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LA MAYOR AMENAZA AL CAPITALISMO

1) ¡No es China, es el final de un ciclo secular! –
2) Los movimientos de China y Rusia tras la reforma del FMI –
3) China y la libre fluctuación de las divisas –
4) El Pueblo Argentino y sus banderas. A un mes de “Cambiemos” –
5) Yanis Varoufakis: «La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo”.

COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 756 / Lunes 18 de Enero de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares

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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) ¡No es China, es el final de un ciclo secular!
Juan Laborda (Vozpópuli)

Leo con cierto regocijo las explicaciones de multitud de economistas, periodistas, e individuos de diferente pelaje tratando de argumentar que hay detrás de la mayor caída histórica, a lo largo de la primera semana del año, en los precios de ciertos activos de riesgo. Seamos claros. China es la excusa de aquel que no tiene nada que decir, nada que prever, nada que argumentar. Las razones son otras. Desde estas líneas nos desgañitamos en explicarlas.

La primera, la sobrevaloración de la inmensa mayoría de los activos financieros de riesgo, por obra y gracia de los Bancos Centrales y de unos inversores nada racionales (“greed and fear”). La segunda, la reactivación de la crisis sistémica iniciada en 2008. La ortodoxia hizo un diagnóstico erróneo de la crisis sistémica y ésta se cerró en falso. Ambas razones van unidas, de la mano. La crisis sistémica se está reactivando y la caída será muy dura. El tema chino es una mera escusa. Occidente oculta una realidad todavía más cruel. Pero vayamos por partes.

Desde un punto de vista estrictamente financiero, hace tiempo que venimos avisando que cualquier inversión en la mayoría de los activos financieros de riesgo ofrecía rendimientos esperados ex ante a largo plazo próximos al 0% anualizado. Ello, decíamos, se podía traducir en descensos alrededor del 50% en futuro cercano. La bolsa más cara del mundo es la estadounidense. Y esto es un problema. Veo difícil una reactivación de la maltrecha bolsa patria si el S&P 500 cae hasta niveles alrededor de los 950-1000.

Binomio bancos centrales-sistema financiero

El binomio bancos centrales-sistema bancario, está en el origen de estas dinámicas. El regulador, especialmente la Reserva Federal, bajo los mandatos de los inefables Allan Greenspan y Ben Bernanke, abogaron en favor de una desregulación masiva, y activaron un problema de riesgo moral, el papel de la política monetaria como elemento incentivador de la toma de riesgos excesivos. Los inversores, especialmente los bancos, asumieron importantes riesgos en sus apuestas a sabiendas de que si al final las cosas iban mal, las autoridades monetarias los rescatarían, como así sucedió. Hemos hablado hasta la saciedad como los grandes subsidiados por los contribuyentes son los bancos sistémicos.

Permítanme, por eso, cierta actitud hilarante recordando determinados panfletos periodísticos alabando la labor de Bernanke, Draghi y compañía durante la crisis sistémica. ¡Qué no, que la superclase colocó a determinados zorros para que “cuidaran” el gallinero!

Una nota adicional final sobre la valoración de activos financieros. La actual burbuja no solo afecta a activos de renta variable. Cuidado con los bonos. En un mercado bajista, si los inversores que han amasado grandes cantidades de inversión en bonos de distinta naturaleza -“high yield” o “investment grade”, corporativos o soberanos-, deciden vender todos a la vez, de golpe, podría registrarse cuellos de liquidez, con su reflejo bajista en los precios de los mismos.

Vayamos al fondo del problema

Pero vayamos al fondo de la cuestión, la naturaleza sistémica de la crisis. Los datos (parálisis ciclo inversiones productivas; datos de China, países emergentes, Estados Unidos; inefectividad política monetaria; burbujas de activos de riesgo y posterior estallido,…) confirman que definitivamente estamos entrando en lo que bautizamos desde estas líneas como la Segunda Fase de la Gran Recesión. Se trata de un escenario no contemplado por el mercado, debido a que no incorpora dinámicas de deuda, dinero y mercados en sus análisis. El estallido de la actual burbuja, supondrá el fin del súper-ciclo de deuda iniciado a mediados de los 80. De ello ya hemos hablado largo y tendido desde estas líneas.

Permítanme unas breves pinceladas finales sobre aquello que se debió hacer y no se hizo y que es el origen de los problemas actuales. Durante los últimos ocho años no se reestructuró el sistema bancario global a costa de su gerencia y acreedores. Todo lo contrario, se continúo subsidiando, vía política fiscal y monetaria, a un sistema bancario completamente zombi, con balances inflados, donde aún no sabemos lo que hay dentro, ya ni hablamos del apalancamiento neto vía derivados. Y éste es el gran error de política económica y no otro.

Pero además eran necesarias condonaciones de deuda, negociadas o no –me río escuchando a algunos políticos patrios cuando hablan sobre el tema–. Lo explican perfectamente los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, profundamente ortodoxos, en Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten «…Las causas que originaron la actual crisis económica no solo no se han corregido sino que han empeorado. Los niveles extremos de deuda implican quiebras al estilo de los años 30 […] La carga de la deuda en los países desarrollados se ha convertido en un evento extremo utilizando cualquier medida histórica y requerirán una ola de condonaciones de deuda, negociadas o no”. Y este es el problema real; China, la excusa.

LUNES 18 DE ENERO DE 2016 – COMCOSUR
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2) Los movimientos de China y Rusia tras la reforma del FMI: acelerar la desdolarización
Alberto Cruz (CEPRID)

El Fondo Monetario Internacional anunció el 1 de diciembre de 2015 lo que se esperaba después de la humillación a que China había sometido a Estados Unidos (1) con la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII): la incorporación del renmimbi o yuan a la canasta de reservas –junto al dólar, el euro, el yen y la libra esterlina-, es decir, a las monedas que el FMI utiliza como activo internacional en lo que supone el reconocimiento del poder de China en la economía mundial. Esto significa que la cesta del FMI estará compuesta a partir de ahora por un 47,7% de dólares, un 30,9% de euros, un 10,9% de renmimbis, un 8,3% de yenes y 8,09% de libras esterlinas.

