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LA DIRECTORA MANANE RODRÍGUEZ RECIBIRÁ PREMIO EN EL DEL FESTIVAL DE CANS – comcosur mujer 653 – 10.08.2020

COMCOSUR MUJER / AÑO 26 /No. 653 /lunes 10.08.2020 – Hoy:

1) Brasil: Denuncian ataques de Bolsonaro contra periodistas mujeres ante la ONU
2) Brasil: La mitad de las mujeres comenzaron a cuidar a alguien durante la pandemia
3) Chile: Violencia contra mujeres 2020
4) Uruguay: Beatriz Argimón presentó la “penalización por maternidad” como reivindicación feminista en el Senado
5) Uruguay: El arte como canal político en la lucha feminista
6) Manane Rodríguez recibe premio en Cans por su trayectoria comprometida y valiente

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COMCOSUR MUJER /Fundado por Yessie Macchi / AÑO 26 / No. 653 – Lunes 10 de agosto de 2020 / Producción: Beatriz Alonso, Belén Itza y Cecilia Duffau /Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” Rosa Luxemburgo
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1) BRASIL: DENUNCIAN ATAQUES DE BOLSONARO CONTRA PERIODISTAS MUJERES ANTE LA ONU

Al menos 54 ataques contra mujeres periodistas se registraron en Brasil desde que comenzó el gobierno de Jair Bolsonaro. Muchos de esos episodios fueron protagonizados por el mandatario. Una de sus destinatarias fue la colega y activista negra Bianca Santana, entrevistada por LATFEM al finalizar su intervención en la 44º sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas este martes. Su caso muestra la necesidad de estar organizadas y crear espacios seguros para enfrentar las tecnoviolencias machistas.

Jair Bolsonaro está en su vivo semanal por redes sociales, rodeado de papeles. Es 28 de mayo 2020. Parece que lee unos titulares, dice el nombre de Bianca Santana y la acusa de publicar “fake news”. Esa semana, la periodista del portal UOL había publicado un artículo sobre las relaciones de la familia del presidente de Brasil con la milicia acusada de asesinar a Marielle Franco y Anderson Gomes en 2018, mientras el mandatario promovía que la investigación de ese crimen pase a la Justicia federal. Después de cinco meses sin escribir sobre el tema, Bianca volvía a recibir amenazas de muerte, luego de que Bolsonaro la nombrara. Primero en los comentarios de esa nota, después tuvo intentos de ingresar a sus cuentas de correo y redes sociales, descrédito a su carrera, insultos de índole sexual, entre otras formas de ataque virtual.

En diciembre pasado había publicado un artículo con Anielle Franco, la hermana de Marielle. En aquella semana le hackearon el WhatsApp, atacaron sus casillas de correo y hasta recibió extrañas visitas en la sede de la Coalición Negra por Derechos en San Pablo, que reúne 150 entidades del movimiento negro de Brasil, entre ellas UNEafro, donde Bianca Santana milita. Fue demasiado. Decidió cerrar su cuenta de Facebook y desapareció de escena durante un tiempo. Temía por su vida, por lo que pudieran ver o sufrir sus hijos y su madre. Se dedicó a escribir su tesis de doctorado.

Cuando recuperó fuerzas escribió este artículo el 26 de mayo haciendo “un flujograma” dirá ella, preguntándose cuál era el interés del presidente por “federalizar” el caso de Marielle. Encontró respuestas “conectando puntos”, uniendo datos e información publicada en la prensa a lo largo de los meses, donde el mandatario, su hijo Flávio, ex asesores y hasta vecinos de los Bolsonaro estaban ligados al crimen de la concejala carioca.

Al día siguiente de la publicación del artículo, el Tribunal Superior de Justicia rechazó federalizar la investigación y el 28 de mayo Bolsonaro “mezcló los papeles, leyó cosas que yo no escribí y dijo mi nombre; hizo como una performance de confusión, ¿sabés? Es parte de su método para desacreditar y para alertar a sus milicias digitales”, dice Santana a LATFEM.

Los ataques virtuales que ella recibió son parte de 54 episodios similares, una cifra sin precedentes en la historia reciente del país -relevada por Artículo 19-, cometidos por Bolsonaro y otros integrantes del gobierno contra periodistas mujeres. Estos hechos fueron denunciados este martes 7 de julio ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con el apoyo de una veintena de organizaciones y articulaciones feministas, de derechos humanos y por la libertad de expresión.
Fue en el marco de la 44º sesión del Consejo de Derechos Humanos que comenzó el 30 de junio y terminará el 17 de julio en Ginebra. El testimonio de Bianca Santana ante la ONU fue respaldado por las siguientes organizaciones: Agencia de Noticias Alma Preta, Artículo 19, Casa Neon Cunha, Coalición Negra por los Derechos, Cojira-SP – Comisión de Periodistas por la Igualdad Racial de São Paulo, Fenaj – Federación Nacional de Periodistas, Instituto Marielle Franco, Geledés – Instituto de Mujeres Negras, Género y Número, IDDH – Instituto para el Desarrollo y los Derechos Humanos, Instituto Vladimir Herzog, Intervozes – Colectivo de Comunicación Social de Brasil, Marcha de Mujeres Negras de São Paulo, Red Nacional de Protección a los Comunicadores, Reporteros sin Fronteras, Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de São Paulo, SOF – Organización Feminista Sempreviva, Tierra de Derechos, Uneafro Brasil.

