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BASTA YA DE IMPUNIDAD, VERDAD Y JUSTICIA YA

20 DE MAYO DE 2015 – XX MARCHA DEL SILENCIO –

1) Honduras: Chicungunya y sin agua –
2) Suecia: ¿Por qué la izquierda le da la espalda a A. Latina? –
3) Uruguay: El mate cuenta sus secretos, una historia para niños –
4) Uruguay: Las torturas en el FUSNA –
5) Uruguay: El plan cóndor sigue vivo –

COMCOSUR INFORMA
AÑO 15 – No. 1637 – martes 19 de mayo de 2015
COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
1994 – 19 de junio – 2014 – 20 años
Selección y producción: Beatriz Alonso, Henry Flores y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
Colaboran:
ALEMANIA: Antje Vieth y Carlos Ramos (Berlín)
ARGENTINA: Eduardo Abeleira, Luis Sabini, Claudia Korol y Mauricio D’ambrouso (Buenos Aires)
BRASIL: Carlos O. Catalogne (Florianópolis) y Jorge Rossi Rebufello (Maceió)
ECUADOR: Kintto Lucas (Quito)
HOLANDA: Ramón Haniotis (Amsterdam)
MÉXICO: Itzel Ibargoyen (México DF)
SUIZA: Sergio Ferrari (Berna)
URUGUAY: Jorge Marrero (Santa Rosa), Margarita Merklen (Durazno), Pablo Alfano (Montevideo)
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La patria que construimos es una donde quepan todos los pueblos y sus lenguas, que todos los pasos la caminen, que todos la rían, que la amanezcan todos. SUB COMANDANTE MARCOS
Todas las estructuras del poder popular que estábamos construyendo se hicieron presentes, tomaron voz, en una radio que no quería tanto hablarle al pueblo. Quería que el pueblo hablara. RADIO VENCEREMOS
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Lo trascendental es que los pueblos encuentren un nuevo escenario donde hacer política, lejos de las formalidades institucionales y cerca, muy cerca, del terreno donde florecen el ojo critico y los espíritus insurrectos…. ¡ahí, en esa cancha, los revolucionarios se juegan el campeonato!
Jorge Zabalza, San Pablo, Brasil
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20 DE MAYO DE 2015 – XX MARCHA DEL SILENCIO
¡Basta ya de Impunidad, Verdad y Justicia!
19.00 horas – Rivera y Jakson
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NOTICIAS Y TEMAS DE COMCOSUR

1) HONDURAS: CHICUNGUNYA Y SIN AGUA En estos días estamos en la zona sur de Honduras, las altas temperaturas del sur son realmente sofocantes y más cuando falta poco para que comiencen las lluvias. /Gustavo González

2) SUECIA: ¿PORQUÉ LA IZQUIERDA SUECA LE DA LA ESPALDA A AMÉRICA LATINA?
Cuando a Jonas Sjöstedt, líder del Partido de Izquierda (Vänstern) el pasado 23 de abril en uno de los programas más vistos de la Televisión Estatal sueca le preguntaron a quién elegiría, si a Estados Unidos o Venezuela, respondió ”a Estados Unidos”.

3) URUGUAY: EL MATE CUENTA SUS SECRETOS, UNA HISTORIA PARA NIÑOS
Este libro no existiría si no fuera por este correo: Te queremos invitar a una tertulia literaria sobre tu libro «El Mate: los secretos de la infusión». Aún no tenemos la fecha, lo estamos estudiando. Está muy bueno, es interesante. Te avisamos la fecha porque tu presencia es muy importante. Saludos del grupo 3c de la Escuela 157. La dirección de nuestra escuela es: Luis Batlle Berres esquina Ellauri. Nuestra maestra estará en contacto contigo. /Javier Ricca

4) URUGUAY: LAS TORTURAS EN EL FUSNA
Los gritos de los torturados llegaban claramente hasta el despacho de Tabaré Daners. Diez víctimas de torturas en el FUSNA cierran etapa testimonial antes de citar a militares.

5) URUGUAY: EL PLAN CÓNDOR SIGUE VIVO
Una tarde quedó de capitán servicio el “Chepe” González en el cuartel de Paso de los Toros. Se emborrachó como dios manda y bajó a las catacumbas para verduguearmos un poco y matar el aburrimiento. /Jorge Zabalza
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NOTICIAS Y TEMAS DE COMCOSUR

1) HONDURAS: CHICUNGUNYA Y SIN AGUA

En estos días estamos en la zona sur de Honduras, las altas temperaturas del sur son realmente sofocantes y más cuando falta poco para que comiencen las lluvias.

Gustavo González/ Honduras, 17.05.2015

Reunidos en el Salón Comunal de una de las tantas Cooperativas que se vienen desarrollando en el sur, me previenen, tenga cuidado con la “Chicungunya”, mi contestación fue sí, ya la conozco, pero no hay forma con ese zancudo (mosquito) para uno poderlo combatir. Como si pocos problemas tuviera este país, el maldito zancudo visita Honduras y se convierte en una plaga que ya tiene cientos de enfermos, en los maltrechos hospitales públicos del país.

Al seguir con la conversación, el problema de la Cooperativa en estos momentos es la falta de agua, quien entrega el servicio en Nacaome, es la Municipalidad y lo hace unas horas y una vez por semana. Sí increíblemente, unas horas y una vez por semana. El razonamiento de la gente es lógico, hay que llenar todo recipiente que esté al alcance de cada familia, para poder almacenar el líquido vital. Pero claro, de esa forma también se genera un rápido cultivo de zancudos, es decir un círculo perverso, que parece no tener arreglo. Los humanos pobres, deben de elegir o el agua o la Chicungunya. Los cooperativistas ya están tomando recaudos para instalar un gran pozo de agua, claro que a un alto costo y están haciendo lo imposible para poder lograrlo.

La picadura del zancudo infectado nos deja, altas temperaturas de fiebre, dolores insoportables en las articulaciones durante días. El mejor remedio es justamente beber mucho agua, para no deshidratarse, en fin, el círculo se completa, Chicungunya, recipientes con agua que son caldo de cultivo del zancudo, pero no nos olvidemos debemos beber agua. Esto es la vida de nuestra gente en nuestra amada América, desnuda y perversa con las inmensas mayorías.

Esperemos pueda en estos días hacerle gambetas y esquives importantes al maldito zancudo.

Gustavo González / Relatos COMCOSUR INFORMA Nº 1637 – 19/05/2015 ______________________________________

2) SUECIA: ¿PORQUÉ LA IZQUIERDA SUECA LE DA LA ESPALDA A AMÉRICA LATINA?

