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DÍA MUNDIAL DE LAS MUJERES RURALES

COMCOSUR MUJER
Fundado por Yessie Macchi
AÑO 11 -No. 466/ Miércoles 14 de octubre de 2015
COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
Coordinación y búsqueda: Beatriz Alonso, Cecilia Duffau y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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«Hay que dar vuelta el mundo. Cada lágrima que corre allí donde podría haber sido evitada, es una acusación…” Rosa Luxemburgo
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NOTICIAS

LATINOAMÉRICA
EMBARAZO PRECOZ UN PROBLEMA DE GRAVES DIMENSIONES

ARGENTINA
ENCUENTRO NACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

BRASIL
BUSCANDO SALVAR A LOS ÚLTIMOS INDÍGENAS KAWAHIVAS

HONDURAS
TECNOLOGÍA CONTRA EMBARAZOS ADOLESCENTES Por Thelma Mejía

MÉXICO
MUJERES INDÍGENAS MIGRANTES SON “INVISIBLES”

URUGUAY
MUJERES VIGILARÁN CONSENSO DE MONTEVIDEO

TEMAS DE COMCOSUR MUJER

15 DE OCTUBRE DIA MUNDIAL DE LAS MUJERES RURALES

UN DÍA PARA HABLAR DE NOSOTRAS, LAS AGRICULTORAS
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LATINOAMÉRICA

EMBARAZO PRECOZ UN PROBLEMA DE GRAVES DIMENSIONES

Unas 20 mil adolescentes dan a luz cada día en el mundo

Unas 20 mil niñas menores de 18 años dan a luz cada día en países en desarrollo, según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). De los 7,3 millones de partos de adolescentes registrados anualmente, dos millones de ellas tienen menos de 15 años, indica el documento Estado de la Población Mundial 2013. El Unfpa advirtió que la tasa de embarazos infantiles va en aumento en América Latina, donde los jóvenes inician su vida sexual como promedio entre los 15 y los 19 años de edad.

Si las tendencias actuales continúan, la cantidad de partos de menores de 15 años podría elevarse a tres millones en 2030, advierte el estudio titulado Maternidad en la niñez: afrontar el desafío de un embarazo adolescente. El nuevo informe anual subraya los principales desafíos que implican estos embarazos y sus graves consecuencias en la educación, salud y oportunidades laborales a largo plazo de las niñas, así como muestra qué se puede hacer para frenar esta tendencia, proteger los derechos humanos y bienestar de ese sector de la población.

Las menores pobres, de zonas rurales o con poca educación son más proclives a quedar embarazadas que las ricas, urbanas y educadas. Es el caso también de aquellas pertenecientes a una minoría étnica o a un grupo marginalizado, que tienen un acceso limitado o nulo a la salud sexual y reproductiva. Unas 70 mil adolescentes en países en desarrollo mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo y el parto, mientras las que dan a luz tienden a vivir en hogares de ingresos más bajos y a tener una nutrición deficiente.

El informe resalta que la educación prepara a las niñas para futuros empleos y la subsistencia, aumenta su autoestima y estatus, y les permite ser más partícipes de las decisiones que afectan sus vidas. Asimismo, reduce las posibilidades de matrimonio infantil y posterga la maternidad, lo que conlleva, en el largo plazo, nacimientos más sanos.
El Unfpa advirtió que la tasa de embarazos infantiles va en aumento en México y el resto de América Latina. De acuerdo con el informe sobre el Estado de la Población Mundial 2013, tanto en el país como en la región los jóvenes inician su vida sexual como promedio entre los 15 y los 19 años de edad y cerca de un 17,4 por ciento de los alumbramientos ocurre en mujeres menores de 20 años.

El embarazo en niñas y adolescentes duplica la mortalidad en los países en vías de desarrollo y está asociado a la pobreza, la exclusión, la desigualdad y la discriminación, pero es un problema invisibilizado, alertó Leonor Calderón, representante del organismo en México. Indicó que cada año ocurren en el mundo siete millones 300 mil partos de adolescentes menores de 18 años y, de ellas, más de dos millones no llegan a los 15 años, cifra que para 2013 podría ser de tres millones.

Según Calderón, América Latina es la única área donde aumentan los embarazos antes de los 15 años de edad, por lo que es importante la aplicación de programas preventivos en la población. Por su parte, Raffaela Schiavon, secretaria técnica del Comité Promotor para una Maternidad Segura en México, señaló que cada día hay más hospitalizaciones por causas relacionadas con la gestación en niñas cuyas edades van de los 10 a los 14 años.
De hecho, expresó, de 1990 a 2011 se registraron en el país casi 28 mil muertes maternas, de las cuales, tres mil 473 fueron adolescentes de 15 a 19 años, y 160 niñas de 10 a 14 años. La experta manifestó que los embarazos a temprana edad son resultado de la falta de inversión en las adolescentes y niñas, a fin de proporcionales la información y el apoyo necesario para evitar la precocidad.
Al mismo tiempo, Schiavon exigió cero tolerancia ante la violencia sexual ejercida contra niñas y adolescentes, y llamó erradicar totalmente el matrimonio o unión infantil, como señala el propio informe. Denunció que ese tipo de prácticas todavía ocurre en México, especialmente en regiones alejadas y en algunas comunidades del país.
Las adolescentes deben ser reconocidas como sujetos de derecho y no como objeto de políticas y, por ello, es fundamental hacerlas partícipes, en distintos niveles, del diseño y evaluación de programas y servicios para afrontar el embarazo infantil, remarcó.
Embarazo precoz en Latinoamérica, un problema de graves dimensiones
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que Latinoamérica es la segunda región con mayor tasa de embarazo adolescente. En un informe presentado en Guatemala, dicha entidad reveló los resultados de un estudio que desarrolló junto a la organización Plan Internacional en 2013, en seis países de la región: República Dominicana, Guatemala, Honduras, Colombia, Paraguay y Brasil.
El objetivo central de la investigación, explicaron sus coordinadores, era comprobar y analizar desde las aristas cultural, social y emocional, las complejidades asociadas al embarazo adolescente, cuya tasa en América Latina y el Caribe no ha descendido en la misma proporción que la de otras áreas.
Los datos del informe revelaron que una de cada tres jóvenes latinoamericanas es madre antes de sus 20 años. Entre los países con peor balance se encuentran Honduras con el 26 por ciento, República Dominicana (25), Guatemala y El Salvador (24).

El especialista en política social de Unicef Juan Enrique Quiñonez advirtió en la presentación que los datos actuales lleva a pensar que en 20 años la región latinoamericana será la de «mayor tasa de fecundidad de adolescentes del mundo». Su aseveración concuerda con los estimados de la división de Población del departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, que prevé que el índice de Latinoamérica será el más alto del mundo y se mantendrá estable entre 2020 y 2100.
Las principales causas del fenómeno identificadas por el estudio no difirieron de las planteadas en la literatura e investigaciones existentes sobre el tema. En este sentido, continúan siendo factores generadores de la problemática la violencia estructural asociada a la pobreza, la violencia ideológica o machista y la violencia sexual. Los investigadores destacaron además como motivos por los que muchas adolescentes quedan embarazadas la falta de acceso a educación y a servicios de salud reproductiva, la voluntad propia, los obstáculos a los derechos humanos, el matrimonio infantil y las expectativas sociales, signadas por la desigualdad de género y una cultura machista.
El embarazo en adolescentes, provocado por cualquiera de estas causas, para el representante de Unicef en Guatemala, Christian Skoog, es además una violación a los derechos humanos de las niñas, ya que las obliga a reproducir el ciclo de pobreza del que son víctimas y les priva del acceso a la educación. Su organización reconoce la toma de conciencia sobre el problema por parte de gobiernos y la sociedad en general, materializada en planes subregionales, políticas sociales y programas «prometedores». No obstante, reafirma la necesidad de avanzar a mayor ritmo en la instrumentación de políticas públicas y legislación para abordar el tema con un enfoque más integral, atacando las situaciones que constituyen causas y determinantes del fenómeno.

