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LA ÚLTIMA FRONTERA DEL CAPITALISMO

COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 12 / No. 499 / Lunes 14 de Noviembre de 2016 / Producción: Beatriz Alonso

Hoy:

1) Estados Unidos: Un sexista, racista islamófobo en la Casa Blanca

2) Chile: Un sistema que discrimina por ser mujer

3) Bolivia: “estamos muy lejos de la equidad en el espectro”

4) Bolivia:Una pasarela que incluye

5) Piratas y punkis y demás revolucionarias que dieron forma a la historia

6) Silvia Federici: “El cuerpo de la mujer es la última frontera del capitalismo”

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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo
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1) Estados Unidos: Un sexista, racista islamófobo en la Casa Blanca
Democracy Now!

«Les fallamos a nuestros jóvenes. Les fallamos a las generaciones futuras», dice Linda Sarsour en respuesta a la inesperada victoria de Donald Trump como presidente de Estados Unidos después de competir en una campaña en donde prometió prohibir el ingreso de musulmanes al país. Sarsour es directora de la primera plataforma de organización online de musulmanes, MPower Change, y cofundadora del Club demócrata de musulmanes de Nueva York.

AMY GOODMAN: Quiero pasar a Linda Sarsour, que comenzó la organización MPower, una líder musulmana conocida en Nueva York y en todo Estados Unidos. Si, Donald Trump, hasta el final de su campaña, habló sobre vetar la entrada de los musulmanes al país.

LINDA SARSOUR: Le voy a ser sincera. Estoy horrorizada. Estoy absolutamente superada por la situación. Tengo una hija de 12 años sollozando en casa. Les hemos fallado a nuestros jóvenes. Les hemos fallado a las generaciones venideras. Estoy de acuerdo con Nikole [Hannah-Jones]: es un reflejo de lo que representa Estados Unidos como país, esto es lo que somos y lo que siempre hemos sido. Todos aquellos que han negado esa verdad han provocado que lleguemos al lugar en el que nos encontramos ahora. A partir de este momento, Trump, como presidente, tiene poder para emitir órdenes ejecutivas. Tiene acceso a códigos nucleares. Va a designar al próximo juez de la Corte Suprema, quien continuará por generaciones después de que termine su mandato como presidente. Me aterra el hecho de pensar en cómo voy a explicar a los jóvenes de este país, incluyendo a mis propios hijos, por qué tenemos ahora en la Casa Blanca a un sexista, misógino, racista e islamófobo. No he dormido en toda la noche. No tengo ni idea de cómo hacer eso. No tengo palabras.

Audio www.democracynow.org/es/2016/11/9/how_do_we_explain_to_young

COMCOSUR MUJER Nº 499 – 14.11.16
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2) Chile: Un sistema que discrimina por ser mujer

Carla Bustamante Fredes / resumen.cl

Chile es uno de los 16 países en el mundo que tienen un sistema de pensiones privado y en donde la pensión recibida depende de lo que el trabajador ahorra en su cuenta de capitalización individual y de cómo su AFP realiza la gestión financiera de dichos fondos, invirtiéndola en grandes, y cuestionadas, empresas- como Cencosud o Colbún-. Si bien, luego de la Reforma Previsional que se efectuó en el 2008, en donde se instauró un “Pilar Solidario” con el fin de mejorar las pensiones, estas siguen siendo insuficientes e incapaces de cubrir las necesidades básicas de los pensionados y pensionadas de nuestro país.

Según la Superintendencia de Pensiones, para mayo del 2015 la pensión de vejez promedio era de $152.929 para los hombres y de $98.585 en el caso de las mujeres. Con este ingreso mensual, las personas que lo reciben no superan la línea de la pobreza que, cómo publicó el Ministerio de Desarrollo Social, este año se encuentra en $152.191. En ambos casos la situación es precaria, pero para la mujeres mucho más, ya que de por sí las pensiones del sector femenino son más bajas que la pensión promedio de un hombre.

Las razones para estas pensiones tan bajas son múltiples y en el caso de las mujeres esto se debe a la cultura machista que está arraigada en nuestra sociedad y que se manifiesta en factores culturales (división sexual del trabajo; invisibilización del trabajo de cuidado no remunerado; costo de la reproducción social que recae en las mujeres), económicos (menor participación de las mujeres en el mercado laboral; mayor desempleo; bajos salarios) y demográficos (envejecimiento de la población y demanda de cuidados; mayor expectativa de vida de las mujeres; afectación de la base contributiva por decisiones reproductivas). Fruto de la interacción de estos factores, las causas de las bajas pensiones de las mujeres se pueden resumir en las siguientes:

Alta tasa de “inactividad”

Aunque se ha intentado mejorar, según la Ocde, Chile es el sexto país con menor participación laboral femenina entre los países miembros con un 48,2%. En la base de ésta inactividad se encuentra arraigada la cultura machista, con una fuerte división sexual del trabajo, donde mayoritariamente el hombre cumple el rol de proveedor y las mujeres de cuidadoras y partiendo por el concepto que no reconoce el trabajo en la crianza y el cuidado como legítimo por no ser remunerado en un mercado. O sea, que todo lo que hace la mujer en su vida activa y fuera del mercado laboral, en realidad no tiene valor para los encargados de entregar las pensiones.

