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CONSTRUYENDO PODER COLECTIVO

1) Construyendo poder colectivo por los derechos y la justicia –
2) Argentina La Perla: delitos sexuales y crímenes de Lesa Humanidad –
3) Chile: Comunidades mapuche se movilizan en Los Ángeles.-
4) México: Mujeres denuncian a empresas –
5) Uruguay: Alertas –

COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 12 / No. 489/ lunes 5 de setiembre de 2016 / Producción: Beatriz Alonso
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1) “Futuros Feministas: Construyendo poder colectivo por los derechos y la justicia”
Cimac

El movimiento feminista de todo el mundo se alista para reunirse en un encuentro –a realizarse del 8 al 11 de septiembre en Salvador de Bahía, Brasil– donde se darán a la tarea de mirar y repensar las estrategias que están utilizando para forjar lazos más fuertes y construir la autonomía y la libertad de las mujeres.

Convocadas por la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID, por sus siglas en ingles), jóvenes feministas, pioneras de la igualdad, indígenas, mujeres africanas, latinas, artistas, defensoras de Derechos Humanos, todas, se encontrarán para convocar a la reflexión sobre el feminismo.

Cerca de dos mil participantes celebrarán los logros alcanzados por diversos movimientos sociales en los últimos 20 años y analizarán las lecciones que se pueden replicar en el futuro, de ahí que este año el lema del XIII Foro Internacional de AWID sea “Futuros Feministas: Construyendo poder colectivo por los derechos y la justicia”.

En esta ocasión el foro, que se realiza desde 1983 y que ha tenido distinta periodicidad, dio énfasis en el porvenir pero no será el único tema, también se hablará de cuestiones actuales como la tortura sexual en América Latina, la realidad de las mujeres sirias e iraquíes, el derecho al aborto o la incursión de empresas mineras en territorios indígenas, entre muchos otros.

También se perfila la discusión de temas que en los últimos años han generado el análisis desde la perspectiva de género, por ejemplo, promover y consolidar un internet feminista, democratizar las comunicaciones para que los medios de comunicación sean aliados de la igualdad y hablar de las nuevas relaciones de género, de preferencia y orientación sexual.

Este año el encuentro de mujeres se da en un país que se encuentra en vilo democrático, mientras la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, suspendida de sus funciones temporalmente, enfrenta un juicio político para destituirla de manera definitiva, y donde apenas unos días terminaron los Juegos Olímpicos que atrajeron la mirada internacional.

Este foro estaba previsto para realizarse en mayo pero se cambió de fecha ante el riesgo sanitario del virus del zika y por la compleja situación política en Brasil; aunque ahora se realizará cuando el presidente interino Michel Temer, eliminó el Ministerio de Derechos Humanos, Mujeres y Justicia Racial y el Ministerio de Cultura, entre otros, y cuando algunas embajadas están en huelga.

En medio de este contexto, durante 4 días, feministas de todo el mundo ocuparán la ciudad de Bahía, una ciudad turística, rodeada de playas pero también de raíces culturales y movimientos sociales, para avanzar hacia el reconocimiento de los diversos pensamientos feministas.

En el XII Foro de AWID que se realizó en 2012 en Estambul, Turquía, con el lema “Transformando el Poder Económico para Avanzar los Derechos de las Mujeres y la Justicia” participaron dos mil 239 activistas de 141 países, casi 15 por ciento menores de 30 años y 75 por ciento asistieron por primera vez.

Ahora el panorama político brasileño refleja los desafíos contra los que muchas mujeres están luchando.