Al respecto, Quiñónez recalcó la importancia de trabajar con sistemas educativos y de salud que sean amigables con la niña; no sólo que le garanticen el acceso a métodos anticonceptivos, sino también que le proporcionen una educación integral en sexualidad. Como una posible vía, el especialista señaló la formación de un mayor número de educadores en la materia, que se imbriquen en los procesos comunitarios y se erijan en líderes, para poder incidir en la vida de las niñas y contribuir a cambiar sus comportamientos sociales.

Coincidentemente, un día después de la presentación del informe inició en la sede de Naciones Unidas la Cumbre sobre la Agenda de Desarrollo Sostenible Post-2015. Con la presencia de 150 jefes de Estado y de gobierno, el cónclave, que se desarrolló entre el 25 y el 27 de septiembre, fijó 17 objetivos de desarrollo para la humanidad, centrados en la eliminación de la pobreza y el hambre, el logro de la seguridad alimentaria, y garantías para una vida sana y con bienestar.

Las nuevas metas sustituyeron a los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que si bien no fueron alcanzados por todos los países, impulsaron avances en algunas esferas como la disminución de la pobreza. Sin embargo, como señaló en su intervención el presidente de Cuba, Raúl Castro, los avances, 15 años después de adoptados los ODM, son insuficientes y están desigualmente distribuidos.
No menos de dos mil 700 millones de personas en el mundo viven aún en la pobreza, destacó el mandatario, quien además refirió otros hechos insoslayables que demuestran el incumplimiento mayoritario de los ODM, como los elevados índices de mortalidad materna e infantil en las naciones subdesarrolladas.

Al momento del debate y aprobación de los objetivos de desarrollo sostenible, Raúl Castro criticó la ausencia de claros medios que permitan su implementación e instó a tomar acuerdos que pudieran concretarse en acciones.

Para muchos jefes de Estado y gobierno, así como especialistas y observadores, el proyecto de metas resulta particularmente impreciso a priori, fundamentalmente en lo referido a la transferencia de los recursos necesarios, financieros y tecnológicos, para la consecución de las mismas. Se teme que pueda ocurrir lo mismo que con los ODM, que a pesar de influir en políticas y programas que sacaron a un gran número de personas de la pobreza, no lograron materializarse tal y como fueron planteados ni lograron resultados jactanciosos.

Un ejemplo bastante ilustrativo es el del embarazo en adolescentes y sus secuelas, reproductoras de la pobreza y condiciones desfavorables para un normal desarrollo social. A pesar de que la región latinoamericana logró disminuir cuantitativamente la pobreza y mejorar ciertos indicadores socioeconómicos, hoy es la segunda con mayor tasa de fertilidad en menores de edad, y con posibilidades de ser la primera en poco tiempo, tal y como advierte Unicef.

La disminución de los índices de embarazo precoz no constituye una meta por sí sola, al no estar considerado el problema como uno de los más acuciantes. Sin embargo, realidades como que las niñas embarazadas pierden su infancia al asumir obligaciones de adultas, y que rara vez pueden ejercer sus derechos a la educación, la salud y un nivel de vida adecuado, hacen del tema un asunto de especial interés para la superación de la pobreza y males sociales adyacentes.

Para Unicef, la mejor forma de superar la situación existente es mediante la instrumentación de políticas públicas que, con un enfoque holístico y objetivos a largo plazo, permitan empoderar a las adolescentes y cambiar patrones culturales que de cierta forma aprueban las relaciones de estas con hombres adultos.

Sólo así, en conjugación con campañas masivas de comunicación y programas sistemáticos de educación para la sexualidad, la entidad considera que podrán superarse la situación actual y perspectivas de un problema de graves dimensiones, que atenta contra la eventual superación de la pobreza en el área.

Niñas madres: ¿Quién cuida a quién?
Sharai e Idaliris son apenas dos de las cuatro mil 323 panameñas de entre 10 y 19 años que sin darse cuenta dejaron de ser niñas para convertirse en mujer, y asumir el difícil rol de ser mamá. Sin terminar sus estudios básicos, con cuerpos apenas preparados para concebir una criatura y sin ningún conocimiento de cómo educarlas, ellas asumen hoy una responsabilidad que las tomó por sorpresa y que cambió sus vidas para siempre.
Atrás quedaron sueños, proyectos y deseos por cumplir, porque pese a tener el apoyo de su familia y parejas, adolescentes también, ya nada es igual. Ahora, a sus escasos 16 años, intentan proteger a sus bebés para que sean «mejores personas», cuando «a nuestra edad todavía necesitamos el cuidado de nuestros padres», refirió Idaliris.

Según cifras oficiales, cada 49 minutos una niña queda embarazada en Panamá, y lo que es peor, el 75 por ciento de ellas no asiste a la escuela, la abandona o no regresan por falta de apoyo o por temor a las críticas de sus profesores y compañeros. Esa situación contrasta con la letra de la Ley 29, la cual establece que el Ministerio de Educación debe garantizar que las menores embarazadas permanezcan en el sistema educativo.

La falta de comunicación entre padres e hijos, los falsos cánones religiosos, el tabú de asumir la sexualidad como asignatura curricular y la ausencia de preparación entre los profesores para aceptar este reto son algunos de los factores que inciden en las alarmantes cifras. A ellos se suman otros no menos importantes como la desintegración familiar, la pobreza, la falta de oportunidades, la violencia y el abuso sexual.

La mayoría de las madres adolescentes son pobres, que de esta forma profundizan su condición y exclusión, además de pertenecer a hogares disfuncionales, comunidades indígenas y negras, precisó el sociólogo Alexander Allene. En las comarcas de los pueblos originarios la mortalidad materna va en ascenso, al igual que los hijos no deseados, debido a la falta de orientación, expresó la líder comunitaria Ngabe Buglé Eyra Carrera.
Ingredientes a los que se adicionan otro dos comunes para toda la sociedad panameña: el cultural y religioso. «Los católicos panameños no pueden seguir insistiendo en que esto (educación sexual) atenta contra las convicciones religiosas, porque el Papa es el primero que ha dicho creer en un estado laico. Esto es un problema social y de salud pública, que nada tiene que ver con la religión», aseguró el analista Jorge Eduardo Ritter. Es hora, dijo, de ponerle coto a esta tragedia con rostro humano, que trae aparejados otros fenómenos tan graves como la prostitución.

Mientras, algunas como Carmen aspiran a llegar a la universidad y tener un empleo para darles una buena vida a su hija y a ella misma; otras como Maruquel están condenadas a vivir un círculo repetitivo de pobreza y desesperanza por falta de apoyo familiar y de sus parejas.
Ante esta dramática realidad emerge Las Claras, un centro creado por la Fundación Voces Vitales que busca, a través de una educación integral, rescatar a la menor de su condición de vulnerabilidad y darle la oportunidad de salir adelante en compañía de su bebé. Sin embargo, su pequeña capacidad para acoger a solo 20 adolescentes resulta una alarma roja ante las miles que todavía no encuentran abrigo y orientación ante la falta de políticas públicas, como señalan algunos expertos.

Luego de cinco años de total silencio sobre el tema en el anterior Gobierno y de varios intentos frustrados por aprobar en el Parlamento una ley referida a la educación sexual y la salud reproductiva, hoy parece que el viento sopla a favor de los que exigen poner un freno a este fenómeno social y de salud.

