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LOS SECRETOS DE LAS ELECCIONES ESTADOUNIDENSES

MUMIA:

1) Basurización

2) Cuando tiembla el centro del mundo

3) Noam Chomsky: "Incluso si no gana, Trump será muy peligroso"

4) Los secretos de las elecciones estadounidenses
John Pilger entrevista a Julian Assange

COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 798 / Miércoles 9 de Noviembre de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán

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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es tarea central.” — Emir Sader
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1) Basurización
Juan Guillermo Tejeda (El Mostrador)

Podemos llamar "Basurización" al procedimiento consistente en tirar, los poderosos, basura y acusar de corruptos precisamente a quienes intentan denunciar y desmontar el basural corruptísimo del poder. Para eso usan a sus medios controlados y a periodistas mercenarios. Le están aplicando el procedimiento a Camila Vallejo, han tratado con Giorgio Jackson y con Boric. Y seguramente que van por Sharp. Es lo que se ha hecho en España con los jóvenes líderes de Podemos.

El espectáculo divierte a las masas y las hace desistir de sus ilusiones por limpiar la vida política, abochornando a los acusados y afirmando la idea de que el ambiente natural de la humanidad es una pocilga y que ahí es preciso continuar. Pinochet se soltó en una ocasión el bigote comentando informes que le traían sus sistemas de espionaje: hay uno de esos señores políticos que habla, habla, habla… y otro (se refería creo que Viera-Gallo) que también tiene su yayita. ¿Quién no tiene su yayita?

En efecto, como bien lo analiza Owen Jones en su libro El Establishment, funciona en el Reino Unido, y evidentemente en todos los demás países, un servicio integral de descrédito de quienes amenazan a las posiciones del poder. ¡Basurizamos a quien sea! El sistema parte por los colegios de elite, son entre cinco y diez, a los cuales es preciso pertenecer para asegurarse luego un puesto entre los mandamases y para gozar de un baño protector como el de Aquiles. No es que otros no puedan llegar a parlamentarios, CEOs, ministros, altos cargos, sino que, como no están bañados en el chocolate de la elite, lo tienen más difícil y estarán siempre más inseguros en sus puestos.

Luego están los medios de comunicación, periódicos, radios y canales de TV, concentrados en manos de cuatro millonarios. Por ahí la realidad aparece a veces, es una especie de atmósfera modificada. Permiten que existan algunos otros medios, para que no digan, pero la percepción pública, la agenda, los valores y convicciones compartidos son los que marca ese concentrado central. Sus dueños veranean juntos, se casan entre sí y se compran el mismo color de calcetines.

Después están las empresas sofisticadas que asesoran en imagen, hacen lobby y son capaces de modificar la percepción pública sobre cualquier cosa. ¡Oh, Correa! En Chile tenemos a una parte importante de los parlamentarios investigados o imputados por corrupción, pero el hecho no parece tener trascendencia alguna: allí hay alguna de esas empresas trabajando con la debida intensidad y astucia. Muchos odian la corrupción pero –milagro, milagro– siguen votando por partidos y parlamentarios corruptos. Y para saber en qué consiste la realidad se informan en medios corruptos. Hay como un sentido familiar en esta pertenencia que incluye pertenecer a verdades que sabe uno que son mentiras asquerosas, es que, loco, la vida es ardua.

Nos gusta considerar que la corrupción es cosa de un alcalde o de una diputada, so asquerosos, porque son políticos, que es una profesión un poco rara, es cierto. Pero no habría corrupción si no hubiera corruptores, sin maquinarias de corromper. Los senadores corruptos por las empresas pesqueras o las mineras son modestos empleados de aquellos emprendimientos. Admiramos a los corruptores y despreciamos a los corruptos. Al menos los corruptores no se avergüenzan de sus corrupciones, son en verdad parte del negocio en un mundo competitivo e infiltrado por ideas destructivas.

Finalmente, hay empresas o servicios que se dedican a investigar a alguien que se les cruza en el camino, y lo destrozan. Siempre encontrarán algo. Una cuñada, un préstamo, una casa, un hijo, un asunto erótico, una boleta mal hecha, lo que venga. Inicialmente de esas personas no se habla, como que no existe. Cuando se habla es para destrozarlas.

La basurización consiste en investigar a fondo y milimétricamente a quienes denuncian al poder hasta encontrar algo y denunciar el hecho a los cuatro vientos. Allí se alzan entonces, con una infatuación casi erótica –ohhh, ousss, au, auuuuhhh, mmmm––, las voces del populacho, y es que el populacho, según en qué deliciosos momentos, somos todos. Nadie se salva de lo corrupto, nadie deja de alegrarse por lo corrupto. Nada hay puro en esta vida. Todo está mezclado. Es más, la vida misma se propaga solo a través del cruce, de la penetración, del intercambio de secreciones, de la polinización…

Denuncian a uno que roba y estamos todos muy contentos, pero, a poco andar, revisando, nos damos cuenta de que a lo mejor en nuestra casa o en nuestra tribu o en nuestra billetera las cuentas no están tan, tan, claras. Entonces aparece el zorro enmascarado a denunciar a los denunciantes, y no puede haber felicidad tan grande. Todo está podrido. Todos mienten. El mundo es un asco. Hay una mirada brillante y una sonrisa luminosa que saludan a esta convicción tibia y pantanosa. Somos puros, y somos mezcla. No podemos evitarlo.

