COMCOSUR MUJER / AÑO 16 /No. 619 /lunes 21.10.2019 – Hoy:
1) Argentina: Rosario: Se aprobó el cupo travesti trans en la universidad pública
2) Chile: Beatriz Sánchez por Estado de Excepción: “El gobierno renunció a la democracia”
3) México: “Los periodistas tuvimos que crear redes para protegernos”
4) Y estoy viva: las peripecias de una usuaria del sistema de salud con cáncer de mama
5) Uruguay: Y las mujeres ¿donde están?
6) Reconocen resiliencia de mujeres rurales ante el cambio climático
7) Begonia Sánchez: “La escuela es un espacio de control sobre los cuerpos”
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 16 /No. 619 – Lunes 21 de octubre de 2019 / Producción: Beatriz Alonso y Belén Itza / Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” Rosa Luxemburgo
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1) ARGENTINA: ROSARIO: SE APROBÓ EL CUPO TRAVESTI TRANS EN LA UNIVERSIDAD PÚBLICA
La Universidad Nacional de Rosario aprobó el cupo travesti trans y cuatro personas comenzaron a trabajar en esa casa de estudios.
En declaraciones a Aire Libre Radio Comunitaria Morena García una de las cuatro personas que fueron incorporadas en distintas áreas de gestión de la universidad pública rosarina expresó su emoción. “Es extramedamente emocionante saber que un lugar que ha estado vedado durante tanto tiempo a las disidencias, y en especialmente al colectivo travesti trans, abra las puertas de un cupo que le va a salvar la vida a tantas compañeras” expresó.
“No se puede hablar de derechos humanos cuando no se amplía algo tan básico para el colectivo travesti trans como el trabajo”
García también explicó la diferencia entre el cupo incorporado en la universidad pública y el que está vigente en el municipio rosarino. “El cupo municipal tiene ciertos ítems que terminan dejando afuera a las compañeras más vulnerables del colectivo, por ejemplo, pide cierto nivel de estudios, informes que tienen que ver con antecedentes, y todas nosotras hemos sido en algun momento detenidas por el solo hecho de ser nosotras y habitar la vía pública. Ese cupo además pide cinco personas travestis trans” explicó y continuó: “La diferencia del cupo con la universidad es que ésta no pide antecedentes”.
Escuchar la entrevista: agencia.farco.org.ar/noticias/rosario-se-aprobo-el-cupo-travesti-trans-en-la-universidad-publica/
COMCOSUR MUJER Nº 619 – 21/10/2019
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2) CHILE: BEATRIZ SÁNCHEZ POR ESTADO DE EXCEPCIÓN: “EL GOBIERNO RENUNCIÓ A LA DEMOCRACIA”
La periodista y ex candidata presidencial del Frente Amplio condenó la medida tomada por Sebastián Piñera y aseguró que las protestas responden a los abusos sistemáticos ante las políticas adoptadas por las autoridades.
Luego de una reunión que sostuvo la bancada y la mesa nacional del Frente Amplio (FA) durante esta mañana, la ex candidata presidencial Beatriz Sánchez definió la postura del bloque opositor.
“Hoy el país el país marca una línea divisoria y nos pregunta como FA dónde estamos. Y nosotros y nosotras estamos con la gente. Estamos para que se terminen los abusos en este país. Esa es la respuesta y tiene que ser clara. ¿Porqué la gente en Chile se movilizó y de esta manera? Lo decían a la entrada del metro, la tarifa es solo la punta del iceberg y responde a los abusos que datan de mucho tiempo“, afirmó la periodista.
Sobre esto, detalló que las razones responden a un contexto de precariedad que se ha dado por el abuso de “pagar mucha plata para transportarse, el salario mínimo es de $300 mil pesos y el promedio es de $500 mil. Pero también las pensiones que no alcanzan, los medicamentos que se llevan parte importante del salario mensual, la salud es insuficiente, la educación que hay que pagar para que tenga calidad”, señaló.
Sánchez estuvo acompañada por parlamentarios y presidentes de Partido de la coalición quienes también entregaron sus posturas en la misma línea, rechazando el Estado de Emergencia que declaró el gobierno durante la noche de este viernes, tras las protestas convocadas por el alza al Metro.
El desconcierto / COMCOSUR MUJER Nº 619 – 21/10/2019
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3) MÉXICO: “LOS PERIODISTAS TUVIMOS QUE CREAR REDES PARA PROTEGERNOS”
“Articuladora y líder de proyectos colaborativos, en uno de estos proyectos investigó la ejecución en 2010 de 72 inmigrantes, y la desaparición de cientos de personas más, en su mayoría centroamericanos, por parte de narcotraficantes y policías en el mortífero estado mexicano de Tamaulipas. Su reportaje develó la trama oculta de la masiva desaparición de personas y el gran número de fosas clandestinas existentes en México”, señaló la Universidad de Columbia, en Nueva York, EE.UU., respecto a Marcela Turati en su comunicado.
La premiada periodista y autora mexicana Marcela Turati fue reconocida esta vez con el premio Maria Moors Cabot 2019 por su excelencia profesional y por fomentar con sus reportajes un mejor entendimiento interamericano.
La Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia otorga los prestigiosos premios Maria Moors Cabot desde 1938, galardonando a los periodistas del continente americano que destacan en la profesión.