La violencia machista contra periodistas mujeres ha sido destacada, con alarma, en el último informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Dubravka Simonovic.

Considerando las normas vigentes en materia de derechos humanos, la Relatora Especial expone un enfoque integral para abordar los problemas específicos a los que se enfrentan las periodistas, y las causas de estos problemas. También recomienda a los Estados diseñar políticas o estrategias orientadas a garantizar la protección de las periodistas.

Deshonra, descrédito, humillación

Si bien todxs lxs periodistas son atacadxs, en el caso de las mujeres los mensajes suelen apelar a la orientación sexual de la atacada, a desacreditar su trayectoria o el ejercicio de la profesión, a usar connotaciones sexuales en los mensajes o sugerir que el crecimiento profesional se ha dado a través de “favores sexuales” en los medios.

Además de los mensajes amenazantes, “todo el tiempo recibo avisos en mis cuentas de correo y Twitter de que gente de todos lados está intentando cambiar mi contraseña”, detalla Santana.

La exposición sistemática en la que quedan las periodistas luego de que Bolsonaro o algún miembro de su gabinete las nombra públicamente, genera ataques virtuales masivos por parte de sus seguidores, con consecuencias concretas para la vida de estas comunicadoras. Esto crea “un ambiente aún más hostil para que las mujeres ejerzan la libertad de expresión y para su presencia en el ambiente digital, político y social -dice un comunicado firmado por las organizaciones sociales que apoyaron la denuncia-. El Estado brasileño tiene la obligación de garantizar un ambiente seguro para las mujeres periodistas”.

De a poco se van creando estrategias de protección. Por ejemplo, al interior del movimiento negro, en coordinación con el movimiento feminista y otros colectivos, con acciones como el litigio estratégico y denuncias internacionales, para cuidar a quienes constantemente denuncian la violencia del Estado. Pero Bianca Santana considera que faltan acciones similares de solidaridad, justicia y acompañamiento entre mujeres periodistas.

“Para garantizar la participación de las mujeres en la vida política y social es importante que sus voces aparezcan en la prensa. Y para eso es necesario que haya mujeres periodistas ocupando cada vez más lugares en los medios -agrega por teléfono-. Por el momento, como dice la Relatora Especial en su informe, las mujeres periodistas no encontramos ambientes seguros para participar del debate público, de la vida digital, social y política de los países. Cuando nos agreden es como si el mensaje fuera que para las mujeres periodistas no hay espacio. Por eso tenemos que construir nuestros ambientes seguros para ejercer la libertad de expresión y hablar de todos los temas, reconociendo la desigualdad tremenda que existe en todas las esferas, entre hombres y mujeres”.

Toma de conciencia

“El análisis sobre el carácter interseccional que pueden tener estos ataques a periodistas mujeres en un año y medio de gobierno, es una tarea que se debe profundizar”, dice Bianca Santana a LATFEM. Es de suponer que las periodistas negras, indígenas, faveladas, lesbianas, trans, sean más vulneradas que sus colegas blancas. Analizar y visibilizar este enfoque en particular es parte de la perspectiva feminista antirracista que cabe desarrollar en la región.

“En países racistas como Brasil, una de las políticas para mantener el racismo es decir que esto no existe, y entonces pareciera que no es importante identificarse como persona negra”, agrega la periodista. Por eso considera que una “toma de conciencia racial y de género” es clave para identificar qué cuestiones nos oprimen y organizar políticamente para enfrentar tanto el sexismo como el racismo.

En su historia personal, la maternidad trajo al feminismo: “Cuando tuve mi primer hijo y vi que la vida de mi compañero no cambiaba para nada y la mía se había dado vuelta. Comprendí cómo la desigualdad del tiempo, del mundo del trabajo, del trabajo doméstico en casa, del trabajos de cuidados, tenía condiciones peores para las mujeres que para los hombres”.

Al acercarse a la Marcha Mundial de las Mujeres no solo comprendió a la lucha feminista “como esencial para que todas las mujeres vivan dignamente y puedan construir una sociedad justa”, sino que es necesario “racializar el debate” para garantizar que todas tengan voz, no hablando unas por otras, sino conectadas solidariamente. La comunidad negra debe estar cada vez más presente en las discusiones feministas y que se visibilicen los impactos específicos que sufren en la violencia policial, en la violencia de género, en la precarización laboral.

Latfem / COMCOSUR MUJER Nº 653 – 10/08/2020
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2) BRASIL: LA MITAD DE LAS MUJERES COMENZARON A CUIDAR A ALGUIEN DURANTE LA PANDEMIA

La mitad de las mujeres brasileñas pasaron a cuidar de alguien durante la pandemia de covid-19. Cuando se desglosa por raza y región, por ejemplo, los números cambian. En el ambiente rural, 62% de las mujeres pasaron a tener ese tipo de responsabilidad. Respecto al apoyo en las tareas de cuidado, las mujeres negras son las más desasistidas.

