesias que el cielo no se toma por asalto, “se toma nube por nube”. Puede que la sugerencia sea útil en esta nueva etapa. Quienes votaron por un gobierno progresista, esperan que esta vez se alcance la investidura. En ese caso, sería el primer gobierno de coalición desde la restauración democrática y parlamentaria de 1978. Y una experiencia progresista similar a la de Portugal, aunque en este caso no con apoyos puntuales, sino en coalición de gobierno. Las próximas semanas desvelarán si hay salida para el laberinto español.

Carlos Iaquinandi Castro /SERPAL – Servicio de Prensa Alternativa
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 20 / Nº 2234 / miércoles 20.11.2019
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4) LOS OPORTUNISTAS…

Por Kintto Lucas

Uno de los graves problemas de presidentes, líderes, dirigentes de izquierda o progresistas, es que les fascina rodearse de oportunistas. Unos por sus propias inseguridades, otros porque se sienten bien cuando los pasan alabando, otros porque no les gusta tener cerca gente con pensamiento crítico, otros porque es más fácil vivir engañados sin hacerse problemas hasta que todo se caiga y otros por pura ingenuidad.

También ocurre en las ONG de todo tipo, en las empresas, en el deporte, en las familias, en los sindicatos y más… mucho más. En la derecha también, claro está, pero ahí se supone normal y no me preocupa. En cambio en la izquierda es muy preocupante porque el oportunismo puede liquidar proyectos importantes.

Nadie se salva: desde los más centristas hasta los más radicales y ¿revolucionarios?, se rodean siempre de algún oportunista. Supongo ahora que es la condición humana. Tal vez por eso es siempre pertinente recordar aquello del hombre nuevo del Che, bueno del ser humano nuevo, porque no habrá proceso revolucionario de verdad, de cambios profundos y estructurales, sin una revolución dentro de los seres humanos.

Pero bueno, en los oportunistas siempre hay dos tipos: los inteligentes y los que no lo son. Los primeros a veces pueden ayudar, incluso bastante, con su inteligencia, pero no dejan de ser oportunistas. Los segundos son un peligro porque no aportan nada, no ayudan y su único papel es contribuir a que todo se vaya al despeñadero. También están los que siendo parte de los segundos se creen de los primeros. Esos, cuando tienen poder de convencimiento, son los más peligrosos, porque además de ayudar a que todo se vaya al despeñadero, hacen creer que fue lo mejor.

Entre los oportunistas también hay otras clasificaciones: los de la izquierda verdadera, los de izquierda farsantes y los que siendo parte de los segundos hacen creer que son de los primeros. También están los oportunistas valientes, los cobardes y los que siendo parte de los segundos, hacen creer que son de los primeros. Hay más clasificaciones, pero esas quedan para después. En todo caso, si hacemos un estudio profundo de los oportunistas, tal vez encontremos el origen de muchos traidores y traiciones… En fin…

Kintto Lucas (Ecuador)
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 20 / Nº 2234 / miércoles 20.11.2019
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“La izquierda no puede pensar sólo en ganar elecciones. Necesita tener como meta fundamental organizar al pueblo, y recuperar la hegemonía de las ideas de la clase obrera en la sociedad. Recuperar los valores humanistas y socialistas, y practicarlos, como la solidaridad, la defensa de la justicia social y la igualdad entre todos los seres humanos.”
Joao Pedro Stedile – MST (Brasil)
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Colaboran:
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