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URUGUAY: ESTE 25 DE NOVIEMBRE MARCHAMOS – comcosur mujer 624 -25.11.2019

COMCOSUR MUJER / AÑO 16 /No. 624 /lunes 25.11.2019 – Hoy:

1) Argentina: Trabajadoras contra las violencias
2) Argentina: Las músicas lograron que el Cupo Femenino sea ley
3) Bolivia: “Esta dictadura busca un revanchismo contra los pueblos originarios”
4) Bolivia: Mujeres aymara: “Vamos a seguir luchando contra la masacre”.
5) México: Lucha libre en México: un teatro de la violencia patriarcal
6) Uruguay: Este 25 de noviembre Marchamos
7) Uruguay: Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer: todo lo que queda por hacer

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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 16 /No. 624 – Lunes 25 de noviembre de 2019 / Producción: Beatriz Alonso y Belén Itza / Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” Rosa Luxemburgo
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1) ARGENTINA: TRABAJADORAS CONTRA LAS VIOLENCIAS

En el marco de las actividades por el día internacional de la no violencia contra las mujeres la Secretaría de Género de la CTA T organiza una jornada de debate y reflexión, convocada bajo el lema: de la resistencia sindical feminista hacia la justicia social y la igualdad. La que se desarrollará en la sede nacional de Piedras 1065, de 11 a 14 horas, el mismo día lunes 25 de noviembre.

Por Secretaria de Igualdad de Género CTA Nacional

En el marco de las actividades por el día internacional de la no violencia contra las mujeres la Secretaría de Género de la CTA T organiza una jornada de debate y reflexión, convocada bajo el lema: de la resistencia sindical feminista hacia la justicia social y la igualdad. La que se desarrollará en la sede nacional de Piedras 1065, de 11 a 14 horas, el mismo día lunes 25 de noviembre.

Luego de cuatro de años de políticas de ajuste, que trajeron mayor pobreza, endeudamiento, despidos y crecimiento de la violencia política, social y de géneros, desde las trabajadoras organizadas queremos compartir nuestra visión sobre el impacto que este modelo tiene en nuestras vidas, pero también la visión respecto a lo que se viene. El Frente de TODES se ha comprometido con esta sociedad con un proyecto diametralmente opuesto al que hemos padecido estos años. Donde el trabajo vuelva a ser un eje ordenador de la sociedad, las comunidades, las familias, las personas. En el que la integración regional y la perspectiva de Derechos Humano sean rectoras de nuestras políticas. Algo que ya ha demostrado nuestro presidente electo, Alberto Fernández, con la denuncia al golpe de estado en Bolivia y la colaboración en la protección de la vida de Evo Morales, e incluso la invitación para que ser asilado político en la Argentina. También lo ha hecho en su claro compromiso con la vida y la salud de las mujeres, al comprometerse a promover la legalización del aborto, algo que señalamos hace tiempo como una deuda de la democracia.

Para el movimiento sindical y las organizaciones sociales, que incluyen el feminismo popular desde el que nos identificamos, han sido 1400 días de resistencia cotidiana. Lo que nos ha permitido crecer en organización, en conciencia política y en la construcción de unidad política, que nos permite ser parte hoy de la esperanza que será gobierno dentro de muy pocos días. Por eso queremos en esta conmemoración de la no violencia, repasar todas las violencias que hemos sufrido estos años, pero con la mirada puesta en todas las iniciativas que como trabajadoras y desde el feminismo tenemos para la construcción de una sociedad con inclusión, igualdad y justicia social.

Desde la perspectiva descripta es que el evento constará de tres momentos centrales, en principio vamos a iniciar la jornada con palabras de referentes de los principales conflictos de nuestra Región: 1. El Golpe de Estado en Bolivia, 2. La rebelión y luchas populares en Chile, 3. Las resistencias y represión en Ecuador. En todos los casos trayendo testimonios de mujeres líderes de cada país. En un segundo momento contaremos con la presencia de la ex Procuradora Alejandra Gils Carbó, quién realizará una exposición sobre las políticas de ajuste y el crecimiento de la violencia social y de géneros. Para finalizar escucharemos a las dirigentas sindicales, organizadoras e invitadas, respecto al impacto del modelo neoliberal en cada sector, así como las propuestas que venimos desarrollando desde nuestra perspectiva sindical y feminista. Como cierre del encuentro haremos una intervención colectiva con las principales temáticas convocantes de nuestro encuentro.

Organizan y convocan la Secretaría de género nacional de la CTA, de la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, además de los sindicatos y organizaciones afiliadas a la Central.

#NiUnaTrabajadoraMenos
#VivasyDesendeudadasNosQueremos
#VivasyConTrabajoDigno

Agencia Paco Urondo / COMCOSUR MUJER Nº 623 – 25/11/2019
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2) ARGENTINA: LAS MÚSICAS LOGRARON QUE EL CUPO FEMENINO SEA LEY

Sancionada por amplia mayoría, exige un 30 por ciento de participación de mujeres y disidencias en festivales. La iniciativa fue impulsada por un grupo de más de 700 músicas.

Por María Daniela Yaccar

La que se votó el miércoles es la primera ley a nivel mundial que establece un cupo femenino en el ámbito musical.

La que se votó el miércoles es la primera ley a nivel mundial que establece un cupo femenino en el ámbito musical.
La Argentina cuenta con la primera ley a nivel mundial que establece un cupo femenino para eventos musicales. Así lo asegura la principal impulsora del proyecto, Celsa Mel Gowland. Proyecto empujado en los últimos dos años por nada menos que 700 músicas de todo el país y aprobado el miércoles por la noche por la Cámara de Diputados. Determina un piso de 30 por ciento de participación de mujeres y disidencias en eventos tanto públicos como privados. “Necesitamos escenarios más igualitarios. Van a ser más representativos de los géneros y sexualidades. Siempre tuvimos en claro que la convivencia que se creará entre trabajadores y trabajadoras nos permitirá luchar más rápidamente contra violencias, abusos, la misoginia y los destratos que nos afectan como sociedad”, expresó Mel Gowland.

