1) HOMICIDIOS Y TORTURAS CARCELARIAS EN LA ÚLTIMA DICTADURA /Sergio Ferrari
2) DÓLAR-DOLOR, LA ATROZ CONVERTIBILIDAD DE ESTOS TIEMPOS /Claudia Rafael
3) URUGUAY FIRMÓ ACUERDO FISCAL CON UN FUNCIONARIO PANAMEÑO QUE TRABAJÓ PARA DE POSADAS EN EPISODIO DEL LAVA JATO
4) LA LIEBRE Y UPM /Hoenir Sarthou
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COMCOSUR AL DÍA / AÑO 19 / Nº 2167 / Miércoles 16.05.2018
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1) ARGENTINA, HOMICIDIOS Y TORTURAS CARCELARIAS EN LA ÚLTIMA DICTADURA
Un juicio histórico que reconoce a Coronda como campo de concentración
Severas penas contra dos oficiales de Gendarmería Nacional
Los crímenes contra la humanidad son imprescriptibles
“¡Los condenamos todos!, ¡El pueblo y la justicia”!
Sergio Ferrari*
42 años después de los hechos, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santa Fe, Argentina, condenó el segundo viernes de mayo a dos altos oficiales de Gendarmería Nacional que dirigieron entre 1976 y 1979 la Cárcel de máxima seguridad de Coronda. El comandante Adolfo Kuschindochi, deberá cumplir una pena de 22 años de reclusión en tanto su par, Juan Ángel Domínguez, 17 años. Ambos fueron acusados por los homicidios de Raúl San Martín y Luis Alberto Hormaeche y por haber implementado un régimen carcelario de “tormentos agravados” contra los presos políticos que pasaron por ese centro de detención durante la última dictadura cívico-militar.
Si bien la Asociación Civil de ex detenidos políticos *El Periscopio”, en tanto parte querellante, había solicitado la prisión perpetua, la condena hecha pública el viernes 11 de mayo en el Tribunal Oral Federal (TOF) de la capital provincial fue considerada como “muy significativa” e “histórica”.
En particular, por sancionar las violaciones carcelarias más de cuarenta años después. La decisión del Tribunal reconoce que los “crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles”, evaluó Alfredo Vivono, ex preso de dicho penal y presidente de “El Periscopio”.
“Reivindicación para presentes y ausentes”
Desde lo político y emocional, “este fallo constituye una reivindicación para todos los que estuvimos en la Cárcel de Coronda, y muy fundamentalmente, para los que hoy no están. Sea porque perdieron la vida dentro del penal o bien porque han fallecido después. Algunos de estos compañeros padecieron graves trastornos producto de la detención”, recordó a manera de homenaje
Y subrayó el “gran logro de este juicio que acaba de culminar en Santa Fe ya que se da en un momento donde predomina en Argentina un clima político adverso a estos procesos”,
Se condenó el plan de aniquilamiento
La sentencia reconoce que existió el objetivo de “aislar y aniquilar a los presos políticos”, enfatizó Lucila Puyol, abogada que integró el equipo jurídico que representó a “El Periscopio”.
La también militante de la organización “HIJOS”, al conocer la sentencia, afirmó que “si bien habíamos solicitado la prisión perpetua – porque consideramos que es la pena que corresponde a este tipo de delitos aberrantes cometidos por estos genocidas- estamos muy satisfechos”.
Señalando que lo más importante es que se trata de una condena emitida por tribunales ordinarios, sin tener que recurrir a fueros especiales. Puyol recordó que “en todos estos años, el pueblo argentino ha sabido levantar con mucha fuerza las banderas de memoria, verdad y justicia y recorrer el camino que nos enseñaron nuestras Madres de Plaza de Mayo”
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Guillermo Munné, que promovió la querella junto con Puyol, consideró como un “verdadero logro y un hecho histórico” el proceso de la Cárcel de Coronda. Resultado del trabajo mancomunado de los ex detenidos políticos de dicho penal, “que, aun sufriendo las más terribles condiciones y persecuciones, se organizaron, se mantuvieron unidos, resistieron, y defendieron la vida contra ese régimen homicida”
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Recordó que ya en 1984 se había presentado una primera denuncia, iniciando un largo camino de más de treinta años que llega hasta hoy. “Incansablemente, el reclamo y la exigencia de justicia, desembocó en esta sentencia que condena a los imputados”.