Una de sus expresiones es el embarazo adolescente o la maternidad como único proyecto de realización personal de algunas mujeres, lo que disminuye las posibilidades de que las jóvenes continúen educándose, exponiéndolas a trabajos informales, mal remunerados y/o a no tener acceso a la fuerza laboral. En el año 2015, el 74,3% de las mujeres que estaba fuera de la línea laboral lo hacía por “razones familiares permanentes” (NENE, Mar-Abr-May 2015) Es decir, por esta razón más de un millón de mujeres no están acumulando ahorros en sus cuentas individuales de previsión social.

Segmentación laboral y bajos salarios

Muchas mujeres reciben bajos salarios al trabajar en secciones que se consideran más “femeninas” socialmente y que generalmente representan una extensión de su rol de cuidadoras. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, casi la mitad de las mujeres que trabaja remuneradamente lo hace en actividades de Comercio, Enseñanza y Servicio Doméstico. Mientras que el porcentaje de hombres que ejerce este tipo de trabajos es mínimo, lo cual no hace más que reproducir modelos y estereotipos de género que conservan a la mujer en su rol más pasivo de cuidadora o de dueña de casa.

Además, debido a la maternidad y a la falta de corresponsabilidad, generalmente deben optar por trabajos a tiempo parcial, sin posibilidades de capacitación y con menos responsabilidades. Esto, sumado al posible gasto que el empleador debería gastar en sus trabajadoras en edad fértil, en un posible pre y post natal, derecho a sala cuna, o permisos en caso de enfermedad de los hijos, no hace más que seguir reproduciendo estereotipos y justificando los bajos salarios entregados al sector laboral femenino.

Históricamente, además, se ha considerado a las mujeres como económicamente dependientes o como “perceptoras secundarias” de ingresos, definiendo –a priori– que no es necesario pagarles tanto como a sus colegas hombres, pues no necesitan “mantener a una familia”. En la base de estas segregaciones, se encuentran los agentes de socialización primaria; la familia; la escuela y los medios de comunicación masiva, quienes son los encargados de la reproducción de estereotipos académicos- en el caso de la escuela- donde a las niñas se les fomentan sus “habilidades blandas” y se estimula poco su desempeño en ciencias y matemáticas, por ejemplo.

Menor densidad de cotizaciones: Lagunas previsionales

Las lagunas previsionales -o períodos sin cotizar- son frecuentes en el caso de las mujeres, en concordancia con el ritmo de la maternidad, los cuidados y la crianza de los niños. Así, la intermitencia de la mujer en el sector laboral, sumado a la alta tasa de desempleo femenino (6,6%) va en directa inferencia en la acumulación de fondos y en su futura jubilación, ya que el actual sistema de AFPs no se hace cargo de la maternidad y de lo que ésta conlleva, discriminando aún más a la mujer, por el simple hecho de ser mujer y poder embarazarse.

En un reciente estudio del economista Ricardo Paredes -pro AFP, partícipe de la Comisión Bravo y promotor de la propuesta A- que consideró a los pensionados por vejez en edad legal de jubilación (65 años para los hombres, y 60 años para las mujeres), los resultados arrojaron que en promedio, sólo el 33,7% de las jubiladas aportó por más de 20 años a su cuenta previsional. No olvidar que el sistema fue diseñado pensando en una cotización constante durante 35-40 años, es decir, por toda la vida laboral. Es decir, dicho estudio responsabiliza a las propias mujeres por recibir bajas pensiones.

Las mujeres son más propensas a sufrir estas lagunas previsionales y el sistema actual de pensiones no las protege del fenómeno, no reconoce su rol de madre y cuidadora como un trabajo en sí, por no ser remunerado y no entrega facilidades ni seguridad a las mujeres que deben dejar de trabajar en algún periodo de su vida o que no han trabajado remuneradamente en general. Las discrimina y las segrega, les hace el vivir aún más difícil, por el sólo hecho de nacer biológicamente mujer.

Mayor esperanza de vida

Actualmente en Chile, según el INE, las mujeres tienen una esperanza de vida mayor a los hombres, con 81,7 años para ellas y 76,5 años para ellos. De igual manera, la esperanza de vida al momento de jubilar es mayor para ellas, con un promedio de 21,2 años, mientras que para los hombres es de 17,9 años. Por lo tanto, incluso con igualdad de sueldos y número de cotizaciones que un hombre, una mujer tendrá menor pensión en un sistema de capitalización individual, pues deberá solventar un mayor número de años de inactividad tras la jubilación.

