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ES UN TIEMPO SIN PAZ

1) La extrema derecha europea está lista para una nueva crisis económica –
2) Europa se está desintegrando bajo la mirada indiferente de sus ciudadanos –
3) Nigeria: Las consecuencias dramáticas del cambio climático –
4) Libia: Otra temporada en el infierno –
5) El plomo sigue envenenando a los niños de Estados Unidos

COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 761 / Lunes 15 de Febrero de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) La extrema derecha europea está lista para una nueva crisis económica
Owen Jones (The Guardian)

Deberíamos aprender de la historia para que la izquierda europea prepare una alternativa a la austeridad. Y rápido. España es uno de los países más castigados, pero el descontento popular se ha materializado en Podemos y no en un partido radical de derechas.

La última crisis económica no ha terminado del todo mientras que una nueva podría estar a punto de surgir. Los europeos han sufrido durante años y años el desempleo, un deterioro de su calidad de vida y unos recortes en los servicios sociales que se han hecho cuesta arriba hasta la aniquilación. La desintegración de Siria ha generado un maremoto de miseria humana que rompe contra las fronteras y a veces deja sus secuelas en las orillas del continente europeo. Y la derecha ya ocupa una posición de poder con sus políticas populistas anti-inmigración, desde Suecia hasta Francia, pasando por Grecia y Holanda.

Así que cuando el exministro de Finanzas griego, el todoterreno Yanis Varufakis, alerta de que Europa podría precipitarse hacia unos modernos años 30, es momento de sentarse, escuchar y prepararse.

Cualquiera es capaz de predecir la próxima crisis económica y luego atribuirse el mérito, pero esto es todo lo que sabemos. Nunca llegamos a superar la anterior crisis: nos mantenemos en las secuelas del desastre, una década perdida, y los gobiernos tendrán unas opciones bastante más limitadas si se enfrentan a otro hundimiento. En la Eurozona -donde los miembros de la moneda única dejan poco margen de maniobra y los años de recortes han derivado en una devastación social y económica- una de cada 10 personas sigue en el paro.

Es especialmente desalentador para los jóvenes, a quienes el desempleo afecta en una quinta parte; en Grecia y España el número de parados incluye casi a la mitad de ellos; en Italia, al 38%; y en Francia a casi un cuarto . El «licenciado sin futuro», como lo describe el periodista Paul Mason, es reconocible por todo el continente. Un perfil que se corresponde con la gente joven que descubre que las oportunidades que esperan de su formación simplemente no existen.

La pobreza y la adversidad se han convertido en el destino de un número cada vez más preocupante de europeos. Intermón Oxfam afirmó que 7,5 millones más de europeos sufrían en 2013 una «importante carencia de bienes materiales» en comparación con los cuatro años anteriores.

Y ahora el fantasma económico de 2008 parece estar nuevamente de gira. El crecimiento global cada vez depende más de una economía china en retroceso. Los temores crecen ante una recesión de Estados Unidos, el despertar de la producción industrial europea y una posible crisis crediticia en los bancos de Europa. Las imágenes de inversores entrando en pánico, y echándose las manos a la cabeza cuando se desploma la bolsa, contribuyen a una sensación de déjà vu. La política económica de (George) Osborne ha dejado al Reino Unido poco preparado para una crisis, ya que el débil incremento salarial implica una menor recaudación fiscal y la reducción de la producción industrial nos deja más dependientes que nunca de los mercados financieros.

¿Y quién está ahí aguardando mientras se prepara y se consolida? La extrema derecha europea, que se está alimentando del desaliento de la crisis económica y del revés contra los refugiados que huyen de la violencia de Oriente Medio. Donde antes el objetivo principal era la comunidad judía, ahora es la musulmana.

A pesar de que no consiguió el éxito previsto en las elecciones regionales de diciembre, el ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen -combinando una política anti-inmigración con una audaz retórica de ataque contra la izquierda- ganó cerca de 7 millones de votos en Francia. Aunque, afortunadamente, la líder tiene pocas posibilidades de hacerse con la presidencia -al menos en el actual ambiente político-, es bastante posible que encabece la primera vuelta.

Además, la formación de extrema derecha Demócratas de Suecia -de origen neonazi- ha liderado en ocasiones las encuestas de opinión y recibe el apoyo habitual de una quinta parte del electorado. He aquí un partido cuyo líder identificó la expansión del Islam como «la mayor amenaza extranjera desde la Segunda Guerra Mundial». En Finlandia, afectada por la recesión económica, el partido de extrema derecha Verdaderos Finlandeses está actualmente en el Gobierno.

La Liga Norte de Italia está avanzando posiciones en el país. Su líder, Matteo Salvini, ha exigido desmantelar los asentamientos de gitanos, y Luca Zaia, tras convertirse en gobernador de Venecia, reclamó el año pasado la expulsión de los migrantes africanos. Mientras, el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria -cuyo presidente Jörg Haider fue acusado de simpatizar con los nazis- no ganó las elecciones de Viena del año pasado pero batió el récord con sus resultados.

Los sondeos en Holanda señalan que la formación liderada por Geert Wilders, quien, como Donald Trump, quiere frenar la inmigración musulmana para impedir una «invasión islámica», va en camino de encabezar las elecciones generales. En la Grecia azotada por la austeridad, el partido neonazi Amanecer Dorado aterroriza a los inmigrantes. Incluso en Alemania, donde en la posguerra evitaron el auge del fascismo, los populistas de extrema derecha de Alternativa para Alemania cada vez cuentan con más apoyos.

Por lo tanto, en la izquierda recae la responsabilidad de ofrecer una salida alternativa. Es posible. España ha sido más castigada que muchos, pero no se ha impuesto ningún partido radical derechas con políticas anti-inmigración como los anteriores. En su lugar, el descontento popular se ha catalizado en Podemos, un partido progresista que plantea una alternativa a la austeridad.

