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PARA COMPRENDER PALESTINA

1) Para comprender Palestina
2) Ante el implacable avance de los jihadistas
3) Karachi atrapada entre criminales armados y guardaespaldas
4) La “ley de Murphy” también afecta al Imperio
5) Trotsky y su época – A 74 años de su asesinato
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POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL
REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS
AÑO 14 – Nº 685 / Lunes 25 de Agosto de 2014
Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
1994 – 19 de junio – 2014
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que
niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo
hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese
monopolio es central.” Emir Sader
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1) «Para comprender Palestina hay que conocer las raíces históricas del conflicto» – Entrevista a Martín A. Martinelli, docente-investigador
(Revista Útimo Round)

-¿Dónde y cuándo surgen los “palestinos”?

-La idea del nacionalismo árabe nace en la época otomana como reacción al dominio de este imperio. Las raíces del movimiento fueron laicas e insistían en sus lazos históricos y culturales, de aquí se derivan los países actuales de Egipto, Siria, Irak, Jordania y los palestinos entre otros. La diferencia con el caso de los palestinos es que el sionismo europeo creó un Estado israelí-judío en el mismo territorio en que ellos pretendían administrar su Estado.

-¿Cómo se conforma esta identidad?

-Las identidades transnacionales del panarabismo y del panislamismo influyen sobre la conformación de la identidad palestina. De esta manera, la identidad palestina se encuentra dentro del mundo árabe e islámico: es de base étnico-cultural árabe y social-religiosa islámica. Los palestinos son árabes y, en su gran mayoría, musulmanes. La religión en este caso debe ser entendida como parte del patrimonio cultural. Los palestinos buscan consolidar un Estado que los represente.

-¿Qué influencia tuvieron las potencias coloniales de principio de siglo XX?

-Luego de la primera guerra mundial las potencias coloniales incumplieron su promesa de ayudar a la independencia de estos pueblos del dominio otomano. En esa época los palestinos se manifiestan como identidad particular, se proclaman más que nada desde el fin de la primera guerra mundial, aunque esto se venía desarrollando de diferentes maneras entre la población ya que compartían la misma tierra y cultura desde hacía tiempo. Comenzaron teniendo un sentido primero de identificación con su ciudad, luego con su región y por último con Palestina como un todo, similar a otros tantos casos de identidad nacional. Los palestinos lucharon contra el legado otomano, la autoridad mandataria británica y la colonización sionista. Y pasaron por diferentes dificultades para poder conseguir su Estado; su caso tiene similitudes, por ejemplo, con el de los kurdos y los armenios, de los cuales hasta el momento, solo los armenios lograron tener un Estado independiente.

-¿Cuándo comienza el conflicto con los judíos asentados en Palestina?

-Este conflicto moderno tiene su inicio a partir de finales del siglo XIX (1881) con motivo de las migraciones de judíos europeos (aliya en hebreo) de diferentes nacionalidades hacia la región de Palestina, que en esos momentos estaba bajo el Imperio Otomano con una división administrativa en “provincias”, ya que previamente los palestinos tanto judíos, como musulmanes y cristianos, convivieron pacíficamente durante siglos en este territorio. Los franceses e ingleses se dividieron la región de Medio Oriente en 1916. En la Declaración Balfour de 1917, se utilizó como testimonio de la afinidad por las aspiraciones judías sionistas que eran perseguidos por la judeofobia (el mal llamado antisemitismo) que se practicaba en Europa, y buscaron la protección de las potencias para poder crear un Estado judío en Palestina o en otras tierras como por ejemplo Argentina, según planificaban desde el momento en el que se escribe la base de estas ideas en el libro de Theodor Herzl de 1896, El Estado judío. En 1920 se crea el Mandato Británico de Palestina, en donde hoy se encuentran Israel y los territorios palestinos ocupados de Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.

-Decís que este es un “conflicto moderno”, pero las justificaciones de Israel para asentarse allí son milenarias.

-Empiezo haciendo una aclaración al respecto: la Biblia no es un libro histórico, en el sentido en el que lo analizamos los historiadores. Esto no quita que sea considerado sagrado por muchas personas en el mundo. En este caso Israel con el propósito de legitimar su asentamiento en la zona recurrió a la tradición bíblica (la Torah en este caso, libro sagrado para los judíos), considerando lo escrito allí como una especie de título de propiedad de esas tierras. Denominaron a Cisjordania como Judea y Samaria, junto con la intención de ir aumentando los asentamientos israelíes en esos territorios. En otras palabras, se emplea una justificación bíblica para la obtención de determinadas tierras en el siglo XX. Lo que dice la Biblia – Torah se utiliza para tratar de establecer el mito de que los judíos tienen un vínculo ininterrumpido con esas tierras y por ello les corresponde la misma en desmedro de los palestinos.

-Por otra parte, mitos extendidos en otros lugares y momentos históricos…

-En efecto, la creación de los mitos que justifican tanto el sionismo, como el apartheid en Sudáfrica o la conquista de América. Estos mitos coloniales pueden resumirse en: “la tierra estaba en estado virgen”; “el pueblo a ser conquistado es de una condición inferior”; “la colonización es una misión civilizadora”, y otros. En el caso particular del sionismo se da la apelación al mandato bíblico, al derecho histórico, al persistente anhelo de la diáspora, a la Shoah (catástrofe en hebreo), a la decisión de las Naciones Unidas (181 de 1947), a la realidad de la conquista militar, a la ininterrumpida residencia judía en la tierra. El Estado de Israel se funda sobre los mitos de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, “la voluntaria emigración de los árabes” y las ideas de “hacer florecer el desierto” y dar solución parcial al problema judío en Europa, entre otras.

-¿Qué son las “Intifadas” y cuándo comienzan?

-Entre 1936 y 1939 se produjo una revuelta espontánea que podría considerarse la primera Intifada compuesta básicamente por campesinos y marginados de los centros urbanos, conocida como la Gran Revuelta. Esto marcó la primera reacción masiva a la llegada de judíos europeos. Las revueltas conocidas como Intifada (“levantarse”) podría decirse que comienzan con este hecho. Intifada literalmente significa “el despertar a sobresaltos”, podría decirse que es un producto histórico de todos los esfuerzos previos de resistir a la supresión de la identidad nacional palestina, mediante la expropiación gradual y un control de los territorios ocupados.

-¿Cuál es el contexto de la formación de Israel, a fines de 1947?

-El sionismo, que es un movimiento político surgido entre europeos judíos, tuvo desde sus comienzos el objetivo de crear un Estado, con un nacionalismo étnico junto a una forma de colonialismo europeo de ultramar. El sionismo buscó que la identidad judía, que es religiosa y en parte cultural, se fundiera en una identidad nacional judía moderna, aunque no tuvieran un único país de origen, ni una misma lengua, ni cultura, ni costumbres en común, por provenir de lugares disímiles. Hasta mediados del siglo XX los ingleses respaldaron la iniciativa del sionismo, y luego de la segunda guerra mundial ese respaldo lo realiza Estados Unidos hasta hoy. En 1947 la ONU, motivada por la responsabilidad y la culpa europea del horror contra los judíos, recomendó un plan de partición que adjudicaba el 54% de la Palestina del mandato británico a la comunidad judía, que ocupaba una pequeña porción del territorio en esos momentos, y el resto a los árabes palestinos. Jerusalén quedaría según esa recomendación como ciudad internacional.