El estado de transparencia global en que vivimos permite a Google trazar un bonito mapa de nuestros movimientos del día de ayer (y del último mes, el año pasado, etc.) gracias al seguimiento satelital de nuestros celulares. Antes se recolectaba información sensible, hoy los grandes vigilantes lo recolectan todo: historiales de búsqueda, conversaciones telefónicas, compras, cuentas bancarias, viajes, contactos personales, opiniones, amigos Facebook… Es fácil, si cuentas con algunos recursos, acceder a la historia privada o privadísima de cualquiera.

Las dos acusaciones que más tocan al honor de las personas son el dinero y lo erótico. Todo es bueno si sirve para demostrar que tal senador es un pervertido o ese alcalde un ladrón. Hay que ver solo el aspecto destruido de quienes son acusados para comprobar la eficacia de estos recursos. De acuerdo, campeoncito, investiga, denuncia lo que quieras, que dentro de unos meses te va a tocar a ti.

Aunque también a veces basta una acusación de frivolidad, por ejemplo, el uso de un palacio municipal para celebrar la boda del sobrino –caso de Josefa Errázuriz– y su amplia difusión en los medios. ¿No eras de izquierda, nena? ¿Qué te pasó? La basurización tiene como objeto no tanto hacer justicia, sino apagar el aura de algún nuevo dirigente, matarle el carisma. El abuso de poder (todos tenemos algún poder, todos podemos usarlo mal) es una acusación emergente. Un empleado, una vendedora, un profesor, una dueña de casa, un funcionario público, todos pueden usar mal su poder y ser basureados en las redes sociales.

La basurización enfrenta de igual a igual a ciudadanos con holdings, a personas individuales con poderosos conglomerados de opinión, a dirigentes juveniles con multinacionales. Siempre ganan los grandes, por paliza. Hay un informe desclasificado de la CIA donde aparece una frase sobre Allende diciendo que es imposible corromperlo. No importa. Publicaron, tras su muerte, en El Mercurio y en La Tercera, que acaparaba whisky, que hacía ejercicio en una máquina para adelgazar cintura y que entre los objetos encontrados en las dependencias del GAP en Tomás Moro se encontraron unos "denominados consolador". La basurización no se detiene ante nada.

MIÉRCOLES 9 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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2) Cuando tiembla el centro del mundo
José Natanson (Le Monde Diplomatique)

La historia está cargada de acontecimientos inesperados, y aunque en las miradas retrospectivas es fácil identificar los procesos que les dieron forma, porque los quiebres históricos siempre son resultado de un desarrollo previo y porque todos somos más inteligentes con el diario del lunes, lo cierto es que a menudo se desploman sobre nosotros con la fuerza repentina de una tormenta tropical. De la Revolución Rusa al 17 de octubre, de Pearl Harbor al Cordobazo, el siglo XX es generoso en este tipo de sucesos imprevistos. La novedad es que ya no se originan en una explosión social o una invasión extranjera sino bajo las instituciones de la democracia electoral: el Brexit, la candidatura de Donald Trump y el ascenso de la ultraderecha europea son expresiones de esta tendencia.

La explicación general quizás pueda rastrearse a la impotencia social que produce el impacto convergente de tres fuerzas poderosísimas. La primera, a su vez condición de las otras dos, es la globalización financiera, con todos sus efectos en términos de contracción industrial, consolidación de núcleos de desempleo estructural e incremento de la desigualdad. Los datos son impresionantes: las 28 instituciones financieras de importancia sistémica manejan unos 50 billones de dólares, contra un PBI mundial de unos 75 billones. Cada una de ellas dispone en promedio de 1,8 billones de dólares, contra por ejemplo un PBI de Brasil de 1,5 billones. Bajo las nuevas condiciones del capitalismo global, la forma principal de apropiación de riqueza ya no reside en la producción o el comercio de ciertos bienes o servicios sino en la especulación con finanzas, que, como sostiene Joseph Stiglitz, sirven menos para inyectar dinero en las empresas que para extraerlo de ellas. En palabras del sociólogo brasilero Ladislau Dowbor, es la cola la que mueve al perro (1).

La segunda fuerza incontrolable son las migraciones. Alrededor del 3,1% de la población mundial, unos 230 millones de personas, viven hoy en países diferentes al de su origen (2). Tan antiguas como la humanidad, las migraciones aumentan pero no registran una explosión desproporcionada como la ocurrida por ejemplo luego de la Segunda Guerra Mundial. Más cuali que cuantitativa, la novedad parece radicar en el hecho de que las nuevas tecnologías les permiten a los migrantes conservar los lazos con su patria: lejos del italiano que se despedía para siempre del pueblito que lo vio nacer, cruzaba el Atlántico y se argentinizaba, los migrantes preservan hoy –vía Skype, vuelos baratos y noticias al instante– al menos parte de su cultura y su modo de vida, lo que los dota de una “visibilidad étnica” que pone en jaque el viejo ideal asimilacionista.

El tercer factor es el terrorismo. Tampoco es nuevo, por supuesto. Pero su fase actual está determinada por la imposibilidad de una solución negociada, que en el pasado era difícil pero no imposible con organizaciones como, digamos, el ETA, el IRA o las FARC, y que hoy resulta sencillamente inimaginable con grupos como Al Qaeda o el Estado Islámico, cuyo objetivo es imponer el califato mundial. Contra ellos, sostiene el historiador Patrick Boucheron (3), la única alternativa es la guerra de exterminio. Pero además, a la luz de los últimos casos registrados en Francia y Estados Unidos, el terrorismo es cada vez más local y cada vez menos importado, sus causas anidan más en las sociedades nacionales que en los invasores venidos de afuera, lo que fortalece la sensación de amenaza permanente, la aterrorizante percepción de convivir con el peligro que tan rápidamente está corroyendo a las buenas conciencias occidentales.