La información es del estudio “Sin parar: el trabajo y la vida de las mujeres en la pandemia”, realizado por las organizaciones Género y Número ySempreviva Organización Feminista (SOF) y divulgado este jueves (30).

Además, según la investigación, 41% de las mujeres están trabajando más durante la pandemia, y la mayor parte son mujeres blancas, “evidenciando que la ausencia de las trabajadoras del hogar o de espacios como la guardería y la escuela pesó más para ese grupo”, afirman las organizaciones en el documento. Las mujeres que están en casa sin recibir ingresos o con ingresos reducidos, son el 39% de las que respondieron al cuestionario.

De acuerdo con las organizaciones, el objetivo del estudio, realizado con 2.600 mil mujeres brasileñas entre abril y mayo, fue identificar los efectos de la pandemia sobre el trabajo, el ingreso las mujeres y la sustentación financiera de la casa, tomando en cuenta las tareas de cuidado.

“Estoy haciendo aislamiento y trabajando en casa, pero mi ingreso se desplomó”, afirmó una mujer en el cuestionario. Otra dijo que “la empresa redujo el pago a apenas el 50% sin reducir la jornada (mi situación es informal) y eso me obliga a reorganizar mi vida financiera, porque acabo con más gastos de mercado, energía, etc.”.

Según las organizaciones, “entender la situación del cuidado durante la pandemia es fundamental para el diseño de acciones capaces de transformar esas dinámicas de desigualdad que imbrican género, raza y clase”, toda vez que esta es la parte de la población sobre la cual las condiciones precarias de sobrevivencia recaen más significativamente.

Brasil de Fato / COMCOSUR MUJER Nº 653 – 10/08/2020
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3) CHILE: VIOLENCIA CONTRA MUJERES 2020: RED CHILENA PRESENTA DOSSIER INFORMATIVO SOBRE LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES EN CHILE

El documento reúne las principales cifras relativas a violencia patriarcal construidas por organismos estatales y organizaciones sociales, las que serán analizadas en un panel por activistas feministas.

En el marco del lanzamiento de la versión número 14 de la campaña ¡Cuidado! El Machismo Mata, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres presenta el Dossier Informativo Violencia contra Mujeres 2020, documento con cifras y análisis de las condiciones de vida de mujeres y niñas que habitan Chile. La actividad tendrá lugar este martes 4 de agosto a las 11 hrs. a través del Facebook de Radio Universidad de Chile y replicado en las redes sociales de la Red Chilena.

La información recabada y el análisis de esta es un aporte para la comprensión cuantitativa y cualitativa de la violencia patriarcal y el impacto que causa en los cuerpos y las vidas de las mujeres que viven en el territorio.

Dentro de los ámbitos recogidos están: explotación laboral, el trabajo doméstico y de cuidados, la violencia sexual, ginecosbtétrica, online, femicida, institucional, racista, contra mujeres lesbianas y disidentes. También la violencia que es ejercida en el espacio íntimo-familiar, las dificultades en el acceso a la salud, la violencia ejercida por agentes del Estado en el contexto de revuelta y las problemáticas que recaen con mayor fuerza sobre niñas y mujeres que se han visto agudizadas durante la pandemia y el confinamiento.

En la presentación del dossier expondrá Yoselin Fernández, integrante de la Coordinación Nacional de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, Ericka Ñanco, vocera de la Asamblea de Mujeres del Ngulumapu (2018-2019) y actual secretaria de la Fundación Academia Intercultural Pelontxaro y Marisa Matamala, militante del movimiento de mujeres y feminista de larga vida, médica en salud colectiva. Moderará Diana Porras, periodista de la Radio Universidad de Chile.

Cifras relevantes
Del más de un millón de empleos ocupados por mujeres creados en la última década el 60% tiene altas probabilidades de ser precario y el 75% de las mujeres en Chile gana menos de $550.000 mensuales, el 50% recibe menos de $340.000

Sumando jornada de trabajo asalariado y doméstico las mujeres trabajan 73,8 horas semanales. Los hombres 60,5. horas

26 personas han sido víctimas de violencia femicida durante el primer semestre de 2020 (24 femicidios, un suicidio femicida, un castigo femicida y otra víctima de violencia femicida)

Además, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres registra 13 muertes en circunstancias no aclaradas durante 2020. De ellas 8 corresponden al periodo de pandemia (marzo – junio)

Entre marzo y junio el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género ha recibido 48.688 llamados de orientación al 1455

Entre enero y junio el Fono Familia (149) de Carabineros ha registrado un aumento de un 107,7% en llamadas telefónicas relativas a violencia intrafamiliar física, respecto del mismo periodo en el 2019. Sin embargo, las denuncias al respecto disminuyeron en un 13,7%

En el mismo periodo Fono Familia (149) reportó un aumento de un 105,3% en llamadas relativas a violación y 225% respecto a acoso sexual.