COMCOSUR MUJER Nº 489 – 05.09.16
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2) Argentina La Perla: delitos sexuales y crímenes de Lesa Humanidad

Seminario Alternativas / Florencia Gordillo

En La Perla se juzgaron los delitos sexuales como delitos de Lesa Humanidad. Los actos de violencia sexual, parte del terrorismo de Estado, fueron "tratados como tales" y no subsumidos en la figura penal de "tormentos". Hubo siete condenas por abuso deshonesto según el artículo 127 primer párrafo del Código Penal s/ley 11.179 –a Mirta Graciela Antón, Carlos Alfredo Yanicelli, Yamil Jabour, Juan Eduardo Molina, Calixto Luis Flores, Alberto Luis Lucero, Raúl Alejandro Contreras– y una absolución por violación agravada según el artículo 119 inc 3 del Código Penal s/ ley 11.179, a Alberto Luis Choux, quien también fue absuelto por abuso deshonesto junto a Eduardo Grandi, Antonio Filiz. Marcelo Luna, Herminio Jesús Antón y Francisco Melfi.

Golpe. Picana. Golpe. Manoseo. Golpe. Violación. Golpe. Delia Galará –ex presa política entre enero de 1976 y abril de 1983– rememora los días detenida en la UP1. "Para mí, ya que me desnudaran era algo terrible, el manoseo y la violación, imaginate".

Era la tarde. O la siesta. Delia prefiere no recordar el día que llegó una patota del Comando Libertadores de América a su casa. Había sol y la claridad resistió largas horas porque era verano. Tenía 19 años. Vivía con la suegra y el esposo –llevaban veinte días de casados–, él no estaba porque hacía el servicio militar obligatorio. Conversaba con las vecinas en la vereda cuando vio varios autos en la esquina: supo que iban por ella. Vendada y atada, viajó en el suelo de la parte trasera del auto, con los pies de un hombre sobre su espalda. Ahí comenzaron los golpes.

Estuvo diez días detenida en la D2 y después la llevaron a la Unidad Penitenciaria 1. En noviembre del 76 la trasladaron a Campo de la Ribera donde pasó otros 20 días. Era un lugar de derivación donde decidían si trasladaban a los detenidos a La Perla, los incorporaban al circuito legal de cárceles o los liberaban. Calculan que 4500 personas pasaron por Campo de la Ribera, que fue inaugurado en diciembre de 1975 como un campo de exterminio y desde marzo de 1976 –cuando apareció La Perla, el centro clandestino más grande de la provincia– funcionó como centro de detención. Todavía conserva unos piletones donde torturaban gente y los ganchos sobre la pared donde colgaban a los detenidos; en los alrededores hay marcas de balazos. En la sentencia quedó acreditado para el Tribunal que el terrorismo de Estado empezó antes del Golpe.

Después de pasar por La Ribera, Delia volvió a la penitenciaría. Siguió la cárcel de Devoto y después Ezeiza. Ya no recuerda cuándo ocurrieron los traslados. Salió con libertad vigilada en abril de 1983 pero no pudo moverse de la ciudad hasta las elecciones de fin de año, aunque el Estado de Sitio había terminado en octubre.

Estar en una celda era como encerrar a cuatro personas en un baño. Siempre había rotación para que entre las mujeres no pudieran vincularse demasiado. "No tenés intimidad porque hacés todo ahí. A veces te cortaban el agua por 4 o 5 días entonces la higiene era terrible. Y hacías las necesidades en un tarro que estaba ahí adentro todo el tiempo. Era la denigración total. Y se complicaba por la menstruación, necesitás protección y no tenés nada". Delia cuenta a Cosecha Roja cómo era sobrevivir en la cárcel de Devoto mientras maneja su Ford Falcon celeste camino a Tribunales. Cuando baja del auto, abre la puerta de atrás y saca dos banners con las fotos de las víctimas del juicio: todavía hay 39 rostros que no se conocen.

"Todo el proceso hormonal de las mujeres era dramático, la mayoría habíamos sufrido mucho en la primera etapa de la detención, tortura, violación. Los milicos te desnudaban y te toqueteaban", recuerda Delia. Camina agitada por el cigarrillo y ya antes de llegar a Tribunales se abraza con la gente que conoce. Vestida de negro, contrasta con la blancura de su rostro arrugado.