El fallo, según Munné, prueba la responsabilidad de estos oficiales de gendarmería en tanto directores de la cárcel y la participación de ese cuerpo junto con las otras fuerzas armadas y de seguridad en el accionar genocida de la dictadura.
En distintos momentos del juicio la parte querellante y sus testigos, denunciaron la “Campaña Pensionistas” que se aplicó en el penal santafesino. Un operativo de inteligencia del Ejército que buscaba el aniquilamiento físico y psíquico de los presos políticos a quienes clasificaba en tres grupos: “resistentes”, “indefinidos” y “dúctiles”. Dicho plan buscaba “modificar conductas, impedir el indoctrinamiento (sic), promover las deserciones, desmoronar a los grupos políticos y recuperar al individuo”.
Este proceso y su consecuente fallo, concluyó el miembro del equipo jurídico de HIJOS, “amplia el escenario de acción genocida de la dictadura a las cárceles, que fueron verdaderos centros de tortura y exterminio”. Con su condena, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santa Fe suma así lo vivido en las prisiones *legalizadas* a lo que se padeció en los “chupaderos” o centros clandestinos de detención.
Coronda fue un campo de concentración
En la cárcel “la tortura era absoluta” y se trató de un “campo de concentración” de opositores a la dictadura, señaló el fiscal de la causa Martín Suarez Faisal, luego de conocida la condena, a Rosario 12, suplemento del periódico argentino Página 12.
El fiscal, que había solicitado 25 años de prisión para el comandante Adolfo Kushidonchi y 20 años para el comandante Juan Ángel Domínguez, logró probar que en Coronda se implementó un “plan de destrucción física y psíquica”. Como orgullosamente afirmaba uno de los acusados en ese momento, “de acá van a salir muertos o locos”, recordó el fiscal en esas declaraciones de prensa.
Si bien en todas las cárceles se implementaron regímenes terribles, “el de Coronda era el más abusivo de la dictadura en la Argentina. En el alegato yo lo comparé con (el campo de detención) Guantánamo. Si lo que dicen de Guantánamo es cierto, así era Coronda, la tortura absoluta”, subrayó el fiscal Suarez Faisal a Rosario/12.
Y fundamentó su pedido de “tormentos agravados”, en la intención de los directores de “torturar a sus prisioneros”, insistiendo en la premisa que de Coronda iban a salir muertos o locos.
“La muerte por tortura era una posibilidad y ellos la aceptaron como tal”, afirmó Suarez Faisal. En el caso de los detenidos Hormaeche y San Martín se trata de “tormentos agravados seguidos de muerte”. Figura jurídica que también correspondería, según los abogados de la querella, a los casos de Juan Carlos Voisard y Daniel Gorosito, cuyas muertes hacen parte de otros procesos jurídicos en marcha.
Festejo popular
Las declaraciones orales que arrancaron el 14 de diciembre del 2017 y que involucraron a más de 60 testigos de la acusación, se convirtió en una constante y semanal movilización social. Fueron centenares los ex presos, familiares, amigos, personalidades políticas y asociativas, estudiantes de derecho y comunicación, que se dieron cita en el tribunal santafesino durante los últimos cinco meses.
Hasta culminar el 11 de mayo, con el anuncio de la condena, que se convirtió en una verdadera fiesta popular, retransmitida fuera del local en gran pantalla, y en directo por Internet. “Los juzga un tribunal, los condenamos todos”, fue el eslogan permanente durante el proceso. Luego de la condena, la consigna se reactualizó de la mano de esta victoria jurídica: “¡Los condenamos todos!, ¡El pueblo y la justicia”!