De esta forma, se hace urgente abolir el actual sistema de pensiones, que no sólo no está garantizando una buena jubilación para las personas que deseen retirarse del mundo laboral, sino que además, acentúa e incrementa las desigualdades de género, al incentivar estereotipos y al discriminar y segregar a la mujer por contar con una edad fértil y por tener una esperanza de vida mayor que la del hombre. Al respecto, el vocero comunal de la Coordinadora No Más AFP en Concepción, Bernardo Neira comenta cómo se busca combatir esto, desde la propuesta de un Sistema de Reparto, Solidario y Tripartito.

“En la Propuesta de Sistema de Reparto, Solidario y Tripartito se elimina la variable de expectativas de vida en el cálculo de pensiones para las mujeres y hombres.

Además, se eleva la tasa de reemplazo a un 70% del sueldo en vida activa como Pensión Garantizada, con esto casi se triplica el monto que las AFPs entregan a las mujeres que se van a pensionar, y eleva a 260 mil pesos la Pensión Universal que, si se compara con las Pensiones Básicas que reciben las mujeres -$98.585-, el monto se triplicaría. Y, finalmente, para las mujeres que cotizaron se les asegura un monto que parte en 260 mil pesos” afirma.

De este modo, si a los bajos salarios sumamos alta inactividad, informalidad, desempleo, menor edad de retiro y sistema de capitalización individual, es esperable que las mujeres tengan bajas pensiones y menores que las de los hombres. Pero no hay que olvidar que esta precariedad laboral no es antojadiza, sino que responde a los roles de género tradicionalmente asignados y a la fragmentación productiva, social y sindical promovida desde la dictadura pinochetista. Se hace necesaria la conformación de nuevas políticas en donde se redefinan y se redistribuyan de forma equitativa los roles, tiempos y recursos del hogar y en el ámbito público. Así y sólo así, tomando responsabilidades y cuestionándose los actuales beneficios, es como se podrán eliminar la serie de desigualdades laborales que aquejan a las mujeres y que se ven reflejadas al momento de jubilar.

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3) Bolivia: “estamos muy lejos de la equidad en el espectro”

Dolores Arce (CEPRA): Implementación de ley de Radios Comunitarias en Bolivia: “estamos muy lejos de la equidad en el espectro”

Dolores Arce es la Directora Centro de Producciones Radiofónicas de Bolivia, cuya sede es Cochabamba. CEPRA nace en la década del 80 en un contexto de resistencia a las dictaduras en América Latina y de defensa por los Derechos Humanos.
A lo largo de su historia, se ha dedicado a la realización de formatos radiofónicos con contenido social, a la educación y capacitación de comunicadores y comunicadoras populares y al ejercicio radial mediante la Radio CEPRA. Conversamos con Dolores acerca del escenario actual de la comunicación comunitaria en Bolivia luego de la implementación de la Ley 164.

Bolivia tiene una amplia tradición en comunicación comunitaria, la primera radio surge en Bolivia y por la década del 50 nacen las radios mineras, que fueron de sindicatos mantenidos por los aportes de trabajadores mineros y que jugaron un rol político importante en los momentos de dictadura y de tomas de las minas.

El año 2006, cuando asume Evo Morales, se busca implementar una política de fomento de las Radios Comunitarias desde el Estado y las denomina RPOS, Radios de Pueblos Originarios. La primera oleada viene entre los años 2006 y 2012, en donde se implementan 43 radios en los nueve departamentos, pero con mayor presencia en occidente del país.

Dolores Arce nos explica con detalles este proceso:

La segunda ola de instalación de radios FM se realiza entre los años 2015 y 2016, con la instalación de 55 nuevas emisoras, logrando completar las 100 radios comunitarias. Estas radios tenían medio kilo de potencia y se encuentran en proceso de legalización.

“Yo creo que es un gran avance tener más de 100 radio además de las radios comunitarias que ya existían. Nosotros estimamos que en la práctica estamos alrededor de las 400 radios en Bolivia”, cuenta Dolores Arce.

La democratización del espectro radioeléctrico en riesgo

El problema actual tiene que ver con la reserva de espectro para las radios comunitarias. La ley 164, promulgada en agosto del 2012, se basa en la Constitución Política de Bolivia que garantiza el Derecho a la Comunicación y a la Información. Allí se estipula que el Estado tiene la obligación de promover la comunicación de los pueblos indígenas. Esto dio un impulso inicial a las radios comunitarias, al contemplar un 34% para las radios comunitarias, dividido en un 17% para pueblos indígenas y un 17% para lo social comunitario.

Dolores Arce explica que ha sido sencillo alcanzar este porcentaje porque en 1996, con el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, se promulga una ley que entrega las frecuencias por 20 años, a modo de botín político, a los sectores hegemónicos de Bolivia. “Muchos de los dueños de los grandes medios están prófugos, son políticos muy visibles de esa época, pero han logrado a través de palos blancos disimularse”.