-La reacción a este hecho no se hizo esperar.

-No. En 1948 se produce la guerra entre los ejércitos árabes y el naciente Estado de Israel. Allí son expulsados unos 780.000 habitantes de Palestina, creando el problema de los refugiados más largo de la historia actual, a partir de los ataques y amenazas del ejército próximamente israelí, un hecho que luego se quiso justificar diciendo que en realidad los ejércitos árabes le habían mandado mensajes radiales a los palestinos árabes para que evacuaran la zona, lo cual nunca fue comprobado. La guerra de 1948 en Palestina es conocida por los israelíes como “la guerra de la Independencia”, al mismo tiempo que para los palestinos es al-Nakba “la catástrofe”. En los primeros meses de 1948 las fuerzas armadas judías expulsaron a miles de personas y asesinaron a cientos. En lo que es considerado un intento de limpieza étnica. El mito sionista del éxodo voluntario contrasta con los planes de “transferencia” que tenían los sionistas de trasladar a los palestinos nativos a otros países árabes de la región.

-¿Qué importancia tuvo la guerra de 1967?

-La guerra de 1967 marcó una nueva etapa en el conflicto israelí-árabe e israelí-palestino, por ser la tercera derrota de los países árabes frente al Estado de Israel. Israel ocupó los territorios habitados por los palestinos de Cisjordania (administrada por Jordania) y la Franja de Gaza (administrada por Egipto), junto a la península del Sinaí de Egipto y las alturas del Golán perteneciente a Siria. La cuestión palestina adquirió una nueva dimensión y los Estados Árabes no pudieron recuperar los territorios perdidos, en consecuencia la reacción palestina fue que abandonaron las directivas árabes, todo ello con el agravante de esta situación que gran cantidad de los palestinos pasaron a vivir bajo la ocupación militar israelí. El fracaso militar árabe de 1967 provoca una progresiva palestinización del conflicto y desde 1967 existe una ocupación militar por parte del ejército israelí y la política de asentamientos de israelíes, tanto en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.

-¿Qué querés decir con “palestinización” del conflicto y cómo se relaciona ello con la guerra de 1973 y el estatus que logró en esos años la OLP?

-Palestinización en el sentido de que ellos mismos defienden su causa, siendo representados por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), sin la intermediación como hasta ese momento principalmente de la Liga Árabe, y ansían que finalice la ocupación militar de sus territorios. La OLP es reconocida, el papel desempeñado por ella en la recuperación y articulación de la identidad palestina fue sustancial tanto en las comunidades que permanecieron en la Palestina histórica, como en los campos de refugiados y la diáspora. En 1974, en la Cumbre Árabe de Rafat se reconoce a la OLP como “único y legítimo representante del pueblo palestino”. En cuanto a la guerra de octubre de 1973, Siria y Egipto intentan recuperar los territorios ocupados por Israel en 1967, los altos del Golán y la península del Sinaí. Esta última fue recuperada por Egipto, luego de realizar algunas concesiones en el tratado de paz que firmara con Israel recién en 1979.

-¿Qué fue la “Primera Intifada” y qué consecuencias tuvo?

-La “Primera Intifada” se produjo en 1987 y enfrentó a las poblaciones palestinas contra el ejército ocupante israelí. Dicha sublevación fue fruto de la desesperación, la explotación económica, la sensación de no tener salida para la larga ocupación, la expropiación de tierras y los asentamientos judíos. Tiene analogías con la producida en 1936, ya que recae en principio sobre la Palestina rural. Las razones que causaron la primera intifada deben buscarse en los veinte años de ocupación israelí y su política de socavar la existencia nacional y material de los palestinos en su propia tierra. Dejó fragmentadas geográficamente y demográficamente Cisjordania y Gaza mediante una intensa ocupación militar acompañada de nuevos asentamientos. La Intifada comenzó sin que la OLP ni los Hermanos Musulmanes tomaran la decisión política de comenzar con la revuelta.

-¿Cuál es la relación del proceso de Oslo con “Segunda Intifada”?

-En el proceso de Oslo de 1993, lo que la OLP buscaba era negociar sobre el problema de los refugiados, el asunto de Jerusalén y la cuestión de un Estado palestino de pleno derecho. Su objetivo era solucionar lo acaecido en 1948 y no únicamente poner fin a la ocupación israelí de 1967. En la cuestión palestina hallamos algunos sentimientos de fracaso de la población como el fracaso de la paz y a continuación la creación de la Autoridad Nacional Palestina en 1994. La “Segunda Intifada” se produce en el año 2000 y se emplean de parte palestina los ataques suicidas para enfrentar una fuerza militar superior israelí. Se continúa con la ocupación militar y el crecimiento de los asentamientos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. La esperanza de un Estado democrático laico en toda Palestina pasó a ser la de un Estado palestino en Gaza y Cisjordania. De todos modos en este caso las leyes israelíes son las que imperan, en una zona limítrofe y en litigio dado que no tienen un estatus totalmente definido. Son parte de un territorio ocupado militarmente.

-En este sentido está la construcción del muro que construyó Israel en Cisjordania.

-Sí, Israel ha comenzado a construir en 2002 un muro de ocho metros de alto por dos de ancho, “El muro del apartheid o de separación”, en límite inexacto con Cisjordania, que será de setecientos kilómetros de largo a su finalización. Utilizó como pretexto la seguridad. Pese a ello, en el año 2004, la Corte Internacional de Justicia declaró que el muro violaba el derecho internacional humanitario y de derechos humanos, que se debía desmantelar además de repararse los daños causados por la construcción del mismo. Los palestinos han quedado dispersados en un territorio inconexo. Se aplica un modelo similar al de los bantustanes para dispersar e incomunicar a los palestinos mediante numerosos checkpoints, que son los controles exhaustivos que realiza el ejército israelí en los territorios palestinos.

-¿Israel se opone a la creación de un Estado palestino?

-Sí, en los hechos Israel se opone a la creación de un Estado palestino pero también se niega a conceder derechos plenos y ciudadanía a los palestinos de Gaza y Cisjordania. Los palestinos siguen viviendo sometidos al colonialismo de poblamiento israelí, la ocupación o en otros tantos casos el exilio. La situación en la actualidad nos muestra que existen más de nueve millones de personas árabes musulmanes y cristianos que se identifican a sí mismos y son identificados por otros como palestinos y que están en la búsqueda de conformar un Estado propio, aun con las diferencias políticas internas entre Hamás y Al-Fatah que son las organizaciones más representativas de la Franja de Gaza y Cisjordania. Esto se produce en medio de las dificultades que provoca el constante control militar israelí sobre todo en Cisjordania. Para los palestinos es complicado circular por los territorios que habitan y reclaman, porque deben pasar por los diferentes puestos de control militares israelíes.

-¿Cuál es la situación de Jerusalén hoy día?