El FMI, bajo la presión de EEUU, llevaba cinco años negándose a aplicar el acuerdo al que se había llegado (también en el Banco Mundial) para otorgar más poder a las llamadas “economías emergentes” y, en virtud del cual, China se tenía que convertir en el tercer mayor contribuyente del FMI por detrás de EEUU y Japón. Eso era en 2010, cuando China no era aún la primera potencia económica del mundo, No obstante, China siempre ha aceptado ese acuerdo aun cuando según las propias reglas del FMI, tendría que tener un papel superior a Japón.

Durante este tiempo, China ha aguardado pacientemente que se cumpliese el acuerdo aunque la paciencia tiene un límite y este llegó con la creación del BAII ante la inacción del FMI. Eso fue en abril de 2015. Entonces sí, entonces el FMI decidió aplicar el acuerdo aunque intentó una última maniobra: retrasar hasta noviembre de 2016 la incorporación de la moneda china. Pero los chinos se mantuvieron inflexibles y ahí está el resultado.

Así que el FMI ha tenido que reajustar las cuotas de los países miembros, dice que “teniendo en cuenta los cambios de posiciones en la economía mundial” algo que, como ya se ha dicho, no es ni siquiera real porque China tendría que tener una representación superior a la que se le ha asignado.

Pero lo ha hecho a su manera, es decir, manteniendo la mayoría de bloqueo de EEUU. Así, EEUU ve reducido su poder del 16’7% al 16’5% -con una reducción igualmente mínima de su capital social- por lo que conserva su poder de veto y su influencia en cualquier decisión del FMI. Japón se queda como estaba, con el 6’07% del voto, China pasa del 3’8% al 6% y se incluye el renmimbi en la canasta de monedas, y el perdedor evidente es la Unión Europea, que vuelve a poner de manifiesto su nulo papel en el mundo y su vasallaje respecto a EEUU.

Para que China suba alguien ha tenido que bajar, y han sido principalmente Bélgica (0’59%), Holanda (0’34%), Gran Bretaña (0’28%), Francia (0’28%) y Suiza (0’24%) quienes han tenido que ceder mayores cuotas de poder dentro del FMI. Es decir, que sólo estos cinco países han perdido el 1’47% de sus votos en el FMI en favor de China. Lo mismo hay que decir del resto de países europeos.

Pero China no ha sido el único país en subir su cuota, también Rusia, India y Brasil tienen un poquito más de poder por lo que los BRICS –que también han aprobado poner en marcha su propio banco y que empezará a otorgar créditos en marzo de este año 2016- son algo más que unas “economías emergentes” y tienen un papel claro que jugar en las finanzas y en la geopolítica mundial. Hay que decir que Rusia no ha hecho el menor gesto para aumentar su cuota en el FMI –de hecho, porcentualmente baja aunque por la disminución de cuota de la UE proporcionalmente sube- porque da por muerta a esta institución tras la creación el Banco de los BRICS y del BAII.

Junto a la Unión Europea, otros “damnificados” por las nuevas cuotas han sido Canadá, Australia y Arabia Saudita, o sea, los también tradicionales vasallos de EEUU. Es de suponer que la ecuación de todos ellos ha sido bien simple: ya que no pintamos nada y que China tiene que estar –y los otros países del eje BRICS- porque en caso contrario se fortalecerán las nuevas instituciones que controla el país asiático (como el BAII o el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS) al menos que nuestro patrón, o sea EEUU, siga controlando las riendas del FMI.

Esto se ha ejemplificado con toda crudeza poco después de la adopción de estos cambios: el FMI vulneró su propio código y sus propias normas al cambiar las reglas (8 de diciembre) por las que se conceden los préstamos a los países. Ha sido el caso de Ucrania, país al que se le ha permitido el no pago de la deuda que tiene con Rusia (3.000 millones) porque es en dólares. Había transcurrido sólo una semana. Lo que no fue aceptable para Grecia, por ejemplo, sí lo ha sido para Ucrania. EEUU manda, los demás obedecen.

La norma propia que ha violado el FMI era que no se dan facilidades ni nuevos préstamos a gobiernos que estén en suspensión de pagos técnica en el caso de deudas contraídas con otros gobiernos.

La justificación no puede ser más chapucera, al mismo tiempo que clara: “China está concediendo préstamos a países de todo el mundo como una alternativa a los del FMI y su política de austeridad y aunque eso no supone que frustre [China] los préstamos del FMI para el desarrollo de las economías de todo el mundo sí había que diseñar una política para bloquear acuerdos comerciales y financieros fuera del control estadounidense al tiempo que hacer ver que se protege a los aliados” (2). El precedente es claro: el FMI otorga facilidades de pago a los acreedores occidentales mientras que en otros casos (ahora Rusia, mañana China) no será así.

Adiós al dólar

China y Rusia saben que pese a las modificaciones obligadas que ha tenido que aceptar, el FMI todavía está en manos de EEUU por lo que a ambos sólo les queda un camino: acelerar la desdolarización de sus economías. Y con la nueva constatación de que con el FMI no hay nada que hacer, tras la violación de sus propias normas en el caso de Ucrania, se han puesto manos a la obra con un mayor frenesí si cabe.