Podemos ha prosperado gracias a movimientos organizados en comunidades locales tales como las plataformas contra los desahucios. Pero también vale la pena atender a su enfoque de la comunicación. El partido ha conseguido quedar muy por encima de la habitual zona tradicional de las formaciones progresistas, rompiendo con los símbolos y el lenguaje de la izquierda, incluso al resistirse a usar ese lenguaje contra el de la «derecha». Han atraído a una generación joven desesperada con un mensaje implacable de optimismo y esperanza. Podemos tiene un enfoque firmemente patriótico, pero que redefine el patriotismo en favor de la mayoría contra la élite y libera al país de la injusticia.

La izquierda -incluida la británica- tiene mucho que aprender. Generar una alternativa convincente y coherente a la tala y quema de la economía, entre otras razones porque si otra crisis económica está en camino, es también totalmente necesario. Pero debería ser mucho más urgente entre las filas izquierdistas, ya que las de la extrema derecha son más fuertes, están mejor organizadas y posicionadas para beneficiarse ante cualquier crisis inminente. La historia de Europa debería ser lo suficientemente alarmante. Ha llegado el momento de prepararse, y rápido.

Traducción de: Mónica Zas (El Diario)

LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016 – COMCOSUR
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2) Europa se está desintegrando bajo la mirada indiferente de sus ciudadanos
Roberto Savio (Alai)

Todos somos testigos de la lenta agonía del sueño de la integración europea, sin una sola manifestación en cualquier lugar, entre sus 508 millones de ciudadanos. Está claro que las instituciones europeas atraviesan una crisis existencial. Sin embargo, el debate se ha limitado al nivel intergubernamental.

Eso demuestra claramente que los ciudadanos europeos no se sienten relacionados con Bruselas. Atrás han quedado los años cincuenta, con la movilización de los jóvenes en el Movimiento Federalista de la Juventud y los activistas del Movimiento Federal encabezado por Altiero Spinelli, o la campaña masiva para una Europa que trascendería las fronteras nacionales, un tema frecuente de los encuentros de los intelectuales de la época.

Ha sido un in crescendo de la crisis. Primero la división Norte-Sur, con un norte que no quería rescatar el sur y que ha convertido la austeridad en un tabú monolítico, con Alemania como líder inflexible. Grecia fue el lugar elegido para entrar en conflicto y ganar, incluso si su presupuesto era sólo el 4% de la Unión Europea.

El frente de la disciplina fiscal y la austeridad fácilmente rebasaron a aquellos que abogaban por el desarrollo y el crecimiento como una prioridad. Pero había alienar a muchos de los ciudadanos atrapados en la lucha.

Entonces viene la división este-oeste. Es claro que los países que estaban bajo la Unión Soviética ingresaron a la UE por razones puramente económicas y no por identificarse con los llamados valores europeos, la base de los tratados constitutivos. La solidaridad no sólo fue ignorada, sino activamente rechazada, primero respecto a Grecia y ahora con los refugiados.

Dos países, primero Hungría y luego Polonia, rechazan explícitamente «el modelo y los valores europeos», el primero para defender un modelo autocrático de gobierno y el segundo los valores cristianos, haciendo caso omiso de todas las declaraciones de Bruselas.

Al mismo tiempo, apareció otro asunto de mal agüero. El primer ministro británico David Cameron amenazó con que si no obtenía condiciones especiales , salía de la Unión Europea. En Davos, dijo explícitamente que el Reino Unido está en la UE debido al mercado, pero rechaza todo lo demás, sobre todo una posible mayor integración, tal como se indica en los tratados de la UE.

La canciller alemana Angela Merkel ha estado enviando señales tranquilizadoras, mientras todos los países europeos se empeñan en el proceso de recuperación de soberanía tanto como sea posible. Por lo tanto, sea lo que sea que Londres obtenga, será un punto de referencia para todo el mundo. Es revelador que en el Reino Unido, la campaña pro europea está dirigida por el sector financiero y económico y no hay ningún movimiento ciudadano.

Todo esto ocurre en un marco de estancamiento económico, que incluso las inyecciones financieras sin precedentes del BCE no han sido capaces de aliviar. La lista de los países con problemas no incluye sólo a países del Sur. Líderes de la inflexibilidad fiscal, como Holanda y Finlandia, enfrentan serias dificultades. Alemania el único país que lo está haciendo muy bien, goza de una balanza comercial positiva con el resto de Europa, tiene una tasa mucho más baja de interés debido a sus mejores desempeños. Se ha calculado que más de la mitad de su presupuesto positivo proviene de sus relaciones asimétricas con el resto de Europa.

Sin embargo, Alemania se ha negado obstinadamente a utilizar parte de esos ingresos para crear cualquier convenio para socializar sus activos, como un Fondo Europeo para rescatar a los países, o cualquier otra propuesta de ese tipo. No es un brillante ejemplo de solidaridad… Tal como dijo su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, no vamos a dar a nuestros sudados logros para los que no trabajan duro como nosotros …

Por último, la crisis de los refugiados ha sido el último golpe a una institución que ya estaba respirando con gran esfuerzo. El año pasado, más de 1,3 millones de personas escaparon de los conflictos de Irak, Libia y Siria y han llegado a Europa. En esos países existe una gran responsabilidad europea directa por las respectivas guerras. Este año, según el Alto Comisionado para los Refugiados, se espera al menos otro millón.

Lo que sucede, muestra la realidad europea. La Comisión determinó que 40.000 personas de Siria y Etiopía deben ser reubicadas, lo que es sólo una gota en el océano. Esto condujo a un proceso frenético de negociaciones, con los países de Europa del Este negándose de plano a tomar parte, a pesar de las amenazas por parte de la Comisión. El número total de personas que se han reubicado es de apenas 201.

Mientras tanto, Angela Merkel decidió abrir las puertas de Alemania y recibir hasta un millón de refugiados, principalmente sirios. Pero una interpretación inteligente del Tratado de refugiados dejó claro que se excluyen los refugiados económicos (así como los climáticos), y luego se estableció que los Balcanes estaban a salvo y seguros, lo que excluye a cualquier europeos que vengan a Alemania a través de Albania, Kosovo y otros países que todavía no forman parte de la UE.