Suecia, Mayo de 2015

Cuando a Jonas Sjöstedt, líder del Partido de Izquierda (Vänstern) el pasado 23 de abril en uno de los programas más vistos de la Televisión Estatal sueca le preguntaron a quién elegiría, si a Estados Unidos o Venezuela, respondió ”a Estados Unidos”.

Una respuesta que mínimamente se puede calificar de inquietante si proviene de un líder de izquierda del cual se espera que conozca cómo actúa Estados Unidos en América Latina y en el mundo y sobre todo en una situación donde hoy éste explícitamente amenaza a Venezuela.

América Latina durante el pasado siglo sufrió 327 golpes de Estado. El 30 por ciento se produjeron mediante la intervención militar directa de Estados Unidos. En la mayoría de los otros, como por ejemplo en Brasil en 1964 y en Chile en 1973, Estados Unidos participa directamente en la conspiración. Cuando fueron derrocados presidentes y gobiernos del Caribe y América Central, Estados Unidos estuvo implicado directamente en el 70 por ciento de estos golpes. Presidentes legítimamente elegidos como Jacobo Arbenz en Guatemala y Salvador Allende en Chile fueron derrocados gracias a su implicación directa. Estados Unidos también financió las bandas de asesinos de los Contras en Nicaragua y ha llevado adelante durante 60 años el criminal bloqueo económico, comercial y político contra Cuba, condenado mayoritariamente en Naciones Unidas, con la sola excepción de Estados Unidos e Israel.

Las amenazas tampoco hoy son menores. Con sus 50 bases militares, la IV Flota y el Comando Sur controla Estados Unidos militarmente toda la parte sur del mundo. A ella se dirigen los llamados ”Golpes de Estado blandos” y la guerra sicológica que denominan ”Operaciones Especiales”. Durante el 2000 y ya bajo el mandato del presidente Barak Obama se produjeron dos golpes de Estado con la participación o el apoyo de Estados Unidos: Honduras en 2009 y Paraguay en 2012. En tanto que tres golpes más fracasaron: Venezuela en 2002, Bolivia en 2008 y Ecuador en 2010. En los cinco países para tratar de derrocar presidentes de izquierda.

Cuando el pasado 9 de marzo de 2015 Estados Unidos promulga una Orden Ejecutiva y sanciones contra Venezuela por constituir ésta ”una inusual y extraordinaria amenaza contra la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos” toda América Latina tomó este tipo de pronunciamiento como algo muy grave porque habitualmente siempre ha precedido a los ataques militares estadounidenses. Más de 10 millones de venezolanos firmaron una protesta contra la amenaza de Estados Unidos. Los 33 países latinoamericanos y caribeños presentes en abril en la Reunión Cumbre Americana de Panamá exigieron a Obama retirar la medida. En todo el mundo se alzaron voces de condena contra esas agresiones de Estados Unidos. Mientras tanto la dirección del Partido de Izquierda (V) permaneció callada. La única declaración directa que se escuchó es la inusitada elección por Estados Unidos de Sjöstedt, en la televisión.

Carl Bildt y Fredrik Malm eligen Estados Unidos y callan sobre la Historia. Pero la izquierda sueca que salió a las calles y plazas para condenar la guerra de Estados Unidos contra Vietnam y mostró su solidaridad con miles de latinoamericanos que huían de las dictaduras apoyadas por EE.UU, tendría que saber esto. Lo mínimo que podríamos esperarnos es que el Partido de Izquierda hubiera condenado el ataque y amenaza de Estados Unidos contra Venezuela.

¿O es que el Partido de Izquierda no oyó hablar de la última amenaza de EE.UU a Venezuela? O tampoco conoce el conocido libro de Eduardo Galeano ”Las venas abiertas de América Latina”? ¿O ignora las sistemáticas violaciones de Estados Unidos al derecho internacional? ¿O se olvidó de la guerra de Vietnam y la de Irak? ¿O no ha comprendido la responsabilidad que tiene EE.UU en las catástrofes que ha ocasionado país tras país en Medio Oriente? ¿O no ha oído qué tipo de poder ha erigido con el actual e injusto orden mundial?

¿Será posible que el Partido de Izquierda haya elegido a Estados Unidos antes que a los derechos humanos?

La superpotencia donde 47 millones de personas viven en la pobreza. Donde el 25 por ciento de los negros viven en la miseria y donde el asesinato es la principal causa de muerte entre los jóvenes negros: que corren el riesgo de ser baleados por la policía 21 veces más que una persona de piel blanca.

Un superpoder que lleva adelante un masivo e ilegal control de todas nuestras conversaciones telefónicas y contactos en las redes sociales. Unos Estados Unidos que tiene la mayor población carcelaria del mundo en lo que se puede describir como un moderno Gulag. Un país donde 122 personas todavía están en prisión sin juicio en una base militar en el territorio ocupado de Guantánamo, Cuba. Una superpotencia que usa la tortura en cárceles de su propio territorio y en prisiones secretas – ”Black Sites” – en muchos lugares del mundo. El Estados Unidos que secuestra miles de personas, entre ellos dos egipcios en Suecia. Un país con presos políticos como Oscar López, Chelsea Manning, Mumia Abu Jamal y que obliga a aterrizar al avión presidencial de Bolivia buscando capturar a Edward Snowden. Unos Estados Unidos que presta ayuda a Arabia Saudita, Israel y Colombia con arsenales de alta tecnología para ocupar y guerrear contra pueblos que luchan por libertad y justicia. El mismo EE.UU que asesina miles de civiles indefensos con sus drones dirigidos por computadoras. ¿Es ésto lo que el Partido de Izquierda elige?

No valen explicaciones o excusas. Tampoco se trata de que la izquierda no pueda discutir o criticar al gobierno de Venezuela o de cualquier otro país latinoamericano. Es claro que existen problemas en muchos lados y el Partido de Izquierda siempre debe y puede criticar cuando se atenta contra los derechos democráticos fundamentales. Pero también cuando se cometen en Estados Unidos.

En un artículo de debate publicado en el semanario Flamman (13 de mayo de 2015) Jonas Sjöstedt aclara que para el Partido de Izquierda: ”La lealtad es con las ideas y el pueblo, no con los estados y partidos”. Entonces ¿porqué elige Sjöstedt a los Estados Unidos?