Obviamente interrelacionadas, la globalización financiera, las migraciones y el terrorismo se presentan ante los ciudadanos, sobre todo del primer mundo, como fuerzas poderosas imposibles de enfrentar, como tendencias incontestables situadas fuera de su control. No es difícil imaginar la mezcla de frustración y bronca que esto genera en personas que desde hace medio siglo se han acostumbrado a vivir en condiciones de relativo bienestar y a salvo de cualquier catástrofe.

Algo muy importante está ocurriendo en el centro del mundo, algo que resulta difícil de capturar analíticamente pero que se hace cada vez más evidente. Quizás el mejor paralelismo, con las distancias oceánicas del caso, sea la República de Weimar, que también se agitaba por la impotencia social ante fenómenos percibidos como ajenos, la angustia ante el avance de la crisis económica y una creciente pérdida de confianza en las instituciones políticas. La transformación social acelerada caracteriza ambos períodos: si en los años 30 los cambios eran consecuencia de la Primera Guerra Mundial, que propició, entre otras cosas, la incorporación de la mujer al mercado laboral, hoy la mutación es resultado del impacto económico de la globalización: el empleo industrial en Estados Unidos, por ejemplo, cayó 30% en los últimos quince años, afectado por la incorporación tecnológica y la deslocalización (4). Como no tiene mucho sentido enojarse con las computadoras, resulta hasta comprensible que los trabajadores desplazados se enfurezcan con los mexicanos.

O que mueran. Una impactante investigación de los economistas Angus Deaton y Anne Case revela que los hombres blancos adultos con bajo nivel de escolaridad (conocidos como white trash) conforman el único grupo social estadounidense cuya tasa de mortalidad, en lugar de descender como sucede con los latinos, los negros y los universitarios, aumenta, hasta casi duplicar al promedio (5). Las causas principales son, en orden de importancia, el suicidio, el alcoholismo y el abuso de analgésicos. Paradojas de la historia, se trata de la generación del baby-boom, concebida en el clima de optimismo posterior a la Segunda Guerra, que hoy protagoniza un vuelco demográfico en sentido negativo pero igual de espectacular: si su tasa de mortalidad hubiera seguido al promedio, hoy habría 500.000 white trash más en Estados Unidos. La cifra equivale a los muertos por SIDA.

Retomando el hilo del argumento, parece natural que en este clima de no-futuro las sociedades oscilen entre la apatía nihilista, el furor militante (vivimos tiempos de Bernie Sanders, Jeremy Corbin, Podemos) y el apoyo desesperado a la extrema derecha. Si lo mejor que tiene para ofrecer el Partido Demócrata es una ex secretaria de Estado millonaria financiada por Wall Street, si cada vez resulta más difícil distinguir al socialismo francés de la derecha, si, como sostiene Slavoj Žižek (6), la salida ante la crisis europea se limita a elegir entre el modelo anglosajón (adaptarse sin más al capitalismo global) o el modelo franco-germano (salvar lo que sea posible del Estado de Bienestar), ¿por qué no optar por algo distinto, pero total, completa, absolutamente distinto? ¿Por qué no votar No cuando todos recomiendan votar Sí, apoyar el Sí cuando el consenso apunta al No? Como en Weimar, cada día se amplía un poco más la distancia entre un pueblo que sufre y no termina de entender lo que ocurre –ni por qué ocurre– y una elite cosmopolita y ultravanguardista que parece vivir en otro planeta.

Sin embargo, el panorama no es el mismo en todos lados. América Latina atravesó problemas parecidos hace una década pero logró, con todos sus enormes déficits, dejarlos atrás. Los datos del Latinobarómetro, que viene midiendo de manera sistemática la confianza de los latinoamericanos en las instituciones políticas, revelan que entre 2002 y 2003 se registraron niveles mínimos de apoyo (13% de confianza en los partidos políticos, 21% en el Congreso y 28 en el Gobierno) y que a partir de allí comenzaron a recuperarse, alcanzaron su pico en 2008 y luego descendieron levemente (hoy la confianza es del 20% en los partidos, 37 en el Congreso y 34 en el Gobierno).

Habrá entonces que reconocerles a los gobiernos del giro a la izquierda que no sólo lograron mejorar la distribución del ingreso sino también inyectarle vitalidad a un conjunto de democracias que al final del largo ciclo neoliberal se arrastraban exhaustas al borde del knock out. En otras palabras, que nuestros criticados populismos pueden haber contribuido a tensionar las instituciones y en algunos casos amenazar la estabilidad económica, pero que también ayudaron a relegitimar la democracia, en un reencuentro entre sociedad y política que resultó más notable en los países que experimentaron un giro más radical de orientación político-económica, como Argentina o Ecuador, o incluso un recambio de elites, como Bolivia y Venezuela, que en aquellos con gobiernos más serenos. Por si hacía falta, la experiencia latinoamericana reciente confirma que la clásica distinción entre democracias jóvenes y maduras carece de sentido.