En mayo, el proyecto había recibido la media sanción de Senadores. En Diputados fue aprobado con 133 votos afirmativos, cinco negativos y seis de abstención. A partir de ahora, los eventos organizados de forma pública o privada que convoquen a un mínimo de tres artistas y/o agrupaciones en una o más jornadas o programaciones anuales deben respetar un cupo femenino de 30 por ciento. Este número abarca tanto a solistas como grupos de mujeres y mixtos. En este último caso, la composición de la banda también debe cumplir con un cupo del 30 por ciento. La presencia femenina no se computa en caso del acompañamiento a un varón solista. La autoridad de aplicación es el Instituto Nacional de la Música (Inamu), que impondrá sanciones y multas (de hasta un 6 por ciento de la recaudación de los shows) a productores, curadores, organizadores y responsables comerciales que no se adecúen a la normativa. Aunque el documento no menciona el aspecto de las disidencias y diversidades, de ello se ocupará el Instituto en la normativa de fiscalización.

Este resultado es “la culminación de dos largos años de trabajo” por parte de artistas de distintas geografías, generaciones y estilos, que emprendieron investigaciones, obtuvieron estadísticas propias y confeccionaron el texto original. Para ellas fue fundamental el acompañamiento de Mercedes Liska, investigadora del Conicet especializada en música popular. “La ley surgió de la discusión en las redes sociales en la primavera de 2017. Por suerte salió de las redes. Si no ponemos el cuerpo no logramos acciones que modifiquen la realidad. Esta no es la solución completa para la desigualdad, porque hay muchas formas de ser músicas en la Argentina, por fuera de los escenarios. Pero va a achicar la falta de representatividad”, dijo a Página/12 Mel Gowland, vicepresidenta del Inamu entre 2014 y 2018.

La Argentina es uno de los países más desiguales en términos de género en los eventos musicales. Se da en todos los estilos, pero es más notorio en el rock. Un estudio de la publicación chilena La Ruidosa reflejó que la participación femenina en escenarios argentinos era menor al 13 por ciento. Las integrantes de la Campaña Más Músicas en Vivo arribaron a una conclusión aún peor. Hicieron un estudio “más abarcativo”, en torno a 46 festivales, las seis regiones culturales y las 24 provincias. “El porcentaje en promedio fue de 9,96”, indicó la cantante.

En relación al trayecto legislativo de la iniciativa, Mel Gowland destaca el empuje de artistas que no precisaban para sí más posibilidades laborales, pero que “al ser conocidas y referentes” mantuvieron diálogos con legisladores para plantearles la “realidad”. El proyecto llegó al Congreso de la mano de la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti. Si bien a nivel mundial no existe una ley semejante a la recientemente sancionada, al comenzar a perseguir su objetivo la Campaña supo que la Unión Europea había firmado hacía poco una carta de intención para que en 2022 se alcanzara la paridad en los escenarios. Por su parte, Francia impone una penalidad para proyectos que aplican a becas o subsidios sin perspectiva de género. “Tomamos como espejo la ley de cupo en la política. Nos parecía un caso de discriminación positiva excelente para tomar como ejemplo”, contó Mel Gowland. A mediados de este mes, hubo una buena noticia en Rosario: el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para promover la equidad en festivales de la ciudad. Músicas de otras ciudades –Mendoza y Santiago del Estero, por ejemplo– batallan en la misma dirección.

En los fundamentos del proyecto legislativo se plantea como “histórico” el reclamo de intérpretes, autoras y compositoras por la falta de espacio para “exponer su visión del mundo a través del arte”. “Si para los músicos en general cada vez se achican más los espacios para tocar, en el caso de las mujeres esta estrechez alcanza la imposibilidad de dedicarse a la música como medio de expresión y como fuente de trabajo”, se lee en el documento. También: “El campo artístico-musical es un ámbito de gran visibilidad que construye modelos y representaciones sociales significativas. Es importante que los festivales contribuyan a construir imaginarios de los géneros y las sexualidades más equitativos”. En lo concreto y en lo simbólico: las músicas esperan que la norma derribe prejuicios en torno a la generación de ganancias en la industria cultural y permita la “necesaria” multiplicidad de miradas y voces.

Las artistas tienen voz

Mavi Díaz: “Esta ley defiende un derecho laboral y cultural. En las épocas que estamos viviendo no se puede ignorar lo que las mujeres tenemos para decir. Por la edad que tengo me gusta pensar que el mejor legado que las Viudas dejamos a las pibas de nuestra generación fue que podían tocar la guitarra eléctrica, el bajo, la batería, el teclado. Hoy felizmente abundan instrumentistas, compositoras y cantantes con una calidad tremenda. Un panorama riquísimo, muy esperanzador para la cultura argentina. Las pibas de hoy no se identifican con el discurso machirulo y banana de las bandas de rock con poco para decir pero muchos escenarios que ocupar. Por el contrario, buscan referentes femeninas. Forman parte de esta gran ola feminista. La ley es un signo de los tiempos. No solo pensamos que salda una deuda histórica, sino que también es la respuesta que les tenemos que dar a las pibas. Ellas igual difunden su música, se juntan; hay una sororidad tremenda, un concepto distinto de tejer redes. Cuando ayer (miércoles) terminamos de celebrar, lo primero que hicimos fue hablar de qué va a pasar con la aplicación, cuál va a ser nuestra postura respecto de que los productores que ahora no tienen la excusa de que ya tienen cerrada la grilla. Trataremos de generar una red laboral para proponerles artistas y esperemos que no haya represalias”.

Hilda Lizarazu: “Mi mirada con respecto a esta ley es esperanzadora y brillante. Fomenta lo femenino en la música. Las músicas haciendo sus músicas en los escenarios de la Argentina. Visibiliza la enorme inequidad que hubo en estos últimos 50 años de festivales de diferentes géneros: folklore, tango, incluso música clásica, obviamente rock y pop. Una ley que abre puertas hacia las nuevas generaciones. No puedo más que compartir y celebrar esta ley y agradecer a los diputados, diputadas, senadoras y senadores que por unanimidad la votaron. Hacia adelante va a haber que implementarla, auditarla y controlarla. Pero estoy muy feliz.”

