1) Uruguay: ¡Hasta la victoria compañera Dora! /Roberto Villanueva
2) Uruguay: Fue procesado con prisión el coronel retirado Eduardo Ferro
3) Uruguay. Militancia barrial, unidad de clase o eficacia empresarial: investigación aborda las “tensiones y disputas” en relación con las ollas populares
4) Uruguay: Coalición de gobierno logra consensos para retomar el debate en el Parlamento sobre la nueva Ley de Medios
5) Argentina: Secuestro y desaparición de Héctor Germán Oesterheld
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VEO VEO – Propuestas y comentarios de Henry Flores – Hoy:
I. Convocatoria abierta para la producción de una serie de ficción televisiva independiente
II. Día Internacional del Jazz en Uruguay
III. Convocatoria abierta de “Montevideo audiovisual”
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“En atletismo existe una carrera en equipo llamada de postas o de relevos. Cada uno de los corredores de un equipo recorre una determinada distancia y allí lo espera un compañero a quien le debe entregar un tubo de unos 30 cm llamado testimonio o testigo. Algo parecido, aunque difícil de visualizar, ocurre en la historia de un país: cada generación entrega su “testimonio” a la que sigue para continuar su interminable carrera. Carrera de relevos generacionales que van tejiendo la trama política, social, cultural de un pueblo.
Esa inmensa trama sufrió en la Argentina un inmenso tajo producido por una bayoneta en la década de 1970. Por ese espantoso agujero negro cayeron 30 mil corredores, compañeros, militantes portadores de testimonios valiosos difíciles de suplantar. Otros quedaron aferrados a los bordes de la trama, resistiendo a rabia, a diente, a imaginación la cruel tempestad desatada por una dictadura cívico militar eclesiástica”.
Jorge Miceli, ex preso político de Coronda, Santa Fe – Argentina
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COMCOSUR INFORMA AÑO 26 – No. 2001 – 30.04.2021
1) URUGUAY: ¡HASTA LA VICTORIA COMPAÑERA DORA!
En memoria y homenaje a Dora, la mamá de Cateta, fallecida el 24 de abril de 2021.
El texto que sigue es un borrador que comencé a escribir hace tiempo. Lo que cuento acá sucedió, más o menos, como esta contado.
Vaya como homenaje a Dora, la mamá de Cateta, fallecida el 24 de abril de 2021. Ella fue parte activa, consciente y pilar de muchas de estas cosas. Fue nuestro refugio, nuestra taza de leche y trozo de pan cuando andábamos hambrientos, muertos de frio, cansados de trillar buscando los caminos para lograr un mundo mejor.
Abrazo apretado a Cateta y hermanos.
¡Hasta la victoria compañera Dora!
Roberto Villanueva
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Hoy es domingo. Debe ser temprano, todavía no se oye ruido en la casa. El sol parece que va a quemar bastante. Estamos a pocos días del comienzo del verano y ya se siente el calor.
………………
La situación política y social del país nos había llevado a tomar decisiones desde nuestra perspectiva joven, absolutamente comprometidas con los momentos que nos tocaba atravesar.
No sólo repudiábamos la miseria de todo tipo que se vivía en la sociedad. Trabajábamos para cambiar. Nosotros mismos. Al mundo. A la sociedad toda y en ello nos iba la vida. De distinta manera nos habíamos vinculado a las organizaciones revolucionarias.
………………
Como todas las tardes caminaba con mis libros y cuadernos a estudiar. Como todos los días pasaría por el costado del cantegril, en el que se hacinaban familias numerosas, malviviendo entre la miseria y la mugre.
Recolectando sus medios de vida entre la basura que arrojaba la parte rica. En esas canteras se pudrían -y aún hoy se pudren- sueños y esperanzas. Es posible oler, sentir la descomposición humana. Aún sin ser, todavía, cadáveres la mezcla de olores, a mierda, sudores rancios, comida podrida se instalan en los ambientes. A fuerza de olerlos la nariz se acostumbra, la gente se embrutece de tal modo que convive con ellos sin inmutarse. Como con los animales.
La política servía para intentar lograr algunos favores de gente que, limpia y perfumada, prometía lo que nunca iba a cumplir. Mientras compraban votos y conciencias, con sus discursos confundían a los pobres y los usaban a su antojo. Era necesario liquidar todo ese charco de podredumbre.
Limpiar las aguas del pantano y transformarlo en un lago de agua cristalina, en el que los seres humanos valieran por sí mismos y nadie fuera relegado al fondo del tacho de la miseria. Con ese compromiso a cuestas, decenas de jóvenes estaban presos, habían sido golpeados, torturados y asesinados.
Otros seguíamos la huella con la esperanza de lograr una pronta victoria. Era posible morir, pero valdría la pena si se imponía la justicia necesaria. Tal vez el sol de la mañana, tan clara, me lleva a recorrer tantos recuerdos.
………………
Nelson estaba sentado debajo de unos eucaliptos. Hacía un tiempito que no lo veía. Nos conocíamos desde hacía tres o cuatro años.
Diferentes organizaciones que trabajaban socialmente en los cantegriles armaban campamentos con niños y jóvenes. Nosotros participábamos y algunas veces nos habían dejado la responsabilidad de atender a los grupos de los más chicos.
Nos hicimos amigos. Esa tarde nos saludamos con alegría.
– Suerte que te veo. Hace días que estoy pensando en hablar contigo. No sabía cómo encontrarte. ¡Mirá que casualidad!
Me comentó rápidamente que hacía un par de semanas estaba reuniendo a niños, de entre siete y doce años, para jugar y sacarlos un poco de la calle. Eran unos diez o doce en ese momento. Su idea, de ser posible, llegaba hasta compartir un vaso de leche y algo de comida.
– ¿Cuándo se reúnen?
– Los domingos a eso de las diez en la cancha de futbol del barrio.
– Bueno. El domingo vengo
Nos despedimos con un abrazo. El domingo hablaríamos con más detalles.
El ambiente estaba muy caldeado. Los milicos hacía pocos días habían lanzado una serie de comunicados y se estuvo al borde del golpe de estado.
Esa tarde tenía que encontrarme con un compañero. No lo conocía pero él a mí sí. Debía caminar por determinada calle en tal sentido, él se acercaría e intercambiaríamos una contraseña. Así ocurrió.
“El Pelado” era bajo. Pelado. De ojos claros e inquietos. Caminaba con cierta lentitud y hablaba con mucha calma. Sus referencias a las cosas que había que hacer eran precisas y directas. Ejercía su autoridad sin ser, ni parecer, autoritario.
El planteo era bastante claro. Debíamos recomponer filas. Apostar a la organización popular y prepararnos para una larga lucha.
En mi caso, junto a otros compañeros, que conocería en poco tiempo, debíamos buscar la manera de organizar la gente de los cantegriles. Otros se encargarían de los sectores de trabajadores y estudiantes. Acordamos la forma de vernos y relacionarnos a partir de ese momento.
Él sería mi contacto con la Organización. Partiendo de los vínculos naturales que cada uno tenía, se fue tejiendo paralelamente en diferentes zonas de Montevideo una cadena de relaciones y la identificación de problemas capaces de unir a la gente para la pelea.
“¡En este país tan chico no es posible que aiga gente comiendo de la basura!” Exclamaba la mujer con su boca sin dientes y su aspecto pobre “pero limpio” como le gustaba remarcar a ella misma. El mate circulaba de mano en mano y se olían los vapores de la grasa caliente para las tortas fritas.
Después de varios meses de escaparle a las razias, pasar frío y hambre, andar entre el barro y la perrada, habíamos conseguido un grupo, chico, de personas dispuestas a escucharnos y reunirse con gente de otros barrios.
Allí estaban: “El Indio”. Bajo, de piel enrojecida por el vino, de aspecto tosco y fortachón, miraba con algo de inocencia y desconfianza aparente. No hablaba casi. Vivía de juntar papeles con un carro de mano.
José. Moreno. Hablaba torciendo la boca y con mucha energía en cada palabra. Vivía de su trabajo en la feria. Sus bienes más preciados eran el carro y el caballo, al que mimaba y trataba con cariño, casi más que a su mujer y sus hijos. “Este es el que me da de comer” Decía a voz en cuello.
A su lado estaban su madre y la hermana. “Doña María”, negra vieja, sin lentes y con poca visión, entrecerraba los ojos para ver algo. El pelo atado en un moño. Miraba y a veces sonreía. Estaba siempre como pensando quién sabe en qué.
La hermana de José estaba porque le habían dicho que fuera.
Otra gente se acercaba a curiosear.
El tema elegido como eje para la convocatoria era la reivindicación de una vivienda digna. En torno a la vivienda giraban todos los ¿Por qué?
¿Por qué no tengo trabajo?
¿Por qué no tengo salud?
¿Por qué no tengo educación?