Al respecto, la presidenta de la Fundación Voces Vitales, Gisella Álvarez, aseguró que urge un enfoque integral de cómo atender y de qué oportunidades tienen las niñas, en tanto no podemos pretender que una legislación y la educación lo resuelvan todo.
Estándares mundiales ubican en 11 por ciento el embarazo adolescente; sin embargo, Panamá ya se acerca al 30, en una población que no llega a los cuatro millones de habitantes, lo cual dice mucho del papel que deben jugar en este contexto la familia, la sociedad y la escuela. A juicio del viceministro de Educación Carlos Staff, actualmente existe en el país una voluntad política para enfrentar este asunto, el cual está asociado a la falta de información y formación.

«No podemos esperar a que exista una ley para iniciar el abordaje de dicho tema, por ello ya se dan algunos pasos en la capacitación de los profesores y en la introducción de la educación sexual en el currículo escolar, porque la sexualidad debe verse con un enfoque de dignidad y respeto al ser humano», apuntó.

«Debemos retomar el concepto de familia en su mejor expresión, pero mientras no lleguemos a ese punto hay que buscar otras alternativas, porque las estadísticas son dramáticas y no tenemos tiempo para reconstruir ese espacio. «Sin renunciar a ello, debemos ver cuanto antes como disminuimos o hacemos desaparecer esas cinco niñas que, según las estadísticas, salen embarazadas por día», aseveró.

Por su parte, el funcionario del Ministerio de Salud Max Ramírez reconoció que actualmente existe un programa de atención a la adolescencia, que consiste en capacitar a adolescentes para que estos hagan lo mismo con otros semejantes, porque «los silencios tienen graves consecuencias». Urge revisar los programas y políticas de las instituciones a fin de lograr una ley integrar de niñez y adolescencia, apuntó.

«El embarazo adolescente limita proyectos de vida, de ahí la importancia de una educación integral, de calidad e inclusiva en el tema de la sexualidad, basada en valores, principios y competencias» señaló Edilma Berrío, del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

«Con ley o sin ella es urgente desarrollar en los colegios programas que ayuden a los jóvenes a retrasar el inicio de las relaciones sexuales y a tener prácticas sexuales que les protejan, no solo de los embarazos no deseados, sino de infecciones de transmisión sexual», acotó.

Pese a las frustraciones, a la enorme responsabilidad y de llegar en «un momento en que no lo esperaba, mi hijo es el regalo más lindo que me ha dado la vida, y cada vez que lo veo me motiva a seguir luchando», afirmó Idaliris, a quien Las Claras le ofrece nuevamente la oportunidad de renacer, pero esta vez junto a su pequeño Emir Meneses, de ocho meses.

Prensa Latina / COMCOSUR MUJER No. 466 – 14/10/2015

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ARGENTINA

ENCUENTRO NACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Con más de 60 mil mujeres se desarrolla el Encuentro Nacional contra la violencia de género en Mar del Plata

El XXX Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) se desarrollará en la ciudad de Mar del Plata con la participación de mujeres provenientes de todo el país que durante dos días abordarán en 65 talleres distintas problemáticas como la violencia de género, el femicidio, la trata, la legalización del aborto y la condición de la mujer trabajadora, para confluir el domingo en una marcha masiva

“Las expectativas son muchas, estamos esperando más de 60.000 mujeres que vienen al Encuentro de Mar del Plata. Por suerte, son muchas las que se siguen sumando en esta lucha”, aseguró a Télam Marina Iscaro, una de las organizadoras del ENM.

Este encuentro se enmarca dentro de una nueva situación que abrió la marcha del 3 de junio bajo la consigna #Niunamenos, que potenció y le dio mayor visibilidad a la problemática de la mujer y a la vez coronó y marcó una continuidad con la lucha que vienen desarrollando las mujeres, que plasman en cada encuentro desde hace 30 años.

El acto de apertura será a las 9 en el playón del Estadio Mundialista en Avenida de las Olimpíadas y Ortiz de Zárate, donde arribarán cientos de micros desde localidades de todas las provincias con mujeres “integrantes de organizaciones y autoconvocadas que vienen a participar de estas jornadas caracterizadas por lo plural, diverso, federal y horizontal”, precisó Iscaro.

Luego del acto de apertura se realizarán los talleres, que funcionarán entre las 15 y 18 en 19 escuelas ubicadas en los barrios de La Perla, Nueva Pompeya, Plaza Mitre y Chauvin, donde las participantes se integrarán según su propia elección, a debatir en las aulas, en 65 talleres, 65 problemáticas diferentes que viven las mujeres.

A la noche habrá numerosas actividades culturales en distintos espacios, como el Auditorium, la Asociación Empleados del Casino, la Facultad de Derecho, el Teatro Diagonal, entre otros, mientras las plazas serán una vez más, como cada año en estas jornadas, lugares de masiva confluencia para la divulgación de propuestas, la recreación, el encuentro social y la protesta.

El domingo continuarán los mismos talleres, de 9 a 12 y de 15 a 18, en su segunda jornada, y a las 19 se realizará la multitudinaria marcha que partirá de Luro e Independencia, donde además de los ejes que siempre atraviesan con fuerza estos encuentros, como los reclamos por la legalización del aborto y contra toda forma de violencia hacia la mujer, se buscará visibilizar problemáticas específicas y centrales que viven las marplatenses, como la trata, la violencia y la explotación de la mujer trabajadora, que además se viven en todo el país.

En este sentido, Iscaro destacó que la marcha hará «un recorrido de 40 cuadras para terminar en la Plazoleta de los Lobos, en la costa, pasando por la Posada, que fue un prostíbulo que hubo en Mar del Plata, y otro que fue Dulcinea».

«Luego vamos a pasar por los tribunales orales y federales, donde se abordaron los primeros casos de trata que se trataron en el país”, precisó.

A su vez, las columnas de mujeres van a pasar delante del Ministerio de Trabajo para expresar su «lucha contra las condiciones de insalubridad, en la pesca con el trabajo en negro, y las condiciones en las quintas”, añadió por su parte Laura Ruocca, otra de las coordinadoras del XXX ENM.

Con esta marcha “buscamos visibilizar la lucha de las mujeres a lo largo y ancho del país”, marcaron las organizadoras tras precisar que uno de los lemas que se canta por las calles es “mujer que lucha únete a la lucha”, una consigna que reivindica la actitud activa y de empoderamiento de la mujer.

El encuentro culmina el lunes con una nueva concentración del conjunto de las mujeres en el Estadio Mundialista a partir de las 9, donde se leerán las conclusiones de los talleres y se elegirá la sede del ENM 2016.

APF Digital / COMCOSUR MUJER No. 466 – 14/10/2015
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BRASIL

BUSCANDO SALVAR A LOS ÚLTIMOS INDÍGENAS KAWAHIVAS

En vísperas de la celebración del Día de la Hispanidad el próximo 12 de octubre, Survival International, el movimiento global por los derechos de los pueblos indígenas y tribales, lanza una nueva campaña urgente para salvar a los kawahivas, un pequeño pueblo indígena aislado de la Amazonia brasileña.

Los cazadores-recolectores kawahivas son uno de los pueblos indígenas más vulnerables del planeta. Su selva está siendo invadida por madereros armados, mineros y poderosos terratenientes. Viven en una región del estado brasileño de Mato Grosso conocida por sus escandalosos niveles de violencia y por registrar tala ilegal y acaparamientos territoriales a niveles desenfrenados.

Los indígenas aislados se ven obligados a vivir en una huida permanente, escapando de los invasores. Muchos de sus familiares han sido asesinados en ataques genocidas. Los kawahivas han mostrado su deseo de permanecer en aislamiento. Para Survival su derecho a elegir no establecer contacto debe respetarse.