Rusia es quien está dando los pasos más rápidos para ello. En primer lugar, ha ofrecido a China la venta de su petróleo y gas en renmimbis o yuanes y los chinos han aceptado (18 de diciembre). Ni qué decir tiene que China venderá en la misma proporción sus productos en rublos. Al mismo tiempo, los dos países han acordado que los yuanes o renmimbis pueden convertirse en rublos. O sea, adiós al dólar. Eso va a suponer que cuando para 2017-2018 estén operativos el gasoducto y el oleoducto entre los dos países –que tienen frontera común, por lo que no hay peligro de bloqueos como ocurre con el gas que Rusia vende a la UE y que pasa por Ucrania-, por los que Rusia va a suministrar el 30% del petróleo y del gas que China necesita -¡durante 30 años!- comenzarán a desaparecer del mercado 900.000 millones de petrodólares en un plazo de tres años, según estima Goldman Sachs (3). El nombre de los perjudicados es muy fácil de adivinar: EEUU y Arabia Saudita. Y, de rebote, toda la economía occidental.

Hay que tener en cuenta que sin estar en funcionamiento aún el oleoducto y el gasoducto, el intercambio en yuanes y rublos ha sido en 2015 equivalente a 3.000 millones de dólares, así que sólo hay que imaginarse cómo será de espectacular, y de rápido, el aumento en el comercio en las dos monedas cuando todo esté operativo.

China no se queda atrás en los movimientos de desdolarización, aunque va por otro camino. Quiere demostrar al mundo que no es como EEUU y ha decidido predicar con el ejemplo: al establecer formalmente en Beijing el BAII (25 de diciembre) ha rebajado su cuota de participación en al 30’04%, siendo seguido por India con el 8’4% y Rusia con el 6’5%. Además, ha renunciado al derecho de veto. India y Rusia tienen una participación cuatro veces y tres veces mayor, respectivamente, que la que tienen en el FMI. No es difícil, por lo tanto, adivinar a dónde van a dirigirse a la hora de solicitar préstamos, que estarán operativos en el verano de 2016. Y dado que la moneda será el renmimbi, se da al dólar otro empujón hacia el abismo.

Devolver los golpes

China y Rusia están devolviendo los golpes a EEUU. Uno por uno. Y están haciendo lo mismo que EEUU ha hecho siempre: usar los vínculos comerciales (y ahora, crediticios) para cimentar su diplomacia geopolítica. La “nación indispensable” (EEUU) cada vez lo es menos y en vez de una han surgido dos e, incluso, un continente “indispensable”: Eurasia.

Para que quede claro lo que está pasando, China y Rusia han acordado aumentar su cooperación en inversiones, recursos mineros, petróleo, gas, área nuclear, área aeroespacial, agricultura, finanzas y tecnología militar y dar un mayor impulso a la Organización de Cooperación de Shanghai.

Una de las primeras muestras de este impulso ha sido el viaje sorpresa que el presidente de la India ha realizado a Pakistán el 26 de diciembre. Aunque breve y casi protocolario, es la primera vez que se produce en años y en el mismo ha tenido una participación la OCS, que en el mes de junio aceptó a los dos países como miembros de pleno derecho. Entonces lo hizo con el argumento de que eran imprescindibles en Eurasia y con el objetivo declarado de reducir la tensión entre ambos. El primer movimiento ha sido un completo éxito; el segundo también lo será y de una envergadura mucho mayor: la aceptación de Irán como miembro de pleno derecho. La OCS ya anunciado que lo hará en su próxima reunión del verano de 2016.

Tenemos entonces otro país importante en liza: Irán. Cortejado tanto por China como por Rusia, es ésta quien lleva de la mano a los persas. No sólo les acaba de suministrar los misiles S-300 que Irán había comprado en el año 2010 y que no habían sido suministrados en virtud de las sanciones de la ONU –que aún no se han levantado-, sino que acaba de firmar un acuerdo para detener los pagos en dólares en el comercio bilateral.

En virtud de este acuerdo (27 de diciembre) el Banco Central de Irán utilizará en sus intercambios comerciales tanto el yuan como el rublo y van a establecer cuentas conjuntas en los respectivos bancos centrales para facilitar el comercio entre los dos países tanto en rublos como en riales, la moneda iraní.

La conclusión de todos estos movimientos por parte de China y de Rusia es clara: a medida que se demandan menos dólares hay una disminución del valor de cambio de esa moneda, lo que traducido significa que veremos un dólar cada vez más débil. Y, por el contrario, cuando los países comiencen a exigir una determinada moneda en los mercados de divisas (como está sucediendo con el renmimbi o yuan) el valor de esa moneda aumenta. Un elemento vital para mantener el dólar fuerte es el comercio del petróleo en la moneda estadounidense, los famosos petrodólares. Con la reducción que vaticina Goldman Sachs, la guerra de divisas ya ha comenzado.

China y Rusia (e Irán) no han empezado esta guerra. Fue EEUU quien la comenzó impulsando las sanciones contra Irán (como antes con la guerra de invasión y ocupación neocolonial de Irak en 2003 porque desde tres años antes Saddam Hussein decidió dejar de utilizar el dólar como moneda en el comercio del petróleo y lo sustituyó por el euro, pese a no poder comerciar abiertamente dado que estaba sujeto el país a un embargo por la ONU) al igual que lo está haciendo ahora con las sanciones contra Rusia con la excusa del apoyo a los antifascistas del Donbás ucraniano y la anexión de Crimea. A corto plazo EEUU va a recibir su propia medicina. A largo plazo, ni digamos.

Ha sido China quien salvó a Rusia del desastre cuando Occidente impuso sus sanciones a finales de 2014. El rublo se desplomó, la economía rusa se tambaleaba cuando comenzó a bajar el precio del barril de petróleo pero ahí estaba China. Por lo tanto, todo lo que está sucediendo es consecuencia de las ansias de EEUU por continuar hegemonizando un mundo que se le escapa como el agua de entre las manos.

La reconfiguración del nuevo orden financiero internacional es evidente, aunque con la incorporación del yuan o renmimbi a la canasta de monedas de reserva del FMI esta institución, aparentemente, cobre nueva vida. En cualquier caso, será efímera. Sólo el tiempo que China y Rusia necesitan para poner a todo rendimiento las nuevas estructuras que comenzarán a rodar en 2016: el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y el BAII.