No podían entrar nada a la cárcel. Fabricaban agujas con los huesos que sobraban de la comida, usaban la tela de alguna remera o de las sábanas y así cosían batitas para los bebés que estaban por nacer. Una vez, un mujer tuvo que mostrarle las tetas a un gendarme para que le crea y le avise a su familia que estaba embarazada. Días después recibió ropa pero ya había perdido el bebé de cinco meses en el mismo tacho donde hacía las necesidades.

En la cárcel de Devoto Delia conoció a Cristina Molas, hoy jubilada y militante en Ex Presos Políticos por la Patria Grande. Para ella, las mujeres se callaron por tantos años porque creían que culpa de ellas: "si vos sufriste una violación, vos tenes una responsabilidad". Los delitos sexuales cometidos durante la dictadura fueron parte parte del terrorismo de Estado pero también responden a prácticas arraigadas en esa sociedad. "La mujer era un objeto de deseo aun cuando estuviera golpeada, vendada, aislada o sucia".

Cristina vuelve siempre al mismo recuerdo: en Devoto estaba detenida con una chica de Santa Fe que estuvo en una celda de aislamiento: la torturaron durante días, no podía bañarse ni salir a hacer sus necesidades, vivía en la misma habitación estaban sus heces. "Y apareció Leopoldo Galtieri, que en ese momento era comandante del segundo cuerpo, abrió la puerta y le dijo 'Yo soy Dios y tengo en mis manos tu vida y tu muerte', después se desabrochó el pantalón y violó a la chica delante de la soldadesca que lo acompañaba". Cuando Cristina habla de abusos sostiene la mirada fija y con la mano izquierda se pellizca los cachetes de la cara. La piel es blanca y después del pellizco se forma con lentitud una mancha roja. El cuerpo es espacio de revelaciones.

Cristina llegó a Devoto en 1977, cuando había mil presas políticas. Antes estuvo detenida en la UP1 de Córdoba. La celda era chica y dormía sola en un camastro que sobresalía de la pared gris. Había una ventana pequeña con barrotes raquíticos, aunque hiciera esfuerzo no podía ver afuera porque estaba a la altura del techo. La puerta con abertura al medio de 20 x 20 daba al pasillo. Militaba en la Juventud Universitaria Peronista, fue detenida a los 23 y recuperó la libertad cuando tenía casi 30. Pasó por Río Cuarto, la cárcel de Córdoba y después Devoto.

"Recién cuando salí tuve conciencia de lo que no podíamos hacer: yo me paraba frente a la puerta y esperaba que alguien abriera, que alguien prendiera la luz, no podía decidir qué cosas comprar porque no sabía el valor de la plata", recuerda.

Cuando la liberaron, era un día hermoso y ningún familiar la pudo ir a buscar. "Entonces me quedé mirando el cielo y me di cuenta que era inmenso, que no era el pedacito que a veces veíamos por la ventana. Me hacía daño tanto color y tanta luz", cuenta a Cosecha Roja sentada en la librería de su amigo donde el blanco encandila y puede hablar del horror delante de la gente que entra y sale.

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Hasta 1999 la violencia sexual representaba un delito contra la honestidad, después contra la integridad sexual contemplada en el artículo 119 del Código Penal y la ley 26.485, sancionada para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. "A mí me costó mucho entender a los delitos sexuales como hecho individualizado, siempre consideré que eran parte de esa maquinaria de violencia que estaba implícita en nuestra época, cuando el Estado no te protegía como ahora. Después entendí cómo para la sociedad es importante. Es para que se entienda que la violencia sexual no es algo más sino toda una sociedad que impone determinadas normas que uno las tiene que ir sacando de la naturalización", cuenta Delia en la sala de prensa de Tribunales. El sol hace que su pelo se vuelva más rubio. Escucha la sentencia desde un costado y cuando el juez lee la condena número 15 para Luciano Benjamín Menéndez sostiene la mirada en el televisor y sonríe con delicadeza hacia el costado.