*Sergio Ferrari, periodista, ex preso político de Coronda y miembro de “El Periscopio”
*Fotos: Festejo delante del Tribunal de Santa Fe el 11 de mayo 2018 luego de pronunciada la condena. Guillesmina Benítez
Sergio Ferrari
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 16 DE MAYO DE 2018
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2) DÓLAR-DOLOR, LA ATROZ CONVERTIBILIDAD DE ESTOS TIEMPOS
Por Claudia Rafael (APe) 08 de mayo 2018
En tres o cuatro días, mientras las pantallas de televisores y las webs de los diarios mostraban con gráficos la suba imparable del dólar, ministros y empresarios vieron triplicarse sus fortunas. Esas que están en bancos del exterior porque el país no les da confianza. Es un cóctel extraño que se entremezcla con la foto blanco y negro del pibe que acaba de tender prolijamente el colchón con una frazada anaranjada a rayas, bajo el refugio del 37, metros antes del puente. Sobre el asiento descascarado para esperar el bondi una mesa de luz sin cajones le sirve de apoya botellas. No entiende de dólares. Sólo de dolores.
Preguntaba Silvia Bleichmar en 2001 ¿cómo se mide el dolor país? Y respondía: “Si la sensación térmica es una ecuación entre temperatura, vientos, humedad y presión atmosférica ¿por qué no emplear combinadamente las nuevas estadísticas de suicidio, accidente, infarto, muerte súbita, formas de violencia desgarrantes y desgarradas, venta de antidepresivos, incremento del alcoholismo, abandono de niños recién nacidos en basurales —metáfora magistral de la convicción que tienen los miserables irredentos de que su prole no tiene ni tendrá otro destino—, deserción escolar, éxodo hacia lugares insospechados… para medir el sufrimiento a que somos condenados cotidianamente por la insolvencia no ya económica del país sino moral de sus clases dirigentes?”.
El tucumanito Facu Ferreyra ayer hubiera cumplido 13 años. Pero las balas policiales en la cabeza le frenaron la vida en los doce. Con un “hasta aquí llegás” violento y desmadrado que le vació la historia y lo desnudó de respiros. Evita, en cambio, hubiera cumplido 99. Y ella no se murió del balazo atroz de la policía sino -66 años atrás- del cáncer cruel que le instauró la historia hasta carcomerla y dejarla, como a Facundo a los 12, sin la médula de los días.
Ella también supo de calle porque la llevaba sellada en la frente y en las caderas con que vapuleó, mientras pudo, a los descarados ricachones de bolsillos engordados a fuerza de desprecio y bajeza. Ella se negó a que le arrancaran el corazón con que sentía el dolor de su pueblo. Y ya, en los últimos estertores vitales dijo “yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle”. Mientras hacía brotar de sus labios la desmesura sincera de quien ya no tiene nada que perder: “el mundo será de los pueblos si los pueblos decidimos enardecernos en el fuego sagrado del fanatismo. Quemarnos para poder quemar, sin escuchar la sirena de los mediocres y los imbéciles que nos hablan de prudencia. Ellos, que hablan de la dulzura y del amor y Cristo dijo: ¡Fuego he venido a traer sobre la tierra y qué más quiero sino que arda! Cristo nos dio un ejemplo divino de fanatismo. ¿Qué son a su lado los eternos predicadores de la mediocridad?”.
El dólar trepa a los cielos mientras dos nenes de 7 y 11 son detenidos en Córdoba en una estación de servicio de la que –dicen los escribas policiales- se llevaron unos billetes. Los gráficos revelan el ascenso de la moneda yanqui mientras el pibe de veintipico (que no tiene la piel ajada de los desarrapados que han vivido toda su existencia en las calles) se hace un festín en la puerta de la juguetería del conurbano profundo que justo, mientras él pasa con el carro cansino, saca a la vereda una veintena de cartones. Se larga a llover impiadosamente y el pibe apura el tranco. Se le mojará la mercancía que prometía salvarle parte del día.
El dólar trepa. El dolor se hace agudo. Un dólar, un pibe. La atroz convertibilidad de estos tiempos. Se triplicaron las cuentas bancarias dolarizadas en el exterior de los titiriteros de las vidas nuestras. Los dolores, en cambio, no están acuñados en ninguna casa de la moneda. Se cocinan a fuego lento en los arrabales. Se amasan con harina ardida en las calles oscuras. Se adoban con el condimento del desprecio y la perversidad.
