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LA RADIO COMO DISPOSITIVO INTEGRADOR Y GENERADOR DE BUENAS PRÁCTICAS – comcosur al día 2178 – 01.08.2018

COMCOSUR AL DÍA / AÑO 19 / Nº 2178 / Miércoles 01.08.2018

1) La radio como dispositivo integrador y generador de buenas prácticas /Amanda Muñoz.
2) Continúa la presión del capital inmobiliario /Gustavo González
3) Declaraciones de Alejandro Nario ¿Una maravillosa contaminación? /Luis E. Sabini Fernández
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COMCOSUR AL DÍA / AÑO 19 / Nº 2178 / Miércoles 01.08.2018

1) LA RADIO COMO DISPOSITIVO INTEGRADOR Y GENERADOR DE BUENAS PRÁCTICAS

Amanda Muñoz, La Diaria, 30 de julio de 2018

Radio Espika y Radio Vilardevoz son materia de estudio de dos tesis de la Maestría en Psicología Social.

Dos psicólogas, dos proyectos radiales a explorar y dos tesis de maestría por hacer. Así iniciaron, hace cuatro años, Mónica Giordano y Belén Itza un proceso que terminó a mediados de junio, con la defensa de sus tesis de Psicología Social. “Al mundo le falta un tornillo. Procesos de salud y transformación social en la radio comunitaria Espika FM”, tituló Giordano su tesis, y “Alteraciones y movimientos. Estrategias de incidencia de Radio Vilardevoz en la construcción de nuevos imaginarios para la locura en Uruguay”, tituló Itza la suya.

Tanto Itza como Giordano son “investigadoras implicadas”, porque ambas forman parte del proyecto de Radio Vilardevoz; aun así, o justamente por eso, se arriesgaron a elegir un objeto de estudio que no les era ajeno. Las dos querían trabajar en algo “que aportara al desarrollo de un campo de problemas”, cuenta Itza; Giordano acota que ese “entrecruce de campos” les permitió generar “un marco referencial de análisis en el que se situaron ética y epistemológicamente”.
Viejos y nuevos imaginarios

Itza centró su tesis en la dimensión comunicacional del proyecto de Radio Vilardevoz desde 1997, cuando comenzó, hasta 2014. Distinguió tres períodos. El fundacional, que se extiende desde 1997 a 2001, tiempo en que “fue muy importante aferrarse a la comunicación como derecho humano para poder salir del lugar del loco como alguien que no tiene nada para aportar, decir y ser escuchado”, plantea la tesis. El segundo, de 2002 a 2011, en el que la radio desarrolló “redes de legitimación social”, desplegó estrategias de incidencia –como la distribución de microprogramas y la salida al aire con fonoplateas abiertas– y generó alianzas con otros movimientos. El tercero, de 2011 a 2014, en el que la radio se consolidó “como un medio que es referente para diversos actores”, “una herramienta de construcción política”, en el que desarrolló estrategias de incidencia, como campañas y la construcción de una agenda especializada en salud mental. Para todo esto, Itza analizó las apariciones de Vilardevoz en la prensa, que aumentaron a lo largo de los 17 años y que reflejan desde un interés inicial por la novedad que significó tener una radio en un hospital psiquiátrico –el Vilardebó– hasta considerar el medio un referente en materia de salud mental, que instala “la demanda sobre las condiciones de atención y la creación de la ley de salud mental”, planteó.