Al mismo tiempo, cabe señalar que Montenegro, que tiene un ejército de solo 3.000 personas, ha sido invitado a ingresar a la OTAN, para aumentar la barrera a Rusia.

Pero, por supuesto, la avalancha de gente hizo difícil de procesar el papeleo necesario, y así cada país recurrió a su propia imaginación, sin ninguna relación con Bruselas.

Austria declaró que aceptaría sólo 37.500 solicitudes de asilo. Dinamarca, junto con hacer una campaña anunciando a los refugiados que no eran bienvenidos, aprobó una ley que retrasa la reunificación familiar de tres años y autoriza a las autoridades a confiscar dinero y joyas por valores superiores 10.000 coronas danesas (a 1.455 dólares ) de los solicitantes de asilo.

Suecia anunció que les daría permisos de residencia más breves y que impondrá controles estrictos a los trenes procedentes de Dinamarca. Finlandia y Holanda han indicado que van a expulsar de inmediato a todos los que no encajan en las estrictas normas que deben cumplir los refugiados. Gran Bretaña, que con Estados Unidos fue responsable por la invasión de Irak, la que provocó el nacimiento del ISIS, ha anunciado que recibirá solo 27.000 refugiados.

Y en Europa Centro-Oriental, ha sido un florecimiento de construcciones de barreras y muros en Hungría, Eslovenia, Eslovaquia, Austria. Mientras tanto Europa intentó comprar Erdogan, con 3.000 millones de euros, para lo que se pennsaba que iba a detener el flujo. No funcionó. Así que ahora Grecia es culpable por no haber sido capaz de procesar las casi 800.000 personas que pasaron por su territorio.

Austria ha pedido excluir a Grecia del acuerdo de Schengen y desplazar las fronteras europeas “más al norte”. En este capítulo se está concluyendo por la iniciativa alemana de introducir nuevamente el control fronterizo nacional por un período de dos años. El año pasado, hubo 56 millones de camiones cruzando entre los países y cada día las fronteras son atravesadas por 1,7 millones de personas.

La eliminación del acuerdo de Schengen de libre circulación de los europeos, sería una señal de alcance muy vasto. Pero lo más importante, hay que observar con cuidado el cambio político que se aproxima, con partidos anti europeos y xenófobos en la cresta de la ola del miedo e inseguridad que vive Europa.

En Alemania, donde Merkel está perdiendo cada vez más apoyo, el Partido por una Alternativa, que era marginal, podría quedar representado por lo menos en tres Estados federados. En las sucesivas elecciones en Francia, Italia, Gran Bretaña y Holanda, los partidos más a la derecha han ido creciendo.

Todos esos partidos utilizan algo de la retórica izquierdista: vamos a renacionalizar industrias y bancos, aumentar el tejido social, la lucha contra la globalización neoliberal … Hungría ha colocado fuertes impuestos a los bancos extranjeros, con el propósito de que salgan del país y Polonia está hablando el mismo idioma.

Sus metas son muy simples: capar el apoyo de los desempleados, los subempleados, los jubilados, todos los que tienen la vida precaria, los que sienten que han sido puestos de lado por el sistema político y con el sueño de un ayer glorioso, que fue robado por los forasteros. Si esto está funcionando en EE.UU. con Donald Trump, aquí funcionará mejor todavía…

Por lo tanto, no cabe duda de que en este momento, un referéndum por Europa nunca se impondría entre ciudadanos que no se sienten que esta es su Europa, lo que es un problema grave para una sociedad democrática

¿Sobrevivirá la Unión Europea? Probablemente, pero será más una especie de mercado común de las finanzas y los negocios, que un proyecto de ciudadanía. Y va a acelerar la reducción del poder de Europa en el mundo, con la consecuente pérdida de la identidad europea, que una vez fue el proyecto más revolucionario de la historia moderna.

Roberto Savio es Periodista italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de Inter Press Service (IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”.

LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016 – COMCOSUR
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3) Nigeria: Las consecuencias dramáticas del cambio climático
Drew Povey (afriquesenlutte.org)

A veces el cambio climático suele ser visto como algo que podría ocurrir en el futuro. Pero ya está ahí y está destruyendo la vida de millares de personas en Nigeria. Por supuesto, los ricos pueden escapar a sus efectos, pero invariablemente la clase obrera y los pobres sufren las consecuencias dramáticas del cambio climático.

Los datos, recogidos sobre todo por la agencia meteorológica nigeriana, muestran que la temperatura ha aumentado 1,1°, mientras que las lluvias han descendido 8,1 cm en los últimos 105 años, desde 1901. Sin contar las lagunas secas, el avance del desierto, la erosión de las costas, el desplazamiento de las lluvias y los desarreglos en los cultivos.

El clima global se recalienta porque la humanidad utiliza una gran cantidad de carbón, petróleo y gas natural desde hace más de 200 años. Estas sustancias contienen mucho carbono y cuando se queman, el carbono se mezcla con el oxígeno del aire y produce dióxido de carbono (CO2). Cuanto más se extiende el dióxido de carbono en la atmósfera, más dificulta la evacuación del calor al espacio, lo que provoca el alza de las temperaturas en tierra.

No sólo la tierra se vuelve más caliente, sino que las estaciones cambian; así, algunas regiones sufren una falta de agua cuando otras son ahora víctimas de inundaciones y de tormentas tropicales (como por ejemplo el huracán Katrina que devastó el Mississippi en 2005).

Lago Chad: un descenso conjugado con el avance del Sahara hacia el Sur

El lago Chad era la mayor extensión de agua del continente africano y su desaparición está teniendo un enorme impacto sobre las poblaciones colindantes. Una de las principales razones de la pobreza en el Norte, y también del auge de Boko Haram, es el cambio climático.

Según las Naciones Unidas, el lago Chad ha disminuido un 95% entre 1963 y 1998. A causa de su sequía, la gran mayoría de los granjeros y pastores ha emigrado hacia regiones más verdes donde entran en competición por los recursos de la tierra con otras comunidades ya presentes, desencadenando confrontaciones en los alrededores de la ciudad de Jos y en otros lugares. Algunos han emigrado a Kano, Abuja, Lagos y otras grandes ciudades y viven de trabajos domésticos o de pequeñas chapuzas en la economía informal.