En un emotivo vídeo con imágenes únicas de los kawahivas (grabadas por agentes gubernamentales durante un encuentro casual con la tribu), su narrador, el célebre actor Mark Rylance, explica: «Si su tierra no se protege, podrían desaparecer… para siempre. Pero si el Gobierno de Brasil actúa con rapidez podrán sobrevivir”.

Visualiza este breve vídeo con imágenes únicas de los kawahivas grabadas por funcionarios gubernamentales. Narrado por el actor Mark Rylance con subtítulos en español.

Rylance agregó: «No podemos permitir que otra pieza de la valiosa diversidad humana se evapore en la historia. Si el mundo actúa cuanto antes, podremos garantizar un futuro para los kawahivas.”

Como todos los pueblos indígenas no contactados, los kawahivas se enfrentan a una catástrofe a menos que su tierra sea protegida. Podrían ser aniquilados por la violencia de los foráneos que les roban su tierra y sus recursos, y por enfermedades como la gripe o el sarampión frente a las que no tienen inmunidad.

Según la Constitución de Brasil, la tierra de los kawahivas debería haber sido demarcada y protegida como un territorio indígena para el año 1993. El decreto que lo autoriza lleva sobre el escritorio del ministro de Justicia desde el 2013, pero todavía no lo ha firmado.

Con esta campaña urgente Survival aspira a implicar a miles de simpatizantes de todo el mundo para apremiar al ministro a que firme el decreto con la máxima urgencia y que así los kawahivas puedan tener posibilidades de un futuro.

«Si la opinión pública no puede persuadir al ministro de Justicia para actuar, y rápido, los kawahivas serán aniquilados, y tendrá que dar testimonio de la extinción de otro pueblo indígena más”, afirma el director de Survival International, Stephen Corry, y añade: «No se puede tolerar que esto suceda. La continuidad de la supervivencia de los kawahivas nos enriquece a todos. No solo porque representan una interpretación única de lo que significa ser humano, sino porque defender sus derechos territoriales conlleva también la protección del futuro de la Amazonia. Si podemos proteger la selva por ellos, ellos protegerán la naturaleza, por todos nosotros”.

Adital/ COMCOSUR MUJER No. 466 – 14/10/2015
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HONDURAS

TECNOLOGÍA CONTRA EMBARAZOS ADOLESCENTES Por Thelma Mejía

Cinthia Padilla, la adolescente de 16 años que ha revolucionado con la tecnología a la aldea de Plan Grande, sobre la costa atlántica de Honduras, donde enseña a sus pobladores a usar los programas básicos de computación e impulsa una plataforma por Internet para prevenir los embarazos tempranos. Crédito: Thelma Mejía/IPS
Cinthia Padilla, la adolescente de 16 años que ha revolucionado con la tecnología a la aldea de Plan Grande, sobre la costa atlántica de Honduras, donde enseña a sus pobladores a usar los programas básicos de computación e impulsa una plataforma por Internet para prevenir los embarazos tempranos. Crédito: Thelma Mejía/IPS

Cinthia Padilla tiene 16 años y hace cuatro aprendió computación para enseñar a niños, adolescentes y adultos en esta aislada comunidad pesquera del norte de Honduras como usar la tecnología para mejorar sus vidas.

Ahora, ella aplica sus conocimientos en una plataforma de educación y capacitación en línea (e-learning) para disminuir el embarazo en adolescentes en su aislada aldea y en caseríos vecinos.

Su padre, Óscar Padilla, es el dirigente comunal que revolucionó Plan Grande al llevarle la electricidad permanente a base de energía hidráulica, así como un plan de conservación y protección de la microcuenca del río Matías. Su hija aprendió mucho acompañándole desde niña a las reuniones.

“Mi papá me decía: ‘¡quédate cipota (niña)! ¿Qué haces aquí?’ Pero yo no le hacía caso, me gustaba escuchar a los adultos. Así fue como aprendí, con un proyecto de computación que vino a la comunidad y hoy enseño a los niños y adultos, en mis horas libres, cómo usar programas de Word, Excel y otros que les ayuden en su trabajo y estudios”, explicó a IPS la adolescente.

“Yo estoy en cuarto grado y me gusta esta idea porque vamos a aprender con juegos y así las niñas no van a salir embarazadas tan temprano, ni tampoco se van enamorar tan rápido”: Javier Alexander Ramos, 8 años.
“Empecé con una computadora usada que me regaló una empresaria de la capital hace cuatro años. Hoy he capacitado a más de 60 niños y varios adultos, no fue fácil porque ¿quién iba a creer en una chigüina (niña)?”, acota sonriendo Cinthia, que estudia el primer año de educación secundaria.

Gracias a los conocimientos de la joven que sueña con ser ingeniera de sistemas para ayudar en el desarrollo de su comunidad y aplicar el uso de la tecnología a la protección del ambiente, los 500 habitantes de Plan Grande descubrieron las ventajas del Internet y de las llamadas tecnologías de la comunicación y la información.

Los pescadores han aprendido a hacer mejor sus cuentas de venta de mariscos, compra de productos y cobros por las enseñanzas de Cinthia.

Con el apoyo de 50.000 dólares del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, también puso en marcha la plataforma e-learning para educar a los y las adolescentes en la prevención de los embarazos tempranos.

El proyecto arrancó hace tres meses y tiene el apoyo de la Red de Desarrollo Sostenible, una organización civil que apoya el avance del uso de las tecnologías en comunidades de este país centroamericano de 8,8 millones de personas.

La plataforma comenzó por los municipios de Balfate y Santa Fe, al que pertenece Plan Grande, en el norteño departamento de Colón. Los usuarios son estudiantes y docentes.

En la comunidad de Plan Grande, los maestros están entusiasmados porque los embarazos adolescentes son frecuentes en esta región garífuna, uno de los siete grupos originarios de Honduras, que representa 10 por ciento de la población y surgió del mestizaje entre indígenas caribeños y esclavos africanos.

“Esto permitirá a los niños abrir sus mentes y no cometer el error de embarazarse por no tener conocimientos de educación sexual”, dijo a IPS la docente Julissa Esther Pacheco, de la comunidad Punta Frijol, un caserío perteneciente a Plan Grande.

“Nos han entrenado en cómo usarla, aunque no tengamos Internet, pues se han creado programas interactivos y educativos que ayudarán a los menores a conocer y estudiar su cuerpo”, explicó.

Punta Frijol está a más de tres kilómetros del centro de Plan Grande y cuenta con una escuela rural con 22 niños que atiende Pacheco, quien ejerce la unidocencia al atender los seis grados básicos de educación primaria en forma simultánea. Divide a los chicos por su grado y mientras unos hacen tareas, otros reciben clases y va rotando.

Tecnología contra embarazos adolescentes en pueblo hondureño
Estudiantes del caserío de Punta Frijol, en el norte costero de Honduras dan la bienvenida a IPS, al llegar a la remota zona a conocer su experiencia de poner en marcha una plataforma de educación por Internet, destinada a prevenir el embarazo en adolescentes. Al fondo, a la derecha, su maestra, Julissa Esther Pacheco. Crédito: Thelma Mejía/IPS
La maestra relata que la receptividad con que los niños han recibido la propuesta de la plataforma es “muy buena, están motivados porque saben que la vida no es color rosa”.

“Yo estoy en cuarto grado y me gusta esta idea porque vamos a aprender con juegos y así las niñas no van a salir embarazadas tan temprano, ni tampoco se van enamorar tan rápido”, expresó Javier Alexander Ramos, de ocho años, durante un encuentro en la escuela de Punta Frijol.

Su comentario causó la risa de sus compañeros y los padres que se congregaron en la escuela para contar a IPS sus expectativas con el proyecto, en una muestra de la importancia que sus pobladores dan a comunicar su historia y su apoyo a la iniciativa.