Itza investigó sobre los imaginarios de la locura: “A partir de viñetas de prensa, de literatura, construí una categoría que se llama ‘Paisajes imaginarios de la locura en Uruguay’”. Dijo que algunas de esas imágenes “traen a la locura como una cuestión salvaje, animal”, plantean la cuestión de la peligrosidad, se relacionan con el abandono, y “hay algunas particularidades que tienen que ver con la locura rioplatense, la nostalgia”. Itza halló que “Vilardevoz instala nuevas imágenes para la locura”. Por un lado, desdibuja las fronteras entre el adentro y el afuera con fonoplateas abiertas –se puede entrar y salir del hospital–, desembarcos en los barrios y otras actividades. “Irrumpe con una nueva imagen de los locos viajando, las marchas, la idea de la audacia, de somos pocos en la calle, pero parece como que fuéramos un montón ocupando el espacio”, relató. Por otro lado, señaló que “Vilardevoz retoma imaginarios de la locura que tienen que ver con lo del loco y la fiesta, el humor y la denuncia, con cierta ironía, de muchas situaciones”. Agregó que se trabaja “instalando alegría donde muchas veces hay tristeza” por medio de las fiestas antimanicomiales, por ejemplo, y creando nuevas imágenes relacionadas con “la locura colectiva, de ya no pensar al loco solo y abandonado” sino en “condiciones colectivas sociohistóricas de producción de la locura y de la enfermedad mental. Devolver este problema a la sociedad posibilita movimientos de ambos lados, pensar que la salud es un derecho y reivindicar, también, la locura y la salud como un derecho”, expresó. “Los imaginarios de la peligrosidad, del salvajismo, del miedo, del abandono siguen muy enquistados. Entonces, la emergencia de estas nuevas imágenes nos permite pensar que hay transformaciones que son posibles”, remató.
Integración

La Espika FM nació en 2003 y está ubicada en la ciudad de Santa Lucía (Canelones), localidad que tiene un vínculo cotidiano con la locura, por estar a cuatro kilómetros de las colonias psiquiátricas. Giordano eligió a la Espika porque estaba interesada en conocer cómo se trabaja la integración de personas con padecimientos psíquicos, pero tuvo que ampliar la mirada al ver que la experiencia “trascendía la posibilidad de pensar la integración de las personas con problemáticas en salud mental”. Aseguró que tanto la Espika como Vilardevoz “se pueden considerar espacios que son integradores de por sí y que generan efecto de transformación y de salud colectiva en cualquier persona”
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¿De qué forma la Espika es un espacio de salud? Giordano respondió: “Es un espacio que ellos mismos, y sobre todo aquellas personas que han tenido experiencias con lo psiquiátrico, definen como un espacio sanador, donde uno va a encontrarse con otros, donde se tiene un espacio de pertenencia, donde lo que prima es la bienvenida. Es un colectivo y un espacio que integra con la persona como es, con la mochila que trae, respetando la singularidad y haciendo énfasis en la persona como un sujeto”. Destacó, además, que el espacio no encasilla a quienes se acercan en determinados diagnósticos: “A la persona que se acerca al colectivo no se le pregunta mayor cosa que tener la voluntad de participar, aportar y respetar la lógica colectiva que ellos quieren imponer: lo colectivo sobre lo individual, lo humano sobre lo económico. Ellos parten de un proyecto político comunicacional que tiene principios, y esos principios son los que guían y permiten generar procesos de salud, porque se plantean vínculos horizontales donde los liderazgos existen, pero en la medida en que se pueden ir construyendo entre todos. Hay un respeto por el otro como sujeto y con un rescate de las capacidades; en otros espacios no existe esa valoración”, señaló.

Giordano define a la Espika como “un colectivo que no estigmatiza, que no excluye, que no le tiene miedo a la locura. Es un espacio abierto, democrático, en el cual te tenés que hacer protagonista de tu propio proceso, y a partir de ahí encontrar un sentido y volver a tener la utilidad social que te quitaron por tener un diagnóstico y por quedar en un lugar de enfermo mental. Ese es un impacto muy fuerte en la salud de cualquier persona”, subrayó. Agregó que se trata de un colectivo que cuestiona el concepto de “normalidad” por entender que todos tenemos una dosis de locura y “que al mundo le falta un tornillo”.

La investigadora afirmó que dispositivos como este se pueden replicar en cualquier lugar del país. “Lo importante es que este colectivo, sin siquiera tener profesionales de la salud mental ni el objetivo específico de trabajar para la integración de personas con problemática en salud mental, lo hace de hecho. Pero además porque no tiene ningún tipo de vínculo con lo médico sanitarista, está totalmente por fuera de esa lógica, está inmerso más en la lógica comunitaria del encuentro, en la cercanía con los otros porque son vecinos, hermanos, familiares, porque son pareja, porque son del barrio”, expresó.