Turati, natural del estado norteño de Chihuahua, ha cubierto durante varios años en México la guerra contra el narcotráfico, centrándose más en las víctimas de la violencia, en las personas desaparecidas, sus sobrevivientes y sus familias. En los últimos años, además, ha fundado junto a otros colegas, la red de Periodistas de a Pie y el portal investigativo Quinto Elemento Lab. Ambos colectivos buscan defender la libertad de expresión, apoyar el ejercicio periodístico y buscar protección para los periodistas mexicanos que recurren a ellos. Principalmente, apoyan a periodistas que trabajan en las regiones más peligrosas y pobres del país.
Asimismo, con Quinto Elemento Lab, Turati y sus colegas capacitan a periodistas en cuanto a técnicas, ángulos de investigación innovadores, y también buscan apoyo emocional y psicológico para los periodistas que llevan años cubriendo la violencia del país.
“Tantos años de violencia queman, tantos años de violencia pueden hacer que a uno se le diluya la alegría de vivir, provocan trauma, provocan estrés, nos hacen cambiar como personas y lo que queremos es mantener el corazón abierto y limpio, y poder seguir adelante sin acostumbrarnos a esta violencia, pero también estar preparados para esta violencia”, dijo Turati en una conmovedora entrevista con el Centro Knight, a propósito de los Premios Maria Moors Cabot.
A continuación, la entrevista completa. Las respuestas han sido editadas para mayor claridad y por su extensión.
Centro Knight: ¿Cuándo o cómo decidiste volverte periodista?
Marcela Turati: Pues, en la universidad. Desde que, bueno, yo quería estudiar radio, y cuando en los últimos semestres me tocó el taller subsistema, que son como las clases especializadas, por alguna razón escogí periodismo, y en las clases me enamoré, me encantó. Me pareció, no sé, que tenía facilidad para escribir, me gustaba.
Me tocó también escribir sobre la Sierra Tarhumara – yo soy de Chihuahua – y que había hambre y se hizo una campaña para ayudar a la gente, entonces como que vi que había una potencia ahí para ayudar a cambiar cosas, ¿no? Y también tuve maestros muy buenos que habían sido, uno de ellos, corresponsal de guerra, y me gustaba mucho escuchar sus historias de cobertura. Y, pues, en la universidad fue en ese momento que me entró el gusanito de hacer periodismo. Teníamos un periódico escolar muy bueno que se llamaba La Guardilla, y ahí hice como mis primeros pasos, mis pininos.
Después, todavía en la universidad, pues tenía un poco de dudas, y quería estar en una organización de derechos humanos o ser periodista. Mi último semestre lo pasé en la comunidad indígena, en un proyecto, ayudando a comunicadores populares indígenas a que se formen, pero ahí descubrí que soy muy desesperada y que me gustaban los cambios pronto, que lo otro era como un proceso de demasiados años y que a mí me gustaba investigar un tema, tocar un tema y, claro, hablar de eso y ver, y tratar de que hubieran cambios al momento y ahí fue que decidí, bueno pues, que lo mío era periodismo. Y de inmediato, pues, me contrataron cuando me gradué, me contrataron en el periódico Reforma, así que pues eso definió mi camino.
CK: Cuando piensas en todas las personas que has entrevistado y en todas las historias que has cubierto, ¿cuáles podrías decir que fueron las más interesantes o con/de cuáles aprendiste más?
MT: Algo que sí me marcó, y que han sido lo que me han marcado en los últimos años, han sido las víctimas de la violencia, los sobrevivientes, los familiares de las víctimas, las personas que han sobrevivido a la violencia. Entonces, para mí, quizás las personas que más me han movido, estrujado, de las que más he aprendido, son las madres, las hermanas las hijas de personas que han sido desaparecidas, porque las veo luchando todos los días, buscando a sus familiares, tratando de diferentes formas, cambiando leyes, haciendo movilizaciones, preparándose ellas en los terrenos legales, convirtiéndose en investigadoras casi privadas, aprendiendo estrategia…
Me siento privilegiada de poder acompañarlas y siento que también ellas me humanizan, ¿no?, cuando veo que todo eso lo hacen por amor, y se realizan por amor, y cómo aman a sus hijos, a sus familiares que han sido desaparecidos. Y, pues, siento que, sé que han marcado mucho estos últimos años. Con ellas es con quienes he aprendido muchas cosas y, bueno, pues les estoy muy agradecida porque yo siempre digo que ellas me humanizaron.
CK: ¿Qué significa para ti ser periodista en México y cuál es el tipo de periodismo que haces tú ahora?
MT: Pues, ser periodista en México es un reto constante. Es vivir en un país donde, como digo desde hace mucho tiempo, y decimos varios, nos convertimos en corresponsales de guerra sin salir de nuestra tierra. Donde decidimos varios cubrir la violencia desde un enfoque más de derechos humanos, donde estamos en constante contacto con la tragedia, con las víctimas, y también que nos desafía todo el tiempo en cómo contar estas historias para no normalizarlas. ¿Cómo seguir contando?
Por ejemplo, en mi caso, desde el año 2008 más o menos comencé a cubrir ya sistemáticamente víctimas de violencia, a acompañar, a ver sus procesos, a hablar con personas que fueron desplazadas, o personas que tienen un familiar desaparecido o sobrevivientes o testigos de masacres, o familiares de personas masacradas, y son miles de miles las víctimas… y, pues para los periodistas ha sido, los periodistas que cubrimos esos temas, ha sido un constante desafío. Ha implicado convertirnos en periodistas y en muchas otras cosas: periodistas que tuvimos que crear redes para protegernos, capacitarnos en seguridad física, en seguridad digital y luego en seguridad emocional…
O sea, darle importancia a estar en comunidad, a hacerlo en colectivo, en hacernos comunidad y fortalecernos, y cuidarnos entre muchos. Eso ha sido para mí estos años de cobertura en México, mi trabajo como periodista pero también mi trabajo como articuladora de redes o de colectivos, promotora, para que los diferentes colectivos se organicen y entre todos ver cómo nos cuidamos.