Si a ello le sumamos que los dos países están trabajando en su propio sistema SWIFT (Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales), aunque el más avanzado es el ruso y sus bancos ya lo están utilizando como rodaje junto a varios bancos chinos, el círculo se cierra dado que una vez todo esté en funcionamiento el paso lógico es que los bancos de los países BRICS se sumen a este SWIFT alternativo al occidental y su estela será seguida por los bancos africanos.

La hegemonía occidental agoniza, por mucho que se intenten remedios para alargar esa agonía. Este 2016 va a ser el año clave para el nuevo orden financiero internacional que deja al margen a Occidente.

Notas:
(1) Alberto Cruz, “China humilla a Estados Unidos y marca el ritmo en la nueva geopolítica”, http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1992
(2) The Wall Street Journal, 9 de diciembre de 2015.
(3) Goldman Sachs, 18 de diciembre de 2015.

Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID.

LUNES 18 DE ENERO DE 2016 – COMCOSUR
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3) China y la libre fluctuación de las divisas
Germán Gorraiz López (Alai)

El fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales de la economía estén interrelacionados entre sí debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos, por lo que el estallido de la crisis china ha provocado en la aldea global ha provocado la aparición de nuevos retos para gobiernos e instituciones sumidas en el desconcierto y en la incredulidad.

Así, China tiene que superar una serie de reformas estructurales pues entre las fragilidades de su economía se encuentran la todavía limitada integración financiera internacional, su aislamiento y control del aparato estatal en el ámbito interno, así como una asignación de recursos económicos poco eficiente provocada por el paternalismo público y un insuficiente nivel de desarrollo de las redes de distribución, marketing y venta. Los desafíos están centrados en vencer la alta dependencia de China respecto de la demanda de las economías desarrolladas y la incierta capacidad de la demanda privada para tomar el relevo una vez que se agoten los estímulos públicos.

Factores de riesgo de la economía china

China siempre ha adolecido de un desarrollo económico suicida y poco respetuoso con el medio ambiente, con crecimientos desmesurados de macrourbes y megacomplejos industriales y la consiguiente reducción de superficie dedicada al cultivo agrícola. Sin duda, los casos de Linfen y Tianying, ubicadas en el centro del país, llaman la atención por el grado extremo de polución, pero salvo las regiones de Tíbet y Xinjiang, todo el territorio de China es perjudicial para la salud. Así, según el último estudio realizado por científicos chinos, el 40% de los mamíferos y el 76% de la flora están en peligro de extinción y la Academia China de Ciencias Sociales asegura que ha desaparecido ya la mitad de los pantanos que existían en el país y según un informe del Banco Mundial, China cuenta con 16 de las 20 ciudades con más polución del globo e incluso un estudio del Gobierno chino reconoce que en dos de cada cinco urbes la calidad del aire oscila entre “contaminada” y “peligrosa”. El carbón cubre el 70% de las necesidades energéticas de un país que consume hoy casi cinco veces más recursos que en 1980 y continúa creciendo a un ritmo del 9% y si continúa la tendencia actual, y a pesar de los titánicos esfuerzos por introducir las renovables, la combustión actual de carbón se duplicará en 15 años. Así, según la Agencia Internacional de la Energía, China sería ya el principal emisor de CO2 del planeta,con un volumen superior a los 6.000 millones de toneladas métricas por año, lo que obligará a China a costosísimas inversiones para reducir sus niveles de contaminación, mejorar los parámetros de calidad y medidas fitosanitarias adicionales tras una virulenta campaña de los medios occidentales para defender la etiqueta ECO como medida de proteccionismo encubierto.

Reorientar el modelo de crecimiento hacia la demanda interna

China ya tiene una potente clase media que supera los 230 millones de personas, pero la tasa de ahorro de los chinos es muy alta (42%), y para lograr que consuman más el gobierno tiene que buscar la forma de que se reduzca ese ahorro por lo que expertos occidentales proponen el desarrollo de una red de protección social (salud, educación y pensiones), que hiciera que los ciudadanos no se preocupasen tanto por ahorrar como medida de precaución ante imprevistos y asimismo una reforma del sector agrario que permitiría elevar las rentas de las zonas rurales, las menos beneficiadas por el desarrollo económico. Asimismo, la continuación de las políticas de incrementos salariales ayudaría a alimentar y sostener ese boom de consumo,(que actualmente supone el 25% del PIB de la nación frente al 70% de EEUU), pero para ello sería preciso que la renta per cápita de los chinos se incrementara notablemente (3.300 dólares anuales en la actualidad) y reducir el abismo que existe entre las zonas costeras y las interiores.

Recalentamiento de la economía china

Los bancos chinos, además de los cuatro billones de yuanes (580.000 millones de dólares) del programa estatal de gasto, concedieron otros 7,73 billones de yuanes (1,13 billones de dólares) en créditos en un espectacular estímulo financiero para apoyar una economía afectada por la caída de las exportaciones pero la agencia internacional de calificación Fitch ya ha advertido a China que “su crédito es insostenible y que los gastos de estímulo en respuesta a la crisis bursátil corren el riesgo de generar problemas serios”. Parte de ese dinero fue a parar al mercado bursátil y al inmobiliario, proporcionando un auge inesperado, pero la burbuja podría estallar pronto pues muchos inversores son conscientes de que la inyección de dinero no podrá mantenerse a largo plazo por lo que no sería descartable el estallido de la burbuja inmobiliaria que causaría un impacto a nivel global 10 veces superior al que provocó el colapso del emirato petrolero de Dubai.