Amanda Muñoz, La Diaria
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 01 DE AGOSTO DE 2018
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2) CONTINÚA LA PRESIÓN DEL CAPITAL INMOBILIARIO

Por Gustavo González, La República, 27 de julio de 2018

En varios artículos me referí a la ley mal denominada en primera instancia de “vivienda de interés social”. Luego le cambiaron el nombre, pero lo peor de la ley sigue en pie. En ella se encuentra la total exoneración de todo tipo de impuestos para las empresas constructoras, que aprobó por unanimidad el Parlamento Nacional en su momento.

Pero en estos días leí con preocupación que parece que los promotores privados y las empresas constructoras, han planteado a Mujica y Topolansky su disconformidad con los topes que puso la ministra de Vivienda a dicha construcción de viviendas para este Programa.

Amenazan sin ningún tipo de pudor que si no se les quitan los topes, no invertirían más y que tienen capitales para hacerlo pero exigen que se les quite los topes que al Mvotma les puso el año pasado.

Es decir que no contentos con todo lo que se les entregó, pretenden tener aún más beneficios.
Así es el capital, exige, presiona y lucha permanentemente por sus intereses. El gobierno en su conjunto ya demostró su debilidad cuando aprobó la ley, la cual solo beneficia en dinero cantante y sonante al capital de la construcción, quienes además construyen para sectores medios y medios altos.

En realidad una buena señal sería que esta ley que solo beneficia al capital, debería ser derogada lisa y llanamente.

Por su parte los trabajadores cooperativistas luchan en las calles para que efectivamente se baje el interés de los préstamos, para todas las Cooperativas a las cuales se les otorgaron sus préstamos aumentando el interés del 2% al 5,22%, a partir de la reglamentación de 2008. Con lo cual sus cuotas de amortización se han encarecido notablemente.

Aquí hay una clara violación a la Ley Nacional de Vivienda aprobada en 1968 aún vigente, en la que se estipulaba con claridad el 2%.

Increíblemente una reglamentación interna tiene más fuerza que la propia ley. El gobierno debe de tener claro de qué lado se coloca en el tema, o favorece a las familias trabajadoras o sigue subsidiando al gran capital

Gustavo González, La República
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 01 DE AGOSTO DE 2018
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3) DECLARACIONES DE ALEJANDRO NARIO
¿Una maravillosa contaminación?

Luis E. Sabini Fernández

En recientes declaraciones Alejandro Nario, director nacional de Medio Ambiente de nuestro país expresó que “el plástico es una pandemia mundial”. Una afirmación certera que desnuda uno de los roles básicos de los productos plásticos.

Nos dice que “el 90% del agua que se toma a nivel global contiene microplástico”. Tanto potable como mineral
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Hasta aquí, las apreciaciones de Nario son comprensibles y compartibles.
Dice luego que “aún es difícil determinar sus efectos en la salud de los seres humanos”. Arriesgada afirmación; desde hace décadas hay investigaciones que han verificado la causante de partículas plásticas en enfermedades de muy diverso tipo (desde alteraciones hormonales hasta malformaciones congénitas).

Nario compara la situación con la del plomo al que “se le reconoció muchas virtudes hasta que se descubrió la plombemia.” Suponemos que se refiere al Uruguay y al escándalo que surgió hace unos diez años, cuando se “descubrió” que el plomo en sangre y huesos afectaba a una enorme proporción de nuestra población.

Pero si hablamos del plomo, hace algo más de 2000 años, su contaminación y efecto nocivo sobre los cuerpos humanos ya se conocía, como “saturnismo”. Médicos romanos comprobaron su presencia entre los trabajadores de las minas de plomo. Y las virtudes eran tan pocas como para que Vitruvio, arquitecto romano a cargo de la canalización de agua corriente para Roma y Pompeya, descartara cañerías de plomo (optó por acueductos de piedra, algunos todavía en pie, y cerámica).

Nario nos cuenta entonces que “con el plástico ocurre un proceso similar; era una salida maravillosa para sustituir el vidrio, porque es liviano y moldeable, pero luego se descubrieron todos los problemas que conlleva.”

Una versión rosa de la historia. Porque el motivo por el cual el vidrio fue desplazado por el plástico no fue por ser algo “maravilloso”, o por su liviandad (real).

Desde el primer momento se descubrió algo ominoso en los envases plásticos: no eran inertes, a diferencia del vidrio, por ejemplo. Los envases plásticos “cedían” partículas a sus contenidos. Y ese proceso −migración− se acentúa ante contenidos grasos o alcohólicos.