Ha sido toda una época difícil, porque han matado a varios colegas queridos, conocidos, matan a muchos periodistas, entonces por eso tener esa conciencia de que además de periodistas, tenemos que de alguna manera salir a las calles o hacer proyectos periodísticos para investigar estos asesinatos, para exigir justicia y para pedir que cese la impunidad. Entonces, eso ha sido un tema muy importante, que el periodismo en México, además de todo ha sido víctima de la violencia, y somos un gremio que ha tenido que organizarse para resistir, para cuidarnos entre nosotros y para exigir justicia. Pues ser periodista en México es una responsabilidad.
CK: ¿Qué sentimientos te movilizan cuando recuerdas a tus amigos periodistas que perdieron la vida por hacer su trabajo en México?
MT: Pues, eso también ha cambiado, o sea, ha determinado quién soy y las decisiones que he tomado. El primer periodista que conocí, que fue asesinado es ‘Choco’, Armando Rodríguez, periodista de Ciudad Juárez que era el que tomaba el pulso de cómo estaba la ciudad. Fue muy difícil ese asesinato. Cuando ya había fundado yo con otras colegas Periodistas de a Pie, era una organización que creamos pues primero para organizarnos y cubrir mejor los programas sociales, los temas sociales, que después, por la violencia, fuimos cambiando para dar talleres, capacitaciones y para acompañar de alguna manera a los periodistas. Llegaban periodistas de los estados más peligrosos, y donde empezamos a tener contacto y conciencia de lo peligroso que era ser periodista en México y en algunas regiones. Eso determinó mucho mi labor como periodista, por un lado, cubriendo víctimas, pero era como tener un doble rol, porque era también como capacitadora y acompañante de periodistas en riesgo, al mismo tiempo.
Entonces, empezamos, y fue a partir del caso de Armando, cuando nos dimos cuenta que teníamos todos que salir a protestar porque los periodistas en los estados estaban solos, porque son los que llevan la peor carga, porque son los que están más amenazados y porque faltaba solidaridad en los periodistas que vivíamos en la Ciudad de México, aunque yo soy de Chihuahua también…
Bueno y, luego –entre más asesinatos que te hacían tener tensión psicológica– los amigos, los compañeros, hicimos misiones de investigación. Yo estuve en tres misiones diferentes, para dos periodistas asesinados y para un periodista que fue desaparecido. Tratar de organizar a la gente o de apoyar, llevar talleres y apoyar a la gente en su proceso de que armen sus propios colectivos en los estados donde había más peligro para que se protejan, y se capaciten entre todos, y sepan qué hacer en casos de emergencia. También articular a organizaciones sociales, a periodistas líderes de estos colectivos para que si hay una alerta, ante todo, saber qué hacer.
Pues tuvimos también el asesinato de Regina Martínez, era la corresponsal de Proceso en Veracruz. Ella era una periodista de investigación muy importante que sabía, y estaba investigando narco-política. Luego fue el asesinato de Gregorio Jiménez. A él no lo conocía pero su jefa nos pidió ayuda porque lo acababan de secuestrar. Lo tuvieron, o sea, durante un mes no supo de él y fue un mes de campañas intensas de pedir que lo liberen. Y cuando lo asesinan hicimos esta primera misión de investigación de su asesinato.
Luego mataron a Rubén Espinoza, el fotógrafo. Pues él mandaba fotos para la revista Proceso desde Veracruz también, y fue a la Ciudad de México a pedir ayuda. Nos pidió atención psicológica, le ayudamos a conseguir psicólogo, y lo mataron en un multi-homicidio con otras personas, entre ellas Nadia Vera, una activista veracruzana, y ese asesinato en la Ciudad de México nos marcó mucho a muchos. Fue muy importante porque nos hizo entender que, pues que no había un lugar seguro, que la burbuja que pensábamos era la Ciudad de México se había roto, y que los asesinatos podían ocurrir en casa, y que teníamos que hacer más cosas, que lo que habíamos hecho hasta ese momento no había sido suficiente. Teníamos que organizarnos mejor.
Luego, pues, asesinaron a Miroslava Breach, a quien también conocía, en el 2017. Ella era la periodista experta, la más importante, la más reconocida en Chihuahua… Y pues la otra que nos dio en el corazón fue la de Javier Valdez, también muy amigo, que yo digo que era como nuestro hermano mayor. Era ese periodista que nos enseñó a cubrir, en el norte, el narcotráfico, qué se podía hacer, qué no se podía hacer. Era nuestro guía, era un buen amigo, era… Su asesinato nos impactó también porque vimos que no importa si tienes premios internacionales, por más conocido que seas, todos están en riesgo y, bueno, el asesinato de Javier también, no sé, cada asesinato ha sido difícil.