Javier dice que sueña con un país “más educado, en paz y seguro, así como Plan Grande. Me gustaría ser diputado cuando crezca para ayudar aquí en tantas cosas y por eso me gusta estudiar, eso de la computación me gusta pues aunque no tenemos computadora propia aprendemos con las que hay y así compartimos todos”.

Por la ubicación geográfica de Plan Grande, a unos 400 kilómetros de la capital de Honduras, sobre el mar Caribe y a la que solo se llega por mar, las oportunidades educativas son pocas, muchos de sus habitantes se dedican a la pesca o la agricultura, mientras otros emigran.

De ahí que el embarazo en adolescentes es frecuente en el municipio de Santa Fe, que con sus tres aldeas y nueve caseríos busca promover un programa de educación sexual reproductiva que permita reducir la incidencia de embarazos en menores adolescentes.

Honduras de acuerdo a cifras de la Organización de las Naciones Unidas y la Secretaría (ministerio) de Salud, tiene una de las más altas tasas de embarazos en adolescentes en América Latina. Una de cada cuatro mujeres entre 15 y 19 años ha dado a luz a un bebé.

La tasa de nacimientos es de 108 por cada 1.000 mujeres entre esas edades, según los datos oficiales.

Noel Ruíz, alcalde del municipio de Santa Fe, llegó a Plan Grande a colocar la primera piedra de lo que será la construcción de un aula virtual exclusiva para la plataforma e-learning a partir de enero de 2016.

“Estas son comunidades muy postergadas, pero lo que están haciendo en Plan Grande vale la pena apoyarlo e impulsarlo, el aula didáctica funcionará con Internet y otras tecnologías apropiadas porque queremos que las adolescentes un día digan: hoy si estoy preparada para ser mamá”, comentó Ruíz a IPS.

Es que aquí, los jóvenes “estamos perdiendo el miedo a expresarnos y con esta plataforma vamos a enseñarles cómo cuidarse, cómo usar incluso las redes sociales”, interrumpió Cinthia.

“Cuando el PPD nos propuso esta idea, fui la primera en decir: sí, porque ellos nos ayudaron antes a traer la electricidad, nos enseñaron la importancia de la naturaleza y ahora nos van ayudar a educar al pueblo para que nuestros sueños como jóvenes no se trunquen tan temprano”, argumentó.

Es la comunidad de Plan Grande, incrustada en la costa atlántica de Honduras, sus pobladores, humildes familias de pescadores, se convirtieron en un referente en manejo de energía limpia, comunitaria y auto sostenible.

Ahora también lo quieren ser en la prevención de embarazos en adolescentes de la mano de una joven de 16 años que ha lanzado también una campaña para que donen a su pueblo computadoras sin importar su estado, porque también aprendió a repararlas.

IPS / COMCOSUR MUJER No. 466 – 14/10/2015
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MÉXICO

MUJERES INDÍGENAS MIGRANTES SON “INVISIBLES” EN

El gobierno mexicano carece de datos precisos sobre el número de mujeres indígenas migrantes que viven en el exterior y al interior del país, lo que dificulta saber sus condiciones de vida, así como la implementación de políticas públicas y programas que las beneficien.

Académicas e investigadoras destacaron hoy durante el segundo seminario “Migración, mujeres e indígenas. Vulnerabilidad” –convocado por el Senado y sin la presencia de legisladores– la falta de políticas públicas para atender a grupos poblacionales que por su condición y contexto son considerados vulnerables.

La académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Julia Isabel Flores Dávila, advirtió que no es posible generar política alguna a favor de las personas si no se cuenta con datos estadísticos.

No obstante, precisó que para ella –con amplios estudios sobre población indígena– fue imposible presentar en el seminario datos sobre mujeres migrantes de grupos étnicos “simplemente porque no existen”.

La investigadora agregó que no hay precisión sobre la proporción de mujeres indígenas en contextos migratorios internos, ya que las cifras oficiales no coinciden entre sí, y porque la migración interna sigue siendo considerada como “indeseable” por parte de las autoridades.

De acuerdo con la información que Flores Dávila ha recopilado en distintos estudios, la población indígena en México –que aproximadamente representa 10 por ciento de la población total y cuya mitad son mujeres– está en condición de vulnerabilidad, pues la gran mayoría carece de servicios de salud, enfrentan graves problemas en vivienda y trabajo, y padecen la discriminación incluso dentro de sus grupos originarios.

En el caso de la población femenina indígena –que emigra al interior del país en busca de oportunidades de empleo y para la reunificación familiar–, 50 por ciento no fue atendida por un médico durante su embarazo, además de que sólo tres de cada 10 mujeres de la etnia triqui y dos de cada 10 de la etnia otomí reciben atención médica gratuita en una institución de salud.

La ausencia de cifras sobre mexicanas indígenas migrantes pero que habitan en el extranjero es aún mayor, ya que la embajadora Reyna Torres Mendivil, directora de Protección a Mexicanos en el Exterior de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), dijo en breve entrevista que actualmente esta dependencia sólo cuenta con “estimaciones” (que no precisó) sobre la población mexicana indígena en Estados Unidos.

Detalló que “es imposible” saber el número exacto de mujeres migrantes en el exterior, porque muchas de ellas están en condición irregular, y porque no se han registrado ante los consulados en el país vecino.

La diplomática enfatizó que la perspectiva de género “es transversal en toda la SER”, pero insistió en que “es imposible” determinar con precisión el perfil (origen étnico, escolaridad, edad, condición conyugal, número de hijas e hijos o condición de vida) de las mexicanas indígenas en EU que son atendidas en algún consulado, ya que su sistema de registro aún no cuenta con esta desagregación.

Torres Mendivil declaró en el evento que las y los diplomáticos están dejando atrás la visión “paternalista” que antes regía sus acciones en referencia a las mujeres migrantes, y que –al contrario– ahora buscan “empoderarlas”, por lo que “queremos que ellas aprendan inglés”, agregó.

Observó que entre los servicios que solicitan las migrantes es asistencia para la reunificación familiar, trámites de regularización migratoria, y para denunciar delitos como trata de personas y violencia en el hogar.

POLÍTICAS MIGRATORIAS VULNERAN A MUJERES

José Knippen, encargada del área de Política Migratoria de Fundar Centro de Análisis e Investigación, criticó que la población migrante centroamericana que radica en México esté siendo vulnerada por la misma política migratoria gubernamental.

Resaltó que si bien las organizaciones civiles han buscado “ponerse en el lugar” de los tomadores de decisión al contribuir en la generación de políticas públicas y programas con enfoque de Derechos Humanos, el gobierno mexicano sigue sin implementar el Programa Especial de Migración (presentado en 2014) y no le ha asignado ningún presupuesto.

Por el contario, Knippen criticó que se implementen otras acciones como el Plan Frontera Sur, que en 2014 aumentó los operativos del Instituto Nacional de Migración (INM) y las deportaciones, sin que haya actualmente un incremento importante en el flujo migratorio que ingresó al país y que justifique estas acciones.

Además, señaló que se siguen documentando abusos por parte de autoridades en contra de la población migrante, sin que la Procuraduría General de la República –representada en el evento por el subprocurador de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad, Eber Omar Betanzos Torres– haya detenido o investigado a alguna persona por estos delitos.

Cinacnoticias / COMCOSUR MUJER No. 466 – 14/10/2015
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URUGUAY

MUJERES VIGILARÁN CONSENSO DE MONTEVIDEO

GUÍA OPERACIONAL “ABRE CAMINO” PARA QUE SE CUMPLAN ACUERDOS
OPTIMISTAS, MUJERES VIGILARÁN CONSENSO DE MONTEVIDEO

En 2013 en Montevideo se realizó la Primera Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de AL y el Caribe, que contó con la participación activa del movimiento regional de mujeres y cerró con un pacto en el que todas las delegaciones oficiales se comprometieron a promover el desarrollo de la región, poniendo en el centro los derechos de las personas y en especial de las mujeres.