Queremos que el Partido de Izquierda le dé nueva vida a esa izquierda que alzó la voz contra la guerra en Vietnam y contra la de Irak en 2003. Una izquierda con un líder como CH Hermansson a la cabeza, que el 12 de septiembre de 1973 salió a las calles para condenar el golpe de Estado en Chile. No una izquierda que votó apoyando bombardeos de la OTAN o que se ganó el triste reconocimiento de los Conservadores por su política internacional.

Suecia necesita una voz que condene el injusto orden mundial y que tome partido contra la propaganda de guerra de los medios masivos de comunicación. El Partido de Izquierda tiene que repensar hacia dónde se ha ido su política internacional. Pero si le da la espalda a América Latina, entonces no apoyaremos al Partido de Izquierda.

Francisco Contreras, Jeanette Escanilla, Lorena Delgado, Andrés Esteche, Gilda Córdova, Mariela Ahumada, Pepe Viñoles, Ana María Sabio, Juan Cano, Omar Diessler, Elena Gutiérrez, Carlos Méndez, Diana Mulinari, Enrique Pérez, Sergio Díaz, Nidia Loarte Åman, Mario Izquierdo, Luis Alfonso Jara, Fredy Durán, Roberto González Cabezas, Elisabet Orellana, Cristian Vera, Javiera Cifuentes, Marcelino Campos, Paula Mulinari, Florentino Tello, Rodrigo Rojas, Jaime Barrios, Hugo Suazo, Ebba Elena Karlström, Sonia Benavente, Claudia Velásquez, Leandro Schclarek Mulinari.

Enviado por Mayarí Cantoni (Suecia)
COMCOSUR INFORMA Nº 1637 – 19/05/2015 ______________________________________

3) URUGUAY: EL MATE CUENTA SUS SECRETOS, UNA HISTORIA PARA NIÑOS

Este libro no existiría si no fuera por este correo:
Te queremos invitar a una tertulia literaria sobre tu libro «El Mate: los secretos de la infusión». Aún no tenemos la fecha, lo estamos estudiando. Está muy bueno, es interesante. Te avisamos la fecha porque tu presencia es muy importante. Saludos del grupo 3c de la Escuela 157. La dirección de nuestra escuela es: Luis Batlle Berres esquina Ellauri. Nuestra maestra estará en contacto contigo.

Javier Ricca

Este correo, enviado desde una ceibalita, no existiría si, en la primavera de 2014, en una escuela de Las Piedras, Liliana Blanché no hubiese fotocopiado mi primer libro y señalado en forma paciente tramos del mismo para que, indistintamente, padres, alumnos y hermanos lo leyeran. “Una escuela de contexto crítico”, me reiteró un par de veces la maestra en nuestro primer contacto telefónico, al tiempo que me indicaba cómo llegar desde Montevideo.

La primera semana pasé muchas horas repasando materiales y pensando cómo enfrentar a un público que presumía diestro en esta materia, como los hechos lo confirmaron. Casi todos tomaban mate, muchos sabían darlo vuelta, bostearlo y lo más difícil de todo, ensillarlo. Quien, por casualidad, quedó sentada a mi lado en la ronda, luego de entrar en confianza, me confesó emocionada y en voz muy baja: “El mes pasado me regalaron un juego completo de mate y termo”.

Casi sin percatarme, yo volvía al “barrio Las Ranas”, cuarenta años atrás. A la escuela Nº 3 “Clemente Estable” de Paysandú, la escuela del puerto, donde la mayoría de los alumnos provenían de los hogares llamados ahora, eufemísticamente, de contexto crítico. Fue como un viaje en el tiempo en el que se mantenían indelebles las impecables túnicas blancas, las grandes moñas recién planchadas, el cabello tirante de las niñas, sujeto con delicadas tiaras y el pelo revuelto de los niños, no por la indiferencia del hogar, sino por trepar al árbol de moras de la Plaza Artigas, o por el picadito de fútbol antes de la entrada. Grandes sonrisas, bajo la brisa del ventilador de techo que disipaba el calor del pesado día canario y el calor fraterno de niños que mantenían el natural respeto y disciplina que solo logran obtener esas maestras tocadas por un don mágico que las libera al afecto humano. Y todo (hablo por mí) fue un disfrute. Me sentí partícipe de una escuela abierta a la comunidad, abierta a padres que aprenden con ella y que ese día también fueron maestros, leyendo y enseñando.

Y allí estaban. A uno le tocó leer un pasaje en guaraní que nadie entendió, pero todos aplaudimos, porque hace falta mucho coraje para leer un idioma gutural, que él tartamudeaba orgulloso frente a su hijo, sin importarle trabarse. Yo sentía ganas de darle un inmenso abrazo y decirle cuánto lo necesitamos, porque hemos olvidado que hace falta todo un pueblo para educar a un niño…

Al final de la tertulia literaria llegaron los dibujos, dibujos que arroparon mi corazón y me motivaron, después de tantos años, como aquella primera vez en Paysandú, a escribir nuevamente sobre el mate, a garabatear en los recodos de este libro que tantas veces había postergado hasta encontrarme con estos grandes artistas de Canelones con quienes hoy, borroneo estas cuartillas. A la escuela pública que educó a mis padres, a mí, a mis abuelos y a mis hijos: ¡salud!

Javier Ricca
COMCOSUR INFORMA Nº 1637 – 19/05/2015 ______________________________________

4) URUGUAY: LAS TORTURAS EN EL FUSNA

Los gritos de los torturados llegaban claramente hasta el despacho de Tabaré Daners. Diez víctimas de torturas en el FUSNA cierran etapa testimonial antes de citar a militares.

Dossier del Blog El Muerto/ 21 de abril de 2015

Paso a paso

La causa colectiva por torturas en la sede de los Fusileros Navales (FUSNA) de la Armada Nacional y en un sótano de la Prefectura Nacional Naval en plena dictadura entra en la recta final previa a que los imputados sean llamados a declarar. El abogado que representa a las víctimas, Pablo Chargoñia -en coordinación con el equipo jurídico formado en torno al Observatorio de Derechos Humanos Luz Ibarburu-, solicitó a la sede que se fijen audiencias para las diez víctimas que aún no han comparecido. Más de 40 ya lo hicieron.

La mayoría de estas personas fueron secuestradas por las fuerzas represivas entre 1977 y 1978 y permanecieron recluidas en los citados centros, algunas de ellas durante más de un año. Entre ellas se encuentra el ex ministro de Trabajo y Seguridad Social Eduardo Brenta, que meses atrás relató ante la Justicia su experiencia de estar 14 meses recluido en el FUSNA. Tanto Brenta como otras víctimas han remarcado la ferocidad de las torturas y el régimen de privación de libertad al que fueron sometidos, en comparación con lo que se vivía en otros centros de reclusión de la dictadura. “Ir al Penal de Libertad era como ir a la libertad”, ironizó Brenta al ser consultado por la diaria.