Concluyamos señalando que las respuestas a las fuerzas de la globalización apenas se están esbozando. De hecho, los esfuerzos para encarar los desafíos globales mediante iniciativas coordinadas resultan ineficaces y tardíos, como demuestra la decisión de Estados Unidos y Suiza de no suscribir el mecanismo de intercambio automático de información financiera del G-20, el desesperante empantanamiento del conflicto sirio y la desresponsabilización europea ante la ola de refugiados. Frente a esta parálisis aparecen pocas alternativas, entre las que se destaca el camino siempre original de los países nórdicos que, sin embargo, son más una excepción que una regla: cada vez más los ciudadanos se inclinan por una agenda de soluciones nacionales, desde la xenofobia de Viktor Orban y Marie Le Pen (“Francia para los franceses”) al giro proteccionista de la campaña electoral estadounidense, de la demagogia de Boris Johnson a la improbable propuesta de la izquierda española de renegociar los tratados europeos.

En este contexto, el gran desafío consiste en alejar las interpretaciones filo-fascistas y transformar en una perspectiva progresista el reclamo de recuperar al Estado-nación como herramienta efectiva de intervención pública, repatriar el poder político, reestatizar la democracia.

1. “El capitalismo cambió las reglas, la política cambió de lugar” (disponible en www.nuso.org).
2. Datos de la Organización Internacional para las Migraciones.
3. La Nación, 10-7-16.
4. dfc-economiahistoria.blogspot.com/2010/07/la-economia-de-usa-crisis-y-destruccion.html
5. “Rising morbidity and mortality in midlife among white non-Hispanic Americans in the 21st Century”, en PNSA, Vol. 112, N°49 .
6. La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror, Anagrama, 2016.

MIÉRCOLES 9 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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3) Noam Chomsky: "Incluso si no gana, Trump será muy peligroso"
Antonio Baquero (El Periódico)

El lingüista y filósofo estadounidense advierte que los seguidores del magnate están acumulando armas y que, si su candidato pierde, conciben el día después de los comicios como un día de rabia

Referente intelectual a nivel planetario en la denuncia de los abusos de las grandes multinacionales y de los excesos de la maquinaria militar de EEUU, el lingüista y filósofo Noam Chomsky ha aterrizado este sábado en Barcelona para realizar una conferencia sobre los refugiados, invitado por el Instituto sobre Globalización, Cultura y Movilidad de la Universidad de Naciones Unidas (UNU-GCM). Ediciones B acaba de publicar también su último libro, '¿Quién domina el mundo?'. A sus 87 años, reconoce la inquietud que le produce Trump, tanto si pierde como si gana.

-¿Como lingüista qué impresión le producen los discursos de Donald Trump y Hillary Clinton?
-No es una cuestión de lingüista. Personalmente no me gusta ninguno de los dos. Y creo que Trump sería un desastre. Pero el hecho es que si miran cómo se desenvuelven en televisión, verán que Trump suele hablar de asuntos que le importan a la gente a la que él se dirige. Habla su lenguaje y actúa como si fuera a obrar para defender sus intereses sobre lo que a esa gente le preocupa: el comercio, el trabajo, la inmigración.

-¿Y Clinton?
-Clinton dedica buena parte de su tiempo solo a atacar a Trump personalmente. Que no está capacitado para ser presidente, denuncia su modo de actuar… El modo de desenvolverse de Clinton no es muy bueno. Lo más grave es que ninguno de los dos habla de los asuntos realmente importantes, ni plantean de qué modo van a enfrentarse a los grandes problemas. Y los medios no están denunciando eso. Solo se atacan el uno al otro pero no nos dicen cómo piensan afrontar los problemas.

-¿Hasta qué punto la cobertura de los medios de todo lo que hace o dice ha propiciado el auge de Donald Trump?
-Ha sido dramático. El foco de los medios ha estado de una forma masiva sobre Trump. No solo Fox News. También aquellos medios que se le oponen. Por ejemplo, una semana, como experimento, miré el ‘New Yorker’, que es una publicación liberal. Y me fijé en las caricaturas. En todas aparecía Trump. Y eso en todos los medios. El jefe de la CBS, cuando le preguntaron por qué dedicaba tanto tiempo a Trump, contestó que Trump ‘era maravilloso para sus audiencias’, lo que suponía más anuncios. Los medios de comunicación son empresas privadas que quieren ganar dinero. Son los medios los que han hecho que la figura política de Trump se convierta en relevante.

-¿Había imaginado alguna vez que alguien como Trump pudiera llegar a ser presidente de EEUU?
-Es una persona que ha llegado sin ningún tipo de pasado político ni de experiencia política. Un hombre de negocios que gana mucho dinero, que pierde mucho dinero. Es un hombre espectáculo, básicamente. Recuerda un poco a Ronald Reagan que, eso sí, era un poco más serio que Trump. Tampoco tenía mucha idea del mundo. Era un actor. La diferencia es que Reagan era un instrumento del Partido Republicano, y del ‘establishment’ y las grandes corporaciones y tradujo sus preocupaciones. En cambio Trump viene de ninguna parte, es odiado por el ‘establishment’.

-¿Qué ha cambiado con Trump?
-Es muy interesante. Si mira en las últimas campañas, en las primarias republicanas, cada vez que aparecía un candidato aupado por la base, y con apoyo popular, solía ser un candidato extremo que, antes o después, era aplastado por el aparato. Hasta ahora, los republicanos habían sido capaces de liquidar a esos candidatos. Con Trump ha sido la primera vez que no lo han conseguido. Y lo que refleja es hasta qué punto la base republicana siente una desafección creciente por el ‘establishment’ del partido.