La Subsecretaría de Prevención del Delito registró 17.950 casos policiales (detenciones y delitos flagrantes) relativos a delitos sexuales: abuso sexual, violación y otros delitos sexuales. La cifra es la más alta de la última década

El Ministerio Público informó que del total de términos aplicados sobre el delito de violación (35.011) sólo el 24,6% tuvo salida judicial. De ese número sólo 2.718 fueron sentencias condenatorias. Sumando el total de casos terminados, sólo el 7,7% terminó en sentencia definitiva condenatoria

Al 30 de noviembre el INDH presentó 96 querellas por torturas o tratos crueles con violencia sexual, el 53% de las afectadas son mujeres. Desnudamientos, trato degradante, tocaciones y amenazas de violación, son parte de las querellas

El 79,3% de las mujeres participantes Primera Encuesta Nacional sobre Violencia Ginecológica y Obstétrica 2019-2020 señaló haber sufrido violencia obstétrica. el 67% señaló haber sufrido violencia ginecológica

Medio a Medio / COMCOSUR MUJER Nº 653 – 10/08/2020
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4) URUGUAY: BEATRIZ ARGIMÓN PRESENTÓ LA “PENALIZACIÓN POR MATERNIDAD” COMO REIVINDICACIÓN FEMINISTA EN EL SENADO

Las mujeres que eligen ser madres tienen un fuerte impacto en sus salarios; la legislación no contempla esta desigualdad.

A partir del informe Brechas de género en los ingresos laborales en Uruguay, presentado este mes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y ONU Mujeres, la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, bajó al pleno del Senado para poner sobre la mesa una reivindicación feminista: “La penalización por maternidad”. Según el informe, se evidencia que las mujeres experimentan una reducción de su salario después de tener hijas o hijos.

Durante el primer año después del comienzo de la maternidad, las mujeres experimentan una reducción de 19% del salario comparado con otras mujeres de similares características que no tuvieron hijas o hijos. Luego de diez años de tener la primera hija o hijo, la reducción salarial llega a ser de 42%. Parte de esa reducción se explica porque las mujeres trabajan 60% menos a partir de que tienen hijas o hijos. También la reducción de 25% del salario por hora explica este fenómeno.

A su vez, la evidencia internacional demuestra que se visualiza un impacto salarial para las mujeres pero no hay modificaciones en los ingresos de los varones que deciden ser padres.

Argimón hizo uso de la palabra en la sesión de este martes, justamente, para plantear su preocupación sobre la “penalización por maternidad”. Señaló también que esta situación es diferente, como en casi todas las cosas, dependiendo de los recursos económicos de cada mujer. “No siempre temas que consideramos de interés para la sociedad constituyen prioridad a la hora del traslado público de temas centrales para el sistema político, y mucho menos tienen su reflejo en los medios de difusión”, expresó al comenzar su exposición.

Por eso calificó de “significativo” que en la sesión del Senado se traten estos temas. Y agregó que “no se puede pasar por alto”. “Es la primera vez que en Uruguay está planteado seriamente, y por eso me parece importante reflejar esto en el Senado”, señaló.

“A nadie escapa que los demógrafos nos han advertido sobre los bajos índices de maternidad en Uruguay”, dijo. En la sociedad uruguaya, cada vez más mujeres jóvenes que quieren ser madres deben postergar su maternidad porque consideran que obstaculiza su desarrollo profesional y económico.

Esta situación afecta principalmente a las mujeres jóvenes, que postergan “su deseo de ser madres conscientes de que afectará su desarrollo profesional y económico”. “¿No será hora de considerar la situación de las jóvenes mujeres que para ejercer el derecho de desarrollarse económicamente ven en la maternidad querida y sentida un obstáculo, un castigo?”, se preguntó Argimón. Destacó que esta realidad “llega a tal punto que incluso escuchamos cómo ‘las que pueden hacerlo’ llevan adelante el procedimiento de congelamiento de óvulos”.

Explicó que los indicadores educativos demuestran que “la población femenina tiene el ‘freno de la maternidad’, por más querida que esta sea por las mujeres jóvenes”, y que la presencia de hijos puede explicar en parte las brechas salariales porque afecta diferente a varones y mujeres”.

Considera que las mujeres no deberían tener que debatir entre “ser madres si así lo quieren o poder ser profesionales para desarrollarse, como corresponde, económica y profesionalmente”. “Esto no debe pasar, y mucho menos en un país que precisa de la fuerza productiva de todos sus integrantes”, agregó.

Enfatizó en las diferencias de clase, graficando la desigualdad entre aquellas mujeres que “pueden congelar sus óvulos para más adelante” y las que son madres muy jóvenes y eso “las pone en un lugar de dificultad para alcanzar esa independencia económica anhelada, [que] tiene que ver también con la libertad”.

Dijo que “reconocer la penalización por maternidad en el país es una necesidad”. “Sin lugar a dudas, debemos tener los mismos derechos y oportunidades, y la sociedad en su conjunto debe tener esa señal”. Por eso, afirmó: “Desde lo público tenemos que ver la señal que las jóvenes generaciones no están enviando; no podemos seguir mirando para el costado”. En este sentido, expresó que “hay que dar respuestas integrales acordes a los nuevos tiempos. Y que hay que tener en cuenta, sin lugar a dudas, que los cuidados siguen estando mayoritariamente a cargo de las mujeres”.