Andrea Alvarez: “Cuando salió la idea de esta ley no me cerraba. Porque generacionalmente cuando empezamos, supongo que antes también, cada mujer se esforzaba por mostrar que no era la novia de, la amante, la amiga… nada más que una talentosa persona mostrando su talento. Era agotador. No podíamos más. Me la pasaba estudiando. Muchísimo más quizás de lo que un varón. Y si me decían que iba a estar en un escenario por una ley me ofendía. Hoy cambió todo. Quiero a esta ley porque se empieza a hablar de que la mujer existe en la música y las bandas empiezan a pensar en poner una guitarrista, una baterista mujer… Al levantar la alfombra, ven que hay un montón de mujeres en acción que nadie veía. Muchas compañeras dicen que esta ley no es por nosotras, sino para las más chicas. Es para ellas pero para nosotras también. Hay hombres de 80 años mostrándose, siendo escuchados. Siempre lo fueron. ¿Hay mujeres de 80 en los escenarios? Casi nada. La mujer pertenece más que nada a lo independiente, no al establishment. Las visibles son un porcentaje breve, se repiten, pertenecen a monopolios y lugares de poder. Por suerte ellas también militaban esta ley, porque no son ignorantes. ¿Las mujeres somos la salvación de la música? No. ‘El rock de machitos’, todas esas frases, a mí no me van. La música trasciende todo esto. Lo que no lo trasciende es el negocio. La equidad en la oportunidad y en espacios va a dar un aire fresco a una escena que hace rato que junta humedad. Tenemos mucho para decir; hemos dicho muchas cosas que nadie escuchó. Hay discos, un montón de obra a la que nadie le dio pelota durante décadas. Bienvenida la ley, la diversidad. Es una puerta para algo que siempre estuvo oculto. Lo no binario. Para un mundo musical distinto, al menos”.

Pagina12 / COMCOSUR MUJER Nº 623 – 25/11/2019
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3) BOLIVIA: SANDRA COSSIO, DE LA CONFEDERACIÓN DE MUJERES BARTOLINA SISA: “ESTA DICTADURA BUSCA UN REVANCHISMO CONTRA LOS PUEBLOS ORIGINARIOS”

Entrevista a Sandra Cossio, de la Confederación de Mujeres Bartolina Sisa

Por Lucio Garriga y Gerardo Szalkowicz*

La instauración de un gobierno de facto en Bolivia, luego del golpe de Estado contra Evo Morales, ha dejado, hasta el momento, al menos 30 personas asesinadas, 180 heridas y más de mil detenidas. Frente a la militarización de las calles y la violencia desatada contra el Movimiento Al Socialismo (MAS), las organizaciones sociales mantienen importantes bloqueos y movilizaciones en ciudades como El Alto y Cochabamba. Sandra Cossio, comunicadora indígena e integrante de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias Bartolina Sisa, denuncia que “se nos están violando todos los derechos, el derecho a la protesta y el derecho a la vida”. Califica el golpe como una “masacre blanca” que busca “destrozar al indio”.

-¿Cómo describe la situación que vive el país?

– Es muy doloroso lo que está sucediendo ya que esta señora autoproclamada ha sacado una resolución dándole a la fuerza pública carta blanca para matar. Nos está haciendo ver a nosotros que no tenemos el derecho a protestar y a defender nuestra posición como pueblos indígenas. Se nos están violando todos los derechos, el derecho a la protesta y a la vida, porque ya han muerto más de 20 compañeros. Este gobierno trucho, que nadie ha nombrado, nos está matando. La gente está pidiendo que nuestro presidente Evo vuelva.

-¿Qué posibles salidas se vislumbran en el corto plazo?

-Creemos que es importante el diálogo sincero, sin trampas, porque ellos van al diálogo con trampas. Sólo hemos pedido que no hagan persecución contra nuestros dirigentes y que nos dejen protestar. El diálogo es fundamental. Yo sé que hay gente que piensa diferente y hay que respetarlo, como hemos hecho durante estos 13 años, hemos respetado sus formas de protestar y de igual forma queremos que nos respeten. La mejor opción es el diálogo, sentarnos entre todos los sectores políticos y sociales y ponerle fin a esto para poder ir a unas elecciones limpias, pero el golpe de Estado ya se ha consumado porque ya han puesto sus ministros. Ya han botado a 180 personas del Ministerio de Gobierno, a 120 del Ministerio de Economía, están botando a todos. Es una masacre blanca. ¿Cómo se va a manejar el Estado si están botando a todos los funcionarios del Estado Plurinacional? Me parece absurdo. Están sobrepasando todo, no les interesa nada. Hablan con una cara y con la otra le clavan un puñal al pueblo.

-¿Le llama la atención la violencia que han mostrado algunos sectores que apoyan al gobierno de facto? ¿Se puede decir que hay una violencia revanchista?

-Sí, estoy segura que es así. Esta dictadura busca un revanchismo contra nosotros, contra los pueblos originarios. Ya les enojaba antes que nosotros, como indígenas, estemos dentro del gobierno, que los estemos gobernando. Sé que ahora ellos con poder absoluto, y con el poder de las Fuerzas Armadas y la Policía se creen la cereza, o como decimos nosotros: la bola de papa. Quieren destrozar al indio porque aquí la peor cosa de la sociedad es el coya, el indígena y el masista, entonces quieren deshacer con todo su odio. Es un revanchismo, están muy enojados. Ahora quieren volver todos sus asilados políticos que están en Estados Unidos, como (Carlos Sánchez de Lozada) Goni, (Carlos) Sánchez Berzaín, que están alistando las maletas para venir a Bolivia. Ya se han venido 26 personas de Brasil. Ya están armando muchos más cuerpos para pisar otra vez al indio y que seamos nosotros, otra vez, los sirvientes de ellos.

-¿Cómo analiza el rol que están jugando los medios de comunicación nacionales?