Tardó años en formar pareja otra vez. Tuvo una hija a la que la crió sola, y cuando dice sola remarca la palabra y se escucha valentía aunque nunca la pronuncie. A los 59 años es investigadora en el Campo de la Ribera, hoy convertido en espacio de la memoria. "Entré al área de investigación en el 2011 pero ya venía trabajando desde antes, aportando lo que podía porque estos juicios se arman entre todos. Es armar un rompecabezas en equipo, cada uno aporta una pieza", dice Delia.

En la sentencia de la Megacausa La Perla se juzgó el abuso a Graciela Di Rienzo que en el juicio señaló con el dedo a la mayoría de los imputados de la policía: Contreras, Filiz, Choux, Antón Rocha. Algunos fueron absueltos. Además, hay otra causa en primera instancia a cargo de la Fiscal Graciela López de Filoñuk que reúne los delitos sexuales de las víctimas que decidieron denunciar. Individualizar cada hecho permitirá conocer cómo operaron las relaciones de poder desde la perspectiva de género entre los genocidas. Todavía muchas mujeres no pudieron denunciar.

COMCOSUR MUJER Nº 489 – 05.09.16
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3) Chile: Comunidades mapuche se movilizan en Los Ángeles.
Medio a Medio

Más de 400 personas se sumaron a una marcha convocada por Futxa Txawun del Bio Bio -Coordinadora de Comunidades y Asociaciones Mapuche del Bio Bio- a través de la Mesa Territorial Mapuche por la defensa del territorio ancestral y sus recursos naturales, los derechos colectivos y autodeterminación.

La actividad se realizó en Los Ángeles y congregó a integrantes de comunidades y organizaciones del pueblo mapuche varias comunas de la provincia del Bio Bio, junto a algunas organizaciones sociales defensoras del medio ambiente, con el fin de exigir el término de la invasión de proyectos de inversión industriales, principalmente relacionados a la industria forestal y de energía, como también, la exigencia de respeto e implementación de los derechos colectivos.

Cecilia Collio Llanquileo, desde Los Ángeles, contó algunos detalles de esta manifestación: “La marcha tuvo como ejes principales el derecho a la autonomía, territorio, recursos naturales y cultura. Se realizó con éxito y con una alta convocatoria. Se hizo un llamado al gobierno para cuidar y recuperar nuestros recursos naturales y territorio ancestral, y se exigió no más forestales, no más hidroeléctricas, no más parques eólicos, y libertad a los presos políticos mapuche”.

Participaron representaciones de asociaciones mapuche de diversas comunas, entre ellas Los Ángeles, Yumbel, Negrete, Mulchén, Santa Bárbara, Salto del Laja, Llano Blanco y Cabrero, como también el Comité de Defensa del Agua del río Caliboro, Comité contra la contaminación del medio ambiente del Salto del Laja, Villa Pauloneo camino al Cerro Colorado.

Asimismo, se ingresó una carta, a través de la Gobernación y que también va dirigida a la presidenta Michelle Bachelet.

COMCOSUR MUJER Nº 489 – 05.09.16
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4) México: Mujeres denuncian a empresas

Invasión de tierras, agresiones, amenazas, compra ilegal de propiedad comunal, empleos con salarios ínfimos, uso de químicos que contaminan la tierra y el agua, y que derivan en daños a la salud y en campos inservibles para la siembra, desaparición de hierbas medicinales y de especies animales endémicas…

Estos son, entre muchos otros, los resultados de la acción de empresas mineras, hidroeléctricas, eólicas, agroindustriales, de infraestructura, de explotación de hidrocarburos y gasoductos, inmobiliarias, de turismo y maquilas en el país, sobre todo en comunidades indígenas y campesinas, donde las mujeres enfrentan en su vida diaria la devastación del entorno, la agudización de su pobreza y los daños en su salud y la de sus familias.