El año 2011, cuando se promulga la nueva ley, se realiza una reunión con la ATT, la Autoridad de Transportes y Telecomunicaciones (la SUTEL en Chile), en donde se le informa a las organizaciones sociales que la aplicación concreta de la ley 164 no puede realizarse hasta que caduquen los 20 años de licencias otorgadas, porque la ley no es retroactiva. Esto implica que la ley, promulgada el 2012, no puede aplicarse hasta el 2017.

A dos semanas de la devolución de las frecuencias comerciales que permitirían la verdadera democratización del espectro radioeléctrico, la Asociación Boliviana de Radioemisoras que agrupa a las emisoras comerciales (ASBORA, su símil sería la ARCHI) gestiona una reunión con el Presidente Evo Morales y las televisoras. En esta reunión postergan el proceso de devolución de concesiones argumentando que al devolver las frecuencias se despedirían a más de 2000 trabajadores de la prensa, lo que tendría un alto costo social. Además, las televisoras exponen la alta inversión que habrían realizado para la transición digital.

“Eso de los 2500 trabajadores es una verdad a medias, porque no han demostrado si hay 2500 contratos de trabajo registrados en el Ministerio, la mayoría de los periodistas que trabajan en radios no tienen siquiera condiciones de trabajo asalariado: vacaciones, indemnizaciones y todos los derechos. Más bien, está la modalidad de que se deben conseguir su publicidad y están sin contrato de trabajo”, explica Dolores Arce.

Como consecuencia de esta reunión crearon una ley que amplía el plazo de utilización de las frecuencias para las emisoras comerciales por 3 años más, sin ninguna condición. Además logran que el 2019 puedan renovar sus frecuencias por 15 años más, sin pasar por una licitación.

“La real democratización del 34% en la práctica nos la postergan, y le tiran la pelota al gobierno que esté el 2034. Ahora que estamos en una buena correlación de fuerzas, no hemos logrado garantizar esta aplicación, ¿qué podemos esperar para el 2034”, señala Dolores.

A pesar de lo grave de la situación actual de la implementación de la ley que beneficiaría a las emisoras comunitarias, no ha habido aún repercusiones por parte de este sector, debido a que las negociaciones se han realizado en las cúpulas sin convocar a todos los sectores involucrados. “No ha habido una reacción organizada, no ha sido posible, ese ha sido un reto pendiente”, explica Dolores.

La oportunidad que les queda a las organizaciones sociales para Dolores es la posibilidad de discutir una Ley Marco de Comunicación en donde se puedan debatir la democratización a las pautas de publicidad, los contenidos mínimos de producción nacional para radio y televisión, la necesidad de una programación bilingüe dependiendo de la región, entre otros.

Los medios privados, como es común, estaban totalmente en contra de la discusión de una ley de comunicación, debido al argumento clásico de que atenta contra la libertad de expresión, pero ahora estaría el escenario para hacerlo.

En el papel, la ley de Radios Comunitarias de Bolivia es una de las más democráticas, sin embargo la implementación ha sido precaria y las negociaciones que se han establecido con los medios comerciales le han dado la espalda a los comunicadores y comunicadoras populares. El mejor escenario, donde hay mayor equidad, es la Paz en donde existe un 11% de comunicación estatal (en vez de 33%), un 6% de radios indígenas (en vez de 17%) y el 6% de comunicación comunitaria social (en vez de 17%), y el comercial tiene el 72%, por lo tanto la deuda con la comunicación comunitaria continúa latente.

“Si bien ha habido avance y son importantes, en la práctica constatamos que estamos muy lejos de la equidad en el expectro”, indica Dolores Arce. Para la directora de CEPRA ha habido un error político y ético en este proceso, al pensar que al realizar esta concesión, los medios tradicionales de la derecha política del país apoyarían el proceso de cambio de Evo Morales.

En el siguiente fragmento de la entrevista nos cuenta sobre este proceso y sobre los desafíos que quedan pendientes para la comunicación comunitaria y las restricciones que debiesen aplicarse a los medios comerciales el año 2019, cuando venzan los 3 años de prórroga de las licencias.

El trabajo colaborativo de las Radios Comunitarias y los desafíos para su sostenibilidad económica

En Bolivia las cadenas radiales no están prohibidas, se trabaja así en la comunicación comunitaria. CEPRA es un Centro de Monitoreo Satelital “en el espíritu de que la unión hace la fuerza por una parte, y para una mayor incidencia desde lo local a lo regional y nacional se trabaja en horarios y por regiones en red”. Entonces, las radios se organizan, dependiendo del idioma, en distintas regiones: quechua, aymara, guaraní y castellano, en donde se transmite en cadena con horarios organizados.