-¿Por qué esa desafección?
-Lo que ha pasado es que ambos partidos, Republicanos y Demócratas, pero sobre todo los Republicanos, se han ido tan a la derecha, han defendido tanto los intereses de las grandes empresas, que ya no consiguen atraer votos de la gente. El partido ya no es capaz de movilizar a grandes sectores de la población.

-¿Qué capas de la población?
-Por ejemplo, los cristianos evangélicos. EEUU es un país con una sociedad básicamente fundamentalista. Uno de los problemas para concienciar a la gente sobre el riesgo del cambio climático es que el 40% no cree que sea un problema. Y no lo cree porque está convencida de que Jesús va a volver en unos pocos años. También creen que el mundo se creó hace unos pocos miles de años. Y esto son franjas de la población que antes no eran una fuerza política y que ahora sí lo son.

-¿Hay otras causas?
-Sí. Hay una parte de la población blanca que está aterrorizada con la pérdida de la supremacía blanca en la sociedad estadounidense. En 10 o 15 años, la mayoría de la población ya no será blanca. Y EEUU es un país levantado sobre una idea extrema de supremacía blanca. Y perder esta posición dominante desde un punto de vista social y también económico es una conmoción. Además, los éxitos en la lucha por los derechos de las mujeres, o del colectivo homosexual, es visto por una parte de la sociedad como un ataque a su sistema de privilegios, a su sistema de valores, a los valores del sistema patriarcal…

-Y Trump los ha activado.
-Trump ha movilizado esa base social. Trump va a bajar los impuestos a los más ricos y a las grandes corporaciones, va a aumentar el presupuesto militar y va a hundir el sistema público, que no tendrá recursos. Incluso si Trump no llega a ser presidente puede ser muy peligroso. Sus seguidores están acumulando armas, se han convencido de que Clinton va a instaurar la ley marcial, que va atacarles y que tendrán que defenderse. El propio Trump ha hecho circular la idea de que no va a aceptar el resultado. Muchos de sus seguidores piensan que el día 9, el posterior a las elecciones, será un día de mucha rabia. Las fuerzas básicas que han apoyado a Trump no van a desaparecer. Son como la ultraderecha europea. No van a irse de pronto solo porque hayan perdido. Están profundamente arraigadas.

'¿Quién domina el mundo?'
En '¿Quién domina el mundo?' (Ediciones B), el último libro de Noam Chomsky publicado en España, el autor argumenta que el empecinamiento de Estados Unidos -más bien de una élite al margen de cualquier control democrático- en mantener una posición de dominio mundial es un peligro para el planeta. Estos son algunos extractos de su introducción.

"Entre los Estados, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido de lejos el primero entre desiguales y sigue siéndolo. Continúa dictando en gran medida los términos del discurso global en un abanico de asuntos que van desde Israel-Palestina, Irán, Latinoamérica, la «guerra contra el terrorismo», la organización económica, el derecho y la justicia internacionales, y otros semejantes, hasta problemas fundamentales para la supervivencia de la civilización, como la guerra nuclear y la destrucción del medio ambiente. Su poder, no obstante, ha disminuido desde que alcanzó una cota sin precedentes históricos en 1945. Con el inevitable declive, el poder de Washington queda hasta cierto punto compartido dentro del «Gobierno mundial de facto» de los «amos del universo», por usar los términos que utilizan los medios de comunicación para referirse a los poderes capitalistas dominantes (los países del G7) y las instituciones que estos controlan en la «nueva era imperial» tales como el Fondo Monetario Internacional y las organizaciones internacionales que reglan el comercio".

"La gran mayoría de la población, en el extremo bajo de la escala de ingresos/riqueza, se halla, de hecho, excluida del sistema político, y sus opiniones y posturas son pasadas por alto por sus representantes formales, mientras que un pequeño sector en la cima posee una influencia arrolladora".

"En Europa, el declive de la democracia no es menos llamativo, mientras la toma de decisiones en cuestiones cruciales se desplaza a la burocracia de Bruselas y las potencias financieras que esta representa en gran medida. Su desprecio por la democracia se reveló en julio de 2015 en la salvaje reacción a la mera idea de que el pueblo de Grecia pudiera tener voz para determinar el destino de su sociedad, destrozada por las brutales políticas de austeridad de la troika: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en concreto los actores políticos del último, no sus economistas, que han sido críticos con las políticas destructivas".

MIÉRCOLES 9 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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4) Los secretos de las elecciones estadounidenses
John Pilger entrevista a Julian Assange (CounterPunch)
Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

"Los bancos, las agencias de inteligencia, las empresas armamentísticas… todos apoyan a Hillary Clinton"

Esta entrevista fue filmada en la Embajada de Ecuador en Londres –donde Julian Assange es un refugiado político—y retransmitida el 5 de noviembre de 2016.

John Pilger: ¿Cuál es la importancia de la intervención del FBI en estos últimos días de campaña electoral en el caso contra Hillary Clinton?
Julian Assange: Si observamos su historia, vemos que el FBI ha actuado eficazmente como policía política de Estados Unidos. Esto quedó demostrado cuando forzó la dimisión del antiguo jefe de la CIA [el general David Petraeus] por revelar información confidencial a su amante. Prácticamente nadie es intocable. El FBI siempre intenta demostrar que nadie puede evitar ser investigado. Pero Hillary Clinton ha resistido abiertamente la investigación del FBI, lo que levantó una gran indignación dentro de la institución porque hizo que pareciera débil. Nosotros hemos publicado unos 33.000 correos electrónicos de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado. Proceden de un lote de unos 60.000, de los cuales Clinton conservó alrededor de la mitad y nosotros publicamos la mitad de esos.
Además están los correos publicados de Podesta. [John] Podesta es el principal director de campaña de Hillary y todos esos correos están relacionados; entre ellos hay muchos sobre los “pagos por representación” (pay for play), como lo llaman, en los que se facilita el acceso de estados, individuos y empresas a cambio de dinero. [Estos correos electrónicos] combinados con el encubrimiento de los correos de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado [son los que] han creado el entorno adecuado para que el FBI aumente su presión.