Han ido planteando preguntas, dudas, retos, cómo seguir, el proceso de articularnos, de organizarnos, que sí sirve, qué no… Cada uno ha definido, ha marcado de diferentes formas. Me ha traído cuestionamientos, dudas, dolores, tristezas, también me ha llevado a conocer gente impresionante, a sus colegas resilientes, fuertes, valientes, que siguen pidiendo justicia. He visto pues cómo han surgido redes a partir de todos estos asesinatos, cómo de la muerte ha salido vida, cómo después de que matan a ‘Choco’ se crea la Red de Periodistas de Juárez, con queridas amigas. Cómo después del asesinato de Javier se crea toda una comisión de investigación, de seguimiento a este caso, de periodistas que lo honran, la memoria. Cómo después del asesinato de Regina y de Rubén se crea un colectivo en Veracruz, Voz Alterna, y se crea un nuevo medio de comunicación. Y cómo cada asesinato, cada agresión, o cada desaparición de cada periodista, en vez de matar, aunque logra que algunos abandonen la profesión, también hace más fuerte el compromiso de los que se quedan y estos, a su vez, crean sus redes.
CK: ¿Qué reportaje/tema periodístico te parece el más relevante hoy en día?
MT: Me gustaría tener más tiempo ahora que regresaré a México, después de varios viajes. Pues empezar a ‘cronicar’ los cambios que están habiendo en el país con este nuevo gobierno. Los cambios en programas sociales, los impactos que este está teniendo, eso me parece importante. Lo otro, también pues desde hace un tiempo, yo y otras colegas nos hemos dado cuenta de que tenemos que investigar las lógicas de la desaparición de personas, no nomás decir que están desapareciendo, sino empezar a investigar más. Es lo que hemos tratado de hacer con el proyecto El Mapa de Fosas que hicimos, y con varios de los proyectos que tenemos. Entonces, pues eso es, investigar mejor, con nuevas técnicas, empezar a explicar ciertas masacres, no sé.
Y el otro tema que me parece indispensable, urgente, importante, que lamento no estar cubriendo son las caravanas de migrantes y todo lo que está pasando ahorita con los migrantes, las fronteras y en su ruta por México, y estos campamentos que se han creado en el norte y los peligros también que se están viviendo en varias regiones, en todo este camino. Sí, el país está cambiando muy aceleradamente y en las rutas migratorias está desapareciendo mucha gente, hay demasiado maltrato. Y que hay un doble discurso [desde la política] y me encantaría estarlo cubriendo.
O sea, hay demasiadas cosas que me parecen urgentes cubrir y pues por eso casi siempre trabajo en equipo porque en equipo colaborativo lo hacemos porque, no sé, tiene diferentes alcances. Sigo colaborando con la revista Proceso pero ya fundé desde hace dos años y medio Quinto Elemento Lab, que es un laboratorio de investigación e innovación periodística donde acompañamos reportajes de otros, los acompañamos desde el inicio hasta el final, hasta que se publican, y son procesos largos porque son investigaciones profundas de temas de impacto, algunos de ellos riesgosos. Ha sido también como cambiar la velocidad, a como venía cubriendo. Ya no tengo que hacer notas semanales, ya no tengo que hacer notas del día, ahora son proceso más largos, trabajar mis proyectos, acompañar a los de otros y elegir cuáles son los temas más importantes en este momento. Pues, es todo un reto. Eso ha sido a lo que me he dedicado este tiempo.
Mi agenda en este momento, además de los temas que me gustaría cubrir, es que me estoy ocupando un poco más en el periodismo, además de tratar de organizar, tratar de que nos articulemos mejor los periodistas de varias regiones y también los periodistas que cubrimos desaparición de personas. Ahorita mi preocupación ha sido blindar a Quinto Elemento, cómo hacerla una potencia real para poder acompañar en sus reportajes periodísticos a los periodistas que llegan con los temas que traen y que muchas veces son peligrosos….
Y por otro lado, también, pues parte de las preocupaciones o de los temas que me estoy ocupando es tratar de encontrar, de que nos articulemos los periodistas que cubrimos desapariciones, que cubramos mejor, que investiguemos mejor, de que las pensemos diferente, de que pensemos las lógicas pero también que los periodistas que están acompañando a las exhumaciones, a las fosas, a los familiares y a las víctimas de la violencia tengan además mejores condiciones… Porque tantos años de violencia queman, tantos años de violencia pueden hacer que a uno se le diluya la alegría de vivir, provocan trauma, provocan estrés, nos hacen cambiar como personas y lo que queremos es mantener el corazón abierto y limpio, y poder seguir adelante sin acostumbrarnos a esta violencia, pero también estar preparados para esta violencia.
CK: ¿Qué significa este premio Maria Moors Cabot para ti?, ¿cómo te hace sentir?
MT: El Premio Cabot pues es muy importante para mí y mi carrera. Es un premio muy querido por mí. Cuando estudiaba y cuando entré a Reforma, era el premio que me gustaba, que era como mágico, no sé cómo explicarlo, pero era como una guía. El Cabot se lo daban a gente que yo respetaba muchísimo, a maestros y maestras que yo quería mucho y que sus trabajos me parecían impresionantes.
También me ayudó a descubrir gente en el continente que hacía cosas, que era como un faro a seguir. Entonces, me siento muy honrada de que me hayan elegido a mí. Que yo siempre pienso pues que elegirme a mí es también un guiño, es un ver con cariño lo que hemos tratado de hacer tantos años en México, muchos. Porque mi trabajo siempre ha sido colaborativo, desde hace muchos años es colaborativo, es trabajar en equipo, es trabajar con mucha gente…
Pues, me siento muy honrada… [Este premio], es una responsabilidad, es una forma de llamar la atención de lo que nos está pasando en México, de lo que está pasando, y de la pelea, el esfuerzo, la lucha que hemos dado los periodistas mexicanos por organizarnos, por cuidarnos, por capacitarnos, por cuidarnos entre todos, por crear redes, por hacer investigaciones conjuntas y por seguir haciendo periodismo aún en los contextos tan diversos. Y por ese lado es importante. No sé, me siento muy honrada y no tengo palabras, la verdad, para expresar lo que siento con el Cabot, y tan agradecida por esta entrevista.