-Los medios de comunicación no están con nosotros. Han comprado conciencias. Muchísima plata ha corrido para esta gente. Los medios estatales que antes eran nuestros ya no están con nosotros, no tenemos quien grabe lo que está sucediendo. Están diciendo que nosotros tenemos armas, eso es falso, los compañeros no tienen armas, ellos van con sus banderas y sus wiphalas. Están haciendo ver que nosotros mismos nos estamos matando y eso es totalmente injusto. Los compañeros han grabado a los militares en Senkata y se ve claramente que disparan a quemarropa contra nosotros. Duele mucho que nadie haga nada por nosotros. Esto sí es una dictadura. Ahora sí no tenemos derechos.

-¿Cómo está reaccionando la ciudadanía que quizás no está con los golpistas pero tampoco defiende abiertamente a Evo Morales? ¿Hay una percepción generalizada de que se produjo un golpe de Estado?

-La gente está muy descontenta, pero muchos están en silencio porque tienen miedo. Dicen que no son personas políticas y que no son afines a ningún lado pero que ya es el colmo de tanto maltrato. Hay mucho descontento porque los han engañado. Están muy descontentos con todo esto y con las masacres que se están haciendo, rechazan a este movimiento cívico-fascista que se ha iniciado porque los han engañado.

-¿Cómo repercute el golpe de Estado en particular en las mujeres bolivianas?

-Duro y difícil. Duele bastante porque sabemos que como mujeres que hemos perdido un espacio dentro de los actores políticos. No tenemos voz como mujeres y peor si somos de pollera: yo soy una mujer de pollera, y bien orgullosa. Esto va a ser mucho peor para nosotras. No creemos en nada, no confiamos en lo que están haciendo. Ellos son marionetas de Estados Unidos y nosotras, como mujeres indígenas, no vamos a tener posibilidades de hablar. Duele mucho. Hemos perdido mucho como mujeres y hemos retrocedido como 20 años en este proceso en el que estábamos yendo en contra de la discriminación y el daño que nos hacían a nosotras. En las leyes que se habían hecho a favor de nosotras se está retrocediendo bastante. Hoy en día ni las autoridades fascistas ya no nombran al Estado Plurinacional, ahora dicen República. En todos sus accionares nos están dañando más y estamos retrocediendo hartísimo.

-¿Qué mensaje le enviaría a la comunidad de América Latina que está viendo con preocupación lo que está ocurriendo en Bolivia?

-No permitamos que otra vez entre la derecha y nos dañe, nos destruya y nos quite la posibilidad de ser. Nosotros somos los dueños de nuestras tierras, no permitamos que otra vez nos las quiten. Unamos fuerzas: sabemos que en Chile, en Ecuador, en Brasil están pasando problemas difíciles, en Argentina sale el sol y eso nos alegra bastante. Sigamos tejiendo estos lazos de comunicación que son fundamentales para todos los pueblos. No nos vamos a quedar callados. Sigamos en la lucha que vamos a vencer.

(*) Entrevista realizada en el programa “Al sur del Río Bravo”

Nodal / COMCOSUR MUJER Nº 623 – 25/11/2019
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4) BOLIVIA: MUJERES AYMARA: “VAMOS A SEGUIR LUCHANDO CONTRA LA MASACRE”

Bolivia, entre la masacre de El Alto y el pacto en el Parlamento

El relato de la cronista radial Yolanda Mamami describe con precisión la postal de El Alto después de la masacre de ayer. Aporta nombres, edades y datos sobre los asesinados con bala y por la espalda por las fuerzas armadas, describe cómo fue creciendo la protesta en esa ciudad al ritmo de la indignación y de qué depende la salida al golpe de Estado que siembra la falta de alimentos y la represión: el pacto entre la fuerza ilegal del gobierno de facto y la Asamblea Constituyente. En este marco, las mujeres aymara dicen: “Vamos a seguir luchando contra la masacre”.

Yolanda Mamani es aymara “de pollera”, como se define, comunicadora radial (“radialista en radio El Deseo”) y está en El Alto en medio de una postal que describe con una palabra “indignación”. Desde allí narra a lavaca con precisión y por teléfono lo que está viendo y sintiendo: “Se está haciendo un cabildo y la gente también está llegando de diferentes lugares, con estandartes y whipalas, hasta donde se está haciendo la vigilia de los cuerpos asesinados por las Fuerzas Armadas. La vigilia es frente a una iglesia donde también están haciendo la autopsia. Acá la verdad es que se siente mucha rabia, mucho enojo. Cada día se ha ido sumando a esta lucha la gente, porque al principio eran pocos quienes estaban como indignados después de la renuncia del presidente Evo Morales. Hasta hace unos días había una mezcla: gente indignada por el pisoteo de la whipala y en el medio de ese movimiento, había mujeres y hombres que estaban peleando el regreso de Evo Morales. Y así es como se ha ido sumando esta lucha en la ciudad de El Alto: por la indignación. Ayer con la muerte de los y las hermanas alteños la gente se ha indignado mucho más. Ahorita sabemos que son como 8 personas los asesinadas con bala. Ahorita se están haciendo autopsia. Entre las asesinadas hay mujeres: no sabemos cuántas exactamente, pero sí hay mujeres. De hecho, una es mujer de pollera. Los familiares están reacios a los medios, sobre todo a medios nacionales porque no han estado dando prioridad de todo lo que pasaba en El Alto. Por eso tienen la molestia .Y tampoco nosotras estamos obligándolos a hablar. Es un momento de duelo y justamente eso hay que respetar”.

-¿Estuviste presente durante la represión?

-No estaba yo al momento de la represión: estaba haciendo cobertura en La Ollada (la ciudad de La Paz). Hoy vinimos para saber realmente cuántas personas habían sido asesinadas. Muchos dicen son 30 las baleadas, porque hay gente herida y hospitalizada.

-¿Qué datos pudiste chequear de los asesinados?

El Instituto de Investigaciones Forenses me pudo informar que existen dos cadáveres en la morgue del Hospital de Clínicas de nombres Edwin Juchamani Paniagua y Ruddy Cristian Vásquez. Las otras seis personas fallecidas son Juan José Tenorio Mamani (23 años), Joel Colque Patty (22), Antonio Ronaldo Quispe Ticona (23), Pedro Quispe Mamani (37), Clemente Eloy Mamani Santander (23) y Devi Posto Cusi (34). Hemos hablado con los familiares de uno de los asesinados: Edwin . Es de uno de los pueblos de El Alto, de acá a dos horas. No estaba metido en la revuelta, sino yendo a trabajar.