J.P.: La campaña de Clinton aduce que Rusia está detrás de todo este acoso, que Rusia ha manipulado la campaña y es la fuente de los correos publicados por WikiLeaks.
J. A.: La campaña de Clinton ha conseguido proyectar esa especie de histeria de caza de brujas: Rusia es responsable de todo. Hillary Clinton ha declarado falsamente en innumerables ocasiones que 17 organismos de inteligencia de EE.UU. consideran a Rusia la fuente de nuestras publicaciones. Eso es completamente falso; podemos afirmar que el gobierno ruso no es la fuente.
WikiLeaks lleva diez años publicando y, en ese tiempo, hemos sacado a la luz diez millones de documentos, varios miles de una sola fuente, varios miles de distintas fuentes, y nunca nos hemos equivocado.

J.P.: Los correos electrónicos que ofrecen pruebas de que Hillary Clinton se benefició personalmente de este intercambio de acceso por dinero y de cómo se beneficia políticamente son extraordinarios. Estoy ahora pensando en el representante de Qatar que consiguió cinco minutos con Bill Clinton a cambio de un cheque de un millón de dólares.
J.A.: Y los doce millones de dólares de Marruecos…

J.P.: Ah, sí, los doce millones de Marruecos.
J.A.: Para que Hillary Clinton asistiera [a una fiesta].

J.P.: El ámbito en el que los correos electrónicos resultan más relevantes es el de la política exterior de Estados Unidos, ya que muestran la relación directa de Hillary Clinton y la fundación del yihadismo y del Estado Islámico (EI) en Oriente Próximo. ¿Puede explicarnos de qué forma los correos electrónicos demuestran que quienes se supone que combaten a los yihadistas del EI colaboraron en realidad en su creación?
J.A.: Hay un correo de 2014 dirigido por Hillary Clinton a su director de campaña John Podesta poco después de abandonar el departamento de Estado, en el que afirma que el Estado Islámico está financiado por los gobiernos de Arabia Saudí y Qatar. Se trata del correo más significativo de toda la colección, quizás, porque saudíes y qataríes han dado mucho dinero a la Fundación Clinton. Hasta el gobierno de EE.UU. está de acuerdo en que algunas figuras saudíes están detrás del Estado Islámico. Pero se supone que se trata de algunos príncipes deshonestos que utilizan su parte del dinero petrolero para hacer lo que quieren, aunque su gobierno desaprueba esta práctica.
Pero el correo electrónico niega esta excusa y afirma que son los propios gobiernos saudí y qatarí quienes han financiado el EI.

J.P.: Saudíes, qataríes, marroquís, bahreiníes, especialmente saudíes y qataríes donan todo ese dinero a la Fundación Clinton mientras Hillary es secretaria de Estado y el departamento de Estado está aprobando enormes ventas de armas, en particular a Arabia Saudí.
J.A.: La venta de armas más grande jamás realizada en el mundo se hizo con Hillary Clinton como secretaria de Estado, [y fue por valor] de más de 80.000 millones de dólares. De hecho, durante su mandato al frente del departamento de Estado el total de exportaciones de armas de Estados Unidos se duplicó, en términos de valor en dólares.

J.P.: Es evidente que, según estas informaciones, el famoso grupo terrorista conocido como Estado Islámico de Irak y el Levante o simplemente como Estado islámico (EI) habría sido creado en buena medida con dinero procedente de las mismas personas que financian la Fundación Clinton.
J.A.: Así es.

J.P.: Eso es extraordinario.
J.A.: En realidad, me da pena Hillary Clinton como persona, porque la veo devorada por sus ambiciones, hasta un punto enfermizo. Esas personas llegan a desmayarse como resultado de sus ambiciones. Ella representa a toda una red de personas y de relaciones con determinados estados. La cuestión es ¿cómo encaja Hillary Clinton en esta red más extensa? Es el engranaje central. Hay un montón de engranajes diferentes en marcha, desde grandes bancos como Goldman Sachs y los principales elementos de Wall Street hasta agencias de inteligencia y determinados individuos del departamento de Estado y del gobierno saudí.
Ella es el elemento centralizador que interconecta todos los distintos engranajes. Es la representación central de todo eso y “todo eso” es más o menos lo que detenta el poder ahora mismo en Estados Unidos. Es lo que llamamos el establishment o el Consenso de Washington. Uno de los correos más significativos de Podesta que hemos sacado a la luz explicaba cómo se formó el gabinete de Obama y cómo la mitad del mismo había sido básicamente nombrado por un representante del Citibank. Es bastante sorprendente.

J.P.: ¿El Citibank presentó una lista…?
J.A.: Así es.

J.P.: … de la que salió la mayor parte del gabinete de Obama.
J.A.: Exacto.

J.P.: Entonces, ¿es Wall Street quien decide el gabinete del presidente de Estados Unidos?
J.A.: Si en su momento seguiste de cerca la campaña de Obama, te darías cuenta de que se había acercado mucho a los intereses de la banca. Por eso creo que no se puede entender adecuadamente la política exterior de Hillary Clinton sin entender a Arabia Saudí. Sus conexiones con este país son muy estrechas.