Así lo denunciaron ante el Grupo de Trabajo sobre Empresas y Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que por primera vez visita México, del 29 de agosto al 7 de septiembre para documentar las violaciones a Derechos Humanos por parte de las empresas.

Y son ellas las denunciantes porque, tradicionalmente encargadas del alimento, guardianas de la salud y del entorno para sus familias, ante la precariedad y amenazas, se han convertido en defensoras de la tierra y de los bienes comunes.

María Isabel Jiménez Salinas, indígena zapoteca del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, le contó al Grupo de Trabajo sobre la devastación que ha significado para su comunidad la llegada de más de 21 empresas de energía eólica a la región.

Médica tradicional e integrante de la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco (APPJ) dijo a los expertos que la consulta indígena que se aplicó en el lugar para la construcción de un parque eólico se desarrolló en medio de agresiones y amenazas.

Isabel, quien se ha dedicado a la defensa de la tierra, los bienes naturales y los derechos de pescadores, campesinas y campesinos, y de las médicas tradicionales, asegura que los proyectos eólicos sí afectan la naturaleza y la vida, que la tierra se rellena con cemento y ya no germinan las semillas. “Al defender la madre tierra, también defendemos nuestro trabajo que son las hierbas medicinales”, señaló.

Isabel les contó que, en 2013, pescadores y campesinos que la abastecían de hierbas medicinales le avisaron que personal del parque eólico Bií Hioxo había cercado sus parcelas, les pedían gafetes para entrar a sus tierras y dañaban la flora y fauna de la región, caracterizada por tener especies únicas en el país.

Unida a estos grupos inconformes, la mayoría integrados por varones zapotecas que después conformaron la APPJ, Isabel informó a su comunidad sobre la importancia de hacer frente a este despojo, pero esto le ha acarreado amenazas para que no participe.

“CONSULTAS” Y CONTRATOS

Para su aprobación, los proyectos deben realizar consultas con las comunidades, pero organizaciones civiles, como Proyecto de Derechos Económicos Sociales y Culturales (ProDESC), llevó a cabo una Misión de Observación y comprobaron que el Estado mexicano violó los estatutos del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre el derecho a la consulta y al consentimiento libre, previo e informado.

La comunidad mantiene un litigio legal para detener la construcción de parques eólicos, pero estos avanzan y, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE), hay 31 parques eólicos instalados en el país: 21 en la región del Istmo, 12 en Juchitán.

El Grupo de Trabajo escuchó también a la comunidad agraria de Unión Hidalgo, en la región oaxaqueña del Istmo de Tehuantepec, donde la población demanda la nulidad de los contratos de arrendamiento que tiene con la empresa Desarrollos Eólicos de México (Demex), para el parque eólico Piedra Larga.

La activista Guadalupe Ramírez Castellanos asegura que la empresa no respetó la propiedad comunal de la tierra porque “compró” áreas que no son de propietarios independientes. La comunidad interpuso un juicio, que está en su etapa final, y se espera que el Tribunal Unitario Agrario del Distrito 22, con sede en Tuxtepec, dicte una sentencia apegada a derecho y los Derechos Humanos.

MINERA Y ENGAÑO

Otras mujeres que alzan la voz contra las empresas son las ejidatarias de La Sierrita de Galeana, en Durango, que mantienen una batalla legal contra la minera canadiense La Platosa, de Excellon Resource, por haber defraudado a su ejido.

En 2004, La Platosa rentó al Ejido, ubicado en el municipio de Tlahualilo, cuatro hectáreas de tierra de uso común –por un millón 200 mil pesos– para ocuparlas durante 30 años, pero al momento de la firma resultó que el contrato estipulaba la renta de 27 hectáreas por el mismo precio.

Dora Alicia Ramírez Soto, primera mujer tesorera del ejido La Sierrita, asegura que en un primer momento las mujeres y hombres de la comunidad vieron en la minera una oportunidad de desarrollo social y de trabajo pero, luego de darse cuenta del engaño, con amenazas la empresa logró que las y los 127 dueños del terreno firmaran el contrato.