Una de las prácticas particulares que imponían los oficiales del FUSNA era obligar a los prisioneros a permanecer casi todo el día encapuchados o con los ojos vendados. Mientras el sentido de la vista se veía reprimido, el del oído se potenciaba. “Escuchábamos todos los gritos de los compañeros torturados. Por eso cuando la jueza [Julia Staricco] me preguntó si yo consideraba que las autoridades estaban al tanto de las torturas, tengo la seguridad de que sí, porque si nosotros escuchábamos, ellos también”, explicó Brenta.

La referencia concreta era para Tabaré Daners, quien en 2004 fue designado comandante en jefe de la Armada por el entonces presidente Jorge Batlle y que permaneció en el cargo hasta junio de 2006, bajo el primer gobierno de Tabaré Vázquez. “Daners era el juez sumariante de la Armada”, sostuvo Brenta, y agregó que era el encargado del “interrogatorio formal”, aunque las actas que le llegaban habían sido previamente labradas durante las sesiones de torturas. “Era un trámite, ir y firmarlas delante suyo, como si hubieran sido producto de esa instancia formal. Los que se negaban a poner la firma eran devueltos a la máquina”, recordó Brenta, detenido a fines de 1977 junto a más de dos decenas de militantes de los Grupos de Acción Unificadora.

Entre los más de 50 presos políticos que pasaron por el FUSNA había de todas las edades y sectores políticos. Según Brenta, los gritos de los torturados llegaban claramente hasta el despacho de Daners, por lo que era imposible que no supiera lo que estaba pasando ni que desconociera el estado físico y psicológico de los detenidos cuando eran conducidos ante él. Sin embargo, hasta el día de hoy Daners niega cualquier participación en violaciones a los derechos humanos, e incluso se ufanó ante Vázquez de haber contribuido a esclarecer las denuncias cuando entregó el mando de la Armada el 1º de junio de 2006: “Dentro de lo vivido institucionalmente, entiendo que debemos mencionar el tema de los derechos humanos, ya que al ser confirmado en el cargo [cuando asumió el Frente Amplio] y consultado al respecto por parte del señor presidente, le manifestamos en la oportunidad que haríamos cuanto estuviera a nuestro alcance para colaborar en su objetivo de dar vuelta una dolorosa página en la historia de nuestro país y recomponer, definitivamente, el tejido social”.
La percepción que tienen Chargoñia, Brenta y el resto de los denunciantes, al igual que organizaciones vinculadas a la defensa de los derechos humanos, es la contraria. Cuando terminen de declarar todas las víctimas, la jueza deberá citar en calidad de indagados a los militares mencionados como responsables. En esa lista figurarían, además de Daners, los también marinos Alex Lebel, Jorge Juansolo y Juan Carlos Larcebeau, este último procesado con prisión en 2007 por 29 delitos de homicidio.
Al igual que está ocurriendo en otras investigaciones sobre los crímenes de lesa humanidad, se estima que los acusados solicitarían el archivo de las actuaciones alegando la prescripción de los delitos, así como la inconstitucionalidad de la ley que en 2011 los declaró imprescriptibles.

Obediencia indebida

Por otro lado, Chargoñia informó acerca de los últimos movimientos que hubo en otro expediente, en este caso el que procura establecer responsabilidades en el asesinato del militante comunista Álvaro Balbi, secuestrado por un grupo de tareas en julio de 1975 junto a otras siete personas y entregado en el Departamento de Inteligencia de la Policía. Allí fue torturado con el método del submarino hasta su muerte, tal como quedó demostrado en la reconstrucción histórica que una junta médica hizo de la autopsia, extremo ratificado en la sede por el médico forense Guido Berro.

En esta causa los imputados son el comisario Eduardo Telechea, el comisario Benítez, Enrique Navas, Ricardo Medina, José Sande Lima, Alen Castro y Beto Lemos, entre otros, según consta en el registro que lleva el Observatorio Luz Ibarburu. Semanas atrás Navas concurrió a declarar al Juzgado Penal de 7º Turno, a cargo de la jueza Beatriz Larrieu, oportunidad en la que reconoció que cumplía tareas de ubicación y captura de requeridos, y en la que habría afirmado que “es posible” que entre las detenciones que concretó se encontrara Balbi. Sin embargo, alegó desconocer el destino que tenían esas personas, ya que su función era entregarlas a las autoridades de Inteligencia, cuyos referentes eran Medina y Sande.

Las actuaciones entraron en un impasse luego de que otros imputados reclamaron el archivo, al amparo de la supuesta prescripción de los delitos.

Daners ocupó distintos despachos en el FUSNA durante los años de la dictadura. Como el juez sumariante, el marino tenía su oficina en la planta baja (Nº 66), al lado del local asignado para la recepción de detenidos (Nº 34). En una habitación contigua pero en planta alta, funcionaban las instalaciones destinadas a los “apremios físicos” de los detenidos.

Entre 1975 y 1979, Daners fue jefe de la Unidad de Instrucción -como S 1, la Sección Personal del Estado Mayor, y S 4 (ambas oficinas figuran en el plano con el Nº 48) Logística del Estado Mayor-, y entre 1979 y 1980 fue segundo comandante de ese mismo cuerpo.

Daners admitió que “lamentablemente ocurrieron circunstancias o hechos que, por supuesto, no son motivo de orgullo, pero también es cierto que eso no respondió a una conducta habitual institucional, sino a la de determinadas personas” y agregó que “yo no los justifiqué en su momento, no los justifico ahora ni los justificaré nunca”.

Días pasados, un grupo de 19 militantes del disuelto Grupo de Acción Unificadora (GAU) reclamó al actual comandante de la Armada, vicealmirante Tabaré Daners, “esclarecer los hechos más indignos de nuestra historia y que sabe muy bien”. Lo acusaban de conocer los mecanismos de tortura en dependencias de los Fusileros Navales en los años 1977 y 78 y que aún no reconoció públicamente.

Raúl Daguerre, de 52 años de edad, firmante de la carta pública, estuvo detenido en el Fusna, en los años en que el actual comandante Daners revestía en el FUSNA.

En diálogo con LA REPUBLICA, señaló que en ninguno de los dos informes de la Armada “hay un reconocimiento explícito de la tortura aplicada en el FUSNA y se sigue hablando solamente de apremios físicos”.