¿Por qué no tengo derecho a vivir dignamente?
Cada pregunta sonaba como un mazazo en los oídos y el corazón de los asambleístas.
¡Porque piensan que somos animales!
¡Nosotros los pobres solo servimos para votar y después chau!
¡Se olvidan de nosotros!
¡Algo tenemos que hacer!
La cosa, aparentemente sencilla, se complicaba por la situación general del país. La derecha avanzaba a paso redoblado, las torturas y asesinatos políticos no se podían ocultar más, así como el avance acelerado de las fuerzas reaccionarias hacia el golpe de estado.
Sin embargo en los cantegriles la situación había cambiado poco. De hecho, la miseria, el hambre, la violencia interna agregada a la que venía de afuera, continuaba ensañándose con la gente.
………………
El grupo de niños convocados por Nelson crecía semana a semana. De la docena original, se había llegado como a setenta.
Aquel domingo había un sol resplandeciente, lindo para jugar y los gurises jugaban. Alegres, se oían las risas espontáneas frescas como la brisa de la mañana. Corrimos, fuimos, volvimos, anduvimos por toda la cancha inventando y compartiendo juegos.
Algunas madres se arrimaban a dar una mano. Contaban que desde que los hijos jugaban les iba mejor en la escuela además estaban más tranquilos y se notaba que tenían ganas de compartir las horas del domingo con los otros niños del barrio.
Logramos asegurar una taza de leche cada vez que nos reuníamos. Al poco tiempo se agregó un plato de guiso. Comenzaba a vivirse un valor nuevo y esperanzador. De a muchos y unidos hay cosas que se pueden cambiar.
Al final, como veníamos haciendo desde hacía un tiempito ya, las madres que se habían acercado para cocinar ese domingo, llamaron para servir. Cada uno con su plato, en fila prolija y ordenadita, iba retirando la comida, un vaso de leche y un trozo de pan. Terminamos ese almuerzo compartido y comenzamos a despedir a los gurises, cada uno para su casa.
Se iban. Desparramo de griterío y adioses y hasta el domingo que viene, y no se olviden de ir a la escuela, y de ayudar a sus padres y a sus madres y ellos que sí, que se iban a portar bien y la semana que viene les contamos…chau.
A todos los despedimos y ya nos íbamos nosotros también, entonces lo vimos. Negrito, mota cortita y barriga hinchada. Estaba allí, paradito sin ir para ninguna parte, ni amagaba a moverse. Moco colgando.
– Hola, ¿no vas para tu casa?
Miraba al piso…Silencio.
Alzo los ojos y llenó todo de tristeza.
– ¿Cómo te llamás?
Silencio.
Sus manos pequeñas caían a los costados de su cuerpo, todo quieto.
Todo silencio. Todo espera.
– ¿Querés que te acompañemos a tu casa?
Algo parecido a un sí dibujó en el aire con su negra cabecita.
-¿Dónde vivís?
Su manito se alzó, señalando hacia algún rancho de los que se veían ahí cerca.
– Vamos, dijimos.
Se puso a caminar al frente, llevándonos hasta su casa. Llegamos a un rancho de latas, todo herrumbroso y medio destartalado, la puerta, de maderas añadidas medio sin ton ni son, estaba casi desprendida y una cortina de arpillera se balanceaba escondiendo la intimidad interior del rancho.
Señaló con su dedito en esa dirección. Nos miró como diciendo: “¿qué esperan para entrar?”
– ¿Es acá tu casa?
Dibujo un sí con su cabecita.
Golpeamos las manos. Silencio, nadie contestaba. Un perro viejo y achacoso se alejó gruñendo.
– ¿Hay alguien?
Silencio.
Nos miramos.
– ¿Está tu mamá?
Otro sí, desde su silencio.
– ¡Señora! Gritamos.
Silencio otra vez.
Volvimos a mirarnos. Algo estaba pasando en ese rancho. Apartamos la cortina de arpillera. Entramos. El olor a podrido nos golpeó como un puño y se metió, nos invadió desde la nariz hasta lo más hondo de nuestras tripas. Sentimos las náuseas, ganas de vomitar provocadas por el asco en forma instantánea.
Aquel hedor que subía y nos invadía estaba clavado en el ambiente como un bloque sólido, casi palpable; las chapas del rancho estaban calentándose con el sol haciendo más irrespirable aún la atmosfera en la que nos encontrábamos.
Cuando reaccionamos un poco logramos ver, casi a nuestros pies, tirados sobre un jergón dos bebes, envueltos con unos trapos todos sucios de orines y caca -abrazado uno y prendido de la teta el otro- junto a una mujer, aparentemente joven que miraba con ojos desesperados. A los olores mezclados de mierda, comida podrida y sudores se agregaba la imagen miserable de aquel grupo de seres humanos llenos de piojos, tirados sobre unos trapos, en medio de un rancho de latas, acribilladas de agujeros, sobre el piso de tierra.
La mujer abrió la boca. Un sonido ronco salía de ella, en algún momento comenzó a sacudir la cabeza, se notaba el esfuerzo que hacía intentando hablar, al tiempo que el ronquido se hacía más audible. Algo quería decir y no podía. Se movió un poco como para incorporarse, inútil el esfuerzo. Era evidente que no tenía fuerzas para nada. El ronquido fue adquiriendo un ritmo y en determinado momento se oyó: “Noo pu…e..dddoooo mássss” y rompió a llorar.
Casi al unísono comenzaron a llorar los chiquitos, después se sumó al llanto el niño que nos había llevado hasta el rancho, sentí como se anudaba mi garganta y una nube se instalaba en mi mirada, miré a Nelson. Dos surcos que no tenía antes bajaban desde sus ojos, desde esos surcos caían como gotas de cristal gruesas lágrimas que rebotaban en el piso levantando motitas de polvo.
Hoy es domingo. Tengo que resolver varias cosas que se han venido complicando en la semana. En realidad está todo complicado. Tengo algunos pesos. No muchos, pero me dan para moverme hoy. Debo pensar.
………………
Algo tan natural, normal como ver niños jugando se transformó en un acontecimiento que despertó el interés de las “señoras” que visitaban el barrio con fines proselitistas. Desde sus autos nuevos y sus ropas de marca, hablaban y ofrecían apoyos que nunca habían dado.
Tenían claro que los pobres son un problema. Pero los pobres organizados son peligrosos.
Me voy a levantar. Tomo unos mates mientras veo que hago.
Domingo. Lindo día. La reunión de pocos creció transformándose en asambleas en las que se discutía qué hacer, cómo y quién lo haría.
Habíamos quedado combinados con Pedro – junta papeles y cuanta cosa se pudiera reciclar y vender- para hacer una recorrida por el cantegril. El objetivo era seguir sumando gente a lo que se venía desarrollando. Pasé por el rancho a buscarlo a la hora señalada. Me recibió con una expresión de felicidad en su cara que contagiaba desde lejos.
– ¡Mirá, mirá lo que es ésto!
Me gritaba mostrando una bolsa de nylon semiabierta en sus manos. Cuando llegué a su lado vi cual era el motivo de su alegría, un montón de huesos y cueritos de cerdo.
– ¡Ja, ya le dije a la patrona, esta noche los comemos con porotos!
– Qué bien, ¿de dónde los sacaste?
– Estos los requeché del restaurante aquel que te dije en el centro. Están limpitos, mirá, ¡olé!
Acerqué la nariz al paquete. Olor a podrido no tenían.
– Bueno, vamos.
Salimos a recorrer los ranchos…
Que no, que no dábamos viviendas, que había que organizarse, ¿miedo a qué?, ¿a los milicos? Igual nos matan y nos meten presos, esta miseria no puede seguir más, venga tranquila doña, nos estamos organizando, si no nos juntamos no salimos más de esta miseria…y así, rancho por rancho.
Algunos gurises decían nos vemos el domingo, la gente decía que sí y Pedro refunfuñaba que sí, que todos decían voy y después no aparecen y yo que bueno, que valía la pena hablar con todos y que por lo menos estuvieran enterados y así, de rancho en rancho se nos hizo la noche.
De retorno para lo de Pedro pasamos por el almacén. Compré un litro de vino, un par de panes y leche para los gurises.
– ¿Vas a comer con nosotros, no?
– Claro. ¿Por qué no?
El guiso de porotos con cueritos de cerdo y huesos estaba para chuparse los dedos. Nos tomamos el vino y me fui para mi casa a dormir.
Se logró organizar mejor el comedor barrial. En uno de los cantegriles se hizo un galpón de chapa y madera que servía como salón comunal y al que pomposamente llamamos “La Confitería”. Era en ese lugar donde, entre mate y mate, alrededor de un brasero en invierno, se hablaba de los orígenes de la miseria. No nos engañábamos.