Depreciación del yuan

La drástica evaluación del yuan por el Banco Popular chino debido a un preocupante descenso de la exportaciones en un 8,3 % interanual, habría provocado una tormenta bursátil en el resto de mercados mundiales así como una carrera devaluacionista de las economías emergentes y del área de influencia china. Así, muchos países están buscando devaluar sus monedas para incrementar sus exportaciones y salir así de la crisis actual” ante la imposibilidad de adoptar medidas como el “quantitative easing “, utilizado por EEUU, el Reino Unido y la UE para incrementar la masa monetaria y debilitar sus monedas. Sin embargo, el FMI aboga por una devaluación coordinada y esperan que esta guerra de las divisas consiga frenar el proceso deflacionista en el que se encuentra sumergido buena parte del mundo, pues “una inflación ordenada sería la tabla de salvación de las economías al producirse una enorme transferencia de riqueza de los ahorradores a los prestatarios”. Así, las autoridades bancarias han dejado bien claro que seguirán manteniendo un control estricto sobre la evolución de su moneda., pues si la divisa china se fortalece en exceso asistiríamos a una severa constricción de sus exportaciones y al consiguiente descenso de su Superávit , agravado por el aumento de los costes laborales y el previsible riesgo de deslocalización hacia India o Vietnam, cuyos salarios mensuales rondan los 60 euros.

Estallido de la burbuja bursátil china

Los inversores han empezado a sentir el vértigo de la altura y a cuestionarse el estado de solvencia de las compañías y se espera que bajará el porcentaje de los resultados empresariales que se destinarán a dividendos así como el número de empresas que repartirán el mismo y la volatilidad es la nota dominante pues desde el pasado 21 de junio, el principal índice bursátil chino, el Shanghai Composite ha perdido un 50%, descenso que ha puesto fin a una capitalización de mercado valorada en 1,25 billones de dólares ante los temores de la comunidad inversora de que el Gobierno intente enfriar un repunte alimentado por la deuda que dura ya un año. Shanghai había ganado un 60% con respecto a principios de año porque los inversores creyeron que Pekín respaldaría el repunte para contribuir a luchar contra la ralentización de la economía que se ha contraído con respecto al crecimiento de dos dígitos de hace unos años y rozaría el 5%, por lo que es previsible una severa corrección de los índices bursátiles chinos hasta alcanzar el nivel suelo real, crash que tendrá como efectos benéficos el obligar a las compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y restablecer su crédito ante el mercado y como daños colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras.

¿Libre fluctuación de las divisas?

Asistiremos pues a una devaluación progresiva de las diferentes divisas por parte de los Bancos Centrales Mundiales, a la ruptura del sistema de paridad de las divisas internacionales y la posterior Libre fluctuación de las mismas, lo que unido a la posible implementación por EEUU y la UE de medidas proteccionistas (Fomento del Consumo de Productos nacionales), en forma de ayudas para evitar la deslocalización de empresas, subvenciones a la industria agroalimentaria para la Instauración de la etiqueta BIO a todos sus productos manufacturados,a la elevación de los Parámetros de calidad exigidos a los productos manufacturados del exterior y la imposición de medidas fitosanitarias adicionales a los productos de países emergentes que obligarían a estos países ( especialmente China e India) a costosísimas inversiones para reducir sus niveles de contaminación y mejorar los parámetros de calidad, terminará por dibujar en el horizonte del próximo quinquenio un escenario en el que se pasará de las guerras comerciales al proteccionismo económico, con la subsiguiente contracción del comercio mundial, posterior finiquito a la globalización económica y ulterior regreso a los compartimentos estancos en la economía mundial.

– Germán Gorraiz López es Analista internacional

LUNES 18 DE ENERO DE 2016 – COMCOSUR
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4) El Pueblo Argentino y sus banderas. A un mes de “Cambiemos”
Adolfo Pérez Esquivel (Alai)

Los derechos humanos y la democracia son valores indivisibles, por eso nuestros presidentes suelen asumir los 10 de diciembre, día en que se conmemora el día universal de los Derechos Humanos.

Ha sido una lástima que el Presidente de la nueva administración del Poder Ejecutivo no haya mencionado ni una sola vez en su discurso a los derechos humanos -entre otros olvidos intencionados- y sólo haya mencionado lo humano como “recursos”.

El frente de partidos que deja el gobierno tuvo en tres gestiones una gran oportunidad para desmontar la herencia neoliberal y, si bien avanzó en algunos aspectos, no supo, no pudo o no quizo según los casos, desmontar esa herencia y avanzar en un proceso de emancipación nacional y social como sí sucedió en otros países de la región. Su discurso muchas veces contrastaba con sus actos y alianzas (corporaciones mineras, del agro, petroleras y financieras), mientras consolidaba un estilo de confrontación y polarización que le fue quitando apoyo en ciertos sectores sociales, culminando en el primer balotaje de la Argentina.

Luego de esto, a pesar de haber perdido, el FPV no ha hecho pública ninguna autocrítica de por qué pasó lo que pasó. Paradójicamente, no haber reconocido ningún error en 12 años puede tener mucho que ver con este desenlace: que por primera vez una coalición de derecha asuma el poder a través de elecciones libres y abiertas.

El pueblo evaluará las decisiones tomadas en base a las promesas de campaña, sus derechos, necesidades y lo que vaya mostrando la realidad. Mientras tanto, lo que vemos en este primer mes, son iniciativas muy preocupantes que atentan contra los trabajadores, las instituciones y derechos básicos para cualquier democracia.

Durante la campaña, la coalición electa “Cambiemos” puso mucho énfasis en respetar las instituciones y la república. Sin embargo, en menos de una semana pisoteó su propio relato republicanista con una aluvión de Decretos de Necesidad y Urgencia, que no tienen nada de necesarios ni de urgentes, con el fin de sortear el debate de nuestros representantes en el Congreso, sabiendo que se puede convocar a sesiones extraordinarias.

No sólo intervino y disolvió organismos creados por ley, sino que quiere forzar la destitución de la Procuradora General de la Nación, cuyo mandato otorgado por el Senado aún está vigente, y ya le ha sacado funciones que representaban un avance institucional.