Era albañil y le han asesinado con bala por detrás. Los familiares no estaban de acuerdo con la autopsia, se resistían, pero al final la Defensoría del Pueblo les ha convencido y es por eso que ha sido uno de los primeros en hacerse la autopsia. La familia ya se lo están llevando a su área rural, para que tenga sepultura allá en su pueblo. Es gente bastante pobre, muy humilde, muy triste. Es gente muy pobre que no sabe a quién acudir. Le está exigiendo al Estado, justicia. Es muy triste también hablar y acercarse a la gente, están bien susceptibles. No se puede hablar fácil en un momento de duelo.

El velorio de uno de los asesinados por las FFAA bolivianas donde se encontraba Yolanda mientras hablaba con lavaca.org
-¿Cómo es la situación ahora en El Alto?

-Estamos viviendo un momento de bastante tensión. Acá mismo hace minutos nada más estaban revoloteando helicópteros y avionetas de las Fuerzas Armadas. Estaban revoloteando para seguir amedrentando y meter miedo en la población. Además, está difícil llegar a El Alto. Hemos venido por el teleférico por tramo, y caminando después. Hay barricadas en las esquinas y calles de la ciudad, trancas por todos lados. No se puede transitar directo. Al llegar lo primero que notamos es que si hace unos días la gente no estaba indignada por la renuncia de Evo o estaba mirando las protestas desde el balcón, ahora sí se han movilizado. Están indignados y están conmovidos por el dolor y el duelo. Eso se siente: la rabia y la impotencia se siente en la gente, en contra de Janine Añez, que nos está mandando las Fuerzas Armadas para matarnos como si fuéramos animales.

-¿Cómo se vive en El Alto estos días?

-Es mucha tristeza, angustia, porque cada día a día siempre faltan alimentos. Están muy caros, y eso nos afecta principalmente a la gente que vive del día a día, a la gente pobre. Son ya muchos días que estamos así. Y en las áreas rurales no está entrando alimentos. Entonces la gente tiene rabia y, al mismo tiempo, hay desesperación. Antes teníamos todo y ahora no hay gas para cocinar, por ejemplo. Y la gente se desespera. Pero también hay muchas mujeres aymaras que me han dicho: “ No vamos a sufrir. Tenemos de todo. Lo único que necesitamos es sal”. Y me decían: “Vamos a seguir luchando contra la masacre que está haciendo esta Presidenta transitoria”.

-¿Hay críticas a Evo?

Desde mi ser chola, mi visión es crítica. Obvio que con esta Presidenta es otra cosa. Acá en la ciudad de El Alto están metiendo bala sin piedad alguna. Han sacado un decreto supremo para darle licencia a los militares para que asesine a la gente.Pero frente a eso veo que muchas organizaciones sociales en tiempos de Evo se fracturaron y no tienen ahora la misma convocatoria para exigir algo. Y esa pérdida de fuerza tiene que ver con esa división. El MAS (partido de Evo) quiere ahora instalar la discusión por la pacificación para ir a las elecciones de una buena vez. El Congreso ahora mismo está sesionado para elegir a los vocales y conformar el nuevo órgano electoral. Esto en el marco de lo legal. Y es muy difícil la batalla ahí porque este un gobierno transitorio que no tiene mayoría en el Congreso. Va a ser discusión que se va a saldar si se logra un consenso entre el gobierno de facto y los partidos con representación en el Parlmento. Entre lo legal y lo ilegal. Es muy complicado. Y es complicado porque desde que el gobierno de facto entró a gobernar metió una actitud de revanchismo con el gobierno saliente. Es un gobierno que entró a actuar con las fuerzas represivas. En esa situación veo complicado el pacto en el Congreso.

Apenas unas horas después de esta charla con Yolanda, lo complicado sucedió: el Senado aprobó un proyecto de ley de llamado a elecciones, sin fecha, con acuerdo de legisladores del MAS y del partido de la Presidenta de facto.

Mañana falta otro imposible: la aprobación de Diputados.

Y así cada día: Bolivia.

Lavaca / COMCOSUR MUJER Nº 623 – 25/11/2019
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5) MÉXICO: LUCHA LIBRE EN MÉXICO: UN TEATRO DE LA VIOLENCIA PATRIARCAL

La configuración de las masculinidades en el deporte popular.

En el lenguaje de la clase aculturada, la lucha libre es una costumbre grotesca y grasosa, acusada de falsedad y pantomima vacía. “Puro teatro, calculado simulacro”, como dicen. Para la gente de barrio y de las colonias poblanas es el nicho ecológico de quienes gastan felices y memorables días ensayando saltos, torniquetes, cachetadas y acrobacias siderales.

La lucha libre se practica en escenarios que simulan una visibilidad clandestina. En este universo todo destino es posible. Quienes luchan lo hacen por una paga estable y un reconocimiento simbólico importante; se mantiene como un recurso para los sin recursos. Persuadidos por el argumento económico y la necesidad, estos trabajadores de la escena se encienden por un triunfo deportivo y la vocación personal. A manotazos limpios y patadas escurridizas, los enmascarados se van dando paso como celebridades locales.

En la gestión de estereotipos de género aparece fuerte el legado nacional e histórico del macho mexicano. Todo apunta a una misma norma afectiva de lo masculino patriarcal: la violencia. En el escenario de combate estos varones proyectan ilusiones de gloria, trofeos de guerra y una masculinidad que se percibe cristalizada en su rudeza: “¡Queremos sangre!, ¡Dale en su madre, cabrón! ¡Mátalo, acábalo!”.

El escenario de la lucha libre profesional tiene una cualidad generalizable a todo México, que se vuelve viral en el uso de la violencia patriarcal. Territorio de desapariciones, secuestros y asesinato sistemático de mujeres, trans y posiciones femeninas, aquí no hay un espacio de respiro en el continuum de la muerte-violencia. La violencia tiene otra particularidad: es estatal.