La respuesta a las convocatorias había sido rápida. ¿Podría sostenerse? En otro barrio se agregó gente a trabajar en una policlínica, con el fin de ayudar a mejorar la atención a los vecinos, se buscó que hubiera una participación directa de ellos mismos. No solo se daba atención médica, se hablaba con la gente, se organizaban cursos para que el acceso a la salud no fuera solamente dependiendo de los médicos y profesionales, casi siempre inalcanzables.
En otro lugar se comenzó a desarrollar una experiencia de huerta común. Entre todos, trabajando por intereses comunes y haciendo el esfuerzo en el mismo sentido se podía
¿Cuánto tiempo se tenía? ¿Cuántos éramos luego de la tremenda represión y durísimos golpes recibidos por la Organización? La respuesta a las dos preguntas era la misma: muy poco.
Finalmente, el tan esperado golpe de Estado llegó. Las pocas movilizaciones que veníamos impulsando en los cantegriles sirvieron para que se lograra crear, en algunos lugares, pequeños focos de resistencia. Más que nada de apoyo a los trabajadores que cumplían con la consigna de resistir al golpe de Estado.
La represión a las organizaciones populares fue desatada con saña y con la intención de lograr, definitivamente, su desarticulación. Hablamos con la gente más cercana y planteamos la creación de grupos para salir a pelear contra los milicos.
Algunas cosas ilegales se habían hecho con esa gente, después del tiempo que llevábamos en los cantegriles, había crecido la cantidad con la que podíamos contar, además de la unión de otros grupos de la zona, también organizados para resistir.
Llenábamos las esquinas de la zona con grampas “miguelito” hechos por los trabajadores de una empresa metalúrgica, ocupada, de la zona. Íbamos a buscarlas y las derramábamos organizados en grupos de dos o tres. Luego nos reuníamos, en un campo que estaba vacío frente al cantegril, para verificar que no había pasado nada con ninguno de los que habían participado. Nos dispersábamos, y así cada noche.
Pasaron varios días en los que nos movimos sin problemas. Hasta que comenzaron a pasar ómnibus custodiados por policías o soldados de las fuerzas armadas.
Una noche iba con “El Pelado” repartiendo miguelitos por diferentes cruces, el llevaba su infaltable pistola 45, yo iba con una 7.65. Habíamos dejado las últimas grampas que nos quedaban en un cruce por el que transitaban ómnibus, ya nos íbamos cuando oímos el ruido de un motor. Era un ómnibus. Nos tiramos al suelo empapado entre unos pastos y nos dispusimos a ver qué pasaría, cada uno con su arma en la mano. El ómnibus venía muy despacio, porque ese cruce tenía unos pozos bastante grandes. Por eso habrá sido que el conductor vio las grampas. Detuvo el coche, oímos como se abría la puerta, bajaba el conductor a la calle y se ponía a recoger las grampas iluminado por las luces del propio vehículo. Detrás, se podía adivinar la figura del milico de custodia con su arma. Nos miramos en la oscuridad con “El Pelado”, apenas nos veíamos la cara…oí el chasquido de la palanca del seguro de la 45, hice lo mismo y ya estábamos dispuestos para tirar…
– Deja, deja -dijo él- no nos vamos a llevar un par de “boletas” que además van a traer camiones de milicos y las consecuencias van a ser peores…que se lleven los miguelitos.
A todo eso, el conductor y el milico se estaban subiendo al ómnibus. Lo pusieron en marcha y se fueron. Nunca supieron lo cerca que estuvieron de recibir un par de balazos cada uno.
………………
Los domingos de mañana seguíamos reuniendo a los gurises en la cancha, también aprovechábamos para conversar algunas de las cosas que habían sucedido o íbamos a realizar en la semana. Entre la falta de transporte y la falta de medios para movernos, caminábamos kilómetros recorriendo los cantegriles, yendo a pie desde un sitio a otro.
………………
De hecho “La Confitería”, se había transformado en una especie de cuartel general desde el cual nos movíamos y, automáticamente, nos encontrábamos cada vez que alguno perdía los contactos.
Uno de esos días, llegaba caminando y veo en la esquina a un compañero, parado junto a la motoneta que usaba para moverse y a su lado dos policías con sus papeles en la mano. Sabía que estaba clandestino. Era posible que no pasara el control.
Rápidamente nos reunimos con otros de los cercanos de ese cantegril y nos distribuimos, todos armados, previendo que quisieran llevarlo preso, pero eso no ocurrió, los policías le devolvieron los papeles y el subió a la motoneta, no se detuvo en el cante, se fue. Cuando volvió, horas más tarde, nos contó que los policías dudaron bastante antes de dejarlo ir, pero al final se decidieron por darle vía libre.
………………
Tuvimos una reunión del grupo en la que evaluamos la situación nuestra en la zona que nos movíamos. También recibimos un informe llegado desde la dirección de la Organización, sobre lo que se podía evaluar hasta ese momento de lo que estaba ocurriendo en el país. Se preveía que todo el movimiento general no podía sostenerse por mucho tiempo más. En consecuencia, mantendríamos nuestro trabajo de manera más discreta, las grandes reuniones y las asambleas no eran convenientes y además ponían en riesgo a mucha gente. Mientras se mantuviera la huelga, seguiríamos actuando con los grupos que habíamos logrado formar para las pequeñas acciones de resistencia que llevábamos adelante. Entre otras cosas nos proponíamos seguir en nuestros actos contra los ómnibus.
Armamos un grupo de cinco. El objetivo para esa noche: parar e incendiar como fuera un ómnibus de los que estaban circulando. Llegamos a una esquina de la avenida cercana al cantegril. A los pocos minutos se acercó lo que estábamos esperando, habíamos sembrado miguelitos por toda la calle, la noche estaba serena, sin luna, la avenida estaba iluminada por las luces de mercurio algo hizo que el conductor disminuyera la marcha, momento que aprovecho uno de los del grupo para estrellar una piedra enorme contra el parabrisas que saltó hecho pedazos. El frenazo también se oyó, como un aullido, en el silencio de la noche junto a la explosión del vidrio roto a la que siguieron otras explosiones que no eran de vidrios rotos, los balazos salían desde dentro del ómnibus, las puertas se abrieron y bajaron los milicos con las carabinas en las manos, tirando a lo loco, apenas teníamos tiempo de girar sobre nuestros talones y salir corriendo. Alcance a parapetarme detrás de una columna y tirar hacia el ómnibus, con el solo objeto de frenar el avance de los milicos.
– ¡Corran!
Una lamparita que colgaba sobre mi cabeza salto hecha añicos por una bala que venía desde el ómnibus. Miré hacia atrás y no vi a ninguno de mis compañeros. Empecé a correr yo también y me perdí en la noche. Cuando llegué al cante, estaban esperando para darme la noticia de que a uno le había dado un balazo. La bala entro por la planta del pie y salió limpiamente entre dos dedos. Nos fuimos hasta la policlínica del barrio, de la que yo tenía llave, y buscamos los implementos necesarios para curarlo. Al día siguiente fuimos con “El Pelado” a verlo. Aparentemente estaba todo en orden y la herida no revestía ningún tipo de riesgo.
“El Negro” hace días que no aparece.
9 de julio. Convocatoria a 18. “A las cinco en punto de la tarde” Cuando logré llegar, en la plaza del entrevero ya estaba todo inundado de gases lacrimógenos y milicos de particular corriendo gente, Llegué, no sé cómo, hasta Agraciada y Paysandú. Un milico le tiró con pistola a una mujer desde una distancia de dos o tres metros, le pegó en la nuca y la llevaron arrastrando para un “ropero” al que la entraron desmayada. Por Agraciada, desde el Palacio Legislativo, avanza una columna de carros blindados, tanques y tanquetas con sus orugas pisoteando el asfalto, las cabezas de los soldados armados a guerra asomando amenazadoras. Fusiles y carabinas contra un clamor de puños en alto: ¡TIRANOS TEMBLAD! ¡TIRANOS TEMBLAD!
Momentos después la locura en 18 de Julio, sirenas y ametralladoras, gente corriendo, milicos sableando, apresando, esposando, golpeando. Los “camellos” comenzaban una carrera desde un extremo de la avenida, con la sirena abierta y los milicos tirando desde sus ventanas. Así pretendían despejar la calle.
Después de muchas vueltas por las calles de los alrededores, regreso a 18 de Julio y tomé rumbo a “La Confitería”. Caminé y caminé.
Me lloraban los ojos por efecto de los gases, tenía un brazo entumecido por un garrotazo que había ligado en una refriega con un grupo de milicos de la que varios habíamos logrado salir rompiendo un cerco que nos encerraba en una esquina.
Preparamos un mate, y cada uno contó sus peripecias y en cierta manera contentos de estar sanos, salvos y libres. Después de un rato emprendí camino rumbo a mi casa. Me esperaba una larga caminata.