Lo que queda de las comunidades ribereñas del lago Chad, como los Doron Baga, son alcanzados debido a la velocidad a la que se evapora el lago. Los Doron Baga, inicialmente instalados en sus riberas, están ahora a 20 km de la orilla.

El descenso del lago Chad se conjuga con el avance del Sahara hacia el Sur, lo que destruye las tierras roturables de Nigeria. El Sahara progresa 10 km al año y las dunas de arena caracterizan la desertificación en curso de Estados como Yobe, Borno, Sokoto, Jigawa y Katsina.

En los mercados urbanos del Sur, en Onitsha, Enugu, Lagos, Ibadan, Ilorin, Benin y Ondo, los pescados del lago constituían lo esencial de las ventas. Como las capturas se reducen, los precios aumentan y las y los trabajadores de estas ciudades sufren al igual que quienes lo venden.

En 1993, la región del lago Chad producía más de la mitad del mijo y más de un cuarto del sorgo de Nigeria. Evidentemente, la reducción de la producción engendra un aumento de los precios y una mayor pobreza.

Modificación del régimen de lluvias

Hay destacados cambios en la estación de lluvias y los campesinos no pueden ya prever las precipitaciones, ni saber con precisión cuándo deben sembrar. Esto tiene ya un impacto sobre la seguridad alimentaria, sobre todo en el Sur de Nigeria donde se practican principalmente cultivos pluviales. El campesinado, que tradicionalmente planta después de la primera o segunda lluvia (marzo o abril), sufre grandes pérdidas cuando las lluvias, como consecuencia del cambio climático, se retrasan más allá de lo normal o la corta estación seca (vacaciones de agosto) llega prematuramente.

Ahora, las centrales hidroeléctricas de Kanji, Jebba y Shiroro producen mucho menos energía por el hecho de la excesiva sequía que reduce los volúmenes de agua. Esto tiene un impacto sobre cerca de un tercio de la electricidad producida en el país.

En cambio, el número de días de lluvia ha descendido en un 53% en el Nordeste y las precipitaciones han aumentado en el Sur, ocasionando inundaciones y grietas que han destruido los campos, sobre todo en los Estados de Edo y de Anambra. Uno de los mayores impactos de este cambio es la agravación de los episodios extremos del clima, como la sequía, las inundaciones, las tormentas, las violentas borrascas de viento, las tempestades, los deslizamientos de tierra, las avalanchas y los tsunamis. Se estima que la frecuencia y la potencia de los vientos y de las tormentas no sólo han aumentado, sino también, y sobre todo, han matado a 199 personas y destruido las propiedades a un nivel de 85 mil millones de Naira (395 millones de euros) entre 1992 y 2007.

Entre 1950 y 1970, se registró un aumento de 50 cm del nivel del mar en las costas nigerianas. Las inundaciones de 3400 km2 de las tierras bajas del delta del Niger han ocasionado el desarraigo de muchas comunidades. El delta podría perder más de 15.000 km2 de tierra de aquí al año 2100. Lo que afectaría al 80% de la población, esto es 14 millones de personas desplazadas.

Pero estos cambios no son ineluctables. Son causados por las prioridades que se da la sociedad y, por tanto, pueden ser cambiadas. Las movilizaciones que han tenido lugar con ocasión de la COP 21 de Paris son un comienzo.

LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016 – COMCOSUR
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4) Libia: Otra temporada en el infierno
Guadi Calvo (Rebelión)

Mais, cher Satan…
Arthur Rimbaud

El jefe del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, el general Joseph Dunford Jr., declaró que Washington “estaban pensando en una acción militar decisiva” contra el Estado islámico (EI) en Libia, donde el grupo terrorista, según fuentes occidentales, cuenta aproximadamente con 3 mil hombres, aunque se calcula que la cifra puede ser muy superior ya que solo en la ciudad de Sirte cuenta con 1500.

Sin precisar más datos Dunford estimó que la nueva intervención norteamericana, junto al Reino Unido, Francia e Italia, podría iniciarse en cuestión de semanas.

La nueva ofensiva encontrara un país en plena debacle, plagado de bandas armadas que bien pueden darle cobertura a alguna organización política, como diferentes carteles de drogas, traficantes de personas, armas o sencillamente contrabandistas. En Libia escasea todo, todo puede ser vendido a precio de oro.

Si bien el general Dunford, no especificó las características de la intervención, todo indica que Estados Unidos continuara con su decisión de no intervenir con tropa propia en el terreno, y tal lo está haciendo en Siria, opte por bombardear a Estado Islámico, al tiempo que podría recurrir a mercenarios entrenados por ellos mismos o a empresas privadas al estilo Blackwater. Que también tendrán que verse con la facción de al-Qaeda para el Magreb Islámico, que también opera en Libia y Túnez incluso desde antes de la caída del coronel Muhammad Gadaffi en octubre de 2011. Conocidos como Ansar al-Sharia (Seguidores de la ley (coránica)) antes de hacer el juramento de lealtad o bayat a al-Qaeda global.

Los planes militares de Estados Unidos sobre Libia todavía tendrán que esperar que el Congreso dé el aval al pedido del presidente Barak Obama. La aprobación depende de la mayoría republicana que inmersa en su interna electoral, pareciera no tener tiempo para “cuestiones menores”.

El Pentágono tendrá considerar también que Libia cuenta con tres gobiernos, por llamarlos de alguna manera, uno con asiento en Trípoli, otro en Tobruk, y un tercero nombrado por Naciones Unidas que designó como Primer Ministro a Mohamad Fayez al-Serraj que quién como medida precautoria estableció sede en Túnez.

Los tres “gobiernos” acaban de fracasar en un nuevo intento de conseguir algún tipo de unidad, por lo que Washington, si le interesaría darle algún viso de legalidad al nuevo atropello que planea, quizás deba acordar por lo menos con alguno de los gobiernos, aunque siempre ha tenido mayor ascendencia sobre el de Tobruk.