Estas mismas redes, asociadas, pueden gestionar el acceso a la publicidad para captar recursos que se distribuyen a las mismas emisoras para fortalecer técnica y tecnológicamente a las radios, o bien como aporte concreto en dinero.

En esta última parte de la entrevista, Dolores nos cuenta sobre el trabajo de red y la necesidad de las radios comunitarias a dedicarse a fuentes laborales simultáneas para subsistir, siendo la sostenibilidad un reto constante, en donde la relación con la comunidad es fundamental.

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4) Bolivia:Una pasarela que incluye
Registro Documental

«Guido models» rescata la historia de un inmigrante boliviano que promueve un discurso de inclusión en el mundo de la moda. Julieta Sans, directora del documental, cuenta algunos detalles del film.

La lluvia rebota en el cemento y se hunde en la tierra que hace al camino. Una chica camina hábilmente con tacos desafiando las adversidades de ese sendero sinuoso. Hacia el final, una carpa hace las veces de camarín donde un grupo de mujeres se maquillan, bromean y se cambian. Ellas son las modelos de Guido Fuentes que saldrán para desfilar en los pasillos de la Villa 31 ante algunas cámaras de televisión.

Guido es un inmigrante de Bolivia que vive hace 20 años en Argentina. Diseña vestidos, los confecciona y también tiene una escuela de modelaje donde ofrece una oportunidad a las chicas del barrio para que tengan una salida laboral diferente. De diversas partes del mundo le hacen entrevistas por su proyecto que no logró sin esquivar, previamente, algunos obstáculos: antes de su vida en el mundo de la moda, Fuentes supo ser albañil. “De hecho, construyó la casa donde actualmente vive”, comenta Julieta Sans, directora de Guido models, el documental que lo retrata.

La realizadora es también migrante. Nació en Argentina y, luego de la crisis del 2001, viajó a Europa junto a sus padres. “En ese sentido me identifico con Guido, sé lo que es llegar a un país completamente solo, empezar desde cero. Casi toda mi vida adulta la pasé afuera”, recuerda Sans.

— ¿Por qué decidiste volver?
— Vine de visita después de cuatro años estando afuera. Ni pensaba vivir acá. Pero sentía por primera vez que la ciudad estaba diferente, que había algo en el clima que me hacía sentir una nostalgia que no había percibido en visitas anteriores. Y además me encontré con la historia de Guido. Una mezcla de todo eso me hizo volver.

— ¿Como fue ese primer encuentro con Guido? ¿Cómo llegaste a él?
— Encontré un pequeño recuadro en un diario donde retomaban su palabra. En una cita él decía que estaba muy indignado con el gobierno de la Ciudad porque no le facilitaba una pasarela para hacer un desfile. Me llamó mucha la atención esa manera de hablar con tanto ímpetu sobre su proyecto. El día que lo fui a conocer, Guido había preparado todo como si fuera una de esas notas con formato magazine y 15 modelos super producidas. No había entendido todavía lo que quería hacer yo. Visualmente fue muy interesante pero no pudimos hacer mucho ese día.

— En cuanto a la narración de Guido models pareciera que lo central es el viaje a Bolivia. ¿Fue algo pensado previamente o se dio en el montaje?
— Siempre supe que era importante el viaje y que iba a ser parte de la película. Pero teníamos dudas si iba a ser eso o un gran desfile que organizamos que finalmente no quedó y que se llevó gran parte de nuestros recursos. Es muy difícil anticiparse a esas cosas. Más que nada en un documental de observación porque lo que me interesaba no era hacer una gran historia sino contar una mínima historia, que haya un recorrido circular para adentrarse en el mundo de Guido y que el viaje sea el clímax. Además, para mi era esencial porque mostraba a Guido en su tierra mostrando orgullosamente lo que había logrado.

Delia posa ante las cámaras en un desfile organizado en los pasillos del barrio Padre Mugica.

— ¿Por qué incluiste las historias de Delia y Sonia? ¿Qué te aportaban?
— Todo el proyecto de guión se armó teniendo en cuenta a las chicas. Ellas son, de alguna manera, la expresión del deseo de Guido. Todo su proyecto lo tiene que depositar no solo en la ropa sino también en ellas, en modelos cercanas en las que tiene esperanza para verlas triunfar.

— En un momento, en la televisión boliviana, remarcan el éxito de Guido en Argentina. Pero ¿qué es el éxito cuando vemos que Guido lucha tanto?
— Eso de qué es el éxito era algo que me interesaba tocar. Un amigo me dijo que después de ver la película se había ido triste porque Guido no triunfaba. Y yo le dije: “¿pero qué es triunfar?” Porque para mí sostener un proyecto a lo largo del tiempo es triunfar. Por otro lado, hay una concepción del éxito que remite a la exposición mediática y en ese programa aluden a eso. Guido salió en muchos radios, revistas, canales de televisión: eso para la presentadora del programa de Bolivia es ser exitoso y está bien, es válido.