Por suerte, no se quien ni de donde, había conseguido varias cajillas de cigarrillos, una era para mí. Podía suspender los cigarros que estábamos fumando, hechos con polvillo de tabaco y papel de estraza. El polvillo de tabaco lo traía alguien de los tachos de basura de las tabacaleras.
“El Negro” hace días que no aparece. Nadie sabe nada de él ni del resto. Pero como estamos compartimentados es difícil encontrar noticias. Seguramente si pasa algo jodido me avisarán, a mi o a los otros compañeros.
Me voy a levantar. Domingo. Lindo día.
Llego de madrugada. Cansado, sudoroso a pesar del frío de la noche de invierno, “suerte que no llueve”, pienso. Me acuesto disponiéndome a dormir. Un bulto pesado cae sobre mi cabeza cuando comienzo a dormirme…tardo unos segundos en identificar las cuatro patitas y el ronroneo del gato que se mete – otra vez – por la ventana. Levanto las frazadas y se acurruca contra mi cuerpo. Nos dormimos los dos.
Al día siguiente vamos a decidir qué hacer, la huelga general está en sus finales. Arriesgarnos con otras acciones contra el transporte nos parece demasiado peligroso. Posiblemente hagamos algo, pero tenemos que ver dónde y que.
La mujer de José tuvo familia hace dos días. Está en el Pereira. Esta tarde voy a verla.
La noche estaba fresca, no fría como podría esperarse en esa estación, julio, invierno. Las calles sin luces brillaban por la tenue luz de las estrellas. La luna no estaba, el cielo se mostraba limpio y con esa lucecita que tiene algunas noches de invierno. Nos encontramos en el medio del cantegril. Ya habíamos hecho barricadas, repartido volantes, dispersado miguelitos, trasladado diferentes cosas de un lugar a otro, llevado alimentos a los huelguistas que ocupaban los lugares de trabajo en la zona, nos habíamos tiroteado con los milicos cuando intentábamos detener un ómnibus, hasta teníamos un herido y todo. Sin embargo, habíamos escapado siempre de las diferentes situaciones sin mayores consecuencias. Esa noche saldríamos a recorrer la zona, con la idea de tener el panorama un poco más claro sobre lo que estaba ocurriendo. Ver el patrullaje que había, si el transporte de pasajeros era más o menos regular, si encontrábamos que los lugares de trabajo seguían ocupados, etc.
Con “El Pelado” y otros dos del cantegril salimos los cuatro “de patrulla”. Como “El Pelado” iba con su artillería a cuestas decidimos ir los cuatro armados. Íbamos portando cada uno su fierro, cargado y pronto para tirar. Imprudentemente caminábamos los cuatro en línea. No había problemas mientras íbamos por las calles interiores, todas absolutamente oscuras y casi con cero movimientos, salvo nosotros. Pero entre tantas vueltas, fuimos a dar a la avenida Centenario, absolutamente iluminada, con su cantero central y despejada la visión por varias cuadras.
Nos desplazábamos rumbo al centro desde el hipódromo de Maroñas. Unos trescientos metros delante nuestro caminaban otros tres hombres. De pronto oímos el zumbido de un motor que pasó junto a nosotros: Un patrullero.
Tomamos conciencia de la situación, pero ya era tarde para tomar alguna medida que no nos dejara demasiado en evidencia. El patrullero se detuvo junto a los tres que iban delante nuestro, bajaron los policías les pidieron los documentos y se los llevaron.
Inmediatamente nos separamos y dimos la vuelta en sentido contrario al que íbamos. Quedamos juntos con “El Pelado” por la acera izquierda rumbo al hipódromo, unos cincuenta metros delante nuestro, por la acera derecha iban los otros dos. A unos veinte metros de una de las esquinas que se abría a nuestra izquierda oímos el zumbido de un motor que venía a toda velocidad desde atrás nuestro. En pocos segundos apareció la figura verde del “camello” del ejército que dobló hacia nosotros. Alcancé a ver la cabeza de los compañeros, que iban del otro lado de la calle, asomando detrás de un murito bajo. Metí la mano en el bolsillo que llevaba la pistola y le solté el seguro, cuando mire a mi lado “El Pelado”, que iba del lado de la calle, sacaba la 45 de su cintura y dejaba que colgara a lo largo de su cuerpo, llevaba una trinchera impermeable con el cierre abierto, los movimientos que hacia al caminar ocultaban su mano armada. El camello aminoró la marcha, de frente a nosotros avanzaba lentamente con el toc-toc-toc típico de su motor. Dentro de su cabina los soldados empuñaban sus carabinas mirándonos fijamente. Nos cruzamos y comenzamos a sentir el desplazamiento del vehículo a nuestras espaldas. Los otros dos habían salido de atrás del muro y caminaban hacia el hipódromo, toc-toc-toc, ¿se alejaba la camioneta llena de soldados? Llegamos a la esquina.
– Nos vemos en el cante, dijo “El Pelado” y comenzamos a correr.
No había viento, pero yo comencé a sentir como el aire golpeaba mi cara y mi pelo volaba, los perros comenzaron un concierto de ladridos a mi paso y yo corría, a lo lejos explotaba un motor en el silencio de la noche y yo corría, llegaba a las esquinas y corría. En algún lugar de Montevideo una sirena aullaba sus urgencias, yo corría. La gente dormía en la seguridad de sus casas y yo corría, un balazo lejano y yo seguía corriendo, así llegué a los límites del campo que estaba frente al cantegril, allí por fin me sentí más tranquilo y seguro. La oscuridad era absoluta, unos teros que vivían en ese campo alzaron vuelo y con su griterío despertaron el ladrido de los perros. Llegué caminando a un cerco de transparentes debajo de los que solíamos escondernos cuando había mucho movimiento de milicos y estábamos por ahí.
Me tiré de espaldas tratando de regularizar la respiración. Me temblaban las piernas, mi pecho se alzaba y bajaba agitado por la tensión y el esfuerzo. Poco a poco fui tomando conciencia de mí mismo, tenía el pelo pegado a la cara, por mis piernas sentía correr las gotas de sudor, la camisa estaba pegada a mi cuerpo y me costaba incorporarme. Saque un cigarrillo del paquete, lo encendí y deje escapar una larga bocanada de humo. Puse la pistola atravesada sobre mi pecho mientras fumaba y trataba de tranquilizarme. No sabía nada del resto.
Tampoco, me di cuenta entonces, escuché detonaciones por el lado que andábamos nosotros, había visto como “El Pelado” se perdía, igual que yo, por una calle oscura.
Terminé el cigarrillo y me dispuse a salir del lugar donde estaba. Escuché con atención tratando de oír algún ruido que me pareciera extraño. Nada. Me incorporé y salí lentamente, intentaba ver en la oscuridad, pero me resultaba muy difícil en la negrura de la noche. Crucé la calle con la pistola en la mano. Quería llegar a la canilla del tanque de OSE, en la que el barrio se proveía de agua, necesitaba refrescarme un poco y quitarme, por lo menos, el sudor de la cara. Debía caminar unos veinte metros por un pasillo oscuro y estrecho. Lo había hecho muchas veces, pero esa noche no me gustaba nada pasar por ahí. Cuando ya estaba por la mitad del camino, una sombra se movió cerca de la canilla y una voz preguntó si era yo el que me movía. Reconocí a quien hablaba, contesté que sí, que era yo. Me fui hasta la canilla, tome agua y me refresqué, a pesar del frío de la noche sentía calor.
Nos juntamos los tres. De “El Pelado” no había noticias. Era más de media noche. De pronto vimos la sombra que avanzaba por el pasillo con los movimientos típicos de “El Pelado”. Nos quedamos unos minutos charlando y nos fuimos.
Me dijeron que se incorpora otro compañero al grupo, todavía no lo vi. Además en estos días comenzamos una serie de campamentos para hacer prácticas de tiro y algún tipo de instrucción básica con armas cortas y largas. La relación con la gente de los cantegriles nos permitirá pensar en otras actividades, la organización social quedará a cargo de la gente no comprometida con las actividades que llevamos adelante después del golpe de Estado. Después de todo, esa era la idea original.
“El Negro” hace días que no aparece. Nadie sabe nada de él ni del resto. Pero como estamos compartimentados es difícil encontrar noticias. Seguramente si pasa algo jodido me avisarán, a mi o a los otros compañeros. Me voy a levantar. Tomo unos mates mientras veo que hago.
Domingo. Lindo día.
Fui a lo de “El Indio”. La mujer me contó que de madrugada hubo razzia en el cante y se lo llevaron.
Fui a lo de José, La madre me dijo que hubo razzia de madrugada en el cante y se lo llevaron.
La mujer de José tuvo familia hace dos días. Está en el Pereira. Esta tarde voy a verla. Espero que lo larguen a José así lo veo y de paso le pregunto qué pasó en la Comisaría.