La violencia no para

El 16 de febrero de 2002, en la comunidad indígena Me’phaa, en el estado de Guerrero, dos miembros del Ejército (Nemesio Sierra y Armando Pérez) violaron y torturaron a una mujer indígena (Valentina Rosendo Cantú). También en 2002, en la misma comunidad tlapaneca o me’epa, en la Montaña de Guerrero, tres militares armados con rifles atacaron y violaron a la indígena Inés Hernández Ortega en el poblado Barranca Tecuani. Otra escena: 4 de junio de 1994, municipio de Altamirano, ejido Jalisco, estado de Chiapas. Miembros del Ejército detuvieron arbitrariamente a tres hermanas indígenas tzeltales (Ana, Beatriz, y Celia González Pérez) y a su madre, Delia Pérez de González, a quien obligaron a presenciar cómo las golpeaban, torturaban y violaban. De acuerdo con el relato oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ellas eran integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), motivo necesario y suficiente para detenerlas. El resto es una historia de dilación y encubrimiento durante 25 años, que llega hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Finalmente, el mes pasado, el Estado mexicano pidió disculpas públicas en la plaza del municipio de Ocosingo, aunque esto no supuso consecuencias para los militares.

Las tres situaciones marcan una tendencia de violencia institucional contra las mujeres indígenas en México. Estos episodios no son la excepción, sino la nueva normalidad democrática, su dicción bélica y sus mecanismos rapaces. Lo que traen a la superficie estas escenas es la lengua áspera de la violencia masculina en su ejercicio de violencia patriarcal, la captura y territorialización de lo femenino, el racismo etnocéntrico del Estado blanco, las atmósferas afectivas de miedo y sus climáticas de odio misógino.

También es muestra de los modos de gestión y administración dosificados de la muerte: la tendencia nacional de femicidios ha ido en aumento desde 2015. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ese año se registraron 411 femicidios. Fueron 602 en 2016, 742 en 2015 y 885 en 2018. Hasta setiembre de este año se registraron 726 casos. Dada la tendencia, se espera que el año cierre con una cifra similar o superior a la de 2018.

¿Qué hay de la lucha libre?

El ejercicio exige mirar el teatro amplificado del patriarcado más folclórico y patriarcal de México que es parte de la lucha libre profesional. Allí se escenifican el goce y los placeres de estas tecnologías masculinas de género, su punto de intensidad y de ritualización espectacularizada.

En cuanto el árbitro da lugar a sus crípticas instrucciones y sus secretas advertencias a los contrincantes, lo que tiene lugar es un combate agónico entre equipos, duetos o individualidades carismáticas. Desnudos de ropa e inmersos en un medioambiente de crispación afectiva, el héroe y el villano ponen en escena el clímax envolvente que sintoniza con los cuerpos-espectadores allí presentes. Iniciado el encuentro, el presentador hace lo suyo con una retórica pomposa y grandilocuente; las reglas del honor y las normas masculinas se hallan desperdigadas entre patadas voladoras, llaves, saltos ornamentales y piruetas aéreas.

Lo que se vuelve teatro amplificado es una transcripción de antagonismos de clase, de género y sexuales en términos de una puesta en escena. Antagonismos, entonces, que pasan por la técnica de la lucha, la apariencia del vestuario, los gestos de complicidad con el público, que atraviesan, de modo constante, los límites performáticos de lo masculino.

La lucha libre tiene otra particularidad: hace honor al espíritu popular de inclusión. Parecería que todas y todos tienen lugar en la lucha. Todos los géneros, todas las orientaciones sexuales, todos los cuerpos. En pareja, en tríos. Todas las categorías se superponen en la lucha.

El wrestling, el catch-as-catch-can, el pancracio o simplemente la lucha libre es una de las mitologías vivas de la cultura pública y de la historia popular de México, al menos desde inicios de la década de 1930. Lo que cuenta es la vitalidad orgánica de su público. Así lo advertía Carlos Monsiváis, cronista mexicano: “Es una fábula realista de nuestra cultura urbana”. En materia de mitos, Monsiváis rescata el carácter folclórico y teatral de la máscara. Allí radica toda su potencialidad temática, la máscara-pose-personaje es un intensificador de fuerzas colectivas porque revela un lugar de expresividad y un amplificador de gestos, entre lo que muestra y lo que oculta, así por el sentimiento que ofrece.

El efecto de la lucha libre es justamente hacer legible ese teatro de la masculinidad como drama social y ritual cultural. La masculinidad en la lucha se sitúa ahí: es el teatro de un cuerpo anónimo, y es la interfaz directa de un escenario común, entre los galenos del ring y lo que se teje en los ánimos colectivos, el espacio de lo público compartido y la tribuna popular.

La normativización de los roles, la masculinidad mexicana y su lenguaje bélico patriarcal, se ve continuamente desbordada en la performance de los enmascarados. Aquí lo que sucede es que los luchadores maldecidos son, en simultáneo, los cuerpos del disfrute. Nótese algo que está a la vista: la lucha consiste en un conjunto de varones (en su mayoría) desnudos, en mallas y en calzones cortos, musculosos y lubricados, que luchan dentro de un cuadrilátero elástico, apretándose entre sí, aplastándose, tocándose y tironéandose constantemente. En cada lucha, los enmascarados exponen otros cuerpos y otras actuaciones.

Pero eso que pasa en el público que rodea el match, entre los cuerpos de los espectadores, sus ánimos y sentimientos, no es una mera identificación mimética con sus luchadores o sus adversarios favoritos. Es el gusto por la lucha, por el enfrentamiento, por la performatividad de la violencia.

Semejante catarsis no es sólo higiénica y exculpatoria, es una exigencia normativa; lo que la gente reclama es encauzar el ritual: “Queremos machos”. En la Arena de México, ubicada en pleno DF, el público envejece y rejuvenece, las victorias y derrotas de los equipos son el desahogo del trabajador, los aullidos casi exasperados son catarsis liberadora de broncas y frustraciones cotidianas, reacciones episódicas, acaso válvulas de escape, sublimación de pasiones y humor pasajero. Es la reiteración de códigos canónicos de género que se encuentran con la fibra sensible del público, que gusta de determinadas masculinidades.