— ¿Por qué decidiste hacer un documental de observación? ¿Por gusto o porque la historia lo demandaba?Tenía claro que no quería hacer nada con entrevista directa. Y quería ser fiel a mi pasado/presente como fotógrafa. Entonces buscaba hacer un retrato, o recrear el pequeño clima de una persona más que forzar la entrega de mucha información. Por otro lado, quería ahondar en el personaje. Tenemos ese material donde se ven cuestiones más íntimas de Guido pero finalmente no funcionaban. Lo que sí resultaba interesante era ver esa cuestión enigmática del personaje, como si estuviéramos cerca pero a la vez no se supiera todo.

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5) Piratas y punkis y demás revolucionarias que dieron forma a la historia

300 cabronas que cambiaron el curso de la historia

Este proyecto, orientado a un público infantil e ilustrado por Miriam Klein Stahl, fue un auténtico superventas: estuvo durante 11 meses en la lista de los más vendidos del New York Times.

Esto no dejaba de resultar curioso, dado que era un proyecto que combinaba una parte más amable con un fuerte contenido reivindicativo. En cualquier caso, a niños y adultos les encantó esa mezcla.

Ahora, Schatz ha decidido continuar la serie con un nuevo título, Rad Women Worldwide: Artists and Athletes, Pirates and Punks, and Other Revolutionaries Who Shaped History (‘Mujeres radicales de todo el mundo: las artistas y atletas, las piratas y punkis y demás revolucionarias que dieron forma a la historia’).

En él, reúne un amplio abanico de casi 300 mujeres que han sido fundamentales en campos como la poesía, la piratería, la igualdad de género o el espionaje.

Personas que no solo se negaron a aceptar los roles que la sociedad les imponía, sino que devolvieron el golpe en diversas formas.

Aunque al final del libro se ofrece un listado de 250 personalidades, el grueso de Rad Women Worldwide lo conforman las breves biografías de 40 mujeres de 31 países distintos que van desde Junko Tabei, la primera mujer que escaló el Everest, hasta Bastardilla, la grafitera colombiana que ha llenado Bogotá de murales en los que trata de cambiar la manera en que las mujeres son percibidas en la sociedad latinoamericana.

Algunas de las integrantes del libro son más obvias, como puede ser el caso de la pintora Frida Kahlo y de la activista y Premio Nobel paquistaní Malala.

Pero muchas de las personas que aparecen son descubrimientos muy interesantes: la princesa y poeta sumeria Enheduanna, la heroína feminista china Qiu Jin, o la estudiante Sophie Scholl, que fue miembro de la resistencia alemana frente a los nazis, son algunos nombres más o menos desconocidos que se recuperan en Rad Women Worldwide.

Esta es una pequeña selección de algunas de esas heroínas y antiheroínas, que no siempre cambiaron el mundo pero trataron de adaptarlo a su medida.

1. Liliʻuokalani, Reina de Hawái

Fue la última reina de Hawai, una reconocida escritora de canciones tradicionales hawaianas y autora de un famoso libro de memorias, La historia de Hawai por una Reina de Hawai.

La derrocó el gobierno de Estados Unidos debido a los intereses del gobierno en las plantaciones de azúcar de las islas. Cuando le ofrecieron una especie de monarquía honorífica, se negó diciendo que lo que quería era decapitar a los culpables de su deshonra. Un tribunal extranjero la condenó a 5 años de trabajos forzados e instauró una república.

Murió en 1917 como ciudadana anónima y hoy está en el Hall of Fame de la música hawaiana.

2. Chimamanda Ngozi Adichie

Chimamanda Ngozi Adichie es una joven dramaturga y novelista nigeriana que ha revolucionado el mundo de las letras africanas.

En 2014 ganó el Premio Nacional de la Crítica de EEUU por su novela Americanah, lo que venía a confirmar su larga trayectoria como escritora capaz de aunar los mundos de la literatura anglosajona y de la literatura nigeriana, que aprendió del creador de la literatura moderna afriacana, Chinua Achebe.

Su afán por crear un relato verdaderamente radicado en la realidad africana con el que explicarse esta la está confirmando como uno de los valores más potentes de la narrativa actual.

3. Enheduanna

Enheduanna, princesa, escritora, legisladora, astrónoma y sacerdotisa sumeria del siglo 23 antes de Cristo, es posiblemente el poeta —de cualquier género— más antiguo cuyo nombre se ha conservado en la historia.

Compuso 42 himnos dirigidos a templos de toda Sumeria, y estos constituyen para muchos estudiosos el primer intento registrado de crear una teología sistematizada.

En algún momento de su vida cayó en desgracia y fue exiliada, pero consiguió recuperar su posición política y llegó a convertirse en una figura mitológica de la cultura sumeria.