Para cerrar, destacó que “hablar de las inequidades del siglo XXI es uno de los temas que en estas tribunas es necesario considerar”. Porque, según destacó, “cuando están en estas tribunas empiezan a formar parte de la agenda política del país, y vaya si de eso sabemos las mujeres políticas”, concluyó.

La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 653 – 10/08/2020
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5) URUGUAY: EL ARTE COMO CANAL POLÍTICO EN LA LUCHA FEMINISTA: ENTREVISTA CON YANINA VIDAL, AUTORA DE TIEMBLEN: LAS BRUJAS HEMOS VUELTO

El libro analiza los vínculos entre el activismo y las artes escénicas a partir de performances realizadas en el marco del 8M.

Nadie pone en duda la capacidad movilizadora que tienen hoy en día los feminismos, que todos los años, en distintas fechas, salen a las calles para visibilizar sus luchas, reclamos, desafíos y realidades. El año 2015 fue bisagra en ese sentido, específicamente en América Latina. Si el 8 de marzo fue emblemático ese año, la masividad de las marchas del “Ni una menos” que se realizaron en Argentina y Uruguay unos meses después contra los femicidios volvió a mostrar la necesidad de mujeres y disidencias de sacar el duelo colectivo al espacio público. Poner el cuerpo. Y ponerlo ya no para levantar una pancarta o usar el mismo pañuelo en el cuello. El activismo feminista encontró en el arte, cada vez más, una manera distinta de manifestar lo político.

La escritora uruguaya y docente de Literatura Yanina Vidal empezó a rastrear en 2015 el lugar que ocupaba el arte en las mareas feministas que se movían en Montevideo. Inició así una investigación que terminó con la publicación del ensayo Tiemblen: las brujas hemos vuelto. Artivismo, teatralidad y performance en el 8M, centrado específicamente en los cruces entre estas distintas expresiones artísticas durante esa fecha. Su búsqueda hizo foco en tres intervenciones específicas: La caída de las campanas, dirigida por Hekatherina Delgado; Diez de cada diez, de Valeria Píriz; y las acciones que ha realizado el colectivo Decidoras Desobedientes.

El libro ganó el Premio Nacional de Literatura 2019 en la categoría Ensayo Inédito. Y puso el tema sobre la mesa. ¿Por qué elegir el arte como herramienta de activismo feminista? ¿Qué lo diferencia de las demás formas de manifestación y denuncia? De estas y otras cuestiones habló Vidal con la diaria.

Tiemblen: las brujas hemos vuelto es un ensayo que analiza el diálogo entre el activismo feminista y la expresión artística. ¿Cómo surgió la idea de hacer una investigación sobre este cruce?

Porque era algo que había empezado a ver con mucha frecuencia. Empecé a participar activamente en las marchas en 2015, año en que casualmente arranqué mi investigación, pero que además era un momento en que los movimientos feministas empezaron a tomar posición y poder. Lo que veía era que la movilización del 8 de marzo no era una marcha común. No era yo con un cartel o una compañera pegando fotos. Me pareció que determinadas formas de militancia o de hacerse presentes políticamente habían quedado en desuso y veía que el arte estaba allí. Lo que más me llevó a escribir esto fue que el arte estaba de la mano de muchas mujeres y colectivas que no eran artistas. De repente eran amas de casa o trabajaban en una profesión que nada que ver y, sin embargo, en el momento de hacer algo colectivo, de juntarse con otras mujeres, el arte era el canal para expresar aquello que las tenía incómodas. Eso me llamó mucho la atención, porque en la Marcha de la Diversidad, por ejemplo, no lo veía tanto. Era algo que veía únicamente el 8 de marzo: que el arte era un canal estrictamente político y de lucha.

Un concepto que recorre todo el ensayo es el de artivismo. ¿Cómo lo definirías?

Básicamente lo defino como el vínculo entre el arte y el activismo, que está sustentado por muchos factores, y creo que uno de los más relevantes es la autogestión. Las colectivas que analizo en el libro, como otras a las que hago referencia, de alguna manera han hecho su lucha política desde el arte y autogestionadas, con la ropa que tienen, con lo que consiguen. Entonces parto de ahí, desde la creación colectiva y autogestionada para una lucha política o social.

Tu investigación se basó en tres intervenciones específicas que han tenido lugar durante los últimos 8 de marzo. ¿Por qué elegiste estas tres?

Porque señalaban diferentes lugares de lucha y estéticamente planteaban algo distinto, pero a su vez había algo que las unía a las tres y tenía que ver con la ausencia. ¿Por qué las mujeres ponemos el cuerpo en una marcha o en una acción artística? Para denunciar o hacernos cargo de las ausencias. No alcanza con poner un cartel, porque el cartel no cumple una función física real concreta en el espacio. Ahora, si me involucro físicamente, con 20 mujeres más, todas nos vestimos del mismo color y planificamos los movimientos aunque no seamos artistas y hagamos lo que podamos, eso llama la atención.