Knight Center
Discurso pronunciado en la recepción del premio
«Este reconocimiento se que no sólo es para mí, es también para la generación de periodistas que a partir del año 2006, inesperadamente, nos descubrimos en medio de un fuego cruzado, cuando se decidió una fallida política de seguridad que fue llamada guerra contra las drogas, y que dejó impactos en millones de vidas. Esa decisión cambió nuestras vidas, nuestra identidad, y nuestra manera de entender y de hacer periodismo…
Estos años he ido repitiendo las mismas palabras: Que en México existe una guerra no reconocida, que millones son las víctimas, que muchos periodistas nos convertimos en corresponsales de guerra sin salir de nuestro país. Que México es el país más peligroso para ejercer el periodismo y donde los silenciadores tienen la impunidad garantizada….
Más de una década después, me detengo, miro hacia atrás, noto el peso de la ausencia de más de 140 colegas muertos o desaparecidos. Sus crímenes siguen impunes. También veo a mí alrededor y siento que a pesar de tanta muerte, la prensa mexicana no murió, sigue de pie, sigue viva.
No es retórica. Es difícil no notarlo. Donde la violencia se ha ensañado, donde silenciaron a un colega de respeto, ahí mismo venciendo el miedo hubo periodistas que se organizaron para entrenarse juntos y aprender a trabajar de manera colectiva para protegerse, para hacer investigaciones de temas prohibidos…..
Cuando escribía estas palabras, me venía a la mente esta canción latinoamericana que dice: Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí, resucitando, para seguir cantando…
¿Somos periodistas o militantes?, muchas veces nos preguntan, no sin burlas. Pienso: Donde el periodismo no funciona la vida esta en riesgo. Están asesinando, están desapareciendo personas, están obligando a huir a pueblos enteros. La lucha contra el silencio es una lucha por la vida. Esa nos toca a los periodistas….
Mi historia, sin duda, esta cruzada por el asesinato de colegas a los que conocí… De todos ellos puedo decir que no murieron cuando los enterramos, porque no los enterramos: los sembramos.
Me siento orgullosa que formar parte de esta generación que respondió a la circunstancia que enfrentaba. Que sabe que el silencio no es opción. Que está consciente de que nuestras notas diarias forman parte de una especie de comisión de la verdad en tiempo real que van a servir para el futuro, cuando haya justicia, cuando la justicia la hagamos posible…».
Nodal cultura / COMCOSUR MUJER Nº 619 – 21/10/2019
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4) Y ESTOY VIVA: LAS PERIPECIAS DE UNA USUARIA DEL SISTEMA DE SALUD CON CÁNCER DE MAMA
El sábado se celebra el Día Internacional del Cáncer de Mama; este relato cuenta las peripecias de una usuaria del sistema de salud.
Por Mariana Casares /La Diaria, 18 de octubre de 2019
El 19 de octubre, hace dos años, me enteré de que tenía dos tumores malignos en mi mama izquierda, que mi mama derecha tenía el mismo tejido y que deberían sacarme ambas. Me enfrenté a la operación, a la recuperación y después al tratamiento de quimioterapia que recibí en cuatro sesiones. Puedo decir que estoy sana, que mis amigos y amigas me cuidaron, que me dieron de comer, me lavaron, limpiaron mi casa, se encargaron mis padres de que tuviera dinero para todo, y así viví, vivo.
Hace dos años todavía no sabía cómo era no valerme por mí misma. Aprendí a pedir ayuda, a volver a recibir el sostén de mis padres, a dejar que todos se encargaran de mí mientras mi cuerpo se estaba tan quieto que parecía estar retirándose pero no: ahí estaba para resurgir. Supe que la vida es un gran tejido en el que todos somos parte. Aprendí que el tiempo es lo único que de verdad poseo mientras esté acá en la Tierra, que el silencio compartido es un sostén único, que las plantas y el verde sanan porque son los pulmones y la esperanza de la vida. Aprendí que la vida es eso: lo que contemplo y no lo que hago.
Hace dos años les tenía miedo a todos los médicos, pero ahora sé que todavía existen algunos que mantienen la humanidad a pesar de la dificultad de lidiar con la vida y la muerte de sus pacientes, los que pueden llorar por dentro cuando te ven sufrir y mostrarte la alegría de saber que, sea como sea, vas a salir. Y existen de los otros, también.
Hace dos años empecé a convivir con el sistema mutual, y eso sí que es difícil.
Para asistir a la oncóloga nos citan a todos a la misma hora –somos 12, 13, 14–, pero tenemos que estar todos 15 minutos antes de que empiece a atender. Vamos arrastrando nuestros seres como podemos, con ganas de vomitar, con el cuerpo débil, temiendo el contagio con cualquiera que tosa al lado, porque muchas de nosotras no tenemos casi glóbulos blancos por el tratamiento, y casi todas tosemos.
Ayer, ya sana, me cansé del maltrato. Muchos de los médicos y funcionarios de la mutualista nos miran enojados, como si la culpa fuera nuestra por no habernos cuidado, por dejar que el cáncer nos haya agarrado, por no correr más rápido, por no haber sabido eludirlo a tiempo, por no haberlo visto venir.