Hechos que se suman a una medida autoritaria inédita: el nombramiento por decreto de dos jueces en la Corte Suprema de Justicia. Los jueces decretados por un presidente, son jueces del Presidente, sin importar sus currículums. La Venezuela Bolivariana que tanto critica “Cambiemos” nunca hizo algo como eso, sus jueces siempre fueron aprobados por la Asamblea Nacional.

Es indispensable iniciar un proceso amplio y participativo de democratización de la justicia y selección de los magistrados de cara a la sociedad.

En materia de seguridad y derechos humanos, paradójicamente, en el único momento que el Presidente Macri asumió el papel de “defensor de los Derechos Humanos” fue en su primera presentación en el MERCOSUR y no tuvo que ver con la Argentina. Mostrando su alineamiento injerencista, defendió a quienes están presos por salir a quemar edificios en Venezuela para derrocar un gobierno electo democráticamente.

Mientras tanto en la Argentina hay más de 6.843 casos de torturas en cárceles en el año 2014, que el nuevo gobierno tiene que asumir, visibilizar e investigar en base a los informes que hemos elaborado entre la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, la Procuración Penitenciaria de la Nación y el GESPYDH del Instituto Gino Germani de la UBA.

Hacia adentro del país, el Pro quiere subordinar la cuestión social a las políticas de seguridad que, desde esta perspectiva, opera como reproductoras de las desigualdades. Las declaraciones de emergencia en materia de seguridad y penitenciaria, no apuntan a promover un cambio del paradigma punitivo del Estado ni a atacar el delito complejo, sino que mantienen el sesgo clasista, efectista y selectivo del último eslabón de la cadena, mientras pretenden legalizar contrataciones directas en vez de hacerlas con licitación.

La coalición electa también habló mucho de dejar de perseguir al otro por pensar de forma diferente, y lo primero que ha hecho es desguazar la Ley de Medios, con la intención de priorizar la libertad de empresa por encima de la libertad de prensa.

La Ley de Medios no es una Ley K, es de todos los argentinos porque fue amplia y largamente debatida por nuestra sociedad, y porque reemplazó la ley de facto de la última dictadura. Cuando fui a apoyarla en las audiencias nacionales del Congreso reivindicamos el objetivo de desmonopolizar los medios y de democratizar la palabra. Se podrá objetar la forma de instrumentación de la ley, pero en modo alguno se puede aceptar la vuelta atrás con el derecho a la libre expresión. Por eso siempre voy a defender la Ley de Medios y su correcta aplicación. En vez de censurar, los argentinos necesitamos más voces, porque la paz se construye en el respeto a la diversidad y aceptando críticas.

Otra de las banderas de campaña del actual frente de gobierno fue la de Pobreza cero, porque aún persisten graves desigualdades por resolver como los problemas de acceso a la tierra y una vivienda digna y al trabajo. Pero las medidas tomadas en este poco tiempo fueron en sentido totalmente contrario. Entre ellas, se devaluaron los salarios un 45%, se consintieron aumentos en bienes primarios, se suspendieron paritarias y la publicación de estadísticas, bajaron los impuestos a los que más tienen y despidieron masivamente a miles y miles de trabajadores públicos -que puede ser imitado por el sector privado- para imponer miedo. Y mientras reprimen a los que protestan, el Ministro de Economía se pronuncia extorsivamente diciéndole a los trabajadores y sindicatos que deben evaluar si prefieren pedir aumentos o mantener fuentes de trabajo.

El neoliberalismo acarreó la pérdida de la soberanía nacional, privilegió la entrega del patrimonio nacional a mano de las grandes corporaciones extranjeras, mientras aumentaba en el pueblo la marginalidad y el hambre, de la mano de la impunidad política y jurídica de sus artífices. La historia Argentina y del mundo entero nos enseñan que no es conciliable la política “del derrame”, con los derechos y las necesidades del pueblo.

La nueva administración -y sus gerentes de corporaciones o CEOs- debe respetar las instituciones democráticas del Estado, y asumir que su primera obligación es defender y promover los Derechos Humanos y del Pueblo. No debe caer en la soberbia de la “curda del poder” que aleja a muchos funcionarios del camino que deben seguir. Los gobiernos pasan y los pueblos quedan. Los gobernantes deben cumplir sus funciones cómo Servidores del Pueblo, y no servirse del pueblo para sus intereses partidarios y personales.

Debemos hacer memoria para que nos ilumine el presente. El pueblo argentino pasó por etapas dolorosas entre luces y sombras, y asumió la resistencia y la lucha popular para recuperar la democracia, la Verdad y la Justicia. Muchos arriesgamos la vida en defensa de las libertades civiles y los derechos del pueblo. No podemos renunciar a las banderas que nacieron del pueblo y le pertenecen. Quienes luchamos desde siempre, no estamos dispuestos a dar un paso atrás.

– Adolfo Pérez Esquivel es Premio Nobel de la Paz 1980.

LUNES 18 DE ENERO DE 2016 – COMCOSUR
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5) Yanis Varoufakis: «La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo»
Frédéric Koller (Le Temps)
Traducción: Lucas Antón

Se presenta como economista marxista y se distinguió por ser el principal contradictor de Alemania y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, durante la crisis griega. El exministro griego de Economía, Yanis Varoufakis –que dimitió del gobierno de Alexis Tsipras en julio tras el referéndum sobre el tercer plan de rescate–, estaba invitado el martes [8 de diciembre] por la tarde a un TEDGlobal celebrado en Ginebra. FK

—El capitalismo está en crisis, dice usted. Pero, ¿de qué capitalismo estamos hablando, del anglosajón, el alemán, el chino?
—Desde luego, hay muchas formas de capitalismo. Por mi parte, hablo del capitalismo como sistema global, que está en crisis desde 2008. Es la crisis más larga y más seria que hemos vivido desde hace 200 años. Hay similitudes con algunos aspectos de la crisis de los años 1920–1930. Pero los responsables de los bancos centrales son hoy más hábiles a la hora de responder a ella.