El dólar se dispara quién sabe dónde. Los dólares son ajenos, los dolores son los nuestros.
“Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle”, susurró Evita, agónica y demacrada. Los otros, los portadores de guadañas y cuentabilletes, nunca llegan de la calle. Ni se dejan arrancar el alma que traen desde la cuna de oro.
Alguna vez ya no será poesía. O quizás será poesía pero no apalabrada sino tangible. Esa en la que ellos, los nosotros, los ajenos, los olvidados, los que acarrean dolores en carretillas y vagones desplazados de las vías, llegarán de a centenares, de a miles e irrumpirán con la desmesura de los que siempre estuvieron condenadamente medidos. Y, con una música de fondo, como canta Serrat tomarán por asalto los palacios donde todo se calibra con gráficos y curvas… “No piden limosnas, ni venden alfombras de lana, tampoco elefantes de ébano. Son pobres que no tienen nada de nada. No entendí muy bien si nada que vender o nada que perder, pero por lo que parece tiene usted alguna cosa que les pertenece”.
Claudia Rafael / Agencia de noticias pelota de trapo (APe)
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 16 DE MAYO DE 2018
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3) URUGUAY FIRMÓ ACUERDO FISCAL CON UN FUNCIONARIO PANAMEÑO QUE TRABAJÓ PARA DE POSADAS EN EPISODIO DEL LAVA JATO
El abogado Luis Miguel Hincapié Corcó suscribió en nombre de la cancillería panameña un acuerdo de transparencia fiscal el pasado lunes 7 en el Ministerio de Economía.
Sudestada, 16/05/2018
En 2010 este hombre fue designado por el estudio Posadas & Vecino Consultores Internacionales (la oficina panameña del bufete uruguayo) como el agente residente de la fundación Vonderex, que el exgerente del Área Internacional de Petrobras, Néstor Cerveró, utilizó como parte de su red de sociedades para lavar el dinero de las coimas.
Es la misma ingeniería de lavado que involucra a los hermanos Jorge y Raúl Davies Cellini, que están presos en Montevideo a la espera del proceso de extradición que se inició desde Brasil, cuando fueron detenidos en el marco de la operación “Cambio Desligo” (“Cambio y fuera”), contra medio centenar de cambistas brasileños.
Sudestada, periodismo y transparencia
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 16 DE MAYO DE 2018
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4) LA LIEBRE Y UPM
Por Hoenir Sarthou / Semanario Voces
¿Vieron a las liebres encandiladas por los focos del auto que va a aplastarlas?
Así me siento desde fines del año pasado, cuando leí el “contrato” (de alguna manera hay que llamarlo) firmado por el Estado uruguayo con UPM. ¿A algunos de ustedes no les pasa lo mismo?
Es hasta gracioso que se discuta y se pelee por el tratado de libre comercio con Chile. Porque es juego de niños comparado con el acuerdo firmado con UPM. Mejor dicho: con las cosas que el gobierno está empezando a hacer -y las que está decidido a hacer- por si UPM decide instalar su segunda planta de celulosa.
Hay negocios arriesgados, que pueden salir bien o mal, en los que se puede ganar o perder mucho, hay negocios en que se pierden cosas para ganar otras. Bueno, nada de eso pasa con la segunda planta de UPM. No hay forma de que sea buen negocio para Uruguay.
UN CLAVO POR DONDE SE LO MIRE
El país invertirá casi dos mil millones de dólares (el doble de lo que se anunció, y eso si no ocurre lo que pasó con las obras de ANCAP o de la regasificadora) en suministrarle a UPM, ferrocarril, puerto, zona franca, accesos carreteros, pasos a nivel, suministro y compra obligatoria de energía eléctrica. Además la exonerará de impuestos y le proporcionará sin costo el agua del Río Negro, para producir y para evacuar los deshechos de la producción, comprometiéndose a mantener cierto flujo de agua mediante el manejo de las represas. Y, como lo ha denunciado el periodista y ambientalista Victor Bacchetta (ver “UPM manipula las cifras de impacto”, en blog “Observatorio del Agua”), también se le dará a UPM acceso a pozos del Acuífero Guaraní, al menos durante la construcción de la planta.