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6) Silvia Federici: “El cuerpo de la mujer es la última frontera del capitalismo”
El Furgón / Nodal

Su acento resuena en un auditorio colmado al final de la conferencia inaugural del Congreso de Comunalidades, en Puebla, México, durante la última semana de octubre. Tiene tanto para decir que el tiempo no le alcanza y se lamentará a medida que la memoria le vaya tirando esas ideas que le iluminan el gesto, franco, amable, como destellos.

“Me parece importante establecer, en contra de la teoría dominante, que el capitalismo ha producido escasez, no riqueza. Al menos para nosotros ha sido un empobrecimiento. Hemos perdido nuestra relación con la naturaleza. ¿Cómo podían los polinesios navegar el mar sin instrumentos, sólo con la comprensión que su cuerpo hacía del vaivén de las olas? Yo no puedo comprender esto. Hemos perdido nuestra relación con nuestro cuerpo y con los demás. Nos ha recluido a estas cosas pequeñas, aisladas, que tienen miedo de los otros. El empobrecimiento es no ser capaz de comprender y apreciar la riqueza que significa la relación con los demás”. Silvia Federici la comprende por eso sonríe, paciente, ante la larga fila que carga en sus manos un libro o un cuaderno para que le dedique, para que exponga sus ojeras de septuagenaria ante las cámaras que la fotografían una y otra vez.

Nacida en Parma, Italia, Federici fue una de las principales exponentes de los distintos feminismos que explotaron en la década de 1970, y cuando tiene que presentarse no duda en plantar en ese momento las raíces de su pensamiento. Catalogarla de “marxista”, como dicen los manuales, no alcanza porque en realidad es más. Lo ha ampliado y transformado, como ella misma ha dicho. ¿Dónde quedan las mujeres en la lucha de clases? La clave de esa respuesta fue centrarse en la división del trabajo y el “gran territorio de explotación” que significa el trabajo doméstico. “El capitalismo se apropió del trabajo no pagado, se construyó sobre la degradación del trabajo de reproducción y del cuidado. Pero no es un trabajo marginal sino el más importante, porque produce sobre todo la capacidad de la gente de poder trabajar”, ha dicho.

Su obra fundamental se titula “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”, editada en 2004, en la que hace un estudio histórico de la Caza de Brujas que se da a partir del siglo XV. Ese momento en que la división de la tierra en Europa, en los orígenes del capitalismo, fraccionó las tierras comunales en pos de propiedades individuales, que fueron entregadas al varón. En aquella instancia en dónde el cultivo para el sustento se separó del cultivo para el mercado, expulsando a las mujeres a un segundo plano, en cuyos cuerpos se libraron las batallas que llevaron a muchas de ellas, sobre todo a las viejas depositarias de saberes y cultura, a la hoguera.

Cuando la fila de los autógrafos termina, Federici se dispone a la entrevista. Tiene la capacidad de acortar la distancia en segundos, como quien acaricia las manos de alguien que tiene frío, instintivamente, lo conozca o no. Se le mezclan un poco las palabras: “hablar en español cuando estoy cansada no es fácil”, dice, pero hace el esfuerzo, atenta a la primera pregunta.

-¿Hay una explicación histórica para el aumento de la violencia contra la mujer?

-Es importante reconocer que la violencia ha estado siempre presente en forma potencial en la relación entre hombres y mujeres en esta sociedad. Muchas mujeres son golpeadas si no han preparado la comida, a muchas mujeres se les dice que no deben salir de noche, que deben quedarse en casa atendiendo a sus hijos como una parte de reglamento del trabajo doméstico.

Creo que hay muchas razones para el aumento de la violencia. La primera es la búsqueda de autonomía, por el rechazo a cumplir con los servicios que tradicionalmente han brindado a los hombres. Es una búsqueda que las orilla al peligro. Por ejemplo, con la inmigración: las expone a la violencia con las autoridades en la frontera, en el trabajo en casas de personas que no conoce, que la maltratan. Esto no quiere decir que las mujeres deban quedarse en casa, sino denunciar una situación de mucho riesgo en el empleo para alcanzar la independencia económica. En segundo lugar, pienso que las mujeres han estado y están involucradas en tantas luchas que la violencia no les viene sólo de hombres individuales, sino que es violencia de Estado y de los paramilitares.

Federici se planta en este punto de su discurso que no es menor, dice. “Las mujeres han defendido un uso no comercial de la riqueza natural porque tienen una concepción distinta de qué es lo valioso ¿Qué te da la seguridad? No tienen confianza en el dinero, sino en la seguridad de tener animales, vacas, árboles. Hay violencia en contra de ellas porque son las protagonistas de tantas luchas”.

-¿Puede trazarse un puente entre aquellas violencias de la Edad Media con las actuales?