—¿Qué es lo que resulta disfuncional?
—Un ejemplo: en los Estados Unidos y en Europa, estos tres últimos meses el montante total de las inversiones se ha elevado a cerca de 34.000 millones. Al mismo tiempo, más de 50.000 millones siguen ociosos sin nada que hacer en el sistema financiero. Por un lado, tenemos una deuda extremadamente elevada ; por el otro, tenemos una enorme cantidad de dinero inutilizado, que no se invierte, que queda en el circuito de las instituciones financieras. Es un derroche extremo, y eso explica en gran medida la situación de Europa. Los bancos centrales han fracasado y están cada vez más lejos de sus objetivos. En Occidente, Japón incluido, hasta un 30% de quienes tienen entre 18 y 50 años está en situación de desempleo. Se trata de una crisis de envergadura para el capitalismo. Se podría seguir con el catálogo. Todo lo que tenía sentido hasta 2008 ya no lo tiene. Tenemos una crisis de inversión, una crisis de deuda, una crisis de ese dinero que está ocioso. Nunca hemos tenido un volumen de ahorro tan elevado en Europa y un volumen tan débil de inversiones. Este es el problema.

—¿Cuál es su remedio? ¿Hay que salir del capitalismo, es reformable?
—La izquierda ha tenido siempre el proyecto de substituir el capitalismo por el socialismo. Ese proyecto murió en 1991. Sencillamente, no estaba en situación de levarlo a buen término. La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo. Puede usted observarlo en Europa. Europa no está amenazada por la izquierda. Hasta un pequeño país dirigido por la izquierda, en el que yo era ministro de Economía, ha acabado por tomar medidas muy conservadoras, simplemente para tratar de estabilizarlo para los bancos. Este diálogo debería haberse producido hace un siglo cuando la izquierda tenía un proyecto para substituir al capitalismo. Pero el socialismo ha muerto. Dicho esto, si esperamos que el mercado obre un milagro y coordine una salida para esta crisis, vamos sin más a fracasar.

—¿Qué hacer?
—La solución no puede venir sólo del mercado, hay que tener a la gente en cuenta. Los mercados están prisioneros de profecías autocumplidas que agravan los problemas. ¿Por qué no hay inversiones? ¿Por qué los inversores, los industrialas, los que controlan esos billones durmientes, temen que si invierten el dinero, no acudirá la demanda que lo haga rentable. Dado que no invierten, no hay demanda, y eso confirma sus expectativas negativas de que no habrá demanda. El mercado no hace más que repetir este esquema. Al mismo tiempo, los estados están paralizados, son incapaces de actuar. Los estados miembros de la zona euro están ya fiscalmente al límite, no pueden pedir pedir más prestado para gastar más. Los Estados Unidos son casi ingobernables con un Congreso que bloquea a la Casa Blanca. China ya está bastante intervenida y no puede hacer ya más. Nos hace falta una coordinación política racional en el plano del G20, sin la cual va a acabar sucediendo algo terrible. En la década de 1930, fue la guerra finalmente la que tuvo como resultado una coordinación de la política de intervención. La innovación tecnológica interviene en el plano de la microeconomía. Esos progresos son a la vez muy prometedores y muy inquietantes. Los nuevos cambios de la productividad y los aparatos que facilitan el trabajo son la clave del futuro. Este puede revelarse sombrío o agradable. La diferencia vendrá de la forma en que nuestros gobiernos, sobre todo en el plano del G20, respondan a los retos.

—El marxista que es usted preconiza una solución política…
—Todo es política. La cuestión estriba en saber si se trata de una acción política racional o no, si está coordinada. Comprar un «ipod», un «smartphone» o un automóvil son actos políticos. El problema con el mercado es que todos estos actos políticos no están bien coordinados. El capitalismo no es duradero, pero la izquierda ha desperdiciado todas las ocasiones que ha tenido, y todos los modelos teóricos, para substituir al capitalismo. Pero el capitalismo – ese es mi lado marxista – es un sistema contradictorio que produce su propia Némesis deconstruyendo el orden social.

—Volvamos a la innovación: ¿cómo hacerla «agradable» a sus ojos?
—Tomemos el ejemplo de las impresoras 3D, una tecnología descentralizada basada en Internet, que va a hacer cada vez más improbable la supervivencia de las empresas que hoy existen. ¿Por qué tenemos necesidad de empresas ? Por razones de constancia y de escala de producción, pero ese se vuelve cada vez más redundante. El modelo de capitalismo de empresas se ve cada vez más minado por los productos de esas empresas. Sabiendo que vamos a asistir a una descomposición del poder de las empresas, la cuestión consiste actualmente en saber qué es lo que va a reemplazarlas. ¿Vamos hacia un escenario de segunda era del maquinismo, con un fracaso masivo en producir suficiente demanda para los productos de estas máquinas o encontraremos una vía en la que reestructuremos la forma en la que mantenemos relaciones entre nosotros y relaciones con las máquinas para producir y compartir la prosperidad que estas tecnologías hacen posible? Es una cuestión política. No se puede resolver por medio de abogados ni por medio de compradores ni de vendedores. Hace falta un esfuerzo por parte de los gobiernos, de los actores del mercado financiero, así como del mundo empresarial. Hay que crerar algo nuevo, y acaso se le llame postcapitalismo. En todos los casos, el tipo de acuerdo que resulte de ello será enormemente inestable.