J.P.: ¿Por qué se mostró tan manifiestamente entusiasmada por la destrucción de Libia? ¿Puede contarnos por encima lo que nos muestran sus correos electrónicos de lo que ocurrió allí? Porque Libia es el origen de buena parte del caos existente ahora en Siria, del yihadismo del EI y todo eso, y fue casi una invasión de Hillary Clinton. ¿Qué nos dicen los correos sobre todo ello?
J.A.: La Guerra de Libia fue, más que nada, la guerra de Hillary. Barack Obama se opuso inicialmente a ella. ¿Quién fue su máxima defensora? Hillary Clinton. Esto está bien documentado en sus correos. Había enviado a su agente favorito, Sidney Blumenthal a prepararlo todo. De los 33.000 correos de Hillary Clinton publicados, más de 1.700 son sobre Libia. No se trata de que Libia tuviera petróleo barato. Ella pretendía derrocar a Gadafi y derribar al Estado libio, ya que quería utilizarlo en su campaña para las elecciones presidenciales. Hay un documento interno de finales de 2011 encargado por Hillary Clinton titulado “Tic-tac Libia” que resume la descripción cronológica de cómo ella fue la figura central de la destrucción del Estado Libio, que provocó alrededor de 40.000 muertes en Libia; llegaron los yihadistas, llegó el Estado Islámico y todo ello provocó la crisis europea de los refugiados y los emigrantes.
No es solo que la gente huyera de Libia, huyera de Siria, que otros países africanos se desestabilizaran como resultado del flujo de armas, sino también que el propio Estado libio ya no era capaz de controlar el movimiento de personas en su interior. Libia está situada frente al Mediterráneo y durante mucho tiempo fue el corcho de la botella de África. Así que todos los problemas, los problemas económicos y las guerras civiles de África, la gente que huía de esos problemas, no llegaban hasta Europa porque Libia controlaba policialmente el Mediterráneo. El propio Gadafi fue muy claro al respecto a comienzos del 2011: ¿Qué piensan esos europeos que están haciendo cuando intentan bombardear y destruir el Estado libio? Van a provocar oleadas de emigrantes africanos y la llegada de yihadistas a Europa”. Y eso es exactamente lo que ocurrió.

J.P.: ¿Les llegan quejas de la gente preguntando: “Qué está haciendo WikiLeaks. Están intentando colocar a Donald Trump en la Casa Blanca?
J.A.: Mi respuesta es que no permitirán que gane Trump. ¿En qué me baso para afirmar eso? En que no tiene de su parte a ningún estamento del establishment, excepto a las iglesias evangélicas, si es que puede considerárselas un establishment. Pero los bancos, las agencias de inteligencia, las empresas armamentísticas… las grandes inversiones extranjeras… todos apoyan a Hillary Clinton, al igual que los medios de comunicación, los dueños de los medios e incluso los propios periodistas.

J.P.: Se les acusa de que WikiLeaks actúa en connivencia con los rusos. Hay gente que dice: “¿Por qué WikiLeaks no investiga y publica correos electrónicos de Rusia?
J.A.: Hemos publicado alrededor de 800.000 documentos de todo tipo relacionados con Rusia. La mayor parte de ellos son críticos y han sido la base de una gran cantidad de libros, casi todos críticos también. Nuestros documentos [rusos] han sido utilizados en bastantes procesos judiciales: casos de refugiados que huyen de lo que afirman es una persecución política en Rusia y que utilizan nuestros documentos para apoyar su caso.

J.P.: ¿Tiene alguna opinión personal sobre la elección estadounidense? ¿Tiene preferencia por Clinton o por Trump?
J.A.: [Hablemos sobre] Donald Trump. ¿Qué es lo que representa para los europeos o los estadounidenses? Representa a la chusma blanca estadounidense, “deplorable e incorregible” [en palabras de Hillary Clinton]. Eso significa que desde el punto de vista de la clase dirigente o desde una perspectiva urbana, educada y cosmopolita, esta gente son paletos con los que no se puede tratar. Como él representa claramente –mediante sus palabras, sus actos y el tipo de personas que acuden a sus mítines– a personas que no forman parte de la clase media ni de la clase media alta y educada, existe el miedo a ser asociados de cualquier modo con ellos, un miedo social que reduce el estatus de clase de cualquiera al que se acuse de haber ayudado a Trump sea como sea, incluyendo cualquier crítica a Hillary Clinton. Si te fijas en cómo la clase media consigue su poder económico y social, es completamente lógico.

J.P.: Me gustaría hablar de Ecuador, el pequeño país que le ha proporcionado asilo político en esta embajada de Londres. Ahora Ecuador le ha cortado el acceso a Internet desde este lugar en donde estamos realizando la entrevista, la embajada, porque claramente les preocupa su intervención en la campaña electoral estadounidense. ¿Puede decirnos por qué lo han hecho y lo que opina sobre el apoyo proporcionado por Ecuador?
J.A.: Retrocedamos cuatro años. Hice una solicitud de asilo a Ecuador en esta embajada, a causa del pedido de extradición de EE.UU. y me fue concedido después de un mes. Desde entonces, la embajada ha estado rodeada por la policía: una operación policial muy cara que el gobierno británico admite que le ha costado más de 12,6 millones de libras. Hace un año lo admitieron. Ahora han desplegado policía secreta y cámaras robot de vigilancia de diversos tipos. Es decir, se ha provocado un conflicto bastante serio en el corazón de Londres entre Ecuador, un país de dieciséis millones de habitantes, y Reino Unido, con la colaboración indirecta de Estados Unidos. Fue una decisión valiente y basada en principios de Ecuador. Ahora Estados Unidos celebra elecciones, las de Ecuador son en febrero del año próximo, y la Casa Blanca se ha acalorado como resultado de la información veraz que hemos estado publicando.