-Este conflicto es una “guerra” o más bien una disputa asimétrica entre dos contendientes en condiciones diametralmente opuestas, por lo tanto se necesita un importante cambio de paradigma para llegar a una solución real, lo cual no es imposible pero sí complicado. Pongamos por caso, la indefinición que existe sobre el territorio de Cisjordania. No obstante vale aclarar que, la presunción de que es un conflicto de compleja magnitud, suele ser utilizada como excusa para no buscar las soluciones adecuadas al problema, como podría ser una retirada israelí de los territorios ocupados, lo cual a su vez es intrincado ya que la infraestructura que Israel construye a diario allí lo dificulta enormemente. Un acuerdo equitativo sobre la forma de compartir Jerusalén y los lugares considerados sagrados constituiría una pieza central en el acuerdo entre estos dos pueblos, y la clave para una paz justa y duradera en todo Medio Oriente. De todas maneras es difícil augurar si esto o la creación de un Estado palestino independiente en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este darían solución definitiva al conflicto.

-¿Qué es lo que se pide de un lado y de otro en la actualidad del conflicto?

-Desde el sector palestino se reclama el derecho al retorno de los refugiados, el detenimiento de las políticas de asentamientos israelíes en Cisjordania y el estatus de Jerusalén. Desde el sector israelí, se promete que mientras se realizan las conversaciones por la paz se detendrá la construcción de asentamientos, aunque inmediatamente se continúa buscando como objetivo la consecución de “hechos sobre el terreno”, que significa que lo que está hecho no puede volver atrás. Los palestinos consideran que el territorio de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza tiene que formar parte del Estado palestino. No obstante ellos consideran “Palestina” a todo el territorio que formaba parte del Mandato Británico de Palestina (1922-1948), pero dadas las condiciones impuestas por las guerras de 1948 y de 1967, anhelaron luego obtener al menos un Estado independiente en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, con las dificultades que esto acarrea.

-Desde Israel se dice que Hamás es una organización terrorista. ¿Qué tipo de organización es Hamás?

-Hamás (acrónimo que significa Movimiento de Resistencia Islámica) es una organización que cuenta con una serie de organizaciones dependientes que desarrollan sus actividades en muy diversos ámbitos. Estos abarcan desde la educación cultural y religiosa a los jóvenes a través de sus madrasas, la asistencia social a los palestinos más necesitados, la representación en las instituciones democráticas palestinas. Las últimas elecciones palestinas, bajo supervisión internacional, resultaron en victoria de Hamás, tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza. Siempre hay que tener en cuenta la polivalencia de los términos y quién es el que emite los términos. El gran público en general abreva de la información masiva que simplifica todo: “los musulmanes y los árabes son terroristas, no les importa morir con tal de matar a otro”. Por otra parte, hay que aclarar que no todos los árabes, que es una lengua y una cultura, son musulmanes, que es una religión, ni todos los musulmanes son árabes.

-¿Cuál es el rol de la prensa en el modo en que informa sobre el conflicto?

-Creo que en la prensa ha habido un pequeño cambio, aunque no rotundo en su crítica por la política del ataque israelí sobre todo a partir de difundir la muerte de niños palestinos. Lamentablemente, en Argentina existen falsas acusaciones de judeofobia, erróneamente llamada “antisemitismo”, como la que sufrió Pedro Brieger por explicar la ocupación militar israelí. Además, en las redes sociales ha habido una mayor pronunciación en contra de la forma en que está empleando la violencia el ejército israelí contra la población civil, y esto ha provocado una mayor difusión que en otros momentos de lo que está sucediendo.

-¿Cuáles otros objetivos persigue Israel con estos últimos ataques?

-La política de Israel es aislar todavía más la Franja de Gaza, dejar a Hamás en el poder aunque más debilitado, oponerse a toda posibilidad de unión palestina y desviar la atención de la ofensiva colonialista acelerada en Cisjordania. Mientras que Hamas desea reforzar su posición en tanto que movimiento de resistencia tras los golpes que ha sufrido como movimiento político. Desde Hamas se está ofreciendo una resistencia quizás inesperada para Israel, por ejemplo, el diario israelí Haaretz advirtió sobre la lentitud de la misión y la “matanza al por mayor” de civiles palestinos. La comunidad internacional lamentablemente no interfiere para frenar lo que está ocurriendo, dados los intereses de las diferentes potencias. Al menos hasta ahora han mirado hacia otro lado. Por otra parte, existe sí un movimiento internacional de boicot, desinversión y sanciones a Israel similar al que se utilizó en su momento para detener el apartheid en Sudáfrica que el tiempo dirá si logra ser efectivo. A su vez, Rusia y China que han logrado imponerse ante el inminente ataque de Estados Unidos a Siria en este caso no han intervenido. Las Naciones Unidas han condenado el accionar de Israel en numerosas ocasiones pero Estados Unidos, “el mediador deshonesto”, ha intervenido para salvaguardar sus intereses y los de Israel.

-Por último, hay quienes piensan que el Estado de Israel debe desaparecer como tal porque se creó a partir de una invasión ilegítima y violenta, mientras que otros opinan que Israel tiene el derecho a conformar su Estado allí donde se asentó hace más de medio siglo. ¿Cuál es tu opinión?

-Noam Chomsky dice al respecto de tu pregunta: “Los Estados son lo que son. Ninguno tiene una legitimidad heredada”. Como están las condiciones actualmente, si se pudiese y fuese viable podría formarse un estado binacional o dos estados contiguos, Israel y Palestina, aunque ambas opciones son complicadas teniendo en cuenta cómo está todo a día de hoy. Lo que no hay que dejar de lado es que la mayor parte de las poblaciones optan por vivir allí y no desean la guerra o el enfrentamiento, sino que es algo que se decide mayormente en las altas esferas. El caso de Israel es paradigmático, porque además existe una población al menos tan numerosa como la colonizadora y dominante que pide por un derecho sobre el mismo territorio que considera que le han usurpado. Aclaro que yo estoy en contra de toda esta violencia, es muy importante que se detenga el sufrimiento que soportan tanto los palestinos como los israelíes comunes, que son los más afectados por este conflicto.

LUNES 25 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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2) Ante el implacable avance de los jihadistas
Eduardo Febbro (Página/12)

Más sectario y mejor organizado que Al Qaida, el Estado Islámico cuenta con cerca de 15 mil combatientes y es producto de una confrontación sectaria histórica entre chiítas y sunnitas, y de la invasión a Irak y el conflicto sirio.

Redes sociales, dinero, armas, petróleo, apoyos exteriores, teatralización estética de la violencia extrema y voluntad de modificar el mapa regional heredado de la colonización occidental son las características más ostentadoras del último actor regional que surgió en Medio Oriente: el EI, Estado Islámico, Daech en su abreviatura árabe (Dawla islamiyya fi Iraq wa Chaam). Dirigido por quien hasta hace unos meses era un hombre invisible, Abubaker al Bagdadi, el Estado Islámico es la tercera denominación de una organización cuyo embrión se formó en 2006 en Irak, pasó a llamarse el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), en 2013, hasta convertirse ahora en el Estado Islámico. Más sectario y mejor organizado que Al Qaida, el EI cuenta con cerca de 15 mil combatientes y es producto de una confrontación sectaria histórica entre chiítas y sunnitas, y de dos factores modernos que desestabilizaron la región: la invasión norteamericana de Irak en 2003 y el conflicto interno en Siria.