“Algo que veía únicamente el 8 de marzo era que el arte era un canal estrictamente político y de lucha”.

Hay algo también que tiene que ver con esto que reivindican los feminismos de poner el cuerpo, un cuerpo que ha sido y es blanco de múltiples violencias físicas y simbólicas, condicionamientos y opresiones.

Sí. Hace un tiempo me hicieron una entrevista en la tele y me acuerdo de que una de las conductoras me preguntó “¿por qué se desnudan?, ¿cuál es la necesidad de desnudarse?”. No es un tema de que queremos mostrar las tetas porque tenemos ganas. En realidad, se trata de desnaturalizar los usos del cuerpo. ¿Por qué las tenemos que tapar, si alimentamos con las tetas y es algo natural? No estamos en la cartelería de Sí-Sí con unas gomas de plástico y tampoco estamos cubiertas como monjas. La idea es que necesitamos visibilizar el cuerpo que tenemos, sin que esté sexualizado. Y porque, también, estamos en una sociedad judeocristiana que plantea que el cuerpo es parte del pecado y que por eso hay que taparlo y cubrirlo, y hay que hay que romper con ese peso.

Iniciaste la investigación en 2015, un año que marca un antes y un después en el activismo de los feminismos en América Latina en general y en Uruguay en particular. ¿Qué pasó en materia de artivismo feminista a partir de ese año?

Una de las colectivas, Decidoras Desobedientes, viene trabajando desde hace muchos años. Empezaron a laburar con teatro espontáneo y después se tiraron a algo mucho más performático y a pensar las prácticas en fechas importantes como el 8 de marzo, el 25 de noviembre o, de repente, en solidaridad con algún otro colectivo en alguna otra fecha. Pero era algo que se veía de forma lejana o que se manifestaba de forma muy sutil, por ejemplo, decidir ponerse todas un pañuelo violeta. En 2015 empiezo a hacer un rastreo y veo que se empieza a repetir esto de poner el cuerpo. En 2017 ya era impresionante la cantidad de gente que había. Ahí fue cuando realmente vi que era algo colosal. Ese año, mientras caminaba hacia el lugar donde comenzaba la marcha, vi que agrupaciones de danza invitaban a juntarse en tal esquina, mujeres murguistas en otro punto, mujeres del audiovisual en otro lado, mujeres del candombe en otro. Entonces empecé a ver que las colectivas de diferentes disciplinas se empezaron a organizar y a manifestarse desde lo físico, porque ya no alcanzaba con llevar una pancarta o repartir un papelito. Era un “vamos a juntarnos y armar algo desde lo que sabemos hacer, desde lo que nos une, la disciplina, la profesión o lo que sea que compartamos”. Ahí fue cuando empecé a ver que el vínculo con el cuerpo era mucho más comprometido, porque era más visible. Creo que esa es la gran impronta del 8M y de cualquier manifestación feminista, no sólo en Uruguay. Poner el cuerpo es algo bien relevante de esta lucha que no se da en otras.

¿Por qué los colectivos feministas apelan a la performance artística para reivindicar sus luchas? ¿Qué herramientas específicas ofrece esta forma de manifestación, que no está presente en otras?

Porque tiene menos ataduras teóricas o formativas. Vos podés estudiar cómo hacer una performance con un artista europeo y estar cinco años en una cátedra intentando hacer eso, pero en realidad tiene esa cuestión de la espontaneidad y de la libre creatividad. Entonces la perfomance es elegida, primero, porque está el compromiso físico corporal, y segundo, porque no tenés que ser una profesional. En tercer lugar, porque la performance, en estos casos, es un evento de gran impronta política y un arte de emergencia. Un ejemplo es el de las alertas feministas: no hay tiempo, como cuando se prepara un 8 de marzo, para ensayar, organizarte, crear un libreto. Sería inverosímil. Pero si nos enteramos de que hubo un femicidio ahora, agarramos lo que tenemos y ocupamos el espacio público como podemos.

¿Qué rol adopta la espectadora o el espectador en este tipo de performances que tienen lugar en el espacio público? En el libro asegurás que no se trata de un público “pasivo”. ¿De qué manera participa?

Primero, participa en la medida en que es un público que va potenciando la performance. Por eso también ese tipo de cosas se hace en lugares de tránsito elevado, como en el Centro, y no se hace, de repente, en un barrio periférico. El rol del espectador es súper importante, porque hace que haya una retroalimentación entre el hecho artístico y quien está mirando. A veces la performance se potencia porque la espectadora o el espectador se involucran en el hecho, es decir que lo precisan para continuar. Si nadie te ve, queda complicado. Por eso se trabaja en esos espacios con mucha gente y por eso también [la avenida] 18 de Julio es el gran escenario del 8M. El espectador es importante en la medida en que permite el desarrollo de la performance, pero a su vez tenés un espectador que a veces no se puede quedar pero te vio o vio lo que hacés, y después entra a las redes sociales y lo ve, o lo ve en alguna noticia, o ve alguna fotografía, entonces permite después hacer un relato de todo eso. Además, son acciones que no se hicieron una sola vez, sino que se hacen cada tanto tiempo en el año, en fechas claves, entonces también se va manifestando un diálogo con la sociedad. Hay personas que ya identifican cuáles son esas acciones, ya saben lo que significa y capaz que nunca fueron a una marcha, pero conocen de su existencia.