Vuelvo de las vueltas. La comida esta pronta. Ravioles con tuco. Riquísimos. No puedo comer. Tengo una especie de nudo en el estómago.
Domingo. Una de la tarde.
Me levanto de la mesa y le digo a la gente que voy a caminar un rato. Estoy nervioso y no sé qué me pasa. Ya vuelvo. El sol, ya alto, le da una luminosidad a las cosas admirable. Espero el ómnibus. Llega. Subo y voy hacia el hospital.
Llego. Me detengo un instante antes de cruzar hacía la puerta de entrada, mientras observo el panorama. Nada anormal. Una larga fila de hombres y mujeres esperan para visitar a sus familiares. Un manicero, un caramelero, dos o tres porteros de casaca blanca, un policía y algunos hombres fuman y hablan entre sí, formando un pequeño grupo cerca del quiosco de diarios y revistas.
No hay ningún vehículo estacionado cerca de la puerta. Menos alguno identificado con las fuerzas conjuntas o la policía. Cruzo.
Llego casi hasta el portón y desde mi espalda alguien me toma bruscamente de los brazos y me dice “la quedaste flaco”.
Caramelero, manicero, porteros y el grupo que estaba de charla me rodea y sacan sus armas apuntándome.
Eran todos milicos y me estaban esperando.
Fuente: Facebook de Roberto Villanueva C
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2) URUGUAY: FUE PROCESADO CON PRISIÓN EL CORONEL RETIRADO EDUARDO FERRO
El fiscal Ricardo Perciballe solicitó que se le imputen los delitos de homicidio muy especialmente agravado, privación de libertad y abuso contra detenidos, y la jueza hizo lugar; Ferro es investigado por la desaparición del militante comunista Óscar Tassino, en 1977.
La Diaria /29 abril 2021
El coronel retirado Eduardo Ferro, investigado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura (1973-1985) declaró este jueves ante la Justicia y la Fiscalía pidió que se lo procese con prisión. El fiscal Ricardo Perciballe solicitó que se le imputen los delitos de homicidio muy especialmente agravado, privación de libertad y abuso de autoridad contra los detenidos, y la jueza Silvia Urioste accedió al pedido de la Fiscalía.
Ferro es investigado por la desaparición del militante comunista Óscar Tassino, en 1977. También por torturas en el Batallón 4 de Maldonado y por el secuestro de Universindo Rodríguez, Lilián Celiberti y sus hijos en Porto Alegre (Brasil).
A mediados de abril el Tribunal de Apelaciones de segundo turno había hecho lugar al recurso contra la prisión preventiva presentado por la defensa de Ferro, por lo que quedó en libertad.
El militar retirado cumplía prisión preventiva desde marzo a la espera de la resolución de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) sobre otro recurso, en este caso de inconstitucionalidad, presentado por su defensa. Se trató del tercer recurso de inconstitucionalidad interpuesto en este caso. Los dos anteriores fueron desestimados por la SCJ.
Ferro fue detenido en España en enero luego de permanecer prófugo durante tres años. Tras su extradición a Uruguay, la jueza Silvia Urioste accedió al pedido de prisión preventiva para Ferro por parte de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad mientras se aguardaba la resolución de la SCJ al recurso de inconstitucionalidad.
Tassino, de 40 años de edad al momento de su desaparición, nació en Montevideo en 1937. Estaba casado, tenía tres hijos y era empleado de UTE. Era además militante del Partido Comunista y del sindicato de UTE. En julio de 1977 fue secuestrado de una casa en Carrasco. Tassino fue conducido al centro de detención o La Tablada, donde fue visto dos días después de su detención.
El coronel retirado fue procesado por homicidio muy especialmente agravado, privación de libertad y violencia privada.
La jueza penal de 27° turno, Silvia Urioste, procesó con prisión al coronel retirado Eduardo Ferro por la desaparición del militante comunista Óscar Tassino, ocurrida el 21 de julio de 1977.
Ferro llegó sobre las 13.30 al juzgado de la calle Uruguay, acompañado de los abogados del Centro Militar Graciela Figueredo y Emilio Mikolic, y declaró durante más de dos horas. Tras la declaración, el fiscal Ricardo Perciballe pidió el procesamiento con prisión por homicidio muy especialmente agravado, privación de libertad y abuso de autoridad contra detenidos, y la jueza dispuso su procesamiento por homicidio muy especialmente agravado, privación de libertad y violencia privada.
Según informaron a La Diaria fuentes de la Fiscalía, durante la audiencia Ferro negó cualquier vinculación con la causa, dijo desconocer a los implicados y el lugar del secuestro.
La decisión judicial se basó en testimonios que ubican a Ferro tanto en el lugar del secuestro como en el centro de torturas La Tablada.
Por esta causa pesa un pedido de procesamiento contra el militar en situación de reforma Jorge Pajarito Silveira y está pendiente una junta médica para evaluar si las condiciones de salud de Ernesto Ramas le permiten declarar. Ambos fueron identificados por diferentes testigos en el lugar del secuestro.
En diálogo con La Diaria, Javier Tassino, hermano de Óscar, valoró el fallo de la Justicia y particularmente el hecho de que se consideró el homicidio, pero también el secuestro. “No podía ser de otra manera, después de 40 años de lucha, entró caminando al juzgado, pasó por la vereda delante nuestro y ahora va a ir a la cárcel. Es lo justo”, agregó.
La causa se reactivó en la tarde del miércoles, cuando se conoció el fallo de la Suprema Corte de Justicia que rechazó el recurso de queja presentado por la defensa de Ferro, lo que habilitó la fijación de la audiencia para continuar con el proceso.
“La Corte ya se pronunció (por segunda vez) en un planteo similar, formulado con anterioridad por el propio Ferro”, señala la resolución de la SCJ, que agrega que la situación procesal de Ferro “no ha sido modificada desde su anterior solicitud de declaración de inconstitucionalidad”.
El sábado 27 de marzo, el militar fue conducido por Interpol desde el aeropuerto de Barajas (Madrid) hasta el juzgado de Montevideo, pero no fue procesado con prisión en esa audiencia porque se negó a declarar. El abogado del militar presentó por tercera vez un recurso de excepción de Constitucionalidad sobre la Ley que restableció la pretensión punitiva del Estado, lo que fue rechazado por la jueza, dado que ya contaba con dos rechazos anteriores por parte de la SCJ en la misma causa. Entonces, la defensa presentó el recurso de queja que fue aceptado por la jueza, pero advirtiendo que la audiencia no se suspendería por ese trámite. Ante eso, la defensa de Ferro pidió a su cliente que no declarara y la Fiscalía se abstuvo de pedir su procesamiento con prisión sin su declaración.
La jueza definió la prisión preventiva como medida cautelar, mientras esperaba el proceso, y Ferro fue trasladado hasta Domingo Arena, donde permaneció hasta el 15 de abril, cuando el Tribunal de Apelación en lo penal de 2º turno definió su liberación al considerar que el viejo código de proceso no habilita prisión sin procesamiento. Considerando sus antecedentes de fuga, el fiscal Perciballe pidió que se le impusiera una tobillera electrónica, pero el pedido fue rechazado.
La desaparición de Tassino
En la mañana del 19 de julio de 1977 tres hombres sin uniforme ingresaron armados a una casa en la que estaba viviendo Tassino, ubicada en Máximo Tajes y Capri. Los secuestradores, que dijeron ser miembros de las Fuerzas Conjuntas, trasladaron a Tassino en un Peugeot blanco al centro clandestino de detención y tortura La Tablada, donde murió bajo tortura dos días después, luego de recibir un fuerte golpe en la cabeza. Tenía 40 años.
Graciela Salomón, también víctima del terrorismo de Estado, llegó a escuchar la voz de Tassino en el primer piso de La Tablada y el momento en que recibió el golpe.
“Había una pileta al subir la escalera, yo ubico que es ahí lo que estaba pasando. Pregunto qué había pasado y el torturador me dice que me quede quieta. El torturador se había levantado, pero todo sucedía muy cerca, yo sentía que iba y venía en la puerta. Me dijo “viste, si vos no decís nada te va a pasar lo que le pasó a este, que aunque quiera ya no puede hablar más”, relató Salomón.
La causa judicial fue abierta por la cónyuge de Tassino, Disnara Flores, el 20 de mayo de 1985. La investigación de la Fiscalía de Crímenes de Lesa Humanidad logró determinar que el operativo estuvo a cargo de integrantes del Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA). Los dueños de la casa en la que Tassino fue secuestrado llegaron a identificar a Ferro como uno de los militares participantes del operativo, que los amenazó para que abandonaran el país.