Y sé que no hay culpa, pero la mujer que me hace la eco transvaginal se enoja porque demoro más de dos minutos en bajarme la bombacha y porque me tenso, y porque debería tener el endometrio de otra densidad y ahí indaga dentro de mí con el aparato y le dicta a la otra mujer, la que escribe, como si yo no estuviera ahí, como si no fuera mío el cuerpo que investiga, como si yo estuviera muerta.
Y estoy viva
Y entonces me mandan a hacer más exámenes, repetir la eco transvaginal con otro técnico más apto, sacarme sangre, y también tengo que hacerme una resonancia magnética de las mamas, pero no. Cuando llego a la tercera ventanilla, después de recorrer toda la sociedad médica, me dicen que falta una firma. Estoy agotada, porque vengo de hacerme los exámenes y recorrer todas las ventanillas y me siento como una presa con libertad condicional. Le digo que me enferma el sistema, que estoy cansada y tengo ganas de llorar. Pero no lloro. Me quedo ahí mirándola a través del vidrio y ella hace una llamada. Podía hacer una llamada a alguien, y entonces dice que sólo tengo que volver a la sala de oncología donde ayer esperé dos horas a que me atendieran para pedir una firma más.
Y lo hago. Espero el ascensor durante diez minutos y llego al piso 11. Voy a la ventanilla y otra mujer amparada por el vidrio me dice que espere, que la doctora está en una reunión. La miro, sólo la miro a los ojos, y ella decide cambiar de idea y desaparece; en dos minutos vuelve con la hoja firmada.
Regreso a la primera ventanilla, en el piso cuatro, contenta con mis papeles firmados, y la mujer ni me mira y dice que la primera hora disponible es para el 30 de diciembre. Esta vez la miro a los ojos para saber si es una broma. Me tapo los ojos con las manos y dejo que mis codos sostengan mi cabeza apoyados en el mostrador helado, de mármol. Ella espera. No dice nada. Y yo no voy a volver a hacer todo el relato de todas las ventanillas a las que tuve que acudir ese día para lograr que me hagan un examen para comprobar si estoy bien o hay una recidiva. Me pide que espere hasta el 30 de diciembre mientras la oncóloga insiste en que hay que pensar en positivo.
Y estoy viva. La eco transvaginal que me repitieron me dio bien ahora y me pongo contenta, pero pienso que nada es seguro si hace dos semanas la otra técnica me dio otro resultado. Esto es como una ruleta, pero tengo que pensar en positivo. De lo único que estoy segura es de que todo esto es absurdo, que si estoy sana me dejen en paz.
Camino hacia los asientos, los de metal también helado como todo lo de esta sociedad médica. Me suena el teléfono: un número desconocido. Atiendo y me está hablando la mujer de la ventanilla, porque la escucho en la ventanilla y en el auricular a la vez y me pregunta por qué no les di las mamografías. Respiro profundamente y en la exhalación dejo salir de nuevo la declaración de culpa: que el cáncer, la operación, los resultados.
Desligo la llamada, me levanto del asiento, respiro y camino hacia la salida. No. Antes tengo que hacer tres colas más para conseguir el medicamento. Estoy cansada y me pregunto cuándo me liberaré de la culpa de haber estado enferma y ahora estar sana. Espero estar viva para contarlo.
Mariana Casares / La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 619 – 21/10/2019
5) URUGUAY: Y LAS MUJERES ¿DONDE ESTÁN?
El lunes 30 de setiembre en el marco de las actividades por el Día de la Mujer Rural se realizó en la sede del PIT CNT la presentación de la cartilla “Y las mujeres ¿dónde están? Guía para abordar desigualdades de género en sindicatos rurales”.
A Contraluz estuvo en la presentación y trajo la visión acerca de este trabajo y de la situación de las mujeres rurales, de todas las que participaron en el Proyecto.
Escuchar la entrevista:
www.radiopasillo.net/2019/10/17/y-las-mujeres-donde-estan/
COMCOSUR MUJER Nº 619 – 21/10/2019
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6) RECONOCEN RESILIENCIA DE MUJERES RURALES ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Las mujeres rurales son las más afectadas cuando los recursos naturales y la agricultura se ven amenazados, por ello este Día Internacional de las Mujeres Rurales, se reconoció su papel como “creadoras de resiliencia climática” a través de sus conocimiento y destrezas para mitigar las consecuencias del cambio climático.
Como cada 15 de octubre se reconoce el aporte de las mujeres rurales en la agricultura, la seguridad alimentaria, la nutrición y la gestión de los recursos naturales en el mundo. Pero este año la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha centrado en el papel que desempeñan mujeres y niñas frente al cambio climático.
Dada sus condiciones de agricultoras, productoras y depositarias de conocimientos, las mujeres rurales han adoptado prácticas tanto tradicionales como modernas para responder a la variabilidad del clima: como las sequías, las olas de calor, la desforestación y las precipitaciones extremas.
Según el organismo internacional, entre 2006 y 2016, el sector agrícola de los países en desarrollo sufrió una cuarta parte de los daños y pérdidas totales por los desastres relacionados con el clima, lo que afectó a las mujeres rurales de manera desproporcionada en esos desastres.
En el mundo una de cada tres mujeres empleadas trabaja en la agricultura. Las mujeres rurales además de realizar tares domésticas y de cuidado, cultivan la tierra, hacen acopio de alimentos, agua y combustibles esenciales. Sin embargo, carecen de acceso en condiciones de igualdad a la tierra, las finanzas, el equipo, los mercados y el poder para adoptar decisiones. Desigualdades que se agravan con el cambio climático, indicó la ONU en su mensaje por la conmemoración.