Recordó que “un grupo importante de integrantes del GAU estuvo en 1977 detenido en la base de los Fusileros Navales, y el comandante Daners era el responsable directo de la captura nuestra, conoce y tiene más datos de los que ya dijo”. Daguerre fue detenido en noviembre de 1977 y recuerda al actual comandante. “Daners aparecía como juez sumariante, un eufemismo para designar al torturador que hacía la parte administrativa de los detenidos, por decirlo de alguna manera”.

Además, la unidad del FUSNA “es lo suficientemente chica en materia de espacio como para que todo lo que ocurría allí adentro se oyera claramente”. “Así como nosotros escuchábamos los cánticos y gritos de la tropa en los entrenamientos, también la tropa escuchaba los gritos nuestros cuando se torturaba. Todo estaba limitado a pocos metros y es imposible que Daners o los médicos, odontólogos o enfermeros que participaban en todo eso, puedan negar lo que allí pasaba”.

“La situación que se dio en el FUSNA a partir de 1975 o 76 se da en un encuadre de país distinto. La guerrilla urbana estaba derrotada y creo que la Armada uruguaya emuló a la argentina que en aquel momento estaba comandada por Massera y que tenía sus apetitos políticos. Operaron de manera orgánica. Todos recordamos lo que era la figura en aquellos años del comandante Márquez”, agregó. “Daners sabe mucho más de lo que ya dijo. Sería bueno también que la Marina abriera las puertas del destacamento de los Fusileros Navales, ubicado allí en la Aduana y la prensa dé cuenta de lo que son esas instalaciones”, afirmó.

Pero también Daners fue identificado por su actuación en el Fusna, entre otros, por el médico Raúl Lombardi, según testimonio publicado por Brecha. Lombardi sostuvo que “el FUSNA fue uno de los organismos represivos más activos de la dictadura militar, particularmente en la segunda mitad de la década del 70″. “Fue concebido, conformado y entrenado como un cuerpo de elite, emulando a los tristemente famosos parachutistes del ejército francés, que combatieron a los movimientos de liberación de Argelia”. “Este cuerpo ocupaba uno de los antiguos depósitos de la aduana. Estos edificios de tres pisos sirvieron simultáneamente como centro de torturas e interrogatorios, centro de detención ‘legal’ para aquellos detenidos a los que se les había levantado la incomunicación, y como cuartel y centro de entrenamiento, con todas las instalaciones castrenses de rigor, incluyendo servicio médico y odontológico”.

“Las paredes del celdario fueron construidas con bloques que demarcaban pequeñas habitaciones, con escasa iluminación artificial, que quedaba prendida día y noche, y que permanecían cerradas por la clásica puerta con mirilla. Esta estructura se encontraba en el corazón del edificio que alojaba a toda la dotación del cuerpo. En estas celdas permanecían recluidos los detenidos ‘legales’, que pasaban el día en un ‘patio’, que era como un gran galpón que ocupaba dos pisos de altura, con algunas aberturas que comunicaban con otras áreas del cuartel”.

“En el piso intermedio se encontraban las instalaciones donde se interrogaba bajo tortura a los detenidos de ambos sexos. Allí también eran alojados los detenidos incomunicados, algunos en celdas, otros atados a ganchos amurados en las paredes, siempre encapuchados, aun para comer. La capucha sólo se podía levantar en el baño, que tenía una pequeña banderola a través de la cual se oían conversaciones; luego supe que correspondían al patio de recreo. También en ese patio, en el que estuve algunas semanas atado a la pared, se oían las conversaciones de las compañeras no incomunicadas, matizadas con el ruido de una máquina de coser, conversaciones y ruidos que acortaron las horas de mis días de incomunicación y de silencio”. “No era infrecuente oír los gritos de los detenidos mientras eran torturados”.

“Todo esto, y bastante más, ocurría en un mismo local, con una estructura básica de columnas y pisos, a la que se agregaban separaciones, a veces precarias y poco aislantes, con múltiples comunicaciones por ventanas y otras aberturas; recuérdese que originariamente estos edificios fueron depósitos aduaneros de mercaderías. Todo lo que allí ocurría era imposible entonces que fuera ignorado por quienes allí se encontraban”.

Más adelante, expuso sobre la función del juez sumariante.
Afirmó que “no formaba parte de la estructura de la llamada ‘justicia militar’” y que su función era “asegurar que las declaraciones arrancadas bajo ‘apremios ilegales’ se mantuvieran inalterables”.

“Es imposible, materialmente imposible en el contexto descrito, que cualquier integrante del FUSNA (jueces sumariantes, médicos y odontólogos incluidos) ignorara lo que allí ocurría”, afirmó.

FUSNA: El reino de la capucha

La lista de presos políticos que sufrieron torturas en las instalaciones del FUSNA durante la época en que Alex y Federico Lebel fungían dentro de su oficialidad es larga. Josefina Detta vivió esa pesadilla durante cinco años, y así los recuerda: «En el FUSNA, una de las cosas que va a ser constante es la venda. Cuando llego, vendada, el plantón fue el recibimiento: cinco días sin comer, sin poder ir al baño, parada. Cada vez que alguien entraba -y esto lo hacían muchas veces por día- gritaban ¡Atención! Y teníamos que levantarnos de inmediato, ponernos contra la pared, colocarnos la venda y esperar. La requisa era constante. En la noche siempre; a veces varias durante el día. No buscaban nada en particular, solo crear un clima de terror. Tiraban la ropa, rompían las cosas, desordenaban todo y luego lo teníamos que arreglar en cinco minutos… y vuelta a empezar. En esa pieza de diez por cinco nos tenían todo el día con la luz encendida. Nunca, nunca, nos dejaron salir al recreo. Y siempre esa luz prendida… Y en medio de todo esto, los gritos, el dolor, la desesperación de los compañeros torturados que nosotras escuchábamos. Días y días ese horror durante todos los años.»