Washington sabe muy bien que detener la expansión de Estado Islámico en Libia, sería clave para contener la extrema actividad de estos grupos en todo el Magreb y el Sahel.

Los recientes atentados en Bamako la capital de Mali y en Uagadugú la capital de Burkina-Fasso, donde nunca antes se habían registrado un ataque de estas características, habla claramente de la expansión del salafismo en la región. Los dos ataques fueron protagonizados por el mismo grupo afiliado a Estado Islámico al-Muthalimin (los que firman con sangre) comandado por el veterano de la guerra afgana Mokhtar Belmokhtar, que además cuenta con una red terrorista que se extiende por Níger, Chad y Mauritania. Sin olvidar que prácticamente a tiro de piedra de esa región opera el letal Boko Haram , (La educación occidental es pecado) el representante de Estado Islámico en Nigeria, comandado por el alucinado Abubakar Shekau, quien juró lealtad en marzo de 2015, a Abubakar al-Bagdadí, alías el Califa Ibrahim, líder de Estado Islámico.

Hace pocos meses se había conocido un documento de circulación interna de Estado Islámico donde se instaba a sus combatientes a trasladarse a Libia, (una manera elegante de escapar de la aviación rusa que opera en Siria), para reforzar a los “hermanos” en Libia. En el documento también se mencionaban las ventajas de afirmar su presencia en Libia, mencionando: la cercanía de Libia con la costa sur de Europa poco más de 100 km., la larga franja que este país tiene sobre el Mediterráneo aproximadamente de 1700 km., cuenta además con amplias y descontroladas fronteras con: Egipto, Sudán, Chad, Níger, Argelia y Túnez. El dictador de Sudán Omar al-Bashir, denunció que combatiente provenientes de Libia, pretender reactivar el conflicto de la región de Darfur.

Para Estado Islámico, Libia podría convertirse en una importante fuente de financiación, ya que por la anarquía imperante tras la guerra de la coalición occidental contra Gadaffi, se ha convertido en la ruta obligada de traficantes de armas, personas y drogas los que representaría una importante fuente de financiación y la posibilidad, no tan remota, como lo ha hecho en Irak y Siria, acaparan la producción de petróleo.

El sur también existe.

Sin duda para Estado Islámico el sur también existe y para ello está ajustando las relaciones con Boko Haram, quizás la organización terrorista más desquiciada de todas las que se han conformado en torno a la idea del takfirismo.

Desde el secuestro de las más de 200 estudiantes en la localidad de Chibok, nordeste de Nigeria, en abril de 2014, hecho por el que la organización salafista saltó a la fama internacional, aunque ya llevara años de actividades terroristas y 3500 muertos en su país.

La banda de Abubakar Shekau, no ha dejado de protagonizar hechos aberrantes como la masacre de Baga en enero de 2015 cuando con pocas horas de diferencias de los atentados en Paris contra el semanario Charlie Hebdo , ejecutó en ese pueblo más de 2000 personas en una sola noche.

Boko Haram, no ha limitado su radio de acción solo a su país Nigeria, sino que ha protagonizado atentado en Camerún, Benín, Mali, Níger y Chad.

Su modus operandi más habitual es el de hacer estallar en mercados y terminales de buses hombres y mujeres con chalecos explosivos, en algunos de los casos operados a control remoto, por lo que se sospecha, en el caso de las mujeres, podrían ser algunas de las alumnas secuestradas en Chibok.

Tras algunas semanas de silencio Boko Haram, acaba de dar un nuevo golpe: este último sábado por la noche en el nordeste de Nigeria a solo 5 km. de la ciudad Maiduguri, capital del estado de Borno, en la localidad de Dalori, asesinó unas 65 personas, aunque se estima que el recuento final superarían el centenar.

Hombres de Boko Haram han quemado la aldea, impidiendo que tanto adultos, como niños pudieran escapar de las llamas.

Según un superviviente de la matanza, en el hecho que se extendió durante 4 horas, los terroristas lanzaron bombas incendiarias y ametrallaron a quienes intentaban escapar, repitiendo la misma metodología aplicada en Baga en enero del año pasado.

Es evidente que esta nueva pesadilla que vive importantes regiones de África, es consecuencia directa de la intromisión de la OTAN, Naciones Unidas y los Estados Unidos en la coyuntura libia, para bien o para mal el coronel Gadaffi, era el único líder regional que capaz de contener las expresiones salafistas en el Magreb y el Sahel. Su ausencia, es la que somete al continente a esta nueva temporada en el infierno, tan solo otra, antes que llegue la próxima.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino . Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016 – COMCOSUR
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5) El plomo sigue envenenando a los niños de Estados Unidos
Dos, tres… muchas Flints
David Rosner y Gerald Markowitz (TomDispatch)
Traducción del inglés de Carlos Riba García

Bienvenidos a Estados Unidos de Flint
Introducción de Tom Engelhardt

Hablemos de una pesadilla: los niños de una ciudad, miles de ellos, podrían haber sido envenenados con el plomo presente en el agua de grifo como resultado del intento de unos adultos de ahorrar un poco de dinero de la ciudad. Unos adultos que sabían del peligro pero prefirieron ignorar las advertencias de los científicos, no dijeron nada al público sobre el riesgo que corría la salud de los ciudadanos e insistieron acerca de la seguridad del agua corriente; en algunos casos, eliminaron información sobre la situación real del agua. Como cualquiera que haya hojeado un periódico o haya visto el telediario en las últimas semanas lo sabe, esta es la descarnada descripción de la actual crisis de Flint, Michigan, en la que la “austeridad” económica determinó que una ciudad pasara a tener un agua extremadamente corrosiva que a menudo salía del grifo con un color amarillento y algunas veces quienes se bañaban con ella acababan con graves sarpullidos. Sin ninguna duda, el lector también sabe que un agente anticorrosivo que podría haber evitado buena parte de la corrosión producida en las tuberías de agua de la ciudad –y, de esa manera, el envenenamiento con plomo de muchos de sus residentes– no se hizo para ahorrar 100 dólares diarios. No crea usted que se haya aprendido algo: los congresistas republicanos, impacientes (al igual que Rick Snyder, gobernador de Michigan) por ahorrar algunos dólares sin tener en cuenta la salud de la población, se niegan a financiar la reparación del problema. Tal como informó Reuter hace pocos días, el “senador texano John Cornyn, segundo en importancia en el Senado entre sus pares republicanos, dijo que la ayuda a Flint no debe aumentar el déficit presupuestario federal por culpa de ‘lo que es un problema local y estatal’”.