También la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló –en su informe “Fomento de la autonomía de la mujer en la economía rural”- que en el contexto del cambio climático las fuentes tradiciones de alimento son más escasas e impredecibles. En consecuencia, las mujeres rurales quienes para lograr medios de vida y sobrevivir depende de los recursos naturales en mayor medida que los hombres, se enfrentan a la pérdida de ingresos y de cosecha, que con frecuencia constituyen su única fuente de alimento e ingreso.
Frente a estas adversidades las mujeres rurales garantizan especialmente medios de vida sostenibles, mejoran las condiciones de trabajo y promueven los conocimientos tradicionales y locales necesarios para poner en práctica una decidida acción relacionada con el clima.
“Como pioneras de las nuevas técnicas agrícolas, primeras actoras en la respuesta a las crisis y empresarias de la energía verde, las mujeres rurales son una fuerza poderosa que puede impulsar el progreso mundial”.
Mensaje de la ONU por el 15 de octubre Día Internacional de las Mujeres Rurales
Por ello la ONU llamó a los Estados a “respaldar a las mujeres y niñas rurales y fomentar sus capacidades a fin de que puedan responder ante el cambio climático mediante la producción agrícola, la seguridad alimentaria y la gestión de los recursos naturales”.
Mujeres rurales contra la pobreza
Según cálculos de la OIT las mujeres en zonas rurales representan 41 por ciento de la fuerza de trabajo agrícola y producen más de la mitad de los alimentos del mundo. En conjunto, suministran hasta 90 por ciento de los alimentos que consume la población pobre de zonas rurales.
Otros estudios retomados por este organismo internacional ponen de manifiesto que, si las agricultoras contaran con el mismo acceso a los recursos que los hombres, la cifra de personas que padecen hambre en el mundo podría reducirse en hasta 150 millones. Prácticamente 800 millones de personas están afectadas por hambre crónica.
Sin embargo, las mujeres rurales se encuentran con mayores desafíos para el pleno goce de sus derechos en comparación con los hombres rurales y personas urbanas. En ese sentido, este día también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha llamado a los Estados a reconocer y proteger sus Derechos Humanos y a garantizarles una vida libre violencia.
La Comisión instó a los Estados a abordar las necesidades específicas y a tomar las medidas necesarias para erradicar decisivamente la violencia y la discriminación que continúan enfrentando mujeres y niñas rurales, así como su exclusión sistemática en el acceso a la tierra y a los recursos naturales.
La CIDH recordó que ellas soportan la mayor parte de la carga de trabajo no remunerado en los hogares, desempeñan su trabajo con mayor frecuencia en condiciones de inseguridad, mal remunerados y no siempre cubiertos por garantías sociales. Su acceso al agua, a educación y a servicios de salud es también limitado, a la vez que persisten barreras para su acceso a servicios bancarios, administrativos y de documentación civil.
El Día de la Mujer rural tiene origen en la Conferencia de Beijing, organizada en 1995, como resultado del planteamiento de diversas organizaciones no gubernamentales entre ellas la Federación Internacional de Productores Agrícolas (IFAP), la Red de Asociaciones de Mujeres Campesinas Africanas (NARWA) y la Fundación de la Cumbre Mundial de Mujeres (WWSF).
En reconocimiento del importante papel que juagan las mujeres rurales entre sus múltiples responsabilidades: como madres de familia, campesinas, pequeñas empresarias y contribuidoras al bienestar de sus familias y al desarrollo de las economías rurales, sobre todo en la producción de alimentos.
Cimac Noticias / COMCOSUR MUJER Nº 619 – 21/10/2019
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7) BEGONIA SÁNCHEZ: “LA ESCUELA ES UN ESPACIO DE CONTROL SOBRE LOS CUERPOS”
La pedagoga española dio un taller sobre pedagogías queer y disidencias sexogenéricas en las aulas.
Los asistentes al taller “Pedagogías queer: cuerpos disidentes sexogenéricos en las aulas” colmaron la capacidad del salón Óscar Maggiolo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de la Universidad de la República el viernes 4: la participación de Begonia Sánchez atrajo a más gente de la esperada. La licenciada en Pedagogía por la Universidad de Granada, doctora en Educación y magíster en Género, Identidad y Ciudadanía llegó a Montevideo invitada por el departamento de Antropología Social de la FHCE para hablar de sus especialidades: las disidencias y las pedagogías queer; además, estuvo en Uruguay como miembro del Laboratorio Iberoamericano para el Estudio Sociohistórico de las Sexualidades, en el que participa junto con colegas uruguayos.
Binarismo y heteronormatividad en las aulas
El taller fue un espacio en el que participaron maestros, profesores, docentes universitarios y estudiantes de diferentes carreras. Allí se comentaron experiencias y dificultades en torno a la construcción de una comunidad educativa inclusiva, que reconozca y visibilice las diversidades sexogenéricas.