Para muchos especialistas occidentales, la potencia del EI y su intención de crear un califato podrían, a mediano plazo, trastornar la geografía de Irak e incluso cambiar los acuerdos fronterizos de Sykes-Picot firmados secretamente en 1916 entre Francia y Gran Bretaña y mediante los cuales Medio Oriente fue dividido entre zonas de influencia y administración. Combatientes locales o extranjeros, grupos mafiosos, bandas beduinas o antiguos militantes del partido Bass del ex presidente iraquí Saddam Hu-ssein, Daech se ha consolidado con el fracaso del proyecto norteamericano de crear una “democracia” multiconfesional en Irak, con la eterna oposición entre Arabia Saudita e Irán y con la guerra en Siria, de la cual es oriundo. Sobre sus orígenes circulan todo tipo de versiones, las unas más disparatadas que las otras. Según el imaginario, el grupo que decapitó al periodista norteamericano James Foley y expuso esas imágenes en Internet sería una invención de la CIA, un invento de Qatar y Arabia Saudita, una idea de Turquía, una creación de Israel y hasta una obra maestra diseñada por el presidente sirio Bashar al Assad para combatir la resistencia interna.

De hecho, el Estado Islámico es una suerte de catalizador de intereses que le sirve a todo el mundo: a Estados Unidos, porque le permite volver a Irak al mismo tiempo que abre una vía para contrarrestar el poder chiita; a Irán, porque le abre las puertas para ser, de nuevo, un interlocutor inevitable en el juego iraquí; a Arabia Saudita (país sunnita), porque, una vez más, desestabiliza al poder iraquí en manos de los chiítas; y al presidente sirio porque, con el EI, se creó un foco de resistencia interna contra la resistencia que combate su régimen. En enero pasado, por ejemplo, el brazo oficial de la oposición siria, el Ejército Sirio Libre, ESL, y varias formaciones salafistas moderadas empezaron a enfrentarse con el movimiento de Abubaker al Bagdadi porque este grupo consagra más fuerzas en atacar a los rebeldes que al mismo régimen sirio.

El saliente primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, acusó a Arabia Saudita y a Qatar de ser los responsables del desorden actual. Estos dos países son aliados carnales de Estados Unidos y en ambos impera el wahabismo, una forma muy rigurosa del Islam sunnita que ha inspirado a casi todos los grupos salafistas más violentos de los últimos años. Romain Caillet, investigador en el Instituto Francés de Medio Oriente (IFPO) y especialista del salafismo contemporáneo, sintetiza los objetivos del EI en tres fases: “Estos jihadistas funcionan según la lógica de combatir en primer lugar a los chiítas, luego a los regímenes árabes y, por último, a Occidente”.

El Estado Islámico recién apareció en Siria en 2013, pero es una rama del Estado Islámico de Irak y el Levante creado en 2007 en Irak contra la invasión norteamericana. Su jefe, Abubaker al Bagdadi, nació en Samarra (norte de Bagdad) en 1971. Su verdadero nombre es Ibrahim ben Awwad ben Ibrahim al Badri al Samarraï. Luego de la segunda Guerra del Golfo (2003), el líder se puso un nombre de guerra, Abu Duaa, con el cual creó un grupo armado de escasa influencia: Jaiche al Sunna wal Jamaa. En 2004 apareció en Qaïm, en la frontera sirio-iraquí, donde dirigió una rama de Al Qaeda. Famoso por su brutalidad e impiedad, fue arrestado por los norteamericanos en 2005. Abubaker al Bagdadi pasó cuatro años tras las rejas en una cárcel del sur de Irak. Liberado en 2009, el jefe religioso construyó una milicia de una eficacia infinitamente superior a la de Al Qaída.

La diferencia con el grupo de Bin Laden es notoria: no se trata de una guerra contra Occidente, sino de un proyecto geopolítico que excede en mucho la retórica del islamismo radical. Sus jihadistas ya controlan casi una tercera parte de Irak, país en donde reciben el apoyo de los oficiales del antiguo régimen de Saddam Hussein y de buena parte de la población. Romain Caillet observa que “el Estado Islámico cuenta con el respaldo de la mayoría de los sunnitas de Irak, quienes se sienten marginalizados por el poder chiita de Nuri al Maliki, al cual asimilan a un régimen sectario”.

La provincia de Al Anbar, al oeste, Mosul, la segunda ciudad de Irak, la provincia de Ninives al norte, varias zonas de las provincias de Diyala, al este, de Salahedine, al norte, y de Kirkuk, al oeste, están bajo el dominio del EI. En Siria, al este, en la frontera con Irak, el Estado Islámico es amo y señor en una extensa porción de la provincia de Deir

Ezzor, tiene bajo su autoridad sólidas posiciones en Alepo y, al norte, la casi totalidad de la provincia de Raqa. Es en todas estas geografías donde, el pasado 29 de junio, los jihadistas anunciaron el restablecimiento del califato –una forma de régimen político islámico que desapareció en 1924 con la abolición del Imperio Otomano.

El Estado Islámico cuenta con muchas adhesiones, pero también con oposiciones en el seno mismo de la galaxia que lo vio nacer. Hace poco más de un año, el egipcio Ayman al Zawahiri, el jefe de Al Qaeda, cortó los lazos con Abubaker al Bagdadi. Una de las ramas siria de Al Qaeda, Al Nosra, considera que el EI es una “catástrofe” para la nación islámica. Incluso en Arabia Saudita, el oficialista diario Al Riyadh escribió que el anunciado califato “se reduce a una persona al frente de una organización terrorista”. En el Líbano, la Jamaa Islamiya, un grupo con sensibilidad cercana a la de los Hermanos Musulmanes, calificó de “herejes” a los miembros del EI porque “deforman el Islam y alejan a la gente de la religión”.

Ello no quita que el grupo de Abubaker al Bagdadi cuente con recursos considerables, empezando por los petroleros, la extorsión de fondos o el impuesto revolucionario que cobran a las poblaciones ocupadas. La politóloga y especialista de Irak Myriam Benraad explica por ejemplo que el EI, en Siria, “se apoderó de los pozos de petróleo para hacer de ellos una carta política y económica de negociación con los actores presentes. El régimen de Al Assad les compra petróleo a los islamistas”.

Con bombas occidentales o sin ellas, los especialistas conjeturan un cambio radical en la región. El surgimiento del Estado Islámico puede poner fin al diseño de las fronteras pactado por Occidente a principios del siglo XX. El trazado fronterizo occidental separó en dos países, Siria e Irak, a poblaciones culturalmente cercanas. Esto es particularmente evidente en todo el valle del Eufrates. Minoritarios y sin el poder que ostentaron en los años faustos de Hussein, los sunnitas podrían operar una suerte de restauración demográfica si se crea un Estado sunnita a caballo entre Siria e Irak, que es justamente el objetivo del EI.