Ya que estamos en el tema, el grupo activista Progress Michigan publicó un revelador documento del departamento de Tecnología, Gestión y Presupuesto del estado de Michigan. En enero de 2015, diez meses antes de que el gobernador Snyder admitiera que el agua de Flint no era potable, el estado ya había empezado a llevar agua a la ciudad en camiones cisterna y a instalar refrigeradores junto a los bebederos en los edificios estatales “de modo que los trabajadores públicos pudiesen optar por continuar bebiendo el agua de Flint u otra más segura”.

En una situación tan sombría como esta, ¿es posible ver una luz de esperanza? Permítame que le sugiera una; se trata de un grupo de trabajadores que quizá sientan en su propia piel la necesidad de la austeridad pero no por eso han permitido que se viera afectado su sentido de la generosidad para con el resto de los seres humanos. Durante meses y en toda la geografía de Michigan, cientos de sindicalistas del gremio de los fontaneros han estado viajando a Flint para ofrecer voluntariamente su tiempo y sus conocimientos e instalar filtros y grifos que extraen al menos una parte del plomo del agua que llega a cada casa de la población. Desgraciadamente, el reemplazo de las tuberías corroídas del sistema de agua corriente de la ciudad supera las posibilidades del trabajo voluntario de estos fontaneros.

Hoy, TomDispatch ha acudido a dos de los principales expertos en Estados Unidos en la cuestión de los efectos adversos del plomo en la salud humana y en la forma en que las corporaciones se han beneficiado del uso de este metal mientras ocultaban las consecuencias sanitarias de su uso. David Rosner, el primer autor invitado para escribir una nota en la historia de TomDispatch –en diciembre de 2002– y Gerald Markowitz, autores ambos de Lead Wars: The Politics of Science and the Fate of America’s Children (Las guerras del plomo: la política científica y la suerte de los niños estadounidenses), no solo ofrecen una visión general de la situación en Flint, sino también la que se da en toda la nación, en la que los estadounidenses, sobre todo nuestros niños, son envenenados con plomo. Sin duda, esta es una historia infernal.

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Una crisis tóxica que va de costa a costa

“Sé que si yo fuera padre en ese lugar, estaría preocupadísimo si la salud mis hijos estuviera en riesgo”, dijo el presidente Obama en un reciente viaje a Michigan. “Ese lugar” era Flint, una decadente ciudad industrial atrapada en la “crisis del agua” ocasionada por los planes de austeridad del gobierno del estado. Para ahorrar un par de millones de dólares, la ciudad de Flint ha dejado de extraer agua del lago Huron para el consumo de la población y empezó a extraerla del río Flint, un río en el que desde hace muchos años la industria local situada a lo largo de sus orillas ha vertido sus desechos tóxicos. Hoy en día, la ciudad está en medio de una emergencia sanitaria pública por el alto índice de plomo presente en el agua corriente y en la sangre de sus pequeños.

En este momento, se estima que el costo del reemplazo de las tuberías de plomo que contamina el agua corriente de la ciudad gracias a los tóxicos corrosivos que se encuentran en el agua del río Flint llega a los 1.500 millones de dólares. Nadie sabe de dónde saldrá ese dinero ni cuándo estará disponible. Mientras tanto, el precio que están pagando los niños de Flint es –y continuará siendo– incalculable. Apenas una pizca de plomo en el agua que bebe un niño o en la pintura que se desprende de las casas viejas puede cambiar el curso de una vida. La cantidad de polvo de plomo que está en la uña del pulgar es suficiente para dejar en coma a un niño o producirle unas convulsiones mortales. Solo la décima parte de esa cantidad es necesaria para reducir el coeficiente intelectual, para perder la audición o tener problemas de comportamiento como el déficit de atención, los trastornos de hiperactividad o la dislexia. El Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la agencia de control federal responsable del control y la protección de la salud de los estadounidenses, dice sencillamente: “Tratándose de niños, no existe un nivel de plomo en sangre que sea inocuo”.

Si se preocupara por el hecho de que sus hijas viviesen en Flint, el presidente Obama tendría toda la razón. Pero los niños de esa ciudad no son los únicos amenazados por esta crisis de salud pública. Esta situación crítica para los niños se repite en Baltimore (Maryland), Herculaneum (Missouri), Sebring (Ohio) e incluso en la capital del país, Washington DC; y esto no es más que el principio de la lista. Hay información estatal que sugiere, por ejemplo, que “18 ciudades de Pennsylvania y 11 de New Jersey podrían tener una proporción todavía mayor de población infantil con niveles de plomo en sangre incluso más altos que los de Flint”. Hoy día, los científicos están de acuerdo en que en la edad infantil no hay un nivel de plomo en sangre que sea seguro y en que al menos la mitad de los niños de Estados Unidos tiene alguna neurotoxina en su organismo. El CDC está especialmente preocupado por los más de 500.000 niños estadounidenses que tienen importantes cantidades de plomo en su cuerpo. En el siglo pasado, un número indeterminado de ellos han visto reducido su coeficiente intelectual, limitado su desempeño escolar, alterado su comportamiento y debilitado su desarrollo neurológico. De una costa a la otra del país y desde el Cinturón del Sol al Cinturón de la Herrumbre, numerosos niños han estado en peligro –y continúan estándolo– por un siglo signado por la producción industrial, la glotonería comercial y la deserción de los gobiernos –en todos los niveles: municipal, estatal y federal– que los deberían haber protegido. A diferencia de lo que ocurre en Flint, raras veces esta “crisis” ha tenido repercusión pública.