A dos años de distancia, organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el gobierno de México, a través del Consejo Nacional de Población (Conapo), se realizó en esta capital la Segunda Reunión de la Conferencia Regional, en la que las naciones adoptaron la Guía operacional para la implementación y el seguimiento del Consenso de Montevideo, una hoja de ruta que permitirá a los Estados traducir el acuerdo regional en más derechos para las mujeres.

En entrevista con Cimacnoticias, Paulo Saad, jefe del área de Población y Desarrollo de la División de Población de la Cepal, recordó que el Consenso de Montevideo es el instrumento regional que da seguimiento a los objetivos planteados a nivel global en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo, Egipto, en 1994, y en la que se acordó por primera vez que los derechos reproductivos son DH.

“A nivel internacional es el documento más avanzado porque hay varios puntos que suplantan lo que teníamos en El Cairo, e incluso avanza un poco más; por ejemplo en el caso específico de los derechos sexuales que no estaban reconocidos explícitamente; se intentó que así se reconocieran a nivel mundial (durante la Asamblea General de la ONU en la que se aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible), pero ninguna otra región se atrevió a dar ese paso”, recalcó.

Saad explicó que para la Cepal no fue suficiente con el compromiso de las naciones, pues el gran reto del acuerdo regional era su implementación, es así que la Mesa Directiva del organismo “vio la necesidad de operacionalizar las medidas del Consenso de Montevideo”.

COMPROMISOS

El Consenso acuerda medidas a implementar por las naciones en nueve ejes prioritarios: integración plena de la población y su dinámica en el desarrollo sostenible con igualdad y respeto a los DH; derechos, necesidades, responsabilidades y demandas de la infancia, adolescencia y juventud; envejecimiento; acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva; igualdad de género; protección de personas migrantes; desigualdad territorial; y pueblos indígenas y afrodescendientes.

Al recordar que el Consenso es un plan que busca mejorar la calidad de vida de las personas, Saad relató que se trabajó en conjunto con la academia y la sociedad civil para definir las líneas de acción, metas e indicadores que componen la Guía, misma que debe ser aterrizada por cada nación.

Al igual que en 2013, las negociaciones de los Estados en esta ocasión fueron vigiladas de cerca por el movimiento feminista (incluso algunas delegaciones nacionales integraron oficialmente a representantes de grupos civiles de mujeres).

Con la asistencia de más de 200 mujeres de la región se organizó un Foro Social en el que además de fijarse una postura ante la resolución final, se anunció que el monitoreo del acuerdo no dejará de ser una prioridad de las organizaciones ciudadanas.

María Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), aseguró para Cimacnoticias que el Consenso es la herramienta más importante que tiene el movimiento feminista y de mujeres, especialmente quienes están interesadas en el avance de los derechos sexuales y reproductivos, por lo que desde la sociedad civil se hicieron observaciones a la Guía Operacional al mismo tiempo que se han creado mecanismos ciudadanos de rendición de cuentas.

Cabe mencionar que con el Consenso, los países se comprometieron a “garantizar el acceso universal a servicios de salud sexual y salud reproductiva de calidad, tomando en consideración las necesidades específicas de mujeres y hombres, adolescentes y jóvenes, personas LGBT, personas mayores y personas con discapacidad”.

En ese sentido, mediante su posicionamiento las feministas aseguraron que “los derechos sexuales y los derechos reproductivos siguen sojuzgados. Las mujeres siguen siendo violentadas por el ejercicio de su sexualidad, siguen enfermando y muriendo a causa de los abortos inseguros; las que viven con VIH y las indígenas siguen siendo esterilizadas en contra de su voluntad. No se ha garantizado el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, ni a la educación integral de la sexualidad”.

Aidé García, coordinadora de Relaciones Interinstitucionales de CDD, contó que la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir participó en la elaboración de una herramienta de monitoreo social, para la implementación del Consenso de Montevideo que está en etapa inicial.

Lo que se busca en primer lugar es identificar claramente cuáles son las instituciones a nivel nacional involucradas en la implementación del acuerdo, y asegurarse de que éstas tengan claro cuáles son los indicadores a los que deben dar cumplimiento.

“Un paso importante fue la aprobación, pero es una Guía con demasiados indicadores; lo que sigue es priorizar cuáles son los indicadores que debe cumplir cada nación; por ejemplo, para el caso de México muchos ya son política pública y tendremos que centrarnos en los puntos que aún están débiles”, acotó.

JÓVENES E INDÍGENAS, PRIORIDAD

Además de los derechos sexuales y reproductivos, otro punto de interés para la Cepal y el movimiento de mujeres es incorporar las necesidades, visión y capacidades de la juventud, ya que de los 630 millones de habitantes de la región, casi 52 por ciento son personas menores de 29 años, y dentro de este grupo etario, las y los adolescentes de 10 a 19 años suman 112 millones.

Cerca de 30 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años (22 por ciento del total) no estudian, ni tienen un empleo remunerado, y de este total, 70 por ciento son mujeres en su mayoría de sectores urbanos.

Libertad Enríquez Abad, coordinadora del Programa de Jóvenes de Salud Integral para la Mujer (Sipam), señaló que el Consenso de Montevideo es para las juventudes “una oportunidad y una hoja de ruta para colocar temas emergentes que no formaron parte de la agenda de El Cairo, y que el movimiento feminista ha colocado en el ámbito internacional”.

Ello porque el documento menciona que los Estados reconocen la diversidad que existe en la orientación e identidad de género: “Las juventudes son diversas y una sola dimensión de sus identidad no basta para hacer un análisis ni tampoco políticas públicas”.

Destacó que la Guía Operacional hace una buena propuesta, y ahora lo que corresponde es lograr la creación de indicadores lo suficientemente amplios y participativos en los que pueda ser escuchada directamente la voz de las y los jóvenes.

En ello coincidió Angélica Agustín Diego, joven purépecha e integrante de la Red Jinaco, quien aseguró que el acuerdo regional y su Guía de implementación abre el camino a las y los jóvenes indígenas que han sido siempre olvidados por las políticas públicas. “Para nosotros significa una plataforma para sostener nuestro trabajo” y exigir los cambios que se requieren, destacó.

En ese sentido, confió en que los países de la región acojan lo sugerido por el documento y comiencen con la asignación de recursos específicos, toda vez que la Guía representa “el paso y ese camino que tanto hemos intentado abrir para que se nos asignen recursos específicos, para impulsar el desarrollo de las y los jóvenes indígenas”.

Cimacnoticias / COMCOSUR MUJER No. 466 – 14/10/2015
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TEMAS DE COMCOSUR MUJER

15 DE OCTUBRE DIA MUNDIAL DE LAS MUJERES RURALES

UN DÍA PARA HABLAR DE NOSOTRAS, LAS AGRICULTORAS

La economía feminista se construye en el día a día, sin recetas, a base de convicciones, sensaciones, experiencias y reflexiones, desde cualquier ámbito de la vida. Para acercarnos a esta construcción desde lo rural, desde la agroecología y la soberanía alimentaria, propiciamos un encuentro entre cuatro mujeres que desde diferentes actividades y territorios, aportan y tejen esta red. Reproducimos una parte de lo mucho que se habló.