El género narrativo es la tragicomedia, el escenario es lucha agónica y espectáculo circense; se asiste a una “genuina comedia humana”, como escribe Monsiváis, donde se hallan promesas de justicia y sus futuros fantaseados como puntos de circulación que utilizan a la masculinidad dominante como modelo de actuación.

La lucha libre, en todas sus encarnaciones, es fundamentalmente una destreza de los cuerpos sociales: sabe oír los tonos de los pactos y las guerras en los géneros, las prácticas sexuales y los deseos. La lucha libre es ritual pagano de una corporalidad masculina abyecta y popular, sin culpa y sin remedio.

Cuando se da lugar a esta mirada, no exenta de homoerotismo explícito, lo que ocurre es una actuación de lo varonil que se parodia a sí misma.

La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 623 – 25/11/2019
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6) URUGUAY: ESTE 25 DE NOVIEMBRE MARCHAMOS

La Intersocial Feminista y Mujeres de Negro convocan a toda la población a marchar el próximo lunes 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género.

Mujeres de Negro llevará la delantera con un cortejo, seguido por la columna de la Intersocial Feminista.

Nos concentramos en la Plaza Independencia a las 18.30 hs.
El 25 de noviembre fue declarado Día Internacional Contra la Violencia hacia la Mujer en el 1er Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC), celebrado en Bogotá, Colombia, en julio de 1981.

En este Encuentro, las mujeres denunciaron la violencia de género a nivel doméstico y las violaciones y el acoso sexual a nivel de Estados, incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.

Se eligió esta fecha para conmemorar el violento homicidio de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa), tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos de la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en República Dominicana.

#ViolenciaDeGénero #EmergenciaNacional

COMCOSUR MUJER Nº 623 – 25/11/2019

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7) URUGUAY: DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER: TODO LO QUE QUEDA POR HACER

Stephanie Demirdjian / La Diaria, 25 de noviembre de 2019

En los primeros nueve meses del año se realizaron 108 denuncias diarias de violencia de género.

Las mujeres vivimos situaciones de violencia de género en todas las etapas de nuestras vidas, en cualquier momento del año, sin importar la hora del día, tanto en espacios públicos como en ámbitos privados. Es una violencia específica, una que nos sojuzga, humilla, acosa, golpea, abusa, viola y mata por el simple hecho de ser mujeres. Una violencia que tiene consecuencias sobre nuestros cuerpos. Que deja secuelas físicas, psicológicas, sociales y emocionales. Que nos quiere imponer una forma de ser, vestir, decir y actuar. Que nos hace sentir inseguras incluso –y especialmente– en nuestras propias casas. Se trata de una violencia basada en relaciones desiguales de poder en las que –históricamente– quienes dominan son los varones.

La Ley 19.580, de Violencia hacia las Mujeres Basada en Género, define la violencia de género como “una forma de discriminación que afecta, directa o indirectamente, la vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, así como la seguridad personal de las mujeres”. Es un fenómeno que no distingue edades, clases sociales, orígenes étnicorraciales o creencias religiosas, aunque las desigualdades siempre se profundizan cuando distintas categorías sociales o identidades se intersecan.

En Uruguay, casi siete de cada diez mujeres han vivido situaciones de violencia basada en género y generaciones en algún momento de su vida, según reveló la Primera Encuesta Nacional de Prevalencia de Violencia Basada en Género y Generaciones, realizada en 2013 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que es por el momento la que aporta los datos más actualizados. La violencia en la pareja es la más común: más de 45% de las mujeres uruguayas vivió algún tipo de violencia por parte de su pareja a lo largo de la vida.

Una segunda encuesta nacional de violencia de género y generaciones se realizó entre mayo y agosto de este año, pero al momento de escribir esta nota estaba en período de análisis, aseguró el INE a la diaria. Fuentes del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) confirmaron que los resultados serán presentados de manera oficial en los próximos días.

Durante los primeros nueve meses de este año, el Ministerio del Interior (MI) recibió un total de 29.467 denuncias por violencia de género, lo cual se traduce en un promedio de casi 108 por día. Este número no discrimina género –los datos disgregados serán anunciados por la cartera el jueves–, pero el historial (y la historia) muestra que siempre la mayoría de las denunciantes son mujeres. El año pasado, por ejemplo, 76% de las denuncias por violencia doméstica fueron hechas por mujeres.

Por otro lado, el MI realizó 820 conexiones de tobilleras electrónicas entre enero y setiembre de este año y cerca de 60 reconexiones o prórrogas. La cifra es la más alta desde que empezó a funcionar el programa de monitoreo, en febrero de 2013. La valoración sobre la utilidad de las tobilleras en general es buena, aunque tiene varios cuestionamientos por su carácter temporal e invasivo. Hasta el 3 de noviembre de este año, las cifras oficiales del MI registran 19 femicidios en Uruguay. La Coordinadora de Feminismos, que incluye otro tipo de homicidios contra mujeres, aumentó a 30 esta cifra en la alerta feminista realizada el jueves.

25N

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha que el movimiento feminista latinoamericano empezó a reivindicar en la década de 1980 en recuerdo del asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal el 25 de noviembre de 1960 en República Dominicana, y que en 1999 asumió la Organización de las Naciones Unidas. En el marco de la conmemoración, dos movilizaciones tendrán lugar hoy de tarde en el centro de Montevideo. El colectivo Mujeres de Negro y la Intersocial Feminista convocan a concentrarse a las 18.30 en la plaza Independencia para marchar hacia la explanada de la Intendencia de Montevideo, donde leerán una proclama. El lema de este año será “Siempre en nuestra memoria”, en recuerdo de todas las mujeres que fueron asesinadas por la violencia machista, según adelantó a la diaria Montserrat Montero, integrante de Mujeres de Negro.

Otra manifestación es convocada por la Coordinadora de Feminismos a las 19.00 en la plaza Libertad, bajo la consigna “Vienen por nosotras, vienen por todo. Contra la muerte, despatriarcalizamos la vida”. Una de las integrantes de la coordinadora, Ivana Silvera, dijo a la diaria que será “una intervención que involucra el pensamiento y el cuerpo, relacionada a todas las formas de violencia que se han ejercido sobre nuestros cuerpos a lo largo de toda la historia y en particular en este momento en América Latina y otros lugares del mundo”.