En este sentido, Romain Caillet piensa que, a partir de ahora, hay un antes y un después: “Creo que el Medio Oriente que hemos conocido hasta hoy ha terminado. Pienso que las fronteras regionales surgidas en 1916 con los acuerdos de Sykes-Picot (allí se establecieron las fronteras actuales de Medio Oriente) no existirán más”. Todo el mundo ha metido la mano en este enredo sin calcular su impacto final: Estados Unidos, Arabia Saudita, Qatar, Siria, Turquía. Abubaker al Bagdadi parece haberse servido de cada contribución interesada para afianzar su propio proyecto. En muchos menos tiempo, el califa iraquí ha ido mucho más lejos que la hoy estancada Al Qaída.

LUNES 25 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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3) Karachi atrapada entre criminales armados y guardaespaldas
Zofeen Ebrahim (IPS)

La población adinerada de esta ciudad portuaria de Pakistán, de 20 millones de habitantes, recurre a las agencias de seguridad privada para protegerse de la escalada de asesinatos y secuestros ante una policía deficiente. Los más pudientes, que a menudo son el blanco de secuestros extorsivos, comenzaron a contratar guardaespaldas personales y se desplazan en vehículos blindados o a prueba de bombas.
Karachi es una de las ciudades más peligrosas del mundo porque los delincuentes, armados hasta los dientes, operan con impunidad mientras que la policía, escasa de personal, lucha por mantenerlos a raya. Un estudio que realizó la policía de la sureña provincia de Sindh indica que en Karachi, la capital provincial, hay 26.847 policías, de los cuales 8.541 trabajan para proteger a personas específicas y lugares estratégicos, como el puerto, el aeropuerto y la terminal de petróleo.
Del total, 3.102 policías se dedican a la investigación. Solo 14.433 agentes, en turnos de 12 horas diarios, son los responsables de mantener la ley y el orden y proteger las vidas y propiedades de la población de Karachi. Eso equivale a apenas un policía cada 1.524 habitantes de la ciudad, que registró 40.848 delitos en 2013, entre ellos 2.700 homicidios.
“Existe un descarado uso indebido de la policía de Karachi debido a que la cultura ‘VIP’ imperante aleja a los agentes de sus respectivas comisarías”, sostuvo Jameel Yusuf, que otrora fue el jefe de la Comisión de Enlace entre los Ciudadanos y la Policía (CPLP), una organización que trabaja en estrecha colaboración con la fuerza del orden local y el gobierno provincial. La deficiencia de la seguridad pública y la creciente demanda de protección en los últimos 20 años generaron un enorme mercado para las compañías de seguridad privadas.
El coronel Nisar Sarwar, expresidente de la Asociación de Agencias de Seguridad de Pakistán (APSAA, en inglés), informó a IPS que el país tiene aproximadamente 300.000 guardias de seguridad privada y que entre 70.000 y 75.000 se encuentran en la provincia de Sindh, de los cuales 50.000 están radicados en Karachi. De las 1.500 agencias de seguridad del país, 300 integran la de APSAA, pero Sarwar asegura que existen un sinnúmero de grupos privados más, con armas sofisticadas, que proporcionan seguridad a las familias individuales.

Los clientes ricos están dispuestos a pagar generosamente por esa seguridad. El blindaje de un vehículo 4×4 cuesta entre 30.000 y 45.000 dólares en Pakistán. Un vehículo nuevo blindado cuesta entre 150.000 y 170.000 dólares en el mercado internacional, según el diario Pakistan Today, una suma enorme en este país donde 60 por ciento de la población vive con menos de dos dólares al día, según datos oficiales.

En el último año hubo un “descenso de 50 por ciento en diversos delitos”, sostuvo Chinoy, el jefe de la CPLC, en diálogo con IPS. Pero Sarwar, director de Delta Security Management, una de las primeras agencias de seguridad del país, fundada en 1988, asegura que muchas familias y personas adineradas recurren a la protección de las empresas privadas. Mushtaq Shah, inspector general de la policía de la provincia de Sindh hasta 2012, compartió esa opinión y dijo que la demanda es “inmensa”. “La ciudad tiene unos 20.000 bancos, además de consulados, empresarios, fábricas… ¿Cómo podemos protegerlos sin la seguridad privada?”, cuestionó.

La politización del delito

El exjefe de la policía de Karachi, Shahid Hayat Khan, dijo a IPS que el delito y la política van de la mano en la ciudad. “Se complementan. Distintos partidos políticos emplean a los delincuentes. Algunos pertenecen al partido, pero la mayoría viene de bandas criminales que se dedican a la extorsión o el narcotráfico”, subrayó. “Luego hay algunos de grupos religiosos extremistas. Y a veces esos grupos están relacionados con el narcotráfico”, agregó Khan.

También hay guardias privados implicados en varios atracos a bancos. Otros atribuyen la delincuencia creciente a la interferencia política en el trabajo policial. “Si le otorgas al jefe de policía un período de tres años con la autoridad absoluta para dirigir a su equipo, por supuesto que con las debidas garantías, veríamos la diferencia”, afirmó Shah. Frustrado con la interferencia política, el propio Shah permaneció en su cargo solo un año, de 2011 a 2012. Sostiene que el gobierno en el poder, sea cual sea, siempre nombra a una persona de confianza en el puesto con el fin de eludir ciertas normas legales.

Dada la escasez de policías, Yusuf cree que la tercerización de determinadas tareas a las agencias privadas mejorará la seguridad pública. “La policía tendrá una carga menor si las empresas privadas se encargan del patrullaje, la protección de lugares estratégicos y el seguimiento de los VIP”, propuso. Yusuf agregó que esa opción sería más económica que contratar a más personal. Esa medida también les daría empleo y formación a los jóvenes de Karachi que están desempleados, añadió. No obstante, en la actualidad el común de los guardias de seguridad privada equivale “a poco más que un vigilante de uniforme. Está mal entrenado, mal supervisado y mal remunerado”, denunció.

Los guardias reciben un pago que varía entre 110 dólares, el salario mínimo mensual para un trabajador calificado, y 450 dólares, para los que portan armas. Dos terceras partes de esa remuneración quedan para la agencia como comisión. “Casi no reciben ningún tipo de formación y sus armas, si tienen licencia para portarlas, son obsoletas. Algunos también funcionan de mandaderos: trasladan archivos de una oficina a la otra o le llevan la comida al personal administrativo”, señaló.

La APSAA dirige dos centros de formación, uno en Karachi y el otro en la oriental ciudad de Lahore, que ofrecen a los reclutas una instrucción de tres días a cargo de militares en situación de retiro que les enseñan defensa y montaje de armas. No obstante, expertos como Sarwar creen que la capacitación será insuficiente si a los guardias no se les equipa con las armas necesarias para lidiar con la militarización que se apoderó de las calles de Karachi. “Las agencias no están autorizadas a darles armas automáticas a sus guardias. Solo se les permite disparar en defensa propia”, explicó a IPS. ”Hoy en día, incluso los ladrones utilizan fusiles Kalashnikov y el personal de seguridad privada no puede competir con esas armas sofisticadas”, concluyó.

Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga

LUNES 25 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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4) La “ley de Murphy” también afecta al Imperio
Alberto Rabilotta (Alai) *

Las economías del capitalismo avanzado no logran salir del atascadero en que cayeron a partir de la crisis financiera y económica del 2008-2009. Los gobiernos de esos países, sometidos al poder de la plutocracia que controla los monopolios financieros, industriales, comerciales y demás sectores, muestran una total incapacidad y confirman, con la terquedad con que aplican las políticas de austeridad, como es tan claro en la Unión Europea (UE) y otros países. el fin del sistema político que caracterizó la “civilización industrial”.

En Estados Unidos (EE.UU.), después de un frenazo en el primer trimestre, cuando el producto interior bruto (PIB) tuvo una contracción real de 2.1 por ciento (en términos anuales), la Oficina de Análisis Económicos (BEA, en su sigla en inglés) reporta un primer estimado del PIB en el segundo trimestre, con una tasa (anual) de crecimiento de 4.0 por ciento. Este estimado no es creíble y será probablemente revisado a la baja, según Shadow Government Statistics , portal especializado en revelar la falsificación de las estadísticas oficiales (http://www.shadowstats.com/)

Aunque los analistas al servicio de Wall Street dicen que esperan que en EE.UU. el crecimiento del PIB se mantenga por encima del 3,0 por ciento en los próximos trimestres, con cierto realismo el vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fisher, advirtió que el empeoramiento de la situación mundial afectó en el pasado las exportaciones y los ingresos de las empresas, deprimió los valores bursátiles e incidió en la toma de decisiones financieras de los negocios y las familias, y que “año tras año hemos tenido que explicar a partir de mediados del año por qué la tasa de crecimiento global fue más baja que la prevista apenas dos trimestres pasados”.

No hay dudas de que la “nueva normalidad” en las economías del capitalismo avanzado es la “japonización”, o sea tasas de crecimiento prácticamente nulas o bajas, como el 1.7 por ciento para EE.UU. en el 2014, según la previsión del FMI, y en el contexto de un desempleo crónico y elevado, sobre todo cuando se cuenta el creciente número de desempleados de largo plazo, los excluidos y el crecimiento de la población en edad y condiciones de trabajar que no tienen empleos. Y con empleos creados a tiempo parcial, muy mal pagados y con horarios que convierten en un infierno la vida cotidiana de millones de personas, como reporta el diario The New York Times (1).

En cuanto a la economía de Japón, que desde los años 90 sufre un crecimiento bajo, después de un primer trimestre positivo por las ventas domesticas –que subieron en anticipación del aumento de 10 por ciento en el impuesto al consumo (tasa al valor agregado), todo indica que en los próximos trimestres volverá a la tendencia de un crecimiento bajo (1.6 por ciento, según el FMI), o un crecimiento prácticamente nulo si la situación mundial se ensombrece un poco más.

En el plano europeo uno puede repetir casi lo mismo que hace dos o tres años: las políticas de austeridad y el desempleo masivo están minando las economías reales. Los países de la zona euro tuvieron un crecimiento nulo (0.0 por ciento) en el segundo trimestre, lo que significa que algunos sufrieron contracciones, entre ellos Italia, Francia y Alemania, y que el resto están estancados o con muy bajo crecimiento.

Todo esto en el contexto de las sanciones económicas, comerciales y financieras contra Rusia tomadas por EE.UU., la UE y otros aliados de la OTAN para agravar las tensiones en torno al dramático caso de la bombardeada población ruso-parlante en el Este de Ucrania, y la decisión de Moscú de aplicar la reciprocidad en definidos sectores del comercio agroindustrial e inversiones, que afectarán con particular intensidad a un número importante de países de la UE.

Por el momento nada permite pensar en una baja de las tensiones, al menos si uno ve que en momentos en que Finlandia trata de convertirse en interlocutor para encaminar negociaciones que reduzcan las tensiones , un diario “respetable” como el británico The Guardian, se prestó a una nueva provocación con la fabricación de una grotesca mentira, como fue el caso del “convoy militar ruso que penetró en Ucrania”, lo que le dio la oportunidad al “rey del chocolate” que preside el régimen golpista ucraniano, Petro Poroshenko, para caer nuevamente en ridículo al afirmar que su ejército había aniquilado esa columna “invasora”.

Triste de ver que ningún “medio respetable” del mundo occidental se preguntó, antes de publicar tamaña fabricación, cómo era posible que si esa columna militar iba a invadir Ucrania, una operación sin duda de carácter secreto, los militares rusos permitieron que autos con periodistas la fotografiaran y la siguieran hasta la frontera, o por qué la OTAN, con sus satélites espías que controlan cada milímetro de esa zona, no lanzó una acusación inmediata con pruebas al apoyo.

Quien con perros se echa, con pulgas se levanta.

La burda fabricación del golpe de Estado en Ucrania a partir de una coalición entre oligarcas mafiosos, neonazis, ultranacionalistas y despistados no podía dar otro resultado que la criminal política de bombardear a la población civil que no apoyó el golpe. a las pantomima s cotidiana del “rey del chocolate”, del “Yats” que la subsecretaria de Estado Victoria Nuland impuso como primer ministro, de los ministros y funcionarios que responden a una u otra fracción de esta siniestra coalición, y que con sus amenazas han convertido al parlamento en la caja de resonancia de las contradicciones entre las mafias que se reparten y disputan el poder.

Cada día trae una sarta de incongruencias y provocaciones de parte de los integrantes del régimen de Kiev: El pasado sábado 16 el movimiento neonazi Sector Derecho intimó a Poroshenko para que en 48 horas purgase el ministerio del Interior y eliminara todas las acusaciones criminales contra los miembros del Sector Derecho, so pena de que sus tropas de choque abandonaran el frente de combate en el Este del país para dirigirse a Kiev. Y el gobierno cedió sin chistar (http://en.ria.ru/world/20140817/192093814/Right-Sector-Not-Going-to-Attack-Kiev-Some-of-Requirements.html)

El lunes 18 el presidente del parlamento, Olexander Turchinov, declaró a la Agencia de Prensa del Báltico que “estamos sentando el objetivo de unirnos a la Unión Europea dentro de cinco años. Ucrania deberá convertirse en miembro de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte” (http://en.itar-tass.com/world/745501)

La coalición de neonazis y mafias de oligarcas no es una base como para “estabilizar” el régimen nacido del golpe de Estado. Ninguna de las facciones que se reparten las cuotas de poder está realmente gobernando para el bien de la población, que es la que ya está pagando –con las alzas de impuestos y de precios, con el aumento del desempleo, la pérdida de salarios y pensiones, con la eliminación de los ya reducidos servicios públicos-, la factura de esta aventura golpista.

La resistencia organizada por los rusos-parlantes en el Este y Sur de Ucrania es por el momento la única fuerza política y militar que cuenta en tanto que oposición al régimen de Kiev.

Algunos observadores piensan que si esta fuerza dura unos meses más, hasta la llegada del “general invierno” que despertará a la terrible realidad a una gran parte de los ucranianos del resto del país que dieron un apoyo activo o pasivo al golpe de Estado, el régimen de Poroshenko será políticamente más inestable y proclive a mayores locuras, como hacer avanzar el calendario para la llegada de fuerzas militares de la OTAN y a tener que apoyarse cada vez más en los sectores extremistas, en los neonazis, para reprimir salvajemente a la población.