Cristina Martínez, otra de las «inquilinas» de la cárcel de la Armada, recuerda: «Me van a buscar a mi trabajo. Fueron de civil. Me encapuchan, me introducen en un vehículo particular y me llevan a mi casa, donde hacen una requisa y de paso se llevan un montón de cosas. El viaje terminó en Prefectura donde estuve seis meses en interrogatorio, es decir, sometida a torturas. De allí pasé al FUSNA donde la represión fue aún más acentuada porque todo estaba instrumentado para agredirte a vos y a tu familia. Hay que imaginarse lo que significaba para nuestras familias el hecho de entrar a ese lugar y ver a los soldados armados y con capuchas y a nosotros custodiados por otros encapuchados, y a la vez con nuestras cabezas cubiertas también con capuchas. Los guardias tenían todos su propia capucha hecha con la misma tela de los uniformes; las nuestras estaban sucias. Todo ese entorno era tétrico. Como si fuera poco ese clima, muchas veces nos dejaban largo rato encapuchados ante nuestros familiares, como para acrecentar el terror. Querían hacer gala del dominio que tenían de la situación. Los familiares, sobre todo la primera vez que pasaban por esto, quedaban poseídos por una agustia indescritible. Eso era precisamente lo que buscaban crear: angustia, desazón. Era terrible.»

En carta publicada en la edición del semanario «Brecha» el 16.05.03, el periodista Carlos Casares recuerda como «convivió contra su voluntad» dos años con los hermanos Lebel en el cuartel del FUSNA: «Vendado, desnudo, golpeado y atado de pies y manos a la parrila de una cama hasta que el peso del cuerpo lastima y deja marcas que todavía se pueden leer en piernas y brazos.» En esas condiciones, explica que no puede determinar si quien le interrogaba era Alex o Federico Lebel, pero sí puede afirmar que «en diciembre de 1973, a seis meses del golpe (ambos) fueron responsables de la detención y traslado de quien escribe, de mi compañera embarazada, de otro querido compañero y de un grupo de estudiantes de química, jóvenes luchadores contra la dictadura.» Casares explica que «para quienes estuvimos en el FUSNA muy sin cuidado nos tiene descifrar los matices de quienes participaron con mando en la represión de aquellos años (…) todos participaron de la represión, todos tienen responsabilidad por acción u omisión.» Y agrega: «no seré yo quien les perdone.» En este sentido, hay que señalar que el ahora «socialista» Alex Lebel no sólo nunca pidió perdón por haber hecho lo que evidentemente hizo, sino que -como se ha visto- ni siquiera está dispuesto a hablar del tema: ni ante la prensa, ni ante la justicia. Casares finaliza su carta explicando que la escribe «recordando a compañeros tupamaros presos y torturados también en el FUSNA en el año 1973,» recordando especialmente «el ensañamiento con Sixto Artigas, Alejandro Baroni y el marinero Senecio da Fonseca,» y «porque los compañeros Raúl Sendic, Hugo Forné, Ulises Olalde, Ronald Scarzella y María Condenanza ya no pueden hacerlo.»

En el FUSNA de los hermanos Lebel también estuvieron detenidos y fueron sistemáticamente torturados los tupamaros Gustavo Vilaró, Rosita Barreix, decenas de militantes de los Grupos de Acción Unificadora, del Partido Comunista y del Partido Comunista Revolucionario (Maoísta). Xenia Ité, la última compañera de Raúl Sendic, sufrió el FUSNA durante siete años, y así lo recuerda: «Desde que me detienen me encapuchan, durante todo ese tiempo no vimos nunca el sol y el día. (…) Durante todos esos años, los fusileros usaban capuchas, se presentaban ante nosotros encapuchados, a su vez nosotros estábamos obligados a encapucharnos cuando ellos entraban gritando ‘¡Atención!’ Una vez, cuando me sacaron por un pasillo, pude vichar por debajo de la venda y de refilón pude leer carteles en las paredes que decían ‘No dé nombres, no dé grados, el enemigo escucha.’ Por eso es que ellos usaban permanentemente la capucha. En esas condiciones estuve siete años, hasta julio del 79, cuando nos trasladaron a todas las mujeres al Penal de Punta Rieles. (…) Cuando llegué al Penal, literlamente no veía más allá de mis narices, porque en el FUSNA, al usar tantos años siempre la venda, la capucha, habíamos perdido la distancia para mirar, porque lo máximo era la celda de pared a pared. Tuvimos que ejercitar mucho la vista, mucho, mucho. Tampoco sabía caminar, tropezaba en los recreos, tropezaba a cada rato porque en el FUSNA sólo podía caminar sobre un pedacito de monolítico. (…) A mí (Punta Rieles) me pareció un paraíso (…) podíamos gozar de 15 minutos de recreo y podíamos ver el sol y el cielo y el campo. 15 minutos después de 7 años de encierro absoluto era una cosa impresionante…»

Nuevas capuchas

El capitán de navío (R) Jorge Tróccoli sirvió en el FUSNA durante los mismos años en los que sirvieron los hermanos Lebel, y a pesar de que también se ponía la capucha cuando usaba la picana eléctrica, hace tiempo que al menos tuvo la valentía de reconocer que mientras estuvo allí torturó a los detenidos. Alex Lebel, en cambio, intenta borrar de un plumazo esa etapa de su vida, amparándose en el inciso G del artículo 6 de la Ley Nº 14.157 del 2 de febrero de 1974. Según esa ley de la dictadura, lo que hizo allí fue, es, y seguirá siendo «secreto militar.» Lebel sólo dice que lo que hizo, lo hizo «lo más profesionalmente posible». ¿Cómo se le pega a un detenido en forma «profesional»? ¿Cómo se aplica la picana eléctrica de acuerdo a los «parámetros democrático – republicanos»? ¿Alex Lebel ahora es bueno porque torturó sólo un poquito? Al parecer, a pesar de que el próximo 1º de marzo se cumplirán 20 años del retorno a la democracia, aún hay muchos que siguen usando la capucha. Alex Lebel, por ejemplo, ha puesto una gran capucha sobre su pasado. Pero también el senador Korzeniak y el Partido Socialista parecen haberse puesto sus capuchas para no enterarse del pasado de Lebel. Lo llevan de ciudad en ciudad y de mesa redonda en mesa redonda, para que hable de lo bueno que fue y de cómo deben organizarse unas Fuerzas Armadas realmente «profesionales.»