Las violaciones que se cometieron en este caso fueron exploraciones fuera del territorio convenido, que las personas tenían menos espacio para llevar a pastar a sus animales y afectación en la diversidad de plantas. Además, aunque la empresa ofreció empleos, eran trabajos con salarios mínimos e incluso se le negó la contratación a una mujer por estar embarazada.

Otro caso de daños provocados por la industria extractiva fue el derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado de la minera Buenavista del Cobre (de Grupo México) que se vertieron en los ríos Bacanuchi y Sonora, en el estado de Sonora el 6 de agosto de 2014.

Las mujeres destacaron como convocantes de la organización para exigir una solución, pues ellas fueron las más afectadas por la contaminación del agua en una comunidad donde se volvieron comunes dolores de estómago, infecciones estomacales, fiebres y vómitos por el consumo del líquido.

Después de escuchar estos y otros relatos de mujeres y comunidades indígenas afectadas por estos proyectos, el Grupo de Expertos elaborará y presentará un informe preliminar al terminar la visita en México y posteriormente presentará un informe final ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

COMCOSUR MUJER Nº 489 – 05.09.16
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5) Uruguay: Alertas
La Diaria

En lo que va del año murió una mujer por violencia de género cada 15 días; el viernes marcharon en su memoria.

Cada vez que muere una mujer por violencia machista, la Coordinadora de Feminismos del Uruguay convoca, en el correr de las horas siguientes, a una "alerta feminista": una manifestación en el lugar donde ocurrió el hecho y, si eso fuera en el interior, otra, simultáneamente, en Montevideo. El viernes la convocatoria fue en la plaza Libertad, a las 18.30, por Camila Rodríguez, una adolescente de 14 años asesinada en Barros Blancos, Canelones, localidad donde también se llevó a cabo una concentración en la que participaron, fundamentalmente, sus vecinos.

En lo que va del año fueron asesinadas 15 mujeres por violencia de género: un promedio de aproximadamente una muerte cada 15 días. La última fue Camila, pero el viernes cientos de mujeres y algunos hombres se concentraron en la plaza Libertad para reclamar por todas y en busca de que esto no suceda ni una vez más.

El ritual comenzó con La caída de las campanas, la performance que convoca, en cada oportunidad, a "sonar en duelo público". Vestidas de blanco y paradas en círculo, unas diez mujeres sostienen campanas en las manos. Luego, mientras las van haciendo sonar, se dejan caer, de una en una, al piso, para volver a levantarse, a veces por su cuenta y a veces con ayuda de las otras.

El hilo que las une

Una vez finalizada la interpretación y ya caídas todas las campanas al suelo, la marcha arrancó por 18 de Julio, con una pancarta al frente en la que se leía: "Todas en alerta y en las calles". Detrás, por encima de las cabezas de quienes caminaban, 15 carteles recordaban a las mujeres asesinadas en lo que va del año, con su nombre, edad, fecha y lugar de muerte. "No más muertes por violencia de género. Soluciones reales. El gobierno es responsable", se leía en uno de los carteles. Otro, del Colectivo Mujeres de Negro, decía: "Estoy aquí por vos, estoy aquí por voz". "Tocan a una", gritaba alguien, y el resto respondía: "Tocan a todas".

La manifestación terminó en la sede de la Intendencia de Montevideo con la lectura, a más de 100 voces, de una declaración, mientras se dibujaban en la calzada, simbólicamente, 15 siluetas. "Otra vez la violencia machista que mata. Otra vez, con rabia, dolor e indignación, decimos que nos falta una más, una más que se suma al triste conteo. Camila Antonella Rodríguez, de 14 años, estudiante de la UTU de Barros Blancos, desapareció el domingo a las nueve de la mañana de su casa, de donde salió a comprar té, y fue encontrada [el miércoles] muerta en un baldío cercano".