Las conquistas normativas

Uruguay realizó en los últimos años dos avances importantes en materia normativa para dar más garantías a las mujeres que atraviesen situaciones de violencia de género. En octubre de 2017, el Parlamento aprobó un proyecto de ley que modificó el Código Penal e introdujo el femicidio como figura especialmente agravada del homicidio a una mujer por su género. Las penas para este delito pueden alcanzar el máximo en Uruguay: 30 años de prisión. También se pueden sumar 15 años más de penitenciaría por medidas de seguridad. Las modificaciones establecieron, entre otras cosas, que para tipificar el delito de femicidio tiene que probarse que entre la víctima y el agresor había un vínculo de “afectividad e intimidad de índole sexual”, un elemento que aparece como fundamental si se tiene en cuenta que, según las estadísticas, en la mayoría de los casos el femicida era pareja o ex pareja de la víctima.

Si estás viviendo una situación de violencia de género podés llamar a la línea de orientación y apoyo que gestiona Inmujeres: 0800 4141. Los servicios son gratuitos, confidenciales, de alcance nacional y funcionan los 365 días del año: de lunes a viernes de 8.00 a 00.00; sábados y domingos de 8.00 a 20.00. En casos de urgencia, el instituto recomienda llamar directamente al 911.

En diciembre de 2017 se registró otro avance legislativo, cuando se aprobó la Ley 19.580, que amplía y profundiza lo establecido por la Ley de Violencia Doméstica aprobada en 2002. La iniciativa fue celebrada por organizaciones sociales porque, entre otras cosas, reconoce la violencia de género como un problema de salud pública. Tipifica 18 formas de violencia –y no cuatro, como la ley anterior–, identifica los derechos que tienen las víctimas y establece cuáles garantías les deben ser dadas durante los procesos administrativos o judiciales. Otro de los logros centrales de la ley es que reconoce que las niñas, niños y adolescentes pueden ser víctimas de violencia de género. Al mismo tiempo, exhorta a que el sistema de respuesta a la violencia basada en género hacia las mujeres sea “integral, interinstitucional e interdisciplinario” e incluya “acciones de prevención, servicios de atención, mecanismos que garanticen el acceso eficaz y oportuno a la Justicia, medidas de reparación, el registro y ordenamiento de la información, la formación y capacitación de los operadores y la evaluación y rendición de cuentas”.

La ley fue promulgada en enero de 2018. Desde ese entonces, los distintos organismos del Poder Ejecutivo han impulsado reorganizaciones institucionales, revisiones de procedimientos y capacitaciones para adecuarse a lo establecido por la norma. Sin embargo, organizaciones sociales y colectivos feministas cuestionan que la ley no está siendo implementada y reclaman que se le destine más presupuesto. “El Poder Judicial en particular no ha hecho ninguna implementación de la ley de violencia basada en género. Para nosotras ese es un reclamo específico para el próximo gobierno”, afirmó en este sentido Andrea Tuana, una de las voceras de la Intersocial Feminista, a la diaria. “La ley no se está cumpliendo, por ejemplo, en cuanto a la transformación de los juzgados. El acceso a la Justicia de las víctimas de violencia basada en género es un desastre, hay problemas como la revictimización y la impunidad”, consideró. “Se necesita un cambio importante”, agregó, “y tiene que ser un cambio estructural sobre cómo la Justicia se está posicionando en relación a los temas de violencia”.

La implementación: un proceso a medio camino

En diálogo con la diaria, la directora de Inmujeres, Mariella Mazzotti, analizó cómo se viene aplicando la ley. Dijo que en relación a las directivas en materia de política pública y a los mandatos que tienen los distintos ministerios para trabajar ha habido “avances parciales”, y enumeró algunos ejemplos, como el nuevo decreto reglamentario del Ministerio de Salud Pública que incluye la violencia obstétrica, el proceso de adecuación de la normativa interna y procedimientos del MI a la nueva ley, así como el trabajo del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente para dar respuestas habitacionales a mujeres en proceso de salida de situaciones de violencia de género o el grupo de trabajo que se creó entre Inmujeres, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y la Suprema Corte de Justicia para avanzar en reglamentaciones que cumplan con artículos de la ley vinculados con niñas, niños y adolescentes.

En relación al sistema de respuestas, Mazzotti dijo que lo más notorio es el aumento presupuestal que tuvieron en 2018 tanto algunos ministerios como Inmujeres para hacer campañas contra la violencia de género. “Sabemos que la sociedad civil dice que es insuficiente, yo diría que también, pero en el último año de una rendición de cuentas era lo posible”, reconoció la directora. “De cara al próximo presupuesto quinquenal, de acuerdo con la proyección presupuestal que venimos haciendo, creo que se tiene que triplicar el presupuesto que está asignado a los distintos ministerios para dar respuesta a la ley”, agregó.

Por otro lado, Mazzotti mencionó como otro avance que los fiscales hayan asumido las nuevas figuras penales de manera “cabal”. Sin embargo, al igual que Tuana, vio con “gran preocupación” que el Poder Judicial todavía no haya creado los juzgados especializados en violencia basada en género como mandata la ley, ya que son necesarios para “unificar los procedimientos” y evitar así, entre otras cosas, “revictimizar” a quienes denuncian estas situaciones.

A la hora de analizar cómo ha evolucionado la sociedad uruguaya respecto de la violencia de género, Mazzotti opinó que hoy en día la gente “es consciente de que es un problema”, en parte gracias a “las distintas movilizaciones del movimiento de mujeres y feminista”, que han contribuido a visibilizar la problemática. De todas formas, consideró que “todavía cuesta entender que las pautas culturales machistas y estereotipadas que segregan a mujeres y varones producen violencia”.

Stephanie Demirdjian / La Diaria
COMCOSUR MUJER Nº 623 – 25/11/2019

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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de quien corresponde” Luis Pérez Aguirre
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