Uno de los puntos que comentó Sánchez fue “las pequeñas fracturas de los roles de género” que tienen como consecuencia el “etiquetamiento” en los binarismos nena/varón, heterosexual/homosexual o bien el ejercicio de la violencia como forma de coacción contra la norma. “Hace poco, una vecina me decía que a su hijo Mario le encanta el rosa, entonces le regalaron una mochila de ese color y fue orgulloso con ella al colegio. Allí le insultaron, le pegaron, le tiraron la mochila y le dijeron que era maricón. El niño aprendió llorando ese día que una simple mochila rosa conlleva maltrato, comprendió que había roto una regla de género muy estandarizada hasta el día de hoy, como es el binarismo del rosa y el celeste, dicotomía de lo masculino y femenino”, contó Sánchez. También habló de una madre que le confesó estar segura de que su hija era lesbiana porque le gusta mucho jugar al fútbol y siempre se viste con ropa de niño: “Se ve muy claramente que la simple ruptura de los roles de género establecidos genera cuestionamiento”, explicó.
La especialista dijo que en la última investigación que hicieron en escuelas primarias de España se detectó que el insulto más común era “maricón” y puntualizó que “las causas más comunes de sufrimiento y acoso escolar son producto de la ruptura de los roles de género y la gordofobia”. Según señaló para evitar una educación generizada se debe intervenir en la edad más temprana, aunque reconoció que al trabajar con niños pequeños existen resistencias desde las familias. “Cuando leímos cuentos no heteronormativos, como Nicolás tiene dos papás, de la psicóloga Leslie Nicholls, las mayores resistencias vinieron de los padres, que se quejaron con comentarios como ‘eso no se debe hablar porque son muy chiquitos’”, señaló. En particular, contó que en España “se ha tratado de dar clases de diversidad sexogenérica en las aulas, y ha habido colectivos sociales que se oponen a la educación sexual, más aun a una pensada desde la diversidad”. “Los padres creen que son ellos los que deben decidir lo que aprenden sus hijos, y para nosotros tiene que primar el derecho a la ciudadanía sexual”, valoró Sánchez, y agregó que desde entonces hablan con los padres antes de cualquier actividad para tenerlos como aliados.
En cuanto a la educación sexual, dijo que en España es un gran debe porque la que se lleva a cabo “es cosificante y genitalizada”: “Viene una profesora de educación sexual como algo folclórico, enseña a poner un preservativo, cómo prevenir el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual y se va. No se aborda la corporalidad, el placer o la identidad, que son cuestiones fundamentales”, subrayó.
La especialista también destacó lo poco que estos temas se tratan en las aulas y en los currículos. “En España nos hemos encontrado con la total invisibilización del alumnado no heteronormativo o disidente; muchos maestros nos decían que no tenían esos problemas”, afirmó. Planteó que aunque existan en algunos países protocolos y leyes que amparan prácticas de atención a la diversidad, también tiene un papel preponderante el “currículo oculto”. Con esto refirió al conjunto de creencias, normas y valores que subyacen al currículo oficial, un conjunto que los estudiantes incorporan fuera del aula en su formación con otros agentes socializadores, o que son incorporados de manera no manifiesta en los programas escolares como forma de remarcar una posición ideológica determinada. Sobre esto Sánchez remarcó: “La escuela es un espacio de control sobre los cuerpos; las instituciones educativas son binaristas, heteronormativas y perpetúan desigualdades a nivel general por las que se discrimina, invisibiliza y expulsa a los cuerpos y orientaciones sexuales disidentes del modelo hegemónico, ejerciendo violencias”.
Teorías y pedagogías queer
Para hablar de teorías queer vale aclarar el origen del término. Es un vocablo tomado del inglés que se puede traducir como “poco usual” y que actualmente se relaciona con identidades sexuales o de género que no corresponden a lo normativo. Las teorías queer son aún muy debatidas, existen múltiples críticas y formulaciones, por eso se las nombra en plural. Las corrientes más difundidas son la europea y la estadounidense, que tiene como referentes a Gayle Rubin y Judith Butler. En estas teorías, la orientación y la identidad sexual se consideran construcciones sociales y no parte de la naturaleza humana. Rechazan el “encasillamiento” de las diversidades sexogenéricas y las orientaciones sexuales en categorías como hombre/mujer o heterosexual/homosexual/bisexual. Creen que existen tantas identidades sociales condicionadas por la sexualidad como individuos, dando a entender que cada persona es singular. Desde otras trincheras se considera la teoría queer paradójicamente universalista, ya que no nombra las diferentes identidades y busca nuclearlas en un mismo término; en esta línea, también se las ha acusado de ser elaboradas por universitarios elitistas y estar vacías de contenido político.
Para Sánchez, uno de los grandes aportes de las pedagogías queer es el de extrapolar las teorías mediante “buenas prácticas”. Considera que dentro del ámbito escolar “han aportado el derecho a la ciudadanía sexual, a la identidad, a la orientación y a las múltiples diversidades sexogenéricas”. Señaló que en las pedagogías queer es importante el concepto de “plasticidad de género”. Contó que cuando trabajaron con infancias trans, “a veces los familiares querían que la persona realizara la transición de un momento al otro. Hay que entender que los padres quieren que su hijo quede de nuevo dentro del binarismo para que no sufra el linchamiento de los centros escolares, pero cada caso es una realidad; es un tránsito cada cambio en cualquier vivencia personal inmanente a los cuerpos”. Otro aporte fundamental de las teorías queer, sostuvo Sánchez, es “el concepto del género como la violencia en sí”. “A todos, de diferentes formas y en diferentes intensidades, la construcción violenta del género, dicotómica y heteronormativa, nos ha jodido la vida”, afirmó.
Verónica Pellejero / La Diaria /COMCOSUR MUJER Nº 619 – 21/10/2019
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de quien corresponde” Luis Pérez Aguirre
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