Dos, tres… muchas Flints

En Flint, el origen de la crisis actual se relaciona con la historia del gigante de la industria automotriz, General Motors (GM), y su ascenso en las décadas centrales del siglo XX al estatus de la mayor corporación del mundo. Solo la planta Buick de GM ocupó alguna vez “una superficie de casi 2.400 metros de longitud por 800 de anchura”, según el Chicago Tribune, y varias otras plantas GM –como la Chevrolet– cubrieron literalmente las márgenes del río Flint en “esta ciudad del automóvil”. Al río fueron a parar todos los residuos tóxicos de las plantas industriales –las más grandes y las más pequeñas– que en su tiempo fabricaban baterías, pinturas, cristales, equipos de soldadura, telas, aceites, lubricantes y un sin fin de otros materiales necesarios para montar un automóvil moderno. En estas plantas, que se alineaban a orillas de los ríos Flint y Saginaw; sus desechos están en el origen de la actual emergencia sanitaria.

Ciertamente, la crisis que atrajo la atención del presidente Obama es horrenda, pero de una u otra manera los niños de Flint han sido envenenados durante al menos 80 años. Tres generaciones de esos niños, los que vivían cerca de la avenida Chevrolet en el viejo casco industrial de la ciudad, crecieron en un ambiente lleno de metales pesados y tóxicos causantes de enfermedades neurológicas en esos niños y problemas cardiovasculares en los adultos.

Tal como documentó Michael Moore en su película Roger y yo, GM abandonó Flint en un vano intento de evitar un desastre económico-financiero. Después de haber exprimido a sus habitantes hasta el agotamiento, la empresa plantó a la ciudad dejándola con el problema de tener que lidiar con la infernal contaminación sin contar con los medios para hacerlo. Como sucede con otras ciudades industriales que sufrieron un abandono similar, la población de Flint es mayoritariamente afroestadounidense e hispana y tiene una gran proporción de familias que viven bajo el umbral de la pobreza. De sus 100.000 residentes, el 65 por ciento es de origen afroestadounidense e hispano y el 42 por ciento está sumido en la pobreza.

El presidente debería estar preocupado por los niños de Flint y también por la necesidad que tienen las autoridades municipales, estatales y federales de reparar las tuberías, las cloacas y el suministro de agua de la ciudad. Técnicamente, aunque cara, se trata de una propuesta viable. Sin embargo, ya está claro que la voluntad política brilla por su ausencia, y no solo en esta comunidad. Gina McCarthy, la administradora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) se ha negado a proporcionar a los residentes de Flint siquiera un programa a futuro para reemplazar las tuberías y conseguir que el agua de la ciudad sea potable. No obstante, hay un problema aún más grave que es aun más difícil de solucionar: la combinación de racismo y avaricia corporativa que ha llevado el plomo y otros contaminantes a millones de casas de Estados Unidos. Las cifras de niños enfermos en Flint es apenas la punta de un enorme y tóxico iceberg. Incluso Baltimore, que en los años treinta del siglo pasado detectó la epidémica contaminación con plomo, se enfrenta todavía con una crisis similar, sobre todo en los barrios predominantemente afroestadounidenses, que es donde más abundan los edificios antiguos pintados con pinturas a base de plomo.

Justamente ahora, en febrero, el secretario de Vivienda, Comunidad y Desarrollo, Kenneth C. Holt, desestimó la existencia de la histórica crisis de contaminación con plomo en Baltimore sugiriendo cruelmente que todo eso podría ser una minucia. Una madre, dijo, podría simular ese envenenamiento poniendo “una plomada de pesca en la boca de su hijo [y] después llevar al niño a una comprobación”. Esta triquiñuela, agregó sin ninguna prueba, apuntaba a que los propietarios de los pisos alquilados “se hicieran responsables de proporcionar una vivienda [mejor] al niño”. Desgraciadamente, se ha visto que la actitud de Holt y la del gobernador de Michigan, Rick Snyder, son las típicas de los responsables municipales y estatales de Estados Unidos, que cuando se trata del plomo y los tóxicos químicos no han hecho más que ignorar, desestimar o sencillamente negar la realidad del sufrimiento de los niños, sobre todo los negros y los hispanos.

De hecho, en Estados Unidos hay una cada vez más nefasta historia de envenenamiento con plomo. Probablemente, de los que afectan a la infancia, este ha sido el contaminante medioambiental más ampliamente utilizado. Esto en parte se debió a que durante las décadas centrales del siglo XX, el plomo era considerado un componente esencial de la sociedad industrial, un metal sin el cual nadie podía vivir confortablemente. De ninguna manera, las tuberías tóxicas de Flint son las únicas, ni siquiera la principal fuente de peligro para los niños que nos ha dejado esa época.

En los años veinte del siglo pasado, se introdujo el tetraetilo de plomo como aditivo para la gasolina. En ese tiempo, fue alabado como un “regalo de Dios” por un representante de la Ethil Corporation, una entidad de GM, Standard Oil y Dupont, las compañías que lo inventaron, produjeron y comercializaron. A pesar de las advertencias de que este tóxico industrial podía contaminar el planeta, como efectivamente lo hizo durante casi 75 años antes de que Estados Unidos resolviera eliminarlo de la gasolina. A lo largo de ese tiempo, expelido por el tubo de escape de cientos de millones de coches y camiones contaminó el suelo en el que jugaban los niños y el piso donde gateaban los bebés. Prohibido su uso en los ochenta, todavía hoy acecha en todo el entorno.

Mientras tanto, las viviendas de todo el país resultaron contaminadas con plomo de una forma completamente diferente. El carbonato de plomo, un polvo blanquecino, se mezcló con el aceite de linaza para crear la pintura empleada en casas, hospitales, escuelas y otros edificios hasta 1979. Pese a que se sabía desde bastante tiempo atrás de su capacidad de hacer daño e incluso de matar a los niños que lo chupaban en el alfeizar de las ventanas, los juguetes, las cunas y todo tipo de objetos de madera pintados con plomo, no fue hasta este año que el gobierno federal prohibió su uso.