Washington puede vivir con esta realidad y sacar beneficios. No es Ucrania el primer país, y desgraciadamente no será el último, que EE.UU. destruye y desmoderniza para crear zonas de caos que sirven a sus intereses. Por su parte la UE no tendrá más remedio que convivir cotidianamente, en su “patio trasero”, con esa caótica realidad que muy probablemente contaminará a los países vecinos.

Alemania, el único país de la zona euro que tiene capacidad (pero aún no la voluntad) de tomar decisiones políticas, no podrá seguir escondiéndose y tendrá dentro de muy poco tiempo que decidir si anula su futuro aceptando ser la punta de lanza de EE.UU. y la OTAN contra Rusia, o si mete su fuerza de potencia económica en Europa del Este al servicio de la estabilidad regional, lo que implica terminar la política de agresión contra Rusia.

Pero por el momento nada de todo esto parece ni siquiera preocupar a Bruselas o a la mayoría de gobiernos de los países de la UE, que se supone se unieron no hace mucho para poner fin a siglos de guerras, de matanzas y brutalidades entre vecinos. Como que no conocen el refrán de que “quien con perros se echa, con pulgas se levanta”.

La respuesta rusa, calmada pero radical.

Uno puede concluir en que el imperio neoliberal lanzó una grave provocación contra Rusia y los países que están buscando retornar a un sistema multipolar para crear opciones socioeconómicas regionales fuera del neoliberalismo, pero que la mesurada y calculada respuesta rusa los está, por así decirlo, haciendo que se “cocinen” en sus propias contradicciones, las que existen en el interior del gobierno en Kiev, entre los países de la UE y las que provienen de todos los intereses económicos afectados. Por ello es posible anticipar graves problemas para las economías reales de los países del imperio a partir del segundo semestre de este año.

La demencial política del imperialismo neoliberal para mantener el orden unipolar en las relaciones internacionales y poder así implantar su hegemonía en todo el mundo tiene muchos aspectos negativos, como los conflictos militares que directamente o por medio de aliados están causando decenas de miles de muertes en varias regiones del mundo, y provocando un retorno a la peor época de la Guerra Fría, al “equilibrio del terror”, en las relaciones con Rusia.

Nada hay de racional en esta política, que parece escrita por un pésimo guionista de Hollywood. En realidad, como dijo el primer ministro húngaro Víctor Orban, la consecuencia de “la política de sanciones proseguida por los occidentales, esto es, nosotros mismos” contra Rusia, “nos causa más daño a nosotros que a Rusia. En política eso se llama pegarse uno mismo un tiro en el pie” (Reuters, Gergely Szakacs, 15 de agosto 2014).

Algo similar había dicho el día anterior el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, cuando expresó que las sanciones contra Rusia no tenían sentido alguno, pero que si amenazaban el crecimiento económico del bloque de 28 países de la unión Europea (http://en.itar-tass.com/economy/745037)

Sin caer en el simplismo, cualquier observador más o menos objetivo puede concluir que en términos estratégicos, por una política basada en principios, entre ellos el de la soberanía de las naciones y de un mundo multipolar, y aplicada de manera calma pero firme por el gobierno de Vladimir Putin, Rusia sale ganadora en esta confrontación creada en Ucrania por el imperialismo estadounidense y sus aliados de la UE.

Hace poco más de dos décadas el imperialismo estadounidense había logrado destruir a su principal enemigo, la Unión Soviética y el campo socialista del Este de Europa, pero la desmedida ambición de convertir a esos países en “territorios vírgenes” para la expansión del neoliberalismo no tuvo contrapartidas. Ninguna de las promesas de Washington fueron cumplidas –incluyendo aquella de que la OTAN no entraría en los países limítrofes a Rusia-, ninguna ventaja les fue acordada a esos países, cuyo destino fue marcado como el de ser subordinados del orden neoliberal. Lo único que se realizó de manera planificada fue la desmodernización, o sea la destrucción de las economías y las sociedades.

Si Washington y sus aliados detestan y satanizan a Putin es porque éste aprendió la lección y desde hace unos años comenzó la difícil tarea de reconstruir el Estado en la Federación Rusa para que ejerciera un papel gestor en la recuperación de la economía, dominada por los oligarcas locales y sus socios extranjeros, y de una sociedad que no solo había perdido prácticamente todo lo conquistado bajo más de 70 años de socialismo sino retrotraída a la desolación y las penurias de la época prerrevolucionaria.

Es posible, y quien sabe hasta probable, que la intolerancia del imperialismo demostrada en esta aventurada ofensiva en Ucrania y en la avalancha de sanciones económicas, financieras y comerciales, y por otra parte la existencia en Moscú de una dirigencia política y estatal a la altura del reto, permitirá finalmente que Rusia emprenda la necesaria reconstrucción de la economía. Los pasos dados por el gobierno de Putin son claros en cuanto a la necesidad de crear o reconstruir los instrumentos estatales para intervenir en las industrias claves, en ramas o sectores económicos, como la agricultura, de manera que respondan a las necesidades socioeconómicas y a la seguridad nacional e internacional.

La prensa occidental no resaltó lo que Putin dijo al reunirse en Yalta, Crimea, con los legisladores del Parlamento ruso, pero que si se las lee atentamente son muy reveladoras: “Debemos calmamente, efectivamente y con dignidad, mejorar nuestro país sin aislarlo del mundo exterior, sin romper los lazos con nuestros socios, pero también sin permitirnos que nos traten de manera insolente y tutorial”. (http://en.itar-tass.com/russia/744957).

Subrayando que el objetivo de estas sanciones “es asegurar el dominio global de Estados Unidos. Esta es la verdad”, Putin se dijo confiado en que la sociedad rusa necesita consolidarse y movilizarse, pero no para guerras o conflictos, sino para el persistente trabajo en pos de Rusia y en nombre de Rusia, y que la respuesta de su gobierno a las sanciones económicas, financieras, políticas y comerciales de EE.UU. y los países de la OTAN, era “legal y válida. Ayudará y no dañará a nuestra economía interna”.

En esas reuniones Putin no descartó que Moscú pueda retirarse de la Corte Europea de Derechos Humanos, e incluso de retirarse unilateralmente de tratados internacionales “si este paso es necesario por los intereses domésticos”, recordando que EE.UU. se retiró unilateralmente del “Tratado para la Reducción de armas Estratégicas Ofensivas”.

La reciprocidad a las sanciones de los países de la OTAN “no es solamente represalia (sino) primariamente una medida de apoyo a nuestros manufactureros, así como una apertura a productores de países que quieren y están dispuestos a cooperar con Rusia”, enfatizando que las autoridades rusas deben focalizarse en “la solución de los problemas nacionales” (http://rt.com/business/180316-russian-food-ban-helps-economy/).

Y en una frase cuyo alcance recuerda la del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt en 1933, cuando comenzó a tomar importantes y radicales decisiones políticas para buscar salir de la Gran Depresión, de que «de lo único que tenemos que tener miedo es del propio miedo», Putin enfatizó que “nuestro futuro está en nuestras propias manos”.