¿Qué papel juegan las redes sociales en todo esto?

Las redes sociales lo que hacen es visibilizarlo y potenciarlo. Empecé mi investigación desde las redes sociales. Me acuerdo que en 2015 el 8 de marzo fue un domingo, había ido a la feria de Tristán Narvaja y cuando llegué a mi casa abrí el Facebook y vi fotos de lo que estaba pasando. Allí me di cuenta de que las cosas habían cambiado. Además, muchas de estas acciones son convocadas por redes sociales, entonces las mujeres que se unen son mujeres que se vinculan con las redes sociales. Y la prensa más hegemónica no le da mucha pelota a ese tipo de cosas, entonces la única forma que tienen los colectivos de visibilizar lo que hacen es por las redes sociales.

“Poner el cuerpo es algo bien relevante de la lucha feminista que no se da en otras”.

Te hago una pregunta que vos misma planteás en el ensayo: ¿es posible pensar en una “estética feminista” cuando hablamos de artivisimo?

Creo que sí, es posible pensar en una estética feminista, y no es una pregunta que haya cerrado en el libro y que en realidad la pienso constantemente. Primero es ir a nuestro axioma más grande, que dice “lo personal es político”. Tiene que ver con abrir las ventanas de la intimidad, y no me refiero a lo que hacés vos puertas para adentro, sino al convivio de nuestro rol en lo social. Interrogarse también cómo soy como amiga, cómo soy como profesional y en qué medida, dentro de esa intimidad, soy política. También mostrar ciertas cosas que tienen que ver con algo que nos atañe a nosotras y que siempre ha sido oculto. Me acuerdo de que en febrero di una charla en la que empecé contando una anécdota que tenía que ver con la menstruación. Estaba en primero de liceo y una compañera se puso a llorar porque el abuelo o la abuela se estaban por morir. Ella se fue y un compañero de clase dijo “debe estar menstruando”. Teníamos 12 años. Entonces se arma una fantasía, una cosa tan distante y tan lejana de lo que nos pasa, que ¿cómo para el otro no va a ser una especie de universo desconocido? La menstruación es algo que nos pasa todos los meses y si me pongo a llorar es porque me pasan un montón de cosas más, no voy a estar llorando todos los meses porque estoy menstruando. Hay cierto ocultamiento de lo natural, y la estética feminista viene a desocultar lo que tiene que ser visible. Es mostrar lo que es cotidiano, lo que es de nuestro universo, y que sea algo de todos los días. Y hay otra cosa, que es que a veces estamos muy pendientes de la deconstrucción y de no seguir determinados roles o parámetros. Hace un año fui a un taller de escritura con la poeta trans argentina Susy Shock y ella nos decía: “Nosotras las trans, las travas, tenemos diferentes momentos de deconstrucción. Ustedes están en contra del amor romántico, pero nosotras estamos desesperadas por el amor romántico. Estamos deseando que venga un tipo con los huevos bien puestos y nos agarre de la mano mientras caminamos por la calle”. Hay como un señalamiento y se juzga o prejuzga a mujeres que todavía seguimos con determinados mandatos que no hemos podido romper o que, en realidad, somos así, vivimos así y preferimos hacer la lucha desde otro lugar. Me parece que cada mujer, como decía Susy Shock, tiene su tiempo. Cada lucha social tiene su tiempo, y quizás vos no querés el amor romántico pero hay gente que lo quiere y lo necesita. Entonces también hay que pensar en que estamos todas en un tiempo distinto, con una lucha distinta, aunque queramos salir todas juntas a la marcha el mismo día. Hay batallas personales que son sumamente íntimas y son las que hay que poner en el lenguaje.

Una de las performances feministas más populares del último tiempo fue Un violador en tu camino, del colectivo chileno Lastesis, que trascendió fronteras y fue replicado por mujeres y disidencias de distintos países y edades, en múltiples idiomas, para denunciar las violencias machistas. ¿Cómo analizás su impacto? ¿Marcó un antes y un después?