¿Servirían unas Fuerzas Armadas «lo más profesionales posibles,» que actuaran «dentro de los parámetros más próximos» a las «convicciones democrático republicanas»? Los militares realmente demócratas que se negaron a convertirse en violadores de los derechos humanos fueron excluídos de las Fuerzas Armadas. Los que no lograron escapar, sufrieron prisión y hasta tortura. El general Líber Seregni pasó el período de la dictadura en prisión, Alex Lebel, en cambio, fue continuamente ascendido durante todos esos años, y -curiosamente- no parece tener algo de qué arrepentirse. ¿Cómo es eso? ¿Alex Lebel «tenía coronita» y pudo sortear la dictadura sin ensuciarse las manos? ¿O es que la «coronita» se la ha puesto ahora el Partido Socialista? La Ley de Impunidad impide castigar a los violadores de los derechos humanos, pero eso no quiere decir que se deban «blanquear» sus prontuarios y proceder como si no hubiera pasado nada. Porque mal que les pese al senador Korseniak y a sus conmilitones: hay cosas que no se perdonan. –

Dossier del Blog El Muerto
COMCOSUR INFORMA Nº 1637 – 19/05/2015 ______________________________________

5) URUGUAY: EL PLAN CÓNDOR SIGUE VIVO

Una tarde quedó de capitán servicio el “Chepe” González en el cuartel de Paso de los Toros. Se emborrachó como dios manda y bajó a las catacumbas para verduguearmos un poco y matar el aburrimiento.

Por Jorge Pedro Zabalza Waksman

Fue el día que Raúl Sendic le lanzó una trompada a través de las rejas y el “Chepe” se descontroló totalmente: “van a terminar como esos “pichis” que aparecieron flotando en el Río de la Plata, pero los vamos a tirar al agua acá nomás en el Río Negro”, gritó histérico. Esta primer noticia sirvió para sonsacar más información a los guardias. Repitiendo la versión oficial, algunos nos explicaron que los muertos eran “chinos” que tiraban de los barcos de pesca. Con un poco de imaginación supusimos historias parecidas a los “vuelos de la muerte”.

Cadáveres sin identificar

Al primero lo encontró Aurelio Leiva, el 8 de noviembre de 1975, exactamente al mediodía, en la ciudad de Carmelo, frente a la cantera vieja de Martín Chico. El último hallazgo lo hizo Rogelio González, el 7 de abril de 1979 a las seis de la mañana, entre el balneario Santa Mónica y la boya petrolera, en José Ignacio, departamento de Maldonado. En total fueron 31 cadáveres los que aparecieron en las playas de Colonia, Montevideo, Maldonado y Rocha. Casi 35 años pasaron hasta que el equipo de antropólogos dirigidos por López Mass, logró darles una identidad a cinco de los cuerpos hallados: María Rosa Mora, Floreal Avellaneda y Raúl A. Niño (argentinos), Liborio Gadea (paraguayo) y Atilio Eleuterio Arias (uruguayo). Todavía quedan 26 por identificar.

Todos los cadáveres fueron examinados por médicos forenses de la dictadura. Ninguno de ellos vio nada sospechoso en los signos de violencia que había en los cuerpos ni en las muñecas maniatadas con alambres. Ni la policía ni nadie investigó los hechos y se procedió a enterrar los cadáveres lo más rápidamente posible como “NN”, mientras la prensa informaba que eran marineros asiáticos desconocidos. Decenas de fiscales y jueces omitieron cumplir su deber: investigar los asesinatos para identificar sus autores. Por el contrario, encubrieron los crímenes sin el menor escrúpulo.

Sin embargo, dada la impunidad-ambiente del Uruguay, esos magistrados continuaron sus carreras después de 1985, año en que la dictadura se replegó a los cuarteles. Algunos de ellos, como Jorge Ruibal Pino, llegaron a ser miembros de la Suprema Corte de Justicia. Según el relato de Walter Pernas en BRECHA, la historia criminal de Ruibal se inició cuando era fiscal letrado de la ciudad de Carmelo en 1978: “A tres semanas de haber desempacado en su nueva oficina, llegó el aviso: el señor Emilio Diez caminaba a las ocho de la mañana por la costa del Parador Punta Gorda, en Nueva Palmira, donde las aguas del río Uruguay se juntan con las del Río de la Plata, cuando encontró un cuerpo tendido en la arena, boca abajo”. Jorge Ruibal Pino eligió renegar de los principios generales del derecho y esconder el expediente en el rincón más polvoriento de su fiscalía. Sus méritos como encubridor de desapariciones forzosas valieron para hacer carrera al amparo de la dictadura militar: en menos de un año fue Juez Letrado del departamento de Colonia. En su despacho se acumulaban los expedientes de los cadáveres no identificados hallados en el Río de la Plata. Con sus jóvenes 33 años, a Jorge Ruibal Pino, dejó que esas causas murieran por inanición. No le importaban unos cadáveres más o menos, lo importante era detener el avance del castro-comunismo internacional. Estaba orgulloso de pertenecer al brazo judicial de la dictadura militar.

El maestro Julio Castro

En 1981 Ruibal Pino recibió otro premio a sus merecimientos y fue nombrado en un juzgado penal de Montevideo, justo donde estaba radicada la denuncia por la desaparición forzosa del maestro Julio Castro. La cuestión de los desaparecidos era su karma, lo perseguía. Ruibal se cuidó de que el caso permaneciera encajonado en su escritorio. Y, cuando apenas retornada la legalidad tutelada en 1985, los familiares del maestro intentaron desempolvar la causa, Ruibal Pino no dudó un instante en colocar otro ladrillo en la muralla de impunidad: archivó la causa, postergando por veinte años la investigación de uno de los crímenes de lesa humanidad más horrorosos que cometieron las fuerzas armadas uruguayas.

Néstor Tróccoli, capitán de la marina uruguaya, fue arrestado en Salerno el 23 de diciembre de 2007. La fiscalía de Roma le imputa la desaparición forzosa de 30 ciudadanos uruguayos y seis italianos que vivían en Uruguay: Ileana y Edmundo Dossetti, Yolanda y Julio César D’Elia, Edgardo Borelli y Raúl Gambaro. Es lícito que el lector italiano se pregunte: ¿por qué no lo procesaron los jueces uruguayos? Para responderle es preciso hacer un poco de historia: el Pacto del Club Naval (1984) fue un acuerdo de los generales con dos partidos políticos (Frente Amplio y Partido Colorado), que permitió el retorno a la vida parlamentaria y electoral. Los mandos militares exigieron no ser castigados por sus delitos. A partir de entonces, la impunidad se volvió el programa político del partido militar y embanderados con ella, transitan esta “democracia” que se les impuso. La firmeza de sus reclamos doblegó la voluntad de las élites e impuso las políticas de impunidad que determinan el clima ideológico actual. El discurso y actitudes de olvidar y perdonar confunden a la gente, pese a que casi el 50% de los uruguayos votaron en el 2009 para anular la Ley de la Impunidad. En esa confusión medran jueces y fiscales que hicieron su carrera asociados con la dictadura militar -como Ruibal Pino, por ejemplo- y encubren a los acusados en lugar de procesarlos y condenarlos por sus crímenes. Pese a los recomendaciones internacionales de ser diligentes en las causas de derechos humanos, parecen haberse comprometido a desconocer las denuncias a militares acusados de desapariciones forzosas, asesinatos, violaciones y torturas.