Lo que nos dice la ley empírica del ingeniero estadounidense Edward A. Murphy, formulada en la breve frase «si algo puede salir mal, saldrá mal», es que todo aquello que no ha sido pensado y repensado hasta en sus más mínimos detalles y consecuencias, sea un proyecto de ingeniería, un plan económico, una política exterior o la manera de portar un arma, entre muchos etcéteras, corre el riesgo de terminar mal.

La soberbia de este imperialismo neoliberal no le agudiza la inteligencia y ni siquiera la astucia de saber hasta dónde se puede mentir y engañar. No le permite pensar y repensar sus ambiciones desmedidas, al contrario, la soberbia lo enceguece y cada vez más lo conduce a usar lo único que tiene, la fuerza militar para amenazar y golpear a diestra y siniestra, como lo estamos viendo.

Que todo terminará mal para el imperialismo es una certitud, pero por lo que hay que luchar es por impedir que termine mal para todo el mundo, para este pequeño y amenazado planeta, el único que jamás tendremos. Los progresos en la creación de un mundo multipolar, que pasan por la vía de cambios políticos y económicos nacionales y regionales, son la única vía de frenar esta demencial búsqueda por la hegemonía total.

Nota:

(1) Trabajo a tiempo parcial, The New York Times

– Alberto Rabilotta es periodista argentino – canadiense.

LUNES 25 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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5) Trotsky y su época – A 74 años de su asesinato
Guillermo Almeyra (Rebelión)

Trotsky nació, vivió, luchó y fue asesinado hace 74 años en un mundo preñado de revoluciones anticapitalistas y de liberación nacional pero marcado también por contrarrevoluciones originadas por el temor al desarrollo impetuoso del movimiento obrero revolucionario, que entonces era internacionalista. El fin de la Segunda Guerra Mundial, ya sin Trotsky, abrió una etapa completamente diferente, aunque aceleró los movimientos anticolonialistas e independentistas en todo el mundo cuyos ejemplos más potentes fueron la Revolución china, en Asia, la argelina, en Africa y la cubana, en América Latina. Ese fin de guerra presenció una ola revolucionaria mundial, pero sin revolucionarios socialistas que supieran encauzarla y con los partidos socialistas y comunistas empeñados en reconstruir los Estados capitalistas como en Italia, Francia o Bélgica.

Stalin, por otra parte, condujo la guerra en la entonces Unión Soviética como una Gran Guerra Patria, por la Madre Rusia, fomentó el nacionalismo gran ruso, recurrió a los héroes del imperio zarista, reintrodujo en el ejército antes Rojo los capellanes ortodoxos y el poder y las charreteras de los oficiales, restituyó bienes a la Iglesia ortodoxa. Sus continuadores, incluido Vladimir Putin, fomentaron la nostalgia por el zarismo así como el nacionalismo chauvinista y xenófobo. Los partidos comunistas de todo el mundo abandonaron el internacionalismo y desarrollaron el nacionalismo en los países donde actuaban y se llegó así, por ejemplo, a guerras entre China y Vietnam.

Mientras en las ex colonias el nacionalismo era liberador, anticolonialista, en el resto del mundo, en cambio, subordinó por décadas a los trabajadores a la idea falsa de una alianza con las burguesías nacionales para lograr el desarrollo bajo la dirección del aparato estatal. Ese desarrollismo capitalista de entidades estatales enanas abrió el camino a las transnacionales y la mundialización dirigida por el capital financiero y facilitó la derrota mundial de los trabajadores y de sus organizaciones tradicionales (sindicatos, partidos socialistas y comunistas).

Los socialdemócratas se metamorfosearon en ese proceso en liberalsocialistas, llevando a sus últimas consecuencias su aceptación del capitalismo como supuesto único marco para la acción y los comunistas, en el mejor de los casos, se transformaron en socialdemócratas dedicados sólo al parlamentarismo y a la farsa del electoralismo mientras los movimientos nacionalistas revolucionarios dieron origen a grupos burocráticos nacionalistas neoburgueses, corruptos y muy sensibles a las presiones burguesas locales y a las del gran capital extranjero, como el PRI, el peronismo o el partido oficialista argelino. En cuanto a los países aún “comunistas”, como China, Vietnam o Corea del Norte, se dedican a construir un capitalismo de Estado a costa del nivel de vida de los trabajadores o, como el régimen de Pyongyang, una monarquía hereditaria sangrienta disfrazada de “socialista”.

El mundo actual está hundido en una crisis económica, ecológica, moral, de civilización. Desde los gulags stalinistas, los campos de concentración nazis, las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, las guerras de Corea y Vietnam, las matanzas en Ruanda y Burundi o el Congo, vivimos en plena barbarie y la vida civilizada e incluso la supervivencia de nuestra especie están al borde del colapso y muchos temen los cambios que podrían agravar. El capitalismo, ya sin miedo al movimiento obrero, destroza una a una las conquistas sociales de un siglo y medio; los trabajadores, ya sin utopías ni esperanzas de superación del capitalismo, combaten en orden disperso y a la defensiva.

Si en tiempos de Trotsky la esperanza socialista movilizaba a cientos de millones de obreros, campesinos, intelectuales, antiimperialistas y llevaba a discutir la estrategia revolucionaria para conducir mejor ese ejército mundial a la victoria y a la construcción de un nuevo mundo, hoy no hay confianza en la idea misma de socialismo y, por el contrario, toda Europa oriental y una gran parte de Asia fue vacunada contra ella por la barbarie del “socialismo real” stalinista. La inmensa mayoría de la Humanidad ha naturalizado la idea impuesta por la burguesía de que no hay alternativa al régimen capitalista y aspira, cuando mucho, a introducir alguna reforma en un régimen feroz y caótico por su esencia mismo donde el límite a la explotación sólo es dado por la resistencia social.

Una consecuencia de esa desesperanza es que Lenin o Trotsky, teóricos revolucionarios marxistas preocupados por la estrategia que pudiese llevar al socialismo, sólo son recordados hoy por pequeñísimas minorías que se aferran a sus teorías aún válidas y que Marx reaparezca sólo como economista, totalmente diferenciado del historiador y del socialista revolucionario, y como sostén para ideas y propuestas banales, reformistas y neoliberales como las de Thomas Pikkety.

Otra consecuencia, para quienes quieren ser marxistas hoy, es la comprensión de que el pasado es irrepetible, así como son irrepetibles las políticas y el lenguaje de los revolucionarios de la fase anterior. Además, la comprensión de que antes que nada deben comprender a las amplias masas que, bajo direcciones burguesas, luchan por la democracia, por la liberación nacional, contra el imperialismo sin ser anticapitalistas y, por lo tanto, deben estar junto a ellas aunque sin compartir sus errores e ilusiones. Hay que saber ser minoría pero con vocación mayoritaria y pensando en cómo partir del nivel actual de conciencia y organización de las mayorías para intervenir más y mejor en la crisis y demostrar que la democracia y la independencia nacional sólo se lograrán acabando con el régimen que las hace imposibles y, de este modo, comenzar a construir las bases de una sociedad no capitalista igualitaria y democrática, cualquiera sea el nombre y la forma que la misma adopte.

“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas
dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en
la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la
clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que
en general las ideas de los que no disponen de medios de producción
intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. Carlos Marx

LUNES 25 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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