No sé si marcó un antes y un después, lo importante a destacar ahí es que hubo una solidaridad masiva con Chile, porque esa performance surgió en el peor momento posible en ese país. Segundo, una de las cosas claves que tiene esa performance, a diferencia de otras, es la musicalidad. Es una letra fácil que te aprendés en un rato y que sirve para casos de emergencia. Tiene esa cosa del momento, de lo instantáneo, de lo rápido, entonces fue muy efectiva. A mí me impactó muchísimo la performance hecha por unas legisladoras en Turquía. Es sumamente fuerte porque la hicieron golpeando la mesa y cantando sentadas, porque si te parás o si lo hacés en la calle vas presa. Entonces pienso cómo lo musical penetró las diferencias culturales, en una cultura recontra machista como la turca. Esta performance potenció las acciones feministas, potenció el vínculo con el cuerpo y rompió con lo cultural, porque llegó a la sociedad más machista y a la más liberal. Pero, sobre todo, lo que potenció Lastesis es que a las chicas se les pedía ir vestidas como van a bailar habitualmente, ocasiones en que a veces nosotras somos las culpables del deseo del otro. Incluso la canción misma cuestiona justamente a ese otro que te mira y presupone. Lo que potenció fue que se dio en un momento clave de la política de Chile y hubo una gran solidaridad con el pueblo chileno y con las mujeres chilenas, que además estaban siendo objeto de violencia por parte de los Carabineros. Fue la mayor forma de solidaridad que yo había visto desde el feminismo hasta ese entonces. No sé si marcó un antes y un después, porque esto del vínculo con lo físico viene de mucho antes. Pero lo que hay que destacar de esa acción es que rompió las barreras culturales por completo.

¿Cómo pensar los artivismos feministas en el futuro?

En estas acciones artísticas se piensan o se ven mujeres con cuerpos hegemónicos muchas veces. Entonces, una de las cosas que me faltaron en el libro, y que trato de decir cada vez que doy una charla o que trabajo con algún colectivo, es pensar en una forma activista mucho más inclusiva. Esto no lo vi tanto con las feministas, pero sí, de repente, cuando vi acciones de animalistas, por ejemplo, que trabajan con niños. Y también pensar en cómo involucrar desde el activismo otras corporalidades, y con esto me refiero a cosas como qué pasa cuando levanto un cartel y hay una persona que está en silla de ruedas que no lo va a leer nunca, o una persona con baja visión o que no ve. Algo en lo que hay que ser cuidadosas y cuidadosos a la hora de pensar en los activismos es justamente pensar en la pluralidad. Porque siempre estoy pensando en uno que es igual a mí, que me va a ver, me va a escuchar. Entonces hay que estar alertas a ese tipo de cuestiones y pensar que mi corporalidad no es la única y que mis usos del cuerpo no son los únicos, sino que hay múltiples y diversos. Es imposible abarcar todo, pero hay que pensar en cada día abarcar un poco más. Lo mismo cuando hay intervenciones que apelan a un nivel intelectual y económico que no todo el mundo tiene. Pienso, por ejemplo, en la intervención basada en el libro El cuento de la criada, de Margaret Atwood. Una persona que por ahí no terminó la primaria o es analfabeta no creo que sepa quién es Margaret Atwood. Visualmente es divino, pero nadie entiende el mensaje. Pensar en un público intelectualizado me parece que no es arte político, en la medida en que vos tenés que salir a explicar las cosas. No estoy juzgando, sino invitando a interrogarnos y a pensarlo: ¿quiénes entendieron mi performance y por qué?

Tiemblen: las brujas hemos vuelto. Artivismo, teatralidad y performance en el 8M, de Yanina Vidal. Montevideo. Estuario, 2020. 179 páginas.

La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 653 – 10/08/2020
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6) LA DIRECTORA MANANE RODRÍGUEZ RECIBIRÁ EL PREMIO PEDIGREE DEL FESTIVAL DE CANS

La asamblea de la Asociación Cultural Arela, entidad organizadora del Festival de Cans, ha acordado conceder la distinción de honor del certamen, el Premio Pedigree, a la directora Manane Rodríguez por su trayectoria «comprometida y valiente, con una obra caracterizada por el rescate de la memoria y con un irrenunciable compromiso feminista también como activista de la asociación CIMA de mujeres realizadoras, premiando un cine honesto y necesario». Será la primera vez que un festival de cine gallego reconozca la larga trayectoria de esta realizadora que, aunque nació en Uruguay, reside en Galicia desde hace varias décadas.

Además del Premio Pedigree, la decimoséptima edición del Festival de Cans también concederá los Chimpíns de Prata, una distinción que el certamen otorga a las personas que destacan por promover la visibilidad del festival y por su colaboración en el evento. Este año los Chimpíns de Prata Pepe Puime irán para la actriz y profesora Mariana Fernández; para la coordinadora médica del evento Merchi Sánchez y para los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco.

La organización premia a Mariana Fernández por su contribución a los contenidos del festival en materia de igualdad; a la enfermera Merchi Sánchez por su compromiso como voluntaria del festival y en reconocimiento a todos los profesionales sanitarios que lucharon en primera línea contra el Covid-19; y a los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco por los diferentes proyectos que desarrollaron utilizando el Festival de Cans como fuente de inspiración, el último de ellos será expuesto en la Bienal de Venecia.

El Festival de Cans se celebrará entre el 2 y el 5 de septiembre y será necesario disponer de una entrada para las proyecciones, que también dará acceso al nuevo Espazo Estrella Galicia da Leira do Río, donde tendrán lugar las entregas de premios y las actuaciones musicales. Los packs de 20 y 25 euros para asistir al festival ya están a la venta en la tienda online del festival.

Farodevigo / COMCOSUR MUJER Nº 653 – 10/08/2020
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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