"Sabemos cuál es el hilo que une todas estas violencias. Por eso nos organizamos para denunciar, visibilizar, autocuidarnos. No nos dejamos solas. Porque ninguna nos es indiferente y todas nos tocan. Porque esta suma de ausencias nos vuelve cada vez más porfiadas en nuestra presencia y nos redobla la insistencia. Porque por cada una que nos falte estaremos en la calle, en la plaza, donde nos quieran escuchar y donde no nos quieran, sosteniendo que no estamos dispuestas a aceptar esta violencia", advertía la proclama.

En comparación con otras alertas, esta vez se pudo ver en la actividad realizada en Montevideo una mayor presencia masculina: desde adolescentes hasta adultos mayores, solos o en compañía de mujeres.

En Barros Blancos se movilizaron, en paralelo, los vecinos de Camila; según consignaron varios medios de prensa, sosteniendo velas encendidas cortaron la ruta 8 a la altura del kilómetro 23.

"Hora de autoorganizarse"

"Nos manifestamos porque la violencia sobre nuestros cuerpos sigue existiendo. Estos son los casos extremos, que llegan a la muerte, pero la realidad es que la violencia persiste desde lo cotidiano, en lo público, en el acoso callejero, en las casas y en los trabajos; por ejemplo, cuando a una chiquilina le tocan la cola y nadie dice nada", dijo a la diaria María Delia Cúneo, integrante de la Coordinadora de Feminismos y una de las organizadoras de la movilización.

"Queremos que todas seamos conscientes de lo que está pasando, y que esto sea una lucha colectiva", completó Tatiana Gámbaro, otra de las organizadoras. En este sentido, Cúneo sostuvo que "es hora de empezar a poner un freno" a esta violencia, y que esto debe producirse "mediante la autoorganización". "Esto es un llamado a todas las mujeres a autoorganizarse desde sus trabajos, sus barrios, o con sus amigas, para poder pensar juntas qué acciones hacemos para que esto no siga ocurriendo", afirmó.

15 campanas

Yenny, de 36 años, asesinada por su ex pareja -un policía- el 11 de enero en Colonia del Sacramento, fue la primera del año, según datos aportados por la Coordinadora de Feminismos. Le siguió Deborah, de 25, una semana después, en Casavalle (Montevideo), también muerta por su ex pareja.

En febrero se registraron tres defunciones más, todas en Montevideo: la de Shanaia, de 14 años, en Verdisol, asesinada por su tío; la de Martha, de 21, en Punta Espinillo, y la de Gladis, de 72, en la Unión, ambas por sus ex parejas.

Luego fue el caso de Claudia, de 29 años, asesinada en Trinidad (Flores), también por su ex pareja, el 3 de marzo. A Rebeca, de 54, la mató en Cerro Pelado (Maldonado) un hombre con el que mantenía una relación.

El 22 de abril fue encontrada asesinada por su ex pareja Silvia, de 49 años, en Santa Clara (Treinta y Tres), y una semana después murió Jessica, de 24, en Barros Blancos (Canelones), tras una larga agonía luego de haber sido prendida fuego por su ex.

En mayo se fueron otras tres: Zully, de 40 años, estrangulada por un cliente, en una esquina de la capital del país; Gloria, de 45, asesinada por su ex pareja en Rincón de los Machado, en Tacuarembó, y Dayana, de 22, muerta en el barrio Maracaná de Montevideo (la Policía aún no ha encontrado al responsable).

El 7 de julio murió Graciela, de 57 años, asesinada en San José de Mayo por su pareja, y nueve días después, Flavia, de 22, en Toledo (Canelones). Ni en este caso ni en el más reciente, el de Camila, ha sido identificado el asesino.

COMCOSUR MUJER Nº 489 – 05.09.16
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de
quien corresponde” Luis Pérez Aguirre
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