Aunque han pasado casi 40 años, cientos de toneladas de plomo en la pintura de las paredes de casas, edificios de departamentos y lugares de trabajo de todo el país permanecen ahí, sobre todo en los barrios más pobres donde hoy viven millones de niños de ascendencia afroestadounidense e hispana. Hoy mismo, la mayoría de las familias blancas de clase media se sienten relativamente a salvo de los peligros del plomo, aunque el aburguesamiento de los antiguos barrios y la rehabilitación de viejas viviendas pueden exponer todavía a sus hijos a niveles peligrosos de plomo en polvo de la pintura vieja en las paredes. Sin embargo, los hijos de familias negras e hispanas económica y políticamente vulnerables, muchos de los cuales viven en edificios muy viejos y ruinosos, aún sufren en mayor proporción los devastadores efectos tóxicos del plomo. Así actúa hoy en día el racismo institucional. En cuanto al agua que en este momento sale de los grifos del sistema de agua corriente de Flint, lo mismo que la pintura de las paredes de sus complejos habitacionales –por no mencionar a quienes viven en los barrios pobres de Detroit, Baltimore, Washington y prácticamente todos los cascos urbanos más antiguos–, continúan envenenando a los niños expuestos al polvo, las desportilladuras, los suelos y al aire contaminados con plomo.

Durante el pasado siglo, decenas de millones de niños han sido envenenados con plomo, y hoy en día algunos millones de ellos siguen estando en peligro. Además de estos riesgos, esos mismos niños se enfrentan con la amenaza de otros venenos industriales, como el mercurio, los asbestos y los bifenilos policlorados (más conocido como PCB); esta es la fórmula del desastre de Flint, pero se da a escala nacional.

La verdad es que Estados Unidos tiene innumerables “Flints” esperando que llegue su momento. Imagine el lector el tictac de unas bombas de relojería tóxicas; solo un plan de austeridad o la mala decisión de algunos funcionarios a quienes poco les importa un desastre de salud pública. Dada esta situación, es notable –incluso en la estela de Flint– la escasa atención o publicidad que han merecido semejantes amenazas. Es lógico, entonces, que no parezca haber prácticamente ninguna voluntad política que asegure que las futuras generaciones de niños no tengan el mismo destino que los de Flint.

El futuro del tóxico pasado estadounidense

Unas series de decisiones de funcionarios estatales y municipales convirtieron la crónica crisis post-industrial en un desastre sanitario total. Si bien es en los funcionarios gubernamentales, incompetentes, corruptos o desalmados, en quienes se ha descargado toda la culpa (y bien que se la merecían), desafortunadamente, la cuestión principal no ha salido a la luz: hay muchos Flints post-industriales, muchas más tragedias ocultas que afectan a los niños estadounidenses que está esperando su momento para aparecer en la primera plana de los medios. Ocuparse de Flint como si fuese una anomalía es lo mismo que condenar a miles y miles de familias de todo el país a soportar en solitario el daño infligido a sus hijos, unas familias abandonadas por una sociedad que no está dispuesta a invertir un dólar en la limpieza de 100 años de contaminación industrial, ni siquiera a reconocer la injusticia que todo ello implica.

La solución de la actual crisis de Flint puede demorarse muchos años, pero al menos en otras ciudades del país hay un atisbo de esperanza en cuanto al desarrollo de formas de empezar a ocuparse del venenoso pasado de Estados Unidos. En California, por ejemplo, 10 ciudades y condados, entre ellos San Francisco, San Diego, Los Angeles y Oakland, han demandado –y ganado en primera instancia– a tres fabricantes de pigmentos de plomo por un total de 1.500 millones de dólares. Ese dinero será invertido en la eliminación de la pintura de plomo de las paredes de viviendas de esas ciudades. Si estos veredictos se mantuvieran después de las apelaciones, serían una victoria sin precedentes que marcarían un camino, ya que obligarían a que las industrias contaminadoras limpiaran la suciedad que han creado y de la cual se han beneficiado.

También ha habido otras victorias parciales. Por ejemplo, en Herculaneum, Missouri, donde la mitad de los niños que viven en un radio de 1.600 metros alrededor de la más grande fundición de plomo del país sufren envenenamiento por plomo, los miembros de un jurado declararon culpable a Fluor Corporation, una de las empresas de ingeniería y construcción del mundo, obligándola a pagar un total de 320 millones de dólares. Este veredicto ha sido apelado; mientras tanto, la empresa ha trasladado su fundición a Perú, donde sin duda envenenará a toda la población del lugar.

Hace poco tiempo, el presidente Obama dio en el clavo cuando mencionó a Flint, pero al mismo tiempo se olvidó de lo más importante. Cuando lo hizo, estaba en Detroit, bastante cerca de la ciudad cuyo sistema de agua corriente está dañado por la corrosión. Detroit es otro símbolo del abandono corporativo con su propio legado tóxico. Aquí –la Ciudad del Automóvil y capital de la industria automotriz–, los barrios con miles de casas pintadas con pintura a base de plomo, siguen siendo una zona de desastre. En la cuestión del envenenamiento de los niños estadounidenses, quizás haya llegado el momento de ampliar la mirada y enfrentarse con la terrible emergencia humana provocada por “el siglo estadounidense”.

David Rosner y Gerald Markowitz, colaboradores regulares de TomDispatch, han escrito y compilado siete libros y 85 artículos sobre una variedad de riesgos industriales y ocupacionales, entre ellos Deceit and Denial: The Deadly Politics of Industrial Pollution y, más recientemente, Lead Wars: The Politics of Science and the Fate of America’s Children. Rosner es profesor de Ciencias socio-médicas y de Historia en la Universidad de Columbia y codirector del Centro para la Historia de la Salud Pública en la Mailman School of Public Health, de Columbia. Markowitz es profesor de Historia en el John Jay College y en el centro de graduados de la Universidad de la ciudad de Nueva York. Ambos han recibido un certificado de agradecimiento por parte del Senado de Estados Unidos por mediación del senador Sheldon Whitehouse, quien ha reconocido la importancia de sus trabajos acerca del plomo y el envenenamiento industrial.

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, al traductor y Rebelión como fuente de la misma.

LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016 – COMCOSUR
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