La fuga de Ferro
Para evitar declarar en la causa, Ferro se fugó a España en marzo de 2017 y fue encontrado en setiembre de ese año en Valencia. Sin embargo, la Justicia española le permitió esperar el proceso de extradición en libertad y Ferro volvió a fugarse, hasta que fue detenido el 27 de enero de 2021 en el Municipio de Peñíscola, luego de coordinar su entrega con el subdirector de Interpol, Walter Ostochi, tras constatar que no podía cobrar su jubilación.
Ferro también está siendo investigado por el secuestro de los militantes del Partido por la Victoria del Pueblo Universindo Rodríguez y Lilian Celiberti, y sus hijos Camilo y Francesca de siete y tres años, en noviembre de 1978 en su apartamento de Porto Alegre. Fue en el operativo “Zapatos rotos”, en el que también participaron los militares Glauco Yanone, José Bassani, Carlos Rossel y el jefe del Departamento de Ordem Política e Social, Pedro Seelig. La causa la lleva la jueza penal de 23º turno, Isaura Tórtora.
Otra causa por la que deberá responder es la que investiga torturas en el Batallón de Ingenieros 4 de Laguna del Sauce, entre 1975 y 1978, que lleva adelante el juzgado de 10º turno de Maldonado, a cargo del juez Ruben Etcheverry. El publicista Claudio Invernizzi reconoció a Ferro como uno de sus torturadores, cuando estaba recluido en esa unidad militar.
Este jueves el colectivo Memoria en Libertad, que agrupa a niños, niñas y adolescentes víctimas del terrorismo de Estado, realizó una intervención frente al Palacio de los Tribunales, en reclamo de Justicia. Durante la actividad, que fue convocada a raíz de la liberación de Ferro, se conoció el procesamiento del militar.
En la intervención se desplegaron dos alfombras a la entrada de la Suprema Corte de Justicia para representar las alfombras en que los niños fueron trasladados: “Cuando nos movían de un lugar a otro nos envolvían en alfombras, nos llevaban al auto, íbamos todo el viaje envueltos en alfombras, me acuerdo que nos movieron tres veces en el secuestro”, dijo a La Diaria Camilo Casariego, quien fue secuestrado por Ferro cuando tenía siete años y permaneció en manos de las Fuerzas Armadas junto a su hermana de tres, durante 18 días.
“Por fin un poco de luz. Este es el mensaje que necesita la sociedad, uno no puede hacer cualquier cosa y pasar como si nada. Él mandaba audios exaltado y en ningún momento se arrepintió de los crímenes que cometió. Me deja más tranquilo”, expresó.
La Diaria
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3) URUGUAY: MILITANCIA BARRIAL, UNIDAD DE CLASE O EFICACIA EMPRESARIAL: INVESTIGACIÓN ABORDA LAS “TENSIONES Y DISPUTAS” EN RELACIÓN CON LAS OLLAS POPULARES
La Diaria 27 de abril de 2021
Un estudio del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales analiza las ayudas alimentarias a nivel barrial, del PIT-CNT y de organizaciones como Uruguay Adelante.
¿Cómo visualizan las ollas populares sindicatos, organizaciones barriales y proyectos de voluntariado y de responsabilidad social empresarial? ¿Qué diferentes lógicas ven detrás de este fenómeno? Estas son algunas de las preguntas que se planteó el estudio “Entramados comunitarios y solidarios para sostener la vida frente a la pandemia: ollas populares y merenderos en 2020”, realizado por el Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, con la colaboración de la Asociación de Bancarios del Uruguay. El trabajo resultó en un informe de 74 páginas que fue publicado este mes.
Una primera parte del estudio –un análisis cuantitativo del fenómeno de las ollas en el país– ya había sido publicado en diciembre del año pasado, y fue complementado con un extenso análisis cualitativo del fenómeno, con entrevistas en profundidad a 15 actores de redes de ollas, entidades de apoyo, representantes de sindicatos y organizaciones no gubernamentales y entidades vinculadas al sector empresarial.
El estudio reconoce que se identificaron “tres campos de articulación”, dos de los cuales “buscan abarcar la agrupación y representación del campo popular”. Por un lado, se enumera el trabajo iniciado por el PIT-CNT y la conformación de la Coordinadora Popular y Solidaria (CPS); por otro, el recorrido proveniente de la “responsabilidad social empresarial”, que “reuniendo a diferentes iniciativas, encuentra un punto de convergencia en Uruguay Adelante”. Cada uno de estos campos, sostiene el estudio, muestra sus propios “hitos”: la conformación de la CPS en base a “redes de entramados comunitarios y solidarios en la sede de FUCVAM [Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua], el 9 de agosto de 2020; una movilización de la Red de Ollas impulsada por el PIT-CNT, realizada el 21 de junio en la plaza Independencia, recolectando firmas para que se instaure una Renta Básica de Emergencia; y el lanzamiento de Uruguay Adelante, el 27 de julio de ese año, en la cervecería Montevideo Beer Company, en el Municipio CH”.
“Militantes de barrio”
Algunas personas que trabajan en las ollas barriales se definen como “militantes de barrio” y mencionan explícitamente la “militancia”, que “no puede estar ajena en un momento en que el pueblo está necesitando una ‘mano solidaria’”. La investigación sostiene al respecto que si bien para algunas personas esa militancia tiene cierta “asociación partidaria”, en la “mayoría de los casos” se utiliza el término en referencia a las horas –no remuneradas– dedicadas “por convicción al proyecto solidario”.
Aunque el objetivo principal de las redes de ollas barriales es garantizar el funcionamiento de las ollas, a veces las discusiones entre sus participantes trasciende ese plano, “ya sea en el presente o en el corto plazo a partir de reivindicaciones diversas, como en el mediano o largo plazo mediante cambios de mayor alcance”. Esto último, no obstante, no es fácil, en la medida en que “la carga de tiempo que insumen las tareas cotidianas de las ollas y merenderos, donde además se da un desgaste importante con el transcurso de la pandemia, afectan la participación en las redes”.
El estudio marca que si bien en los encuentros de la CPS se procesaron “temas diversos” y el principal fue la obtención y gestión de recursos para las ollas, también sus integrantes discutieron otra variedad de asuntos. Uno que generó “tensión” es el rol que debe asumir el Estado frente a las ollas y ante la emergencia alimentaria, y no contó con una respuesta unánime entre los integrantes.
Respecto de ese rol del Estado, las redes que integraron la CPS debieron resolver además tres puntos en concreto: si apoyaron la recolección de firmas por la Renta Básica de Emergencia impulsada por el PIT-CNT; si se adherían a la campaña de recolección de firmas para derogar la ley de urgente consideración (en ambos temas hubo diferentes posturas en las redes); y cómo resolverían un vínculo con el gobierno nacional y con la Intendencia de Montevideo a la hora de recibir y gestionar recursos. “Por un lado, existen quienes reconocen la necesidad de recursos y que aceptan que estos provengan del Estado; por otro lado, hay posturas que no entienden conveniente la intervención estatal o que consideran insuficientes las ofertas que se han hecho. Las percepciones también son distintas según si los recursos provienen del gobierno central o departamental, debido a que los mismos traen aparejadas diferentes concepciones y propuestas”, dice el estudio.
Olla sindical (y política)
Tras citas a las principales autoridades del PIT-CNT, el estudio sostiene que en el ambiente sindical la olla es vista “no sólo como un instrumento para resolver la alimentación, sino también como un medio para relacionarse con los habitantes del contexto en que se desarrolla la disputa, comunicar los motivos y de esa manera expandir el alcance de la acción política en su componente práctico, de organización para la lucha”.
Según dijo a los investigadores el secretario general de la central, Marcelo Abdala, “las ollas poseen intrínsecamente una perspectiva de clase, que está asociada a la lucha”, al ser “‘uno de los resortes que hay que articular de inmediato’ durante las huelgas para garantizar la subsistencia de los trabajadores y sus familias”. En tanto, para el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, “si hay un conflicto hay una olla, y es porque no tienen qué comer, la olla unifica, construye valores, contrariamente a la crisis”.
El estudio sostiene que las ollas realizadas por los sindicatos tuvieron como objetivo “además de brindar alimentación, promover ‘conciencia’ y ‘organización social’”. En ese marco, “la generación de conciencia surge a partir de una lectura de la situación económica y política del país, y de la manera en que esta afecta a ciertos sectores sociales; y de una práctica solidaria que ubica a quienes llevan adelante la olla y quienes reciben el alimento en una condición de igualdad de clase, lo que es visto de manera opuesta a la práctica asistencialista o caritativa que asocian con actores por fuera del campo popular”.
Emprendedurismo y eficiencia
El estudio también relata cómo organizaciones vinculadas a la responsabilidad social empresarial, el emprendedurismo y el voluntariado fueron confluyendo hacia comienzos del segundo semestre de 2020 en el lanzamiento de Uruguay Adelante, una organización que recientemente ha sido designada por el Ministerio de Desarrollo Social para hacerse cargo del reparto de alimentos a ollas populares.