Patricia Dopazo Gallego (Revista Soberanía Alimentaria / Asociación Perifèries)

Esta entrevista fue publicada originalmente en el nº21 de la revista Soberanía Alimentaria, dedicado a la economía feminista
soberania-alimentaria
De izq. a dcha.: Gemma Flores Pons, Isabel Díez Leiva, Ángeles Santos Alfonso y Leticia Toledo Martín

Jueves por la mañana. Hace poco que han abierto los puestos del Mercado de San Fernando, en el barrio de Lavapiés de Madrid. Hay pocas personas comprando y la animación la protagoniza el propio grupo de comerciantes, hablando entre tareas alrededor de un café, y quienes reparten y traen mercancías que aportan el ritmo dinámico al entorno. Puntuales, llegan Leti, Isa, Ángeles y Gemma, cada una por su propio camino, habiendo madrugado, con mochilas al hombro y miradas curiosas. Se conocen solo a través de los vídeos de La Revuelta al Campo, el proyecto en el que las cuatro han participado, pero el encuentro parece de viejas amigas. Las hemos juntado para proponerles que hablen de su día a día, de las percepciones, frustraciones, alegrías y motivaciones de cuatro mujeres que desde lo local aportan a la economía feminista. Nosotras escuchamos.

“Yo sí que siento un trato distinto –dice Gemma –. Cuando estoy en la panadería y viene algún comercial espera que yo sea una dependienta y que haya un hombre que haga el pan”
“Me apetecía venir para escucharlas”, dice Leti, que en vez de trabajar hoy en la huerta trabajará el sábado. Isa, que ha sido madre hace poco, ha podido venir porque hoy es fiesta local y pidió que la cita fuera este día. “Yo, con tanto lío todos los días, veo este encuentro como una ventanita, una oportunidad de salir y conversar. No vengo a hacer un curso pero voy a aprender y a respirar. El peque se ha quedado con mi madre, que está ahora en Santiago”. “Pues yo –cuenta Ángeles– he tenido que hacer queso dos días seguidos para poder venir, porque ahora hay mucha leche, pero estoy muy contenta pensando que he sido de las cuatro elegidas, y además somos tan dispares… ”. Gemma tira del hilo y dice que ha venido para compartir y aprender, “nosotras el jueves es el día que hacemos asambleas y lo tenemos más flexible, las hemos movido a otros días y hemos aprovechado para hacer otras cosas”.

Elegir el sector primario

Las presentaciones en este caso sobran, y la conversación deriva enseguida hacia la marcha de sus proyectos y por qué decidieron dedicarse al sector productivo. Ángeles, de familia ganadera, nació en Fariza, un pueblo de Zamora. “Quería estudiar y lo hice fuera, pero iba todos los fines de semana al pueblo y ayudaba, era algo natural para mí: ordeñar, cuidar las ovejas, hacer queso. Es cierto que en el entorno la gente se estaba yendo, a mis compañeras les decían que estudiaran y se fueran, que ahí en el pueblo no estaba el futuro. Pero mis padres siempre nos han trasmitido que estaban orgullosos de lo que hacían. Yo volví porque es lo que me gusta”.

“Nosotras teníamos ya en marcha la parte del proyecto de participación y educación ambiental –cuenta Isa, que comparte proyecto con otras dos compañeras– y queríamos complementarla y producir algo para no depender de la administración. Teníamos contacto con muchos productores y pensamos que ese hueco podía llenarse comenzando con un vivero de hortícolas, que era la pieza que sumaba al engranaje”.

“A mí la agricultura me viene de familia –dice Leti– y estudiando Ambientales fui acercándome al tema de la economía ecológica y a reflexionar un montón de cosas. Pero el momento más fuerte fue participar en el movimiento social de Córdoba, y el proyecto que empezamos de trueque. Nos dimos cuenta de que no podíamos cubrir necesidades reales y que la agricultura era fundamental, entonces surgió la oportunidad de probar y a mí me apetecía, fue un salto muy ideológico. Para mí tiene una relación directa con lo que he vivido”.

“Sí, para mí también fue algo muy ideológico –añade Gemma–. Aparte, a nivel personal, estuve haciendo el doctorado en investigación social, al principio quería quedarme en la universidad y estuve compaginándolo unos años. Viendo la precariedad y lo que suponía tener que irme fuera, me di cuenta de que no quería eso, quería hacer comunidad en sentido amplio y así no podía hacerlo. Para mí, un punto fuerte de nuestro proyecto es que tenga dos partes, darnos estabilidad económica y que nos permita también generar y compartir conocimiento con todas las personas y agentes con las que colaboramos. Lo que me aporta este trabajo, el aire que me dan las relaciones y elaborar pan, es algo que valoro mucho y que antes no tenía haciendo trabajo académico”.

El día a día, las imposiciones patriarcales y los ámbitos masculinizados

Isa: “Cuando estoy hablando con una mujer que me pide cien tomates, estoy más tranquila que cuando me los pide un hombre. No siempre es por el trato de ellos, también influye la imposición patriarcal, la inseguridad
Isa cuenta que venía reflexionando en el viaje sobre cómo se posiciona ante agricultores hombres: “Noto que cuando estoy hablando con una mujer que me pide cien tomates, estoy más tranquila que cuando me los pide un hombre, tengo más capacidad para empatizar. No siempre es por el trato que ellos demuestran, a veces es porque llevo la imposición patriarcal encima, la causa está en parte en mí y en parte fuera. Influye también que estamos empezando, la inseguridad. Necesito tener mucha confianza en lo que estoy ofreciendo. Pero creo que si fuera un chico no tendría ese extra de presión”, recalca.

“Yo sí que siento un trato distinto –dice Gemma –. Cuando estoy en la panadería y viene algún comercial espera que yo sea una dependienta y que haya un hombre que haga el pan. Ser tú la que hace el pan, reparte, lleva los números, descarga la furgoneta cuando llegan las harinas… ahí noto el choque. Luego, además, por el mismo hecho de haber sentido la presión de que no sea ‘un trabajo para chicas’ noto un proceso de resistencia, por ejemplo en mis padres, que me insisten para que me cuide y que no haga trabajos físicos duros. Mi respuesta a esa sobreprotección es resistirme de una forma que no creo que sea muy positiva: no cuidándome, pensando que puedo con todo y me presiono… pasado un tiempo ya pienso que me he demostrado que puedo hacerlo, y entonces incorporo la mirada de cómo cuidarme”.

“Sí –interviene Leti–, se nos coloca automáticamente en un lugar, en el ‘no puedes’ antes de ver cómo nos manejamos en la situación. Yo suscribo muchísimo de lo que has dicho, Gemma, pero, es curioso, he estado mucho tiempo en entornos con agricultores hombres y también he sentido lo contrario, una sobrevaloración de mi capacidad, ‘es que Leti es especial y sí que puede”.

La situación de Ángeles es diferente: “En el proyecto somos mis padres, mi hermano y yo, paridad total. Es cierto que mi hermano hace habitualmente ciertas tareas, pero es porque le gusta más, no por imposición de género, yo también lo puedo hacer perfectamente. Donde sí noto alguna presión es en las tareas de la casa, quizá también autoimpuesta. Pero a mi trabajo esto no se traslada”.

“Que se justifique que no haya mujeres diciendo que el trabajo en el campo es muy duro –dice Ángeles en tono de enfado– me parece muy frívolo. Las mujeres han trabajado en el campo siempre hasta la llegada de la mecanización”
Gemma comparte su experiencia en tareas muy masculinizadas, como la construcción: “Antes de estar en l’Aresta estuve viviendo un año rehabilitando una masía en un proyecto colectivo. Había una parte de obra, una actividad en la que para mí es difícil tener iniciativa porque no me he movido ahí antes, no tengo control de mi fuerza, de mi capacidad. No había un ‘apártate que ya lo hago yo’, pero si hay que descargar vigas, llega un momento en que te llegas a sentir excluida y a tener que visibilizarlo y compartir tu voluntad de participar, porque no estás fluyendo con el grupo, el ritmo es una palanca que frena. No es cuestión de incapacidades, sino de ritmos”.