De acuerdo al supuesto contrato, la inversión de UPM será de unos 2.400 millones de dólares. Pero, según el economista Gustavo Melazzi y el Dr. William Yohai (“Quince observaciones para un no”, en “Brecha” del 27/4/18) buena parte de ese dinero podrá obtenerlo mediante créditos garantizados por el Estado uruguayo.
Por si eso fuera poco, el Estado se compromete a negociar con UPM la normativa laboral del país (no sólo la de los empleados de UPM) y a someter a criterio de la empresa los planes de estudio de la enseñanza técnico profesional de los Departamentos en que actuará UPM.
Párrafo aparte merece la aun mayor eutrofización del Río Negro por los vertidos de fósforo de la planta. Y el hecho de que se le otorgue a la empresa la libertad de extraer agua directamente del Acuífero.
Para concluir, en caso de conflicto, el Estado uruguayo se somete a jurisdicciones extranjeras.
¿Qué obtendrá Uruguay a cambio de gastar todo ese dinero, deteriorar la condición de sus aguas y de su tierra, someter su soberanía y adaptar su normativa laboral y sus planes de estudio al gusto de UPM?
Unos pocos cientos de puestos de trabajo permanente, migajas en impuestos, y el aumento (en los papeles) de su PBI. En esto último está la clave. Dado que UPM operará en régimen de zona franca, casi no pagará impuestos, ni siquiera por exportar. Pero, en los papeles, Uruguay aparecerá exportando miles de millones de dólares, que servirán para seguir pidiendo dinero prestado a cuenta de unas ganancias que no tenemos ni tendremos.
Invirtiendo la mitad o más del dinero necesario para que la planta funcione, y soportando todo el costo social y ambiental del proyecto, el Estado no tendrá nada, ni una mísera acción, ni una mísera participación en las utilidades.
EL “EFECTO LIEBRE”
Lo que acabo de decir se ha denunciado muchas veces. Y el gobierno no contesta. Se limita a callar y a apurar los trámites para autorizar la planta, incluso salteándose los procedimientos de estudio ambiental y de consulta pública que la ley de ordenamiento territorial impone.
El silencio probablemente se deba a que la segunda planta de UPM es indefendible. No es sólo un problema ambiental, o de soberanía, o de reservas sobre la inversión extranjera, o de cuestionamientos sobre la oportunidad de seguir endeudándonos. Es que, con simple lógica de almacenero, es un pésimo negocio en el que, invirtiendo la mitad o más del capital necesario, no se obtiene nada a cambio.
Percibir el mal negocio no requiere rechazo ideológico a la inversión extranjera. Se puede ser partidario de atraerla y sin embargo observar que, en este caso, no es conveniente. Tampoco parece que esa percepción dependa del partido político al que uno vote. Los malos negocios lo son para blancos, colorados, frenteamplistas e independientes, así como para votantes de Novick, de Unidad Popular y de cualquier otra formación política.
Sin embargo, buena parte de la población (y me incluyo), aun sabiendo que es un mal negocio y conociendo las advertencias que han hecho organizaciones ambientalistas, parece resignada a que se haga. No contenta ni entusiasmada, sino resignada. Como si creyera que es inevitable y que, entonces, no tiene sentido ni hablar de ello.
La clave es ideológica. Existe la creencia de que, en tiempos de globalización, las realidades económicas (y por extensión las sociales y políticas) son como las tormentas y los terremotos, fuerzas de la naturaleza ante las que sólo cabe acomodar el cuerpo.