WikiLeaks no publica desde la jurisdicción de Ecuador, desde esta embajada o desde territorio de Ecuador; publicamos desde Francia, desde Alemania, desde Países Bajos y desde otra serie de países, por lo que han intentado presionar a WikiLeaks a través de mi estatus de refugiado; y esto es, esto es completamente intolerable, que estén intentando ahogar a una organización editora; intentan evitar que se publique información verdadera sobre unas elecciones que es de gran interés para el pueblo estadounidense y otros.

J.P.: Díganos qué ocurriría si saliera de esta embajada.
J.A.: Sería inmediatamente detenido por la policía británica y extraditado a Estados Unidos o a Suecia. En Suecia no estoy acusado de nada, ya he sido exonerado [por la fiscal general de Suecia Eva Finne]. No tenemos ninguna certeza de lo que ocurriría allí, pero lo que sí sabemos es que el gobierno sueco se ha negado a garantizar que no me extraditaría a estados Unidos; también sabemos que han aceptado todas las extradiciones solicitadas por ese país desde 2000. Es decir, en los últimos quince años todas y cada una de las personas que Estados Unidos ha querido extraditar de Suecia han sido extraditadas y el gobierno se niega a garantizarme que eso no va a ocurrir.

J.P.: La gente suele preguntarme cómo lleva el aislamiento en este lugar.
J.A.: Mire usted, uno de los mejores atributos de los seres humanos es su adaptabilidad y uno de sus peores atributos es su adaptabilidad. Se adaptan y empiezan a tolerar las agresiones, se adaptan a participar ellos mismos en agresiones, se adaptan a la adversidad y siguen adelante. Así que en mi situación… francamente, me siento recluido; este [la embajada] es el mundo… visualmente es el mundo [para mí].

J.P.: Es el mundo sin sol, entre otras cosas, ¿no?
J.A.: Es el mundo sin sol, pero hace tanto que no veo el sol que ni lo recuerdo.

J.P.: Claro.
J.A.: Así que, claro, te adaptas. Lo que más me molesta es que mis hijos pequeños también tienen que adaptarse. Se adaptan a estar sin su padre. Eso es algo muy duro que les ha sido impuesto.

J.P.: ¿Se preocupa por ellos?
J.A.: Sí, me preocupan; y me preocupa su madre.

J.P.: Algunos podrían decir, “bueno, ¿por qué no acaba con ello y simplemente sale y permite que le extraditen a Suecia?
J.A.: La ONU [el grupo de trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU] ha investigado toda esta situación. Dedicaron dieciocho meses para presentar una demanda judicial formal. Yo y la ONU contra Suecia y Reino Unido. ¿Quién tiene razón? La ONU llegó a la conclusión de que estoy sufriendo una detención ilegal arbitraria, privado de mi libertad y que lo sucedido no es conforme a las leyes británicas ni suecas y que esos países tienen que obedecer. Es una agresión ilegal. Es la ONU quien ha preguntado formalmente: “Qué está pasando aquí? ¿Cuál es vuestra explicación legal? [Assange] dice que deberíais reconocer su asilo”. Y Suecia responde a la ONU diciendo: “No, no vamos a reconocer el veredicto de la ONU”, con lo que dejan abierta su posibilidad de extraditarme.
Me parece absolutamente increíble que la narrativa de esta situación no se exponga públicamente en la prensa, porque no se corresponde a la narrativa del sistema occidental. Y sí, Occidente tiene presos políticos, es una realidad, no soy solo yo, hay un puñado de otras personas que están en el mismo caso. Occidente tiene presos políticos. Es evidente que ningún Estado acepta que las personas que tiene encarceladas o detenidas por motivos políticos sean presos políticos. No les llaman presos políticos en China, no les llaman presos políticos en Azerbaiyán y no les llaman presos políticos en Estados Unidos, Reino Unido o Suecia. Ese tipo de autopercepción es absolutamente inaceptable.
En mi situación, tenemos un caso, el caso sueco, en el que nunca se me ha llegado a acusar de ningún delito, en el que ya he sido exonerado [por la fiscal general] y declarado inocente, en el que la propia mujer [la presunta víctima] declaró que había sido un montaje policial, en el que la ONU afirmó oficialmente que todo el asunto es ilegal, en el que el Estado de Ecuador también investigó y decidió que era merecedor de asilo. Esos son los hechos, pero ¿cuál es la retórica?

J.P.: Sí, es diferente.
J.A.: La retórica pretende, pretende constantemente que he sido acusado de un delito sin mencionar nunca que ya he sido exonerado, sin mencionar nunca que la propia mujer dijo que había sido un montaje policial. [La retórica] está intentando evitar la verdad: que la ONU dictaminó formalmente que todo el asunto es ilegal, sin ni siquiera mencionar jamás que Ecuador realizó una valoración formal mediante procesos formales y averiguó que sí, que efectivamente estoy sometido a persecución por parte de Estados Unidos.

Para apoyar a Julian Assange, acuda a: justice4assange.com/donate.html

MIÉRCOLES 9 DE NOVIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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