“A mí que se justifique que no haya mujeres diciendo que el trabajo en el campo es muy duro –dice Ángeles en tono de enfado– me parece muy frívolo. Creo que la limitación no es tanto por el trabajo físico que supone sino por los servicios en el mundo rural, por las necesidades sociales diferentes de mujeres y hombres, los espacios donde relacionarse. Las mujeres han trabajado en el campo siempre hasta la llegada de la mecanización, cuando ya se asignó a los hombres y ellas se quedaron más en casa o se fueron porque en el pueblo solo había ‘trabajos de chicos’: la construcción o la agricultura convencional con el tractor”.

“Sí, en los pueblos se ha ido asumiendo que eran los hombres quienes tenían que hacer ciertas cosas y se han ido haciendo cargo de ello –aporta Isa–. Las que nos incorporamos quizá nos ponemos a diseñar nuestro proyectos desde otro lugar, porque aunque quisiéramos incorporarnos a lo convencional, no podríamos o sería muy difícil, no se espera que lo hagamos. Creo que por eso no hay muchas mujeres en agricultura convencional”.

Procesos que avanzan y formas de mirar

Hay veces en que las actitudes femeninas se relacionan con ser más detallista. Sobre esto Leti aporta: “Yo no me siento muy detallista, sin embargo, de cara a cómo hacemos la cesta, yo le pongo mucha más importancia que mi compañero al detalle de que esté bien presentada, de que a la gente cuando le llegue, le llegue bonita. A él, de hecho, le cabrea, dice que es una cuestión de estética y que no debería valorarse la cesta por eso. Para mí es básica esa necesidad de que me agrade y que al otro le agrade, para mí es una tarea de cuidados, siempre lo ha sido y lo que me ha trasladado la gente es que lo valoran”.

Las cuatro se mueven en espacios de trabajo relacionados con la agroecología y en espacios de militancias diversas. “En los movimientos sociales el discurso feminista por lo menos se comparte más, se ha interiorizado que la igualdad no es solo una lucha de mujeres. No es tan fácil encontrarse actitudes machistas marcadas en estos espacios, aunque queden algunas por ahí. Creo que el discurso está claro, aunque la práctica no tanto”, dice Isa. “A mí también me sale automáticamente pensar que en los movimientos sociales no hay diferencias en el trato por género –añade Leti– pero si me voy al detalle, sí que las encuentro. Lo que más he recibido es sobrevaloración, ‘eres mujer y haces esto… guau’, eso genera un tipo de relaciones diferentes, se genera una distancia, me es difícil entrar en una relación de igualdad”.

“Mi sensación –aporta Gemma– es que en los movimientos neorurales el feminismo es como una palanca de empoderamiento que en chicos no es tan evidente. Es muy vivencial, en mi caso, salir del ámbito académico, romper con moldes, limitaciones, con lo que puedo esperar de mí misma. Hay momentos en los que hay una complicidad más grande entre nosotras”.

Leti: “En los proyectos productivos se nos va la vida; por lo que quienes se visibilizan en espacios de economía feminista son las que trabajan en la universidad o están liberadas para ello”
“Hay muchas mujeres en proyectos de agroecología –sigue Leti– y creo que tiene que ver con necesidades básicas, la autonomía, la interdependencia, los cuidados de los ciclos, las semillas, la integralidad de los proyectos, la complejidad, las visiones de la cooperación y de conectar con muchas cosas. Quizá he visto una mirada más sesgada en proyectos de hombres. De todas formas me cuesta llevarlo a la cuestión de género, aunque creo que está y hay que verlo, pero sobre todo hay que hablar de las relaciones de poder, de cómo las gestionamos: en el mercado, consumidores, la agricultura. No me vale ya solo la igualdad, quiero hablar de economía feminista con lo que eso conlleva”.

“Sí, totalmente –dice Gemma–. El tema es qué practicas vamos a usar. La mirada colectiva y comunitaria es lo que genera un cambio. La parte de autocupación de nuestro proyecto la veo como otra reformulación de cómo generar lo colectivo, de cómo apoyarnos, cubrir necesidades. Compartimos otras cosas, no solo el trabajo. Para mí lo más importante son las redes sociales, los apoyos, actividades culturales, puntos de encuentro, poder desarrollar tus intereses y sensibilidades políticas”.

“Sí, las redes de afinidad es algo que no podemos delegar, tenemos que hacerlo nosotras porque es una necesidad”, afirma Isa. “Por mi experiencia en mis redes –interviene Ángeles– creo que nosotras compartimos de forma diferente, noto que trasladamos más que los chicos los sentimientos, las inquietudes”.

Rescatar tiempo

Sobre la construcción de redes, Leti añade un elemento importante: “En los proyectos productivos donde estamos se nos va la vida y esto limita la participación en espacios donde se dan las relaciones. Aquí veo contradicciones porque al final quienes se están dedicando a asistir a espacios y visibilizarse son quienes están trabajando en la universidad o están liberadas para eso… pero no tanto quienes estamos en la economía real. Claro que las mujeres deben encontrarse y compartir, pero es que veo dificultades para conectar hasta con percibir esas necesidades porque lo cotidiano no da para más”.

Esta dificultad de disponer de tiempo es muy relevante para las cuatro y van profundizando al respecto. Isa tiene la sensación de que dentro de los proyectos el trabajo entre mujeres y hombres es similar, pero que sumándole lo de fuera no. “Mientras trabajas estás pensando en lo que está pasando fuera, los cuidados, la casa… Creo que lo de la conciliación laboral es como la jornada flexible que solo se estira… ¿ir a regar con el peque es conciliar? Yo lo achaco a que estamos empezando y hay que ajustar cosas”.

“Yo –dice Leti– es que ni siquiera introduzco conscientemente en mis tareas lo que habitualmente se asocia a las mujeres, los cuidados, lo voy haciendo y ni me doy cuenta de que lo hago, a mí nadie me lo hace. Creo que el trabajo físico es bastante pero también lo que no es físico, la cabeza todo el rato funcionando, cuentas, proyecto, pedidos… y no te sientas delante de un escritorio para este trabajo. Estás siempre conectando cosas que son necesarias”.

“Nosotros dedicamos mucho espacio a hablar de lo que hacemos, del uso del tiempo, a intentar visibilizar todo lo que se mueve en el proyecto –cuenta Gemma–. Así te vas conociendo, qué necesitas, qué te funciona, qué no te funciona y lo vas incorporando. El reto es cómo encajar lo externo al proyecto: quién te hace la comida en casa, cómo lo hacemos posible. Puedo solidarizarme con mi compañera si tiene que cuidar a su madre. Intentamos incorporarlo pero es un reto”.

Apagamos la grabadora, que va ya completando la tercera hora de conversación. Acabamos las cervezas que hemos pedido hace un rato y tras una visita guiada al mercado, donde el gerente nos explica sus particularidades y la lucha de la asociación de comerciantes, nos vamos a comer. La conexión entre ellas se nota en las conversaciones que surgen entonces, en las preguntas, en las ideas y en los deseos que se comparten, en la fuerza de sus sonrisas. A primera hora de la tarde todas tienen muchas horas de viaje para volver a sus casas. Aunque sus caminos se separen de nuevo, hay cosas invisibles que puede que nunca se separen, pues ya se han tejido.

Fuente: www.pikaramagazine.com/ COMCOSUR MUJER No. 466 – 14/10/2015
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de quien corresponde” – Luis Pérez Aguirre
(Tomado del libro A campo traviesa. Los caminos de Mario Costa)
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