Esa creencia ha sido la ideología oficial de los gobiernos post dictadura. Una ideología a veces no explicitada pero siempre operativa. Y se ha machacado mucho para convertirla también en parte del “sentido común” de la sociedad
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Por esa vía se nos han aplicado, en los últimos tiempos, cosas inauditas. Por ejemplo, que nuestra bancarización sea obligatoria, cuando no lo es prácticamente en ningún otro país del mundo. O que aprobemos leyes que vienen ya hechas y poco tienen que ver con nuestra realidad, como las de lavado de activos y financiación del terrorismo, o el nuevo Código del Proceso Penal, o el inconstitucional proyecto de ley de riego.
El “efecto liebre” es eso: el congelamiento ante los faros de lo que creemos una realidad mundial ineludible. Al punto que ni siquiera requerimos a nuestros gobernantes explicaciones sobre lo inexplicable.
Curiosamente, el mundo da señales de que el aparente predominio total de los intereses económicos sobre los Estados y sobre los pueblos no es tan ineluctable. Desde el triunfo de Trump hasta el Brexit, pasando por ciertas políticas de Estados fuertes, como Rusia y China, e incluso la peculiar salida adoptada por Islandia durante su crisis financiera, son muchos los casos en que los intereses financieros y corporativos globales se han visto frustrados. Eso no significa que uno simpatice con los protagonistas de esos hechos. Que Trump haya enfrentado una campaña organizada por George Soros para evitar que asumiera el gobierno no convierte a Trump en santo ni mucho menos. Y que en Siria los intereses que querían derrocar a Bashar al Asad hayan sido frenados por la actitud de Putin no convierte a Putin ni a Al Asad en paladines de la libertad. Pero muestran fisuras en un sistema económico global que, desde aquí, tendemos a ver como invencible.
¿Existen márgenes para que un Estado chico, como el nuestro, pueda darse ciertas estrategias propias?
La respuesta no es absoluta. Pero todo sistema que presenta grietas o fisuras deja espacios relativos para algunas decisiones autónomas. Siempre que uno no se encandile demasiado con los faros.
UPM es uno de esos casos. Las extremas precauciones que tomó la empresa para no quedar obligada por el “contrato” son la prueba de su relativa debilidad y, paradójicamente, son también la llave para salir de una situación que no nos favorece como país.
UNA PESADILLA CON PUERTA DE SALIDA
La sensación impuesta, de que la segunda planta de UPM es inevitable, como si ya estuviera instalada, es errónea. Uruguay no está atado a ninguna de las condiciones establecidas en el documento firmado con UPM. Porque ese documento no es un contrato, en el sentido de que no establece ninguna obligación ni ninguna sanción si cualquiera de las partes decidiera no llevarlo a cabo.
La cláusula 8.2.1 del dichoso documento establece: “Cualquiera de las partes podrá dar por finalizado este contrato en cualquier momento antes de la Fecha de DFI (Decisión Final de Inversión por parte de UPM) a su sola discreción y por cualquier razón o sin expresión de causa mediante notificación a la otra parte”.
Y la cláusula 8.3, reiterativa pero clara, agrega: “Cualquier terminación de este Contrato (inclusive bajo las condiciones de la cláusula 8.2) hará caer todas las obligaciones y compromisos asumidos en el presente por ambas Partes y ninguna de las Partes incurrirá en responsabilidad alguna de cualquier naturaleza con respecto a cualquier terminación de este contrato antes de una Decisión Final de Inversión positiva”.
Jurídica y contractualmente, tenemos las manos libres. Bastaría con comunicar a UPM la terminación del contrato. Incluso se podrían detener las descabelladas inversiones que el gobierno está empezando a hacer, sin que hubiese ninguna consecuencia de temer.
Finlandia no va a invadirnos por eso. Según me informan, buena parte de la opinión pública finlandesa no ve con buenos ojos las aventuras de UPM. Y la estrategia del miedo ya ha mostrado su falsedad antes. No nos hundimos por no firmar el TLC con los EEUU ni por abandonar las tratativas del TISA.
La pregunta es, ¿no deberíamos reconsiderar entre todos un negocio que claramente nos perjudica como país?
Hoenir Sarthou / Semanario Voces / Enviado por Luis Sabini COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 16 DE MAYO DE 2018
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. Carlos Marx
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