Ante el carácter no inerte de los envases plásticos, la industria petroquímica encontró la fórmula salvadora; los “límites de seguridad”: se puede ingerir plásticos pero solo hasta cierto punto, pasado el cual sería dañino y por lo tanto prohibido.

La fórmula que la petroquímica y los envasadores encontraron para ese “enroque” fue el PADI: Packaging Admissible Daily Intake. La dosis admisible de empaque diario. Leyó bien: lo que se puede incorporar, del empaque, a nuestros cuerpos.

Y fue gracias al PADI que los envases plásticos desplazaron, por ejemplo al vidrio, y no a causa de una “salida maravillosa”.

Pero hemos visto, al principio, que Nario ve cierta problematicidad con el plástico. “Pandemia global”. ¿Cómo enfoca nuestro hombre su solución?

Quitándole la gratuidad a las bolsas de plástico: “En el mundo, el cobro de las bolsas plásticas es el método más efectivo.” Y “que el ‘sobreprecio’ se lo quedarán los comerciantes que vendan las bolsas.” Los comerciantes no bregarán por achicar la pandemia; cobrarán por sostenerla (y hasta aumentarla). Es cierto que un sector de la población optará por llevar sus bolsas para ahorrarse unos pesos. Esta política abre en el tiempo dos estilos; los que eviten pagar el sobreprecio de las bolsas llevando sus propios envoltorios y los que se permitan “la comodidad” de seguir como hasta ahora. Cobrar las bolsas, en lugar de combatir “la pandemia global”, la elude. Y si el derroche mengua, será por falta de dinero…

Esa transición de consumo irrestricto a consumo cobrado es para Nario una medida de ayuda a “la industria nacional del plástico”; “hay que darle tiempo para que se reconvierta […], hablamos de miles de puestos de trabajo, no podemos de un día para el otro que la gente quede sin trabajo.” Tanto sentimiento es casi emocionante. Lástima que cuando la industria petroquímica despedazara a la del vidrio ese asunto no se tuviera en cuenta; al contrario, se adujo la bondad de la renovación, la modernización, los adelantos tecnológicos. No solo se desplazó a los envases de vidrio, se acabó con la misma industria del vidrio en el país.

Más adelante Mizrahi abunda sobre el carácter “compostable biodegradable”. No entendemos bien a qué se refiere. Esperemos que no se trate de plásticos oxodegradables; un invento reciente que no biodegrada el plástico pero lo desmenuza más rápidamente, para que pase desapercibido a más corto plazo. En realidad, con la apariencia de solución, es una vuelta de tuerca en contra de la salud ambiental.

Nario se refiere al agua: “Un tema de debate. El agua en envase de plástico cobró prestigio y el agua de la ‘canilla’ se supo que tenía problemas de potabilidad.” Naturalizando una peculiar coyuntura. Si nos referimos al agua potable de Laguna del Sauce del año 2015, es tal como dice Nario. Pero la investigación que WCA (Waste Collection Authority) llevó a cabo en Gran Bretaña en 1997, ofrece un resultado muy distinto. Dado el auge entonces del consumo de agua en botellas plásticas, hicieron una investigación sobre costos y niveles bacterianos. Estimaron que el consumo de toda la vida de agua de la canilla de un habitante era de casi 30 libras esterlinas; el mismo consumo usando botellitas de plástico era de algo más de 20.500 mil libras esterlinas.
Sanitariamente, el agua corriente ofrecía una calidad del 99,7% respecto de presencia bacteriana.

El agua embotellada arrojó un 98% de aprobación.

Así que si el agua embotellada “cobró prestigio” pudo deberse a no examinar su calidad, o a que el agua del circuito público uruguayo, de la canilla, se deterioró marcadamente.

Mientras, el municipio romano de la Roma actual, del s XXI, asegura la calidad del agua de todas sus fuentes para que el habitante romano pueda saciar su sed con confianza en plazas públicas evitando andar con su agua a cuestas y, sobre todo, para no recargar los desechos de la ciudad con una cantidad multimillonaria de envases vacíos, gastados, inútiles… y no biodegradables.

Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 01 DE AGOSTO DE 2018
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. Carlos Marx
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