—¿Cómo explica usted que los Estados Unidos, parangón del capitalismo, sea el país que mejor se ha recuperado desde 2008 siendo a la vez el principal crítico de la austeridad en Europa?
—Los norteamericanos son pragmáticos. No son de los que tiran el dinero. Cuando Richard Nixon se dio cuenta, a finales de las años 60, de que el sistema de Bretton Woods estaba muerto (un sistema inventado por los norteamericanos en los años 40), acabó con él. Los Estados Unidos creen que hay que eliminar lo que ha fracasado. Comprenden que hay que acabar con una deuda insostenible. Entienden que hay que substituir una arquitectura financiera que se ha desfondado. A la inversa, el capitalismo europeo, dado que es bastante más oligárquico, es bastante menos capaz de autocríticas. En el caso griego, los norteamericanos, sean representantes del gobierno o de Wall Street, están completamente de acuerdo conmigo cuando digo que los problemas de Grecia desde 2010 son imputables a los banqueros. No es más que simple sentido común.

—¿Se siente decepcionado por que Alexis Tsipras prosiga la misma política que sus predecesores con un tercer plan de ayuda europea?
—Evidentemente, esa es la razón por la que dimití. Está claro que estoy en contra, pero no quiero personalizar, la política debe seguir siendo civilizada. Este tercer plan es el mismo que el primero o el segundo. Se prolonga la crisis, se ahonda, pretendiendo que se va a resolver pidiendo prestado a los estados banqueros todavía más dinero de acuerdo con condiciones que nos arruinan. Todavía tendrán que pasar diez años para que nos demos cuenta de que esto no puede funcionar.

—Ha declarado usted que la política de austeridad de la que es adalid Alemania se dirigía en realidad a Francia. ¿Qué quiere usted decir exactamente?
—Lo que he dicho es que la implosión de las finanzas mundiales en 2008 ha actualizado las fragilidades de la arquitectura del euro. Las reglas sobre las cuales había acuerdo eran imposibles de respetar, pues estaban mal concebidas. Antes que plantearse la cuestión de qué nuevas reglas necesitamos para que funcione, Europa se ha quedado en la negación. Fue el primer periodo durante el cual Bruselas, Frankfurt y Berlín trataban sólo de apagar un incendio. Fue una simple gestión de crisis. Más recientemente, el Banco Central Europeo, gracias a Mario Draghi, que es el operador más hábil de Europa, ha logrado contener los incendios con un cierto éxito. Eso permite ganar tiempo. Los políticos empiezan a reflexionar. París y Berlín están de acuerdo en mejorar la arquitectura, hay una necesidad de unidad política a causa de la unión monetaria. Pero hay una diferencia de importancia en lo que se refiere a saber qué tipo de unión política es necesaria: los franceses quieren bastante más reciclaje de los superávits de la zona euro hace aquellas partes que son deficitarias, los alemanes quieren más disciplina. Hay un conflicto directo. En esta lucha a Grecia se le ha reservado el papel de laboratorio. ¿Por qué este desorden? Puesto que su relación es problemática, su diálogo no progresará.

—¿Va a terminar por imponerse la salida de grecia del euro [Grexit]?
—No. Jamás he apoyado el «Grexit» ni he utilizado este argumento como mercadeo. Hace años que digo que no debíamos haber entrado en el euro. Pero desde el momento en que estamos dentro, hay que resolver el problema. Creo por contra que deberíamos proceder a una suspensión de pagos de nuestra deuda. Cuando se tiene una deuda insostenible, lo que no se puede pretender es que se puede gestionar. Habría que volver a poner en solfa un acuerdo que no funciona, según todas las evidencias.

—Hoy saluda usted el valor de la señora Merkel en su gestión de la crisis de los refugiados…
—Nada me regocija más en principio que ver a un oponente político que hace algo bueno. Creo que es mi deber transmitir mis felicitaciones a la señora Merkel. Ha estado absolutamente brillante al dar pruebas de humanismo en un universo sombrío.

—Berlín dice que puede mostrarse generoso porque el presupuesto del estado está controlado. ¿No le da eso la razón a su gestión económica?
—Eso no tiene nada que ver con el presupuesto. ¿Por qué habría que tener un presupuesto equilibrado? Las familias deben tener un presupuesto equilibrado, pero eso no sirve de nada en el caso de un país. Los Estados Unidos no han tenido jamás un presupuesto equilibrado desde su revolución. Lo que hace falta es un presupuesto duradero. Los estados no tienen que reembolsar su deuda, todo lo que tienen que hacer es refinanciarla. Mientras dirijas una política fiscal responsable y crezca tu PIB, se puede mantener un poco de déficit. Si Merkel tuviera un déficit superior al 3%, ¿habría hecho regresar a los refugiados, les habría cerrado las fronteras al acercarse? No lo creo.

—Suiza ha puesto fin al secreto bancario. ¿Qué piensa usted de la cooperación entre Berna y Atenas en materia de intercambio de información fiscal? ¿Está usted satisfecho de cómo se desarrolla?
—No. Queda mucho por hacer. Yo tenía muy buena relación de trabajo con mi homóloga suiza [Eveline Widmer-Schlumpf] y estaba dispuesto a cooperar con aquellos griegos que hicieran una declaración voluntaria de sus cuentas en Suiza. Pero hubiera querido que la transparencia anunciada para 2018 se aplicara desde ahora. A todo el mundo se le dice que la transparencia se la ha impuesto a Suiza la Unión Europea. ¿Por qué no aplicarla inmediatamente ? Habría sido estupendo que mi ministerio –mientras era yo ministro – hubiera tenido acceso a los datos de los ciudadanos griegos, al montante de sus haberes en los bancos suizos. Eso habría facilitado la persecución de los defraudadores y ayudado a nuestro presupuesto. Esto nunca llegó a suceder, nunca. Suiza podía haberlo hecho mucho mejor.

—Según sus informaciones, ¿cuánto dinero griego hay en las arcas suizas?
—No lo sabemos.
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Yanis Varoufakis exministro de Finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Fue recientemente profesor invitado en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada.

LUNES 18 DE ENERO DE 2016 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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