Otro interrogante lícito es ¿Cómo diablos un delincuente de la catadura de Jorge Ruibal Pino llegó a la Suprema Corte de Justicia, el organismo encargado de velar por los derechos humanos?. La respuesta es sencilla y seguramente no puede enorgullecer al Frente Amplio: al quedar vacante un cargo de ministro de la Corte, en el Senado no hubo acuerdo para nombrar una persona más idónea y cediendo a las presiones de la derecha más rancia, los parlamentarios frenteamplistas designaron a Jorge Ruibal Pino pese a saberlo asociado al terrorismo de Estado. Sus méritos eran pertenecer a la masonería como Tabaré Vázquez, entonces Presidente del Uruguay, y ser el más antiguo miembro de los tribunales de apelación. Así es que personaje tan tenebroso desempeña en una de las funciones más delicadas del Estado, la encargada de vigilar por el respeto a los principios de la justicia y la democracia.

El caso de la jueza Mariana Mota

El Poder Judicial argentino, que está tan activo hoy día, hizo pública su intención de investigar el origen de los cadáveres que la dictadura uruguaya había enterrado sin identificar. Ruibal Pino, entonces presidente de la Suprema Corte, corría el peligro de ser llamado en calidad de indagado por encubrimiento. En consecuencia, quiso curarse en salud y logró que la Suprema resolviera por mayoría la prescripción de los crímenes del terrorismo de Estado: se estaba protegiendo a sí mismo, en su rol de encubridor de asesinos y torturadores.

La doctora Mota tenía en su despacho 55 expedientes con denuncias por delitos de lesa humanidad. Había procesado al Coronel Carlos Calcagno por la desaparición de Gustavo Inzaurralde y Nelson Santana y se atrajo el rencor de los “gorilas” del Centro Militar y del Ministro de Defensa, amigo del militar procesado. Mota estaba decidida a hacer valer las leyes internacionales que declaran permanentes -y, por ende, imprescriptibles- los delitos cometidos por el terrorismo de Estado. Ruibal no podía aceptarlo. Con el tácito consentimiento de Presidencia de la República, la Suprema Corte de In-justicia, desterró la juez Mota hacia un juzgado civil donde no molestara a los criminales impunes protegidos por las élites partidarias.

Obedeciendo la sentencia Gelman de la Corte Interamericana, la Dra. Rosana Canclini estaba diligenciando rápidamente el expediente ficha 2-39048/2011, donde se denuncia por tortura a los jefes, subjefes y encargados del S-2 de las unidades donde estuvieron recluidos los llamados “ nueve rehenes”. Más de cien torturadores serían llamados a declarar. Serían citados además, como testigos, José Mujica, el actual Presidente del Uruguay y Eleuterio Fernández, el vactual Ministro de Defensa. Canclini también fue desterrada a un juzgado en materia civil por una resolución “administrativa” de la Suprema Corte de Justicia.

El traslado forzoso de ambas juezas fue rechazado el 15 de febrero del 2014 por unos mil ciudadanos uruguayos que se hicieron presentes en las puertas de la Suprema Corte. Estaban Luisa Cuestas y otros referentes de la lucha contra la impunidad, artistas como Daniel Viglietti y Eduardo Galeano y destacados periodistas muy involucrados en el tema de derechos humanos como Samuel Blixen, Roger Rodríguez y Walter Pernas. Los ministros de la Suprema Corte tienen la piel muy delicada cuando les reclaman Verdad y Justicia y se quejaron de sufrir “presión sicológica”, que temieron por sus vidas e integridad física. En castigo por la protesta pacífica, han tomado medidas “ejemplarizantes” con algunos de los que fuimos a presenciar la represalia contra Mota y Canclini. El fiscal Zubía, hijo y sobrino de generales de la dictadura pidió nuestro procesamiento por el delito de asonada. Hasta el propio Fiscal de Corte, Dr. Jorge Díaz, entendió que era inconstitucional el pedido de procesamiento de su subordinado, pero …hasta el momento no hay ninguna novedad sobre cómo se dilucidará el caso y siete ciudadanos uruguayos continúan procesados violando su derecho a protestar.

Temerosas por las presiones del partido militar, las instituciones democráticas del Uruguay permanecen omisas frente a la impunidad de los criminales del terrorismo de Estado. No se toma partido decidido por la Verdad y a Justicia: ¿qué impide crear uno o dos juzgados especializados en crímenes de lesa impunidad para acelerar la investigación y procesamiento de los responsables? ¿Por qué no se dedican partidas presupuestales sustanciosas para la investigación? ¿Por qué no se forman equipos especiales? Sería simplemente cumplir con las recomendaciones de los organismos internacionales en materia de derechos humanos. La impunidad de los militares crea un clima subjetivo de doble moral que es funcional al terrorismo de Estado y tiene consecuencias concretas:

1) la violencia policial contra los jóvenes de los barrios empobrecidos, denunciadas por SERPAJ, IELSUR y otros organismos de derechos humanos;

2) las torturas que sufren los adolescentes recluidos en cárceles para menores de edad, denunciadas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos en la Naciones Unidas;

3) la firma de acuerdos con los EEUU para la instrucción de policías y guardias carcelarios uruguayos. ¿Qué podrán enseñar? ¿Actuar como la policía en Ferguson? ¿Tratar a los detenidos como hacen en Guantánamo? Lo que enseñen los estadounidenses se agrega a lo enseñado por los israelíes, la misma policía que controla y persigue palestinos en Cisjordania.

4) la pusilanimidad del gobierno para denunciar el genocidio israelí en Gaza. Ni siquiera se ordenó el regreso del embajador uruguayo a Montevideo.
Los intereses comerciales imperan sobre la sensibilidad ante la violación de los derechos humanos: es un criterio derivado de la política de olvido y perdón del gobierno uruguayo.

El Plan Cóndor sigue vivo…

Jorge Pedro Zabalza Waksman / Amarelle
COMCOSUR INFORMA Nº 1637 – 19/05/2015 ______________________________________

Dejen la memoria ahí / donde se olvida el olvido, para que el verdugo sepa / que donde vaya lo sigo. No importa que yo no esté / soy un silencio testigo, si soy recuerdo y recuerdas / no olvides que no hay olvido.
Armando Tejada Gòmez
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