La investigación recuerda cómo en la invitación a la conferencia de prensa se invitaba a explicar el proyecto y “compartir un típico plato de olla popular”. La propuesta se presentaba como “una iniciativa de la sociedad civil para hacer más eficiente la atención de la crisis alimentaria del país”. En la mesa de presentadores estaban Santiago Pérez, director ejecutivo de Uruguay Adelante; Santiago Oitaben miembro cofundador de Canastas.uy; Santiago Colella, de Montevideo Beer Company y miembro de Gastronomía Unida”; y Venancio Mangado, también de Gastronomía Unida y de Todos por Dolores. Según dijo Pérez en ese momento, “Uruguay Adelante surge con un objetivo muy claro que es trabajar sobre la eficiencia y que la eficiencia redunde en que el plato de comida no falte en ninguna mesa”.
En la investigación se asegura que algunos actores provenientes de este ámbito, como el referente de Canastas.uy, visualizan que el Estado “es visto inicialmente como un actor de apoyo, que sería deseable que confíe en la eficiencia de estas organizaciones y derive recursos durante la emergencia, pero en el retorno a la ‘nueva normalidad’ se polemiza su función asistencial”. En palabras del propio referente de Canastas.uy: “Los modelos asistenciales destrozan al ser humano, no dignifican ni los dejan crecer. En definitiva, yo crezco cada vez que tengo problemas, cuando se me encuentra un problema adelante lo supero; uno tiene que tratar de generar eso en los modelos. Me parece que hoy en el país hay un modelo demasiado asistencial y no se está viendo de resolver la problemática, sino que se está viendo de postergar el problema muchas veces, y esto no es lindo; hay veces que tenés que pasar hambre para sentir la necesidad de salir a comer o a buscar comida, pasar hambre para pensar que de repente podés hacer una huerta en tu casa y tratar de generarte los propios recursos”.
A su vez, se señala que desde este ámbito se visualizan como “generadores de empleo” y leen el problema detrás de las ollas como un “desacople” entre los requerimientos del mercado laboral por un lado, y las habilidades y competencias de las personas que no logran acceder a puestos de trabajo por otro. El referente de Uruguay Adelante sostiene que organizaciones como esta pueden “tender puentes entre sus conocidos (capital social) para la inserción de personas que asisten a las ollas”, y así “generar estrategias de capacitación e incubación de emprendimientos con sentido social”: “Hay un mercado que sí absorbería si esa población estuviese capacitada […] Entonces el tema ahí es ver a dónde apuntas, con suerte, dentro de todo, si organizás lo que es el bloque: Canastas, Uruguay Adelante, Unidos para Ayudar tenemos una cierta cercanía con un montón de empresarios […] está todo dado para ser la solución al problema”.
Las dos ollas
La investigación contrasta, finalmente, el rol de la olla popular en el “campo popular y sindical”, con ese “plato típico” servido en el lanzamiento de Uruguay Adelante, lo que ilustra “distintas maneras de poner en juego formas de representación de la olla”.
“Podríamos decir que ante un plato existen ‘dos ollas’. Mientras que en una la olla significa una alternativa para seguir sosteniendo la vida o se retoma para colocarla en el centro de la escena pública para exigir respuestas por parte del Estado, en la otra olla se exotiza el plato popular, colocándose por fuera de su ámbito propio desde el que surge tanto el tipo de comida como la organización social. Se refuerza así el uso de una gramática y una imagen de tipo empresarial, donde el mensaje es: si somos eficientes en la gestión de la crisis alimentaria, a nadie le faltará un plato de comida”, dice la investigación, que sostiene que “existen tensiones y disputas en relación a la olla popular”.
Así, se compara, por ejemplo, que mientras que en el lanzamiento de Uruguay Adelante “la olla popular resulta casi invisible”, “sólo se hace mención a ella en la invitación” y “la ‘degustación’ ocurre recién al final de la actividad”, en la movilización de la Red de Ollas del PIT-CNT la olla ocupaba un “lugar central”, al punto de que “en torno a ella gira todo el movimiento de la jornada”. Hay en estos casos, se sostiene, una “apropiación diferencial del sentido de la olla popular, que desborda la comida como elaboración y consumo de alimento, abarcando a la olla como producción de sentido político”.
La Diaria
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4) URUGUAY: COALICIÓN DE GOBIERNO LOGRA CONSENSOS PARA RETOMAR EL DEBATE EN EL PARLAMENTO SOBRE LA NUEVA LEY DE MEDIOS
Observacom /Uruguay, 27 de abril de 2021
Representantes del Poder Ejecutivo y legisladores oficialistas llegaron a una serie de consensos para retomar la discusión en el Parlamento sobre el proyecto de ley de la nueva “Ley de Medios”, según informa El País.
Estos acuerdos tendrían que ver con las reglas de concentración de propiedad de medios, la posibilidad de que las empresas de TV paga ofrezcan servicios de Internet y la retransmisión de señales de TV abierta por parte de los proveedores de TV por cable.
La expectativa, según informó El País, es que la iniciativa sea aprobada por ambas Cámaras a fin de mayo.
Como hemos publicado en Observacom, las demoras del año pasado en la votación del proyecto se debieron a diferencias en la coalición de partidos gobernantes sobre distintos puntos como la cantidad de licencias que puede tener una persona o empresa, el temor a la extranjerización del sistema de medios, el arrendamiento de infraestructura de fibra óptica de ANTEL y los criterios de retransmisión de señales de TV abierta, entre otros.
El nuevo acuerdo de la coalición de gobierno en relación a las reglas de concentración, consistiría en que una misma persona pueda acumular hasta cuatro frecuencias en Montevideo y seis en el interior del país, sean de radio o de TV abierta. El texto inicial planteaba un tope de ocho licencias de radio y TV abierta, en tanto la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual vigente establece que una persona, empresa o grupo económico no puede tener más de tres.
Otro de los puntos acordados para avanzar en las discusiones parlamentarias residiría en que las empresas de TV por cable puedan solicitar una licencia para ofrecer servicios de Internet, así como también que todas las empresas de telecomunicaciones puedan arrendar sus servicios de infraestructura para el transporte de las señales de TV por cable. La iniciativa original previa establecía la obligación de compartir su infraestructura, y solo exigida a la empresa estatal ANTEL.
Por último, en cuando a la regla de “must carry” (obligación de retransmisión de señales de TV abierta por parte de empresas de cable), se decidió dejar este punto afuera del debate ya que chocaba con la postura del Partido Colorado, y no se quería entorpecer la aprobación del proyecto de ley.
Cabe recordar que distintas organizaciones de la sociedad civil como Observacom, CAinfo y la Coalición por una Comunicación Democrática advirtieron que el proyecto oficialista de Ley de Medios promueve más concentración y menos pluralismo.
Observacom
COMCOSUR INFORMA AÑO 26 – No. 2001 – 30.04.2021
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5) ARGENTINA: SECUESTRO Y DESAPARICIÓN DE HÉCTOR GERMÁN OESTERHELD
Notinac.com.ar – 27 de abril de 2021
Héctor Germán Oesterheld fue secuestrado en La Plata, Buenos Aires, el 27 de abril de 1977. Había nacido en Buenos Aires el 23 de julio de 1919. Cursó la carrera de geología; un trabajo relacionado con esa temática lo llevó por distintos lugares del país.
Luego trabajó como corrector en una editorial, y luego trabajó para las editoriales Códex y Abril. Escribió artículos de divulgación científica y relatos infantiles. Cesare Civita, director de Editorial Abril, le propuso escribir guiones de historieta.
El primero de febrero de 1952 apareció su primer personaje importante, Bull Rocket, en la revista Misterix. Sargento Kirk, una de las historietas más famosas de Oesterheld, se inició el 9 de enero de 1953. La dibujaba Hugo Pratt y apareció también en Misterix. En 1957 comenzó a aparecer su gran obra, “El Eternauta”, dibujada por Francisco Solano López. La historia de la invasión extraterrestre se extendió hasta 1959, acompañada con entusiasmo por los lectores, y, al concluirse, fue publicada en tres tomos con gran éxito de público.
En 1968, la Editorial Jorge Álvarez decidió publicar una serie de biografías en historieta de importantes hombres de América Latina. Salió un solo número, Che, vida de El Che, con guión de Oesterheld y dibujo de Alberto Breccia y su hijo Enrique. La censura del gobierno retiró de la venta el libro y secuestró los originales. Oesterheld y Alberto Breccia habían comenzado a trabajar en la vida de Evita, que no se publicó por la cancelación de la serie.