-En las últimas dos décadas se ha dado una nueva forma de lo que Marx llamó “acumulación primitiva u originaria”, una nueva ola de ampliación sin mesura del mercado global, para lo cual debe desplazarse y destruir muchas comunidades. Se ataca a las tierras comunales pero también a las relaciones que produce la gestión comunitaria de la tierra.

El ataque a la mujer es fundamental hoy como lo fue en el siglo XVI y XVII porque son las mujeres quienes mantienen unida la comunidad, son las que están involucradas en el proceso de reproducción, son las que defienden más directamente la vida de la gente. Atacar a las mujeres es atacar a la comunidad.

-¿Qué es lo que ha generado esta nueva etapa de producción capitalista orientada únicamente al mercado financiero?

-Otro problema que me parece importante es que nos han hecho un lavado de cerebro exactamente sobre estos temas, nos convencieron que la producción es un fin en sí misma, que nada la equipara en valor, que lo sabio es someter la vida humana a la producción. Es uno de los principios fundamentales del capitalismo y para ello todo es legítimo: el asesinato, el despojo, la guerra.

Pero esto también ha penetrado en nuestra personalidad, lo hemos incorporado. Hace muchos años que siento que el monstruo está en nosotros mismos. Por ejemplo, que se tiende a reducir el tiempo que se da a la amistad, al amor, a la convivialidad. Raúl Zibechi me comentaba que el tiempo compartido es una de las claves en las comunidades zapatistas. Me parece fundamental y a la vez tan difícil, porque debemos cambiarnos a nosotros mismos, convencernos que una de las riquezas más grandes son las relaciones con los otros. Y que una de las tareas más grandes es desarrollar nuestra personalidad.

Se le da valor a un teléfono nuevo, pero no a la capacidad de los seres humanos de ser más solidarios, de no tener hostilidad, de no tratarnos como enemigos. No se da valor al desarrollo de la capacidad de comprensión, compasión y empatía con el resto. La colaboración es importante en el capitalismo sólo cuando sirve para producir algo que se puede comercializar, por eso es que necesitamos un cambio de subjetividad.

Encontré estas mujeres en una villa de Buenos Aires que me impresionaron por la personalidad tan rica que tenían. Habían hecho asambleas y discutido sobre lo que necesitaban. Esto significaba un montón de trabajo, pero sobre todo, un montón de decisiones. Cuando te mueves fuera de la lógica del Estado y del mercado todo es riesgo, y debe medirse bien qué es lo importante y qué no lo es. Solamente en una relación de solidaridad eso se puede definir.

-¿Las nuevas formas de resistencia pasan por el encuentro?

-El concepto de crear lo común significa también reconstruir el tejido de nuestras sociedades. Cada ola de desarrollo capitalista ha destruido las relaciones de confianza, de conocimiento, el vecinado.

Por ejemplo, en Estados Unidos en los últimos 30 años, la reestructuración territorial ha destruido todas las comunidades del noreste. Allí donde la gente trabajó durante años y habían construido formas de contra poder porque se conocían, y sabían que cuando había una huelga, tu vecino estaba a tu lado, podía apoyarte. Todo ha sido destruido. ¿Por qué es tan fácil hoy expropiar, gentrificar (recambiar la población de un lugar)? Porque no hay nada que una a la gente a los lugares. Hay ciudades americanas donde toda la población es nueva. No se conocen, entonces, no tienen capacidad de resistencia. La gente no es loca. No puedes resistir a la opresión y la dominación si no tienes confianza de que otros van a luchar contigo.

-¿Qué efectos tiene esta etapa global sobre nuestros cuerpos?

-El cuerpo de la mujer es tratado cada vez más como una máquina. Un ejemplo son los vientres de alquiler, en que a las mujeres que son fertilizadas no se las trata como a las madres de los bebes que engendran. Se les prohíbe, en los contratos que firman, desarrollar afecto por ese niño que van a parir.

Otro ataque tiene relación con la cosmética. En el movimiento feminista, las mujeres habían luchado contra la estética como disciplina, que había sido usada para dividir a las mujeres. Esta comercialización del cuerpo de la mujer está regresando. Aunque creo que el campo donde se ve mejor es en la salud. El cáncer al pecho es un ejemplo paradigmático de cómo se imponen terapias que no tienen consideración de lo que las mujeres sienten, de sus miedos, de la posibilidad de curas alternativas.

Otro capítulo importante es el de la maternidad. En Estados Unidos, en Tennessee, se aprobó en Agosto del año pasado una ley que establece la pena de “asalto agravado” a las mujeres que usan marihuana cuando están embarazadas, por las que se las puede dar una pena 15 años. Lo consideran como una forma de homicidio del feto, que tú lo asaltas. Muchas veces digo que el cuerpo de la mujer es la última frontera del capitalismo, producir vida por fuera de su cuerpo. Es la última frontera que no ha sido capaz de vencer.

COMCOSUR MUJER Nº 499 – 14.11.16
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