Oesterheld fue secuestrado en La Plata, Buenos Aires, el 27 de abril de 1977. El genial artista, que militó en Montoneros, fue trasladado a distintos centros de detención, entre ellos «El Vesubio», donde en diciembre de 1977 fue visto con vida por última vez. Se cree que lo asesinaron en la ciudad bonaerense de Mercedes.
Bajo la última dictadura cívico-militar, Elsa Sánchez de Oesterheld, perdió no solo a su marido, sino .también a sus cuatro hijas: Marina, Estela, Beatriz y Diana, sus dos yernos (esposos de Diana y Estela) y sus dos nietos, hijos de Diana y Marina, a los cuales sigue buscando. De todos ellos, sólo pudo recuperar y enterrar el cadáver de Beatriz.
Se cree que Diana y Marina Oesterheld dieron a luz en Campo de Mayo. El 14 de diciembre de 1977, dos uniformados tocaron el timbre de la casa de Elsa Sánchez de Oesterheld y le entregaron a Martín, su nieto de tres años, hijo de Estela.
Lo habían secuestrado después de matar a su madre, Estela Oesterheld, de 24 años, y a su padre, Raúl Mórtola, en la localidad bonaerense de Longchamps.
Notinac.com.ar / Enviado por Henry Flores
COMCOSUR INFORMA AÑO 26 – No. 2001 – 30.04.2021
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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VEO VEO – Propuestas y comentarios de Henry Flores
I. CONVOCATORIA ABIERTA PARA LA PRODUCCIÓN DE UNA SERIE DE FICCIÓN TELEVISIVA INDEPENDIENTE
SeriesUY- ICAU – JUNIO 2021
SeriesUy, llama a concurso de proyectos para la producción de una serie de ficción televisiva independiente.
Los proyectos presentados deberán asegurar la producción de al menos 180 minutos artísticos, de al menos 4 episodios de igual duración en formato propuesto por los postulantes.
El formato propuesto deberá estar claramente descrito y justificado en el proyecto (duración total, cantidad de episodios, duración de losepisodios), teniendo en cuenta que es de propuesta libre del productor, siempre que se cumpla con los mínimos propuestos, y enconcordancia con los objetivos establecidos para la serie.
Premio:
Se adjudicará un único premio por la suma de hasta $5.000.000 (pesos uruguayos cinco millones) con destino a la producción integral de la serie. La serie premiada será emitida en los canales públicos Televisión Nacional de Uruguay y TV Ciudad.
SeriesUy es un programa de estímulo a la producción de ficción nacional independiente, su difusión en los medios públicos y su proyección internacional. El programa está integrado por los aportes del Ministerio de Educación y Cultura, a través de ICAU – Instituto Nacional del Cine y el Audiovisual, y Televisión Nacional del Uruguay, el Ministerio de Industria, Energía y Minería, a través de la Dirección Nacional de Telecomunicaciones y Servicios de Comunicación Audiovisual (DINATEL), la Intendencia de Montevideo a través de Montevideo Audiovisual y TV CIUDAD.
Esta convocatoria presenta ajustes con respecto a la requisitoria de las ediciones anteriores, incluidas la flexibilización en la propuesta de formato, el porcentaje de financiamiento confirmado y el plazo para la entrega de los masters, que pasa a ser de 24 meses a partir del primer pago de la ayuda.
La convocatoria estará abierta hasta el 8 de junio de 2021 a las 18:00 h.
Bases:
Las postulaciones deberán hacerse a través del correo electrónico: postulaciones@seriesuy.com.uy
Las consultas sobre las bases y el proceso de postulación serán atendidas a través del correo electrónico: consultas@seriesuy.com.uy
icau.mec.gub.uy/innovaportal/v/125114/3/mecweb/seriesuy–?fbclid=IwAR0Tb9SnxTWbdgHAwNKvSDBo_v2CypwiimSMvTOU9oeeHMoR-LHdZ-Yo4oc
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II. DÍA INTERNACIONAL DEL JAZZ EN URUGUAY
Viernes 30 de abril
Como dijo la gran Nina Simone, “El jazz no es solo música; es una forma de vida, una forma de ser, una forma de pensar”.
La historia del jazz se enmarca en los esfuerzos en pos de la dignidad humana, la democracia y los derechos civiles. Sus ritmos y su diversidad han reforzado la lucha contra todas las formas de discriminación y de racismo. La UNESCO cree en el poder del jazz como motor para la paz, el diálogo y la comprensión mutua, y es por este motivo que en noviembre de 2011, durante la Conferencia General de la UNESCO, la comunidad internacional proclamó el 30 de abril como el Día Internacional del Jazz.
Esta jornada tiene como objetivo sensibilizar al público general sobre las virtudes de la música jazz como herramienta educativa y como motor para la paz, la unidad, el diálogo y el refuerzo de la cooperación entre pueblos. Gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, instituciones educativas y ciudadanos particulares ya implicados en la promoción de la música jazz aprovecharán esta oportunidad para fomentar la idea de que no se trata tan sólo de un estilo de música, sino de que el jazz contribuye también a la construcción de sociedades más inclusivas.
Celebramos este día desde que nos convocó Unesco en el año 2012. Hasta el año 2019 siempre se hizo con público, con entrada libre y en la finca El Sosiego.
El año pasado por la situación que nos tocó vivir, tuvimos que hacerlo de manera virtual, muchos músicos nos enviaron sus videos con una breve interpretación de algún tema de este género musical.
Este año, la celebración también será virtual y podrán ver las publicaciones a través de las redes sociales del festival: festival.com.uy/wp/
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III. CONVOCATORIA ABIERTA DE “MONTEVIDEO AUDIOVISUAL”
Mayo 2021
“Montevideo Audiovisual” integra el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo. En tanto espacio de gestión, asiste al sector audiovisual en tres áreas bien definidas:
Fomento: A través de la gestión de los programas Montevideo Socio Audiovisual y Montevideo Filma, contribuye al desarrollo del cine y el audiovisual uruguayo. Participa activamente en el desarrollo del programa interinstitucional SeriesUY, destinado a la producción de series de ficción para televisión. Estimula asimismo la difusión de contenidos cinematográficos y audiovisuales de calidad, apoyando estrenos de producciones audiovisuales uruguayas y el desarrollo y la gestión de festivales y muestras nacionales e internacionales en la ciudad.
Primera convocatoria 2021 para “Montevideo socio audiovisual” y “Montevideo filma”,
Hasta el próximo 19 de mayo a las 15 horas está abierto el plazo para presentar proyectos audiovisuales a los fondos de fomento que otorga el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo a través de la oficina “Montevideo audiovisual”. Se detallan a continuación los apoyos previstos para las respectivas convocatorias.
Para finalización de proyectos se otorgarán los siguientes apoyos:
– Largometrajes de ficción:
2 apoyos de $ 1.400.000 (pesos uruguayos un millón cuatrocientos mil c/u)
– Largometrajes documentales:
2 apoyos de $ 750.000 (pesos uruguayos setecientos cincuenta mil c/u)
– Teleserie o unitario para TV:
1 apoyo de $ 650.000 (pesos uruguayos seiscientos cincuenta mil)
– Apoyo para accesibilidad audiovisual:
2 apoyos de $ 150.000 (pesos uruguayos ciento cincuenta mil c/u)
mvdaudiovisual.montevideo.gub.uy/es/contenido/montevideo-audiovisual-6
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Henry Flores – El Eternauta
VEO VEO / COMCOSUR INFORMA AÑO 26 – No. 2001 – 30.04.2021
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COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / COMCOSUR – 1994 – 19 de junio – 2020 – 26 años
Selección y producción: Henry Flores y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
Colaboran:
ALEMANIA: Alix Arnold (Colonia), Ute Löhning, Antje Vieth y Carlos Ramos (Berlín)
ECUADOR: Kintto Lucas (Quito)
HOLANDA: Ramón Haniotis (Amsterdam)
SUIZA: Sergio Ferrari (Berna)
URUGUAY: Silvio Amodei, Jorge Marrero, Jorge Zabalza.
Carlos Iaquinandi Castro /Redacción de SERPAL
José Antonio Rocca /La economía de a pie (Uruguay)
Luis E. Sabini Fernández /Revista Futuros
Sudestada, periodismo y transparencia (Uruguay)
COMCOSUR INFORMA ES UNA PRODUCCIÓN DE COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / Coordinación: Carlos Casares – DIRECCIÓN POSTAL: Proyectada 17 metros 5192 E (Parque Rivera) 11400 MONTEVIDEO/URUGUAY / Comcosur se mantiene con el trabajo voluntario de sus integrantes y no cuenta con ningún tipo de apoyo económico externo, institucional o personal / Las opiniones vertidas en las distintas notas que integran este boletín no reflejan necesariamente la posición que podría tener Comcosur sobre los temas en cuestión / Comcosur integra la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) /
Blog: nuevo.comcosur.org/
comcosur@comcosur.com.uy /
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